Capítulo 7: Misterios sin resolver
¡Buen viaje!-Priscille se despidió de su hermano cuando éste
salió por la puerta.
Se iba de excursión con el instituto. Habían tenido que
madrugar más de la cuenta, su hermano para llegar a la hora y él para ayudarle
a prepararse. Aún tenía algo de tiempo antes de la hora a la que solía
levantarse normalmente. Una vez se halló solo en casa, se dirijo a su
habitación. Tenía encima de la mesa un termo lleno de leche caliente con cacao
del que se iba sirviendo vasos conforme hacía sus acciones rutinarias. Cogió
una pila de libros y la dejó sobre el escritorio, al lado del termo, tras lo
cual se quitó su pijama de raso negro y comenzó a vestirse sacar ropa de su
armario, que era muy grande y tenía espejos tanto por fuera como por dentro de
las puertas. Una vez tuvo la ropa lista, cerró el armario y se vistió con
presteza. El espejo retrataba con máxima fidelidad su cuerpo delgado y
definido, pálido y puro. Cuando terminó de arreglarse, se puso las gafas,
apartó los libros y sacó un cuaderno y un bolígrafo de un cajón. Comenzó a
pasar las páginas mientras se sentaba al escritorio, alumbrado por la potente
luz de un flexo. Estaban llenas de anotaciones, esquemas, diagramas lógicos,
planteamientos y contrastes de hipótesis, algunas ecuaciones y mucha notación
propia de alguien bien formado intelectualmente.
Continuó por el primer renglón en blanco de la última página
escrita. Escribió “SEXO:” y lo subrayó.
Espero que este dato sea relevante.-se dijo a sí mismo-Llevo
desde que me enteré de lo de la súcubo haciendo indagaciones sobre posibles
orígenes y causas de ese extraño poder. He estado consultando todas las
bibliotecas que he podido, sacando libros de todo lo que he creído que me ha
podido servir para estudiar esto. Biología, Bioquímica, Biomatemática,
Biomecánica, Genética e incluso Física para dotar de coherencia a estos
fenómenos tan aparentemente inexplicables. Ahora resulta que, tras haber tenido
un contacto sexual con Myo, que tiene poderes, Michelle también los tiene. Puede
ser una coincidencia, pero, a la vez, puede tener relación…
El joven comenzó a escribir aceleradamente sin quitar ojo ni
un segundo al reloj para recoger e irse a la hora de siempre.
Está claro que, de pensar que el poder se transmite por vía
sexual, queda descartada inmediatamente la opción de que “salte” de un cuerpo a
otro por pura cercanía.-razonó-En tal caso, Alice y yo también podríamos
haberlo tenido y no hemos sufrido esos extraños casos de fiebre y dolores
después de una violenta manifestación. ¿Qué es lo más normal en el contagio
sexual en humanos? Las enfermedades venéreas, claro, pero éste no es el caso.
Tal vez…
Priscille dibujó una idea en su mente.
¡Tal vez se transmita por fluidos!-conjeturó-Hay infinidad
de enfermedades que se transmiten por fluidos, ¿por qué no algo positivo de vez
en cuando? En una relación sexual, suele haber intercambios de fluidos…claro,
que no sé los detalles. Michelle tiende a sudar en abundancia, lo cual ya es un
intercambio de fluidos importante. Asimismo, en el sexo son frecuentes los
intercambios de saliva…y de semen. Va a quedar un poco violento, pero tengo que
saber si alguno de los dos bebió del semen o de la saliva del otro.
Terminó por escribir y recuadrar “SEMEN”.
No sé, pero algo me lleva a pensar que la vía del semen es
más susceptible de ser cierta. El semen contiene a los espermatozoides, los
cuales portan código genético que, en la fecundación, se combina con el código
genético del óvulo femenino y da lugar a la dotación cromosómica completa de lo
que será una persona en nueve meses. Si los espermatozoides tienen potencial
para influir en el genotipo de un embrión, tal vez lo tengan para influir en el
genotipo de una persona formada. Claro que no es así en la práctica, pero, si
lanzar fuego o viento por las manos es sobrenatural, ¿por qué un puñado de
células no iba a poder tener también un comportamiento sobrenatural? Está claro
que tengo que hablar con los chicos. Un gran poder conlleva una gran
responsabilidad y un comportamiento responsable exige un estudio y un análisis
de situación.
