TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 17: Constelación
pulsante
¡No, por favor!-gritó el orco-¡Para! ¡Te obedeceré!
¡Traicionaré a mis superiores! ¡No me mates!
Asquerosos, cobardes, idiotas y sin orgullo…-le dijo-…lo
tenéis todo, malditas babosas malolientes.
¡Espera!-imploró el demonio menor-¡Podemos negociar!
¿Negociar?-preguntó su interlocutor-¡Y una mierda! ¿Sabes
por lo que he pasado esta noche por culpa de los hijos de puta que mueven tus
hilos? ¡Casi me despido del mundo! ¿Crees que, después de haber estado a punto
de palmarla, voy a negociar? ¡O me das acceso a los datos o te rajo aquí mismo!
El orco dudó.
¡El tiempo es oro!-apremió el otro.
¡Sólo tengo esto!-exclamó el orco sacándose un disco de los
bolsillos y lanzándolo al suelo.
Un placer negociar contigo…-el interlocutor sonrió.
Una garra destrozó el tronco superior del monstruo y lo
atravesó, causándole la muerte por desangramiento.
…basura.-terminó de decir antes de lanzar por los aires el
cadáver de su víctima.
Shirubei se agachó y cogió el disco.
Algo bueno tenía que tener el haber caído en medio del
territorio enemigo por culpa de esos pájaros infectos.-se dijo en voz alta-Ya
no puede uno ni tirarse por una ventana tranquilo… qué locura de vida.
Por la esquina del callejón en el que estaba vio aparecer a
dos tipos trajeados que salían del mismo edificio del que había visto salir al
orco que acababa de matar.
Presas frescas y jugosas…-Shirubei se relamió.
. . .
¡Cogedlo!-gritó un mercenario.
Varios orcos armados con escopetas comenzaron a correr tras
el objetivo mientras disparaban. Hagane conseguía mantenerse lo suficientemente
alejado como para evitar ser dañado por unas armas de tan corto alcance dentro
de la gama de las armas de fuego. Su esquividad lo hacía verdaderamente
escurridizo para aquellos perseguidores.
¡Suelta eso!-bramó un ogro-¡Nos matarán como te lo lleves!
¡Eso sería matar dos pájaros de un tiro, nunca mejor
dicho!-les respondió Shirubei desde la distancia.
¡Maldito Taimanin!-gritó otro orco.
¡No servís para nada, gordos de mierda!-bramó el mercenario
mientras sacaba su espada.
Del arma de aquel hombre emanó una llamarada azul que
disparó con un sablazo en el aire, dibujando una onda cortante que surcó el
pasillo, obligando a los orcos a alejarse.
¡Vaya!-exclamó Hagane, que no se había girado pero estaba
oyendo cómo la onda cortaba el aire.
Instintivamente, saltó hacia atrás y describió una voluta en
el aire, cayendo más cerca de sus enemigos de lo que antes estaba. En esta
posición, abrió sus abanicos y giró sobre sí mismo repetidamente, arrollando y
cortando a los orcos que lo rodeaban. El mercenario se abrió paso a codazos y
descargó un potente mandoble contra Hagane, que paró el ataque interponiendo
uno de sus abanicos.
¡Craso error!-exclamó Hagane-¡Yo llevo un arma en cada mano,
y tú no!
Con el abanico que le quedaba libre, Hagane describió un
arco paralelo al suelo, cortando profundamente el abdomen y el estómago del
mercenario, que cayó sin apenas tiempo para gritar.
No te puedes…-intentó articular el moribundo sirviente de
los demonios-…llevar…
Me llevaré lo que me dé la gana, y más cuando vuestros
líderes casi se llevan las vidas de mis amigos y la mía propia.-le espetó
Hagane-¡Hijos de puta!
El Taimanin corrió hacia la ventana más próxima y saltó,
rompiéndola en pedazos y cayendo de nuevo a la calle.
No parece que esté muy
lejos de donde debería estar ahora mismo…-pensó mientras preparaba su
aterrizaje-… ¡esperadme, chicos!
. . .
