TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 46: Valentía
Philell le había plantado cara a
Kazark. Un demonio de constitución frágil se había decidido a enfrentarse
contra un fornido ogro de más del doble de su estatura.
Ah, ¿sí?-preguntó Kazark con
sorna-¿Estás dispuesto a luchar contra mí?
Lo repetiré siempre.-dijo
Philell-No soy fuerte, no soy poderoso, no soy un combatiente: soy un estratega,
un pensador. No obstante, aunque sea débil, no soy cobarde: si es por defender
a quien más amo en este mundo, lucharé…por supuesto que lucharé, incluso si me
cuesta la vida.
¡Philell!-exclamó Uro-¡No lo
hagas! ¡Es demasiado fuerte! ¡Fue quien me derrotó! ¡Sálvate mientras puedas!
¡Que los Taimanin te asilen!
No, Uro.-dijo Philell-Combatiré.
Eres todo un caballero dentro de los Mazoku, y, como tu novio, he de estar a tu
altura. Incluso si este ogro me da una paliza…me esforzaré hasta mi último
hálito de vida para culminar mi plan de salvarte. ¿Cuál es tu nombre, enemigo?
Soy Kazark…-dijo el ogro-…tu
asesino.
Eso todavía no está decidido,
Kazark.-dijo el demonio acuático-Mi nombre es Philell, soy el novio de Uro
Oswald y he venido a llevármelo de vuelta. Si no vas a tener la amabilidad de
cederme el paso, tendré que buscar una ruta alternativa…
No sabes lo que estás diciendo…-dijo
Kazark crujiéndose los nudillos.
.
. .
Nioiko volvía a estar en su
habitación. Rápidamente, se quitaba la armadura pieza a pieza.
Si mi red de información no ha
fallado…-el joven hablaba en voz alta mientras se desnudaba-…los Mazoku y los
soldados de Estados Unidos se han quedado juntos contra el resto de mis hombres
y han hecho un pacto, contando probablemente como una única facción en esta
guerra. No sé si serán ellos los que me encontraré, pero tengo que prepararme
para lo peor…
Desnudo, Nioiko colocó su
armadura en su sitio y echó un vistazo a las perchas. Agarró la que tenía
colgado su uniforme de mayordomo. Los botines de tacón yacían en el suelo junto
a un par de calcetines extendidos encima de las mismas, invitándolo a vestirse.
.
. .
¡RAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH!-gritó
Kazark.
Corrió hacia Philell, descargando
un vigoroso puñetazo. El demonio estratega demostró una agilidad bastante
notable…o tal vez simplemente inteligencia para aprovechar todo lo que tenía.
Aprovechó que era líquido y resbaladizo para licuar sus piernas y convertirse
en un charco móvil que pudo esquivar rápidamente el puñetazo gracias a la
ausencia de fricción con el suelo. Tras esto, volvió a erigirse con normalidad.
¿Te crees muy listo?-preguntó el
ogro apuntando a Philell con su puño de manera amenazadora.
No me creo listo, soy
inteligente.-respondió el demonio acuático con calma.
Me gustan los individuos
inteligentes…-dijo Kazark-…yo me considero inteligente también. La pena es que
la inteligencia no podrá salvarte de esta batalla…con los Taimanin entretenidos
con las máquinas que les he mandado y tu queridísimo atrapado en mi cárcel
vítrea especial, tienes pocas posibilidades de salir vivo de este combate.
¿Cómo puedes hacer una inferencia
tan ácida?-preguntó Philell-Ni siquiera he hecho un movimiento… ¡no puedes
evaluarme!
Intuición.-respondió el ogro-Y
ahora… ¡A CALLARTE ESA BOCA PARA SIEMPRE!
Kazark se acopló un disparador a
una muñeca y comenzó a lanzar esferas cargadas de electricidad con él.
Mi más reciente invento, el cañón portátil de materia cargada,
aprovechará la conductividad de su cuerpo acuoso para darle un funeral
explosivo…-pensó el ogro sonriéndose.
Algo me hace ver que no puedes intuirlo todo sobre mí…Kazark.-Philell
miraba pensativo los proyectiles.
Convirtió su tronco inferior en
una cortina de agua con la que comenzó a deslizarse por el suelo como si fuera
un caracol. La rapidez con la que patinaba en aquel suelo le permitió eludir
aquellas bolas electrizadas, pero éstas comenzaron a perseguirle.
Je…-rió Kazark.
¡No!-pensó Philell-¡Me
persiguen de una manera tal que hacen que…que me acerque a él!
Philell estaba a punto de chocar
con Kazark.