Apagó el flexo, cerró el cuaderno, lo introdujo en su
cartera, que cogió con una mano. Salió del cuarto, cerró la puerta, apagó todas
las luces de la casa y salió, cerrando con llave. Comenzó a caminar hacia el
instituto mientras cavilaba. Sacó su móvil e hizo una llamada.
Muy buenos días, Tenou-kun.-saludó Priscille-Soy Priscille.
Siento no haber asistido al entrenamiento de ayer, ya te contaré hoy lo que ha
pasado. Básicamente un amigo tuvo un accidente y estuvimos toda la tarde en el
hospital. Esta tarde entrenaré por mi cuenta antes del entrenamiento con los
del otro equipo. No voy a defraudaros.
El compañero de Priscille respondió y, tras una pequeña
conversación, colgó. Ya casi estaba en el instituto. Cuando llegó, se encontró
a Michelle con ropa deportiva corriendo alrededor de los jardines.
¡Michelle!-exclamó Priscille mientras saludaba con la mano.
El corpulento joven aceleró el paso y se posó frente a su
amigo en pocas zancadas.
¡Buenos días, Einstein!-saludó Michelle-¡Me siento tan bien
después de lo de anoche que tengo que expresar mi felicidad quemando suela!
¿Recién recuperado de lo de ayer?-preguntó Priscille-Sé más
cuidadoso…
No te lo vas a creer, pero no tengo nada de secuelas, ni una
mínima cicatriz.-dijo Michelle-Mira.
Se quitó la camiseta y mostró su torso musculoso y robsuto.
Le cogió la mano a su amigo y se la puso por distintos puntos.
¿Lo ves?-preguntó con una sonrisa-¡Ni una sola cicatriz! Es
como si nunca me hubiera pasado nada…
Siempre has tenido una salud de hierro y una rápida
recuperación de todo lo que te ha pasado…-dijo Priscille-tal vez tu nueva
faceta lo haya potenciado…
Sea lo que sea, me siento agradecido.-respondió Michelle
mientras se volvía a poner la camiseta, húmeda por el sudor.
Quiero que hablemos los cuatro sobre una cosa al
respecto.-dijo Priscille cambiando de tema-¿En el recreo?
Por mí, bien.-respondió Michelle-¿Vamos a cambiarnos?
Priscille asintió y se fue con su compañero a los
vestuarios. Dentro estaba Alice embutido en una pieza muy ajustada, de color
azul oscuro con algunas correas blancas y negras alrededor del torso, así como
unos mitones de color azul celeste y unas botas a juego. Estaba de espaldas a
la puerta, mirándose a un espejo.
¡Buenos días, enano!-exclamó Michelle mientras lo abrazaba
por sorpresa.
¡Hola, Michelle!-dijo Alice contento-¡Hola, Priscille!
Hola.-dijo Priscille con una sonrisa-¿Qué haces aquí tan
temprano?
He tenido que ir a la oficina de correos a primera hora a
por mi pedido.-dijo Alice-No me aportaba ningún beneficio volver a casa y he
venido directamente hasta aquí, por lo que he tenido tiempo de probármelos.
Éstos son los leotardos que os dije que pedí. ¿Os gustan?
Están muy en tu línea.-dijo Michelle mientras levantaba el
dedo pulgar.
Son muy bonitos.-opinó Priscille-Tengo algunas cosas
parecidas en casa…te las regalaría, pero no son azules ni de tu talla…
Alice sonrió y puso su mano en el hombro de Priscille.
¡Buenos días!-exclamó Myo-¡Me habéis asustado! ¡Os he visto
a todos aquí y pensaba que llegaba tarde! Pero no, no llego tarde… ¡vosotros
habéis llegado temprano!
¡Caramba, Myo!-dijo Priscille con una sonrisa a modo de
saludo-¿Muchos refrescos de cola esta mañana?
No sé por qué, pero me encuentro alterado.-respondió Myo sin
darle más importancia.
El chico empezó a desvestirse. Alice se retiró a una cabina
a hacer lo propio. Mientras tanto, Michelle se estaba duchando y Priscille se
ajustaba la corbata.
