REACTION
†
WORLDS
COLLIDE III †
Episodio XIX · DAMAS EN LIBERTAD
El fuerte golpe
de Yurika hizo que el tipo de la armadura roja se estampase contra la pared y
experimentase un leve rebote que la joven aprovechó para volverlo a clavar
contra la ya castigada estructura convirtiendo sus dos piernas en un ariete y
lanzándose contra él. Tras agrietar la pared por varios sitios, el enemigo
intentó incorporarse, pero Yurika fue más rápida y se envolvió en llamas,
fusionándose con el espíritu ígneo y lanzando una fugaz sarta de patadas
encadenadas con ambos pies envueltos en chorreante magma. La armadura comenzaba
a desgastarse, y el rendimiento de su portador decaía en picado. El magma de
los pies de Yurika se solidificó, formando unas botas de roca con las que
comenzó a patear violentamente a su ahora indefenso enemigo.
¡HAAAAH!-gritaba
Yurika-¡HIYAAAAAAAAAAH! ¡YIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
La chica no
quería perder más el tiempo, por lo que estaba poniendo de su parte para
librarse de aquel juego de una buena vez. Su enemigo era tenaz y estoico, pero
ya se le notaba que había perdido muchísimo fuelle. Saltó y cayó con los dos pies contra el
suelo, haciendo añicos las rocas de los pies y creando un fuerte temblor que
hizo caer pesadamente al suelo a su rival, posición desde la que le fue muy
fácil doblarlo por la mitad con una patada de talón en la que había hecho
alarde de su extraordinaria flexibilidad. En ese momento, la ventajosa Yurika
pisó la entrepierna del tipo con un pie, y el pecho con el otro. Dejó que el
fuego fluyera por su mágico cuerpo y, con sólo el contacto de las plantas de
los pies, prendió fuego al cuerpo de su insistente agresor. Continuando con la
impetuosa agresión, Yurika se envolvió en llamas a sí misma y realizó un hechizo…en el que las llamas se
convirtieron en agua hasta que cayó al suelo, apagando al enemigo y revelando
su otra forma, la fusión con el espíritu del agua y el hielo.
Acabemos con esto…-dijo
Yurika.
Lanzó por los
aires de una patada alta a su enemigo. Una vez lo tuvo a tiro, la chica giró
sobre sí misma, liberando chorros de agua por sus pies hasta formar un remolino
que finalmente liberó. Este remolino acuático barrió violentamente al malogrado
ser de armadura roja, incrustándolo en el techo. Desde ahí, ejecutó un elegante
movimiento de cadera que liberó una ventisca en el interior de la sala,
desincrustando a su enemigo y obligándolo a caer violentamente. Concentró
entonces la magia del hielo en sus pies y los envolvió con unos tacones del más
precioso y cristalino hielo. Las punteras se prolongaban en forma de hojas
curvadas. Con esta arma improvisada, Yurika saltó y, con una voltereta, cortó
profundamente a su enemigo valiéndose de una de las cuchillas. Tras ello,
utilizó la otra pierna para darle una patada a la puerta de la jaula y poder
así liberar al ave, que pareció alegrarse y no dudó en salir volando.
Aunque no tenga
nada que ver…-dijo Yurika-…me parece de muy mal gusto que tengas a un animal
tan grande encerrado en una jaula tan pequeña. ¿No podías apreciar su tristeza?
¡Deja que viva!
Tras gritar esto,
Yurika pisó la cabeza del enemigo con su tacón de hielo, haciéndola pedazos a
la vez que rompía el propio zapato. Por fin aquel enemigo había caído. Volvió
entonces a su forma original y se sacudió el polvo de la ropa.
Ha costado…-dijo
Yurika.
Prueba
superada.-anunció la voz de antes.
Ahora Yurika
sabía dos cosas: que la voz no era del tipo de la armadura roja y que por fin
había terminado con aquello, pudiendo moverse por aquel lugar desconocido. Sin
embargo, no necesitó buscar una salida, pues, tras dar cinco pasos en los que
notó que el pájaro la seguía…un resplandor muy fuerte se generó frente a ella.
