Capítulo 20: Gloria
¡ALEXIELLE!-gritó Myo cuando terminó de subir las escaleras.
Allí estaba. Con su porte amenazador, impasible y altanero,
aquel joven hombre estaba posicionado delante de una enorme y brillante piedra
plateada, dando a entender que quería protegerla.
¡Bravo!-dijo el anfitrión mientras aplaudía-Jamás esperé que
llegaseis hasta aquí los cuat…cinco. Tenéis suerte de que esta joya necesite
tiempo para su activación. El poder mágico ha tenido que cargarse y
concentrarse en ella, pero, por suerte, ya está lista. Un solo toque de la
palma de mi mano y mi plan maestro se desencadenará.
¡No vamos a dejarte!-exclamó Michelle-¡Estás chalado!
Os propongo un último juego.-dijo Alexielle con una amplia
sonrisa-Ya que vais a perder seguro, puedo permitírmelo, así que…allá va: Os
permitiré luchar contra mí como queráis. De uno en uno, los cinco a la vez, por
parejas, por tríos…como deseéis. Podéis levantaros las veces que queráis y
volver a por más. A cambio, yo no me contendré…y, si morís…nada me impedirá
activar la gema. Ni que decir tiene que, si lográis vencerme, mi plan podría
verse truncado. No obstante, ¿para qué engañarnos? No podéis plantarme
batalla…sois hormigas ante un elefante.
No lo sabremos hasta que no lo intentemos.-respondió
Priscille intentando parecer sereno.
¡Eso es!-lo respaldó Michelle.
Te has metido con los chicos equivocados, Alexielle.-dijo
Myo materializando sus dagas-Somos cinco contra uno.
No siempre un mayor número indica una ventaja en el campo de
batalla.-rebatió el líder de la Pax Nekra-Esa regla tiene sus excepciones…como
es el caso que nos aborda.
Eso habrá que verlo, ¿no crees?-intentó provocarlo Ren.
El enano ha hablado.-Alexielle se ahuecó el pelo-Eres un
granuja, piltrafa. ¿Cómo te has atrevido a jugar conmigo? A ti te haré sufrir
más que a los otros cuatro…y serás el último en morir.
Ninguno de nosotros va a morir.-dijo Alice en voz muy
baja-No después de todas las tragedias que se han sucedido.
El único que morirá será ese majadero de pelo
plateado.-contestó Michelle.
¿Pensáis matarme?-preguntó Alexielle-¡No me hagáis reír!
La katana de Alexielle apareció en su mano derecha. Myo
cruzó sus dagas. Michelle hizo aparecer sus enormes guantes, Priscille se
cubrió las piernas con sus botas, Alice empuñó la lanza y Ren agarró
fuertemente su recién aparecida maza.
¡Que comience el juego!-gritó Alexielle apretando el puño
con el que no sujetaba la katana.
Los cinco chicos se lanzaron a por Alexielle. Ren se quedó
un poco atrás porque tenía las piernas más cortas, pero Alice pronto quedó a su
altura: el miedo y el peso de la lanza lo frenaban drásticamente.
Myo fue el primero en lanzarse. Hizo explotar una burbuja de
aire en sus pies, saltando como impulsado por un resorte y cayendo en picado
con una daga hacia su enemigo.
¡DETENDREMOS ESTA LOCURA!-gritó el chico.
Alexielle interceptó la daga con su katana, la cual blandió
hacia sí para acercar a Myo lo suficiente como para darle una patada y tirarlo
al suelo. Michelle y Priscille se lanzaron en cruz a por su contendiente para embestirlo
con un puñetazo y una patada respectivamente, pero éste giró sobre sí mismo,
describiendo un círculo con la katana que los repelió. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Alice
blandió torpemente la lanza, pero no sabía manejarla bien, por lo que cayó ante
la estocada de Alexielle, que fue seguida de una embestida con el hombro que
lanzó al joven de cabello azul por los aires. Ren intentó acercarse por su
flanco izquierdo para golpearle con la maza, pero fue barrido de una patada.
