REACTION
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WORLDS
COLLIDE III †
Episodio XXIII · CHIAKI MITOGE
Las alarmas
comenzaron a sonar. Luces rojas parpadeantes y penetrantes zumbadores acústicos
se adueñaron del edificio. ¿Cómo unas instalaciones de máxima seguridad como aquéllas
habían sido invadidas con tal presteza? Las fuerzas de seguridad se lo
preguntaban, pero, en el fondo, tenían claro que se trataba de un ataque
terrorista…de otro más, por desgracia para ellos y para el Gobierno. Japón
parecía un país tranquilo y seguro, pero no dejaba de haber fuerzas antigubernamentales
que luchaban contra el sistema por un gran cúmulo de razones que abarcaba desde
la toma del poder hasta el mero placer por causar el desorden y sembrar el
miedo, pasando, por supuesto, por cuestiones políticas. Aquel grupo terrorista,
ya reincidente, no sólo era peligroso y contaba con amplias filas, sino que
también tenía entre sus militantes a personas muy inteligentes, verdaderos
estrategas asesinos, que habían vuelto a hacer alarde de sus dotes tácticas
burlando la seguridad de un edificio de tal importancia. Se trataba de un
complejo residencial en el que se encontraban varios políticos en aquel momento
operativos, hospedados con motivo de un congreso que se celebraría dos días
después. Amenazar de muerte públicamente a cargos tan importantes del Gobierno
los colocaría mucho más cerca de sus metas, si no se las brindaba en un único
asalto. No sólo habían sido oportunistas y retorcidos para aquello, sino que
también habían decidido entrar por el ala de maquinaria, inaccesible salvo para
personal autorizado, para ser más difíciles de detectar y, en caso de ser
detectados, también más difíciles de perseguir. Nadie les dispararía teniendo
tantos sistemas de potencia cerca: las explosiones podrían ser fatídicas.
Una avanzadilla
formada por cinco de aquellos terroristas surcaba los intrincados pasillos del
ala de máquinas: dos mujeres y tres hombres. Una de las mujeres iba en cabeza,
la otra iba a su derecha sujetando un aparato de comunicación, uno de los hombres
se colocaba a su derecha, alineado con la joven del comunicador, un poco por
detrás de la que parecía la líder. Detrás de ellos, iban juntos los otros dos
hombres.
¡Chiaki!-exclamó
la chica del aparato del comunicador-¡Vienen los perros!
La joven mujer
que iba en cabeza se paró un segundo y se giró hacia su compañera. Tenía
aproximadamente su estatura, era muy delgada y tenía unos ojos marrones
bastante amplios. Su cabello, castaño, estaba recogido en una larguísima trenza
que atravesaba dos cuentas naranjas cristalinas encima de ambas orejas. Llevaba
un uniforme negro con ribetes naranjas y estaba cargada con una mochila
metálica de aspecto muy pesado. Sujetaba un aparato de comunicación con el que
uno de los compañeros de equipo la mantenía informada.
¡Han visto a los
mismísimos perros del Gobierno entrando en este alojamiento!-insistió la
chica-¡Están bajando hacia aquí!
Están donde queremos.-respondió
Chiaki, la líder-Si bajan aquí, no podrán hacer nada: ni dispararnos, ni
amenazarnos, ni utilizar el Ether ni las artes cíbridas. De hacerlo, todo esto
saltaría por los aires…a no ser que…
A no ser que…
¿qué?-preguntó su compañera.
A no ser que
venga el mismísimo jefe Dalton en persona.-dijo Chiaki-Él podría…luchar de otra
forma.
¿El jefe
Dalton?-preguntó uno de los hombres-¿Ese crío ridículo? ¡Este país está loco!
¡Dejando a un maldito niño en el Gobierno! ¡Con razón tenemos que tomar el
poder!
No es un niño,
por desgracia.-dijo Chiaki-Es un hombre en un cuerpo de niño…si de verdad
tuviera en personalidad la edad de su cuerpo, ya estaría muerto…pero no tenemos
esa suerte.
