REACTION
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WORLDS
COLLIDE III †
Episodio II · IMPLACABLE
¿Ayako?-preguntó
Dalton con recelo ante la quieta figura del objetivo de su reciente proyectil.
Aquella
máquina con aspecto de mujer alada e instintos psicópatas se mantuvo callada,
quieta y erguida.
¿Sí?-preguntó
Ayako con seriedad y la mirada perdida.
¿Vas a…-preguntó
Dalton-…obedecer mis órdenes?
Afirmativo.-respondió
Ayako en un murmuro.
¡Ha
funcionado!-pensó Yamiyuki mientras apretaba el puño.
Necesito
que te desactives, Ayako, y que no vuelvas a activarte automáticamente: te
despertaremos cuando te necesitemos.-pidió Dalton.
Eso es
imposible.-repuso Ayako-Fui programada para mantenerme en perpetua actividad
desde mi puesta en marcha.
Tomemos
nota de esto y de todo lo que podamos sonsacarle.-terció Freya.
En tal
caso, Ayako, por favor, te pido que nos dejes pasar.-dijo Dalton
taimadamente-Quédate aquí y no nos sigas. ¿Lo harás?
Por
supuesto.-dijo Ayako mientras se apartaba y les mostraba la salida de aquella
estancia, que se abría ante ellos bajo los comandos que subyacían a los movimientos
de mano de la robot.
¿Podemos
investigar algo más a esta…peculiar personalidad…o, por contraparte, hemos de
darnos prisa?-preguntó Freya-No he testeado personalmente cuánto dura el efecto
de ese líquido.
Tendríamos
que irnos ya.-dijo Nikola mientras se incorporaba-El Emperor’s Flask está
diseñado para tener mucho rango de efecto a costa de limitar su duración:
trabajé el compuesto para que tuviera unos valores de viscosidad, tensión
superficial, densidad y demás parámetros moleculares tales que pudiera salpicar
mucho y secarse rápido. Si se seca, Ayako volverá a su estado normal.
¡Nikola!-se
sorprendió Dalton-¿Estás bien?
No…-respondió
él-…naturalmente no, pero el mundo no va a dejar de girar por esto. Estoy
afligido, pero no es el mejor momento para ser egoísta: de buena gana seguiría
llorando en el suelo, pero…cargar conmigo mientras avanzamos nos ralentizaría.
Hablemos de lo que queráis, pero que sea mientras nos largamos de aquí.
Ya lo
habéis oído.-dijo Freya echando a andar a paso firme hacia la salida-Esos
bellacos no pueden estar muy lejos.
Todos
los demás la siguieron sin mediar palabra.
Gracias…por
no herir a Ayako.-dijo Nikola con un tenue hilo de voz.
Tarde o
temprano tendremos que volver a enfrentarnos a ella.-la voz de Freya resonó en
la cabeza de Dalton-Necesitaremos tu apoyo para que el golpe no lo hiera
demasiado llegado el momento. Está claro que o la matamos o nos mata.
Tras
abandonar la sala, Dalton pirateó el terminal de control de las puertas que
había en la pared. Pensó que habría sido el mismo que habrían utilizado Shiroi
y los demás para cerrar las puertas y encerrarlos con Ayako, por lo que operó
con él hasta hacer lo mismo, encerrando esta vez a la peligrosa robot en total
soledad.
No sé
cuánto durará esta medida de protección, pero es mejor ser precavidos.-dijo
Dalton mientras aceleraba el paso para seguir a los demás, que habían seguido
avanzando mientras él manipulaba el terminal.
Y dime,
Dalton, ¿quiénes más están en este enorme vehículo?-preguntó Freya.
Estamos
nosotros, están nuestros enemigos…-comenzó a enumerar el chico de cabello rojo-…algunos
extraterrestres muy peligrosos y, con algo de suerte, algunos de los que nos
echaron un cable antes de embarcar.
¿Esa
mujer rubia que encontramos antes es de verdad tan peligrosa?-Freya continuó
preguntando.
Más de
lo que podemos llegar a imaginar.-dijo Dalton-Odia a los humanos…ella y todos
los de su especie. Son…una raza superior a nosotros.