¿Esto es todo?-preguntó mientras observaba cómo los chicos
se levantaban-¿Sois de verdad tan patéticos? Sabía que me ibais a aburrir, pero
me esperaba algo mejor…
¡No has visto nada!-gritó Michelle mientras lanzaba una bola
de fuego con las manos.
Alexielle la paró con la palma de la mano izquierda. La bola
de fuego se hizo plateada y se convirtió en un pájaro gigante que voló hacia
los chicos. Alice logró interceptarlo con un muro de hielo. Mientras el hielo y
las llamas plateadas se neutralizaban mutuamente, el creador del muro conjuró
una neblina fría alrededor del fornido psicópata, reduciendo sus movimientos.
¡Es inútil!-exclamó Alexielle.
Chasqueó los dedos. Una descarga de energía plateada sacudió
a Alice, volviéndolo a abatir. Priscille lanzó un chorro de luz con una mano y
otro de oscuridad con la otra, a lo que su contendiente respondió con un chorro
cortante de color plateado que avanzó a ras de suelo, fruto de su katana,
deshaciendo los rayos de Priscille y arrollándolo fuertemente. Ren intentó
lanzar un ataque con sus látigos, pero fue repelido por un resplandor de la
hoja de la katana de Alexielle que lo alejó casi hasta las escaleras. Myo se
puso en guardia.
Para que veáis que no estoy loco y que lo tengo todo
planeado con exactitud matemática…-dijo Alexielle con sorna-…te llamabas Myo,
¿verdad?
Myo no dijo nada ni movió la cabeza. Su enemigo lo
interpretó como una afirmación.
Myo, atiende a tu móvil, ¿quieres?-siguió Alexielle.
No hay cobertura con lo altos que estamos.-respondió Myo
toscamente.
Me he encargado de que la haya.-dijo Alexielle señalando a
su alrededor.
El chaval de cabello verde reparó en todas las cosas
extravagantes que flotaban alrededor de las plataformas y las escaleras en
aquella macabra torre. Sacó su móvil y, en efecto, había cobertura. En ese
mismo instante, el móvil comenzó a sonar.
Ren, Alice, Priscille y Michelle se quedaron mirando.
¿Sí?-respondió Myo a la llamada.
¿Myo Shimazu?-preguntó una voz tosca al otro lado del hilo.
Sí, soy yo.-dijo Myo mientras trataba de recordar de qué le
sonaba esa voz.
Le llamo desde la embajada de Israel.-respondió el
hombre-Hay algo que debe saber…
¿La embajada de Israel?-preguntó Myo con el corazón en un
puño.
Alice, Michelle y Priscille corrieron al lado de Myo. Ren no
lo sabía, pero los padres de Myo estaban en Israel trabajando. La voz masculina
del otro lado del hilo continuaba hablando. De pronto, Myo cayó hincado de
rodillas en el suelo.
¡NO!-gritó-¡No puede ser!
Alexielle
rompió a reír.
¡NOOOOOOOOOOOOOOOO!-chilló
Myo-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
Las lágrimas resbalaban por el rostro del joven.
¡Myo!-Alice lo cogió por los hombros.
¿Qué ha pasado?-preguntó Michelle preocupado-Y… ¿de qué te
ríes, pirado?
No…-Priscille parecía haberse dado cuenta de lo que había
sucedido-…dime que no es cierto…
Considéralo un regalo de la Pax Nekra.-dijo Alexielle con
una sonrisa de satisfacción-Habríais sido los perfectos aliados a nuestra
causa, pero decidisteis ir en mi contra… ¡Y TODO EN ESTA VIDA TIENE UN PRECIO!
Mis padres están muertos.-dijo Myo con un hilo de voz.
¡¿QUÉ?!-gritaron Alice y Michelle a la vez.
Maldito seas, Alexielle…-dijo Priscille-…maldito seas entre
todos los condenados…ha sido cosa tuya, ¿verdad?
