REACTION
†
WORLDS
COLLIDE III †
Episodio XI · EL BARCO DEL DESASTRE
Llegaron a la
zona en la que se encontraba el barco. No era una embarcación utilitaria
cualquiera, sino un ingente portaaviones armado de aspecto muy amenazador.
¡Es muy
alto!-exclamó Metallurgy-Tendremos que saltar hacia la cubierta, porque dudo
que nos vayan a recibir con una…
Se oyó un
disparo: un hombre montaba guardia en la cubierta y había atacado con un rifle
de francotirador a los recién llegados.
…sonrisa…-Metallurgy
terminó la frase mientras esquivaba el tiro.
Je…-Freya soltó
una risotada-… ¡AL ABORDAJE!
Como si de un
automatismo se tratase, todos los aliados saltaron a la vez en aras de
aterrizar en la cubierta del portaaviones: la grácil pirueta de Yuuji, el
hermoso salto con movimientos gimnásticos de Yamiyuki, Ibara usando su bastón
como pértiga, Itami saltando como un lobo hambriento, el explosivo salto en
cuclillas de Nikola, la potente voltereta de Dalton, la suspensión de Marah con
la función de vuelo de sus botas, el brutal brinco de Metallurgy, la increíble
exhibición de Yurika convirtiendo sus piernas en muelles, los movimientos ninja
de Aquanika y la inenarrable combinación de volteretas y piruetas de Freya
conformaron una amenazadora lluvia que arreció sobre la cubierta del
portaaviones marcando el inicio de una gran tempestad.
El francotirador
pidió refuerzos, pero, antes de verlos llegar, recibió un disparo de escopeta
en el pecho por parte de Dalton. El proyectil atravesó su chaleco y le generó
una sangrante herida que lo hizo desplomarse.
No tardarán en
llegar aquí.-dijo Freya-Este enorme barco-mansión tiene cabida para mucha
gente, así que esperad una batalla larga y tediosa. ¡Y no olvidéis nuestro
objetivo! ¡Máquinas de tecnología médica! ¡Las necesitamos para Ayako!
Comenzaron a
abrirse agujeros en la cubierta. De ellos comenzaron a saltar hombres armados,
todos vestidos con el mismo equipo. Freya agarró a uno por el cuello y lo
levantó lo más alto que pudo alzando y tensando su brazo derecho.
Esta indumentaria
me es familiar.-dijo Freya-Creo que son un grupo de terroristas de Malasia.
Malasia, China,
Reino Unido, Italia, Cuba…-murmuró Aquanika-…me da igual de dónde sean: ¡son
unos sacos de boxeo impresionantes!
La joven kazaja
se vio envuelta en un tiroteo con ellos. Mientras burlaba los disparos que le
lanzaban con los suyos propios, se acercaba cada vez más a aquellos hombres con
objeto de abatirlos a base de patadas.
¡Ya sé quiénes
son!-exclamó Yamiyuki mientras le rompía el cuello a uno que tenía agarrado-En
efecto, son un grupo procedente de Malasia…que no tendríamos que conocer
necesariamente de no ser por el hecho de que en estos días…han sido contratados
como mercenarios por una figura japonesa que se dedica al crimen organizado.
¿Ese Shiroi
Kamiyama los ha comprado?-preguntó Marah mientras mantenía a raya a uno de los
hombres a base de golpes con sus manos.
No me cabe
duda.-respondió Yamiyuki-En cualquier caso, no podemos andarnos con juegos
mucho más tiempo, ¡hay que despachar rápido a esta basura!
Como si
obedeciera una orden, Yurika saltó hacia ellos envuelta en agua,
transformándose en su recientemente adquirida forma. En ese estado, comenzó a
encerrar a los terroristas en esferas llenas de agua que les cortaron la
respiración a la vez que comenzaban a ascender en el aire. Ordenadamente, saltó
hacia cada una de ellas y las fue pateando, haciendo que se dispersaran en
pequeñas gotas a la vez que los hombres que había dentro hacían lo propio,
deshaciéndose en sangrantes pedazos. Al último hombre lo congeló dentro de la
esfera, tras lo cual reventó el bloque de una patada con el talón. A su lado,
Ibara conjuraba una salvaje tormenta eléctrica a la vez que Nikola lanzaba
vehementes combinaciones de golpes con su llave fija gigante y Yuuji daba
cuenta de otros tantos hombres con gráciles y elegantes patadas acompañadas de
golpes con su cetro.