Aoi había encontrado una pequeña edificación intentando
buscar el camino de retorno a su hogar. Al estar en territorio Mazoku, sabía
que se exponía a un cierto peligro, pero había estado observando el lugar desde
lejos y parecía que había poca vigilancia, por lo que le merecía la pena
acercarse en busca de algo de información. Se coló por una de las ventanas
traseras. Durante la caída, observó que había un individuo patrullando por el
pasillo sobre el que iba a aterrizar. Le cayó encima con los pies y lo noqueó,
rodando con él por el suelo antes de la caída para evitar hacer ruido. Acto
seguido, se levantó, se sacudió el polvo de la ropa y miró a su alrededor. A su
izquierda parecía haber un cubículo parecido a una oficina.
Me pregunto qué habrá
aquí…-se dijo Aoi.
Pegado a la pared, se acercó a la puerta, que estaba
abierta. Había tres ordenadores que parecían algo obsoletos, y estaban todos
encendidos y realizando alguna actividad programada.
¡Ordenadores!-se
sorprendió el chico-¡Mi especialidad!
Espero que haya algo de valor, porque voy a volcar los tres discos duros en mi
memoria…
La sala parecía estar vacía, pero Aoi decidió ser paciente
porque algo en él le decía que había alguien. En efecto, pudo ver cómo alguien
salía de detrás de unas cortinas porque, al parecer, había un cajón archivador
tras ellas. Aprovechó la extensibilidad de su látigo para amarrar firmemente su
cuello desde su posición y, acto seguido, acortó bruscamente el látigo, de tal
manera que le rompió el cuello a ese oficinista…o lo que fuera. Tras asegurarse
de que no había nadie más dentro, el Taimanin tecnólogo se coló en la sala. No
cerró la puerta, sino que la dotó de una malla de hilo metálico tetsugen que no
podía verse con la luz ambiente, de tal manera que cualquier invasor sería
cortado en pedazos por el hilo al intentar entrar. Tras esto, comenzó a
escudriñar los ordenadores.
Tienen datos de muchas
índoles…-pensó Aoi-... todo esto parece
jugoso. Están metidos en política, ¿no? Podemos ir por la vía judicial si hay
algo aquí que pueda servir para incriminarlos por todo lo que se pueda…y, en
cualquier caso, no voy a estar aquí más tiempo del necesario.
Sacó de uno de sus bolsillos ocultos un dispositivo de
almacenamiento extraíble especial para misiones de campo. Tenía una capacidad
muy elevada y una velocidad de escritura muy superior a la de las memorias
convencionales. Además, permitía la conexión de varios dispositivos a la vez y
una transmisión en paralelo de gran potencia. Con unos cables que también tenía
en los bolsillos, el joven conectó el dispositivo a los tres ordenadores y,
tras burlar unos cuantos procedimientos de seguridad en los equipos, comenzó un
volcado de los discos duros. Aquello llevaría unos minutos, pero merecería la
pena.
Es una suerte que este
dispositivo sea extraordinariamente rápido.-pensó Aoi-Si sólo dispusiera de un pen-drive convencional, podría envejecer aquí…en
fin, ahora sólo falta que no me toquen mucho las narices mientras se vuelcan
los archivos.
Oyó un ruido. Se escondió debajo de una mesa y escuchó un
sonido que le era mucho más familiar: alguien había intentado entrar y había
sido seccionado por su propio peso colisionando con los hilos.
Como no termine el
volcado pronto, voy a tener un baile.-pensó Aoi.
Miró al aparato que había conectado. La conmutación de un
indicador luminoso le avisó de que había terminado. Agradeciendo su velocidad,
Aoi extrajo el aparato y los cables y se los guardó. Acto seguido, terminó su
jugada maestra formateando los tres ordenadores.
A lo mejor aquí no hay
más que basura y no importa nada que se pierda, pero…-pensó el chico-…todo sea por contribuir a la causa.
Mientras los ordenadores se formateaban, Aoi saltó por la
ventana. Cayó de pie en una calle que ya le resultaba más conocida y por la que
creía que podría encaminarse hacia Gokuruma con relativamente pocos problemas.
. . .
¿Un cambio de planes?-preguntó Kuroageha-¿Como cuál?
Le dejé una nota a Asagi-sama antes de dejar
Gokuruma.-explicó Yamiyuki-Supongo que te habrán puesto al día: me entregué
voluntariamente para evitar bajas innecesarias entre los nuestros. En la nota
decía que había desmantelado todas sus estrategias y que, por tanto, habíamos
ganado la batalla. He interceptado todo lo que han intentado hacernos, y lo he
desbaratado lo más agudamente que he podido. No obstante, esto es inesperado,
así que tendré que adaptar mi estrategia: seguiré interceptando y burlando sus
planes hasta que pueda cambiar el cauce de los acontecimientos.