Escucharon
abrirse una puerta cercana. Pasos de varias personas. La discusión los había
frenado y ahora estaban ante las consecuencias de tal error: varios soldados
del Gobierno se habían personado ante ellos. A su cabeza se encontraba un joven
militar de estatura algo elevada en disonancia con sus aniñados rasgos. Tenía
una mata de pelo rojo tan larga como él, completamente lisa, y unos brillantes
ojos de color verde eléctrico. Vestía un abrigo largo abierto de color blanco
con varios símbolos militares bordados en color rojo, con plumas negras en los
puños y en el cuello. Un uniforme militar de combate consistente en un chaleco
negro con entresijos blancos, un pantalón reforzado negro, botas negras altas
con cordones blancos y guantes también de color blanco. Debajo del chaleco
asomaba un cuello alto blanco con volantes.
Chiaki Mitoge…-dijo-…volvemos
a encontrarnos… ¡asesina!
La mujer se le
encaró. Era algo alta, aunque menos que el chico. Tenía una larguísima melena
de color castaño oscuro que llegaba hasta la altura de sus ingles, lacia y
cortada en capas. Sus ojos, pequeños, finos, rasgados y de color marrón
amarillento, se clavaban en los soldados del Gobierno. Llevaba unas gafas
rectangulares pequeñas de montura fina de pasta naranja. Su cuerpo iba cubierto
por un vestido de color negro, de mangas muy cortas, ceñido y hasta un poco por
debajo de las ingles, siendo más largo por detrás, de donde colgaba un faldón
con forma de cola de tiburón que llegaba hasta el suelo. Unos pequeños adornos
en forma de líneas de neón rojo surcaban modestamente el ajustado vestido que
resaltaba la exuberante copa de sus
firmes senos. Al final de sus trabajadas y descubiertas piernas, calzaba
unas botas negras altas de tacón totalmente recubiertas por bordes metálicos de
color naranja.
Justo como me
temía…-dijo Chiaki-…el jefe Dalton…el único que no necesita disparar ni
producir chispas para pelear.
¿Qué
hacemos?-preguntó uno de los hombres-¡No haremos nada desarmados!
Yo sí.-dijo
Chiaki-El amadísimo e idolatrado jefe Dalton será uno de los pocos de nuestra
actualidad que domina las artes marciales…pero yo también.
¿Vas a
retenerlo?-preguntó la otra chica.
¿Qué otro remedio
nos queda?-respondió Chiaki-Por el bien de nuestra misión…tenéis que seguir sin
mí. Además, llevo tiempo deseando despedazar a ese niñato… ¡y hoy será el día!
¡Qué altanera
estás hoy, Chiaki!-terció Dalton-¿No te apetece sentarte a negociar? Eres una
combatiente excepcional, nos gustaría tenerte en nuestras…
¡Cierra el pico,
mequetrefe!-le espetó Chiaki-Nos hemos enfrentado directamente varias veces…y
hoy será la última. ¡Te pondré fin!
Me parece bien
que hoy sea la última.-dijo Dalton cruzándose de brazos.
Bien…-dijo Chiaki-
¡Ritsu! ¡Te encargo la coordinación de los pasos que le quedan por dar a esta
avanzadilla!
Pero…-la otra
mujer se intentó oponer.
Confío en
ti.-dijo Chiaki-Ahora, ¡lárgate por donde has venido antes de que sea demasiado
tarde!
Intentando
reprimir el temblor en su mentón y en sus hombros, la chica asintió.
¡Sí!-exclamó.
Se dio la vuelta
e intentó abandonar el ala de maquinaria de la residencia. Los tres hombres la
siguieron.
¡Keiji! ¡Seiho!
¡Nitoha!-exclamó Chiaki-¡Os encargo la seguridad de Ritsu! Pobres de vosotros
como vuelva y vea que le ha pasado algo…
Los tres hombres
asintieron antes de perderse por el pasillo.
¡A por
ellos!-exclamó Dalton señalando con el dedo al horizonte.
Los soldados que
acompañaban a Dalton se fueron corriendo hacia los cuatro terroristas, dejando
a Chiaki atrás.