. . .
Voy a hacer una
pequeña prueba…-concedió Marah-…ahora que ya no me siento observada, te
permitiré ver un pequeño recuerdo de mi pasado. Si me estáis engañando y siguen
viéndome desde la distancia...ateneos a las consecuencias.
El hombre de la
armadura negra atacaba a Marah con impaciencia.
¡Está
bien!-exclamó Marah mientras esquivaba los golpes y volaba alejándose de su
enemigo.
La chica aterrizó
lejos del hombre de la armadura negra y separó sus piernas horizontalmente un
ángulo bastante pronunciado: su falda estaba completamente tensa. Tras ello,
echó un pie hacia atrás, separando las
piernas también frontalmente sin perder separación horizontal. Al acabar de
separar las piernas y tensar su falda duramente por dos lados, separó los
brazos y los extendió. Miró hacia arriba y…se oyó un chasquido.
Aquí está…-susurró
Marah.
Las gigantescas y
desproporcionadas botas de la chica se habían abierto, revelando por qué eran
tan enormes y pesadas. Se habían extendido en dos cruces bastante amplias a ras
de suelo, de ahí que hubiera tenido que separar tanto las piernas. Aquellas dos
cruces no eran otra cosa que ocho estantes repletos de armas. Parecían
artículos de tecnología punta, con diseños muy novedosos y poco vistos, de
aspecto pesado y devastador, todas ellas pintadas en negro y con un esmalte y
un lacado que les conferían un brillo digno de joyas.
No esperes ver la
totalidad de mis días anteriores...-le advirtió Marah-…ni mucho menos esperes
que te los explique. Esto es sólo una prueba que tengo que superar… ¡una de
muchas!
Cogió un arma con
cada mano. Parecían dos metralletas. Comenzó a disparar contra su enemigo. En
lugar de balas convencionales, emitían proyectiles azulados de energía. El ser
de armadura negra no podía esquivar unas armas tan rápidas y, lo que era más,
los disparos no sólo generaban humo en su armadura al impacto, sino que lo
retractaban y hacían ver que, en efecto, le causaban daños.
Muy bien…-susurró
Marah mientras continuaba disparando con una puntería exquisita.
Las dos armas,
por ser iguales y haberlas accionado simultáneamente, se vaciaron a la vez. Sin
perder tiempo recargando, Marah aprovechó que tenía un enorme arsenal
literalmente a sus pies para dejarlas caer sobre los estantes, cayendo
perfectamente colocadas, y agarrar otro par de armas: una ballesta repetidora y
un lanzagranadas, respectivamente. El enemigo comenzó a lanzar proyectiles,
pero la joven los disgregó disparando flechas ionizantes con la ballesta, cuya
munición no eran flechas físicas sino cargas energéticas almacenadas en el
interior. Tras un intercambio severo de ráfagas, Marah aprovechó que su enemigo
se detenía un instante para disparar una granada a sus pies. Una esfera negra
con franjas blancas salió disparada y causó una ingente explosión que lanzó por
los aires al enemigo. Sin perder tiempo, Marah cambió sus dos armas por un
enorme rifle de francotirador que montó uniendo dos partes del tamaño de las
armas anteriores y, con ayuda de la mira de precisión, apuntó a su enemigo
entre el humo de la explosión, aprovechando para disparar pesados proyectiles
de plasma, casi energía pura. Pese al increíble tamaño y masa del arma, los
disparos eran casi tan rápidos como los de un rifle de asalto. Cuando, entre disparos,
el hombre cayó, Marah desmontó el rifle y guardó las partes en su arsenal,
sustituyéndolo por una escopeta con tambor giratorio y un pequeño cañón de
mano. Sin dejar que su enemigo se levantara, la doctora comenzó a disparar
rápida y despiadadamente la escopeta, haciendo que el tipo de armadura negra se
retorciese en el suelo. La expresión facial de la chica había cambiado
bastante: se encontraba totalmente concentrada, y mantenía un semblante serio.
