TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 48: Retirada
táctica
Kuritöö entró en la habitación de
tratamiento. Le habían preparado a Kazark una camilla especial para su ingente
tamaño. Estaba despierto, pero se encontraba muy mal.
Me han dicho que querías
verme.-dijo la científica-Supongo que querrás que arregle el desastre que
tienes encima, ¿no?
Sí…-dijo Kazark-…esos estúpidos
tortolitos saben pelear…desgraciados…
Están encarcelados, no te
preocupes.-respondió Kuritöö-Los ejecutaremos en cuanto te recuperes. ¿Qué tienes
en ese brazo?
Una infección.-explicó el
ogro-Esa medusa me ha picado y me ha jodido el brazo…
Se puede arreglar, no te
preocupes.-la científica se encogió de hombros-Me preocupa más ese hombro que
tienes… está totalmente roto, ¿verdad?
Hecho astillas.-dijo
Kazark-Seguro que mientras estaba inconsciente me han puesto analgésicos. De
otra forma, no entiendo cómo puedo hablar manteniendo mi tono de voz normal
teniendo esta herida…
Veré lo que puedo hacer…-dijo
Kuritöö-…voy a necesitar placas metálicas. ¿Tienes? Eres el ingeniero…
.
. .
Uro y Philell habían sido
abandonados en una lóbrega celda. Las puertas eran herméticas y no de barrotes,
pues Philell podría fácilmente escapar entre una hilera de barrotes.
Vaya forma de acabar una
batalla…-dijo Uro.
No importa.-dijo Philell-Estamos
vivos y juntos…saldremos como sea. Lo más importante de esta situación es que
estamos juntos de nuevo…
Philell agarró la mano de Uro.
Éste la apretó levemente y con mucho cariño.
Sí…-dijo Uro-…me alegro tanto de
estar de nuevo contigo…
Se abrazaron. A pesar de que
estaban sentados en el duro banco de una celda, no podían evitar estar
contentos por haberse reencontrado. Se amaban locamente desde hacía muchos
años, por lo que aquello les estaba resultando un momento mágico. No pudieron
evitar besarse. Uro era mucho más parecido a un hombre humano que Philell, pues
su cuerpo tenía piel, músculos y huesos de una forma prácticamente idéntica a
un ser humano, mientras que Philell era de otra manera. Ambos sintieron el beso
de manera muy especial: Uro se sentía como si estuviera bebiendo de un oasis
que le refrescaba los labios, y la lengua de su novio parecía agua fluyendo por
su garganta. Por su parte, Philell se calentaba con la solidez y la elasticidad
de Uro, nada parecidas a su cuerpo acuoso y deformable. El joven fluido sentía
la lengua de su novio como un remo que movía el seno líquido de su boca. Aquel
prolongado y pasional beso excitó a ambos.
Uro…-susurró Philell-…te he
echado tanto de menos…el calor de tu cuerpo…la robustez de tus brazos…tu olor a
madera fresca…tú y solamente tú.
El joven custodio de los portales
puso los ojos parcialmente en blanco mientras era acariciado por las húmedas y
refrescantes manos de su pareja. No tardó en enfocar de nuevo sus ojos en él
mientras agarraba su rostro con ambas manos.
Mi Philell…-respondió Uro también
susurrando-…quisiera que este momento durase para siempre…si bien estaríamos
mejor fuera de una prisión del enemigo.
Continuaron abrazados el uno al
otro, tocándose mutuamente y sintiéndose cada vez más acalorados.
Creo que tienes algo ahí…-dijo
Philell con una sonrisa tímida y traviesa.
Uro, que acostumbraba a
respaldarse contra la pared y a abrirse de piernas cuando tenía a Philell
abrazado encima de él, se miró la entrepierna. Un bulto se marcaba en sus
pantalones.
¿Qué esperas?-preguntó Uro con
una sonrisa-Es normal que mi chico me excite…y más después de tanto tiempo
sin…ya sabes…
Es duro, ¿verdad?-preguntó
Philell-Yo también lo he echado de menos…
El cuerpo de Philell burbujeaba
levemente. Se estaba calentando.
