TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 42: El
sabio Philell
Los Taimanin se pusieron en
guardia.
¿Quién eres tú?-preguntó
Yamiyuki.
El demonio no se había molestado
en disfrazarse, lo cual daba a entender que no le importaba mostrarse como lo
que era. No era bajo, pero por poco superaba la estatura de Veena, que era la
menos alta de aquel numeroso grupo. El tamaño de aquel demonio era casi el de
Hagane. Su cuerpo, aunque era antropomorfo, tenía una forma muy extraña: no
parecía sólido. A primera vista, parecía que iba desnudo, lo cual no decía nada
a su respecto, pues estaba totalmente asexuado. Su estatura y complexión podían
dar a entender que era masculino, pero no podía asumirse nada. El color de su
gelatinoso y semilíquido cuerpo era azulado con dejes plateados, y se asemejaba
al agua. A veces, a la altura de su cadera, su cuerpo goteaba formando una
falda. Sus pies parecían descalzos. En los intervalos en los que su dinámico
cuerpo mostraba su entrepierna, ésta se veía totalmente plana. De su cabeza
colgaba una larga mata de apéndices azules y rosas que parecían más sólidos que
el resto de su cuerpo y tenían una textura visual escamosa. Sus ojos eran
amarillos y muy brillantes. Aunque su cara también parecía un chorro de agua
fluyendo, se podían ver perfectamente una nariz, unos labios y unas orejas de
aspecto muy humano, a excepción de la forma de las últimas, que eran
puntiagudas.
Me llamo Philell.-dijo el recién
llegado-Soy un demonio acuático. Disculpad la irrupción…vengo en son de paz.
¿Se planta un Mazoku en nuestras
narices y pretende hablar de paz?-preguntó Shirubei al aire-¡Seguro que estás
con esos chiflados que hemos dejado atrás!
Os aseguro que no.-respondió el
tal Philell con determinación-Quiero hablar con vosotros. Os pido que me
escuchéis.
Jamás hemos confiado en un
demonio.-dijo Hagane-¿Por qué íbamos a empezar a hacerlo ahora?
Philell miró a Hagane con unos
ojos que dejaban ver una infinita paciencia.
Así que asumís que soy vuestro
enemigo porque soy un Mazoku.-dijo Philell-No os culpo, ya que todos los
demonios que se os han cruzado han resultado ser demonios malvados. No
obstante, veo el brillo de la inteligencia en vuestros ojos, por lo cual me
atrevo a lanzaros una cuestión: asumir que todos los demonios somos malos tiene
el mismo peso que afirmar que todos los humanos sois buenos… ¿me equivoco?
Todos se quedaron pensativos.
Tiene razón.-dijo Yamiyuki-No
obstante, por muy bueno que puedas ser, Philell…no tenemos tiempo para nada.
Nuestra amiga se muere. Su sangre está chorreando por mi espalda.
El demonio acercó su mano a
Kuroageha. Yamiyuki se giró para protegerla.
¿Estás chalado?-preguntó
Yamiyuki-¡Ibas bien si querías llamar nuestra atención, pero no pienso dejar
que un desconocido, sea demonio o humano, toque a una amiga tan importante
estando como está!
De verdad que no os
culpo…-susurró Philell.
El brazo del demonio se alargó y
se curvó, sorteando a Yamiyuki y llegando hasta Kuroageha, cuyo vientre fue
mojado. Aquel fluido que parecía agua reaccionó con la sangre de la herida y comenzó
a reconducirla hacia el interior del cuerpo de su dueña.
No puedo curarla.-dijo
Philell-Mas tened por seguro que así no morirá si conseguís darle un
tratamiento curativo en las próximas dieciséis horas.
¡La ha podido envenenar!-exclamó
Inuhito-Lleva razón en lo de que no todos los humanos somos buenos, pero…
Kuroageha es inmune a los
venenos.-dijo Yamiyuki-La llaman la Mariposa Emponzoñada y la Taimanin del
Campaneo Tóxico por algo. Su Dokuton no Jutsu tiene una componente pasiva que
nunca se cancela: la protege de toda intoxicación. Incluso si el cuchillo de
esa Layla estaba envenenado, sólo le afectará la herida per se. Philell, tienes agallas. Has sido valiente…no
todos los demonios se atreven a hacer eso delante de mí. Dinos lo que nos
quieras decir y déjanos marchar…como agradecimiento por darnos un margen de
seguridad.