Sin que aparentemente nadie lo supiera, Marah era una excelente tiradora,
incluso capaz de disparar una escopeta con una mano sin experimentar retroceso,
lo cual podría deberse en parte a que estaba anclada al suelo por los estantes
que emanaban de sus pies. En un momento de suerte, el hombre de la armadura
negra consiguió levantarse y saltó hacia la chica, quien se colocó la escopeta
detrás de la cadera y, con el otro brazo, apuntó con el cañón de mano, dejando
salir de él un chorro de energía de color dorado que voló ruidosamente hacia su
objetivo, causando una salvaje vibración en el ambiente y haciendo que el
enemigo saliese disparado.
Y, para acabar…-susurró
Marah.
Se oyó un
chasquido parecido al de un seguro siendo quitado. Con una energía inesperada,
Marah saltó del centro de su arsenal: se había desligado completamente de las
botas y se dirigía a su enemigo con un salto de fuerza temible. Debajo de las
botas llevaba unas zapatillas planas muy finas de color blanco con ribetes del
color del latón amarillo que protegían sus pies de la intemperie.
¡YIAAAAAAAAAAAAAAH!-gritó
la chica.
Una fuerte
secuencia de patadas giratorias ascendentes atropelló al enemigo, obligándolo a
ascender de nuevo.
¡HAAAAAAH!-insistió-¡HAH!
¡HAH! ¡HAH! ¡HAH! ¡HAH! ¡HAAAAAAAAAAH!
Comenzó a patear
de manera alternada con ambas piernas a su enemigo hasta estamparlo en lo alto
de la pared con los dos pies, propulsándose hacia abajo mientras él caía
libremente.
Cuando ambos
estuvieron de nuevo en suelo firme, Marah castigó a su oponente con una sarta
de patadas giratorias. Acto seguido, hizo que sus guantes se replegaran en sus
muñecas, quedando sus manos desnudas. Desde ese momento, sus puñetazos podían
dañar a su contendiente. Tras un asalto combinado de puñetazos, codazos, golpes
de palma, de hombro, de espalda, de cadera, de rodillas y de pies, Marah lanzó
a su enemigo por los aires con una voltereta con patada y saltó hacia sus
armas, agarrando una enorme y pesada pistola que comenzó a cargarse conforme
apretó el gatillo, liberando un cañonazo de energía que interceptó y despedazó
al hombre. Para cerciorarse de su éxito, Marah dejó la pistola en su sitio y
unió varias partes para conformar un cañón que asió con ambas manos y que tenía
la forma del capullo de una flor. Apuntó a los restos de su enemigo y disparó,
dejando salir un gigantesco chorro violeta de energía que terminó por pulverizar
los pedazos de aquel enemigo.
Menos mal que
nadie me ha visto…-dijo Marah guardando de nuevo el arma.
Colocó de nuevo
los pies en los centros de las cruces, pisó los seguros para que los estantes
se agarrasen a sus pies e hizo que sus botas se cerrasen de nuevo, pudiendo volver
a juntar las piernas mientras volvía a activar sus guantes. Su rostro había
vuelto también a la normalidad.
Ya está, supongo.-dijo
la chica llevándose las manos al pecho.
Prueba
superada.-oyó que decía la voz de antes.
Definitivamente
no era el hombre de negro el que había hablado, pero sí era la misma entidad
que había enunciado la prueba. Sin más tiempo para pensar, la luz inundó sus
ojos.
. . .
¿Qué está
pasando?-se sorprendió Metallurgy.
¿No puede ser
ningún fallo de este trasto gigante en el que vives?-preguntó Aquanika con
desdén.
¡No hay magia en
este sitio!-terció Freya-¡Esta cálida luz es claramente mágica!
Cuando el
destello se deshizo y la temperatura se estabilizó, las pantallas ya no estaban…pero
sí Yurika y Marah. Como era de esperar, pues lo habían visto en las imágenes,
Yurika estaba acompañada del pájaro que habían visto durante todo el combate.