. . .
Está claro que
aquí hay algo.-dijo Freya tras la escaramuza-Algo importante… ¡vamos a buscar
por la cubierta antes de entrar en el interior!
Avanzaron con una
cierta separación para poder cubrir con buen ritmo la enorme superficie de la
cubierta. Se fijaron en una enorme puerta blindada que daba lugar al
desconocido interior. A sus laterales, dos puertas más pequeñas que daban a sendos bloques secundarios. Sin
tener tiempo de fijarse en más detalles, las puertas de los lados se abrieron
estruendosa y simultáneamente. De cada
una de ellas salió una figura indeseada: Ikaruga por la izquierda y Ayame por
la derecha.
¡Vosotros de nuevo!-Freya
torció el gesto-¿Nunca os cansaréis de hacer de recaderos de los que de verdad
tienen neuronas en vuestro bando?
Algo no parecía
normal en ellos. Sus semblantes estaban totalmente serios, y no parecían
inmutarse por la provocación de la chica. Ikaruga llevaba una americana de
color crema con faldones largos en la parte de atrás, guantes blancos, una
camisa blanca, una corbata roja hasta la altura de la cadera y unos botines con
tacón del color de la chaqueta, dejando ver que sólo llevaba un culotte debajo
de la camisa tapando su ropa interior. Su cabello iba recogido en un apretado
moño de trenzas acopladas sobre sí mismas. Por su parte, Ayame llevaba un peto
lleno de huecos y aberturas de color gris oscuro con detalles rojos y mangas abombadas con puños ribeteados con
espumillón rojo y rosa, terminando en una especie de cinturón negro del que
colgaba una minifalda roja torcida que tapaba su cadera y su entrepierna,
bajando después dos arneses de color gris marengo que enganchaban con unas
botas del mismo color con cordones rojos, rosas y violetas y el mismo ribete de
espumillón alrededor del final de la caña. La mitad de su melena estaba
recogida en una coleta que caía por el hombro derecho, mientras que la otra
mitad estaba suelta sobre su hombro izquierdo.
No nos interesa
lo que tengas que decirnos.-dijo taimadamente Ikaruga-He venido a por Ibara.
Y yo a por
Itami.-añadió Ayame.
¿Todavía no
habéis entendido lo que os llevamos años intentando explicar?-preguntó Itami
poniéndose en guardia.
No se trata de
eso.-dijo Ayame-Hemos perdido mucho más que la posibilidad de que nos amarais…
…nos queda menos
de lo que nadie pueda imaginar.-dijo Ikaruga con seriedad.
Oh… ¡qué bonito!-se
admiró Ibara-¿Vais a suicidaros? ¡Por fin!
¡No te burles!-exclamó
Ikaruga apareciendo frente a Ibara y lanzándole un puñetazo.
Ya te he dicho
que boxeas de puta pena…-dijo Ibara mientras paraba el puño de su enemiga.
…pero es la
primera vez que lanza un ataque tan rápido y decidido.-pensó la joven escila-Algo
ha cambiado en ellos, no hay duda.
No puedo quedarme
quieto y dejar que mi compañera trabaje sola…-dijo Ayame mientras lanzaba una
patada contra Itami.
Lástima que no
vaya a servir para da hagas lo que hagas.-apostilló Itami mientras agarraba el
pie de su rival.
Parecía que Ayame
e Ikaruga habían madurado. Hasta aquel instante, se habían mostrado muy
irracionales y pueriles en las batallas que habían mantenido, pero la imagen
que transmitían en esos momentos era totalmente distinta. ¿Qué habría sucedido?
No tenemos tiempo
para zurrarnos.-explicó Itami-Tenemos cosas importantes que hacer en este
portaaviones…
No vais a
marcharos sin pelear.-replicó Ayame taimadamente-Ésta será nuestra última
batalla.
Matar o morir…-lo
respaldó Ikaruga.
¿De qué estáis
hablando?-preguntó Ibara asqueada-¿Queréis batiros en duelo a muerte con
nosotros? ¡Habéis visto demasiado cine!
No tiene nada que
ver.-negó Ikaruga-No necesariamente, al menos. Lo que sí que debéis tener claro
es que no os moveréis ni un centímetro sin pelear con nosotros… ¡es lo único
que nos queda!