Myo, me gustaría deciros algo en el recreo.-comentó-Se lo he
dicho antes a Michelle.
De acuerdo.-respondió Myo mientras se ponía la camisa-Te
escucharemos lo que haga falta.
Dalo por hecho.-dijo Alice desde dentro de la cabina.
Pasados unos minutos, los cuatro entraron a clase.
. . .
Por fin llegó la esperada hora del recreo. Los cuatro amigos buscaron, como cada día, un
sitio para sentarse, esta vez debajo de unas escaleras poco transitadas.
Chicos, esto puede sonar descabellado, pero…-dijo Priscille
mientras partía una chocolatina con las manos y le ofrecía un trozo a Alice-…he
estado haciendo indagaciones sobre el origen del poder que vosotros dos
tenéis-miró a Myo y a Michelle-y me gustaría compartirlas con vosotros.
Adelante, pues.-dijo Alice antes de morder el trozo de
chocolate que su amigo le había dado.
Estoy listo.-dijo Myo guiñando un ojo.
No creo que entienda la totalidad de lo que digas, pero, por
supuesto, te escucharé.-dijo Michelle rascándose detrás de la oreja derecha.
Priscille sacó su libreta y comenzó a mostrarles algunos
esquemas, matrices causa-efecto, ecuaciones y anotaciones.
Lo más interesante y fácil de comprender que puedo
contaros…-dijo el joven mientras con una mano jugaba con el envoltorio de la
chocolatina-…es el poco tiempo que transcurrió entre que tuvisteis sexo oral
entre vosotros y el poder se manifestara en Michelle.
¿Estás insinuando que le he podido transmitir el poder a
Michelle?-preguntó Myo.
Bingo.-Priscille le hizo un gesto de aprobación a Myo con un
dedo-Por supuesto, como sólo ha pasado una vez, puede tratarse, perfectamente,
de una coincidencia. En caso de que no lo fuera, la opción más acertada que veo
para explicar esto es…
¿Es?-preguntó Michelle-Priscille, ¿estás bien?
A ver…-dijo el joven de gafas taimadamente-¿alguno de los
dos probó la saliva o el semen del otro?
Lo cierto es que…-Myo se sonrojó levemente.
Sí, ambas cosas.-respondió Michelle con una radiante sonrisa
mientras agarraba a Myo con un brazo y con el otro mostraba los dedos índice y
corazón como si posase para una fotografía.
Bien.-Priscille se ajustó las gafas-Perdón por la
indiscreción, pero la última actualización de este planteamiento, a fecha de
hoy por la mañana, es la posibilidad de que el poder se transmita vía seminal.
¿Qué?-preguntó Myo-¿Acaso es esto una enfermedad de
transmisión sexual?
Creo que ahí te equivocas, Myo.-se aventuró Alice-No siempre
que se transmite algo por fluidos ha de ser negativo. Cuando una mujer amamanta
a su bebé, le transmite, a través de la leche, unos anticuerpos que mejoran su
inmunología, ¿no es así, Priscille?
Muy bien razonado, Alice. Y correcto.-respondió Priscille
guiñándole un ojo a su compañero-Realmente no pretendo hacer nada con esto que
estoy apuntando. Es más, ni siquiera sé si es verdad, pero creo que este poder
que vosotros tenéis es algo muy delicado que no ha de caer en malas manos. Por
otra parte, si yo acabase llevando razón, podríamos dotar de capacidad de
defensa a cualquier persona con relativa facilidad.
Y tan relativa, ¿no crees?-preguntó Michelle-No creo que
todo el mundo quiera beber semen ajeno por las buenas.
Ni siquiera sabemos si esto es verdad.-dijo Priscille-Sólo
quería hacer algo al respecto…ya sabéis que soy muy curioso.
Si tus indagaciones fueran ciertas, Priscille…-intervino
Alice-…todos podríamos tener el poder y nadie más tendría que morir en los
ataques. La frecuencia a la que se producen es muy reducida, pero podría llegar
a ser nula. No obstante, si el poder cae en malas manos…
Sería bueno disponer de un laboratorio con el que
experimentar.-anheló Priscille-Tal vez con un modesto equipo para analizar
semen y alguna célula con la que probar…
¿Y si hubiera alguien que quisiera hacer la prueba del
intercambio de fluidos?-preguntó Myo.