¿Te estás excitando tú
también?-preguntó Uro-De un toro como yo es de esperar, pero alguien tan
racional como tú…ya sabes, no es el momento ni el lugar…
Hasta los genios tenemos nuestro
punto débil.-dijo Philell mientras el agua de su cara cambiaba de color
simulando un rubor-Mi punto débil eres tú…y no me importa arriesgarme un poco
más hoy…te recuerdo que he estado a punto de dejarme matar por un ogro…hoy me
he levantado valiente…o temerario, ¿quién sabe?
¿Quieres que nos pongamos al día
después de tanto tiempo sin vernos?-preguntó Uro acariciando la cabeza de
Philell mientras su erección crecía.
Uhh…-Philell notó que de su
faldón hídrico se levantaban pequeños chorros de agua-…me encantaría…
¿Puedes mostrármelo?-preguntó Uro
mientras se empezaba a ruborizar-Sabes que me encanta…
¿Por qué tengo que empezar
yo?-preguntó Philell con fingido inconformismo.
Vamos…-dijo Uro con una sonrisa
tierna-…por favor…quiero verlo…es demasiado bonito y he visto muchas cosas
horribles desde que me separaron de ti…lo necesito… ¡por favor!
Bueno, vale…-dijo Philell en tono
condescendiente-…míralo…
El faldón de agua que solía
cubrir las piernas de Philell chorreó por el suelo hasta deshacerse. Tras ello,
de su asexuada entrepierna comenzó a nacer un bulto. Aquella masa de líquido se
estaba gelificando y tomando forma. Pronto adquirió la forma de un falo
prácticamente idéntico al de un hombre humano. Era de color azul celeste, de
aspecto húmedo, brillante y algo corto, con una curvatura ascendente parecida a
una parábola. Al no ser humano, no tenía vasos sanguíneos, pero sí algunas
marcas similares. Tenía un prepucio muy cerrado, grueso y apretado con un color
azul algo más oscuro en el anillo extremo, y no tenía testículos.
Es adorable…-dijo Uro mirando el
pene erecto de Philell-…lo siento por no tener otras palabras, pero es
sencillamente adorable y gracioso. Tan curvado y recogido, con ese color tan
suave y esa textura tan agradable…tiene la inocencia de un niño, con ese prepucio
tan prieto y esa forma tan compacta…y la funcionalidad de todo un hombre…es
entrañable, completamente embelesador. Lo siento si te sentó mal cuando te lo
dije la primera vez que me lo enseñaste, pero es lo que pienso…y lo digo con
sinceridad…me gusta mucho.
Uro se estaba excitando
fuertemente con sólo ver aquel pene húmedo y acuoso.
No supe cómo tomármelo, la
verdad…-dijo Philell con una sonrisa socorrida-…pero todos los elementales
somos así y es normal que a los humanoides os resulte extraño. Bueno…ya lo has
visto… ¿puedo ver el tuyo o tengo que invitarte a ello?
Te invito yo a ti a que lo
veas.-Uro le guiñó un ojo-Está deseando recibirte…
Uro se desabrochó los pantalones.
Llevaba unos calzoncillos blancos tipo bóxer bastante sencillos con algunas
líneas de costura que rompían la monotonía del color. La parte elástica de la
cadera era de color negro. El extremo de su pene asomaba por la goma de la
prenda.
¡Cuánto tiempo!-dijo Philell a
modo de saludo.
Uro extendió su mano en dirección
al pene de Philell. Éste comprendió a su pareja y se lo acercó para que pudiera
agarrarlo. Comenzó a masajearlo con la mano y a masturbarlo con mucha suavidad.
Le encantaba el tacto refrescante, húmedo y gelatinoso de ese pene. Era suave,
blando por la superficie y a la vez duro desde el interior, como una barra
rígida recubierta de una película de silicona o gel.
Tiene el mejor tacto que he
sentido nunca…-dijo Uro-…y siempre está tan fresquito… me excitaría mucho que
tu prepucio deslizara, pero no lo echo de menos porque tú en sí me pareces lo
más excitante, atractivo y sensual que he enfrentado en mi vida…
Ya sabes que el prepucio de un
elemental de agua no funciona como el de un humanoide…-dijo Philell-… ya sabes
lo que hay que hacer para que se mueva… ¿quieres que haga deslizar el tuyo?