Al fin solos…-dijo
Chiaki-…Dalton…
Chiaki…-dijo
Dalton mientras se aproximaba hacia la chica con paso decidido pero lento-...no
puedo evitar tener mis dudas. ¿Seguro que estás totalmente convencida de que
esto es lo que quieres hacer?
¡No podría estarlo
más!-le espetó la chica-¡Este Gobierno está podrido! Mandando a la gente a
escenarios de contaminación de hace CINCO MILENIOS…abogando por políticas
excesivamente clasistas en las que las víctimas de discriminación son elegidas
a dedo por una oligarquía de corruptos que exigen responsabilidades políticas
por ser uno mismo… ¡sois lo peor! Si el terrorismo es la vía para el cambio…entonces…
¡que así sea! ¡Mataremos a tus colegas, estúpido ministro! ¡Y yo te mataré a
ti! Después de innumerables peleas uno contra uno, hoy por fin siento que será
la última… ¡me llevaré tu cabeza al cuartel general!
Yo en tu lugar no
estaría tan seguro.-le advirtió Dalton-Seré pequeño en edad, pero ya estoy
harto de demostrar que estoy a la altura de cualquier hombre adulto en esta
sociedad…
Oh, sí…-dijo
Chiaki-…tu cuerpo es una gran aclaración al respecto. El político modelo, el
hombretón en un cuerpo de niño… no puedo negar que destacas, pero no puedes ser
lo perfecto que los medios te pintan porque… ¡trabajas para esa escoria!
No lo entiendes
ni harás por ello.-respondió Dalton sin dar mayor importancia a las palabras de
su enemiga-Ni siquiera después de la última vez…
Chiaki cerró los
ojos por un momento. Aquel beso fue… ¡¿un golpe?!
Bloqueó
instintivamente. Abrió los ojos y vio la pierna de Dalton siendo bloqueada por
su antebrazo: había lanzado una patada realmente complicada y airosa.
¡No volverás a
cogerme desprevenida!-le advirtió Chiaki-¡Toma esto!
La joven lanzó
una patada frontal contra el abdomen de Dalton, que retrocedió levemente. El
chaleco de combate amortiguaba los golpes en buena medida…y Chiaki se dio
cuenta.
¡HIYA!-gritó
Chiaki.
Lanzó una
vehemente patada giratoria contra la cara de Dalton. Al no tener protección en
la cabeza, el chico salió disparado por el impacto. Chiaki aprovechó este
momento para acercarse a su presa dando volteretas. Una vez estuvo frente a él,
lo interceptó al vuelo agarrándolo con las piernas y estampándolo contra el
suelo, posición desde la cual se le subió encima y le amenazó arqueando su mano
como si fuera una garra y apuntando hacia su cara.
No está
mal.-Dalton se cogió de hombros.
El chico levantó
las piernas, las cruzó alrededor de la cintura de Chiaki y la catapultó lejos
de él, pudiendo levantarse de nuevo. Su abrigo blanco comenzaba a mancharse.
¡Lo haces
bien!-exclamó Chiaki poniendo sus manos en el suelo para evitar caer con
fuerza.
Tras
incorporarse, la mujer lanzó una sarta continuada de patadas giratorias. Dalton
comenzó a bloquearlas moviendo sus brazos y, entre el asalto, decidió cortar la
ráfaga agresiva alejando a Chiaki de sí con una patada en las costillas.
¡HAAAAH!-gritó
Chiaki.
Girando sobre sí
misma, dejó caer un fortísimo golpe con el canto de su mano. Dalton lo recibió
en el hombro, pero aprovechó la posición para agarrar el brazo de la chica con
sus dos manos y hacerle una dolorosa llave para someter su brazo en el suelo.
Si no tomas la
sabia decisión que espero que tomes…-dijo Dalton-…tu brazo puede acabar muy mal
parado.
¡Piérdete!-le
respondió la joven.
Haciendo muestra
de flexibilidad, alargó su pierna hasta alcanzar a Dalton por encima de ella,
pudiendo romper su agarre y rodar por el suelo hasta poder incorporarse con
seguridad. Sin perder un segundo, lanzó varios puñetazos hacia Dalton, quien se
enzarzó con su contrincante en un intercambio de puñetazos en el que ambos
dieron y recibieron. Tras varios golpes, Chiaki tensó y arqueó sus manos como
si fueran garras, lanzando desde esta posición fuertes y ágiles manotazos.
