Capítulo 6: Emociones
Priscille, Myo y Alice salían del instituto, ya sin los
uniformes.
Me preocupa Michelle.-dijo Alice-No ha contestado a nuestros
mensajes, ni ha cogido ninguna de las llamadas, ni ha dado señales de vida… ¿no
creéis que estaría bien ir a su casa a verlo por si se encuentra incapacitado?
¿Y si ha enfermado súbitamente?
Priscille miró la hora con su móvil.
Es una buena idea.-coincidió-Pero hagámoslo rápido, tengo
pocas horas para estudiar y esta tarde tengo entrenamiento de Aikido, mañana de
Karate y pasado mañana de Judo. Esta semana va a ser ajetreada.
Algo pasó frente a los tres chicos. Tambaleándose, se golpeó
contra un árbol del jardín escolar. No tardaron en distinguir a su enorme y
vistoso amigo Michelle, que jadeaba mientras les dirigía una mirada de dolor.
¡MICHELLE!-exclamó Myo mientras corría hacia el árbol.
Alice y Priscille lo siguieron, también corriendo.
Los chicos se alarmaron. Su amigo estaba sudando, jadeando,
magullado, con la ropa rota por muchos sitios y con algunos arañazos profundos
y sangrantes.
¿Qué ha pasado?-preguntó Priscille intentando no perder la
calma-¿Cómo has acabado así?
Esta mañana…-Michelle hizo un acopio de fuerzas para
hablar-…he salido…de mi…ugh-se dejó caer en el suelo-…de mi casa…y…me…me
han…a…ta…atacado…
¿¡Qué!?-gritó Myo-¿A ti también, Michelle?
Myo se agachó hacia su amigo y le puso la mano en la frente.
Estaba ardiendo. Su cuerpo solía estar muy caliente, pero aquello no era
normal…estaba incluso más caliente que el día anterior cuando él se esforzaba
por hacerle una felación…
¡Tienes mucha fiebre!-exclamó Myo-¡Tenemos que sacarte de
aquí y buscar ayuda! ¡Alice, Priscille, ayudadme a levantarlo!
No…-dijo Michelle-…ya estoy mejor…
Michelle, no es momento de ser cabezota.-le dijo
Priscille-No podemos dejarte que empeores. Tienes que recuperarte. Hablaremos
cuando todo haya pasado.
¿Cómo habrá podido librarse del ataque?-a Myo se le escapó
en voz alta su pensamiento.
A diferencia de nosotros…-respondió Priscille-…él tiene
muchísima fuerza. Puede que haya logrado salvarse usando sus capacidades
atléticas.
Alice, mientras sus dos amigos hablaban, se había agachado
hacia Michelle y le estaba limpiando las heridas con un pañuelo de tela azul.
Aunque llevara guantes, sus manos siempre estaban heladas. Su cuerpo solía
estar muy frío, y su ropa también. La cercanía entre los dos cuerpos hizo que
el calor de Michelle comenzase a disminuir levemente, aunque sólo fuese
mientras su amigo estuviese tan cerca.
Tranquilo, ya ha pasado todo.-le dijo Alice en voz baja a su
jadeante amigo-Estás a salvo. Estás con nosotros.
Estás…helado…enano…-Michelle intentaba mantenerse consciente
e ignorar el dolor y el cansancio que se habían apoderado de su cuerpo.
Y tú estás ardiendo, grandullón.-respondió Alice con una
sonrisa de alivio al ver que su compañero reaccionaba-Los buenos amigos nos
complementamos los unos a los otros y formamos la unión perfecta.
Escuchadme todos…-dijo el herido joven haciendo acopio de
fuerzas y mostrando su tozudez-…es importante que sepáis lo que ha pasado.
Sus amigos lo miraron fijamente y asintieron.
Una enfermera me ha abordado por la calle y me ha
suministrado algún tipo de somnífero. Después de eso, me he despertado en la
azotea de un edificio.-relataba Michelle-Esa mujer estaba ahí, iba descalza e
intentaba provocarme sexualmente…no me amedrenté y le dejé bien claro que no
quería cuentas con ella, que me dejara en paz o que no dudaría en recurrir a la
fuerza. Se convirtió en…una…arpía gigantesca y…-comenzó a toser.
Alice le cogió los hombros y lo miró preocupado.
…me empezó a atacar…-siguió, a duras penas-…duramente…y, en
un instante, yo…la…quemé…
¿La quemaste?-preguntó Myo extrañado.