¡HWOAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-el ogro
profirió un grito de guerra.
Embistió al demonio acuático con
un puñetazo, lo levantó del suelo y disparó a quemarropa con su cañón de mano.
El choque eléctrico hizo vibrar el cuerpo entero de Philell.
¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!-chilló
el demonio.
¡Philell!-exclamó Uro desde su
prisión-¡PHILELL!
Aún no estoy…-boqueó Philell-…muerto…
El cuerpo del malogrado demonio
comenzó a gelificarse. La hendidura que le había abierto su enemigo en el pecho
no se cerró sobre sí, sino sobre el brazo incrustado del ogro, formando unas
hélices de gel que constriñeron su brazo como si fueran serpientes.
¿Crees que me asustas?-preguntó
Kazark-¡Agarras muy débilmente!
El ogro sacudió su brazo,
zarandeando a su contendiente.
No es fuerza lo que quiero
imprimir…-dijo Philell resistiendo el mareo que las sacudidas le generaban-…sino
otras cosas…
Kazark notó que le empezaba a
picar el brazo.
¿Qué demonios estás…-preguntó,
pero se calló al ver su extremidad.
El brazo del ogro estaba
enrojeciendo con fuerza. Le picaba a rabiar. Una virulenta urticaria se
extendió por la enorme y musculosa extremidad, eliminando la fuerza en ella.
Lo he infectado…-pensó Philell-…gracias
a mi cuerpo parcial de medusa, puedo hacer estas cosas. Cuando estudiaba, me
asignaron una maestra de combate. Fue la única asignatura en la que no
conseguía grandes esfuerzos…no obstante, hoy puedo decir que he aprendido.
Jelly, demonio medusa, gracias.
Tras un intenso forcejeo, Kazark
se encontró a sí mismo siendo incapaz de seguir reteniendo a su enemigo. Éste
se arrancó de los hilos de gel que los unían y cayó en forma de charco. Tras
reintegrarse, absorbió el gel que quedaba en el brazo de su enemigo. Entero de
nuevo, el estratega decidió aprovechar el tiempo que aquella infección le había
dado. Apuntó al ogro con la mano
derecha.
¿Qué planeas hacer?-preguntó
Kazark con rabia-Me has estropeado un brazo, pero me quedan el otro y las dos
piernas. ¿Crees que voy a dejarte que hagas lo que tengas pensado?
La mano de Philell se hinchó con
violencia. También lo hicieron su muñeca y parte de su antebrazo, formando una
especie de burbuja o globo de agua. El ogro se preparó para embestirlo, pero,
en medio de su carrera, el inteligente demonio acuático disparó. Una masa de
agua a presión bastante grande y a una velocidad inesperadamente alta impactó
contra el pecho del ingeniero, frenando su avance y haciendo que cayera hacia
atrás.
Lo estoy consiguiendo…-pensó Philell-…puedo con él… ¡puedo con él!
¡No cantes victoria!-bramó el
ogro tras levantarse de golpe-¡Aún no me has hecho nada de daño!
Con el brazo que le quedaba sano,
Kazark sacó un arma parecida a una escopeta recortada de un bolsillo de su
faldón de combate. Con ella, disparó varias veces seguidas, disgregando el
cuerpo de Philell como si fuera un spray.
¡NOOOOOOOOOOOO!-gritó
Uro-¡Philell, por favor, reintégrate y sal de aquí! ¡Te regalo mi vida! ¡Te doy
lo que sea con tal de que te salves! ¡No puedes hacer esto, mi amado, NO!
Que te crees tú que voy a
permitir que las cosas acaben así.-dijo el ogro.
Había cambiado la escopeta por un
cañón de aire comprimido. Comenzó a ventilar hacia el suelo, empujando los
restos de líquido contra una de las caras de la pirámide. Esto le sentó al
malogrado Philell como si un vehículo lo atropellara y lo incrustara contra un
edificio. Tras el ataque, quedó de nuevo reintegrado, pero extenuado y pegado a
la cara de la pirámide.
Agh…-gimió el demonio.
Parece que…-pensó-…no soy…lo
suficientemente…fuerte. Lo siento,…Uro…mis cálculos han fallado.
Ahora, medusa insolente, quiero
que veas cómo me cargo a tu novio.-dijo el ogro sacando un mando a
distancia-¡Cárcel vítrea! ¡ACTIVACIÓN!
¡NO!-chilló Philell-¡DE NINGUNA
MANERA!
Sin apenas fuerzas, Philell
convirtió sus manos en tentáculos y ató los brazos del ogro para evitar que
pulsara el botón rojo del mando.