¿No estás un poco lejos con mi
brazo extendido en medio?-preguntó Uro.
No necesariamente.-dijo Philell
con una sonrisa mientras era masturbado.
De sus manos salieron algunos
tentáculos gelatinosos. Le agarraron los calzoncillos y soltaron su pene. Era
largo, bastante recto, con muy poca curvatura y de un diámetro intermedio, ni
muy fino ni demasiado grueso. Sus testículos no eran demasiado grandes, pero
tenían una caída apreciable y realzaban la sensualidad de sus finos y tonificados
muslos. Tenía prepucio, y era del mismo tono que el resto de la piel de su
pene. El anillo extremo tenía un tono rosado muy saludable con matices morados.
Los tentáculos de Philell se encargaron de dar servicio a aquel pene
desarrollado y notable. Un tentáculo agarró con suavidad uno de los testículos
y comenzó a jugar con él. Otro tentáculo hizo exactamente lo mismo con el otro
testículo. Por otra parte, un tercer tentáculo se enroscó alrededor del pene,
formando una hélice que se frotaba con movimientos giratorios contra todo el
cuerpo fálico, y un cuarto tentáculo rodeó el glande por encima del prepucio y
comenzó a moverlo alternativamente, retrayéndolo y devolviéndolo a su posición
con suavidad. Colocó un quinto tentáculo
para hacerle cosquillas en el frenillo en cada retracción.
Agh…-gimió Uro-…eres increíble…
El joven custodio de los portales
estaba siendo masturbado a gran escala por su novio. Ningún hombre de su
especie podría hacerle eso, pues sólo contaban con dos manos. Retorciéndose y
experimentando escalofríos de placer, continuó devolviéndole el favor a su
novio. No tenía tentáculos, pero sus manos estaban acostumbradas a la
masturbación desde que era un niño. Philell parecía sentirse muy complacido.
Tú también lo eres…-susurró Philell
entre gemidos-…vas a conseguir lo que querías…
El prepucio del demonio acuático
palpitaba. Uro insistió con su masturbación hasta que llegó un momento en el
que aquel prepucio reventó en gotas finas de agua, cayendo como un spray por
encima de los dos miembros de aquella pareja. Se reveló un glande muy húmedo,
brillante y tan fungiforme como el de un humano. Era de color dorado y se unía
al resto del pene con un frenillo de gel de color azul oscuro.
Me encanta, Philell.-dijo Uro con
sinceridad y solemnidad-Es sencillamente precioso.
Mientras era masturbado por los
tentáculos del estratega, el joven custodio masajeó el glande de su compañero
con una mano. Philell tembló y se retorció, emitiendo algún gemido prófugo. Su
glande era particularmente sensible.
Ahhh…-gimió Philell-…ahh…
Uro dejó por un momento de dar
placer a su compañero y se frotó los dedos. Tenía la mano mojada y algo
pringosa.
Esta textura untuosa y suave me
encanta…-dijo Uro mientras se lamía los dedos-…la pringue de tu pene es muy curiosa,
está fresquita como un helado y tiene un sabor agradable…los elementales sois
unos privilegiados para el sexo. Además, entre vosotros no existe la fimosis…
¡JAJAJA!
Philell rió.
No, no existe.-dijo el demonio
acuático-Una cosa menos de la que preocuparnos…
Con curiosidad, Uro tocó el
frenillo de Philell con los dedos pulgar e índice. Lo oprimió suavemente
aprovechando su textura gelatinosa.
Si haces eso vamos a tener una
emoción fuerte…-dijo Philell extasiado.
La misma que podemos tener si tus
tentáculos siguen volviendo loco a mi vástago…-respondió Uro.
¿Me sueltas si te
suelto?-preguntó Philell mientras su cuerpo burbujeaba.
Haz la prueba…-Uro le guiñó un
ojo.
Los tentáculos de Philell se
deshicieron. Uro continuó agarrándole el pene y frotándole el glande con la
palma de su mano.
. . .-Philell parecía estar en
otro mundo.
Lo prometido es deuda…-dijo Uro
soltando el pene de su novio.
Ambos se miraron. Philell retiró
los pantalones de Uro para liberarlo y que estuviera más cómodo.
