Epílogo: El festival cultural
Había pasado algo más de una semana desde la apoteósica
caída de Alexielle. Tokyo estaba de celebración, pues, tras varios especiales
informativos en televisión y publicaciones de prensa, se habían enterado de lo
que había estado a punto de sucederle a su querida ciudad y de quiénes y cómo
la habían salvado. Tal era la alegría de la ciudad que el instituto masculino
Torikamiya celebró su festival cultural pese a que temían tener que cancelarlo.
Aunque todos los años estaba muy elaborado, ese año en particular lo estaba aún
más. Chicos y chicas de todos los institutos acudían a disfrutar en las
jornadas del festival cultural. Niños, ancianos, padres y todo tipo de personas
entraban a pasarlo bien.
“Jóvenes estudiantes detienen catástrofe nacional.”-leyó Myo
en voz alta tras arrojar otro periódico sobre la mesa.
“Un grupo de valientes chicos descubre y desmantela una red
de terrorismo en la ciudad.”-leyó Priscille en una revista.
“Alexielle Kagurazaki, de 30 años, antiguo profesor del
instituto Hiwamori, descubierto elucubrando un plan maestro para sembrar el
terror en Tokyo. Detenido a manos de un grupo de estudiantes.”-Michelle tiró
otra publicación más sobre la mesa.
“Tokyo al borde de una crisis. Las heroicas hazañas de un
grupo de chicos jóvenes. ¡Estamos de celebración! Visiten el festival cultural
del instituto masculino Torikamiya, centro docente donde estudian los héroes de
la ciudad.”-Alice tenía otra publicación en las manos.
No paran de escribir artículos sobre ello…-dijo
Priscille-…jamás pensé que íbamos a ser condecorados por esto. La gente nos
tiene como a…
Héroes.-respondió Michelle-No vamos a pecar de soberbia
después de lo cerca que hemos estado de morir, pero…seamos sinceros…lo hemos
hecho muy bien. Por cierto… ¡hoy va a ser un día GENIAL!
¿Tantas ganas tienes de hacer la exhibición?-preguntó Alice
con una sonrisa.
Y no sólo eso…-dijo Michelle-¡TENGO UNA SORPRESA PARA
VOSOTROS!
Los ojos de Michelle brillaban como nunca antes lo habían
hecho.
Seguro que nos va a encantar.-respondió Myo con una sonrisa
apacible. Aún no había superado el trauma de la muerte de sus padres, pero la
súbita sucesión de los hechos y la presencia y el apoyo de sus amigos lo
mantenían medianamente estable.
Priscille miró el reloj.
Ya tienen que estar a punto de llegar…-dijo Priscille-¡oh,
por ahí vienen! ¡Ren, estamos aquí!
El niño se acercó al puesto donde los cuatro chicos habían
sido obligados a permanecer para firmar periódicos y revistas hasta la hora de
las actuaciones. Iba empujando, con torpeza y dificultad, una silla de ruedas.
¡No te preocupes, Ren!-dijo Michelle con una sonrisa
mientras saltaba del asiento-Ya la cojo yo.
Michelle asió la silla de ruedas y la encaró al resto de los
presentes.
Gracias, Michelle.-le dijo Angelica.
No hay de qué.-respondió él.
Parece mentira que siga aquí…-dijo Angelica con
melancolía-…pensé que me iba a morir…y aún no me creo lo afortunada que he
sido…por una vez en mi vida…he tenido suerte.
Deja de recordarlo, Angelica…-le dijo Priscille-…todo eso
forma parte del pasado. La Pax Nekra ya no existe…eres una mujer libre. Libre
de hacer lo que desees y de vivir como y con quien quieras, sin tener que
rendir servidumbre ante nadie.
Sí…-dijo Angelica-¡me siento tan feliz! No voy a tener que
mudarme, puedo seguir viviendo en el piso que tenía alquilado…y ya he buscado
la manera de pagar mis gastos. ¡Me han contratado en la academia Shirakawa! En
cuanto me recupere, entraré a trabajar como instructora de defensa personal
femenina. Voy a hacer un cursillo que me especialice en ello y que no me
costará nada gracias a las convalidaciones que me dan tres cinturones negros…y
los médicos confían en que muy pronto me levantaré de la silla…
¡Claro que sí!-la animó Priscille-Todo va a salir bien, ya
lo verás. Por cierto, ¡estás radiante!
