TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 43: Asedio
al paraíso
Rayaba el alba. En el hotel
Rakuen, los militares de Estados Unidos habían conseguido resguardarse y
desansar después de una noche llena de problemas e infortunios tras su
encarnizada batalla contra los Taimanin. Todos estaban durmiendo, salvo el duro
e implacable estratega e impositor disciplinario Grant Steeler. Sus planes eran
muy claros: ya llevaba su uniforme puesto y tenía una tarea que cumplir de
buena mañana. Con absoluto sigilo, entró bastón en mano en la habitación de
James, su líder, y cerró la puerta tras de sí. Sabía que, por costumbre, James
siempre tenía una botella grande de agua en la mesa de su cuarto y un vaso al
lado listo para ser utilizado. Aprovechó estratégicamente aquella circunstancia:
vertió agua en el vaso hasta llenarlo a algo más de la mitad y, tras ello, sacó
de su bolsillo unas pastillas que dejó caer en el agua. Acto seguido, agarró el
vaso y se acercó a su compañero, que estaba dormido. Era un chico poco tolerante al calor, por lo
que no le extrañó encontrar todo el juego de cama desperdigado por el colchón,
quedando completamente destapado. Dormía en bóxers, con una camiseta blanca en
la parte de arriba que se transparentaba parcialmente por todo lo que había
sudado mientras dormía. Solía tomar su ducha diaria antes del desayuno porque
siempre sudaba mucho al dormir. Grant pudo notar su olor, natural y masculino
pero algo agresivo debido al sudor de toda una noche.
Pronto vas a sudar con motivos…-pensó el estratega.
Con cautela, agarró la cara de su
compañero, obligándole a abrir medianamente la boca sin llegar a despertarlo.
Acto seguido, vertió sin miramientos el agua con las pastillas a través de la
comisura de sus labios. James comenzó a atosigarse y a patalear para levantarse
pero, antes de poder escupir, Grant le apretó con las manos en puntos
estratégicos para obligarle a tragar.
¡DIOS!-jadeó James-¿Qué demonios
ha sido eso? ¿Grant? ¿Qué haces aquí?
Soldado Steeler.-dijo Grant
agarrando el bastón con una mano y golpeándose la otra con él levemente a modo
amenazador.
¿Ya de buena mañana?-preguntó
James-Sé que ayer me pasé contigo, pero creo que la broma pesada de obligarme a
beber agua dormido es demasiado pueril. No me esperaba esto de…
¿Broma pesada?-lo cortó el castigador-¿De
qué estás hablando? No quería que bebieras agua exactamente…
James clavó sus ojos en el que un
día fue su mejor amigo.
Steel…no, Grant…-se corrigió
James-… ¿me has echado algo en el agua?
Pronto sabrás la respuesta.-dijo
Grant con una sonrisa sádica.
El líder de la avanzadilla
militar comenzó a sentir calor. Estaba sudado por haber dormido toda la noche
en una cama tan abrigada, pero aquel calor no era normal. Algo estaba
controlándolo por dentro. Su frente comenzó a humedecerse a causa de su cabello
apelmazado por una noche llena de vueltas en la cama y sudor.
¿Tienes calor, soldado
Silver?-preguntó Grant-Me aseguraré de dejarte tan calentito esta mañana que no
volverás a insubordinarte nunca más. Ayer te extralimitaste, me faltaste el respeto
en dos ocasiones y no supiste parar la indisciplinada riña de Delacroix y
Fitzgerald. Mi cometido es castigarte.
James sintió que la tela de sus
calzoncillos, blancos con cuadros azules, se tensaba. Una fuerte erección
comenzaba a asomarse. El chico solía despertarse flácido porque dormía pocas
horas y su trabajo era bastante estresante, lo cual hizo que aquel estado de
erección le sorprendiera. Grant soltó una risotada.
¿Viagra?-preguntó James-No
entiendo por qué tienes que castigarme cuando sólo cruzamos dos palabras, pero
menos aún entiendo que me hayas echado en el vaso…
Pronto lo entenderás, soldado
Silver.-dijo Grant levantando a su líder de la cama por el cuello.
¿Qué haces?-preguntó James
intentando soltarse-¡Para!
Tus músculos aún no han terminado
de despertarse.-observó Grant-Veo que necesitas unos ejercicios matutinos para
poder ser persona otra vez…y no hablemos de toda la sangre que podría ayudarte
a librarte de mí pero no puede porque está…ahí.
Grant…-susurró James-…basta de
juegos.
Esto no es ningún juego.-dijo
Grant en tono amenazador-Es tu castigo.
Con unas cadenas y unos grilletes
que llevaba escondidos en los bolsillos, el castigador ató a su líder a las
patas de la cama de pies y manos, dejándolo hincado de rodillas en el suelo,
erecto e indefenso.
¿Qué…-se extrañó el líder del
grupo.
A callar.-dijo Grant mientras le
arrancaba la camiseta de cuajo-No se te permite hablar durante un castigo.
Bastante tienes que agradecerme con que te deje gritar…
¿Gritar?-preguntó James-¿Qué
narices piensas hacer?
¡QUE TE CALLES!-le espetó Grant
sin miramientos-¡Tu castigo comienza ahora!