¿De quién si no?-preguntó Alexielle con desdén.
Papá…-decía Myo entre sollozos-…mamá… ¿por qué? Los ha
matado… ¿por…por…POR QUÉ?
Los tres amigos de Myo lloraban en silencio. Ren, que no se
había atrevido a acercarse, también lloraba. No soportaba ver a su hermano
así...
Priscille, protege a Ren.-dijo Myo con mucha calma.
¿Eh?-dijo Priscille sorprendido.
Michelle…Alice…-dijo Myo-…vosotros tampoco
intervengáis. ¡Os quiero a todos!
El joven se levantó y apretó sus dagas.
¿Puedes levantarte?-preguntó Alexielle fingiendo
sorpresa-¡TU PADRE Y TU MADRE ESTÁN MUERTOS! ¡ÉCHATE A LLORAR, RATA!
¡VIL DESGRACIADO!-gritó Myo, produciendo un eco inusual-¡VOY
A ACABAR CONTIGO!
Los tres amigos y Ren se pusieron en guardia, pero Myo les
hizo una señal.
¡No!-les dijo-¡Atrás! ¡Es mío y sólo mío! ¡VA A PAGAR POR
ESTE CRIMEN! ¡AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!
En un amargo grito de rabia y dolor, Myo chocó sus dagas
entre sí, fundiéndolas en una cegadora luz verde que fue alargándose y dando
lugar a una espada bastante grande, de filo plateado, punta piramidal,
ensanchamiento progresivo desde la base, empuñadura de oro y joyas rojas en la
hoja. Con ella en las manos, Myo lanzó una estocada contra Alexielle, que la
paró con una de su katana, empuñada con una mano.
Sigues sin estar en condiciones de retarme.-dijo secamente
Alexielle.
¡CÁLLATE!-gritó Myo.
Lanzó otra estocada. Alexielle la paró con su katana, pero
en el choque se liberó una explosión de viento que hizo trastabillar a aquel
asesino, dándole a Myo la oportunidad de desarmarlo con otra estocada y
dispararle una bola de viento en el esternón, empujándolo contra la pared que
rodeaba la mitad de la plataforma en la que se situaba la gema.
Myo agarró su espada con la mano izquierda. Mantenía la otra
mano abierta y en movimiento, como si realizase algún tipo de conjuro. Su
mirada, carente de brillo en aquellos momentos y cargada de odio, se clavó en
Alexielle. Un fortísimo viento comenzó a soplar. El cuerpo de Myo se rodeó de
un aura verdosa.
¡Ya basta!-exclamó Alexielle-¡Suficientes juegos por hoy!
La katana desapareció del suelo y apareció en la mano del
hombre, que se levantaba corriendo. Se lanzó a tocar la gema con su mano libre,
pero una pantalla de luz rosada le impidió el paso y, al chocar su mano contra
ella, recibió una descarga.
¡Sabía que harías trampas!-exclamó Ren mientras apuntaba con
su maza a la gema.
¿Cuándo crees que te puedes llevar una paliza decides
interrumpir el juego que tú mismo has propuesto y forzado?-preguntó
Michelle-¡Eres un cobarde!
¡Deleznable!-dijo Priscille apretando los puños indignado.
…-Alice se limitaba a mirar y permanecer en guardia. Estaba
tan asqueado como sus amigos.
¡El juego acabará con TU VIDA!-gritó Myo mientras se lanzaba
de nuevo a por Alexielle.
Con una habilidad que ni él mismo sabía de dónde procedía,
cruzó aceros durante largos minutos con el hombre de ojos plateados. No
conseguía asestarle ningún golpe, pero él tampoco recibía ninguno. Los demás,
tensos, observaban la escena. Ren se concentraba por mantener la barrera en la
gema para evitar que Alexielle la tocara. Ni en un momento así se les ocurriría
no respetar la decisión de un amigo tan importante como Myo.