Seguro que habéis visto que ese
ogro gigante cargaba a un hombre.-dijo Philell.
Sí, pero no sabemos quién
es.-respondió Yamiyuki-¿Debería importarnos?
No necesariamente…-dijo el
demonio fluido-…pero sí a mí…y mucho. Es Uro Oswald, el guardián de los
portales mágicos. Custodiaba el portal de los exiliados y el portal a la
destrucción, y ahora están los dos abiertos: los exiliados pueden volver y los
no deseados pueden ser exiliados o aniquilados. No obstante, ésa no es la
problemática que a mí más me preocupa, por egoísta que suene. Lo que de verdad
me hace necesitar vuestra ayuda es que… Uro es mi novio. Lo amo. Es el hombre
al que más he querido en mi vida…y lo quiero de vuelta conmigo. Ayudadme a
rescatarlo y seré vuestro aliado.
Los Oswald han sido siempre un
clan demoníaco de lo más neutral.-terció Rito-Además, tenía el cabello, la piel
y el tono muscular de un Oswald, así que Philell no miente. Me parece una labor
más que adecuada para un Oswald el custodiar estos portales. Creo que tiene
sentido. ¿Y dices que eres su novio…o novia?
Su novio.-dijo Philell-Aunque no
lo parezca, soy un ser masculino. Tampoco os culpo de ello, pues los
elementales de agua no tenemos una dotación sexual tan clara como otras razas
demoníacas o como vosotros, los humanos. Os seré sincero: no soy fuerte, no soy
poderoso, no sé luchar…soy un negado para el combate, pero tengo recursos para
ayudaros. Conozco el mundo de los demonios, puedo hacer que entréis y salgáis
de muchos lugares que os supondrían grandes ventajas estratégicas, y conozco a
más como yo, a más demonios dispuestos a luchar por la causa y con el poder de
combate que yo no tengo. ¿O acaso habéis sentido en mí un aura amenazadora similar
a la de los Neo-Nómadas?
Ahí lleva razón.-dijo Aoi-Lo
siento como un demonio de lo más débil.
Lo soy.-corroboró el joven
líquido-Mi verdadera fuerza es la intelectual. ¿Y bien? ¿Me ayudaréis a
rescatar a Uro?
Lo siento, pero no podemos
hacerlo ahora mismo.-dijo Yamiyuki-Como te dije, te hemos escuchado como pago
por poner a Kuroageha fuera de peligro, pero tenemos otras metas estratégicas
antes. Gracias al ataque de los Fuuma, los soldados de Estados Unidos se han
separado de su sargento, por lo que estamos ante la oportunidad perfecta para
acabar con ellos. Lo que tenemos que hacer ahora es hospitalizar a Kuroageha y,
tras ello, atacar el Hotel Rakuen para acabar con los soldados y cumplir una
misión a la vez que nos vengamos de lo que le han hecho a nuestra amiga.
¿Estáis de acuerdo, Taimanin?
Hagane, Rito, Shirubei, Aoi e
Inuhito asintieron. Por su parte, Shiena, Seika y Veena se mostraron algo
reacios.
Me gustaría.-dijo Shiena-No
obstante, nuestra líder está fuera de combate y creo que sería lo mejor
quedarnos junto a ella.
Shiena tiene razón.-añadió
Veena-Preferimos quedarnos inactivos y retirados del combate antes que estar
con otro líder.
Somos el equipo Kuroageha.-terció
Seika-No el equipo de otra persona. Con esto, creo que el asedio al Hotel
Rakuen tendría que correr a vuestro cargo…
Así será.-dijo Yamiyuki-Las cosas
no cambian. Nuestro objetivo sigue siendo el mismo y respetamos
incondicionalmente vuestra postura. Con todo esto, es hora de irnos hacia
Gokuruma y dejar que la doctora Himehagi luche por salvar a Kuroageha.
Esperad.-dijo Philell-¿Quién ha
dicho que vuestro objetivo y el mío sean incompatibles? He dicho que seré
vuestro aliado si me ayudáis…y lo seré desde ahora. ¿Queréis atacar a esos
soldados maleantes? Os ayudaré. Creedme. El día del asedio a la hora del
asedio…me encargaré de que no os falte apoyo.