El...Myo…el…el poder…-dijo Michelle moviendo la mano como si
quisiera provocar algún cambio con ello-…está…en mí. El…fuego…me protegió.
¿Tú también tienes poder para luchar, como Myo?-preguntó
Priscille a la vez que se le desencajaban las gafas del sobresalto-¡Claro, eso
explica cómo has logrado librarte tú también de la muerte a manos de un
monstruo!
Una pequeña bola de fuego nació de la palma de la mano
derecha del joven.
Miradlo…-dijo el dolorido Michelle-…es mi…nueva…fuerza.
De pronto, Myo reaccionó. Estiró un momento la mano y apagó
la llama de su amigo con un pequeño soplo de viento.
No te fuerces, Michelle.-le dijo-Descansa.
Alice y Priscille se miraban con asombro. Era la primera vez
que veían el poder del que ya tanta constancia tenían.
Un…-siguió el corpulento chico-…bastón…con una
joya…roja…apareció en mis manos. Me permitió…lanzar…chorros de fuego contra la
arpía y…acabar con…ella…
Vamos a llevárnoslo antes de que le dé algo.-dijo Myo
mientras cargaba la mitad del cuerpo de su amigo con sus hombros-Priscille, ¿me
ayudas?
Priscille cogió a Michelle por el otro lado.
Pesas mucho, hombretón…-se quejó Priscille.
Levántame…con la mente…-respondió su amigo-…Einstein…
El joven de gafas sonrió de alivio al ver que seguía
manteniendo el sentido del humor. Alice echó a andar detrás de sus tres amigos.
¿Hacia dónde lo llevamos?-preguntó Priscille.
No estaría de más que lo vieran en el hospital más cercano,
¿no crees?-propuso Myo.
Estamos a dos manzanas del más grande de la ciudad.-recordó
Alice-¡Ánimo, Michelle!
Sí…-el corpulento joven se dejó llevar-…llevadme allí.
Quiero ver a mis padres…les dije que hoy iría a verlos…
Tranquilo, Michelle, los verás.-le aseguró Myo-Pero primero
necesitas reponerte un poco.
¿Quieres que avisemos a tus padres y les digamos lo que ha
pasado?-preguntó Priscille.
¡No!-Michelle se alarmó-Iré yo solo cuando me reponga. No
quiero que se preocupen por mi culpa.
Está bien, no te preocupes.-respondió Priscille-Alice,
sujétalo un momento, voy a entrar al hospital para pedir ayuda.
El escuálido y menudo chico cargó con la mitad del cuerpo de
su corpulento y febril amigo. Se dobló hacia delante inmediatamente. Priscille
abrió la puerta de la entrada de urgencias y se acercó a paso ligero a
recepción.
¡Hola, buenas tardes!-saludó educadamente al hombre del
mostrador-Un amigo nuestro ha sufrido un accidente un tanto aparatoso. Está
consciente y puede hablar perfectamente, pero sería conveniente que se le
tratasen las heridas. ¿Podríamos recibir atención? Esperaremos lo que sea
necesario, gracias.
¿Me dices el nombre del paciente?-preguntó el hombre.
Michelle Sakurai.-respondió Priscille.
Que pase.-dijo el recepcionista-Pediré una camilla para él.
Chicos, por favor…-Priscille se giró hacia la puerta e hizo
señas a sus amigos para que entrasen-traedlo.
Myo y Alice entraron por la puerta cargando a Michelle. Tan
pronto el recepcionista colgó el teléfono, dos camilleros salieron del ascensor
junto con un médico y un enfermero. Los chicos ayudaron a tumbar a Michelle en
la camilla. Los camilleros lo acomodaron mientras les hacían señas a los amigos
para que los acompañasen. Una vez dentro del ascensor, que subía, las cosas
parecieron más fáciles de resolver.
¿Qué edad tiene?-preguntó el médico mientras hacía ademán de
escribir con un bolígrafo en los folios que llevaba en su clipboard.
Dieciséis años.-respondió Priscille.
¿Qué le ha pasado?-inquirió el doctor.
Al parecer ha sufrido un…-Priscille se trabó
levemente-…ataque de violencia callejera. Por lo poco que nos ha podido contar,
unos pandilleros lo han golpeado y le han hecho esos arañazos. Nuestro amigo se
ha salvado de milagro, supongo…
De acuerdo.-el médico terminó de tomar nota-Se pondrá bien
en muy poco tiempo, no os preocupéis.
