COALESCENCE
† WORLDS COLLIDE II †
Episodio V · YURIKA Y PAMELA
¡Shogun
Nikola Chou Tesla!-exclamó el chico pelirrojo-Dichosos los ojos…
¡Gishi
John Ametatsu Dalton!-respondió el joven de ojos plateados-Jamás pensé que te
vería tan pronto…
Corrieron
el uno hacia el otro. Freya se mantuvo en su posición, tirando a Aquanika al
suelo conforme su acompañante se la cedía, esperando a ver cómo evolucionaban
los hechos, mientras que Metallurgy se llevó las manos a la boca, temiendo que
fueran a pelear entre ellos. Para sorpresa de ambas, se fundieron en un fuerte
abrazo que duró un lapso de tiempo notable. En Nikola no podía notarse porque
llevaba los brazos cubiertos, pero ambas chicas pudieron fijarse en que el tal
Dalton, que llevaba ropa sin mangas, estaba apretando sus brazos notablemente,
marcando mucho su musculatura, señal de que el abrazo era sentido y puramente
real. Tras el largo abrazo, se miraron fijamente mientras estrechaban con
fuerza sus manos y sonreían. Podía notarse que ambos eran igual de altos, pero,
mientras que Dalton estaba muy delgado, Nikola tenía un cuerpo robusto de mucha
mayor musculatura.
¡Amigo
mío, por fin!-se alegró el pelirrojo-Por más que intentaba, no podía hacer nada
por romper la condena…la injusticia me encadenó, no como a ti, pero sí de otra
manera…
Hemos
emergido, no te preocupes más por eso.-contestó el joven de cabello negro-Estamos
arriba y dispuestos a contraatacar.
¿Cómo
ha pasado?-preguntó Dalton.
Nikola se
aclaró la garganta.
Como te
dije, he estado saboteando la organización de las alcantarillas con mi falso
puesto de perro del Gobierno.-dijo Nikola-Estaba haciendo uno de los sabotajes
cuando he notado la perturbación que ha sacudido todo…y, entonces, antes de que
las cosas se disparasen, decidí forzar la ejecución de mi plan maestro de
liberación y adelantar los hechos para que, en caso de tener que morir, lo
hiciéramos viendo el cielo una última vez. Luego –señaló a Freya- apareció esta
chica encima de un avión del ejército secuestrado y bombardeó y destruyó a
todas las tropas, repartiendo sus recursos entre los cautivos.
Increíble…-dijo
Dalton-…pero eso lo convierte en una enemiga pública, igual que esta chica de
pelo blanco. Estamos en crisis. ¿Se trata todo esto de un surrealista ataque de…-miró
a Freya, al cuerpo inanimado de Aquanika que yacía en el suelo y, por último, a
la exhausta Metallurgy-…mujeres gigantes…y verdes?
¡Oye!-se
quejó Metallurgy.
Freya
dio un pisotón en el suelo, provocando un temblor.
Vamos a
dejar las cosas claras de una vez, ¿de acuerdo?-se aventuró a decir-Esta mujer
gigante se llama Freya. La mujer gigante y verde se llama Metallurgy Watanabe,
y es mi camarada, así como también lo es Aquanika Vinokourov, la bella
durmiente gigante. No puedes quejarte, pequeño, he sido educada y sincera
contigo. ¿Tendrías la bondad de decirme tu nombre?
Dalton.-respondió
el chico-Todos me llaman así.
Perfecto.-dijo
Freya-No me importa que no sea tu nombre real, sólo necesitaba una palabra para
dirigirme a ti con la que estuvieras conforme.
A mí
todos me dicen Nikola o Tesla.-añadió el chico de las gafas-Como prefiráis.
Bien…Nikola,
Dalton…-dijo Freya-… ¿dónde estamos?
En
Japón, o Sol Naciente.-informó Dalton-Es nuestro país.
Da la
casualidad de que Metallurgy y yo somos japonesas, llevamos toda la vida en
Japón y no conocemos nada de lo que hay aquí.-dijo Freya.
La
única razón por la que no acabo con vosotras es por consideración hacia mi
amigo, al que te agradezco que hayas ayudado.-dijo Dalton-No obstante, no
tientes a la suerte. ¿Japonesa? ¿Tú?
¿Te has
mirado a un espejo?-preguntó Freya-Tus rasgos y los míos son bastante similares,
así como también lo son los de Metallurgy y los de Nikola. Dudo mucho que seas
ciego, así que sólo tienes que verlo. Aquanika es kazaja, así que no sirve como
referencia.
Kazajstán…-dijo
Dalton para sí-…bonita tierra. Exótica. Vale, supongamos que sois japonesas…al
fin y al cabo, no procede que me aprenda el registro civil de memoria… ¿cómo es
posible que no conozcáis las tierras?
Aquí es
donde mi teoría entra en juego.-le respondió Freya-¿En qué año estamos?
En el
año 7230.-respondió Dalton-¿Has perdido la noción del tiempo?
Metallurgy…-dijo
Freya-…el hechizo de Shiroi ha funcionado. Ha plegado las épocas.