En un momento del forcejeo, Myo cometió un error y quedó
indefenso ante Alexielle, que logró burlar su defensa, comerle terreno y
embestirlo con un cabezazo seguido de una patada que lo tiró al suelo. Sin
dejarle que se levantara, le apuntó con la katana en la nuez.
Adiós, Myo.-dijo, dispuesto a atravesarle el cuello.
Una feroz ráfaga de viento le voló la katana a Alexielle,
dejándolo desarmado. Myo aprovechó para levantarse y disparar un fuerte chorro
de viento contra su pecho, volviéndolo a estampar en la pared. Alexielle, sin
perder ni un segundo, materializó de nuevo la katana en sus manos e,
impulsándose con los pies en la pared, se lanzó en picado. El joven de ojos
amarillos recibió la embestida con su espada, desequilibrándose hacia atrás,
pero volviendo a su posición con presteza para contraatacar, obligando a su
oponente a saltar hacia atrás para evitar el impacto.
Me estoy cansando…-advirtió Alexielle.
Lanzó, con su mano izquierda, un ingente rayo plateado que
chocó contra un chorro de viento que salía de la mano derecha de Myo.
…-Myo no tenía palabras. La ira, el odio, la rabia, el
dolor, la pena, la impotencia y la contrariedad lo invadían. Se había entregado
completamente a la fuerza que éstas pudieran darle, todo por poner fin a las
malvadas ambiciones de aquel asesino y vengar a sus padres.
Tras unos intensos segundos de choque, ambos chorros
explotaron, obligando a sus respectivos conjuradores a saltar hacia atrás para
no ser dañados por la onda expansiva.
Me he cansado definitivamente.-dijo Alexielle-No quiero
jugar más. ¡Voy a asesinaros a todos…A SANGRE FRÍA! Qué poca educación por mi
parte ser el único en no transformar su arma…
Los músculos de Alexielle aumentaron hasta reventar la
gabardina y los guantes por completo, quedando a pecho descubierto. Su katana comenzó a brillar y a emitir
destellos y arrojar chispas. Flotando sobre su espalda comenzaron a aparecer
seis cuchillas gigantescas, quedando tres a cada lado a modo de alas. Se elevó
en el aire y los observó mientras flotaba. Un aura blanquecina recubría su
cuerpo.
Es hora…-dijo Alexielle, esta vez con eco en su voz-… ¡DE
MORIR!
…-Myo se limitó a lanzarse a por él.
Saltó hacia su recién transformado enemigo, que lo recibió
con una estocada al aire que creó una ventisca plateada capaz de arrasar con él
y dejarlo caer libremente al suelo.
Sin mediar palabra, Myo se levantó después del duro y sonoro
golpe y volvió a cargar contra Alexielle, cuya katana se convirtió en un enorme
espadón de luz blanca con el que lanzó un golpe explosivo que volvió a barrer
al chico.
Es completamente inútil…-dijo el malvado oponente mientras
su katana volvía a la normalidad.
¡No, no lo es!-gritó Ren-¡No me he jugado la vida con
vosotros para que ahora no podamos hacer nada!
Ren convirtió la maza en sus guantes y lanzó sus látigos
hacia Alexielle. Éste, al verlo, dio una estocada al aire, liberando una
desordenada masa de destellos plateados que arrollaron al niño, destrozando
completamente toda su ropa y haciéndolo rodar por el suelo. La barrera que
impedía el paso hacia la gema se rompió.
¡REN!-gritó Priscille.
Alexielle lanzó otra nube cortante hacia Ren mientras se
reía. Priscille se puso en medio, abrazando a su hermano. No le dio tiempo a
poner una barrera: la nube impactó contra su espalda, dejándosela al
descubierto y muy lacerada.
¡AAAAAAAAAARGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!-chilló Priscille.
¡No intervengáis!-exclamó Myo mecánicamente mientras volvía
a lanzarse contra Alexielle y era repelido de nuevo.
Ya está bien de prolegómenos.-se quejó Alexielle-¡Voy a
erradicaros inmediatamente!