Mientras, tras salir del ascensor, cruzaban el largo pasillo
hasta la sala donde lo iban a tratar, Priscille habló de nuevo.
Doctor, necesito pedirle un favor.-dijo.
El médico se giró y lo miró mientras se mantenía a la
escucha.
¿Podría no avisar a sus padres?-preguntó-Están ingresados
aquí desde hace unos meses por un siniestro en carretera y, poco antes de
llegar hasta aquí, nos ha dicho que no quiere preocuparlos.
El médico asintió y llamó al enfermero que aguardaba en la
sala.
Kojima.-dijo-Necesito que le tomes la temperatura y la
tensión arterial, le trates esas heridas y lo prepares para su recuperación.
Por cierto, ¿no tendría que estar aquí Kurono?
Lleva todo el día desaparecida. La ambulancia con la que se
fue ha vuelto sin ella, dicen que se ha esfumado.-respondió el enfermero-Todo
esto es muy extraño…
La ciudad está cada día más sumida en el caos.-concedió el
médico-
¡Vaya!-exclamó el enfermero mientras le quitaba la ropa a
Michelle-¡Pero si es Michelle-kun! Y pensar que hoy lo esperaba ver venir a
visitar a sus padres…pobre chico.
Ha sido un lamentable accidente…-dijo Priscille-…esos
vándalos estarían desbocados…
Veo que lo conoces, Kojima.-dijo el médico antes de
retirarse-Trátalo bien, estaré atento por si me necesitas. Chicos, he de
pediros que os retiréis y esperéis fuera.
Alice, Priscille y Myo asintieron y abandonaron la sala. El
enfermero se puso a examinar a Michelle y a proceder con el protocolo.
. . .
¡Como nuevo!-exclamó Michelle mientras salía de la
habitación ajustándose el cinto y con la gabardina por los hombros.
¡Qué velocidad de recuperación, Michelle!-exclamó
Priscille-¡En una hora y media! ¿Vas a bajar a ver a tus padres?
Sí.-respondió Michelle mientras se disponía a caminar hacia
el ascensor-Myo, ¿me puedes acompañar un momento, por favor?
Myo asintió y siguió a su compañero. Antes de que las
puertas del ascensor se abrieran, la pregunta premiada salió a relucir.
¿Les vamos a contar lo que hicimos ayer?-preguntó Michelle.
¿Tú quieres?-dijo Myo-Entre nosotros puede haber cualquier
cosa, nunca nos fallaremos.
Entonces…es mejor que lo sepan.-dijo el corpulento chico-Lo
hablaremos cuando termine de hablar con mis padres, ¿de acuerdo, pequeño?
Está bien.-dijo Myo, conforme-Lo haremos.
Michelle se despidió con un gesto de la mano y bajó por el
ascensor.
No os voy a mentir.-dijo Myo al llegar ante sus dos
amigos-Nos hemos puesto de acuerdo para contaros algo que pasó ayer. Lo
hablaremos cuando estemos los cuatro juntos, ¿vale?
Priscille y Alice asintieron.
Has sido muy hábil al inventarte lo de los
pandilleros.-susurró Alice.
No podíamos decir lo del ataque.-respondió Priscille-Nadie
ha sobrevivido a uno, salvo dos personas que tienen poderes sobrenaturales…
. . .
Padre, madre, ya estoy aquí.-dijo Michelle mientras entraba
en la habitación de sus padres, que estaban en sus camillas.
Hijo mío…-dijo la madre contenta, pero aún con dificultades
para vocalizar.
¿Qué…-intentó preguntar su padre-…te ha pasado…?
Sólo ha sido un accidente, no os preocupéis.-explicó el
chico-Una mala caída. Me han tratado aquí mismo. Ya estoy bien. Esta semana he
entrenado mucho. Pronto llegará la semana cultural. Estoy deseando hacer algo
grande junto con mis amigos. Me han estado ayudando con los estudios…aún me
cuesta mucho, pero estoy intentando defenderme…prometo no suspender muchas, al
menos. ¿Sabéis qué? Ayer hice algo con Myo que me ha hecho cambiar mi forma de
ver la vida. Me siento mucho más alegre y optimista, más ligero y fuerte. Sigo
muy preocupado por vosotros y haría las plegarias que fueran necesarias para
vuestra sanación, pero he aprendido a verlo con optimismo y a pensar que os
vais a recuperar muy pronto. Tengo unos amigos estupendos sin los cuales no
podría estar superando este bache. Ayer me divertí mucho más que ninguna otra
vez que he estado a solas con Myo-chan. Espero poder contaros algún día todo lo
que ha pasado con mis amigos, realmente los quiero muchísimo y les debo toda la
fuerza que tengo para valerme mientras estáis en estos momentos tan oscuros…
Los cuerpos de la inmóvil pareja temblaban. Poco a poco,
torpe y lentamente, alargaron un poco sus brazos hasta tocarse las manos. La
mujer lloraba de la alegría mientras que el hombre miraba a su hijo con la
sonrisa más grande que su reducida movilidad le permitía mostrar.