Dalton intentó bloquear el primero con su muslo izquierdo, pero el impacto de
la chica se lo bajó de nuevo al suelo. Entendió entonces que aquellos golpes
estaban hechos para causar dificultades a quien bloquea, por lo que decidió
cambiar de estrategia…si bien, en la fracción de segundo en la que estuvo
pensando el cambio, recibió de lleno uno de esos manotazos. Tras él, fueron
varios más y, finalmente, un golpe con la palma de la mano en el esternón que
casi comprometió la integridad del chaleco de combate.
Qué agresiva te
noto hoy…-dijo Dalton mientras preparaba un contraataque.
El chico saltó,
giró sobre sí mismo en el aire describiendo una trayectoria paralela al suelo y
se extendió por completo, propinando una patada a Chiaki con los dos pies que
la mandó lejos de él. Corrió entonces a apresarla agarrando sus piernas, que
eran sus principales armas, pero la chica fue más rápida y fueron sus piernas
las que aprisionaron las manos de Dalton.
Te romperé las
manos como retribución por lo que casi me has hecho en el brazo…-dijo Chiaki.
Ya lo
veremos.-respondió Dalton con serenidad.
Con una ágil
maniobra, se libró del ataque de Chiaki y la agarró completamente por la
espalda, dispuesto a someterla de nuevo con una llave. No obstante, en lugar de
aquello, decidió pegarse a ella y estrangularla con los brazos.
Agh…-boqueó
Chiaki.
De pronto, las
luces se apagaron, así como toda la maquinaria adyacente.
¡Ánimo,
Chiaki!-oyeron una voz femenina.
La terrorista
agarró los brazos de Dalton, se los soltó del cuello y tiró al chico contra el
suelo con una espectacular llave. En esa posición, le pisó el cuello aprovechando
la falta de visibilidad.
Ritsu…-murmuró
Chiaki-…harás que te maten…
Habla también por
ti…-dijo Dalton.
El chico agarró
la pierna con la que Chiaki lo pisaba y tiró de ella hasta hincar a su
contendiente de rodillas. Tras ello, lanzó un martillazo con sus dos manos
entrelazadas, pero una brillante pantalla luminosa se interpuso entre su
objetivo y sus manos.
Ahora que está
todo apagado, no tengo que reservarme.-dijo Chiaki-Mi escudo de Ether
concentrado funciona a la perfección en atmósferas no explosivas…
Haciendo fuerza
con su escudo contra la fuerza de Dalton, Chiaki se levantó de nuevo.
No olvides que yo
tampoco tengo que reservarme…-advirtió Dalton.
Materializó en
sus manos una enorme guadaña con una hoja de color rosa fucsia constituida por
energía cortante. Lanzó varios golpes con ella, pero la chica los bloqueó con
sus botas, de las que, de repente, emanaban ondas azules altamente cortantes.
Tras un fugaz forcejeo, los contendientes se separaron el uno del otro: Chiaki
se había llevado un corte en el costado, y Dalton había recibido de lleno una
de esas ondas cortantes y sentía que sus protecciones se rompían y se clavaban
en su ropa.
Dalton hizo que
la hoja de su guadaña se separase en tres y la lanzó contra su enemiga como si
de un boomerang se tratase. Chiaki hizo el pino, separó sus piernas y giró
sobre sí misma, creando un aro cortante estático que repelió la guadaña y la
devolvió a la mano de su dueño, que la hizo desaparecer de nuevo.
Voy a tener que
ponerme serio…-dijo Dalton.
Unos aros azules
lo envolvieron, cambiándolo a su uniforme rojo de artes cíbridas. En sus
piernas se revelaban sus botas de fuego…las que no sabía que años después
usaría contra los que ahora eran sus superiores.
¡HAAAAAAAAAAAAAAAH!-exclamó
el chico.