Sólo vosotros dos tenéis el poder…-replicó
Priscille-¿estaríais dispuestos a dejar que cualquiera os hiciese, cuanto
menos, una felación?
Claro que no, no es tan fácil…-se retractó Myo.
Eso es algo muy delicado y personal…-coincidió Michelle.
Se hizo un incómodo silencio.
¡Yo quiero probar con Michelle!-se lanzó un sonrojado Alice.
¿Qué?-preguntaron los otros tres al unísono.
Ya lo he dicho.-dijo Alice intranquilo-Desde anoche no he
podido dejar de imaginarme lo que se siente al estar entre los brazos de
alguien tan grande y cuán grande es el placer que se puede sentir. Sé que mis
pensamientos son perversos y os pueden parecer indecentes, pero todos tenemos
derecho a manifestarnos…puede que hubiera sido mejor si no hubiera dicho esto,
pero me estaba pesando y no voy a romper mi voto de total confianza en vosotros.
Michelle no sabía qué decir.
Además, si lo hiciera…-dijo Alice mirando fijamente a
Priscille-…nos aseguraríamos de si de verdad se transmite por el semen de una
manera totalmente encadenada. Haciéndolo con Michelle me aseguraría de que la
persona ha recibido el poder de otra que no lo ha recibido de nadie. Sería la
prueba perfecta para tu experimento.
Priscille no tuvo más opción que darle la razón.
Está bien.-respondió Michelle-Si lo he hecho con Myo porque
quise y se lo propuse, ¿por qué no contigo cuando la propuesta es tuya, Alice?
Espérame al anochecer, tras mi último entrenamiento. Lo haremos en los
vestuarios.
Alice asintió.
Iré…-dijo mientras tiritaba-…a mi casa a dejar las cosas y a
repasar un poco…y vendré a recogerte del entrenamiento.
Yo tengo un entrenamiento a solas y otro con el equipo.-dijo
Priscille-Estaré en la zona del dojo, no pasaré por los vestuarios cuando
salga. Os dejaré toda la intimidad del mundo…me cambiaré con algún kohai en su
vestuario.
Suerte esta tarde, entonces…-dijo Myo.
Quedamos en eso entonces.-finiquitó Michelle-Y, si decides
no venir, lo entenderé…me imagino que no debe de ser fácil…tú tan tímido y yo
todo lo contrario…
Alice puso su mano entre las de Michelle.
No tendré miedo contigo.-le dijo-Me esforzaré. Sé que serás
bueno conmigo y que disfrutaremos juntos…en la medida de lo que intentemos. Myo
lo ha probado y ha acabado muy contento, por lo que tengo fe en que yo también.
. . .
¡KIAI!-gritó uno de los chicos del equipo de Kárate mientras
lanzaba un puñetazo.
El movimiento está bien, pero tienes que asegurar mejor que
sueltas el aire cuando golpeas.-dijo Priscille-Hagámoslo otra vez. Intenta
atacarme.
¡KIAI!-gritó el muchacho de nuevo.
Priscille esquivó el ataque, giró sobre sí mismo, saltó y le
dio un leve golpe con el pie en el pecho a su compañero, desequilibrándolo y
haciéndolo caer al suelo.
Lo has hecho bien, pero tienes que asegurarte de que siempre
golpeas con la intención propia de ello. Tu objetivo no es mi cuerpo. El punto
al que diriges tu puñetazo está detrás de mi cuerpo: vas a atravesarme, ése es
tu objetivo. La respiración la has hecho
bien esta vez, pero tienes que golpear con más ganas.
Priscille le dio la mano al chico y lo ayudó a levantarse.
No parecía él mismo: había dejado de lado sus vestimentas góticas y llevaba un
karategi blanco, bien sujeto por un cinturón negro. No llevaba las gafas
puestas y llevaba el cabello recogido en una coleta un poco alta.
¡Chicos!-dijo tras haber ayudado a levantarse a su
compañero-¡Recordad que tenemos que causar una buena impresión cuando hagamos
la kata de la semana cultural! ¡Hemos de esforzarnos al máximo!
El entrenamiento de los jóvenes karatekas seguía sin
problemas.