¡Yurika!-exclamó
Freya-¡Marah! ¡Habéis vuelto las dos! ¿Estáis bien?
¡Por fin nos
reencontramos!-exclamó Yurika con una sonrisa-¡Pensé que aún me quedaban más
dificultades y más absurdos por acometer!
La joven se paró
a mirar a su alrededor.
¡Es
cierto!-exclamó con una sonrisa de alivio-¿¡Estamos en casa de Metallurgy!?
¡Sí!-afirmó
Metallurgy con una sonrisa.
¡Cuánto
tiempo!-comentó Yurika-No venía aquí desde que te convertiste en mi tutora
académica fuera de la universidad…qué recuerdos…
Chicos…-susurró
Marah-…oh…al fin…
Marah se dejó
caer en los brazos de Dalton y lo besó con ternura. Con la calidez justa por la
situación imperante pero con una virilidad más que notoria a su corta edad,
Dalton agarró a su novia y la besó tiernamente hasta que volvió en sí.
Perdonad.-dijo
Marah con una sonrisa alocada-Creo que tenemos mucho que contarnos…
Lo hemos visto y
oído todo.-dijo Freya-No necesitáis explicarnos nada: os habéis enfrentado a
los secuaces de Verónica y Arianelle y les habéis dado una paliza. Vosotras no
habéis recibido señales de nosotros, ¿verdad?
Ninguna, por
desgracia.-respondió Yurika.
No, nada.-corroboró
Marah-¿Lo habéis visto TODO?
Bueno, casi
todo.-explicó Freya-A ti sólo te hemos visto cuando no conseguías dañarlo.
Luego se ha perdido la imagen hasta que habéis vuelto las dos juntas…
Marah resopló
aliviada.
¿Qué ha
sucedido?-preguntó Freya.
Preferiría no
hablar del tema…-dijo Marah-…por favor.
La muñeca
enfermera se anda con secretitos…-Aquanika miró a Marah con desdén.
¡He dicho que no
me encuentro dispuesta a hablar de ese asunto!-respondió Marah sin titubear
ante una mujer mucho más peligrosa que ella-¡Compréndeme!
Tranquila, Marah…-susurró
Dalton mientras abrazaba a su compañera sentimental por la espalda-…nadie te va
a obligar a hablar, ¿verdad?
Eso espero…-dijo
Marah temblando-…es que yo…-agarró los brazos de Dalton-…las he abierto…
Dalton cerró los
ojos un momento, pensativo. Acto seguido, los volvió a abrir.
No te
preocupes.-insistió el chico.
Respetaremos tu
privacidad, Marah, no te preocupes.-explicó Freya-No obstante, no podemos
relajarnos: las circunstancias se complican inexorablemente. Al igual que
muchos no podremos comprender qué hace aquí ese pájaro que está con Yurika,
imagino que vosotras echaréis en falta a Yamiyuki. Vamos a hacer esto lo más
simple posible: ese animal ha venido a decirnos algo y parece que lo va a hacer
pronto y, respecto a Yamiyuki…bueno, no hay mucho que explicar: después de que
desaparecierais, logramos rescatar las máquinas del difunto hospital Furuhana,
y ahora las tenemos aquí en esta sala. Además, en ese barco nos enfrentamos a
Verónica, la princesa demoníaca enemiga de Aquanika, así como a Ikaruga
Otonashi y a Ayame Rei por última vez: ella está muerta gracias a Ibara,
mientras que Ayame está listo para ser utilizado en esta camilla, todo por
cortesía de Itami. Después de eso intentamos abandonar el barco pero nos
encontramos con Nokanys de nuevo, así como con una versión de otro futuro más
cercano al nuestro de Pamela Rosenstiehl, nuestra prófuga favorita, después de
lo cual Yamiyuki tuvo que dejarnos porque ha aparecido un pariente suyo de esta
época en medio de todos los hechos: Yamibara Kuroi, un potencial enemigo y una
auténtica bestia de poder desmedido que sólo Yamiyuki puede contener. ¿Alguna
pregunta?