Parece un tío legal, pero sigo
sin querer fiarme.-dijo Hagane.
Los demonios nos han hecho mucho
daño…-dijo Aoi mientras recordaba su jardín de dientes de león.
Nunca os culparé por todo esto,
insisto profundamente.-dijo Philell-¿Aceptáis mi ayuda? Os doy mi parte del
trato antes que vosotros a mí la vuestra, y lo haré las veces que haga
falta…creo que mi honestidad y sinceridad son las mejores bazas que tengo para
que confiéis en mí.
¿Qué decís?-preguntó Yamiyuki-A
mí se me ocurre una manera muy fácil de resolver este pacto.
A mí también.-dijo
Rito-Establecemos una forma de comunicarnos que le impida seguirnos hacia
nuestros dominios o acercarse a nadie que no seamos nosotros, y…
…si intenta algo extraño, lo
matamos.-dijo Yamiyuki-¿No es así?
Exacto.-dijo Rito.
Los Taimanin miraron a Philell
con aire amenazador. Incluso los Mazoku más poderosos temían a esos guerreros
ninja, pero aquel taimado y pensativo hombre no parecía tener miedo.
Me parece una idea perfecta.-dijo
Philell-Estoy dispuesto a asumir ese riesgo…ya que no os traicionaré.
Serás hombre muerto si lo
haces.-dijo Hagane firmemente.
Que así sea.-dijo Philell-Los
elementales podemos convertirnos en familiares de entes más poderosos que
nosotros…si lo hago, perderé mi libertad y podréis invocarme a placer. Me
encadenaré a vosotros de una manera casi literal. Yamiyuki Kuroi, he oído
hablar de ti. He oído hablar de todos vosotros…y creo que sois la ayuda que los
Mazoku necesitamos. Los terroristas, esclavistas y demás criminales nos hacen
parecer un mundo de criaturas malvadas, pero somos tan variados como podéis
serlo los humanos. Muchos demonios sólo queremos llevar una vida normal…y
lucharé para que podamos…especialmente si podemos separar nuestros mundos para
que nunca más tengamos que interferir los unos con los otros…como en un
principio fue.
Sería estupendo.-corroboró
Yamiyuki.
Dicho lo cual…-dijo Philell-…con
esto me tendréis a vuestras órdenes.
Philell se llevó las manos al
pecho. Un resplandor blanco emanó de su cuerpo y le permitió sacar de donde
estaría su corazón si fuera un hombre una caracola enjoyada. Se la tendió a
Yamiyuki con un gesto humilde.
¿Es como una lámpara de
genio?-preguntó Yamiyuki con desconfianza mientras agarraba el objeto.
Sí…-dijo Philell-…si no me he
equivocado estudiando vuestra cultura y os referís a lo que yo pienso, sí.
Estoy literalmente a vuestras órdenes.
Veamos si es cierto…-dijo
Yamiyuki-… ¡sácanos de aquí!
Así lo haré.-dijo Philell.
Una corriente de agua los
arrastró hacia lo que el demonio pensaba como una salida óptima para volver a
tierras habitadas por humanos. Por efecto de una magia que no conocían, la
corriente no los mojaba, sólo los envolvía gentilmente y los arrastraba con
velocidad pero sin violencia.
.
. .
Los Fuuma se encararon ante los
Mazoku.
¡Tigres Black!-exclamó uno de los
hombres-¡Eres nuestro objetivo!
¡Tigres-sama, acabaremos con
ellos por usted!-exclamó Kazark.
Esta basura no aguantará ni un
minuto…-se jactó Benibatsu.
Me encanta bailar con tantos
hombres…-se sonrió Kuritöö.
Los Fuuma comenzaron a disparar
sus armas de fuego de alta tecnología.
¿Que soy vuestro
objetivo?-preguntó Tigres-¡Bobadas! Vosotros debéis de ser lo poco que queda del
clan Fuuma, ¿verdad? ¡Hacedme un favor y extinguíos!
Tigres alzó un brazo y apuntó con
la palma de su mano hacia los Fuuma. Un enorme remolino de agua los atrapó y
los elevó. El agua penetró en sus armaduras sin piedad y los ahogó mientras los
aplastaba contra el rocoso techo. Terminado este conjuro, el agua desapareció y
los cuerpos muertos cayeron pesadamente al suelo.