¡Dejaos de
misticismos y largaos a tocar los huevos a casa ajena!-bramó Itami-¡No tenemos
puto tiempo! ¡FUERA!
Ayame e Ikaruga
se sincronizaron para lanzar sendos ataques. Itami e Ibara volvieron a
bloquearlos.
Malditos hijos de
puta…-siseó Ibara-… ¡vamos a pelear si es lo que queréis!
Dos más, dos
menos…-dijo Itami poniéndose en guardia-…se las apañarán sin nosotros, ¿no es
así?
Ibara e Itami se
prepararon para atacar, pero sus respectivos contendientes saltaron hacia
atrás, esquivando sus ataques.
Quieren que
entremos por esas puertas.-dijo Ibara-¿Vamos?
Vamos.-respondió
Itami acariciando suavemente su entrepierna mientras imaginaba las torturas a
las que sometería a Ayame.
Se lanzaron a por
ellos. Ibara e Ikaruga, Itami y Ayame…cada pareja pasó por una de las puertas,
cerrándose tras de ellos.
Marah…-dijo
Freya-… ¿esto es lo suficientemente gráfico? Me esperaba cosas así.
Lo
entiendo.-respondió Marah.
La estrategia
está saliendo a pedir de boca…-oyeron que decía una voz conocida encima de
ellos.
Miraron hacia
arriba: Arianelle estaba subida encima de la elevación de la cubierta que
tapaba el acceso al interior, sujetando firmemente un ramo de flores y
mirándolos a todos.
¡Tú otra
vez!-exclamó Freya-¿Vienes a seguir donde lo dejamos?
¡Vengo a acabar
con vosotros!-bramó Arianelle.
Apuntó hacia
abajo con su ramo de flores. De él salió un cañón giratorio de ametralladora
que empezó a dar vueltas y a disparar a discreción. Yurika, que aún estaba
transformada, alzó una mano y creó una pared de agua que frenó las balas y las
dejó flotando entre la ingente masa hídrica. Mientras el arma de Arianelle se
recargaba, la joven lanzó el muro convertido en una ingente burbuja a una
velocidad tal que las balas que flotaban dentro parecían recién disparadas. La
científica francesa saltó de allí, esquivando el impacto, que provocó gran
cantidad de hendiduras en la superficie. Alzó una mano y un enorme tallo
emergió del suelo y se enroscó sobre Yurika, aprisionándola y dejándola a una
altura tal que la científica pudo abatirla con una patada alta.
Ngh…-gruñó
Yurika.
Se volvió a
transformar, adquiriendo su aspecto de mujer de las llamas, forma con la cual
quemó fácilmente el tallo y lanzó un rodillazo contra la mujer otra vez, quien
la contrarrestó con un puñetazo que la desequilibró lo suficiente como para
asestarle un fuerte golpe en la cabeza con el ramo.
¡Yurika!-exclamó
Metallurgy.
La joven de
cabello blanco hizo aparecer un enorme tambor giratorio lleno de disparadores
que se acopló en un puño.
¡Técnica especial
de Potencia Máxima!-exclamó-¡Tormenta Métrica!
Su enorme
ametralladora de mano comenzó a girar y a disparar a gran velocidad unos
afilados destornilladores de aleación especial. Una sombra negra apareció
detrás de Arianelle y, acto seguido, los destornilladores se deshicieron en
llamas negras. De detrás de la enorme mujer francesa apareció Verónica
sonriendo sádicamente.
Esta vez vamos a
hacer un pequeño cambio.-informó Arianelle-Será Verónica quien juegue con
vosotros. Yo tengo que reunirme: estos amables juguetes de Shiroi nos van a
garantizar un transporte del equipo del hospital Furuhana lento pero seguro, y
no vamos a permitir que nos lo saboteéis.
Arianelle saltó
muy alto y hacia atrás. Yuuji intentó interceptarla lanzando unos cuchillos
kunai de color rosa fucsia con pétalos de cerezo atados, pero se clavaron en
distintos puntos de la superficie antes de acertar contra la huidiza mujer.
Puede que no sea
tan grande como ella…-dijo Verónica una vez estuvo sola con el grupo-…pero no
por ello soy menos peligrosa que Arianelle. Haréis bien en no subestimarme y en
ir con cuidado conmigo. ¿Estáis preparados para sentir dolor?
¡Eso te lo
tendría que preguntar yo a ti!-le espetó Aquanika-¡Voy a hacerte mear sangre,
demonio!
