Capítulo 15: Flujo
Priscille y Ren habían llegado a su hogar. Tras la
escaramuza con la todavía incomprendida Pax Nekra, habían llegado cansados,
algo doloridos y con las ropas sucias y polvorientas. Se bañaban juntos en una
bañera bastante grande que habían colmado de agua caliente mientras hablaban
entre ellos.
Hacía mucho que no nos bañábamos juntos…-dijo Ren.
Sí, es cierto.-concedió Priscille-Recuerdo que, cuando eras
muy pequeño, papá y mamá siempre tenían que ir detrás de mí porque sólo te
querías bañar si era conmigo…por lo que siempre compartíamos la bañera.
¡Yo también me acuerdo!-respondió Ren con una
sonrisa-Siempre fuiste el espejo en el que me miraba…siempre quería estar
contigo y saber más de ti, por lo que sentía que cualquier oportunidad de pasar
tiempo juntos tenía que aprovecharla.
Ahora vamos a poder disfrutar de esas oportunidades de
nuevo…-dijo Priscille-aunque, lamentablemente, no es el momento. Tenemos que
salir, secarnos y vestirnos…mis amigos estarán aquí dentro de poco.
De acuerdo.-dijo Ren con una sonrisa.
Salieron de la bañera y comenzaron a quitarse la humedad con
una toalla mientras se dirigían hacia donde habían dejado la ropa. Conforme se
vestían, Priscille reparó en algo.
¡Ren!-exclamó-¿Esos pantalones…
Ren, una vez se puso la ropa interior, se estaba poniendo
unos pantalones negros con bolsillos grandes y de cuya cintura pendía un
cinturón negro decorado con brillantes grapas plateadas.
Sí, son los que me diste aquella vez que hiciste limpieza en
tu armario.-respondió el hermano menor-Ahora que hemos recuperado nuestro lazo,
me sentiré bien, sin remordimientos, al llevarlos. Esto también es heredado de
ti…
Me conmueve que lo hayas guardado.-dijo Priscille-Pese a que
te los di cuando todavía no nos hablábamos…
Todo este tiempo he estado deseando recuperar mi confianza
contigo.-dijo Ren en tono solemne mientras se ponía una camiseta blanca con una
calavera negra y un chaleco negro con una estrella plateada en la espalda-Esta
ropa no es sino una parte más del símbolo de nuestra fraternidad.
¿Tienes también las…-preguntó Priscille, quien sólo se había
puesto unos calzoncillos.
¿Las botas?-preguntó Ren mientras las sacaba de detrás de un
cesto-Aquí están.
Eran unas botas de media caña, negras, de material, con
correas de las que se sujetaban hileras de piedras negras, suela gruesa y un
desgastado tacón de pocos centímetros.
¡Las primeras botas que usé!-dijo Priscille mientras su
hermano se las ponía-Fueron un regalo de papá y mamá…les tengo tanto cariño que
nunca las tiré.
Toda esta ropa está a salvo conmigo, hermano.-Ren levantó el
pulgar-Pero, ¡date prisa! ¡Tus amigos estarán al caer!
Priscille asintió con la cabeza y se puso los pantalones.
Mientras se calzaba sentado en el cesto de las toallas, su hermano le secó
gentilmente el pelo con una toalla y le pasó un cepillo.
Cuando me lo empecé a dejar crecer, te encantaba jugar con
mi pelo…-recordó Priscille en voz alta.
Tienes una melena muy chula.-dijo Ren-De mayor quiero
tenerla como tú…la melena.
¿Tienes alguna queja de lo que quiera que sea lo otro en lo
que has pensado?-dijo Priscille mientras se ponía la camiseta, se ajustaba la
sobrefalda y se colocaba el chaleco.
No, claro que no…-dijo Ren con una sonrisa pícara.
¿En serio está bien tomárselo a broma, con toda la confianza
del mundo?-se preguntó Priscille sin mediar palabra-Hemos cometido incesto…
Sonó el timbre.
¡Ya vamos!-dijo Priscille mientras se ponía las gafas y
abría la ventana del baño para que se fuesen los vapores.
El chico cruzó la casa a paso muy ligero, seguido desde
cerca por su hermano menor. Vestidos de la misma manera parecían todavía más
clónicos. Mientras Ren terminaba de atarse el pelo, Priscille abrió la puerta.