Alice tendrá que llegar en breve…-pensó Priscille mientras
ensayaban golpes por parejas-…espero que todo les vaya bien en este momento tan
especial.
. . .
Alice apareció en el instituto con su cuerpo cubierto por un
abrigo azul claro con un dejo de brillo y largo hasta casi los tobillos.
Llevaba el bajo, los puños y el cuello recubiertos de pelo artificial blanco.
Aunque era infrecuente en él, no llevaba las manos enguantadas. Llevaba unas
botas a juego con el abrigo con un tacón notable. Al entrar al vestuario, vio
que Michelle había salido de la ducha, estaba en ropa interior y con una toalla
blanca por encima de los hombros.
Hola…-saludó Alice.
Buenas tardes, Alice.-respondió Michelle con una
sonrisa-Cierra la puerta, ya no va a venir nadie.
Alice cerró la puerta y se acercó lentamente a su amigo. El
sonido de los tacones cortaba el denso silencio.
En serio… ¿qué es esto?-pensó Alice-Voy a tener sexo con
Michelle de manera premeditada…y tengo la valentía de pensármelo aun cuando he
sido yo quien lo ha propuesto. Lo mejor será que me relaje y me deje
hacer…Michelle sabrá.
Michelle dejó la toalla en un banco. Su corpulenta figura
seguía tan majestuosa como siempre. En
sus apretados bóxers de color negro con una rosa roja pintada alrededor del
tejido se podía empezar a intuir su pene.
Bueno, yo…-dijo Alice-…será mejor que…
¡No lo pienses más!-se dijo a sí mismo.
Se quitó el abrigo de golpe y lo dejó caer. Debajo estaba su
cuerpo casi desnudo. Por primera vez, Michelle estaba frente a su amigo y lo
estaba viendo sin ropa. Su cuerpo era todo lo contrario al que él ostentaba. Su
delgadez era aún más acusada al verlo sin ropa. Se estaba sonrojando mucho.
Sólo llevaba puestos unos slips azules de neopreno tan sumamente ajustados que
se podía leer la forma de su pene claramente.
Vamos, ven.-dijo Michelle mostrándole que no había ningún
problema en enseñar su cuerpo-No tengas miedo.
Cogió a su raquítico amigo y lo abrazó. Su piel estaba muy fría a pesar de lo
sonrojado que se encontraba.
Estás ardiendo…-dijo Alice entre susurros mientras se hacía
a la situación.
Y tú congelado, como de costumbre…-respondió Michelle
mientras se agachaba frente a su amigo.
Lo cogió de las piernas y lo echó suavemente al suelo, donde
le quitó las botas. No llevaba calcetines. Tras ello, Michelle subió por su
cuerpo, se puso encima de él y se dejó caer suavemente, notando en su abdomen
el frío abdomen de su amigo.
Mi…-tartamudeó Alice mientras un hilo de saliva salía de sus
labios-…Michelle…
El corpulento joven se encorvó y besó a Alice en los labios,
introduciendo su lengua en la boca de su amigo. Mientras notaba la fuerte tensión
de sus bóxers oponiéndose a la erección, Alice gemía. Estuvieron así un
prolongado instante. Al separarse, un hilo de saliva unía los labios de ambos.
Sigues estando frío…-dijo Michelle-no sé si es normal en ti
o es que no estás excitado.
Miró directamente a la entrepierna de su amigo. Se le
marcaba el pene completamente, pudiéndose deducir en un golpe de vista su forma
y su tamaño, pero no parecía tener una erección.
…-Alice no sabía que decir.
Michelle tiró levemente de la parte de la cintura de la ropa
interior de Alice, tras lo cual se la quitó. Pudo ver un pene tan pálido como
el resto del cuerpo del chico. Era de bastante poco diámetro y tenía una
longitud relativamente corta, aunque su fineza lo hacía parecer más largo.
Tenía el prepucio bastante tenso.
Ya no hay vuelta atrás.-pensó Alice-Lo vamos a hacer.
Oh…-reparó Michelle-…no sabía que tuvieses fimosis, Alice,
pero no te preocupes: intentaré que lo
disfrutes al máximo.
No…-respondió Alice-…no es eso…es sólo que está…frío.
Michelle le guiñó un ojo.