¿Hechizo?-rió
Dalton-¿De qué estáis hablando? ¡La magia sólo existe como elemento literario
en textos antiguos!
Venimos
del Japón del año 2013.-dijo Freya-Somos una…coalición para la seguridad
internacional…y, en una misión de persecución de un peligroso objetivo, liberó
un potente hechizo que solapó el tiempo. Si no hubiera podido inhibirlo, ahora
mismo el tiempo sería una existencia rizada y sin sentido que no podría
concebirse. Vuestra época y la nuestra están solapadas.
Demuéstralo.-dijo
Dalton.
¡Freya
tiene razón!-intervino Metallurgy-En la pelea con…Dalton…a la hora de utilizar
mi magia de teletransporte de objetos, no tuve problemas en sacar mis armas, lo
cual indica que mis dominios están intactos.
Bingo.-Freya
chasqueó los dedos.
Una
sombra surgió entre ellos. Aquanika abrió los ojos y se encontró con el tipo
que la había dejado sin conocimiento y con otro igual de alto que él, así como
con dos caras conocidas: Freya y Metallurgy.
Está
bien.-dijo Aquanika con un notable mal humor-Explicadme qué está pasando aquí o
me lío a tiros y me quedo sola.
¿Toda
la “coalición para la seguridad internacional” está formada por jóvenes
damiselas de estaturas tan elevadas como su genio?-preguntó Dalton.
No.-Freya
le sonrió-Hay dos hombres en el equipo.
Acabo
de pediros un favor.-Aquanika sacó un par de cañones de disparo rápido-¿No lo
entendéis? Mi contacto se va a mosquear mucho con esto…
¿Tu
contacto?-preguntó Freya-¿Has tenido la santa cara de llamar a alguien?
. . .
Yurika
se había despertado encima de un coche. Estaba en lo que reconocía como una de
las calles más transitadas del distrito comercial de Tokyo. Al bajar del capó
del vehículo, se dio cuenta de que su entorno se presentaba a trozos:
pinceladas de calle, pinceladas de un terreno yermo y aparentemente en proceso
de asolación. La poca gente que quedaba por la calle huía despavorida mientras
chillaba. Echó a andar, dándose cuenta de lo que sucedía en las zonas yermas:
una guerra. No veía a ningún bando enfrentarse a otro, pero escuchaba disparos
y explosiones en la lejanía, unidos a los gritos de confusión y desesperación.
Hizo memoria. Freya tiró un cristal al centro del círculo y todo se fundió en
escala acromática. Perdió el conocimiento por un tiempo que no era capaz ni se
atrevía a intentar determinar y se había despertado ahí, encima del capó de
aquel coche granate. Transformó una de sus piernas en una bota metálica.
Aliviada al ver que su magia seguía funcionando, la revirtió y continuó
andando. Escuchó una voz peligrosamente cerca de ella. ¿Cuán perfecto sería su
sigilo para no haber notado a nadie acercarse físicamente?
¡Alto!-oyó
que decía una voz de mujer.
La
joven se detuvo y describió un círculo con la vista, pivotando sobre una pierna.
No vio a nadie.
Estoy
aquí.-la misma voz sonó a su izquierda.
Se giró
y vio a la mujer emerger de detrás de un coche blanco. No estaba demasiado
cerca, pero podía intuir de manera aproximada que era tan alta como ella, tal
vez un poco más. Su piel tenía un cierto brillo si bien no era totalmente
pálida y tenía una melena bastante larga de color negro con destellos azulados,
algo muy frecuente en servicios de peluquería.
Iba ataviada con pantalones de combate de camuflaje azules, chaqueta
abierta a juego con hombreras metálicas, un pañuelo negro recogiéndole los
senos, una gorra militar y botas negras altas. El color de sus ojos era
indescriptible, negro con resplandores grises y violetas. Mitones negros en las
manos. De su cuerpo destacaban sus grandes senos y su forma física: puro
músculo, abdomen cuadriculado, hombros anchos, piernas marcadas, brazos muy
definidos. Aquella figura imponía.
Tú eres
Yurika Kurosu, ¿no es así?-preguntó-Japonesa, como casi todos los demás…
¿Cómo
lo sabes?-preguntó Yurika, apretando los puños bajo las amplias mangas de su
kimono-¿Quién eres?
Soy la
jefa Pamela Rosenstiehl.-respondió la joven mujer-Stolz para mis subordinados.
Me han informado acerca de vosotros…
¿Jefa de qué?-pensó Yurika, asqueada-¿De qué va esta vigoréxica?
¿Nosotros?-Yurika
se hizo la ignorante para ver hasta qué grado hablaría su interlocutora.
Esa tal
Freya y todos sus adeptos forzados, ya sabes…-resumió Pamela.
¿Qué
quieres de nosotros?-preguntó Yurika-¿Qué sabes?