Era la primera vez que Angelica se mostraba públicamente con
una prenda que no fuera el uniforme escolar. A pesar de que su cuerpo estaba
casi cubierto de vendas y tablas, se había podido poner un vestido negro largo
hasta la mitad de los muslos con degradados plateados hacia abajo.
Gracias…-dijo Angelica sonrosada y con una media sonrisa.
Nunca antes había sonreído así. Por primera vez en su vida
era feliz. Michelle miró su reloj.
¡Ya está!-dijo Michelle-¡Es hora de la sorpresa!
Michelle giró la silla de Angelica hacia el pasillo central
como indicación para que los demás también lo hicieran. En medio de ese pasillo
aparecieron un hombre y una mujer muy familiares. Myo, Alice y Priscille
saltaron de sus sillas.
¡Señor Sakurai! ¡Señora Sakurai!-exclamó Priscille
poniéndose y quitándose las gafas repetidamente-¿Se han recuperado? ¡Oh, es una
maravilla! ¡Me alegro tanto de que estén bien! ¡Y es un placer verlos!
¡Hola, Priscille!-saludó jovialmente la madre de
Michelle-Sólo has cambiado en lo físico, por lo que veo… ¡qué guapo estás!
Papá…mamá…-dijo Michelle con lágrimas en los
ojos-…bienvenidos de nuevo a mi mundo. Bienvenidos a nuestro festival cultural.
Bienvenidos a la vida.
Alice bajó la cabeza: estaba llorando de la alegría y sólo
podía hacer reverencias a modo de saludo. Myo apretó los puños, pues recordó a
sus padres…
Es un placer que vuelvan a estar con nosotros.-les dijo Myo
con una amplia sonrisa y la cara llena de lágrimas-Me alegro muchísimo por
Michelle y por ustedes.
Tranquilo, campeón…-le dijo el padre de Michelle-…ya sabemos
lo que ha pasado. No es necesario que finjas, sabemos que lo estás pasando mal.
Pero de verdad me alegro…-insistió Myo.
Michelle lo abrazó fuertemente. Todos sonrieron.
¿Y esta chica tan guapa?-preguntó el hombre mirando a
Angelica-¿Es tu novia?
Angelica enrojeció súbitamente.
¡Qué va!-dijo Michelle poniéndose colorado-¡Es una amiga
nuestra! Ha sufrido un percance y…
Angelica, cariño…-dijo la madre de Michelle arrodillándose
ante ella y cogiéndole las manos-…eres una heroína para mí, que lo sepas.
Pero…-dijo Angelica.
Lo hemos leído todo.-respondió el padre con una
sonrisa-Sabemos lo que ha pasado y todo lo que habéis hecho. Sois los seis
héroes de Tokyo sin lugar a dudas.
Yo no he hecho nada…-dijo Angelica-...los verdaderos héroes son
su hijo y sus amigos.
Estamos muy orgullosos de ti, Michelle.-le dijo su madre al
chico-Tú y tus amigos os habéis comportado como unos hombres de gran
valía…habéis salvado la ciudad. Sois grandes, muy grandes…estáis llenos de
belleza por dentro…y por fuera, todo hay que decirlo, ¡JAJAJA!
Hemos llamado al señor y a la señora Kirisame para
comunicarles que nos hemos recuperado.-comentó el padre de Michelle-Aunque no
han podido venir, nos han transmitido sus felicitaciones. No sé qué os habrán
dicho a vosotros dos la última vez que hablasteis-miró a Ren y a Priscille-pero
a nosotros nos han dicho cosas muy bonitas. Estaban llorando de la alegría por
vuestra reconciliación, y henchidos de orgullo por lo que habéis hecho.
Vaya…-dijo Ren muy colorado-…gracias.
Priscille miró hacia abajo. Se sentía tan orgulloso y tan
satisfecho que le brotaban las lágrimas de la alegría.