Ninguna.-respondieron
Yurika y Marah a coro.
Lo mejor de no
aceptar a personas no superdotadas en este grupo es que no hay que andarse con
explicaciones adicionales.-comentó Freya con una sonrisa de satisfacción.
Hay que ponerse a
trabajar, supongo.-dijo Marah con seriedad-Ya están todas las máquinas, y ése
de ahí es el tanque donde duerme Ayako. El tratamiento puede tener lugar ahora.
Nikola y Dalton
parecían entender las causas y por ello no se alarmaban, pero los demás se
sorprendieron por el cambio en el comportamiento de Marah, quien solía ser más
alegre y dicharachera.
Bien pues.-dijo
Freya-Hace un tiempo hablé con Yamiyuki acerca de qué sucedería si tuviéramos
que proceder sin él en algún momento, y me dijo que nunca dudásemos…por lo que
creo que es el momento de tratar a Ayako.
Está bien.-afirmó
Marah-Vamos manos a la obra.
Antes de nada,
será necesario hacer una redistribución.-dijo Freya sacando una tarjeta negra violácea
de uno de sus bolsillos ocultos.
Lanzó la tarjeta
contra Itami, quien la atrapó al vuelo.
Somos muchos en
esta sala.-dijo Freya-Nos quedaremos Marah y yo en calidad de médicos,
Metallurgy y Dalton en calidad de ingenieros y Nikola como ingeniero adjunto y
familiar de la paciente. Paralelamente, Itami, llévate a Ayame de aquí, ve con
Ibara y utiliza esa tarjeta como creas conveniente. Aquanika, Yuuji, Yurika…por
favor, esperad fuera.
. . .
¡No puedo
creérmelo!-se sorprendió Yamiyuki.
Yamibara había
sacado a Megami al campo de batalla…y su forma no era ni más ni menos que la
del clon de Dalton con cabello negro y ojos violetas. Aquel tipo que los
persiguió incesantemente tras el golpe de Estado, el que entró en el edificio
de Dalton y casi acaba con él…aquel hombre silencioso era Megami Kuroi, pero…
¿cómo? ¡Si Megami siempre había sido una mujer!
¿Sorprendido,
primo?-preguntó Yamibara con sorna-Megami aceptó solemnemente someterse a mis…intervenciones
quirúrgicas.
¡NO!-bramó
Yamiyuki-¡DE NINGUNA MANERA! ¡NO, DESGRACIADO! ¡NO PONGAS TUS SUCIAS MANOS
ENCIMA DE LA MATRIARCA! ¡APROVECHARÉ EL PLIEGUE TEMPORAL Y VIAJARÉ PARA IMPEDIR
TU MALDITO NACIMIENTO!
¿Quién te ha dado
permiso para convertirme en un hombre?-le espetó Megami-¡Y encima canijo! ¿Por
quién me tomas, intento de madurito sensual?
Tal para cual,
¿verdad, Megami?-preguntó Yamibara.
El hombre cuya
identidad por fin se conocía asintió.
No obstante…-Yamiyuki
oyó la voz de aquel tipo por primera vez-…nuestro vínculo también es especial.
Así que sólo
hablas con Yamibara…-comentó Yamiyuki.
¡Yamiyuki!-exclamó
Megami-¡Voy a darle una paliza a ese enano impostor! ¿Alguna objeción?
Ninguna, mi
Matriarca.-respondió Yamiyuki.
Megami giró sobre
sí misma repetidamente y, en un grito de guerra, se lanzó envuelta en un
tornado de oscuridad que terminó en una patada giratoria que barrió al clon de
Dalton. Tras el impacto, la propia Megami se deshizo en un grito de dolor y
salió expelida.
¡JAJAJAJAJAJA!-Yamibara
se reía con desdén.
¡No!-exclamó
Yamiyuki-Megami, ¿estás bien?
Sí…-dijo Megami-…pero
he sufrido el daño de mi golpe yo también…
Suele pasar
cuando te golpeas a ti misma.-puntualizó Yamibara.