No les
tengo miedo.-dijo Freya-Si no se meten en nuestro camino, yo no me meteré en el
suyo, pero, como se les ocurra hacer alguna tontería…que teman.
Estimo
que el letargo de Ayako se terminará en unos dos minutos…-dijo Nikola-…mi líquido
se estará terminando de secar.
Tengo
curiosidad por ese invento tuyo.-terció Yamiyuki-¿Te otorga control de las
máquinas mientras éstas están mojadas?
Es la
premisa básica.-respondió Nikola-Aunque dudo que pueda funcionar sobre las máquinas
de tu época, pues lo he creado en base a las estructuras tecnológicas base de
las máquinas de nuestros días…
¿Por
qué no creas una versión que tenga unas diferentes características
fluidodinámicas para que dure más?-preguntó Yamiyuki-Sería muy efectivo en
casos como éste.
Tenía
pensado hacerlo, pero no pude…y me alegro de no haber podido.-dijo Nikola-No
pude porque, mientras estaba trabajando en ello, logré salir de las
alcantarillas. Cuando salgamos de esta nave, bajaré a los laboratorios que he
construido y me pondré manos a la obra.
Así que
cuando usaste el Emperor’s Flask durante el golpe de Estado del general Dalton,
lo hiciste a modo de primer ensayo, ¿no?-preguntó Freya.
Sí,
pero estaba seguro de que funcionaría.-respondió Nikola mientras se ajustaba
las gafas.
¿Qué
clase de democracia es ésta?-oyeron una voz conocida en el extremo de un
pasillo cercano-¿Cómo puede tocarnos a nosotros montar guardia? En el fondo nos
consideran inferiores…
Tranquila…-le
respondió otra voz, también familiar-…esto es por el bien de nuestros
objetivos.
¿Ésos
no son Ikaruga y Ayame?-preguntó Ibara torciendo el gesto.
Itami
olfateó el aire.
Huele a
ellos.-respondió secamente.
Vamos a
zurrarles.-dijo Aquanika-Haber caído ante esa…Ayako…me ha dejado muy mal sabor
de boca y quiero resarcirme.
Me
parece una buena idea.-respondió Freya.
Os
consideran inferiores porque lo sois.-oyeron a una tercera persona-No os
preocupéis, hay demonios con mucho menos poder que vosotros…no sois malos fichajes,
sólo demasiado jóvenes…
¡Verónica!-susurró
Aquanika-¿Está con esos dos? ¡Vamos a partirles la cara! ¡Han dicho que están
montando guardia! ¡Seguro que tras ellos hay algo importante!
Shhh…-Metallurgy
los instó a guardar silencio.
Con
mucho sigilo, la joven de cabello blanco sacó un pequeño autómata volador
dotado de una cámara al que ordenó volar doblando la esquina que los separaba
de aquel trío de enemigos. Con una pantalla portátil, mostró a sus compañeros
la nítida imagen: Verónica, Ikaruga y Ayame estaban custodiando un enorme
portón que no parecía poder abrirse con facilidad.
Barre
un ángulo esférico completo con esa máquina en radio de visión máximo para
asegurar la eficiencia de nuestra embestida, por favor, Metallurgy.-pidió Freya
en voz baja.
Valor
del radio…-murmuraba Metallurgy mientras tecleaba la configuración en el
terminal de control-…siete kilómetros…ángulo de barrido…4p estereorradianes…
La pantalla
mostró las imágenes capturadas por el robot. No se veían trampas, ni cámaras,
ni armas ocultas, pese a los escrutinios del aparato con visores especiales
capaces de penetrar la materia y observar a su través.
Puede que la
verdadera amenaza esté dentro.-sugirió Metallurgy-Tras la puerta que están
custodiando esos tres, quiero decir.
Sugiero un cambio
de rumbo.-dijo Nikola-Ayako va a venir inminentemente…
Encargaos de esa
escoria…-dijo Freya-…y yo lidiaré con Ayako para que no os muerda.
Estoy
conforme.-dijo Yamiyuki.