¡Menudos ñoños!-gritó el padre de Michelle con una
sonrisa-¡Alegraos! ¡Hemos venido a divertirnos! Michelle, hijo mío, una lástima
que esta chica no sea tu novia…
Respecto a eso…-dijo Michelle-…soy gay…o eso creo. Espero
que no os importe…
¿Bromeas?-preguntó su madre-Nos levantamos de la camilla del
hospital y nos comunican que nuestro hijo es un héroe nacional. ¿De verdad
crees que nos va a molestar que elijas vivir tu vida como quieras? ¡Adelante!
Tu madre tiene razón…como casi siempre.-corroboró su padre.
Gracias…-dijo Michelle de corazón.
No hay de qué.-respondió su madre.
¡Michelle!-exclamó Priscille-¡La hora!
Michelle miró su reloj de nuevo.
Myo, ¿puedes coger a Angelica, por favor?-preguntó-¡Tengo
que cambiarme para las exhibiciones! ¡Papá, mamá, no os perdáis mi actuación!
Myo cogió la silla de Angelica y se quedó a solas con los
padres de Michelle y con Ren.
¿Dónde está Alice?-preguntó Myo.
Se ha esfumado…-respondió Ren encogiéndose de hombros.
. . .
¡Damas y caballeros!-respondió el comentarista del festival,
uno de los alumnos más carismáticos del instituto-¡Comienzan las actuaciones
del festival cultural del instituto masculino Torikamiya! Deportes, artes,
música, baile… ¡todo tiene cabida en este certamen! Nuestros alumnos más
devotos a sus actividades extraescolares os ofrecen a todos ustedes, querido
público, su más preparada exhibición de habilidades. ¡Abrimos la veda con la
competición de halterofilia entre la escuela Hiwamori y nuestra escuela,
representada por el club capitaneado por nuestro alegre, entrañable,
incansable, querido y recién coronado héroe MICHELLE SAKURAI!
Se abrió el telón y apareció el equipo del Hiwamori, todos
ataviados con unas mallas verdes muy ajustadas que dejaban leer su musculatura.
A su lado, el grupo del Torikamiya, todos vestidos con mallas blancas y negras.
¡Este año, las pugnas empiezan muy fuerte!-clamó el
comentarista-¡OCHENTA KILOGRAMOS EN TRÍCEPS!
Los miembros de ambos clubes empezaron a realizar sus
ejercicios. Conforme se iban cansando y perdían el aguante, los participantes
se iban retirando y se limitaban a observar. El comentarista, tan emocionado
como los propios participantes, no paraba de introducir cada ejercicio al ritmo
de los aplausos y gritos de sorpresa del público.
¡ABDOMINALES CORTOS CON CARGA!-gritaba-¡SESENTA KILOGRAMOS
EN DELTOIDES! ¡NOVENTA EN BÍCEPS! ¡ELEVACIÓN DE PIERNAS CON CARGA!
Con el paso de los minutos, los participantes se fueron
retirando, quedando a solas el representante del Hiwamori y Michelle.
¡Última prueba!-dijo animadamente el comentarista-¡Ciento
veinte kilogramos en press de pectoral! ¿Podrán aguantar nuestros fornidos
compañeros?
El líder del equipo del Hiwamori se tumbó en el banco y
agarró la barra. Michelle hizo lo propio, levantándola antes que su
contrincante sin apenas esfuerzo. Vencido, el contrincante soltó suavemente la
barra y relajó los brazos. Michelle se levantó, le estrechó la mano, le dio un
abrazo y le quitó los discos a su barra para ponérselos a la suya.
¿Qué es esto?-preguntó el comentarista-¡Michelle ha cargado
su barra con doscientos cuarenta kilogramos!
Déjame eso un momento, por favor…-pidió Michelle.
¡Michelle pide un micrófono!-exclamó el
comentarista-¡Sonido, colocadle uno!
Dos técnicos de sonido corrieron por la tarima y le pusieron
a Michelle un auricular con micrófono.