¿Crees que puedes superarme en
fuerza?-se burló el demonio ingeniero-¿Tú? ¡No me hagas reír!
Justo cuando Kazark iba a romper
los tentáculos de Philell, éste dejó salir más de esos apéndices de su cuerpo,
atándolo por más sitios.
No, claro que no.-dijo el
demonio, consciente de que estaba al borde de la muerte-No obstante, las leyes
de la Física son las que son. Si mi fuerza es pequeña pero es múltiple y el
sumatorio de las fuerzas es igual en módulo y dirección al tuyo pero opuesto en
sentido…podré pararte.
Philell tenía muy poca defensa
física. Apenas había recibido tres impactos y ya estaba en una condición
crítica. No obstante, estaba quemando las fuerzas que le quedaban para producir
más tentáculos y parar al fortísimo ogro. Su dedo pulgar estaba especialmente
atado, no pudiendo apretar el botón que quería.
¡Maldito seas, Philell!-exclamó Kazark.
Me ha llamado por mi nombre…-pensó el estratega-... ¿está empezando a reconocerme? Una lástima
que sea tarde para mí…
¡Philell!-exclamó Uro-¡Está
pasando algo! ¡Esa luz verde de ahí encima! ¿Qué es?
El demonio acuático lo entendió
rápidamente. El dedo de Kazark ya tocaba el interruptor. Una pulsación débil
estaba haciendo que el rayo de luz verde que tenía que atravesar la cúspide de
la pirámide para destrozar a Uro comenzase a aflorar débilmente. De esta forma,
la energía no penetró en la celda, sino que regó sus paredes triangulares.
Creo que con esto podré salir de aquí…-pensó Uro-…si ese rayo debilita las paredes y me
permite romperlas y saltar antes de que se convierta en un verdadero rayo
destructor…
Sé lo que estás pensando.-dijo
Philell-Ya que estoy malherido, haré mi última función: serviré de manto
electrostático para reconducir el rayo y que no pueda dañarte.
¡No!-exclamó Uro-¡Te matará!
¡He venido a salvarte!-exclamó
Philell-¡Y eso haré!
Sin escuchar a su novio, el
estratega soltó el dedo de Kazark levemente, aumentando de manera automática la
intensidad del rayo.
¡ARGH!-bramó Philell mientras la
corriente lo atravesaba.
La pirámide comenzó a vibrar por
inestabilidad.
¡Es el momento!-exclamó
Uro-¡KIAI!
Con un fuerte puñetazo, el
demonio preso rompió la jaula e hizo que la electricidad se esparciese por el
ambiente, liberando a Philell y dejándolo hecho un charco entre los restos de
vidrio.
¡Philell!-exclamó Uro-¡AAAAAARGH!
Como Philell se había deshecho,
los tentáculos que reprimían a Kazark ya no existían, lo que le permitió a este
último placar fuertemente a Uro.
¡Te mataré por lo que me hiciste
en la cueva!-exclamó Uro-¡Aunque hayáis confiscado mi espada, sigo siendo un
orgulloso guerrero Oswald! ¡Teme, Kazark!
Philell luchó por rehacerse.
Mientras tanto, Uro comenzó a forcejear con Kazark. Tras un violento
intercambio de golpes, el ogro cayó de rodillas. El brazo que tenía infectado
se le estaba empezando a destruir: sangraba y le dolía mucho.
¡Acabaré contigo,
desgraciado!-bramó Uro con tono amenazador.
Aprovechó que Kazark estaba
arrodillado para patearle la cara, el cuello, los hombros y el pecho con mucha
rapidez. Apoyado con una pierna en el suelo, con la otra pierna soltaba una
velocísima sarta de patadas que acribillaba y arrollaba al ogro. Pronto, la
pierna con la que golpeaba se empezó a cargar de un aura de viento de color
verde jade. El viento salía disparado como agujas y aumentaba el alcance de sus
patadas, permitiéndole empujar paulatinamente a Kazark lejos de él.
Paralelamente, la pierna que tenía apoyada brillaba con cada vez más intensidad
en el mismo color verde jade.
¡YAH, YAH, YAH, YAH, YAH, YAH,
YAH, YAH, YAH!-gritaba Uro con cada patada.
Kazark no podía defenderse de
aquel ataque devastador. De pronto, Uro se detuvo y cambió de pierna.
¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-gritó,
henchido de ira, lanzando una patada aérea con la pierna cargada.
Liberó un enorme rayo de viento
explosivo que oprimió el pecho del ogro y desgarró su piel dolorosamente. Le
había roto completamente uno de los hombros, quedando su brazo colgando como si
fuera materia muerta. El ogro sólo podía chillar de dolor y rabia. Con un brazo
infectado y el otro inutilizado, poco podría hacer.
