COALESCENCE
†
WORLDS
COLLIDE II †
Episodio X · INICIO Y FIN DE UNA GUERRA CIVIL
Bueno…-dijo
Dalton mientras la masa de humanos y máquinas se abalanzaba amenazadoramente
sobre ellos-…ahora que ya no soy militar, puedo quitarme esta ropa horrible,
incómoda, anticuada y cargada de significados negativos. ¡Todo ventajas!
Dalton
volvió a utilizar su algoritmo de cambio rápido para alterar su indumentaria.
Apareció con unos pantalones de campana de color gris oscuro con tiras negras y
rojas, así como múltiples y muy largas cremalleras doradas y plateadas. Botas
negras con suelas plateadas metálicas y cordones naranjas. Una camiseta roja
muy ajustada que dejaba intuir unas costillas marcadas y un abdomen trabajado.
Encima, una chaqueta a juego con los pantalones, abierta y hasta la altura de
la mitad del esternón, con mangas de campana llenas de tiras rojas y negras,
así como las mismas cremalleras plateadas y doradas. Guantes negros con ribetes
rojos y placas metálicas blancas con grabados plateados. La melena suelta.
¿Es eso
un uniforme distintivo de las artes cíbridas?-preguntó Nikola.
En
efecto.-dijo Dalton-No voy a contenerme lo más mínimo contra esta escoria.
¿Puedes
devolverme mi ropa y mis armas?-preguntó Nikola-Será todo más rápido, fácil y
cómodo. Tal vez una talla más no me habría estado comprimiendo los hombros
durante un buen rato.
Salta.-dijo
Dalton agitando una mano.
Nikola
saltó hacia el círculo azul que apareció encima de su cabeza. Salió de él con
las mismas ropas que llevaba antes, el pelo suelto y el reconfortante peso de
todo lo que cargaba consigo.
¡Por
fin!-dijo Nikola mientras caía-¡No me gusta llevar el pelo recogido!
Pues es
hora de desmelenarse contra este pequeño ejército…-dijo Dalton- ¡a por ellos!
Los
robots abrieron fuego. Algunos soldados corrieron hacia la pareja para
atacarles desde cerca.
¡Ilusos!-exclamó
Dalton-Intentando atacarnos de cerca de nosotros, dos de los pocos
privilegiados que conocemos las artes marciales…
Nikola
sacó un matraz del bolsillo de su gabardina. Contenía un líquido rojizo que
comenzó a enardecerse y refulgir al ritmo con el que su propietario lo agitaba
con la mano.
¡Emperor’s
Flask!-gritó Nikola mientras lanzaba el matraz a los robots que disparaban
desde la lejanía.
El
recipiente reventó, liberando el líquido de su interior, que llegó a mojar a
cinco máquinas de gran tamaño. Tras unos segundos, redirigieron sus cañones y
comenzaron a disparar a todos los soldados y androides que tenían cerca,
causando bajas a gran velocidad. Dalton interceptó a los soldados que se
acercaban con sus rifles en las manos y comenzó a desarmarlos con golpes de sus
antebrazos. Al último le dio una patada en la cabeza, propulsándolo por los
aires.
¿Qué ha
sido eso?-preguntó Dalton.
Uno de
mis más prolíficos experimentos electroquímicos.-dijo Nikola-Una disolución,
secreto industrial, por supuesto, capaz de influir en la circuitería lógica
invirtiendo sus algoritmos clave de comportamiento. Disponía de poca
instrumentación digital ahí abajo, pero aproveché bien la poca que llegó a mis
manos.
Bien
hecho, amigo mío.-Dalton levantó un pulgar.
Las
cinco máquinas contaminadas saltaron en pedazos: varios soldados las habían
bombardeado. Con las bombas sobrantes, hicieron lo propio contra Nikola y
Dalton.
¡Neutra-Tubos!-exclamó
Nikola.
Sacó
varios tubos de ensayo con tapones de corcho que contenían un brillante y
resplandeciente fluido azul celeste. Los lanzó contra las bombas,
interceptándolas en el aire y mojándolas con el líquido, que hizo que los
explosivos se apagasen y se desintegrasen gradualmente mientras volaban sin
explotar.
Una
pena que sólo utilicéis la modulación iónica para crear explosivos…-dijo
Nikola-…mi sustancia especial no habría funcionado contra un explosivo clásico…
¿o tal vez arcaico? Uno coetáneo de las alcantarillas a las que me enviasteis…uno
como ÉSTE.