Ibara e Itami
asintieron, henchidos de ganas por ajustar cuentas con sus antiguos enemigos,
así como también lo hizo Aquanika, deseosa de aniquilar a la mujer que destrozó
su antigua vida.
Me parece
adecuado dada la suficiencia numérica.-dijo Yurika.
No voy a quedarme
quieta ahora que hemos llegado hasta aquí.-añadió Metallurgy.
No te preocupes,
Nikola.-dijo Dalton poniéndole a su amigo una mano en el hombro-No vamos a
dejar que sufras. Todo saldrá bien.
De
acuerdo.-Nikola se encogió de hombros con los ojos llorosos-De hecho, creo que
Ayako se está retrasando…
Mejor.-le espetó
Ibara-Como si no vuelve. ¿Saludamos a esos desgraciados?
Susurrar no va a
impedir que os oigamos, lo sabéis, ¿verdad?-Verónica los sorprendió doblando la
esquina que había entre ambos bandos.
¡Verónica!-bramó sádicamente
Aquanika-¡Cuánto tiempo! ¡No sabes las ganas que tenía de verte…rota y
descuartizada!
Ayame e Ikaruga
salieron al paso, encontrándose de frente con todos sus enemigos.
¡Ibara!-exclamó
Ikaruga-¡Itami!
Sobraron las
palabras. Ikaruga se lanzó hacia el grupo horizontalmente girando sobre sí
misma en el aire con las piernas cruzadas, como si imitara a una broca,
mientras que Ayame se desplazó en zigzag haciendo finta tras finta buscando un
objetivo para un puñetazo rápido y certero.
¡Mamudoon!-conjuró
Verónica.
¡Cast Cancel!-la
rebatió Freya, que todavía sujetaba su bastón mágico.
Un pequeño
destello blanco sacudió la mano de Verónica, impidiendo que ésta lanzase un
hechizo.
He visto un aura
de muerte muy peligrosa en la conjuración de ese hechizo.-dijo Freya-No conozco
la magia del mundo de los demonios, pero creo, Aquanika, que tendrías que tener
más cuidado con tu amiga.
¡Déjamela a
mí!-bramó Aquanika mientras lanzaba un chorro de fuego por su mano hacia la
demonio.
Verónica se
teletransportó a las espaldas del grupo, pudiendo ver cómo Ibara paraba a
Ikaruga con las palmas de ambas manos e Itami interceptaba a Ayame con una
llave de luxación de hombro.
¡Cocytus!-exclamó
la princesa demoníaca.
Lanzó una inmensa
ola de hielo que empujó a todo el grupo, causándoles daños y provocando que
chocasen unos contra otros.
¡Ten más
cuidado!-exclamó Ayame-¡Casi nos das!
Haciendo caso
omiso a ese comentario, Verónica se preparó para otro hechizo, pero Aquanika se
apareció ante ella y la sorprendió con una patada.
Ayako ha tenido
que despertar hace varios minutos.-intentaba decirle Nikola a Dalton mientras cortaba
con su espada láser con las patas de una araña gigantesca cortesía de Ayame-Ha
tenido que ir a otro lugar…no puede estar persiguiéndonos…ya nos habría
alcanzado.
No te preocupes,
Nikola.-le respondió Dalton mientras burlaba elegantemente todos los golpes
cuerpo a cuerpo de Ikaruga y contraatacaba con hábiles manotazos y puntapiés
propios de las artes marciales chinas tradicionales-Trata de concentrarte en
esta pelea: te prometo que no nos olvidaremos del tema de Ayako.
¡Dalton!-exclamó
Yurika-¡Ataquémosle juntos!
La chica saltó
hacia Ikaruga y la sorprendió con una fuerte patada en el hombro. Por su parte,
Metallurgy se unió a Nikola para librarlo de media docena de moscas agigantadas
con varias de sus máquinas de combate.