¡Hola, chicos!-saludó-Perdonad el retraso, estábamos
terminando con el baño…
Los tres amigos saludaron a coro. Allí estaban, todos con
sus usuales pintas rompedoras, con la determinación en los ojos, con cara de
querer arreglar todos los desperfectos del mundo.
Entraron. Al ver a Ren, Alice se giró levemente.
¿Ocurre algo, Alice?-preguntó Michelle mientras le ponía la
mano en un brazo.
¡Qué mono!-susurró Alice-Con la ropa de Priscille de cuando
éramos niños…es tan adorable…y me evoca tanta nostalgia…parece que fue ayer
cuando Priscille llegaba a la fuente del parque con esas ropas para jugar toda
la tarde. Claro, que, en aquellos tiempos, Priscille ya apuntaba maneras…
¿creéis que Ren tendrá su cuerpo cuando crezca?
¡JAJAJA!-Michelle se rió-Tienes unas cosas, enano…
Myo, que también lo había escuchado, les sonrió. Priscille
les dirigió una mirada cómplice. Entre cuatro personas que se comunicaban
perfectamente sin ninguna herramienta verbal, Ren se sentía un poco extrañado.
¿Qué pasa?-preguntó Ren.
Puedes decirlo, Alice, mi hermano no te va a morder.-dijo
Priscille-Lo he oído hasta yo.
¡Eh!-Ren apretó el puño y se sonrojó-¿Hay algún problema?
Alice se quedó estático.
Que estás muy guapo con la ropa de tu hermano y nos
recuerdas mucho a él cuando teníamos tu edad.-dijo Myo acariciándole el pelo
amigablemente.
¿Cómo podéis…-susurró Alice.
Ya nos conocemos, Alice…-dijo Michelle entre risas.
Alice los miró a todos con una tímida sonrisa. Se sentaron.
En la mesa había preparada una bandeja con vasos, varias botellas de zumo,
batidos, frutas y dulces.
Tenemos mucho de lo que hablar…-dijo Priscille-…es una lástima
que sean todo cosas turbias, ahora que por fin Ren y yo hemos dejado atrás
nuestras diferencias…
Lo primero que me gustaría saber, si no es mucho pedir…-se
aventuró Myo-…es qué es exactamente eso de la Pax Nekra.
Todos miraron a Ren automáticamente.
La Pax Nekra…-dijo Ren mientras le temblaba la mano al coger
una uva-…nunca he llegado muy bien a saber qué es. Sólo sé que es un grupo de
alumnos del Hiwamori que se está haciendo poco a poco con el control del centro
y que tiene muy malos propósitos con grandes ambiciones…son enemigos nuestros,
claramente.
Bien.-dijo Priscille algo acelerado para asegurarse el
siguiente turno de pregunta-¿Por qué y cómo entraste ahí?
Entré…-dijo Ren, tartamudeando y parcialmente
bloqueado-…para llamar tu atención. No quería servir en sus propósitos. Sólo
quería fingir el tiempo suficiente. Sabía que, tarde o temprano, te
preocuparías por mí y aparecerías, por lo que podríamos enfrentarnos…
No esperaba menos de ti, hermano, se nota que eres un
Kirisame.-dijo Priscille con seriedad pero sin tono de enfado-Una brillante
estratagema, parece que el intelecto de papá y mamá está en ti…entonces, todo
lo que me dijiste delante de la gente era mentira, ¿no?
No…-dijo Ren temblando todavía más-…iba con la intención de
derrotarte y humillarte. Me sentía olvidado y quería…vengarme…o, al menos, así
lo veía en esos momentos…-las lágrimas empezaron a correr por su cara.
Ren…-dijo Priscille-…vamos, no llores. No pasa nada. Ahora
estamos bien y nada va a cambiar eso.-abrazó a su hermano contra sí-Te perdono
todo lo que has hecho. Sé fuerte, este mal trago pasará pronto. Comprendo que
no quieras hablarlo, y menos delante de más gente…pero yo soy tu hermano y
estaré contigo para lo que haga falta…asimismo, ellos son mis hermanos. No has
de temer.
Tranquilo, Ren-chan.-dijo Michelle con una cálida
sonrisa-Ninguno pensamos que tú tengas culpa de nada. Eres demasiado joven como
para darte cuenta de algunas cosas…pero no te preocupes, pequeño…si alguien
merece, Y SE VA A LLEVAR, una paliza…¡son esa escoria!