Con elegantes y difíciles
patadas, Dalton incendió parte de la estancia. El fuego iluminó lo que el
apagón había hecho invisible, facilitando el intercambio de golpes. La chica
cruzó sus piernas y apuntó con sus manos abiertas y mirando hacia el techo a
Dalton. Sus dedos se vieron envueltos de unos dedales negros con tiras de neón
azules muy brillantes. De esos dedales salían unas agujas finas y punzantes.
Mientras intercambiaban patadas y el fuego de Dalton se contrarrestaba con la
energía de Chiaki, ésta comenzó a lanzar arañazos contra su enemigo. El
uniforme de artes cíbridas era cómodo, flexible y funcional, pero estaba menos
protegido que el traje militar, por lo que no tardó en arañar al chico con las
agujas en varios puntos.
¡Ahora es el
momento!-exclamó Chiaki en medio de la refriega.
Clavó las cinco
agujas de una de sus manos en el vientre de Dalton. Desde esta posición, lo
levantó y le clavó también la otra mano. Hizo fuerza para separar sus manos,
haciendo que las agujas tirasen de las entrañas del chico, quien se veía
apurado no sólo por el dolor, sino por el compuesto que esos dedales tenían
dentro y le inyectaban a través de las agujas…
Seguro que
conoces mis venenos.-dijo Chiaki-Soy una anestesista letal, ¿sabes? Pronto
estarás muerto.
Las botas del
joven militar se habían apagado. Aquello parecía una victoria para Chiaki, la
terrorista.
Chi…-balbució
Dalton-…aki…
Un hilo de sangre
salió de la boca de Dalton, cayendo sobre el pelo de la terrorista. Ésta lo
soltó de sus agujas y lo interceptó en el aire con brutales patadas
ascendentes. El joven se retorció en el suelo e intentó rodar para alejarse de
su enemiga, que parecía querer darle el golpe de gracia.
Je…-rió Chiaki-…por
fin…jefe Dalton…
No…-intentó
articular el chico-…cantes…victoria… ¡OPEN ETHER CIRCUIT! ¡MEDICA REST!
Una potente luz
envolvió a Dalton, regenerándolo por completo y eliminando las toxinas de su
cuerpo.
¡Mierda!-bramó
Chiaki-¡Maldita sea!
Las botas de Dalton
se encendieron de nuevo. Chiaki recibió un golpe de la suela ardiente de su
enemigo, saliendo disparada hasta caer al suelo. Sin levantarse, apuntó a
Dalton con sus dedales, disparando decenas de jeringuillas teledirigidas.
¡Eso no
funcionará de nuevo!-exclamó Dalton.
El chico lanzó
una patada al aire, llenándolo todo con una gran llamarada que fundió todas las
jeringuillas. Chiaki se levantó y se apartó antes de que Dalton cayera con un
ardiente pisotón encima de ella. Ejecutó entonces una tremenda combinación de
patadas de Capoeira a cuya mitad liberó de nuevo la descarga energética de sus
botas, repartiendo ondas cortantes y de choque. Tras recibir varias decenas de
patadas, Dalton salió disparado y quedó incrustado en una pared. Su uniforme de
artes cíbridas desapareció, volviendo de nuevo al traje militar mientras Chiaki
se acercaba a él sonriendo y riéndose sádicamente. Ametralló al chico a
quemarropa con sus jeringuillas, tras lo que sacó una enorme pistola con la que
le apuntó a la cara.
Despídete…-dijo
Chiaki.
Disparó el arma.
El cañonazo dejó un boquete inmenso en la pared, pero ni rastro de Dalton. Sólo
estaba su abrigo blanco en el suelo, lleno de jeringuillas clavadas. Chiaki se
giró y vio al ágil Dalton lanzando una patada que no pudo evitar recibir en el
cuello.
¡Sé sincera contigo
misma!-le gritó Dalton-¡Soy un agente de la humanidad! ¡Quiero salvarte! ¡Os
quiero salvar a ti y a todos los que pueda!
¡Muérete!-gritó
Chiaki mientras se liberaba de la pierna de Dalton.
¡Ya está bien de
pelear!-exclamó Dalton-Sólo quiero hacerte ver que estás equivocada…no por tus
ideas políticas, sino por cómo te tratas a ti misma…te estás mintiendo,
engañando, hiriendo… ¡ésa no es forma de vivir!