El hombre apuntó hacia los chicos con la katana. Del extremo
de ésta salió una enorme bola blanca de energía rodeada de un intenso aro luminoso.
¡Este cañón os destruirá para siempre!-gritó.
Una sonora explosión fue el inicio del vuelo de aquel
gigantesco proyectil.
¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!-gritó una voz
familiar.
Fue fugaz, instantáneo. La katana de Alexielle estaba desviada
hacia arriba y la enorme bola de energía se perdió en los cielos. Frente al
malvado hombre había una altísima mujer con escamosa piel roja, negra y violeta
que hacía de su armadura. De su cintura colgaba un largo faldón de plumas y
escamas, y en su cabeza había un enorme y majestuoso casco alado. En sus manos
había una lanza cónica de gran tamaño y un escudo muy pesado. Con la lanza
estaba conteniendo la katana de Alexielle mientras que con el escudo se
protegía a sí misma.
¿Qué es eso?-preguntó Alice asustado.
¿¡Una valquiria!?-se atrevió a decir Michelle.
Eso parece…-dijo Ren mientras se tapaba los ojos para que no
le diera mucho la luz.
No es cualquier valquiria…-reconoció Priscille-¡ES ANGELICA!
Toriyama…-dijo Alexielle-… ¡otra traidora más! ¡UNA MALDITA
MUJER ATREVIÉNDOSE A PLANTARME CARA! ¡CONTIGO NO TENDRÉ REPARO! ¡ESTÁS MUERTA!
Con una arrolladora e implacable fuerza, Alexielle arrolló a
la valquiria con una corriente luminosa enorme. El escudo reventó en pedazos,
la lanza se deshizo y la valquiria fue lanzada por los aires mientras su
escamosa piel se resquebrajaba y se deshacía en un grito de dolor…
Cuando la luz se extinguió, se oyó un golpe seco. El cuerpo
de Angelica, completamente desnudo e inconsciente, había caído al suelo. Había
hecho acopio de sus últimas fuerzas para salvar a los chicos…no estaba
muerta…pero, ahora, sí…o, al menos, todo apuntaba a ello.
¡DESAPARECE!-chilló Alexielle blandiendo la katana.
Una onda expansiva barrió el cuerpo de Angelica, dejándolo
caer al vacío.
¡Angelica!-gritó Priscille.
Corrió tras ella. Sus botas le proporcionaron una velocidad
sobrehumana con la que pudo interceptar el cuerpo de la chica en medio de las
escaleras y volver a subirlas para dejarla en el suelo como antes.
¿Te atreves a mostrarte indulgente con ese
monstruo?-preguntó Alexielle-En cuanto me deshaga de este abnegado espadachín,
te mataré para alimentar la desesperación del traidor de tu hermano.
Alexielle voló hasta Myo y lo embistió con un fuerte golpe
de su katana. Myo respondió con su espada, volviendo a forcejear con él.
Concentrando su poder sobre el viento, repelió a su contrincante, que quedó en
el aire, donde le cayó una enorme bola de fuego, una bola de luz dorada, un
bloque de hielo gigantesco y una bola de luz rosada cuyos impactos sucesivos
causaron una serie de explosiones que obligaron al hombre a bajar y
arrodillarse.
Myo…-dijo Priscille.
Adelante.-les dijo, recuperando levemente el enfoque en sus
ojos-Démosle duro. ¡JUNTOS!
Los otros cuatro prorrumpieron en un grito de guerra. Priscille
lanzó un enorme chorro de oscuridad en espiral, Michelle lo respaldó con un
rayo de fuego gigantesco y Alice se unió lanzando un rayo azul gélido. Ren
cubrió su cuerpo con una capa de oscuridad y se unió al asalto proyectando un
fuerte chorro violeta oscuro de oscuridad. Alexielle quedó inmóvil.
¡NO!-gritó.