Vete al infierno,
deshonra familiar.-le espetó Megami.
Yamibara soltó
otra risotada.
Estúpido loco…-dijo
Megami-…tiene que haber alguna forma de acabar con él… ¡si la vez anterior fui
yo quien venció a ese enano!
La vez anterior
no podías salir de mi cuerpo…-dijo Yamiyuki-…tal vez por eso no eras tú del
todo…
Puede
ser.-concedió Megami-¡Hagamos otro experimento! Atízale al enano mientras le
doy un escarmiento a ese Yamibara…
Eso está
hecho.-respondió Yamiyuki.
¡Me parece un
buen juego!-exclamó Yamibara-¡Megami, a por el chico!
Tus deseos son
órdenes.-dijo el clon de Dalton.
Megami se lanzó a
por Yamibara y comenzó a lanzarle puñetazos y patadas. Paralelamente, la
versión masculina comenzó a atacar a Yamiyuki con patadas altas, pero éste las
esquivaba.
¡Bien!-exclamó
Megami mientras vapuleaba a Yamibara con facilidad-¡Esto funciona!
¡Te lo dije,
Yamibara!-exclamó Yamiyuki mientras forcejeaba con el clon-¡Te dije que
perderías este combate!
Yo no estaría…tan
seguro…-amenazó Yamibara.
El pariente de
Yamiyuki comenzó a deformarse ante los golpes de Megami, convirtiéndose en una
amalgama de metal líquido que envolvió a la mujer en una burbuja que se hizo
cada vez más y más pequeña. Finalmente, se convirtió en el cuerpo de Yamibara,
quien transformó su brazo en un cañón y disparó a Megami fuertemente por los
aires.
¡RAAAAAAAAAAAAAAAAGHHHHHHHHHHH!-gruñó
Megami.
¡Maldita
sea!-bramó Yamiyuki.
El clon de Dalton
lanzó un rayo de oscuridad, pero Yamiyuki lo esquivó y contraatacó dándole un
puñetazo en la cara. El golpe se transmitió a Megami, que fue propulsada al
suelo hasta caer duramente contra el mismo.
¡Me dices a mí rebelde
y pegas a la creadora de tu familia!-exclamó Yamibara sobreactuando-¡No eres
tan bueno como te describes!
¡Majadero!-gritó
Yamiyuki-¡Pagarás esto muy caro!
Ya lo
veremos.-susurró Yamibara.
Yamibara chasqueó
los dedos y liberó un enorme huracán que arreció contra Yamiyuki y Megami.
¿También controla
el viento?-se sorprendió Yamiyuki-¡Esto no es magia!
¡Aficionado!-le
espetó Megami.
Se interpuso
entre el huracán y Yamiyuki y deshizo el ataque de viento con la palma de una
mano.
Eres realmente
persistente…-dijo Yamibara-…pero conseguiré que la desesperación se apodere de
ti. ¡Blackening Ether Lagoons! ¡Satellite III!
Sendas
explosiones blancas azuladas arreciaron contra Yamiyuki y Megami,
retractándolos levemente.
¡Ether
Grave!-insistió-¡Blizzard III!
Unas explosiones
de hielo golpearon a la pareja de nuevo.
¿Qué demonios es
esto?-Yamiyuki no daba crédito a lo que veía y sentía-¿¡También dominas el
Ether, como Dalton y Marah!?
Eso parece.-dijo
Yamibara-De hecho, estoy investigando una nueva línea…y esa mujer que está en
el suelo será el sujeto de prueba perfecto…
De nuevo una
alusión a la inconsciente Pamela. Nokanys le había golpeado muy fuerte hacía
unas horas…
Vamos a intentar
otra cosa, Yamiyuki…-dijo Megami-…sigue mis instrucciones.
¡De
acuerdo!-aceptó Yamiyuki.