Nikola
sacó una esfera maciza recubierta de un brillante plástico negro.
¡Bomba
Incendiaria!-gritó mientras la lanzaba.
La bola
explotó contra los soldados, bañándolos en peligrosas y potentes llamas. Un
robot los roció con agua utilizando un brazo pulverizador.
Ether
07021487.-dijo el robot con una voz sintética-Medica Rest.
Todos
los heridos fueron bañados en una cálida luz que recuperó sus heridas.
¡Maldición!-exclamó
Nikola.
Son
demasiados…-dijo Dalton-…voy a tener que dar una primera muestra de seriedad…
¡activando cremalleras automáticas!
Sin que
Dalton tuviera que hacer nada más, las cremalleras de sus pantalones comenzaron
a subir hasta su final, aproximadamente en la mitad de los muslos, convirtiendo
los pantalones en unas exóticas y extrañas cortinas de tiras que dejaban
entrever la práctica totalidad de las piernas del chico. Las suelas metálicas
de sus botas se hicieron pedazos y comenzaron a extenderse formando extrañas
piezas que no tardaron en encajarse unas sobre otras alrededor de los pies del
chico, formando unas botas metálicas plateadas bastante toscas que le llegaban
hasta la mitad de las tibias, con suelas muy gruesas y llenas de pequeños
tubos. Se puso en una guardia muy extraña, haciendo una kata marcial con las
manos mientras tensaba sus piernas. Las tiras a las que se habían reducido sus
pantalones eran tan ligeras que se movían solidariamente al peso del cuerpo del
chico, quedando las piernas y las botas libres.
Las artes
cíbridas de Dalton…-dijo uno de los soldados-…son las más temibles, duras y
sobresalientes de Japón… ¡huyamos!
¡Nadie
va a huir!-exclamó Dalton mientras lanzaba una fuerte patada alta al aire.
Al
rozar su pie el suelo, liberó una llamarada a ras de tierra que se extendió
como un feroz abanico, quemando a todo enemigo que encontraba a su paso. Los
que les apuntaban desde los flancos no tardaron en acercarse a ellos. Nikola
comenzó a despacharlos con su espada láser verde.
Venid
en las cantidades que queráis…-dijo Dalton mientras saltaba.
Cayó
sobre el área más masificada, repartiendo fugaces y potentes patadas
propiciadas por el elevado peso de sus botas. Cada patada liberaba una pequeña
explosión de fuego que debilitaba gradual y severamente a los afectados, no
teniendo que preocuparse por asestarles el golpe de gracia uno a uno y
cerciorarse de que no le plantarían batalla más. Al llegar a un robot de varios
metros, comenzó a patearlo rápidamente con la misma pierna, liberando
penetrantes chorros de fuego a cada golpe. Tras un rato, cambió de pierna y,
cuando la máquina estaba por fundirse a nivel de chasis, le empujó con la
planta de un pie, liberando una ola de fuego que barrió a todas las unidades
que tenía detrás. Un robot trampa emergió bajo sus pies, montándose a sus
espaldas y preparándose para oprimirlo entre dos grandes presas.
¡Diode
Samurai!-oyó gritar a Nikola.
Hizo
una técnica especial con su espada láser, cortando rápida y salvajemente las
presas, que cayeron al suelo verticalmente sin herir a nadie.
Métete
con alguien de tu tamaño.-susurró el chico de ojos plateados mientras corría
rodeando a la enorme máquina.
¡Power
Thrust!-exclamó al llegar al frontal.
Hundió
la espada en el centro del robot, tras lo cual apretó un botón oculto en la
empuñadura de la espada que hizo que la cantidad de energía del láser se
multiplicara exponencialmente los segundos suficientes como para hacer reventar
la máquina.
Parece
mentira que estemos pudiendo con ellos…-dijo Nikola-…sin duda eres todo un
maestro de las artes cíbridas.
No me
gusta usarlas…-dijo Dalton-…prefiero las artes marciales o cosas menos masivas,
que permitan un combate más deportivo y honorable…pero, como todo en esta vida,
está para usarlo cuando se necesite. Voy a diezmarlos, a aniquilarlos si hace
falta. Gracias por salvarme de esas presas.
Nikola
se puso espalda con espalda con su amigo mientras el círculo de enemigos volvía
a cerrarse. Apuntó decididamente con su espada láser.
Gracias
a ti por darme la vida de nuevo.-dijo Nikola.
Dalton
friccionó el suelo con una patada rasante, provocando un enorme y violento rizo
de fuego que chocó velozmente contra una parte de los enemigos que los
rodeaban. No cayeron ni la décima parte de los afectados.