Grant introdujo el extremo de su
bastón en los bóxers de James. Con un tirón vehemente, los rajó por la mitad y
los lanzó por los aires, dejando a su compañero tan desnudo como cuando nació.
Su pene era bastante largo, su anchura superaba el promedio rasamente y sus
testículos eran de tamaño mediano y con una caída apreciable. La piel del
conjunto era bastante pálida, como el resto de su cuerpo, con un tono un poco
más oscuro en el escroto y en la base del pene. Como muchos hombres
estadounidenses, estaba circuncidado, y tenía la cicatriz a media altura, con
un cambio de color bastante marcado, pues la zona despojada de piel por la
cirugía tenía un tono más rosado. A causa de los años que llevaba operado, su
glande estaba algo cornificado, aunque bastante poco en comparación con otros
hombres, y tenía un tono mate. Su curvatura era muy pronunciada y hacia arriba, siendo casi imposible ver una
zona distinta del cuerpo esponjoso mirándolo de frente. Por el orificio asomaba
una brillante y solitaria gota de líquido preseminal fruto de la irracional
excitación del medicamento y el soplo de aire fresco en su pene fruto de haber
perdido los calzoncillos.
Estás…-susurró Grant-…
¡CASTIGADO!
James, que había enrojecido de
vergüenza, emitió un desgarrador alarido cuando su compañero le golpeó el pene
fuertemente con su bastón. Aquel arma especial hecha de unos materiales que
estimulaban potentemente los receptores del dolor causó verdaderas pesadillas
en su pene.
¿Ya estás así con sólo un
golpe?-preguntó el castigador-¡NENAZA!
Golpeó otra vez el pene de James,
que volvió a gritar.
¡Vas a despertar a los demás!-le
espetó-¿Te parece considerado siendo nuestro líder? ¡INCOMPETENTE!
Grant golpeó de nuevo el pene de
su compañero, esta vez a la altura de la cicatriz de la circuncisión.
¡MIERDA!-chilló James mientras
notaba cómo las lágrimas surcaban su rostro-¡Para!
Ni en sueños.-dijo Grant-Y
recuerda que NO PUEDES HABLAR DURANTE UN CASTIGO.
Con una furia grabada a fuego en
su rostro, el impositor disciplinario del ejército alzó su bastón y lo descargó
contra el lateral derecho del glande de su compañero, castigando la zona
coronal, donde debería asentarse su prepucio si tuviera.
¡AAAAAAAAAAARGHHHHHHHH!-chilló
James.
Así me gusta, que recapacites y
pienses.-dijo Grant mientras seguía golpeando rítmicamente el pene de James-Lo
que me dijiste estuvo mal, ¿verdad? Es la única vez que te permitiré hablar,
así que más te vale contestar, infractor.
Describiendo un arco ascendente,
Grant golpeó la bolsa escrotal de James, haciéndole derramar unas lágrimas
enormes.
¡NO!-chilló James-¡Eres tú el que
se molesta por nada y se cree la autoridad absoluta! ¡Recapacita, Grant! ¿Qué
te ha pasado? ¡Antes no eras así!
¡SACO DE MIERDA!-le espetó Grant.
Con rabia, el chico de gafas
golpeó a James con su bastón por todo el cuerpo, castigando sus extremidades y
articulaciones con severidad.
Si sigues así os vais a quedar
sin conductor y no podremos llevar a cabo nuestras misiones.-dijo James
indispuesto a tragarse su orgullo-No lo estás haciendo bien, Grant…
. . .-el estratega suspiró.
Otro golpe a su glande, esta vez
a la parte superior, donde se situaba el orificio. James chilló de nuevo.
Maldita sea…-pensó James.
.
. .
Entonces, ya está todo en
orden.-dijo Yamiyuki ante la directora del Instituto de Gokuruma-Nos vamos
rumbo al hotel Rakuen a vengar a Kuroageha y a acabar con las tropas
estadounidenses. Gracias por sellar la caracola, le debo una al equipo de los
Taimanin místicos. Como vamos a hablar con este demonio, nos vamos a ir fuera
de Gokuruma a hablar del plan. Si estamos en medio del campo, no podrá pisar
nuestras tierras.
Buena suerte, hombres.-dijo
Asagi, la directora.
Gracias, Asagi-sama.-dijeron a
coro los seis Taimanin haciendo una reverencia.
Salieron por las ventanas del
despacho. Saltando de árbol en árbol y llegando a copas cada vez más altas, se
encaminaron hacia una carretera que podría conducirlos al hotel Rakuen. Los
místicos habían sellado la caracola de Philell de tal manera que no podría
salir si no se abría el sello con una llave mágica que sólo Yamiyuki tenía, por
lo que decidieron alejarse lo suficiente de sus dominios para que el demonio
líquido no pudiera ver dónde se encontraban.
Gracias a este sello…-dijo
Yamiyuki-…tenemos a Philell cogido por las pelotas. Si intenta romper el sello
desde dentro, será exterminado.
¡Gran idea!-exclamó
Hagane-¿Aterrizamos al pie de la carretera?
Sí, es un buen punto.-respondió
Yamiyuki-¡Vamos!