Has dejado tu olor en mi
flujo…-dijo Philell-…me excita tanto…
Túmbate, Philell.-le pidió Uro
con una sonrisa.
El demonio acuático le hizo caso
y se recostó en el suelo. Uro bajó hasta él, se colocó a la altura de su pene y
comenzó a lamerlo como si fuera un helado. Goteaba con abundancia. Cada gota
que se tragaba le inundaba la boca de una sensación refrescante y explosiva,
renovando en cada movimiento la sensación de bienestar en su boca. Se detuvo
dando lengüetazos cortos y repetidos a su gelatinoso frenillo. Notó que el pene
vibraba, por lo que lo dejó descansar.
¿Estás bien?-preguntó Uro.
Claro que lo estoy.-respondió
Philell entre jadeos-Es sólo que…no quiero acabar aún…déjame que te devuelva el
favor…
Uro se sentó en el suelo y apoyó
la espalda en la pared, acomodándose como si estuviese casi tumbado. Philell
dejó salir un tentáculo de su espalda. Su extremo tenía forma de botella. Se
abrió y dejó ver una invaginación llena de ventosas. No tardó en atrapar el
pene de Uro en aquella cápsula, contrayéndola con fuerza una vez estuvo llena.
Aquella cavidad estaba muy húmeda y las ventosas estimulaban la piel con
movimientos de succión parecidos a los de una felación bien realizada. Uro se
sentía como si le estuvieran extrayendo el semen con una máquina. El placer era
muy intenso. Por suerte, sólo notaba fluir el líquido preseminal, por lo que
todavía no iba a eyacular. La abrazadera de Philell se movía hacia arriba y
hacia abajo, aflojando y apretando las ventosas con capricho, simulando lo que
sería una estimulación del pene con la boca. Mientras satisfacía así a su
novio, se acercó a sus testículos, que estaban en reposo, y comenzó a
enroscarles con mucha suavidad algunos tentáculos, proporcionando un placentero
roce. Tras esto, introdujo su lengua en la abrazadera aprovechando que podía
convertirla en un chorro extensible de agua. Comenzó a lamer entre cada par de
ventosas hasta terminar de trepar por el largo pene de Uro y llegar al glande,
donde se entretuvo socavando con lascivia por detrás del frenillo, a ambos
lados del mismo, creando un rozamiento muy placentero. Cuando las ventosas le
subían el prepucio, introducía la lengua en él y lo recorría con movimientos
circulares.
Esto es demasiado…-susurró Uro-…voy
a volar…
Como no le llegaban las manos,
Uro se vio obligado a descalzarse para poder frotar el pene de Philell con los
pies. Estuvieron dándose placer mutuamente durante un rato muy largo.
Finalmente, decidieron darse sexo oral mutuo, por lo que se acomodaron para que
Uro pudiera tener el pene de Philell en la boca. Ninguno de los dos quería
despertar de aquel sueño, estaban tan bien que nada más les parecía importante
en aquel momento. Después de un intenso intercambio de besos y succiones en los
genitales, Uro se sentó e invitó a Philell a sentarse encima de él. En el
cuerpo de este último se reveló y se abrió una cavidad por la que sería
penetrado. Tras sentarse, Uro lo penetró con suavidad, introduciendo muy poco a
poco cada centímetro de su largo pene. Terminada la primera penetración,
Philell se abrazó a Uro y éste comenzó a mover sus caderas. A través del cuerpo
acuoso del estratega se veía el pene de Uro subiendo y bajando. Su hermosa
forma estaba distorsionada por el ondeo acuático del cuerpo de su compañero.
Aprovechando que Philell lo estaba abrazando, Uro deslizó sus manos para poder
masturbarlo lenta y decididamente con ambas manos. Lo masajeaba haciendo aros
con los dedos pulgar e índice y recorriendo su pene desde la base hasta el extremo
con una mano cada vez. También lo frotaba entre las palmas de sus manos como si
quisiera encender fuego. Uro utilizaba todas las técnicas masturbatorias con
más roce para proporcionar el máximo placer a su novio.
Creo que vas a acabar
conmigo…-dijo Philell con un hilo de voz.
Espera…-le pidió Uro-…voy
contigo, ¿de acuerdo?