Myo saltó hacia Alexielle y le golpeó fuertemente con su
espada. Entre cuatro fuerzas elementales unidas, el líder de la Pax Nekra
estaba desorientado y enfurecido, por lo que liberó las seis cuchillas de su
espalda, que empezaron a girar ofensivamente a su alrededor. Myo las repelió
con su espada y siguió lanzando estocadas contra su enemigo mientras era
empujado a la pared por los rayos de sus amigos. Cegado por la rabia y
aprovechando la oportunidad, el chico se ensañó con sus estocadas, una tras
otra, todas certeras, impidiendo cualquier posibilidad de contraataque. Cuando
estuvo lo suficientemente cerca, lanzó el cuerpo de Alexielle contra la gema
con un fuerte mandoble, quedando adherido a esta y sufriendo una enorme
descarga. Chilló de dolor.
¡ES EL MOMENTO!-gritó Priscille-¡Destruyámosle a él y a la
gema!
Michelle comenzó a lanzar bolas de fuego, Priscille lanzaba
bolas de oscuridad, Ren se unió disparando bolas de luz y Alice comenzó a lanzar
témpanos de hielo. Los impactos contra Alexielle lo incrustaban más contra la
gema, que descargaba más poder cuantos más impactos recibía. Myo se montó en un
tornado, ascendiendo hasta una gran altura, desde la cual saltó, dejando que el
tornado embistiera a Alexielle. Cuando el tornado se disipó, Myo giró sobre sí
mismo, rasgando la piel de su enemigo con una estocada y volviendo a impulsarse
hacia arriba con las piernas sobre los hombros de aquel loco. Una vez en las
alturas de nuevo, lanzó una concentrada bola de viento que reventó en una
enorme cúpula de viento rotatorio, haciendo añicos la gema y arrastrando a
Alexielle, que sangraba y gritaba de dolor mientras los fragmentos de la gema
se le clavaban y descargaban su poder sobre él. Su katana empezó a brillar.
Las seis cuchillas cayeron al suelo. La katana explotó y
empujó a Alexielle contra la plataforma, quedando en medio de sus seis
cuchillas, que proyectaron rayos hacia él hasta explotar. El hombre escupió un
chorro de sangre en su último grito antes de caer muerto al vacío. Un violento
temblor sacudió la torre entonces.
¡ESTO SE HUNDE!-gritó Michelle-¡HAY QUE SALIR PITANDO!
¡Hermano!-gritó Ren entre sollozos-Me ha roto la ropa que
tú…
Priscille cogió a Ren en brazos y lo abrazó contra su pecho.
No te preocupes por eso.-le dijo-Tu vida es más importante.
Ya te compraré más ropa.
¡No es eso!-le respondió-Es el valor sentimental que…
Piensa en el valor sentimental que tiene que hayamos
sobrevivido a esta locura juntos, Ren.-respondió Priscille con determinación-No
te vengas abajo ahora, sé valiente, vamos a salir de aquí. Esto… ¿qué estáis
haciendo?
No nos va a dar tiempo a bajar todas las escaleras.-dijo
Alice-Estoy haciendo una rampa de hielo.
¡Tenemos que saltar!-gritó Michelle-Veo cascotes cayendo…
Priscille intentó coger el cuerpo de Angelica, pero era
mucho más alta que él y pesaba demasiado, pues era musculosa. Michelle
comprendió la situación y se la cargó al hombro.
¿Listos?-preguntó.
Listos.-asintió Priscille dirigiéndole a Michelle una mirada
de gratitud.
La rampa no está lista…-dijo Alice atemorizado mientras
veían derrumbarse poco a poco la pared.
¡Vamos a tirarnos ya!-gritó Myo-¡Yo confío en ti, Alice!
Podrás ir haciéndola conforme nos deslicemos. ¡Todo saldrá bien! ¡Sed
valientes! ¡NOS VEMOS ABAJO SANOS Y SALVOS!
