TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 87: Jaques cruzados
¡Maldición!-bramó Kuritöö-¡Odiosos
Taimanin, no os saldréis con la vuestra!
La científica chasqueó los
dedos. Automáticamente, los demonios que
sujetaban a los soldados saltaron lejos de los Taimanin.
¡Nos los llevamos a nuestras
instalaciones!-instó la doctora-Abriré un portal directo. Tengo un activador
mágico para transportarnos sin tener que desandar el camino.
No vais a ir a ninguna
parte.-Kongqe se adelantó, agarrando de nuevo sus pistolas gigantes del
ejército-Me encargaré de que os quedéis quietecitos. Cuidad de Elizabeth,
chicos: ¡nos la llevamos a darle un tratamiento médico!
Déjamela a mí.-pidió Rito-Creo que
puedo sacarla de peligro aunque no tenga capacidad suficiente para curarla.
Kongqe asintió y se adelantó hacia
Kuritöö. Le apuntó entonces con sus armas. Debajo de la chaqueta llevaba una
malla corporal sin mangas de color amarillo, revelando e insinuando buena parte
de su delgado y tonificado cuerpo.
¿Piensas plantarme
batalla?-preguntó con sorna la demonio-¿Tú? ¿El que menos potencia destructiva tiene
de todo el pelotón?
Qué mal has hecho en creerte
absolutamente todo lo que dejaba que se “supiera” de mí, doctora.-respondió el
Taimanin-No conoces mi verdadero potencial de combate e incluso aunque lo
conocieras sigo prefiriendo derrotar a mis enemigos con el poder de la
inteligencia.
Pues no debes de ser muy
inteligente cuando te acercas de frente a alguien como yo.-replicó la
Mazoku-Llevas las de perder en un uno contra uno.
Entonces déjame convertirlo en un
dos contra uno.-dijo Inuhito acercándose a Kongqe asiendo fuertemente su aro
cortante-Es una guarrada, pero no tan grande como la que habéis hecho esta
noche.
¡Inuhito!-se sorprendió Kongqe.
Déjame ayudarte, por favor.-pidió
el chico-Hace muchísimo tiempo que no combatimos juntos, pensaba que habías
muerto de verdad, te hemos echado de menos y quiero participar en la derrota de
la persona que erradicó el clan Yonekura.
Está bien.-asintió el mayor de los
dos-Hagámoslo juntos.
¡Incautos!-les espetó la doctora
sacando su metralleta-¡Voy a destrozaros con esta baratija humana!
La científica comenzó a disparar
contra los dos Taimanin. Kongqe destrozó las balas disparando sus cristales de
energía con las pistolas especiales del ejército.
Yo anularé la peligrosidad de su
arma de fuego.-dijo Kongqe-¡Aprovecha para abatirla!
Inuhito asintió con la cabeza y se
lanzó a por su archienemiga como una saeta. Trató de embestirla con una patada
voladora, pero su pie se vio frenado en seco al chocar con el abdomen de ella,
duro como una piedra. La doctora espiró, contrayendo su musculatura abdominal y
atrapando en ella el pie del Taimanin. Acto seguido, tomó aire con vehemencia,
hinchando la barriga y lanzando a Inuhito por los aires varios metros. Tras
ello, volvió a concentrarse en Kongqe, cuyos cristales comenzaban a ganar
terreno a las balas.
Ya sabes lo que le pasará a tu
cuerpo si te alcanzan.-comentó el Taimanin observando su ráfaga de coloridos
cristales energéticos.
Eso no sucederá.-respondió la
científica-No he terminado de calentar todavía.
Quitó una de las manos de la
metralleta y la convirtió en un larguísimo y pesado tentáculo con el que le
saltó las pistolas de las manos a su contendiente. Tras ello, las agarró
enroscando fuertemente el tentáculo y las apretó hasta romperlas sin dejar de
disparar la metralleta con la otra mano.
¡Cuidado!-gritó Inuhito.
Inuhito agarró a Kongqe y lo
apartó de la ráfaga de balas insuflándose a sí mismo un incremento de reflejos
con su poder de percepción y reacción amplificadas.
Se acabaron las
pistolitas.-anunció la científica-¿Qué vas a hacer sin ellas, espía pusilánime?
No necesito armas militares para
progresar en un combate.-Kongqe se encogió de hombros-¡Soy un Taimanin!
Cómo se os llena la boca con
vuestro propio nombre.-se quejó la científica mientras su mano volvía a la
normalidad-¡Voy a tener que pediros que os calléis!
Guardó su metralleta y abrió las
dos manos, convirtiendo sus diez dedos en tentáculos cortantes con los que
comenzó a perseguir y atacar a Inuhito y a Kongqe.
¡Ya nos sabemos ese truco!-gruñó
Inuhito.
Con el filo de su aro, comenzó a
golpear las puntas de los tentáculos, alejándolos.
Veo que vais a tratar de retenerme
aquí…-Kuritöö pensaba en voz alta-… ya veo. ¡Llevaos a los soldados, hombres!
Tras reconstruir sus manos
humanas, la científica sacó una gema azul de su bolsillo y la lanzó hacia la
nada. Explotó en medio de su vuelo y reveló un portal a las instalaciones
demoníacas de Tigres Black.
¡Entrad en el
portal!-ordenó-¡Tenemos que deshacernos de los soldados! Por orden de
Tigres-sama, tienen que ser torturados y asesinados antes de que amanezca.