Por mis padres…-dijo, pudiéndolo oír todo el mundo-…por mis
amigos…-continuó-…por Tokyo… ¡POR TODO LO QUE ES BUENO Y JUSTO! ¡POR TODO LO
QUE NOS IMPORTA! ¡DEDICO ESTE LEVANTAMIENTO A MI FAMILIA Y MIS MEJORES AMIGOS,
POR ESTAR AHÍ SIEMPRE Y AYUDARME A SER QUIEN SOY Y DE QUIEN ME SIENTO
ORGULLOSO! ¡QUE UNA ARDIENTE VOLUNTAD DE FUEGO GUÍE VUESTROS CAMINOS!
Michelle cogió vehemente la barra con las dos manos y la
levantó, irguiéndose completamente y estirando del todo los brazos por encima
de su cabeza. El sudor chorreaba por su cuerpo. El público prorrumpió en
vítores y aplausos.
¡VICTORIA PARA NUESTRA ESCUELA!-gritó el comentarista-¡OTRO
AÑO MÁS, EL CAPITÁN MICHELLE SAKURAI Y SU FANTÁSTICO EQUIPO GANAN LA COPA DE
HALTEROFILIA!
. . .
Y, tras este maravilloso grupo de jóvenes promesas de la
canción…-rezaba el comentarista-¡es el turno de nuestros artistas marciales!
¡Una triple kata en la que los equipos de Judo, Karate y Aikido exhibirán sus
preciosas y cuidadas técnicas! Los tres equipos se sucederán sin descanso y
están capitaneados por el que en unos años será el científico que invente las
soluciones a todos los males del mundo...el inteligentísimo, el inigualable, el
admirado, querido, cada día más cercano a la perfección absoluta y reciente
héroe nacional…¡PRISCILLE KIRISAME!
Entre los vítores y aplausos, un grupo de chicos ataviados
con uniformes blancos y cinturones de distintos colores comenzó a llevar a cabo
la actuación. Al frente estaba Priscille, con su cabello recogido en una coleta
alta, sin las gafas y ostentando su cinturón negro. Las tres exhibiciones se
sucedieron sin incidencias y gustaron muchísimo al público, tanto por los
movimientos como por la coordinación y la música elegida.
¡BRAVO, EQUIPOS!-gritó el comentarista mientras todos
aplaudían al finalizar la triple exhibición.
. . .
Priscille se quitó el cinturón y la parte superior del gi al
llegar al vestuario. Estaba sudando mucho y quería ducharse. Se soltó el pelo.
Te he estado viendo, Einstein.-dijo Michelle.
El corpulento joven estaba desnudo, con una toalla atada a
la cintura, empapado en sudor, con el pelo suelto y sacando cosas de su
taquilla.
¡Lo has hecho genial!-siguió-¡Me ha encantado! ¡Qué manera
de capitanear tres equipos y llevar a cabo tres exhibiciones tan largas!
¡Gracias!-le respondió Michelle con una sonrisa-¡Tú también
lo has hecho de maravilla! Se me han saltado las lágrimas cuando has levantado
los doscientos cuarenta kilogramos al final…
Vaya…-dijo Michelle pícaramente-…aún te puedo hacer derramar
una lágrima más.
¿Eh?-preguntó Priscille desconcertado.
¿No te apetece celebrar lo bien que lo hemos hecho?-preguntó
Michelle mientras se acercaba lentamente a Priscille.
¡Michelle!-exclamó Priscille sonrojado-¿No estarás pensando
en…
Michelle se colocó detrás de Priscille y lo abrazó. Ambos
estaban ardiendo y sudando.
Vamos…-dijo Michelle-…te gustará.
Ágilmente, le quitó el pantalón del gi. Como era costumbre
en las artes marciales, Priscille no llevaba ropa interior debajo del uniforme
de entrenamiento.
Por favor, Michelle…-decía Priscille febrilmente.
No te querrás negar tan encarecidamente cuando no opones
resistencia, Einstein.-dijo Michelle mientras lanzaba la toalla que cubría sus
piernas a la otra punta del vestuario-Con tu talento, podrías haberme lanzado
por los aires con los dos brazos rotos.
Priscille se giró y miró a Michelle. Se sonrieron.