No te preocupes, en serio.-dijo Myo-Ya lo ha dicho
Michelle…la Pax Nekra va a pagar lo que ha hecho…contigo, con nosotros, con
Tokyo y…bueno, me imagino que la profesora muerta también ha sido obra suya,
¿no?
Eso creo…-dijo Alice amargamente.
Ren.-dijo Priscille taimadamente mientras separaba a su
hermano menor de su pecho-Necesito que nos cuentes cuánto tiempo llevas en la
Pax Nekra, qué sabes de ellos, cómo podemos encontrarlos y demás información.
Tres días.-dijo Ren-Sólo sé que son mucha gente del
instituto, en concreto todos los que llevan esa cruz…que muchos se piensan que
es meramente decorativa o religiosa. No obstante, los cabecillas son esos
tres…Albert, Maximilianne y Angelica, del último año. Dicen que son los más
fuertes, los que más saben de las operaciones y los que más cerca están del
líder…a quien, antes de que me preguntéis, no conozco ni sé su nombre. Para
encontrarlos, lo mejor es pasarse por el Hiwamori a cualquier hora…si no están
por ahí maquinando y cuchicheando entre ellos, están por algún lugar
concurrido…al fin y al cabo, somos de la misma ciudad.
Vamos a ir a por ellos, ¿verdad?-dijo Michelle apretando el
puño-No van a salir impunes después de haber tocado a mis amigos.
Ni que decir tiene, grandullón.-respondió Priscille
guiñándole un ojo-Ahora, Ren, quiero que me expliques qué sabes del poder que
tienes, cómo lo has obtenido, si conoces a alguien más que lo tenga y si sabías
que nosotros lo teníamos antes de enseñártelo fortuitamente.
Sólo sé que es algo que sólo podemos usar los varones.-dijo
Ren-Lo obtuve…tomándome una pastilla que me dieron en la Pax Nekra…y no sé si
alguien más lo tiene…pero sospecharía de Albert y Maximilianne. Respecto a lo
vuestro…sí, lo sabía. Circula por la Pax Nekra el rumor desde hace mucho tiempo.
Os tienen en el punto de mira…
¿Una pastilla?-preguntó Alice.
El Hiwamori es de renombre entre los clubes científicos
escolares por sus buenos laboratorios químicos.-dijo Priscille.
Oh, vaya…-Myo se llevó la mano a la frente.
Ren…-dijo Priscille-¿sabes cómo se transmite realmente el
poder?
Por el semen…-dijo Ren-…pero, al parecer, hay simpatizantes
de la Pax Nekra que han conseguido condensarlo en pastillas para que no sea
tan…asqueroso. No obstante, se sabe que entre vosotros hay relaciones amorosas
y…lo habéis adquirido de manera directa. No os preocupéis, a mí no me parece
mal, estáis en vuestro derecho, pero en la Pax Nekra son muy homófobos,
conservadores y machistas. Ya visteis cómo trataban a Angelica…
La verdad es que tampoco se merecía una alfombra roja…-dijo
un dolido Myo-…pero yo soy el único que se define como abiertamente gay aquí.
¿No estaremos en su punto de mira por eso?
Las razones van más allá de vuestra orientación
sexual…-explicó Ren-…pero carezco de detalles.
¿Por qué me miráis todos así? -se extrañó Myo.
Tanto como el único…-Alice se sonrojó mientras se miraba el
regazo.
¿Qué quieres que te diga?-preguntó Michelle-Hasta hace una
temporada, las mujeres eran mi vicio…pero el sexo entre hombres, para qué
mentir, me enardece sobremanera. Tal vez sea bisexual puestos a suavizar
radicalidades…pero no me arrepiento de lo que he hecho y me encantaría
repetirlo.
Yo tampoco…-Priscille se ajustó las gafas-…me arrepiento.
Mi hermano me ha iniciado bien, supongo…-se limitó a decir
Ren.
No sé cómo se ha sabido que nos hemos relacionado entre
nosotros…-dijo Myo-…pero está claro que esto es algo personal. Tendremos que
perseguir a la Pax Nekra y ajustar cuentas.
Ren se levantó del sillón, terminó de beberse el vaso de
batido de vainilla y se acercó a la mesa grande, donde había colocado con
anterioridad el teléfono fijo de la casa y su propio móvil.
Ya que es de esperar que no me vais a dejar ir con
vosotros…-dijo Ren-…me quedaré aquí, con el cerrojo a cal y canto, dispuesto a
atender cualquier llamada que podáis hacer en caso de que necesitéis ayuda.