Y ahora…-dijo Uro-… ¡espada mía,
VEN!
Extendió la mano. Philell, que
había conseguido ponerse en pie de nuevo, le sonrió. Tras devolverle la
sonrisa, Uro vio que su espada había llegado volando desde los confines de
aquel cuartel. La agarró y se preparó para decapitar al ogro.
.
. .
Layla, Kuritöö y los soldados se
enfrentaban a Elizabeth y a los Fuuma.
Ahora que somos aliados, os
protegeremos con uñas y dientes.-dijo Kuritöö-Bienvenidos a los Neo-Nómadas.
Por favor, esto es temporal.-dijo
Layla-De momento, centrémonos en acabar con estas molestias y luego ya
hablaremos…
Algo pasó con mucha rapidez. Unos
rayos azules hicieron que Elizabeth desapareciera.
¿Qué demonios ha pasado?-preguntó
Layla.
No tenemos tiempo para
investigarlo.-dijo Kuritöö-Marchaos…necesito que volváis preparados. Coged
vuestros equipos y máquinas y trasladaos aquí. Os daremos asilo y cooperaremos.
¿Qué hay de la teniente
Johnson?-preguntó Gordon.
Soy su superior.-dijo Layla-Acatará
mi decisión.
¡No rechacéis mi oferta!-Kuritöö
se tornó insistente-¡Si os vais ahora, os cubro para que no os incordien! ¡Yo
sola me encargaré del resto!
¡Doctora Kuritöö!-exclamó una voz
al otro lado del pasillo.
Una avanzadilla de mercenarios
Mazoku se acercaba al lugar.
Hemos escuchado el incidente de
los orcos y hemos venido a velar por su seguridad.-dijo uno de los
mercenarios-¡Mataremos a estos hombres!
La científica miró a los
soldados.
Ya los habéis oído.-dijo-Largaos
y volved con lo que necesitéis. Os doy una semana. Tardar más se considerará
romper nuestro pacto…
Una soldado nunca falla a su
palabra…-dijo Layla-…ni a una amiga.
Layla le hizo un saludo militar a
Kuritöö. La científica se lo devolvió y, acto seguido, les instó con la mano a
que se fueran, señalándoles la salida más próxima. Púrpura se adelantó,
demostrando que era especialmente rápido corriendo.
¡Veo la calle en aquellas
ventanas!-señaló-¡Larguémonos!
Tras varios minutos de carrera,
los militares por fin encontraron una puerta que daba a la calle. La
conversación con Margaret Johnson iba a ser muy densa…
.
. .
Uro iba a ajusticiar a Kazark,
pero tres espadas pararon la suya: tres mercenarios habían aparecido delante de
él. Comenzaron a asaltarlo, pero Uro era un espadachín y artista marcial muy
habilidoso, por lo que no tardó en alejarlos. Philell se unió al combate,
envalentonado y emocionado por aquello, y sacudió su cabeza, golpeando a los
tres mercenarios con los tentáculos que colgaban de ella.
De verdad que odio luchar…-dijo
al ver que los mercenarios no habían sufrido mucho daño-…y se me da fatal…
¡No importa!-dijo una voz detrás de
él-¡Hoy no he venido a por ti! Kazark, joder, ¿cómo se te ocurre venir sin
escolta en medio de un ataque Taimanin?
Aquella voz captó la atención de
todos los presentes. Los Taimanin comenzaron a ignorar a las máquinas y se
acercaron al centro de aquella enorme sala que los había hecho perder el hilo
de los actos de Philell. Como se imaginaban, era un viejo conocido: Benibatsu.
¡Benibatsu!-exclamó Yamiyuki-¿A
qué has venido?
A por el crío.-dijo el traidor
con tranquilidad-Dadme a Inuhito, tengo cosas que hablar con él.
Detrás del recién llegado había
una enorme tropa de mercenarios. Kazark, que había perdido el combate, había
terminado por perder el conocimiento.
¡No irá contigo a ninguna parte!-terció
Rito.
¡Estás loco si crees que te vamos
a dejar que toques a NUESTRO hermano, que no es nada tuyo!-se sumó Shirubei.
¡Ya los has oído!-añadió
Hagane-¡Y a mí también! ¡Piérdete, escoria!
Hazme un favor…-dijo Aoi algo
hastiado-…y déjame a Kazark. Estaba deleitándome hasta que has llegado…
Inuhito no sabía qué decir. Tenía
una mente muy fuerte, pero su hermano mayor era capaz de dejársela en blanco.