Megami se lanzó a
por el clon de Dalton. Lejos de herirle, le impidió hacer nada a la vez que
ella quedaba también impedida: fuerza contra fuerza, una pelea directa, un
forcejeo. Megami comenzó a ennegrecerse.
¿Qué vas a
hacer?-preguntó Yamiyuki preocupado.
¡No te preocupes
por mí y limpia a ese psicópata del mapa!-bramó Megami.
¡HWOAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-gritó
Yamiyuki mientras cargaba contra Yamibara.
¡Estúpido
terco!-le espetó Yamibara-¡No puedes vencerme!
Yamibara comenzó
a lanzar agua contra Yamiyuki, pero éste sacó un as de debajo de su manga.
¡Fiebre
Escarlatina!-exclamó Yamiyuki con decisión.
Toda su piel se
volvió de un rojo rosado intenso, como si estuviera completamente cubierto por
quemaduras solares intensas. El agua de Yamibara se evaporaba al contacto con
su cuerpo, y sus capacidades se habían multiplicado sobremanera. Al llegar
frente a Yamibara, lo agarró de la casaca a la altura del pecho, evaporando su
capa protectora de agua, y lo levantó con una mano, tras lo cual le lanzó un
fuerte puñetazo que lo hizo salir expelido. Sin perder el tiempo, Yamiyuki
corrió hacia su presa, saltó y lo interceptó al vuelo con una sarta de patadas
que coronó dando un fuerte puñetazo descendente que enterró a Yamibara varios
metros contra el suelo. Tras ello, Yamiyuki aterrizó de rodillas en el suelo,
volviendo su piel a su color normal.
¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!-chilló
Yamiyuki.
Profirió un
desgarrador alarido de dolor. La Fiebre Escarlatina era una técnica de altísimo
nivel sólo disponible para aquellos nacidos con el poder del fuego, y permitía
dañar lo indestructible a causa de sufrir el más ardiente de los dolores
durante un tiempo equivalente.
¡AÚN NO HEMOS
TERMINADOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!-chilló Yamiyuki mientras aguantaba el dolor.
Invocó su poder
oscuro. La oscuridad podía alimentarse del dolor y convertirlo en su propia
fuerza. Así, Yamiyuki se entregó a su dolor mientras descendía por el boquete
que había abierto con el cuerpo de su oponente y, lejos de la vista de
cualquier persona a la altura del suelo, lo hizo chilllar a él de dolor por
primera vez.
¡UWAAAAAAAAAGHHHHHHHHHHH!-gritó
Yamibara.
¡JÓDETEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!-exclamó
Yamiyuki con una mezcla de dolor por su fuerza y triunfo por su golpe certero.
¿Cómo osas…-Yamibara
trató de plantarle cara a Yamiyuki, pero, por primera vez, comprendió su
potencial.
¿CÓMO OSAS TÚ
OPONERTE ASÍ A LA NOBLEZA DE LOS KUROI?-bramó Yamiyuki mientras sacaba a
Yamibara de aquel boquete de un tirón.
Con una continua
y recíproca conversión de dolor y fuerza, Yamiyuki persiguió de nuevo a
Yamibara y lo golpeó con suma elegancia, con movimientos casi sibaritas, pero
poniendo en ellos gran parte de su poder y de su rabia.
Sólo tengo que
resistir tus golpes de aficionado…-dijo Yamibara entre jadeos-…acabarás
destruyéndote a ti mismo…
¡Y una
mierda!-respondió Yamiyuki mientras apartaba a Yamibara de una patada.
Alrededor de
Yamiyuki se dibujó un círculo de oscuridad con un símbolo extraño parecido a un
corazón.
¡No puede
ser!-exclamó Yamibara-¿Dominas el poder elemental de la oscuridad hasta tal
nivel?
Esto no es ni el
principio.-dijo Yamiyuki.
Entonces…-preguntó
Yamibara con los ojos muy abiertos-… ¿las conoces?
¿Te refieres a la
derivación elemental oscura? ¿A “ellas”?-preguntó Yamiyuki sádicamente mientras
su enemigo veía atemorizado cómo todas sus heridas se cerraban y su prístina
belleza se restablecía.