Veamos cuánto
tiempo tardarás en cambiar de opinión…-dijo Verónica-… ¡HOMBRES, ES VUESTRO
TURNO!
Dos hombres se
teletransportaron a ambos lados de Verónica. No eran demonios o, al menos, no
lo parecían. Iban completamente cubiertos por armaduras, las dos iguales, salvo
que una era negra y otra era roja. Llevaban cascos redondeados con visores de
alta tecnología, una placa pectoral de corte triangular que cubría sus hombros
y bajaba hasta su abdomen, y unos tubos flexibles que protegían sus brazos y
piernas y acababan en robustos guantes y botas. El hombre de la armadura roja se
acercó a Yurika, que seguía transformada pero estaba en el suelo noqueada.
Cuando notó su presencia, la chica saltó de su posición y lanzó una patada
ardiente, pero el hombre de la armadura la paró con una mano, disipando las
llamas, tras lo cual desapareció de allí con ella.
¡Yurika!-exclamó
Freya-¿Qué ha sido eso? ¿Qué coño está pasando aquí?
Parece que vamos
a tener que jugar mucho…-dijo Yamiyuki apretando los puños-…apuesto a que el de
negro también intenta llevarse a alguien.
Haciendo caso
omiso de la conjetura del chico, el hombre de la armadura negra procedió a
avanzar hacia el grupo. Yamiyuki trató de interceptarlo con un puñetazo cargado
de energía térmica, pero el inidentificable individuo desapareció y apareció
detrás de él, avanzando como si no le hubiesen atacado. Yuuji saltó y lanzó
varios kunai y shuriken de color rosa contra él, tras lo cual se lanzó en una
patada en diagonal, pero recibió el mismo tipo de trato. Cuando hubo avanzado
varios metros más, se detuvo ante Marah.
¿Qué estás
mirando?-preguntó Marah algo cohibida.
Aquel tipo sin
identidad alargó su mano hacia la chica.
¡Ni se te
ocurra!-chilló Marah mientras lanzaba una patada.
El pie de Marah
golpeó contra la placa pectoral de la armadura negra sin producir ningún
efecto.
¿Qué clase de
broma es ésta?-preguntó Marah mientras se llevaba la mano a las gafas.
Disparó un rayo…sin
ningún efecto sobre su enemigo. Acto seguido, convirtió sus guantes en pequeños
pero pesados martillos de mano y lanzó una pesada combinación, pero el hombre
agarró sus dos brazos y la inmovilizó por completo…desapareciendo con ella.
¡Marah!-gritó
Dalton-¡Maldita sea! ¿Dónde están las chicas? ¿Qué habéis hecho con ellas?
Entiendo vuestra
preocupación…-dijo Verónica-…no obstante, yo me preocuparía más por mí misma en
tu lugar. ¿No te das cuenta de que…TE ESTÁS JUGANDO LA VIDA?
Un rayo negro
cayó en el punto en el que estaba Dalton, pero éste saltó en el último momento,
evitando el impacto. Con la escopeta aún en la mano, la convirtió en espada de
nuevo y activó su M.W.S. reducido. Nikola se unió a él colocándose sus puños
americanos eléctricos y subiendo su guardia.
Je…-comenzó a
reír Verónica-… ¡JAJAJAJAJAJAJA!
Freya sacó su
bastón mágico, Metallurgy se armó con dos sierras radiales, Aquanika comenzó a
llenar sus manos de energía, Yuuji
guardó su cetro y adoptó una elegante guardia y Yamiyuki se mantuvo vigilante
con la guardia alta.
¡No servís ni
para amenazar!-los insultó Verónica-¡Preparaos para sufrir! ¡MAZANDYNE!
Unas gigantescas
y explosivas formaciones de luz verdosa cargada con el poder del viento
arreciaron contra los aliados.
Que pasará con Itami e Ibara y a que se referirán con lo que dicen? No se si quieren entretenerlos o simplemente una lucha a muerte sin más. Donde se habrán llevado a las dos chicas y para qué. A ver como lo solucionan Freya y cia. Este capítulo ha molado mucho.
ResponderEliminarBien, veo que he más o menos he conseguido dar el tono de emoción e intriga de este mini-arco que va a comenzar... ¡las respuestas vendrán a partir de esta misma noche! ¡No te las pierdas!
Eliminar