¿Estás bien,
Nikola?-preguntó Metallurgy mientras paraba con sus manos la embestida de una
mosca-¡Ay, qué asco! ¡Menos mal que tengo la piel revestida con mi preparado
cerámico especial! De no ser así, me estaría muriendo del asco por tocar a una
mosca así de grande y fea…
En el momento de
la embestida, los senos de Metallurgy botaron salvajemente. Nikola enrojeció,
pero sacudió vigorosamente la cabeza para alejar las ideas difusas.
Sí, estoy bien…o
eso intento.-le respondió-Voy a librarte de ese insecto asqueroso.
Cortó en pedazos
a la monstruosa mosca con una combinación de golpes con dos espadas láser.
¡Sabéis hacerlo
mejor!-les espetó Verónica a Ikaruga y Ayame mientras lanzaba rayos de
oscuridad contra el grupo.
¡Deja de
distraerte!-le gritó Aquanika mientras disparaba contra ella unas gigantescas
estacas de hielo-¡Tu oponente soy yo!
Antes del impacto
del hielo, los rayos de Verónica lograron acertar en varios de los miembros del
grupo, que ya habían acumulado daños de los dos combates.
¡Dejadnos en paz
de una vez!-dijo Freya mientras movía solemnemente su bastón-¡Viento Blanco!
Su hechizo
comenzó a manifestarse: una brillante brisa de partículas de color blanco
cargadas de magia curativa comenzó a bañar tanto a Freya como a sus compañeros,
curando sus heridas y paliando más que notablemente los daños.
¡Magia
curativa!-se sorprendió Verónica-¡Matemos primero a la curadora!
Ni soy la única del
grupo capaz de curar ni jamás podréis matarme, chusma.-respondió Freya
taimadamente.
Eso lo vamos a…-intentó
decir Verónica.
Una potente
explosión la dejó con la palabra en la boca. La puerta hermética que habían
cerrado tras de sí había reventado y, de entre el humo, salió Ayako, caminando
lenta pero decididamente, dispuesta a cobrarse la jugada anterior.
Sois unos
insectos muy escurridizos…-dijo Ayako.
Nikola volvió a
convulsionarse y a temblar.
¡Aguanta!-le
pidió Dalton mientras corría a sujetarlo.
El derrotado
científico sacó un matraz de su bolsillo, pero fue incapaz de lanzarlo.
Decidido, Dalton lo tomó de la mano de su amigo y lo intentó estampar contra Ayako,
quien chasqueó los dedos e hizo que el vidrio se rompiese, perdiéndose el
líquido a medio camino.
¿De verdad creéis
que el mismo truco va a funcionar más de una vez contra mí?-chilló Ayako con un
rostro desfigurado por la rabia y el sadismo.
Una luz de su
armadura parpadeó durante una fracción de segundo, haciendo que el líquido rojo
que estaba cayendo perdiese su color y se dividiese en varios componentes, que
precipitaron al suelo definitivamente.
He sacado una
gota de esa cosa sucia de mi cuerpo y la he analizado con mis escáneres.-dijo
Ayako-Conozco todas las propiedades de esa mezcla, y sé cómo anular todos y
cada uno de los electrolitos que contiene…tengo infinitos métodos para
inutilizar ese brebaje. Ya no podréis ningunearme…y, si antes no podíais
derrotarme, ahora tampoco.
Ya me extrañaba
que hubieran podido pasar por encima del cadáver de Ayako…-dijo Ayame con un
sobreactuado tono de falsa decepción.
Eso mismo digo
yo.-lo respaldó Ikaruga.
Tras la confesión
de su supuesta superioridad e invencibilidad, Ayako continuó avanzando
lentamente hacia el grupo, manteniendo su mirada sádica. Verónica, Ikaruga y
Ayame se colocaron estratégicamente para impedir la huida.
¡Alto ahí!-oyeron
que bramaba una voz desconocida.
Ayako se paró en
seco.
Vaya…-dijo-…creo
que he sido demasiado blanda.
Intentes lo que
intentes…-decía la voz, cuyo sonido era acompañado por unos pasos con zapatos
de tacón-…eres demasiado blanda. ¡Niñata, arrodíllate y pide perdón mientras
acabo contigo!
¡No puede
ser!-exclamó Dalton al vislumbrar desde lejos la figura que se acercaba.