Los seis Taimanin cayeron de pie
en la carretera.
¿Es hora de llamarlo?-preguntó
Shirubei.
Sí, creo que sí…-respondió Rito.
Confiemos en que no nos
traicione…-pidió Aoi.
Y, si lo intenta, nos lo
cargamos.-añadió Inuhito.
Exactamente.-corroboró
Yamiyuki-¡Philell, sal!
El líder del equipo Taimanin
deselló la caracola. De este modo, Philell oyó la orden y comenzó a formarse en
el aire como si la caracola fuese una botella llena de agua siendo vertida.
Hola de nuevo, Taimanin.-saludó
taimadamente el demonio-Veo que habéis sellado místicamente el objeto que os
di. Sois precavidos e inteligentes. Me gusta vuestra forma de pensar y actuar.
Infiero que es hora de que os ayude, ¿no es así?
Dijiste que tendríamos lo que
necesitáramos para atacar a los militares.-dijo Yamiyuki-Son cinco hombres y
una mujer, más toda una horda de máquinas automáticas de combate. Asegura
nuestra victoria y lo próximo que haremos será ir a sabotear a los Neo-Nómadas,
liberando a tu novio en el trayecto.
Así será.-dijo Philell-Contaréis
con todo tipo de apoyo estratégico y logístico. A través de las caracolas puedo
comunicarme con mis hermanos del agua, y ya he pactado con ellos. No conozco
los detalles porque no he podido reunirme personalmente con ellos por razones
obvias, pero tenéis mi palabra de que vuestra batalla será fácil.
Eres consciente de tu destino si
intentas llamar a más demonios para que nos ataquen, ¿verdad?-intervino Hagane.
Por eso estoy tan tranquilo y no
puedo temeros.-respondió el asexuado demonio líquido-No voy a traicionaros ni a
hacer nada que pueda comprometer vuestra seguridad.
Si tan abierto te muestras ante
nosotros, ¿podemos preguntarte algo?-se aventuró Rito.
Por supuesto.-asintió el Mazoku.
¿Por qué Tigres Black estaba tan
interesada en abrir el portal que custodiaba Uro?-preguntó Rito-Es obvio que
quiere traer de vuelta a alguien exiliado, pero… ¿a quién? ¿Para qué?
Es una buena pregunta.-dijo
Philell-Casi nadie lo sabe dentro de las familias Mazoku, pero la viuda Tigres
Black desea casarse otra vez y su prometido estaba exiliado.
Los seis chicos se miraron
extrañados.
¿Quién es ese prometido?-se
atrevió a preguntar Shirubei.
Braulio Cromwell.-respondió
Philell.
¿Qué?-se extrañó Aoi-¿Cromwell?
¿Del clan vampírico Cromwell?
Así es.-dijo Philell-Edwin Black
era un vampiro, y Tigres Black también lo es. Como vampiresa, es lógico que se
sienta atraída por miembros de su especie.
Esperad…-dijo Hagane-… ¿no está
esto relacionado con Cara Cromwell, la heroína vampírica que aparece en los
libros de Historia Contemporánea? Según se cuenta, fue la que consiguió matar a
Lord Gram, el malvado señor vampírico que amenazó con conquistar la sociedad
con el tráfico y la administración de amrita…
Sí, eso es cierto.-corroboró Philell-Veo
que conocéis la historia de los Mazoku muy bien. No hace muchos años de eso,
aunque me duele decir que Lady Cara, la Señora de la Sangre, es una de las
pocas mujeres nobles y benevolentes de la familia Cromwell. El propio Lord Gram
era su tío y creo que Braulio es un primo segundo…
¡Creo que sé algo!-añadió
Yamiyuki-¿No es Braulio Cromwell un dhampir, es decir, un hombre mitad humano y
mitad vampiro? Creo haber leído algo en la biblioteca de Gokuruma…
Lo es.-respondió Phiell.
¿Para qué quiere a alguien
así?-se extrañó Inuhito-¿No se supone que la sangre humana merma sus poderes de
vampiro? Esperad, no he dicho nada…si es un dhampir…está…a caballo entre los
dos mundos…
Por eso Tigres quiere a Braulio
como esposo.-dijo Philell-Su posición le permitirá extender su dominio tanto en
este mundo como en el mundo espiritual de los Mazoku. Desea dominarnos a ambos
y hacerse con la supremacía, y un dhampir es la mejor elección para ello, pues
sus poderes ocultos manifiestan trazas de ambas especies y acabarán por
florecer en algo que puede traer un final muy oscuro a la historia de ambos
mundos…
Gracias por la historia,
Philell.-dijo Yamiyuki-Para evitar que esto suceda, sólo tenemos que acabar con
los Neo-Nómadas, contando dentro de ellos a Braulio Cromwell. El primer paso es
quitarnos a los soldados de en medio. Cuando hayamos hecho esto, podremos ir a
por Uro y de paso librar una batalla en los cuarteles generales de esa escoria
para darles un golpe que no olvidarán.
Es una buena idea.-dijo el
demonio fluido-Pongámonos en marcha. Mi estrategia es la siguiente…
.
. .
James tenía la cara roja por las
lágrimas. No podía más. Su pene seguía duro como una estaca y lleno de marcas
de golpetazos. En su cuerpo también tenía grabadas marcas enrojecidas del implacable
bastón de Grant.
¡Recapacita!-bramó Grant.
¡ERES TÚ QUIEN TIENE QUE
RECAPACITAR!-chilló James.
Sí, pero cualquiera entra con Grant ahí dentro…-oyeron la voz de
Leon por el pasillo.
¡Tenemos que avisarlos!-oyeron a Christian-¡Es importante!
¿Qué coño está pasando?-preguntó
Grant desde el interior de la habitación.
¡Son los Taimanin, Steeler!-exclamó Leon con vehemencia-¡Se acercan! ¡Émile los está vigilando desde
una ventana!
Te libras por esta vez…-dijo
Grant-… ¡vístete y prepárate para el combate!
Grant arrojó una sábana contra el
cuerpo de James, le quitó los grilletes y se fue de la habitación.
¿Qué miráis?-preguntó ofuscado el
estratega apuntando a Leon y a Christian con su bastón-¡Bajad al recibidor!
¡Esos japoneses engreídos no podrán con nosotros!
Yamiyuki, Shirubei, Inuhito,
Hagane, Rito y Aoi llegaron al hotel Rakuen. Émile los recibió con un megáfono
desde una ventana.
¡Dad media vuelta!-exclamó el
soldado-¡No os arrepentiréis si lo hacéis!
¡LOS COJONES!-gritó
Shirubei-¡Heristeis a Kuroageha! ¡La zorra de vuestra jefa apuñaló a una amiga
nuestra! ¡Decidle que baje si tiene lo que hay que tener! ¡Vamos a pelarla
viva!
No está aquí.-respondió Émile a
través del megáfono-Largaos, no vamos a abrir la puerta.
Ni falta que nos hace.-dijo Rito
con aire amenazador-Si Layla Phoenix no
está, ¡nos encargaremos de vosotros en su lugar!
¿Vosotros y cuántos más?-los retó
Émile.
¿Tenemos cara de necesitar mucho
más para acabar con un asco de persona como tú?-le espetó Hagane.
No pico, tío.-dijo Émile con el
megáfono-Tendréis que tirar la fachada entera del hotel si queréis entrar… ¡y
ni vosotros podéis hacer eso!
Yamiyuki recordó las palabras de
Philell: “Garantizad que el lugar queda
abierto y habremos ganado la batalla. Ése será el primer paso.”
¿Que no?-preguntó el chico
desafiante-Eso ya lo veremos…
Se acercó a la fachada y apretó
el puño.
Ninpô –Katon no Jutsu! –exclamó
Yamiyuki- Bakuenken!
(¡Arte ninja del fuego! ¡Puño de Fuego Explosivo!)
Con el puño envuelto en fuego, Yamiyuki
dio un puñetazo a la puerta. Las llamas devoraron la fachada del hotel a la
velocidad de la luz, creando una explosión sobrecogedora que voló por los aires
toda la cara frontal del edificio, pudiendo verse perfectamente todas y cada
una de las plantas del mismo así como sus ocupantes.
¿Qué demonios ha sido eso?-pensó Émile horrorizado-¡Casi me mata!
¡TAIMANIN, A LA CARGA!-exclamó
Yamiyuki mientras se lanzaba al interior del hotel con la nodachi en la mano.
Los cinco amigos asintieron y
siguieron a su líder. Leon y Christian se acercaron a Émile para ayudarlo a
levantarse.
¡Hay que matarlos antes de que
vuelvan a hacer otra locura!-chilló Émile-Jambes Explosives!
(¡Piernas explosivas!)
Émile comenzó a dar elegantes y
estilosas patadas encadenadas al aire, simulando una danza. Cada patada
liberaba dos disparos de bazooka.
Si tuviéramos a Elizabeth
aquí…-dijo Christian-…pero, por alguna extraña razón, ha desaparecido. La
sargento tenía razón… ¡nos la han robado y no sabemos quién ha sido!
¡Ni es momento de
pensarlo!-exclamó Leon mientras disparaba contra los Taimanin.
Yamiyuki reventó las granadas en
mitad de su vuelo con unos chorros de fuego. Acto seguido, Rito se tiró hacia
Leon, aplastándolo con su peso. Mientras tanto, Hagane interceptó a Christian y
comenzaron a chocar sus piernas como si fueran espadas en un brutal intercambio
de patadas. De parar a Émile se encargó Aoi, que ató sus piernas con el látigo
y comenzó a pasarle corriente para evitar que se moviera.
“El siguiente paso es dejarme salir. La victoria estará en nuestras
manos.”
Ésa fue la frase de Philell que
Yamiyuki recordó.
¡Philell, ahora!-exclamó.
El demonio se manifestó entre los
Taimanin mientras Grant y James llegaban al campo de batalla.
¿Qué está pasando aquí?-bramó
Grant-¿Qué ha sido esta explosión?
Venimos a cobrarnos lo que le
hicisteis a Kuroageha, Grant Steeler.-dijo Inuhito.
¡Vamos a arrancaros la piel a
tiras!-Shirubei les apuntó con las garras.
¡Silver, atrápalos!-ordenó
Grant-¡Me encargaré de recobrar a los tres combatientes de la línea frontal!
James disparó con su caja de arpones, formando una malla
pensada para capturar a los Taimanin.
¡Esa estrategia ya la hemos
visto!-exclamó Yamiyuki-Ninpô! Bara no Jutsu!
(¡Arte ninja de las rosas!)
Una nube de pétalos cortantes
interceptó los arpones, destruyendo los cables.
Punishing Strike!-exclamó Grant.
(¡Golpe castigador!)
Con su bastón, Grant apartó a
Rito, Aoi y Hagane de sus compañeros.
¡Delacroix, tratamiento de
refuerzo!-ordenó el estratega-¡Miller, activa las máquinas! ¡Fitzgerald, apoya
a Silver en la retaguardia!
¡SÍ, STEELER!-exclamaron a coro
Christian, Émile y Leon.
Christian corrió hacia el almacén
de robots mientras Leon se unía a disparar con James. Por su parte, Émile
comenzó a rociar a todos sus compañeros con sprays analgésicos mientras Grant
hacía frente a los seis Taimanin.
¿Qué hace un monstruo con
vosotros?-preguntó.
Y, ¿a ti qué te
importa?-respondió Yamiyuki-¡Preocúpate por la que os espera a ti y a tus
compañeros!
¡Eso ya lo veremos!-exclamó Grant
dirigiendo un golpe de su bastón hacia Yamiyuki.
El líder de los Taimanin desvió
el bastonazo con su enorme hoja. Christian volvió corriendo al campo de
batalla.
¡Los robots han sido activados y
liberados!-informó Christian-¡Somos un ejército contra siete individuos!
¡Espera! ¿Ese séptimo es un Mazoku? ¡Seguro que está aquí para ayudarnos! ¡Os
han vendido, Taimanin!
No te hagas el guay en el campo
de batalla, Christian Miller, no te pega.-le aconsejó Yamiyuki-Pareces un buen chico…mucho
mejor que los que te rodean. Aunque
tengamos que mataros, me caes bien…
El líder de los Taimanin sonrió
con sadismo. Philell movió sus brazos.
¡Esa bestia trama algo!-exclamó
Leon-¡Voy a coserla a tiros!
“Es importante que no me toquen. Soy débil y no podría derrotar a
ninguno de esos soldados.”
La tercera orden de Philell
apareció en la memoria de los Taimanin.
Los robots comenzaron a aparecer
en tropel por todas las salas del edificio, y no dudaron en disparar sus
ingentes y poderosas armas.
¡Estamos jodidos!-exclamó
Shirubei mientras tendía muros de hielo-¡No puedo parar esto yo solo!
Hagane desviaba las balas con
fuertes vientos, Yamiyuki creaba pantallas de fuego y Rito conjuraba pantallas
de roca. Con su técnica de la dureza, Aoi creó empalizadas improvisadas con
algunas cortinas que habían volado de la fachada y milagrosamente no se habían
quemado.
E.M.Y.Y.!-exclamó Christian.
(¡Yo-yo electromagnético!)
Canon de Parfum!-lo secundó
Émile.
(¡Cañón de pefume!)
Bullet Storm!-se unió Leon.
(¡Tormenta de balas!)
Harpoon Shooting!-se sumó James.
(¡Disparo de arpones!)
Discos cargados, chorros de
perfume a presión, balas y cables con arpones condimentaron las balas de los
robots, destruyendo las defensas elementales de los Taimanin y avanzando
peligrosamente.
Que no me toquen.-pidió
Philell-Aguantad un poco más. Ya vienen.
Ninpô –Bara no Jutsu! Miyabi
Geri!-gritó Yamiyuki.
(¡Arte ninja de las rosas! ¡Patada Elegante!)
Ninpô – Kiba no Jutsu!-se unió
Inuhito.
(¡Arte ninja de los colmillos!)
Yamiyuki desvió los yo-yos de
Christian de una patada. La onda expansiva diseminó los chorros de perfume.
Paralelamente, Inuhito bailó entre las balas y los cables, cortándolos en
pedazos.
¡Más rápido, por favor!-pidió
Rito mientras destruía a un robot de un mazazo.
¡No damos abasto!-exclamó Hagane
tras clavar sus abanicos en otro robot.
¡Nos van a matar si seguimos
así!-Shirubei estaba excitado por el combate y rasgaba a los robots con sus
impecables garras.
No.-dijo Philell-Ya no. Que comience
el camino hacia la victoria.
La sala se llenó de remolinos de
agua. Pronto aparecieron un montón de demonios acuáticos: hombres pez,
tritones, hombres medusa, criaturas antropomorfas con caparazones de molusco,
elementales de agua y muchos más tipos de Mazoku.
Hola, hermanos.-los saludó
Philell-Bienvenidos y gracias por venir. Mi petición es que acabéis con todos
estos monstruos artificiales creados por el humano.
¡Sabio Philell!-exclamó uno de
los demonios acuáticos-¡Tus deseos son órdenes!
Los demonios del mar comenzaron a
cargar contra los robots, anulando sus ataques y volviendo a dejar a los cinco
militares prácticamente solos ante los seis Taimanin.
¡Ahora sí!-exclamó
Yamiyuki-¡Vamos a acabar con estos villanos!
¡Intentadlo si podéis!-los retó
Silver-¡Chicos, acabad con el demonio que está en la retaguardia! ¡Parece ser
su estratega esta vez! Si cae, estos monstruos se irán o, al menos, su moral
disminuirá.
¡SÍ, CAPITÁN!-exclamaron a coro
Émile, Leon, Christian y Grant.
Sorprendentemente, hasta Grant
obedeció a James. Los militares ignoraron a los Taimanin y decidieron apoyar a
sus robots acabando con los demonios acuáticos. La electricidad de Christian
era especialmente efectiva contra ellos. Leon también disponía de un rifle de
partículas cargadas, lo cual le vino bien en aquella batalla. James se quedó
solo ante los Taimanin.
Dejádmelo.-dijo Yamiyuki-Que
nadie recuerde después que he dicho esto, pero…proteged y ayudad a los
demonios.
Los chicos se diseminaron y
comenzaron a interceptar a los militares. James y Yamiyuki comenzaron a
intercambiar golpes. La arponera de James era pesada y dura, y podía medirse
con la nodachi de Yamiyuki. Philell observaba todo desde la retaguardia
mientras comandaba a sus amigos y familiares.
La mejor baza está por llegar…-pensó Philell-…un poco más y habremos ganado.
En un instante crítico, Yamiyuki
se agachó para esquivar una patada de James, permitiendo que éste le saltara
por encima para acercarse a Philell.
¡Mierda!-pensó el joven.
Despídete, monstruo.-dijo James
apuntando a Philell con la arponera.
Philell miró a James con
serenidad. Sin titubear, agitó su brazo. Su mano se convirtió en una mata de
hilos finos que parecían los tentáculos de una medusa. Con estos apéndices,
acarició a James. El roce hizo que el militar rodase hacia atrás entre
alaridos.
¡UAAAAAAAHHHHH!-chillaba-¡MI
CUERPO ARDE! ¡AAAAAAHHHHH!
¡Esa sabandija ha infectado a
Silver con sus malas artes!-bramó Grant-¡Delacroix, tratamiento!
¡Sí, Steeler!-exclamó Émile.
El médico de campo se dirigió
hasta James esquivando a los demonios. Grant les hizo frente para asegurar el
movimiento. Una vez hubo llegado hasta su compañero caído, Émile sacó su
botiquín y le mojó las ropas con un tónico de color verdoso.
Esto calmará la irritación.-dijo
Émile-Aguanta un poco…
Varios robots se dirigieron a
Philell. Mientras la piel de James se refrescaba, Émile los siguió y lanzó una
vigorosa patada giratoria aérea para atropellarlo en pleno vuelo. Su sorpresa
fue máxima cuando su bota de tacón fue parada por una enorme concha. Un
musculoso demonio con caparazones bivalvos paró el impacto y, tras aplastar a
los robots a puñetazos, retractó al médico de campo de una patada.
¡Sabio Philell!-exclamó el recién
llegado-¿Estás bien?
Lo estoy, gracias.-dijo Philell
con tranquilidad-Algo me perturba… ¿la habéis traído?
No.-dijo el demonio con seriedad,
tras lo cual sonrió-¡Nos ha traído!
Se escuchó una ventana
rompiéndose. Por el piso más alto había aparecido un objeto volador de color
blanco. Comenzó a descender a través de la inexistente fachada para viajar
entre plantas más rápidamente y aterrizó en el campo de batalla donde los
militares se batían contra la coalición Taimanin-Mazoku.
¡Ha llegado!-exclamó el demonio
de las conchas-Espero que tus preocupaciones se hayan ido, sabio Philell…
Gracias por todo.-el demonio
líquido sonrió.
El objeto volador, que ahora
rodaba como si fuera un triciclo a motor gracias a las tres enormes ruedas que
tenía, dos detrás y una al frente, era una bañera blanca de tamaño bastante
grande. Dentro tenía un gel azul en el cual iba sumergida una bellísima mujer
de cabello rosa lacio y muy largo. Su piel era pálida y parecía ir desnuda. Sus
brazos eran finos, su constitución era muy delgada, su cintura muy estrecha y
pronunciada y sus pechos enormes. Lo único que la salvaba de la desnudez eran
dos mitades huecas de erizo de mar que hacían de sujetador. Sus uñas eran
largas y puntiagudas, y sus párpados iban pintados con sombra de ojos magenta,
rosa pálido y rosa pastel formando un degradado tricolor. En su rostro se
dibujaba una personalidad ácida e hiriente. Tras atropellar a varios robots y
embestir a los militares haciendo trompos como una conductora temeraria, la
mujer paró su atípico vehículo. El gel se licuó y se convirtió en lo que
parecía agua. La transparencia dejó ver que de cintura hacia abajo tenía una
larguísima y escamosa cola roja de pez: aquella Mazoku era una nereida, y daba
la impresión de que, si tuviera piernas, sería altísima, de bastante más de dos
metros.
¡VEGA!-exclamaron a coro todos
los demonios-¡VEGAAAAAAA!
Bienvenida, Vega.-dijo
Philell-Eres la más fuerte de todos nosotros…si los Taimanin acaban con estos
cinco hombres y todas estas máquinas, Uro volverá a estar conmigo y podremos
luchar por la justicia de los Mazoku.
¡Hola, empollón!-saludó la
nereida, que respondía al nombre de Vega, con una voz altanera y dura-¡Será un
placer repartir candela entre estos bastardos! ¡Encargaos de los trozos de
metal y dejadme jugar con los hombres! ¡JAJAJAJAJAJAJA!
¡Poneos en guardia!-pidió
Grant-¡Delacroix, prepara a Silver!
James se incorporó.
Creo que ya estoy…-dijo
James-…mejor.
Ánimo, tío…-dijo Émile mientras
le ayudaba a tragar unas pastillas-…esto te ayudará a pasar el bache.
¡EMBRAGUE Y QUINTA!-bramó
Vega-¡JAJAJAJAJAJA!
El agua de la bañera se gelificó
de nuevo para evitar derramarse mientras Vega cargaba contra Émile y James. El
atropello fue tan fuerte que los dos chicos salieron expelidos. Mientras
aquella socarrona y cruel nereida peleaba contra los soldados, los Taimanin la
respaldaron.
Tras recuperarse del golpe, Émile
y James dispararon perfumes a presión y arpones respectivamente. Vega hizo unos
grotescos y desagradables ruidos con su garganta y regurgitó una enorme pompa
verde de una sustancia ácida y corrosiva que explotó contra los ataques
enemigos, desvirtuándolos por completo. Los dos chicos miraron a la nereida con
sorpresa y asco.
¿Qué os pasa?-les preguntó-¿No os
ha parecido muy ladylike esto último?
¡JAJAJAJA!
“Ladylike” (femenino, típico de una dama) fue la única palabra que
dijo en inglés.
¿Por qué me miráis así?-insistió
Vega-Vuestra lengua materna es el inglés, ¿no? ¿Creéis que por ser demonios no
somos cultos y conocedores? ¡No me jodáis, bastardos!
Yo soy más de mademoiselle…-dijo Émile.
Cómeme el coño, que lo tengo
escamoso y seguro que nunca habéis probado uno así con las humanas.-dijo Vega,
tras lo cual escrutó a Émile de pies a cabeza-Aunque, a juzgar por tus pintas y
tus formas, diría que te gustan los falos más que a mí…y eso es decir. No es
por el francés, que también lo domino…EN AMBOS SENTIDOS –se relamió los
labios-, sino por la sensación que das.
Pues sí, me encantan.-dijo Émile
con orgullo-Voulez vous danser avec moi? Podríamos
jugar juntos con esos falos…
(¿Quieres bailar conmigo?)
Claro, guapo.-Vega le guiñó un
ojo-Ven aquí y enséñame lo que sabes.
Émile se acercó con decisión a la
nereida. El sonido de sus tacones retumbaba en medio de la batalla. Cuando
estuvo lo suficientemente cerca como para intentar acabar con ella, ésta lo
sorprendió cruzándole la cara de un puñetazo, tras lo cual le hizo una llave
con los brazos que lo tiró de lleno en la bañera, donde intentó ahogarlo
poniéndole las manos en la nuca.
¡Inútil!-bramó Vega con sorna.
Leon disparó con el lanzagranadas
al interior de la bañera con una bomba de aire comprimido. El agua se agitó,
liberando a Émile y lanzando a la nereida por los aires.
¡CABRONES!-chilló.
¡Vega!-exclamó Philell-¡Aguanta!
El demonio, preocupado por su
compañera, hizo aparecer una burbuja mullida en la pared en la que se iba a
estampar. Al contacto, la burbuja empujó a la mujer hacia la seguridad de su
bañera.
¡Qué mal me sienta surcar el
aire, joder!-maldijo Vega-¡Gracias, Philell! Y en cuanto a vosotros…
Leon y Émile se pusieron en
guardia. Los robots estaban subsistiendo y consiguieron que los militares se
acercaran a Vega y rodearan su bañera.
Ésta es tuya, Christian.-dijo
James-Electrocútala y será pescado frito.
¡Tu puta madre será pescado
frito!-respondió la cruel, soez y malhablada nereida-¡Me vais a limpiar las
ruedas de la bañera con la lengua! ¡Os voy a colear el culo porque no tengo
piernas para pateároslo! ¡PREPARAOS!
Vega se encaramó con los brazos
al borde de su bañera y sacó su cola, fustigando con ella a los cinco soldados
mientras describía un círculo.
Me caéis bastante mal los hombres
humanos.-dijo Vega-Y, ¿sabéis por qué? ¡Porque os envidio! Sí, lo admito, os
envidio. Si muriese y me reencarnase, me gustaría ser un hombre humano. ¡Tenéis
lo contrario a mí, una ventaja estratégica natural!
¿De qué está hablando esta
chiflada?-preguntó Leon.
¡Pensadlo un poco,
mendrugos!-bramó Vega-¡Yo necesito tener mojada la cola o, de lo contrario, la
he jodido! Sin embargo… ¡a vosotros se os moja la cola cuando necesitáis joder!