No creo que pueda…-dijo
Philell-…lo siento… ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHH! ¡AAAAHHHH!
Un chorro de un gel transparente
salió disparado del pene de Philell. Tras el primer chorro, salieron algunos
más. Aquella sustancia fría y pegajosa regó los cuerpos de ambos. Tenía una
textura parecida a la del gel de masaje o a la del lubricante íntimo, y tenía
un característico olor a mar. Para aumentar su excitación, Uro se untó por la
cara y el resto del cuerpo todo el que le había caído encima.
Me encanta…-susurró Uro mientras
penetraba rítmicamente a Philell-…y… ¡allá voy! ¡Vamos, Philell! ¡Disfruta!
¡UOOOOOOOOAAAAGHHHHHHHHH!
Un potente chorro de semen
emergió del gran pene de Uro. Al estar inmerso en un medio acuoso, se curvó
como una espiral y comenzó a flotar elegantemente como si fuera una pincelada
en medio de un cuadro artístico. Tras ese chorro fueron unos cuantos más que
siguieron los mismos pasos, sin gotear absolutamente nada del interior de Philell.
.
. .
Creo que ya está…-dijo Kuritöö
secándose la frente con un pañuelo-…a ver, intenta mover ambos brazos.
Kazark movió sus dos extremidades
superiores. Respondían muy bien.
¿Te duele algo?-preguntó la
científica.
Lo cierto es que no.-respondió el
ingeniero-Sea lo que sea lo que me has hecho…gracias.
Kazark tenía ahora un hombro
artificial. Estaba cubierto por una enorme hombrera metálica armada. Además, el
brazo infectado había sido curado con unas sanguijuelas Mazoku que absorbieron
la piel muerta y los agentes infecciosos. De esta forma, Kazark volvía a estar
operativo. Sus dolores habían desaparecido y la fiebre que el combate le había
causado había remitido.
De nada.-contestó Kuritöö-¿Te
importaría echar un vistazo a los Taimanin? Benibatsu los dejó atrapados con
esos Fuuma y no sé qué habrá sido de ellos.
Lo estoy deseando.-dijo
Kazark-Voy a acabar con ellos y después ejecutaré a esa pareja acaramelada de
demonios como pago por mi hombro.
Nos vemos después
entonces.-Kuritöö se despidió saludando con una mano y abandonó la sala.
.
. .
Inuhito se había hartado de
recibir golpes y vejaciones. Las cadenas no le dejaban defenderse como era
debido. Benibatsu y Kuritöö se habían estado turnando para hacerle sufrir.
Habían decidido dejarlo solo por unos instantes, amenazando con que volverían
para someterlo a su tortura final los dos juntos. En el momento menos pensado,
la puerta fue arrancada de cuajo y tirada al suelo de un puñetazo. Sólo vio el
brazo autor de aquel golpe, pero el mitón verde que llevaba fue un rayo de
esperanza para él. Rito entró en la sala.
¡Está aquí!-exclamó-¡Tenemos a
Inuhito!
Rito entró corriendo. Detrás de
él fueron Shirubei, Yamiyuki, Aoi y Hagane.
Tío, ¿estás bien?-preguntó
Hagane-¡Vamos a sacarte de aquí!
¡Vaya careto!-exclamó
Shirubei-¿Quieres que les deje yo peor cara en justa retribución?
Aguanta, Inuhito.-dijo Aoi-Nos
vamos a casa.
Has soportado muy bien la
tortura.-dijo Yamiyuki-Se nota que no has cedido ni un instante…gracias por tu
fuerza, estoy orgulloso de tenerte como amigo.
Las cadenas sellan el poder
Taimanin.-dijo Rito-Por eso no ha podido defenderse. Sellarán muchos poderes,
pero no creo que sellen el de un par de manos…
Rito aplicó tracción a la cadena
que tenía agarrada con sus dos manos hasta partirla, liberando uno de sus
brazos. Hizo lo mismo con el resto de cadenas, permitiendo que Inuhito dejara
de estar colgado.
Gracias, chicos…-dijo Inuhito.
Hagane cortó los grilletes de las
muñecas y los tobillos de su amigo con los abanicos. Acto seguido, Shirubei le
tendió la mano para levantarse.