¡Prefiero ser una
mártir por mi causa que una esclava más de esta mierda!-bramó Chiaki.
¿CREES DE VERDAD
QUE APOYO ESTA TIRANÍA?-gritó Dalton-Si estoy aquí es para derrocar al Gobierno…he
venido a derrotarlos desde dentro ya que desde fuera son inexpugnables. Llevo
diciéndotelo desde la primera vez que nos enfrentamos y no sé cómo hacer que
dejes de ignorarme…
No tengo motivos
para creerte.-respondió Chiaki-Aun así, si suponemos que es cierto lo que
dices, sigue importándome una mierda lo que quieras hacer en tu vida.
Sabes que quieres
abandonar la vida que llevas, Chiaki.-dijo Dalton-Te has sincerado mucho
conmigo desde que…ya sabes, desde nuestro primer beso. No hay nada malo en
enamorarse, yo ya he admitido y admito que te amo… ¿tanto te cuesta afirmar que
me correspondes? No he venido a alardear, sólo te digo que estoy más que seguro
de que me amas…cambias completamente cuando te echas a mis brazos…
¡Cállate!-gritó
Chiaki con lágrimas en los ojos-Nunca tendría que haber tocado tu cuerpo…eso
fue un error…déjame en paz…
¡Chiaki!-gritó
Dalton-¿Qué te impide dejar atrás tu vida oscura como asesina y empezar a vivir
como una ciudadana limpia? Te estoy brindando esa oportunidad… ¡y la de luchar
conmigo contra el Gobierno corrupto también!
¿Y mis
camaradas?-preguntó Chiaki-¿Me pides que los deje tirados?
¡Podrás
explicárselo la próxima vez que los veamos!-respondió Dalton-El interés que
tengo en que cedas es que te liberes de tus ataduras y dejes atrás a los
demonios que te persiguen en el interior…
Ya me gustaría…-dijo
Chiaki rompiendo a llorar-…pero elegí mal desde el principio. Soy una asesina
sucia y sádica…una criminal…no puedo ser una ciudadana…he matado a tanta gente
que mis manos nunca estarán limpias…
Dalton se acercó
a Chiaki y la besó en la boca mientras la abrazaba.
Yo te las lavaré
si es necesario.-dijo Dalton-Te guiaré para que no te pierdas. Te rescataré.
Les diré que eres mi rehén y les obligaré a retirarse para que nos dejen en paz
y podamos empezar tu reconducción.
Podrían matarme
por todo esto…-dijo Chiaki-…o el Gobierno, o tú mismo traicionándome y
revelando que todo esto es un engaño para tenerme a tiro…o mis propios
camaradas…aunque, si sigo así, acabaré suicidándome…es cierto que te amo,
Dalton, y no quiero seguir así. Hasta una sicaria como yo se ve capaz de
cambiar junto a un hombre como tú…
Entonces…-dijo
Dalton-…dame la mano y ven a una esfera de bondad y nobleza de la que no te
dejaré salir jamás, Chiaki…o, mejor dicho…Marah.
. . .
Y así…-dijo
Dalton mientras observaba, dolido, el cuerpo dormido de su amada-…fue como
conocí a Marah…así nos hicimos novios y por todo eso es realmente como la veis
ahora y no como siempre se ha mostrado. Tenemos más historias que oír, ¿no es
así? ¿Por qué no nos cuentas la tuya, Metallurgy?
Hostia es que la historia de Mara no me la esperaba para nada, me has dejado patinando xDDDDDDDDD por eso me ha gustado tanto. Increíble. Muy buena.
ResponderEliminar¡Cuánto me alegro! Quería llevar a cabo algo sorprendente con ella...ambas mitades del personaje me surgieron más o menos a la vez y pensé que eran tan diferentes y me gustaban tanto que no podía pasar con una...así que ideé esta historia. Me alegra muchísimo, de verdad, que te haya gustado este capítulo, y que estés tan enganchada con esta temporada me hace ver que me estoy superando...más o menos. ¡Muchas gracias! ¡Ya queda poco!
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