¡Qué malo eres!-dijo Priscille simulando una queja.
Veamos lo mal que te parece esto…-dijo Michelle guiñándole
un ojo.
El corpulento chaval de cabello rojo comenzó a masturbar a
su amigo, quien se estremeció y movió sus manos buscando una manera de
corresponder.
Es muy grande…-comentó Priscille mientras masturbaba a su
amigo con las dos manos.
Tú tampoco vas mal, jovencito.-Michelle le guiñó un
ojo-¿Sabes una cosa? Estoy en condiciones de extorsionarte… ¡o me dejas copiar
tus exámenes o te torturo! ¡JAJAJA!
¿De qué hablas?-preguntó Priscille entre risas.
Michelle comenzó a masturbar frenéticamente a Priscille.
Veamos cuánto aguantas mi técnica de masturbación
intercalada…-dijo Michelle-…tómatelo como un juego.
¡AAAAAAH!-Priscille comenzó a convulsionarse y vio cómo un
chorro de semen salía disparado hacia arriba-¡JAJAJA!
Su amigo bajó el ritmo de la masturbación drásticamente,
lubricando el pene de Priscille con los restos de semen.
Esto no ha hecho más que empezar.-dijo Michelle.
Ya veremos quién ríe el último…-dijo Priscille mientras
intentaba agacharse frente a Michelle...
. . .
¿Dónde se habrá metido Alice?-preguntó preocupada la madre
de Michelle.
¿Aún no ha vuelto?-preguntó Michelle preocupado, que acababa
de llegar.
No…-respondió Myo.
Nosotros venimos de ducharnos y cambiarnos.-dijo Priscille a
modo de saludo-¿Qué habrá podido pasarle?
Sea lo que sea…-dijo Ren-estoy seguro de que no se ha
perdido vuestras actuaciones.
Michelle apretó un puño y se sonrió.
Digamos que…-dijo Michelle-…la sorpresa aún no ha terminado.
Y para acabar las actuaciones del día de hoy…-dijo el
comentarista-una exótica y hermosa exhibición de… ¡GIMNASIA RÍTMICA! Nuestro
equipo de gimnastas, los chicos más flexibles y entrenados del instituto, los
que mejor coordinan y los que mejor se mueven en estas disciplinas…capitaneados
por nuestro gimnasta legendario, el conocido tercer mejor gimnasta adolescente
de Japón… ¡ASAMI-pasó un avión a gran velocidad en ese momento.
¿Cómo ha dicho que se apellida el líder?-preguntó el padre
de Michelle.
Ni idea…-respondió la madre-…pero seguro que te trae buenos
recuerdos cuando lo veas.
El telón se abrió una última vez. La música comenzó a sonar
y todos los chicos comenzaron a moverse a la vez. Al frente, un chico muy alto,
escuálido, de cabello largo y ojos de color siena, ataviado con un maillot
negro de cintura para arriba que se iba enrojeciendo por las piernas y los
brazos hasta llegar a un tono ladrillo asalmonado en los pies y los puños de
las mangas, con una flor blanca a la altura del esternón. Llevaba una cinta de
color negro decorada con flores blancas. Detrás de él, varios chicos también
con maillots y cintas de colores. En la esquina derecha, en la última fila,
destacaba por su soltura y sentimiento un chico mucho más delgado que los
demás, de poca estatura, vestido con un maillot azul y que destacaba por ser el
único que enseñaba las piernas. Tanto su pelo como sus ojos eran azules, así
como la cinta que portaba.
¡Fijaos en el último fichaje del equipo!-dijo el
comentarista-¡Un chico que todos conocíamos por lo cerrado y distante que era,
del que algunos nos intentamos hacer amigos pero no pudimos llegar a su
corazón! ¡Una persona que ha empezado a abrirse al mundo y nos deleita con una
belleza pura e inocente en la ejecución de su técnica! ¡Un héroe más! ¡ALICE
KIRAI!
¡ES ALICE!-gritó Priscille-¡LO HA HECHO! ¡SE HA LANZADO!
¡BIEN!-exclamó Myo mientras saltaba-¡POR FIN SE HA DECIDIDO
A HACER REALIDAD UNO DE SUS SUEÑOS!