Pero si es…-dijo
Freya.
Volvían a
encontrarse. Aquella mujer vestida completamente de blanco y adornada con
hermosas joyas caminaba con un ritmo solemne y amenazador. Su cabello, lacio y
del color de la miel, acompañaba su paso firme, y sus ojos, del color de su
cabello, estaban clavados en Ayako.
En ningún momento
te he dado permiso para alejarte de mí en el campo de batalla, esclava
cibernética malcriada.-le espetó mientras se acercaba-Voy a encargarme de que,
aunque no estés viva, te duela hasta implorar la muerte. Tu insolencia,
estúpido juguete roto, te saldrá cara… ¡muy cara!
¡Generala!-exclamó
Dalton haciendo un saludo militar raudo y firme-¡Soy el jefe Dalton,
diplomático humano!
Te conozco.-dijo
la mujer de aspecto implacable mientras clavaba sus ojos en el chico-No tienes
mi permiso para hablar en este momento. Estoy aquí por la máquina alada.
Vamos, vamos…-dijo
Ayako con sorna-…viniste buscando pelea. ¿Qué querías? ¿Que me cruzase de
brazos? ¡Y un cuerno!
¡CIERRA LA BOCA,
MALDITA IRRESPETUOSA!-dijo la mujer del vestido blanco mientras estampaba a
Ayako contra la pared y el suelo de un fuerte revés con el dorso de su puño
derecho.
¡AYAKO!-gritó Nikola.
Dalton se alejó
de la mujer y se apresuró a agarrar de nuevo a su amigo.
¿Te he dicho que
descanses, jefe de pacotilla?-inquirió la mujer rubia-¡Mantén el saludo hasta
que se te diga lo contrario, maleducado!
¿Por qué no bajas
un poquito los humos?-terció Freya-Quiero decir…antes de que te los baje yo…tapón
de botella.
¡Tú serás la sig…-intentó
amenazar la recién llegada.
Ayako la cortó
agarrándola del faldón del vestido y arrastrándola hacia el suelo, lugar en el
que intentó someterla a una serie de puñetazos de los que se libró pateándola e
impulsándola hacia el techo.
¡Open Ether
Circuit!-Dalton pasó a la acción-¡Fire Bolt III!
Una explosión de
fuego arreció contra Ayako en el aire, modificando su trayectoria y haciéndola
caer más lejos del grupo.
¡Generala,
estamos luchando con un enemigo en común!-exclamó Dalton-¡La mejor estrategia
es unir fuerzas!
Ejecuta a esa
insolente de cabello azul y hablaremos, jefe Dalton.-dijo la altanera mujer-Tal
vez así me plantee si perdonarte la vida después de esto.
Creo que la mejor
estrategia será inhabilitar a Ayako y matar a esta cerda parlanchina, ¿qué me
decís?-intervino Freya.
¡Me parece muy
bien!-respondió Yurika.
¡Desde luego!-la
respaldó Itami.
Esto no estaba en
los planes.-dijo Ikaruga por lo bajo.
Vamos a tener que
informar…-propuso Ayame.
Esa puerta va a
tardar en abrirse, mejor vamos dentro por una vía más directa.-dijo Verónica.
Con una ágil
maniobra, la demonio agarró a Ayame y a Ikaruga y los teletransportó con ella.
¡Cobardes!-espetó
la mujer rubia.
¿Vas a
explicarnos ya quién es esta mujer?-instó Aquanika a Dalton-Necesitamos un
nombre al que escupir bilis con propiedad.
Esta mujer es…-dijo
Dalton-…la generala Nokanys Lithzaladrell, la tercera persona más poderosa de
su planeta y de toda su especie.
:O pensaba que Ayako había "muerto" vamos que la habían destruido xDDD
ResponderEliminarMe da penita Nikola . Por cierto, quiero ese líquido pero para controlar personas MUAHAHAHAHAHA
Veremos a ver como sigue con la generala
Ayako va a dar un poquito de guerra...y Nokanys tres cuartos de lo mismo. ¡Mañana por la noche publicaré el tercer episodio! ¡Espero que te sigan gustando!
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