¡ESTÁ TODO CANTADO! ¡Dadme vuestra ventaja y seré invencible! ¡HIJOS DE PUTA,
ME MOLESTAN VUESTRAS CARAS DE MIERDA!
Vega comenzó a ejercer la
conducción temeraria con su bañera y a atropellar y embestir a los soldados.
Los ataques de éstos fueron infructuosos ante la fortísima nereida, quien no
dudaba en sacar su cola a ratos para golpear a los hombres con fuerza.
Vega, deja que sean los Taimanin
quienes acaben con ellos.-pidió Philell.
Están bastante más buenos que
estos militares de pacotilla.-concedió la nereida-Deseo concedido.
Vega se alejó de los militares y
liberó a los Taimanin del asedio de los robots.
¡Acabad con esos eunucos!-exclamó
Vega-¡Al que más sangre derrame le dejo echarme un polvo! ¡Necesito follar! ¡No
os penséis que por vivir con medio cuerpo en el agua no se me seca lo de abajo!
Y vosotros, robots de mierda… ¡VENID CON VEGA!
La grotesca nereida se introdujo
ambas manos en la boca y, haciendo unos sonidos desagradables y de
regurgitación, se las sacó llenas de una pringue verde que mutó en una película
corrosiva con forma de garras gigantescas.
¡YIIIIIIIIIIIHAAAAAAAAAAAA!-gritó
Vega.
Aceleró su bañera y fue cortando
por la mitad a robot tras robot con sus garras. Tras acabar con los robots
restantes, bloqueó los motores de su bañera e hizo que de los tubos de escape
saliera vapor a presión y muy caliente.
Toda nuestra energía se obtiene
mágicamente del agua.-dijo Vega-¡Os dejo a las niñas escaldadas para que las
despluméis mejor!
Los chorros de vapor embistieron
a los cinco soldados, que se habían quedado solos y se estaban quemando con ese
último ataque.
¡POR KUROAGEHA!-gritaron los seis
Taimanin.
No tardaron en linchar a los
soldados, que habían quedado agotados e indefensos. Sin piedad, con fruición y
con saña, los Taimanin golpearon dura y cruelmente con sus armas y sus
extremidades a los cinco hombres.
¡HIJOS DE PUTA!-les espetó
Shirubei-¡OS HARÉ RODAJAS!
¡VENDETTA!-exclamó Inuhito.
¡Victoria para los Taimanin!-se
unió Hagane.
¡Por Gokuruma!-añadió Rito.
Espero que entendáis lo caros que
se pagan vuestros actos…-dijo Aoi.
Gracias a todos.-dijo Yamiyuki
después de golpear una última vez a Grant, quien le caía especialmente mal, en
la cara-Philell, Vega y…el resto. Habéis permitido que derrumbemos este hotel
comprado y estos soldados queden inutilizados.
El hotel Rakuen había quedado
hecho pedazos. Nadie podría utilizarlo más.
Podéis retiraros.-dijo
Philell-Puede que necesite vuestra fuerza posteriormente.
¡Llámanos cuando quieras!-Vega le
levantó ambos pulgares antes de desaparecer en un vórtice de agua.
¡Hasta pronto, sabio Philell!-los
guerreros se despedían antes de desaparecer.
Es hora de que cumpláis con
vuestra parte del trato…-dijo Philell.
Lo haremos.-dijo Yamiyuki-De momento,
vuelve a tu caracola.
Yamiyuki atrapó a Philell de
nuevo. Tras ello, sacaron los cuerpos de los cinco hombres y los tendieron en
el suelo.
Están vivos.-dijo Rito-Tendremos
que…
Émile liberó el contenido de
varios de sus frascos de perfume. Los olores se mezclaron y crearon una nube
que comenzó a atosigar a los seis chicos y a hacerlos lagrimear con violencia.
¡Mierda!-bramó Hagane.
A duras penas, los cinco soldados
se incorporaron y salieron corriendo.
¡Cobardes!-les espetó Shirubei-¡Desgraciados!
.
. .
Habían logrado escaparse de los
Taimanin. No hablaron más de la cuenta. James se limitó a coger su teléfono
móvil.
No éramos el único avión que
aterrizó en Japón aquella noche.-dijo el líder de la avanzadilla, que estaba al
borde de la muerte-Es hora de pedir refuerzos.
Marcó un número. Rápidamente
respondió una mujer.
Johnson.-dijo con un marcado acento británico.
Soy James Silver, del escuadrón a
cargo de Layla Phoenix.-dijo el chico-La sargento está en paradero desconocido
y nosotros hemos sufrido una brutal emboscada. Solicitamos refuerzos y
tratamiento de emergencia…estamos a punto de…morir…
Media hora.-respondió la mujer-Cambio
y corto.
He cambiado de idea, espero que se maten entre todos. Grant me cae como el puto culo, ese sadismo sin sentido no me va nada, tampoco puedo ser objetiva por mi estilo de vida pero yo todo me lo imagino y lo vivo así que espero que se muera por anormal. xD
ResponderEliminar¡Claro que sí! ¡Fiesta! Así me gusta, que lo vivas al máximo. ¡Muchas gracias por comentar!
Eliminar