Patéticos.-comentó la líder
demoníaca-¡Neo-Nómadas, es hora de volver a nuestras dependencias! Nos hemos
librado de Belladonna y hemos hecho posible el regreso de mi contacto…pronto
nos reuniremos con él.
La poderosísima mujer chasqueó
los dedos, haciendo que tanto ella como sus escoltas desaparecieran de allí,
teletransportándose a los cuarteles generales de su colectivo.
.
. .
¡Estaba tan contenta después de
haber cazado a una Taimanin!-exclamó Layla mientras rompía las armaduras de los
Fuuma a patadas-¡AGUAFIESTAS!
Los hombres de los Fuuma eran
muchos, pero aquella mujer simplemente era demasiado fuerte.
¡Ineptos!-exclamó la sargento
mientras se escondía tras un muro medio derruido para resguardarse de una
andanada de disparos-¿Quién os ha enseñado a disparar? ¿Un topo? ¿O un
murciélago?
Los disparos de los Fuuma
comenzaban a vencer el muro.
Me vais a hacer moverme y todo…-suspiró
Layla-… ¡a la mierda, cabrones! KICK AND
KNIFE!
(¡Patear y apuñalar!)
A base de patadas, la militar
lanzó unos pesados y enormes machetes contra sus atacantes. Las armaduras que
llevaban eran lo bastante fuertes como para no ser atravesadas por un cuchillo,
pero la puntería de la sargento Layla Phoenix era tan afinada como su crueldad,
y todos sus tiros acertaban siempre en las juntas y rendijas, causando que
todos los cuchillos se clavaran dolorosamente en las articulaciones de los
hombres.
Vuestros gritos de dolor son
música para mis oídos…-dijo Layla saliendo de su escondrijo.
Al salir, se dio cuenta de que
había cometido un error. Los Fuuma habían dejado de disparar y se habían puesto
de acuerdo para lanzar explosivos de fragmentación.
¡Mierda!-bramó la mujer.
Con ágiles volteretas, se alejó
de la trayectoria de las granadas, pero éstas explotaron y liberaron gran
cantidad de metralla que salió disparada en todas las direcciones. Aquellos
fragmentos incandescentes explotaron al impacto, obligando a Layla a seguir una
trayectoria de evasión directa hacia las garras de aquellos hombres.
Planean que me acerque a ellos para atraparme, ¿no es así?-pensó la
mujer-¡La llevan clara!
Antes de dejar que los hombres
movieran sus brazos hacia ella, los pateó fuertemente. Las botas y rodilleras
que llevaba eran más duras que sus cuchillos, por lo que no tuvo problema en
despacharlos.
¡Es una pena!-exclamó la
sargento-¡No puedo jugar más! ¡Tengo que ir a por esas crías!
Justo entonces, la sargento se
fijó en que los explosivos no sólo estaban puestos para acercarla a los
hombres, sino también para bloquear algunos caminos.
¡Maldita sea!-bramó Layla-¿Por
dónde voy ahora?
El tiempo corría. Necesitaba
reagruparse con sus soldados o podrían resultar muertos. No le importaba a
nivel personal, pero eran sus peones y los necesitaba para ganar aquella
partida. Con su mente fría, calculadora y estratégica, Layla calculó la salida
óptima: replegarse hacia las inmediaciones de los Neo-Nómadas, con quien tenía
trato de favor. Si Belladonna Rubidium la había llamado por teléfono, ahora
ella podía devolver la llamada por derecho natural. Lo que Layla no sabía era
que Belladonna estaba muerta…aunque tampoco tenía tiempo para pensar en otra
cosa que no fuera alejarse de aquellas personas que sólo le hacían perder el
tiempo. Por fortuna para ella, era mucho más rápida que esos hombres.
.
. .
El coche que conducía James era
bueno, pero su fuselaje no era antitanque. Los Fuuma los estaban persiguiendo
con vehículos de combate muy rápidos y no parecían tener buenas intenciones
para con ellos.
¿De qué va esta gente?-preguntó
James entre bruscos movimientos de volante-¿Están enfermos?