Sí…-susurró
Yamibara.
Como la palma de
mi mano.-respondió Yamiyuki con una sonrisa macabra.
¡Megami,
encárgate de ella!-exclamó Yamibara mirando hacia arriba-¿Qué…
La auténtica
Megami había paralizado al clon de Dalton.
¡Megami!-exclamó
Yamiyuki.
¡Tres días serán
suficientes!-exclamó Megami-¡Voy a sellarme a mí misma! ¡No podrás saber nada
de mí en tres días, pero asegúrate muy bien de que para entonces sabrás impedir
que este impostor haga lo propio eternamente y nos separe, maldiciendo a la
familia!
¿Qué locura es
ésa?-preguntó Yamiyuki.
¡Tienes a
Yamibara a tiro!-exclamó Megami-¡Y los demás te están esperando! ¡No es ninguna
locura! ¡Confío en ti!
Megami
desapareció súbitamente, llevándose consigo al clon de Dalton: parecía que a
Yamibara no se le había ocurrido eso, pero, ahora que ya lo sabía, pasados tres
días podría hacer que el clon de Dalton, tras volver a la realidad, se sellase
voluntariamente para la eternidad, causando que todas las existencias paralelas
de Megami se cortasen y la familia Kuroi se viese inmersa en una maldición.
Ahora estamos
solos…-dijo Yamiyuki amenazante tratando de no preocuparse por las últimas
palabras que había dicho Megami.
¡No cantes
victoria!-le espetó Yamibara-¡Haberme dado dos golpes no te hace el ganador!
¡He de retirarme al laboratorio a estudiar esto! No sin antes…
Una luz morada
comenzó a brillar en el pecho de Pamela. El cuerpo inconsciente de la mujer
comenzó a levitar alrededor de Yamibara.
…llevarme a esta
preciosidad.-dijo Yamibara-Será la joya de mi corona. Ten por seguro, Yamiyuki,
que antes de tres días volveremos a vernos y pagarás muy caro todo lo que te
has atrevido a hacer.
He hecho lo mínimo
que merecías.-Yamiyuki se encogió de hombros.
Sin terminar de
creérselo, el chico vio cómo su pariente se esfumaba de allí, llevándose a
Pamela consigo. No sabía si se trataba de una victoria o una derrota, pero allí
estaba…con más asuntos que atender en aquel momento.
De Yurika no esperaba menos, la verdad, ha ido evolucionando un montón desde que empezó la historia y ya está al nivel de los demás.
ResponderEliminarDe Mara me extrañaba que fuera menos guerrera y tan modosita (bueno, ahora ya está claro que no lo es xD) me ha sorprendido pero me ha gustado porque ahora casa más con el grupo.
Con Yami nos dejas con la intriga aunque el combate ha estado muy bien. No sabía como solucionarías lo de Megumi pero ha quedado bastante bien.
Me alegro de que te haya gustado el episodio, de verdad, me resulta muy positivo recibir comentarios como éstos porque suponen una amable recompensa para mi "trabajo" y porque también me sirven para evaluarme a mí mismo y ver si he logrado transmitir lo que quería. Como puedes ver, ya van diecinueve episodios de la temporada, y no hay que ser un genio para vislumbrar que queda poco...así que esta semana y la siguiente van a estar llenas de adrenalina floreciente, ¡no te lo pierdas! Me alegra especialmente que me comentes lo de Yurika, sobre todo porque en la primera temporada me comentaste una vez algo bastante contrario. Me parece muy normal que cada uno tenga su opinión sobre mis personajes, pero esto en concreto me deja ver que he conseguido hacer que Yurika evolucione como tenía pensado, y eso me alegra. Ahora que vamos a cambiar de arco, Marah tendrá algo más de peso en esta parte por ser la médico y, bueno...la historia de los Kuroi da para una obra entera, pero trataré de extender como se merecen aquí las partes de la misma que son necesarias. ¡Muchas gracias por tus comentarios, sigue disfrutando!
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