Eso lo puedo arreglar fácilmente.-respondió sonriendo.
El corpulento chico se agachó ante su amigo, agarró su frío
pene, se lo acercó a sus labios y, hábilmente, introdujo su lengua en el
prepucio de Alice mientras hacía con ella movimientos circulares con mucho
cuidado y cariño. El delgado joven comenzó a gemir levemente mientras Michelle
notaba cómo el pene que estaba estimulando, cuya baja temperatura hacía que su
sabor fuese algo refrescante, se endurecía progresivamente. Tras varios minutos
lamiendo, Michelle pudo retirarle el prepucio a su amigo sin problemas.
No te ha dolido, ¿verdad?-preguntó Michelle.
No, tranquilo…-dijo Alice sumido en una ambivalencia de
vergüenza y morbo-…es siempre así. No tengo ningún problema con mi pene, es
sólo que a todo mi cuerpo le cuesta entrar en calor.
Me alegro por ti entonces.-respondió Michelle sonriente.
Yo…-intentó decir Alice-...debería…
Intentaba señalar el pene de su amigo, pero aún se lo
pensaba mucho. Por su parte, Michelle, que ya estaba completamente excitado,
mostró su pene en todo su esplendor. Como era costumbre en él, el prepucio se
le había bajado solo con la fuerza de la erección. Miró el de Alice entonces.
Una vez erecto parecía una pequeña lanza, tan fino, rígido y con tan poca
curvatura hacia arriba.
¿Quieres probar?-preguntó Michelle mientras ofrecía
amablemente su pene a Alice y le hacía una señal con los ojos.
Alice se acercó lentamente a su amigo, que se sentó en el
banco que tenía detrás. Se arrodilló y cogió su pene con ambas manos,
intentando masajearlo con suavidad.
Pesa mucho…-comentó Alice muy sonrojado.
No temas.-le dijo Michelle mientras le ponía una mano en el
hombro-Todo irá bien. Me estás dando placer con eso…
Alice se sentía hipnotizado por el pene de su amigo
Michelle. Se acercaba a él cada vez más hasta que acabó por besar su glande
levemente. Miró de nuevo a los ojos a su amigo, que asintió con una tierna
sonrisa. Intentó hacerle una felación. Como su pene era tan grande, iba
lamiéndolo por tramos, realizando movimientos amplios con la lengua. Se
recreaba lamiendo los bordes laterales del glande, así como la zona del
frenillo. Asimismo, recorría de un extremo a otro todo el cuerpo del pene.
Estaba extasiado. Su calor y su sabor lo estaban excitando como nunca pensó que
nada le excitaría.
Me…-dijo Alice entre medias-…me gusta, Michelle…
Siguió lamiendo poco a poco. Se había olvidado por completo
del objetivo de aquello. Sólo se preocupaba de disfrutar. Estaba enardeciéndose
por cada punto de su boca que estaba inundado por el sabor del pene de su
amigo. Por primera vez en todos los años que había durado su amistad, Michelle
notaba templada la piel de su amigo.
Ugh…-gimió Michelle-…no pares…voy a…a…
Alice se introdujo raudamente el glande de su amigo en la
boca, recibiendo una cuantiosa eyaculación. Sin sacarse el pene de la boca,
comenzó a tragar lentamente. Algunas hileras salían de las comisuras de sus
labios: unas caían al suelo y otras bajaban por el pene de Michelle. El sabor
de ese cálido torrente en su boca lo elevó a los cielos.
Cuando terminó de eyacular, se relajó. Alice soltó su pene y
terminó de tragar, aún con restos de semen en los labios y por el cuello. Con
cara de éxtasis, Michelle agarró el pene de Alice y lo empezó a masturbar
suavemente. Alice sintió escalofríos y cambió la cara.
¿Nunca te habías masturbado?-preguntó Michelle mientras lo
tocaba-¿De verdad?
De verdad…-dijo Alice con pudor-…ésta es mi primera vez.
Entonces te enseñaré cómo se hace para que
disfrutes.-respondió Michelle con cierto entusiasmo.
La erección del musculoso joven no bajaba. Se agachó para
continuar haciéndole la felación a su amigo. Le había gustado la combinación
del sabor del pene con la textura fría. Tras unos minutos, Michelle sintió que
el pene le ardía.