¡Ni pajolera idea!-exclamó
Émile-Lo que tengo claro es que tenemos que librarnos de ellos como sea…
Tú eres el zapador.-dijo
James-¡Haz algo con ellos, Émile!
¿Es una orden?-preguntó el chico
rubio jugueteando con su melena.
¿Tú qué crees?-preguntó James
alzando la voz-¡Leon, dispárales antes de que nos maten!
El experto en armas de fuego del
grupo se levantó de su asiento y apuntó con un rifle de francotirador a uno de
los motoristas Fuuma. Sus motos llevaban cañones de ametralladora de tambor
giratorio.
BANG.-gritó Leon mientras
disparaba.
Aquel rifle estaba cargado con
munición perforadora y tenía una potencia de disparo sin igual. El resultado
fue un Fuuma atravesado por el entrecejo y una moto descarrilando, chocando
contra otra y provocando un accidente en cadena por efecto dominó.
¡Buen tiro!-exclamó James.
Qué remedio…-dijo Émile
levantándose.
Se asomó por la misma ventana que
Leon, pegando su cuerpo contra el suyo.
Volvemos a cooperar…-susurró
Émile.
Ya…-dijo Leon.
No aguanto esta situación de tensión con Émile…-pensó Leon-…aunque es hasta buena pensando en lo que
podría pasar si Grant tomase cartas en el asunto…
Jambes Explosives!-gritó Émile.
(¡Piernas explosivas!)
Haciendo alarde de una gran
flexibilidad, Émile sacó su pierna izquierda por la ventana y disparó los dos
bazookas que en ella llevaba. El tanque principal se retractó debido a los
impactos.
¡Bien!-exclamó Émile con su
marcado acento francés-¡Ya queda menos!
¡Apuntaría mejor si te quitaras
de en medio, Émile!-exclamó Leon-Bullet Storm!
(¡Tormenta de balas!)
Con dos metralletas, Leon comenzó
a lanzar ráfagas a los cañones de las motos restantes, haciéndolos explotar.
Con esto, las motos saltaron por los aires y parte de sus piezas golpearon al
tanque, que era el único vehículo que quedaba. Sus disparos eran muy potentes,
y había acertado al coche en dos ocasiones.
¡Un disparo más de esa cosa y
seremos historia!-bramó James-¡ACABAD CON EL TANQUE!
Grant golpeó el techo del coche
con su bastón.
¡Sabéis lo que os espera si no
cumplís!-gritó-¡VAMOS! ¡AHORA!
Christian, ¿puedes
ayudarles?-preguntó James-Sal por otra ventana y…
¡A la orden!-exclamó el ingeniero
de campo.
Christian se vio obligado a pasar
por encima de Grant para asomarse a la ventana.
Te perdono por esta vez…-murmuró
Grant.
Lo siento, Steeler.-dijo
anodinamente Christian.
¡Chris se une a la fiesta!-exclamó
Émile-¡Vamos a bailar con ese tanque!
¡Émile, por el amor de
Dios!-bramó Leon-¡Para de contonearte! ¡Te estás frotando descaradamente contra
mi cuerpo!
Leon podía sentir el cuerpo de
Émile moviéndose contra el suyo. También podía notar la mezcla de olores que
emanaba de su cuerpo fruto de sus cañones de perfume. Aquello lo ponía
nervioso.
¡No puedo evitarlo!-se excusó
Émile-¡Necesito mover las piernas para apuntar!
¿Y el culo también,
desgraciado?-preguntó Leon.
¡NO ES MOMENTO PARA DISCUTIR!-los
amenazó Grant desde dentro.
¡Ni tampoco para dar órdenes
vacuas!-exclamó James-¡Eres el único que no está haciendo nada!
Multiplicaré tu castigo,
Silver.-dijo Grant con severidad.
Christian se agarró a la ventana
del coche con una mano y con la otra lanzó dos cables con cabezas perforadoras
atadas en los extremos.
¡Haced que se claven en el
fuselaje del tanque!-pidió Christian.
¡Vamos allá!-exclamó Leon.
El tirador sacó dos pistolas y
con cada una de ellas clavó un vástago en el tanque.
¿Así está bien?-preguntó Leon.
¡Perfecto!-exclamó
Christian-¡Gracias!