Myo se tiró por la rampa y comenzó a deslizarse como si
fuera un tobogán. Estaba frío y húmedo, pero poco le importaba en esos
momentos. Priscille saltó mientras abrazaba fuertemente a Ren. Sin soltar a
Angelica, Michelle se tiró también. Faltaba Alice, quien se lanzó el último,
concentrándose en conjurar la rampa hasta abajo. Estaban a una altura realmente
espantosa.
Por mucha confianza que Myo tuviese en él, Alice no podía
concentrarse bien y la rampa crecía a ritmo lento. No podría llegar hasta
abajo, pues la caída estaba siendo muy rápida. Bajaban y bajaban…ya podían ver
la entrada a la torre y el sitio donde Priscille y Angelica se habían batido.
Antes de poder darse cuenta, la rampa se había acabado y estaban cayendo en picado.
Se hizo el pánico y comenzaron a chillar.
¡Agarraos fuerte a mi ropa!-gritó Myo.
Cuando todos estuvieron agarrados a él, Myo generó una gran
bola de viento en su mano y la lanzó contra el suelo, creando una enorme
burbuja que los empujó hacia arriba, amortiguando la caída. Al extinguirse
ésta, nuestros héroes cayeron al suelo como si hubieran hecho un salto normal.
Se levantaron y se sacudieron el polvo. Michelle observó el
cuerpo desnudo de Angelica. Era preciosa, aun si les había intentado hacer la vida
imposible. Estaba muerta, pero su cuerpo seguía siendo bello y, para alivio de
Priscille, estaba intacto. Ren se bajó de los brazos de su hermano. Con un poco
de ropa de cada uno, taparon su desnudez.
Alice fue el único que no se levantó. Estaba de rodillas,
extenuado, jadeando. Ninguno podía creerse lo que había pasado y todo lo que
acababan de hacer en un solo día.
Lo has hecho extraordinariamente bien, Alice.-dijo Myo
mientras le tendía la mano a su amigo para que se levantara-Estamos todos sanos
y salvos.
Alice cogió su mano y se levantó.
Casi morimos por mi culpa…-dijo.
Estamos vivos y eso es lo que importa.-respondió
Priscille-Los dos habéis hecho un trabajo impecable librándonos de la caída.
Gracias a todos…-dijo Ren-…y siento todo lo que ha pasado…
No ha sido culpa tuya…-dijo Myo-…tú sólo querías arreglar
las cosas con tu hermano…no matar a mis padres.
Myo rompió a llorar otra vez. Sus tres amigos lo abrazaron.
¿Sabéis una cosa?-dijo Michelle-La Pax Nekra ha caído.
Myo miró a su alrededor. Lo habían logrado. Ninguna mujer
volvería a sufrir el trágico destino que muchas otras que habían visto habían
sufrido. Las cosas volvían a la normalidad. Se acabó el tener que velar noche
tras noche para impedir que ningún hombre fuese asesinado.
Vámonos de aquí antes de que la policía llegue.-dijo
Priscille-Podemos recapitular tranquilamente lejos del mundo. Vamos a casa. A
mi casa o a la de cualquiera de vosotros, pero vámonos de aquí.
Se oían ambulancias, sirenas de policía y motores a lo
lejos. Pronto vieron que incluso la prensa estaba acudiendo.
Hemos huido de la muerte…-dijo Michelle con una
sonrisa-…unos pocos vehículos motorizados no nos van a pillar.
Con presteza, los cinco chicos (cargando a Angelica)
abandonaron el lugar y se dirigieron al hogar más cercano de ese sitio, el de
Michelle. Allí podrían beber algo caliente y pararse a pensar un momento en
todo lo sucedido y en lo que iban a hacer a partir de entonces. Aunque lo que
quedaba de semana iba a ser un completo caos de obras, reparaciones, entrevistas
a personas del lugar y demás anomalías, el peligro real ya había pasado: la Pax
Nekra estaba completamente derrotada, ya nadie amenazaría el equilibrio nunca
más. Tokyo podría dormir tranquila. Y no sólo Tokyo: el mundo entero también.
FIN
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