Siento haberos hecho venir.-dijo
el Taimanin recién rescatado-No obstante, me he propuesto levantarme para no
volver a caer. No me asustaré más ante Benibatsu. Esa arpía de Kuritöö me ha
contado la verdad sobre él, por cierto…
¿Qué ha pasado?-preguntó Aoi con
preocupación.
Nunca nos traicionó.-dijo Inuhito
intentando contener las lágrimas-Fue Kuritöö la que lo corrompió con sus artes
demoníacas a nuestras espaldas. Nadie lo vio…y yo ahora sí, porque, por algún
extraño motivo, lo tienen grabado en vídeo. Benibatsu no es un criminal, es una
víctima…y, según dice la zorra, el Taimanin que era sigue en su interior,
viendo lo que el Mazoku que lo domina hace y sufriendo por ello…así que ahora
más que nunca estoy decidido a dejar que mi hermano descanse en paz…incluso si
eso significa cargarse al demonio que tiene su cuerpo.
Sabias palabras.-dijo
Yamiyuki-¿Qué te han hecho?
Zurrarme.-dijo Inuhito-Benibatsu
me la ha intentado meter, pero no me he dejado. Va de bien dotado y aquí hay
quien lo deja por un crío…
Le dirigió una mirada cómplice a
Rito.
¡Marca de la casa Sonozaki!-dijo
Rito muy orgulloso con una sonrisa-¿Nos vamos y hablamos con más tranquilidad
en casa?
Sí, larguémonos de aquí.-concedió
Shirubei.
Decididos, los Taimanin salieron
de la celda. En una de las contiguas tendrían que estar Philell y Uro, pero no
sabían en cuál.
Creo que es justo liberar a esos
dos antes de irnos…-dijo Yamiyuki.
¿Alguna idea de dónde pueden
estar?-preguntó Hagane.
No, pero puede tenerse.-dijo
Inuhito-Sé cómo huele Philell, y también pude oler a Uro a través de su celda.
¡Seguidme!
Inuhito fue olfateando el aire
hasta llegar a una de las puertas cerradas. Yamiyuki llamó.
¿Philell?-preguntó-¿Uro? Somos
los Taimanin.
¿Vais a ayudarnos a
salir?-preguntó Uro desde el otro lado de la puerta.
¡Uro!-oyeron a Philell-¡No seas
brusco!
No te preocupes, Philell.-dijo
Yamiyuki-Sois libres.
Los seis se miraron y se
sonrieron. Como celebración por su reencuentro, tiraron la enorme puerta de una
patada. Seis piernas impactaron en el centro de la pesada estructura,
arrancándola de cuajo y tirándola. Philell y Uro estaban de pie frente a ellos.
Tenían aspecto de estar agotados, pero no parecían encontrarse especialmente mal.
Huele a semen…-comentó Inuhito.
Y mucho.-corroboró Rito-Pero
bueno, no es de nuestra incumbencia lo que otras personas hagan en privado.
Uro y Philell se sonrojaron un
poco. Salieron hacia el pasillo.
Y, con esto, nuestro pacto ha
terminado.-dijo Yamiyuki-Te hemos reunido con tu novio y tú nos has ayudado
hasta entonces. Supongo que esto es un adiós.
Cierto.-respondió
Philell-Salgamos del edificio y separémonos una vez estemos fuera.
Me parece bien.-dijo Yamiyuki.
Los ocho hombres se retiraron
hacia la salida. No tuvieron muchos problemas, salvo algún mercenario que
vigilaba los pasillos. No obstante, cuando llegaron al recibidor y se disponían
a salir por la puerta grande, se encontraron con un viejo conocido: Kazark. Su
aspecto había cambiado, pues tenía una enorme hombrera metálica y el brazo que
había sido infectado estaba ligeramente cambiado, así como enteramente vendado
con tiras negras y rojas.
¡No me miréis así!-les gritó
Kazark-¡Maravillas de la cirugía reconstructiva de la doctora Kuritöö! Es hora
de que perezcáis aquí… ¡NO HABRÁ SALIDA NI PIEDAD!
El enorme ogro pulsó los botones
de un mando, haciendo que todas las salidas comenzaran a cerrarse y a
bloquearse, tratando de atrapar al grupo en el recibidor a solas con él.
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