¡Fríe a esa cosa, vamos!-pidió
Leon-¡Estoy deseando verlo!
¡Eso está hecho!-asintió
Christian.
El chico movió un interruptor,
haciendo que una fuerte corriente fluyera por los cables. El tanque comenzó a
vibrar y a calentarse.
¡James, vamos a necesitar
distancia!-pidió Christian-¡No te preocupes por los cables, no se romperán, son
muy largos y tengo un rollo de seguridad plegado dentro del equipo! El tanque
no podrá moverse… ¡si nos alejamos ahora, Émile y Leon podrán reventarlo!
¡Muy bien!-asintió James.
El conductor pisó el acelerador y
comenzó a ganar distancia con el tanque.
¡AHORA!-gritó Christian una vez
se hubieron alejado lo suficiente.
Émile y Leon dispararon con sus
armas explosivas a discreción. El tanque voló por los aires, incendiando el
perímetro circundante.
¡Bien hecho!-exclamó James-¡Nos
vamos al hotel, necesitamos reagruparnos con la sargento Phoenix!
.
. .
El líquido de Philell sacó de
aquella gruta a los Taimanin, dejándolos en una posición muy ventajosa para
llegar hasta Gokuruma.
Ningún demonio volverá a
acercarse a nuestras tierras.-dijo Yamiyuki-Tendré que encerrarte.
Yamiyuki apuntó a Philell con la
caracola que le había dado y, mágicamente, éste fue absorbido por ella.
¡Vamos!-exclamó
Yamiyuki-¡Gokuruma está cerca!
.
. .
Tras una larga carrera, los
jóvenes llegaron a Gokuruma. Lo primero que hicieron fue buscar a la doctora
Saki Himehagi. Después de explicarle la situación, Kuroageha fue inmediatamente
puesta en una camilla.
Necesito que os vayáis.-pidió la
doctora-Kuroageha está muy grave y necesito usar mi poder…esto no se arreglará
con medicina académica.
Los Taimanin asintieron y se
fueron de la sala.
Ninpô!-oyeron exclamar a la
doctora.
(¡Arte ninja!)
Entonces…-dijo Yamiyuki mirando a
los subordinados de Kuroageha-… ¿quedáis inhabilitados voluntariamente?
Sí.-dijo Veena-Nos quedaremos
aquí, al lado de Kuroageha, hasta que se recupere. Id a vengarla si así lo
deseáis.
Probaremos la eficacia de ese
Philell.-dijo Yamiyuki-Nos reuniremos para planear una estrategia y partiremos
cuanto antes, a ser posible mañana. Chicos, no os olvidéis de que tenemos que
estudiar… ¡seguimos en un doctorado!
Iba a hacerlo.-dijo Hagane
guiñando un ojo-No me salto el estudio nunca.
Ya somos dos.-añadió Aoi.
Tres.-dijo Rito-¿Acaso alguien lo
dudaba?
No tiene sentido seguir contando,
¿no creéis?-añadió Shirubei con una sonrisa cómplice-Hay unanimidad.
Sí…-dijo Inuhito vagamente.
Inuhito…-dijo Yamiyuki-…sé que te
ha dolido encontrarte de nuevo con Benibatsu. No te preocupes, estamos contigo.
Lo sé…-suspiró el chico-…pero no
puedo evitarlo.
Yo he visto a Kazark de
nuevo…-dijo Aoi-…y no he podido matarlo…
Han pasado otras cosas más
importantes.-dijo Rito-No te tortures.
Rito tiene razón.-terció
Yamiyuki-Saldremos de ésta sea como sea. De momento, voy a pedir que sellen
esta caracola y me den una llave mística para abrirla y cerrarla cuando quiera.
No me fío de lo que el tal Philell pueda hacer desde ahí dentro.
Eso está bien pensado.-asintió
Aoi.
Con este panorama tan lleno de
ocupaciones y dificultades, el equipo Yamiyuki abandonó el pabellón para
prepararse mientras el equipo Kuroageha se quedó a la espera de noticias sobre
su líder.
Y nos quedamos todos a la espera aunque yo sigo impactada con lo de Belladonna y ahora amigos de un demonio acuático que parece buena gente xDDDD
ResponderEliminar¿En serio sigues impactada? Pensaba que estabas deseando perderla de vista...
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