Estamos orgullosos…-dijo el padre de Michelle.
…orgullosos de que estés consiguiendo…todo esto.-dijo con
dificultades la madre del chico-Ya te queda menos para ser…todo un hombre. Ve…y
disfruta. Da las gracias…a tus amigos…de nuestra parte.
. . .
Michelle apareció sonriente en el pasillo donde sus amigos
esperaban comiendo.
Te hemos traído esto.-dijo Alice señalando una bolsa con
hamburguesas-Es la hora de cenar y todo esto ha tenido que dejarte exhausto.
¡Gracias!-dijo Michelle con tono aniñado.
Se sentó y se puso a comer junto con sus amigos.
Es hora de hablarlo, ¿verdad?-Myo rompió el hielo.
Claro,
hablemos.-respondió Michelle mientras se limpiaba los labios con una
servilleta.
Contadnos lo que necesitéis.-dijo Alice mientras sujetaba un
té caliente de máquina con ambas manos-Os escucharemos.
Priscille se echó la melena hacia atrás y partió un taiyaki
por la mitad.
Bueno, tal vez en otra situación esto sería un poco difícil
de decir, pero, ya que estamos entre nosotros…-dijo Michelle-…podemos hablar
claramente y sin preocupaciones. Ayer Myo y yo tuvimos sexo oral en los
vestuarios del instituto. Sí, nos hicimos una felación el uno al otro y ambos
lo disfrutamos mucho.
Realmente no es algo que tenga que cambiar nada entre
nosotros, ¿no es así?-preguntó Myo-Os lo queríamos contar para que lo
supieseis. No ha de haber secretos entre nosotros.
Gracias por depositar vuestra confianza así en nosotros,
chicos.-agradeció Alice tras tomar un sorbo de té-Espero que lo disfrutaseis y
que contribuyese a profundizar en nuestra amistad.
No es que nos dé igual, pero…-dijo Priscille-…no vamos a
preocuparnos por ello. Lo hicisteis porque quisisteis y lo pasasteis bien, ¿no?
Me alegro por vosotros y gracias por vuestra sinceridad. Por mi parte, no hay
problemas.
Por la mía tampoco.-coincidió el chico de azul.
Voy a aprovechar para compartir una cosa más con
vosotros.-dijo Myo-Esta última temporada he estado comiéndome mucho la cabeza
porque he dudado de mi sexualidad. Desde el ataque en mi casa y, más
recientemente, desde lo de ayer con Michelle, creo que estoy totalmente
convencido de que no soy bisexual, sino homosexual. Me gustan los chicos. He
disfrutado con Michelle más de lo que nunca podré soñar, tanto con lo que me hizo
como cuando yo se lo hice a él. Y, desde la súcubo, digamos que temo a las
mujeres. No es que vaya a despreciarlas a todas, y nunca le cerraré las puertas
a ninguna que quiera ser mi amiga, necesite mi ayuda o, por algún motivo, se
cruce en mi vida en un sentido positivo, pero creo que mi felicidad está al
lado de un hombre. Y, tras decir esto, no sabéis el peso que me he quitado de
encima. Esto no significa que me esté declarando a Michelle, sólo era la prueba
definitiva de que los hombres son lo mejor para mí en la vida sentimental y
sexual. Lo demás de mi vida no ha cambiado, sigo y seguiré siendo el mismo.
Priscille y Michelle le dieron sendas palmadas en el hombro.
Bravo, Myo.-le dijo Priscille-Bravo por tu valentía para
aceptarte a ti mismo y mostrarte ante los demás.
Seguirás siendo uno de mis tres enanos favoritos.-Michelle
le guiñó un ojo.
Alice observó que Myo tenía aspecto de haberse librado de
una pesada carga. Le ofreció un batido que tenía en la bolsa de la comida.
Tómate esto y alégrate.-le dijo-Ya está todo dicho, esta
noche dormiremos tranquilos.
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