Han
enviado a los ignífugos.-dijo Dalton con una media sonrisa-Creen que, al igual
que el resto de los militares, mis artes cíbridas se reducen a un arma de
preferencia…y no es así. ¡Cambio de equipo! ¡Redistribución de cremalleras
automáticas!
Las
botas de fuego se desintegraron y volvieron a ser las de antes a la vez que las
cremalleras se cerraban, volviendo a formar el pantalón. Esta vez, se abrieron
las de los brazos, formando las mismas cortinillas ligeras que dejaban ver la
práctica totalidad de los delgados pero fibrosos brazos del chico. De los
guantes que llevaba comenzaron a salir pequeñas tiras de metal negro,
enroscándose en sus codos y formando unos robustos pero extremadamente
flexibles manguitos. La totalidad de cada guante se desintegró en pequeñas
piezas que se transformaron, uniéndose a las piezas de sus codos formando unos
afilados y puntiagudos apéndices curvos con la forma de la aleta superior de un
tiburón. Su guardia esta vez era con las piernas flexionadas y los brazos
doblados de tal manera que apuntaba al frente con los codos. Sin esperar ni un
segundo, corrió hacia los que habían recibido la llamarada y comenzó a
golpearles con los codos. Sus movimientos parecían los de un grácil bailarín a
la vez que denotaba ser un vigoroso artista marcial. Sólo daba codazos: giraba
sobre sí mismo, agitaba los brazos, pivotaba, se deslizaba…y ajusticiaba a sus
enemigos con los extremadamente pesados y lacerantes apéndices con forma de
aletas.
Intentaré
estar a la altura…-dijo Nikola-… ¡iré por el otro flanco! ¡Emperor’s Flask!
Nikola
comprobó que, por muy ignífugos que fuesen los robots, seguían siendo débiles a
su penetrante mezcla. Ayudado por tres torretas móviles que había poseído con
su líquido especial, comenzó a abatir a soldados y androides a base de sablazos
y patadas. Un androide de dos metros le dirigió un fuerte puñetazo que le
golpeó en la nuez.
Tú lo
has querido…-dijo Nikola-¡Heavy Carthweel Combination!
Nikola
se dio una volteta y cayó girando sobre el androide, golpeándolo
correlativamente con las dos piernas, tras lo cual estuvo de pie encima de él,
pisándole el cuello y el abdomen. Desde esa posición, lo atravesó limpiamente
con la espada. Detrás de él, Dalton liberaba el potencial de sus artes
cíbridas: burbujas plateadas muy pesadas llovían sobre los enemigos,
aplastándolos y ahogando a los que sobrevivían al impacto. Tiró varias torres.
Mientras comandaba a las esferas y las hacía bailar, seguía con su elegante
descarga de codazos. Pronto salió la misma masa plateada y líquida a chorro de
sus cuchillas de aleta, agrandándolas en gran medida. El filo plateado
resplandecía y parecía casi blanco nuclear. Comenzó a girar sobre sí mismo con
los brazos posicionados estratégicamente: el radio de giro que le proporcionaba
su nueva extensión lo convirtió en un ciclón letal que asoló rápidamente a
todas las unidades que alcanzaba.
¡ElectroWhip!-exclamó
Nikola paralelamente.
Había
conectado a una batería de mano el extremo de su pesado tramo de cable. Fustigó
a varias personas y robots a la vez aprovechando la longitud y la masa del
cable: el contacto del extremo desnudo del cable con las partes metálicas les
hacía llegar una corriente prácticamente letal.
¡Las
cosas se ponen serias!-exclamó Dalton mientras saltaba de torre en torre.
Nikola
miró hacia arriba. Shimizu, Furui y muchos otros que iban vestidos con ropas
parecidas y llevaban armas de artes cíbridas lo perseguían.
¡Redistribución
de equipo!-exclamó Dalton en el aire.
Sus
coderas se desintegraron y los fragmentos comenzaron a serpentear por sus
brazos hasta rodear sus muñecas, donde formaron dos pulseras octogonales de
gran tamaño, tanto en radio como en espesor. Eran plateadas, verdes y marrones
a franjas. En pleno vuelo, comenzó a golpear con las muñequeras a los soldados
de más alto rango del Gobierno. A base de golpes de muñeca, los lanzó contra la
azotea de una torre.
¡Están
llegando todos!-exclamó Dalton-¡No me puedo creer que la totalidad del Gobierno
esté aquí intentando darme caza!