Le dije a Asami que lo convencería para unirse al club.-dijo
Michelle-Con lo que progresó en la gimnasia para mejorar su rendimiento en
combate, decidí darle el empujón que le faltaba para que practicase de manera
formal, regular y sistemática. Digamos que lo hemos convencido.
¡Eso es genial!-respondió Myo-¡Va a ser un crack!
Estos chicos lo hacen francamente genial…-dijo el padre de
Michelle, que fue gimnasta en su juventud-…el líder tiene una técnica
perfecta…y Alice lo está haciendo de maravilla para ser un principiante…
Qué bonito…-dijo Angelica mientras se acomodaba todo lo que
podía en su silla.
. . .
¡Un gran trabajo!-dijo Asami en el vestuario-Aunque tengo
que informaros de algo…si la gimnasia rítmica llega a ser una competición, como
la halterofilia, el baile contemporáneo o el concurso de solos instrumentales
este año, no habríamos podido ganar ni con meses de práctica. Las dos personas
que me superan en gimnasia son…indescriptibles en ese campo. Suerte que nunca
vengan a las exhibiciones…nos dejarían en ridículo.
No hace falta que seas tan duro contigo mismo…-dijo uno de
los chicos.
De esas dos personas, conozco a una…-dijo Asami-…empecé a
practicar gimnasia por esa persona y…creedme, jamás estaríamos a su altura.
Aunque me alegro de que no venga, es una lástima, pues hace mucho que no nos
vemos y siento que va algo muy importante de mí en ello…y la otra persona…bueno,
ya la conocéis, sale en todas las revistas deportivas. Plantarle cara es una
entelequia.
Igualmente, creo que lo hemos hecho genial.-dijo otro
chico-¡No hace falta ser tan severos! Además, tenemos que brindar por Alice…
¡ha estado muy a la altura!
¡En eso lleváis razón!-Asami sonrió-¡TRES HURRAS POR
KIRAI-KUN!
. . .
Cuando todos los chicos del club de gimnasia se hubieron
ido, Alice procedió a cambiarse. Myo llegó entonces.
¡Hola, Alice!-lo saludó-¡Brillante actuación!
¿Os ha gustado?-preguntó Alice entrecortadamente.
Ha sido una maravilla.-dijo Myo-Michelle está orgulloso de
ti por haber empezado con el deporte. Priscille está encantado también…y,
bueno, yo también me alegro muchísimo por ti…por fin te lanzas a cumplir tu
sueño de practicar gimnasia. Ah, y… ¡el padre de Michelle, una vieja gloria, te
da una Matrícula de Honor!
Vaya…-dijo Alice-¡gracias! Aunque no haya estado con
vosotros, he visto todas las actuaciones, pero desde otro sitio para no ponerme
nervioso. Me han gustado mucho la de Michelle y la de Priscille, me siento
afortunado teniendo amigos así…
Están todos esperando fuera para irnos.-dijo Myo- Angelica
está muy cansada y será mejor llevarla a casa. Te esperaré mientras te duchas,
¿vale?
De acuerdo.-dijo Alice.
Pero antes…-dijo Myo-…ya que yo he sido el único que no se
ha lucido hoy…me gustaría al menos recompensarte por tu valentía al actuar en
público…
Y…-dijo Alice- ¿cómo piensas…
¡Ven aquí!-dijo Myo con una sonrisa pícara mientras agarraba
a su amigo.
¿Qué haces?-preguntó Alice sonrojado.
Darte un regalito.-dijo Myo-Para que no te dé frío en la
ducha.-le guiñó un ojo.
Myo apoyó a Alice contra la pared, le separó las piernas, se
agachó, extrajo el pene de su amigo del maillot y se lo introdujo en la boca
raudamente.
¡Myo!-dijo Alice entre temblores.
Myo le volvió a guiñar el ojo mientras seguía lamiendo el
inusualmente frío pene de su amigo.
Oh…-Alice bajó la cabeza y se limitó a dejarse hacer.
. . .
TRIPLE S: SILVER, SWEET AND SPECIAL
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