Tranquilo, Inuhito.-dijo Yamiyuki
acercándose a su amigo-No dejaremos que esto salga mal.
Bueno…-Benibatsu se encogió de
hombros.
Los mercenarios rodearon a
Philell y a Uro. Con unos hechizos debilitadores lanzados en masa, no les fue
difícil encadenarlos y llevárselos.
Al calabozo.-pidió
Benibatsu-Llevaos también a Kazark a la sala de tratamiento y dejadme solo
contra los Taimanin.
Un pequeño haz de luz azul se
encendió detrás de los seis chicos. Por la posición en la que estaban, sólo
Benibatsu, que los enfrentaba, lo vio. No le dio importancia. Los mercenarios
obedecieron y se llevaron a Uro y a Philell, que apenas podían protestar.
También cargaron al enorme Kazark para que fuera tratado. De esta forma,
Benibatsu se quedó solo ante los Taimanin.
Como en los viejos tiempos…-se
sonrió.
En guardia, hermanos.-dijo
Yamiyuki empuñando su nodachi-Vamos a darle una paliza a este maleante.
Hoy no he venido a pelear…-dijo
Benibatsu-…órdenes de arriba, lo siento. Ninpô – Kinniku no Jutsu! Ashi!
(¡Arte ninja de los músculos! ¡Piernas!)
Benibatsu forjó unas enormes
piernas con forma de ancas musculosas y saltó con gran potencia hacia Inuhito.
Éste trató de defenderse con su aro, pero la doble guadaña de su traidor
hermano mayor superaba su fuerza. Este traidor no tardó en asestar un rodillazo
brutal en el estómago de su hermano pequeño, dejándolo indefenso. Aprovechando
el momento, le hizo una fugaz llave adormecedora, quitándole el conocimiento.
Aquel fugaz y brevísimo encuentro dejaba ver las intenciones de Benibatsu:
alguna fuerza mayor le había exigido ser rápido. De otra manera, habría
plantado batalla. A nadie le extrañó una posible amenaza de muerte por parte de
Tigres Black o incluso algo peor. No obstante, no tenían tiempo para pensarlo:
los cinco chicos estuvieron de acuerdo y se sincronizaron cuando pensaron que
el peligro que corría su amigo era más importante que cualquier otro asunto.
Sin vuestro permiso…-dijo
Benibatsu-… ¡me lo llevo!
Saltó de nuevo hacia la puerta
por la que había llegado. Entre insultos y amenazas, los otros cinco chicos lo
intentaron perseguir, pero una nube de rayos azules apareció ante ellos. Con
una mano en el pecho y la otra firmemente bajada, Nioiko apareció ante ellos,
frenándolos en seco.
¡Tú!-exclamó Yamiyuki.
Nunca antes había visto a este
tipo…-comentó Hagane-…pero se parece a esa presa política que tenemos… ¿Tokiko
Fuuma?
Sí, ¿verdad?-comentó
Shirubei-Tienen pinta de ser familia…
Así es.-dijo Yamiyuki-Es Nioiko
Fuuma, el hermano menor de Tokiko…y el tipo que casi nos mata en el Moist Desire.
Los Taimanin hicieron memoria.
Todas las piezas comenzaban a encajar lenta pero inexorablemente.
Hechas las introducciones…-dijo
Nioiko-…sobran las palabras. He venido a por vosotros personalmente. Mis
hombres han fallado demasiadas veces y no puedo proseguir con los planes de los
Fuuma si no os elimino del tablón de juego.
Mientras hablaban, vieron que la
puerta por la que había salido Benibatsu había sido sellada por una enorme
compuerta metálica que había caído pesada e inamoviblemente.
Ya habéis visto lo que ha
pasado.-dijo Rito-Cuanto antes nos quitemos a este tipo de encima, antes
podremos rescatar a Inuhito.
Entonces…-dijo Aoi-… ¡peleemos!
No será fácil.-dijo Nioiko aún
con la mano en el pecho.
Desde el otro lado de la sala
saltó una figura que les resultó familiar. La mujer con tentáculos artificiales
que los había golpeado antes estaba allí.
Ya decía yo que había visto una
luz azul reflejada en los ojos de ese traidor…-comentó Shirubei.
Elizabeth se posó servicialmente
detrás de Nioiko con una guardia defensiva.
ETU Elizabeth, sé mi apoyo, es
una orden.-pidió Nioiko.
Recibido.-respondió secamente la
robot.
Los Taimanin se pusieron en
guardia, preparados para un nuevo combate en aquella encarnizada racha de
peleas sin descanso y llenas de conflictos de intereses y razones.
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