Abajo,
Nikola despachaba con determinación a todos los que se le acercaban blandiendo
una espada láser verde en cada mano. No tardó en ver cómo todos los
persecutores de Dalton caían en picado al suelo. Tras ellos, cayó el propio
Dalton, estampando sus muñequeras en el suelo y provocando un plegamiento de
tierra masivo que barrió a todos sus contendientes y a buena parte de los de su
amigo.
La
energía terrestre os ha gustado, por lo que veo…-se jactó Dalton.
No
sabían cómo, pero Shimizu tenía de nuevo su faldón en condiciones óptimas.
Furui, con su lanza ácida, lo respaldaba. Los otros hombres llevaban armas tan
variadas como palas alabeadas en las manos, cuchillas cargadas con fotones,
etcétera. Dalton volvió a golpear el suelo con una muñequera, provocando un
terremoto. Tras ello, lanzó otro estampido, causando que una estaca enorme de
piedra saliese del suelo y levantase a las masas de combatientes.
¡No
paran de llegar!-exclamó Nikola, que había empalmado las dos espadas a la
altura de las empuñaduras y manejaba el conjunto como una doble lanza-¿Cuántos
hay?
Me han
anulado los contactos con la logística central.-dijo Dalton-Ya no puedo contar
cuántos quedan en reserva…pero no pienses que serán pocos…
Sin
mediar más palabra, Dalton saltó y clavó sus muñequeras en el suelo, abriendo
un cráter del que salieron vapores muy calientes a presión, diezmando de manera
crítica a las tropas restantes.
Si
seguimos así…-apuntó Nikola-…nos acabaremos cansando…espera…has estado peleando
a la vez ahí arriba con… ¿treinta hombres?
Estos
treinta…-Dalton señaló a los que acababa de dejar semiinconscientes-…son el
Gobierno. Si los vencemos del todo, los habremos derrocado y nuestro país
volverá a la paz política.
¿Y el
presidente?-preguntó Nikola.
Está
entre ellos.-dijo Dalton-Es ese viejo musculoso…
No lo
recordaba así…-Nikola se extrañó.
Tantas
mejoras genéticas le han pasado factura…-dijo Dalton-…una de sus operaciones
salió mal y, a raíz de ésa, todas las demás.
Las
muñequeras de Dalton se deshicieron. Sus guantes volvieron a la normalidad y
las cremalleras de sus brazos se cerraron.
Tendremos
que acabar con ellos…-dijo Dalton de nuevo-…pero necesitaremos dejarlos solos.
Nikola
sacó un puñado de sus Emperor’s Flasks y los lanzó en todas las direcciones,
provocando que todas las máquinas se volvieran contra todas.
Me he
quedado sin Emperor’s.-dijo Nikola-Espero que duren lo suficiente como para
anularse entre ellos…
Tras
unos minutos, todo el panorama quedó despejado: no había ni rastro de
actividad, sólo cadáveres y máquinas desguazadas. Treinta personas debatiéndose
entre la vida y la muerte.
Nikola
se dejó caer de rodillas mientras jadeaba. Dalton se quitó la chaqueta y se la
ató a la cintura. Al tener su camiseta el cuello vuelto, su sudoración se
incrementaba.
No
tardarán en volver…-dijo Dalton cruzándose de brazos-…no podremos descansar
mucho más.
Los
treinta miembros del Gobierno comenzaron a levantarse con esfuerzo. Nikola se
levantó y apretó los puños en señal de beligerancia.
¡El
presidente Noriyuki Nabeshima va a hablar!-exclamó Shimizu.
El
anciano con cuerpo de vigoréxico se adelantó.
¡DESPLIEGUE
DE TODAS LAS UNIDADES!-bramó-¡MUERTE A GISHI JOHN AMETATSU DALTON Y A SHOGUN
NIKOLA CHOU TESLA!
Nadie
acudió.
No
puede ser…-dijo Furui.
¡Desplegad
los sensores!-ladró el presidente.
Quedan…-dijo
otro de los oficiales-…cero unidades activas en kilómetros a la redonda. Ni
biológicas ni mecánicas…estamos solos.
Nikola
se sorprendió, pero Dalton no pudo evitar sonreír.
Piensa
el porqué, Nikola…-dijo Dalton con sorna.
¡Claro!-Nikola
sonrió.
¿Qué
demonios estáis cuchicheando?-preguntó el presidente Nabeshima-¡Estáis
acabados!
Dalton
les sonrió ácidamente y chasqueó los dedos.
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