Alice…-dijo Michelle sonrojado-¿puedo…penetrarte?
Alice superó un escalofrío. Acto seguido, le dio la espalda
a Michelle y apoyó las manos en un banco mientras ponía rectas las piernas.
A…adelante…-dijo Alice-…pero ten cuidado, tu pene es
demasiado grande para mí…
Michelle agarró a Alice de las caderas. Poco a poco, pasó su
pene por el ano de su amigo. Tras calentarlo un poco, introdujo progresivamente
el glande. El orificio era muy estrecho y le daba un gran placer.
Avísame si te duele, por favor.-dijo Michelle mientras
sacaba y volvía a introducir el glande.
Tranquilo…-dijo Alice-…de momento estoy sintiendo mucho
placer. Si lo haces poco a poco, no pasará nada.
Estuvieron cerca de media hora con el intento de cópula.
Tras una lenta pero segura insistencia, Michelle ya podía introducir su pene en
el orificio de su amigo sin apenas problemas.
¿Preparado?-preguntó Michelle.
Cuando tú lo estés…-dijo Alice.
Michelle comenzó a introducir y extraer su pene de manera
rítmica. Ambos comenzaron a gemir y a sentir calor. Conforme avanzaban, el
chico iba moviendo las caderas más y más rápido. En mitad del acto, agarró el
pene de Alice y siguió masturbándolo con energía. Cada vez que pasaba por su
glande se humedecía levemente la mano: parecía que ya estaba expulsando el
líquido preseminal.
¡Ahhh!-gemía Alice mientras era masturbado por unas manos
tan expertas en la materia como las de Michelle, que le estaba masajeando el
pene con gran maestría y hacía maravillas con su glande.
Sí…-jadeó Michelle-¡SÍ!
Sintió un pulso muy fuerte que le indicó que iba a eyacular.
Extrajo el pene de dentro de Alice, esparciendo el semen por los cuerpos de
ambos. Mientras con una mano se masturbaba para terminar de eyacular, con la
otra agarró el pene de su amigo, siguió masturbándolo cada vez más rápido y con
mejores movimientos, se agachó y, cuando estaba a punto de eyacular, se
introdujo su pene por completo en la boca, recibiendo parte de la eyaculación a
la vez que otra parte se esparcía por su pene. Sin dejar ni rastro de semen,
Michelle lamió por completo el pene de Alice y tragó todo el semen que pudo. Le
encantaba ese sabor. Era indescriptible.
¿Te lo has pasado bien?-preguntó Michelle, preocupado por su
cohibido amigo.
Sí, ha sido una experiencia inolvidable.-respondió Alice-Lo
siento si no he estado a la altura…
Lo has hecho muy bien.-respondió Michelle-Ha sido una
felación muy bonita y placentera. No te habré hecho daño, ¿verdad?
No, no te preocupes.-respondió Alice.
Michelle le guiñó un ojo y lo arrastró con él a la ducha,
donde se ducharon juntos.
Mientras hablaban de la intensa tarde, se terminaron de
asear y se vistieron, tras lo cual salieron juntos del instituto.
¿Vas a intentar masturbarte alguna vez?-preguntó
Michelle-¿Te ha gustado?
Me ha encantado, aunque antes no lo hacía porque me daba
mucho pudor.-respondió Alice-Es por eso que creo que lo voy a hacer yo cuando
me apetezca, aunque no lo vaya a hacer tan bien como me lo has hecho tú.
Ya sabes que, si tienes alguna duda a la hora de
masturbarte, puedes decírmelo.-Michelle guiño un ojo-Yo te explicaré lo que
necesites o te ayudaré de manera directa.
¡Muchas gracias, Michelle!-dijo Alice con una sonrisa.
Llegaron al cruce donde se separaban cada día.
Es hora de volver a casa, enano.-dijo Michelle-Tengo que
dormir para poder entrenar fuerte mañana.
Yo me iré a dormir en breve también.-respondió Alice-¡Buenas
noches, Michelle, nos vemos mañana!
¡Buenas noches!-Michelle se despidió enérgicamente con la
mano mientras se alejaba en dirección hacia su hogar.
La noche era clara, tranquila y fría. Muy serena y hermosa.
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