¿Me estás diciendo que te deje aquí?-Kuroageha se mostró
preocupada.
Muy sagaz, tal y como esperaba de ti.-la elogió Yamiyuki-Sí,
Kuroageha, así es. No eres mi subordinada, así que no puedo encomendarte una
misión ni darte órdenes…es más, eres mi superior en términos estrictos, por lo
que lo máximo que puedo hacer es pedirte un favor: si utilizo mi poder para
lanzarte fuera de este campo de distorsión, ¿volverías a Gokuruma y agruparías
por mí a Shirubei, Hagane, Inuhito, Aoi y Rito? No desconfío de que se
mantendrán activos, seguirán juntos allá donde vayan y trabajarán de manera más
que competente, pero necesito que les des apoyo. Son chicos con una moral muy
alta, pero todos tenemos altibajos y, en caso de que ellos decaigan, que al
menos tengan una idea clara: estoy y estaré bien. Díselo bien claro. Confiarán
en ti: eres una gran líder y lo llevas siendo desde antes que yo.
Yamiyuki, no quiero dejarte solo…-dijo Kuroageha-…es
demasiado peligroso.
Si no salimos rápido de aquí…-dijo Yamiyuki-…todas nuestras
posibilidades de contraatacar pueden acabar en la basura. Si un escape rápido
implica tener que separarnos, prefiero que seas tú quien caiga en zona segura.
Al fin y al cabo, no podrán conmigo.
Nos conocemos ya muy bien.-respondió Kuroageha-Intentar
disuadirte será infructuoso, lo haga quien lo haga. Voy a ayudarte en tu
estrategia, pero asegúrate de cumplir tu parte. Como te pase algo, seré la
primera en apuntarte al cuello.
Yamiyuki sonrió.
Todo lo que me pase…-dijo el chico-…será bueno…y será
gracias a vosotros. ¡Por la victoria de los Taimanin!
Que así sea, señor líder de escuadrón Yamiyuki.-respondió
Kuroageha como si de dos militares se tratasen.
Bien…-dijo Yamiyuki-… ¡buen viaje! Ninpô – Bara no Jutsu!
(¡Arte ninja de las
rosas!)
Una densa y poderosa corriente de pétalos de rosa roja
envolvió a Kuroageha y la propulsó muy lejos. Con la fuerza del chorro,
consiguió sacarla de aquel campo azulado, haciendo que desapareciera de su
vista.
He entendido la
naturaleza de este hechizo.-se dijo Yamiyuki-Si logro hacer lo mismo con mi propio cuerpo, yo también saldré…lástima
que no pueda porque he empleado muchísimo poder para vencer la fuerza tan
ridículamente elevada que tiene este campo. Supongo que todos tenemos
limitaciones…aunque sabré sacarles partido. Preparaos, Belladonna y Kazark,
estáis solos ante el peligro…
Una inmensa sacudida de energía llenó la visual de Yamiyuki.
Sin poder ver nada a su alrededor, se sintió arrastrado por un poder
sobrenatural.
¡Lo vas a matar!-pudo oír la voz de Belladonna a la vez que
sentía que su oído se atenuaba.
¡Quedaban dos y la chica se ha escapado!-oyó que respondía
Kazark-Necesitamos llevar a al menos uno vivo, y no me importa concentrar la
fuerza del campo para aplastarlo. No voy a matarlo, sé lo que tengo entre
manos: sólo quedará inconsciente durante unas horas…
Cuando me despierte…-pensó
Yamiyuki mientras su conocimiento lo abandonaba-…temed.
Primero: Ese puto orco se merecía morir. Pensaba traicionar a sus superiores por salvar la vida (eso no lo hace un buen guerrero)
ResponderEliminarSegundo: Abanicos... (guiño, guiño)
Tercero: Sigues describiendo muy bien las batallas, diálogos y demás.
Y... pobre Belladona xD es muy pringada (me recuerda a cierta persona que se cree la puta ama y es una pringada xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD)
Quería que fuera una villana temible, pero tal vez mis chicos son demasiado para ella...aunque su personalidad de noble orgullosa con mal perder también me parece adecuada. Aún tiene bastante que decir, no obstante. En cualquier caso, me alegro de que te guste. ¡Queda mucha historia por delante!
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