Tranquila,
gatita, no muestres tus garras tan a la ligera…-le advirtió la otra mujer-…soy
amiga de la doctora Vinokourov…bueno, amiga y colega: de hecho, yo también soy
doctora y…
¡Lo
sabía!-Yurika se tensó-¡Aquanika es un topo! ¡Sabía que no se podía confiar en
ella!
Estarías
muerta si te hubiera oído, así que yo mediría mis palabras…-dijo Pamela-…cálmate.
Nos pusimos en contacto por motivos académicos. Queríamos desarrollar un
proyecto conjunto de Robótica Médica, una disciplina poco explorada hasta ahora…y,
entre un trago y otro de refresco, me comentó que trabajaba como coordinadora
de CNC para un sistema de producción multiplanta formado por gente con poderes
sobrenaturales…y una es curiosa y se pregunta el significado exacto de esa
explicación. Vengo a verla para echarle un cable que le debo por otro que me
echó ella a mí hace un tiempo, que a su vez se debe a otro que yo le eché a
ella y…una larga historia. ¿Dónde está?
No lo
sé.-respondió Yurika-Nos hemos separado. Los sistemas de comunicación del resto
no funcionan, ni siquiera el mío.
Ya.-respondió
Pamela secamente-Me dijo que iba a una misión de asalto en las dependencias de
un tal Shiroi Kamiyama, un doctor bastante eminente en el panorama actual de
vuestro país.
Lamento
decirte que llegas tarde.-respondió la adolescente-Todo esto ha pasado a raíz
de que llegáramos a ese sitio condenado.
Algo he
notado.-dijo Pamela-Iba con el coche hacia el lugar y casi me la pego en medio
de esa explosión.
No me
digas que alguno de estos coches es el tuyo.-se burló Yurika mientras señalaba
el alto porcentaje de vehículos destrozados que había.
No
tengo ni idea de dónde está, pero puedo comprarme muchos más.-Pamela se ahuecó
la melena-Aquanika me ha dado permiso para hacer ciertos experimentos en caso
de contactar con alguno de vosotros…
No soy
ninguna cobaya.-la cortó Yurika-No tengo nada más que hablar contigo.
El
experimento no es de ese tipo.-Pamela negó con un dedo-Se trata de medir
empíricamente vuestras capacidades…no sé si me entiendes.
Ambas
sabían que iban a acabar enfrentándose. De otro modo, no habrían seguido
hablándose. Mientras que Yurika procesaba un análisis frío y sabía que el
combate era inevitable en aquella situación tan crítica, Pamela lo tenía todo
pensado.
Perfectamente.-Yurika
se puso en guardia.
Con una
rapidez sorprendente, Pamela se pegó a Yurika y le lanzó una potente patada
giratoria alta que ésta esquivó agachándose. Acto seguido, lanzó varios
puñetazos que fallaron en medio de las danzantes maniobras evasivas de Yurika.
Tras una sagaz finta, Pamela giró sobre sí misma y golpeó a su contendiente con
un vigoroso codazo debajo del esternón.
Ngh…-Yurika
escupió algo de sangre. La fuerza de su oponente era tan formidable como su
cuerpo indicaba.
Aprovechando
el desequilibrio de su contrincante, Pamela la abatió con un puñetazo cruzado
con el dorso del puño derecho, lanzándola por los aires. Saltó, la interceptó y
le hizo una llave con la cual la hizo caer en picado al suelo bocabajo.
¿Esto
es todo?-preguntó Pamela-¿Sólo has sabido esquivar un par de golpes?
Una
pierna de Yurika se elevó hasta la cabeza de Pamela, fustigándola pesadamente.
Tras librarse del robusto y pesado cuerpo de su agresora, se levantó y se echó
hacia atrás, apoyándose en el suelo con una sola mano mientras abría sus
piernas formando una “V”. Con una de las piernas barrió los tobillos de Pamela,
enviándola al aire mientras que, con la otra, le pateaba la cara con vehemencia
hasta lanzarla contra un coche que se abolló profundamente con la colisión.
Nada
mal...-comentó Pamela.
Sin más
dilación, se impulsó con los pies sobre el capó del coche y se lanzó cual bala
hacia Yurika, agarrándola de la cintura con ambos brazos y tirándola al suelo,
quedando encima de ella. Desde esta posición, comenzó a lanzarle un puñetazo
tras otro en diversas zonas del cuerpo.
¡Nada
mal, pero no lo suficiente para medirte conmigo, por lo que veo!-exclamó Pamela
orgullosa.
Nunca
supongas lo que no sabes a ciencia certísima.-dijo Yurika atrapando uno de los
puños de Pamela con una mano y retorciéndolo.
Ignorando
el dolor, Pamela arremetió con su otro puño, pero se chocó con la planta de un
pie de Yurika, que había usado su gran flexibilidad para sacar su pierna por
debajo de Pamela e interceptar el golpe. Estirando la pierna, alejó a Pamela de
sí, rodando para poder librarse de su presa y levantarse. Tras ello, le lanzó
una patada giratoria que le golpeó con el talón en la nuez, provocando que
cayera al suelo.
Va a
ser una pelea interesante…-dijo Pamela, levantándose con una velocidad
sorprendente.
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