Asimismo, podré llamaros si algo raro pasa, y me encargaré de encubriros.
Se nota muchísimo que es el hermano de Priscille…-dijo
Michelle-…lo racionaliza y lo calcula todo hasta límites insospechados…
Alice, Myo y Michelle se miraron y asintieron. Sacaron sus
móviles y le dieron sus números a Ren a la vez que éste les daba el suyo.
Si vais a salir ahora mismo…-dijo Ren-…sólo me queda deciros
que, todas las semanas, sobre esta hora, se reúnen en el parque que está a la
salida del instituto femenino más grande de las cercanías…la academia
Shirakawa.
¡Gracias, Ren!-dijo Priscille-Veremos lo que encontramos…
¡hasta luego!
Se despidieron todos. Alice, Myo, Michelle y Priscille se
lanzaron a la calle en busca de los miembros de la Pax Nekra.
Ren, una vez solo, cogió su móvil y marcó un número. Esperó
a que le contestaran.
Albert…-dijo Ren sonriendo pícaramente-…han mordido el
anzuelo. Emboscada en Shirakawa. Pronto esos cuatro animales estarán en sus
jaulas…
Entendido.-dijo el sádico individuo antes de colgar.
Ren se rió tenuemente.
. . .
Ese edificio enorme que se ve al otro lado del parque es la
academia Shirakawa, ¿verdad?-Myo no conocía muy bien esa zona.
Sí, así es.-dijo Alice-El equipo de gimnasia es de los
mejores de Tokyo, y el que va a competir contra el nuestro en el festival
cultural, ¿verdad?
En efecto.-dijo Priscille, quien, como participante de la
organización del festival, estaba al tanto de todos esos temas.
Se oyó un aplauso colectivo. Los cuatro chicos miraron hacia
los lados. Pronto distinguieron a Maximilianne, Angelica y Albert, rodeados de
varios chicos con uniformes del Hiwamori
y el símbolo de la Pax Nekra. Sólo Albert y Maximilianne no iban uniformados.
Albert llevaba un chaleco negro con motivos de camuflaje en marrón y gris, unos
pantalones militares con bolsillos amplios, botas altas con suela muy gruesa,
mitones de color marrón y negro y una larga bufanda amarilla. Maximilianne
vestía con un chaleco ajustado de color azul metalizado y ribetes plateados,
con colas gemelas imitando a los faldones de un frac, unos bombachos del mismo
color muy abultados y unas botas de caña alta muy ensanchadas en la parte alta,
de color azul oscuro, con suela metálica, unos guantes a juego y un monóculo
muy ostentoso en el ojo que no le tapaba el flequillo.
¡Bravo!-chilló Albert-¡Habéis caído en nuestra trampa! ¿Cómo
os sentís?
¿Eh?-Priscille se extrañó.
El niño os la ha jugado.-dijo Maximilianne-Os ha dicho que
íbamos a estar aquí, ¿verdad? Mira que sois tontos…confiar en un miembro de la
Pax Nekra… ¡vuestra ingenuidad os acaba de matar!
¡NO PUEDE SER!-Priscille se negaba a aceptar lo que acababa
de oír-¡Ren está de nuestro lado, de mi lado! ¡Somos hermanos!
En la Pax Nekra no existe la familia.-dijo Albert-Sólo el
propósito que nos empuja.
Y, ¿cuál es, si se puede saber?-preguntó Michelle.
No merecéis ni saberlo, ratas…-dijo Albert-…os dimos muchas
oportunidades…os tendimos la mano y nos escupisteis en ella…ahora, ¡pagad!
La muchedumbre que los acompañaba alzó los puños y comenzó a
gritar. Aquello era una emboscada en toda regla.
Vamos a librarnos de estas alimañas…-dijo Michelle-… ¡ya
ajustarás cuentas con Ren!
¡Esperad!-dijo Alice-Ren dijo que podrían estar aquí…tal vez
ha sido casualidad y nos están mintiendo para confundirnos. Está claro que no
vamos a salir ilesos de ésta, pero intentemos no cargar contra Ren a la mínima.
Aunque puede ser tan culpable como ellos, quiero darle un voto de confianza…por
todo lo que ha pasado…y por nuestro gran amigo Priscille.
Bien dicho.-dijo Myo-¡A por ellos!
Priscille se secó una lágrima de las gafas y se puso en
guardia.
¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!-rió Albert cual hiena mientras hacía
un gesto para que los chicos rompieran filas.
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