¡Vamos!
Los demonios comenzaron a moverse,
pero los Taimanin se interpusieron raudamente en su camino.
¡No os dejaremos!-gritó
amenazadoramente Yamiyuki-¡Vamos, equipo! ¡Es hora de liberar a los soldados!
¿Por qué queréis
salvarnos?-preguntó Gordon, quien no podía quitarse las manos del abdomen.
No tienen que morir humanos por
nuestro trabajo: sólo demonios.-dijo Yamiyuki-Estamos hartos de repetirlo.
¡La sargento Phoenix y Púrpura
están muertos!-intervino Émile, que estaba muy falto de fuerzas.
Púrpura ha tenido un accidente con
un arma explosiva.-respondió Yamiyuki antes de que Shiena se incomodase-No
hemos causado su muerte.
Y, ¿qué hay de la sargento?-terció
James.
Ha sido la excepción.-respondió
Kuroageha-Asumo la responsabilidad. Me la he cargado yo. Se la debía.
¡No os entretengáis y llevaos a
los soldados a través del portal!-gritó Kuritöö mientras forcejeaba con Kongqe
e Inuhito-¡Dad esquinazo a los Taimanin!
Los captores de los soldados
comenzaron a esquivar a los Taimanin, dirigiéndose hacia el portal.
¡Qué ridículo final!-protestó
Grant.
¡NO!-gruñó Margaret-¡No es el
final, hombres!
¡Teniente!-exclamó Christian-¿Se
encuentra bien?
Ninguno lo estamos.-respondió la
mujer-Pero no podemos quedarnos de brazos cruzados. Tenemos que hacer acopio de
nuestras últimas fuerzas. ¡Hombres, resistid! ¡Es una orden!
¡SEÑORA, SÍ, SEÑORA!-gritaron
todos los soldados a coro.
Comenzaron a forcejear para tratar
de salvarse de los demonios. Los Taimanin trataron de ayudarlos, pero los
Mazoku comenzaron a moverse muy rápido para evitarlo. Tras un forcejeo
mantenido, Margaret consiguió librarse de su captor de una patada, saltando
hacia tierra firme.
¡Liberaos vosotros también!-ordenó
la teniente-¡Yo misma os ayudaré!
¡Se ha zafado de los
demonios!-exclamó Yamiyuki-¡Es nuestra oportunidad!
La atrapamos, ¿verdad?-preguntó
Rito con Elizabeth en brazos.
En efecto.-terció
Kuroageha-¡Seika, aprehéndela, corre!
Seika saltó hacia Margaret, la
agarró con fuerza y la inmovilizó, llevándosela al lado de los Taimanin.
¡Soltadme!-gruñó la teniente-¿Qué
pretendéis?
De nada.-le espetó Kuroageha-Te
estamos salvando la vida.
Seguro que vuestro objetivo no es
tan altruista.-respondió siseando la soldado.
Como si os merecierais algo así
después de la guerra que nos habéis dado.-intervino Shirubei con una sonrisa.
¡Teniente!-oyó Margaret que
gritaba uno de los soldados.
¡Ya estáis cerca del
portal!-chilló Kuritöö-¡Vamos, llevaos a los hombres!
¡No os lo permitiremos!-gritó
Inuhito-¡YAAAAAAAAAAAAH!
¡Ningún humano volverá a sufrir
por vuestra culpa, demonios inmundos!-añadió Kongqe-¡HAAAAAH!
Los dos Taimanin se lanzaron una
vez más contra la científica demoníaca, quien esta vez los repelió con una
brutal patada, tras lo cual saltó hacia el portal mágico mientras disparaba con
su metralleta para que no se le acercaran.
¡Os espero dentro, mis
subordinados!-exclamó la doctora antes de esfumarse a través del portal.
Burlando los ataques de los
Taimanin, los Mazoku se llevaron a los soldados y les hicieron atravesar el
portal, que comenzó a cerrarse.
¡Mierda!-gruñó Kuroageha-¡Se los
llevan!
Tenemos a su teniente.-respondió
Yamiyuki tratando de poner calma-Vamos a saltar al portal antes de que se
cierre y vamos a recuperar a sus soldados. No les quedará más remedio que
escucharnos si quieren que no le pase nada.
¡Lo sabía!-gruñó Margaret.
Tarde o temprano te darás cuenta
de que te estamos haciendo un favor.-la calló Kuroageha-¿Quiénes van a saltar?
Nosotros seis.-respondió Yamiyuki
en nombre de su equipo-Equipo Kuroageha, os pido por favor que cuidéis de
Elizabeth y retengáis a la teniente Margaret Johnson.
Rito dejó a Elizabeth en brazos de
Kongqe, tras lo cual se acercó a Shirubei, Hagane, Aoi y Yamiyuki. Inuhito, que
estaba cerca de Kongqe, también se acercó al resto del equipo.
Volveremos pronto.-dijo
Yamiyuki-¡Esperadnos!
Kuroageha, Kongqe, Seika, Shiena y
Veena asintieron. Los seis Taimanin del equipo Yamiyuki desaparecieron en el
portal antes de que éste se cerrara. James, Grant, Émile, Leon, Christian,
Gordon y Andrei habían sido capturados por los demonios y tenían que ser
salvados para cumplir los fines estratégicos del bando de Gokuruma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario