TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 74: Artistas en el campo de batalla
Veena y James se encontraban a
solas frente a frente: su combate no había hecho más que empezar.
Veena Idaiyar.-dijo James-Una
Taimanin prácticamente recién graduada. Dicen que eres muy habilidosa e,
incluso si no lo fueras, demuestras ser muy valiente enfrentándote a un miembro
del ejército estadounidense tú sola.
James Silver.-lo parafraseó la
chica-Un soldado que acaba de finalizar la formación en la academia militar.
¿Creéis que sois los únicos con información del bando contrario? No me asusta
que seas del ejército estadounidense o del de cualquier otro país, y me asustas
menos aún teniendo en cuenta que mis enemigos más habituales ni siquiera son
humanos. Es mi cometido, mi deber como aliada de la justicia, el dejarte en el
suelo esta noche, incapaz de combatir. ¡Interfieres con nuestra cruzada contra
los Mazoku!
¿Aliada de la justicia?-preguntó
James-Fuera de Japón nunca nos hemos fiado de los Taimanin. Hemos tenido
nuestros rifirrafes y seguimos convencidos de que no sois la mejor opción para
salvaguardar el orden.
Sois muy ignorantes, James.-le
espetó Veena-Tú y todos los demás soldados de tu país. La información sobre
nuestros supuestos deslices y nuestra supuesta mala praxis os llegó desde
Japón. Y, ¿dónde empezó la invasión de los demonios? ¡En Japón! ¿No os dais
cuenta? A los Mazoku no les fue difícil suplantar a algunos políticos con sus
malas artes. Sois sus títeres.
¡Tus intentos de lavado cerebral
son fútiles!-bramó el soldado-¡Es hora de poner solución a este conflicto!
¡Claro que lo es!-corroboró la
joven guerrera-Y, por ello, ¡te derrotaré!
James corrió agresivamente hacia
Veena a la vez que lanzaba un amplio golpe con su enorme y pesada caja de
arpones. La Taimanin paró el impacto con
su cimitarra, concentrando su fuerza para no ceder lo más mínimo, llegando a un
intenso forcejeo.
¡Aguantar un golpe como éste es lo mínimo que debo ser capaz de hacer
si aspiro a tener los músculos de Seika!-pensó Veena-¡Este delgaducho no podrá conmigo!
Te veo muy concentrada.-dijo James
con un tono provocativo-¿No puedes evitar caer hacia atrás?
No tienes ni idea.-siseó Veena.
Con una ágil y elegante maniobra,
la Taimanin giró sobre sí misma, levantando la cimitarra y aprovechándose de la
inercia impuesta por James para pasar por debajo de su caja de arpones mientras
giraba, acabando por pegar su cadera a los abdominales del chico. Desde esta
posición, con un energético impulso, lanzó una patada lateral contra su
oponente, haciendo que volase por los aires.
¡Buen golpe!-la elogió el
soldado-¡Pero no lo suficientemente bueno! ¡Te sorprenderías de lo que puedo
hacer en el aire!
Con una ágil voltereta más propia
de las artes de la expresión corporal que del entrenamiento militar, James se
estabilizó y comenzó a disparar sus arpones desde el aire, subiendo poco a poco
por la fuerza de retroceso que ejercían los disparos, alejándose así de Veena
mientras trataba de acorralarla entre cables y puntas afiladas.
¡Haaaaah!-gritó Veena.
Con mucha energía, la chica
comenzó a danzar alrededor de los cables que caían sobre ella, esquivando todos
y cada uno de ellos. Sus giros y piruetas eran muy vistosos a la par que
efectivos. James tuvo que terminar la
ráfaga de disparos, por lo que perdió altura y acabó cayendo de pie en el
suelo, lejos de su enemiga.
¿Practicas la gimnasia
artística?-preguntó James sorprendido por los movimientos de su enemiga.
Desde que era una niña.-respondió
Veena-Y no te descuides: ¡TAMBIÉN PRACTICO LA ESGRIMA!
La chica agitó su cimitarra,
haciendo que se dividiera en trozos a la vez que se alargara, amenazando con
llegar al pecho de James como una saeta. Éste se defendió escudándose con la
tela azul reforzada que colgaba de su pantalón.
¡Brillante!-respondió James-No sé
por qué, pero estoy disfrutando esta pelea.
Disfruta mientras
puedas.-respondió Veena-Antes de ser Taimanin, en la India ya era toda una
experta con el talwar, como llamamos a nuestra variedad autóctona de cimitarra.
Me convertí en maestra poco después de salir de la infancia. Como puedes ver,
¡mi padre me ha enseñado bien!
Combinando las artes marciales que aprendí en la India con las que tuve
que aprender aquí para llegar a ser una Taimanin, he logrado una técnica única
e imbatible.-pensó Veena-Que nadie se
piense que soy una segundona o que soy menos por ser de las más novatas. ¡No
perderé!¡Estoy aquí para luchar por el mundo!
Eres una guerrera orgullosa y
fuerte.-dijo James-No obstante, tu orgullo te impulsa a hablar más de lo que te
mueves y eso puede costarte un disgusto… ¡como AHORA!
James empujó la tela azul para
devolverle la cimitarra a Veena forzosamente a la vez que pulsaba el botón de
retracción de su caja de arpones, haciendo que se retiraran todos los cables,
desclavándose del suelo y amenazando con fustigar a la Taimanin por la espalda.
¿Creías que no había pensado en
eso, James?-preguntó Veena-Me subestimas. ¡HAH!
La cimitarra de la chica se unió
de nuevo con una velocidad increíble y, en cuestión de una fracción de segundo,
ejecutó una maniobra circular, cortando todos los cables y despojándolos de sus
puntas a la vez que les disipaba la tensión capaz de fustigarla con fuerza. De
esta forma, los cables se desperdigaron por el aire mientras eran tragados por
la caja de nuevo.
¿Cómo es posible?-se sorprendió
James.
Se me rompió una vez.-dijo Veena
refiriéndose a su arma-Ya que me tenían que fabricar una nueva, ¿por qué no
hacerla inmejorable? Sabía que tarde o temprano tendría que cortar algo que
supuestamente no podía ser cortado.
He de reconocer que me has
sorprendido.-dijo James-No obstante, mi caja de arpones es mucho más complicada
de lo que habíais previsto a la hora de fabricar tu… ¿talwar?
Contra vuestras armas tenemos las
nuestras, y contra las complicaciones tenemos nuestro intelecto.-se limitó a
responder la joven-¡Los Taimanin no somos guerreros cualesquiera!
Ya lo veo.-dijo James-Un guerrero
cualquiera no tendría nada que hacer contra ESTO.
El soldado recorrió velozmente la
distancia que lo separaba de Veena y lanzó una potente patada alta. La chica se
contorsionó y bloqueó esa patada con una suya pasándose la pierna por detrás de
la espalda con la rodilla a la altura del pecho. James respondió a este bloqueo con un ataque
a quemarropa con su tela reforzada, pero la chica la bloqueó enrollándola en su
espada.
Realmente te mueves de una forma
impresionante.-la elogió James-Pareces una artista.
Lo soy.-respondió Veena-O, mejor
dicho, voy a serlo.
Incluso los más acérrimos enemigos
tienen cosas en común, por lo que veo.-reflexionó James.
Parece que estás más interesado en
mi formación que en la amenaza que supongo para ti.-respondió la joven-Empiezas
a ofenderme. Si no te tomas esto en serio, no te lamentes después.
Tienes razón.-el soldado sonrió-No
suelo disfrutar tanto con un combate. ¡Hay que vivirlo al máximo!
Una persona que se toma su trabajo
como un juego nunca podrá derrotarme.-sentenció la chica-¡Nunca! ¡Jamás!
¿Qué hay de malo en disfrutar tu
trabajo a la vez que lo haces?-respondió James-¡Aún no hay nada decidido!
Ambos saltaron para alejarse,
creando una separación de varios metros entre ellos.
Conociendo las prestaciones del sistema de intercambio y reparación por
rodillos que hay en el interior de la caja, calculo que esta conversación ha
sido más que suficiente para que mi cañón de arpones se haya repuesto
totalmente.-pensó James-¡Es hora de
probarlo!
Harpoon Shooting!-bramó James.
(¡Disparo de arpones!)
Decenas de arpones salieron disparados
de nuevo hacia Veena, quien se preparó para ejecutar una técnica ninja.
Ninpô – Sumi no Jutsu! Kuroi
Kekkai!-exclamó Veena.
(¡Arte ninja de la tinta! ¡Barrera Negra!)
Una circunferencia de tinta negra
se dibujó alrededor de los pies de Veena. El líquido ascendió en forma de olas,
recubriendo a la joven formando un patrón parecido a los pétalos de un capullo
a punto de florecer. Los arpones no pudieron
penetrar aquel manto de tinta solidificada, por lo que perdieron la
fuerza y cayeron al suelo, pero James comenzó a retraerlos antes de que eso
ocurriera.
Ninpô – Sumi no Jutsu! Koku
Yari!-la joven continuó con su técnica.
(¡Arte ninja de la tinta! ¡Lanzas Negras!)
La barrera se convirtió en un
enjambre de espinas negras de tinta solidificada que volaron hacia James. El
chico las esquivó con varias volteretas hacia atrás a la vez que observaba con
qué facilidad se clavaban en el suelo, comprendiendo lo peligrosa que era
Veena. Un desliz en su pensamiento hizo que no pudiera esquivar una de las
espinas, que se le clavó en el pectoral derecho y lo dejó indefenso ante el
resto.
¡Maldita sea!-gruñó el soldado.
A duras penas, consiguió escudarse
con la tela para evitar que el resto de las lanzas de tinta de Veena se le
clavaran. Tras ello, contraatacó tratando de causar un corte profundo en el
cuerpo de su adversaria con las púas plateadas que colgaban del borde del
manto.
¡Esa tela es una molestia!-pensó Veena-No obstante, es un truco del que no pienso dejarle abusar. ¡Se va a
enterar!
La chica acarició las púas del
velo de James con su cimitarra a la vez que se deslizaba por debajo,
acercándose hasta su objetivo, dispuesta a hundir la espina que tenía clavada
en lo hondo de su pecho con una patada con objeto de atravesarlo y dejarlo
incapacitado.
¡HAAAAAAAAAAAH!-bramó Veena
mientras su pie se cubría de una capa de tinta negra.
La patada impactó en la espina,
pero ésta no se clavó más.
¡Casi consigues que me
pique!-exclamó James-Es cierto que el impacto ha sido doloroso, pero no has
podido clavarme esta aguja porque mi chaqueta lleva un revestimiento interno de
kevlar.
¡Maldición!-la joven se quejó para sus adentros.
Trató de apartarse de una
voltereta, pero James la agarró en el aire de un tobillo y, a la vez que se
arrancaba la espina y la hacía añicos con la mano que tenía libre, la estampó
contra el suelo con un brutal zarandeo.
¡Qué golpe!-pensó Veena-No
llego a posicionarme estratégicamente y me parte la espalda. ¡No puedo
permitirme una más como ésta!
La chica se levantó impulsándose
con las manos y lanzó una fuerte coz con los dos pies contra James, quien
perdió el equilibrio y cayó al suelo.
¡Atravesaré tu defensa de
kevlar!-gritó Veena mientras se preparaba para clavar su cimitarra-¡No temas,
será rápido!
Justo cuando James iba a ser
atravesado, bloqueó el ataque con un rapidísimo movimiento, interponiendo su
caja de arpones entre su cuerpo y el arma de su enemiga.
Arponaré tu corazón antes de que
eso pase.-dijo James con un cierto deje de amargura-No puedo dejarte ganar.
HARPOON SHOOTING!
El chico disparó sus arpones desde
tan cerca que Veena no tuvo posibilidad de esquivarlos. Algunos inmovilizaron
sus extremidades y otros se le clavaron en el cuerpo.
¡GRAAAAAAAAAAAAHHHH!-la chica
chilló de dolor.
Es hora de despedirnos, Veena
Idaiyar.-dijo James mientras se levantaba sujetando su arma-¿Sabes? Yo también
quería ser un artista…
¿QUÉ SABRÁS TÚ DEL ARTE?-le espetó
la Taimanin-¡Una persona que trabaja bajo las órdenes de demonios y humanos
corruptos no merece la belleza del arte! ¡Te prohíbo TERMINANTEMENTE que
insultes así una de mis pasiones! A partir de ahora, necesitarás diez… no… CIEN
veces más arpones para pararme. ¿Qué es eso de “Yo también quería ser un
artista…”? ¿Pretendes ser amable sin perder tu intención de matarme? ¡Hipócrita!
¡Prepárate para conocer el poder de una mujer enfurecida!
Con la mano que menos ataduras
tenía, Veena agarró la cimitarra y agitó la muñeca, logrando dar una serie de
latigazos con la expansión del arma que hicieron que se liberara de las
ataduras.
¡No te dejaré salirte con la tuya,
James Silver!-gritó la guerrera mientras ejecutaba un sello ninja con sus
manos.
Unos vendajes hechos de tinta
negra taparon sus heridas, protegiéndolas y evitando que empeorasen.
El verdadero potencial del Sumi no Jutsu no es hacer que unos dibujos
cobren vida.-pensó Veena-Elegí esta
senda tan artística y versátil para honrarla, no para mancharla con una
derrota. ¡Mi sangre se puede convertir en tinta y la tinta se puede convertir
en mi sangre! ¡No podrán frenarme unas heridas de nada!
Veo que estás dispuesta a
continuar con esto…-dijo James-… ¿sabes una cosa? El disfrute se está
convirtiendo en amargura. Veo en ti a la persona que me hubiera gustado ser.
Tal vez me equivoqué más de lo que había pensado.
¡Voy a devolverte lo de
antes!-amenazó la Taimanin haciendo caso omiso al discurso de James.
La joven se lanzó horizontalmente
hacia el chico entrecruzando sus piernas y girando sobre sí misma, golpeándolo
como si fuera una broca de taladradora. Al impactar en su esternón, consiguió
dejarlo sin guardia, momento que aprovechó para golpear con la palma de la mano
en la boca de su estómago, haciendo que el chico se doblase por el impacto.
Finalizó la combinación de golpes envolviendo su puño derecho en tinta negra y
lanzando un puñetazo ascendente con el que subió varios metros a la vez que
mandaba por los aires a su oponente, que cayó rodando y golpeándose contra un
poste.
¿Y bien?-preguntó Veena apuntando
al corazón de James con su espada una vez ambos hubieron llegado al suelo.
Creo que…-murmuró James-…tengo que
ponerme serio de verdad.
El chico se levantó y comenzó a
desvestirse.
¿Qué demonios crees que estás
haciendo?-preguntó Veena-¿Desnudarte es ponerte serio? ¡No me hagas repetirte
que te tomes este combate en serio!
No seas ingenua.-dijo James-¿Crees
que debajo de las chaquetas de colores que llevamos todos y que son iguales no
hay algo que nos hace únicos? ¡El verdadero poder de nuestro equipo se halla en
los trajes especiales que siempre llevamos bajo los uniformes! ¡No me mostraré
desnudo ante ti! ¡Me mostraré a pleno potencial!
El chico se quitó la chaqueta, los
pantalones y el calzado y los lanzó por los aires. Debajo llevaba un maillot
ajustado de color azul oscuro sin mangas, unas mallas ajustadas de color azul
claro por encima del maillot cubriendo sus piernas, unas zapatillas de ballet
de color azul marino y, por encima de todo ello, una chaqueta de color azul
cobalto brillante sin mangas y con un largo faldón trasero de cuyo borde
colgaban púas metálicas.
¿Esas pintas de circo son tu
verdadero poder?-preguntó Veena-Pareces un trapecista… aunque ya veo que no
sólo tienes un trozo de esa tela molesta, sino todo un faldón. ¡Bonita forma de
dar pistas dejándote ese trozo por fuera del pantalón que llevabas antes!
Así que crees que parezco un
artista circense, ¿eh?-preguntó James-No vas mal encaminada. ¡Prepárate para lo
peor!
El chico pulsó un botón oculto de
su caja de arpones, haciendo que se dividiera en dos mitades que comenzaron a
reestructurarse hasta formar dos enormes hexágonos metálicos que rodearon las
muñecas del chico como si fueran brazaletes gigantescos.
¡El soldado James Silver se lanza
al combate!-bramó el chico.
Dejó de correr como le habían
enseñado en el entrenamiento militar. Esta vez corrió hacia Veena como si
bailara con el aire, grácil y elegantemente. Con esa ropa, los músculos de los
brazos se le veían claramente y los de las piernas se le marcaban en las
mallas. Lanzó una elegante patada alta contra la chica, una patada que más bien
parecía un paso de baile llevado al extremo.
¡Bonitos músculos!-lo elogió la
Taimanin mientras paraba la patada con un antebrazo-No obstante, no te servirán
para derrotarme.
Eres una gran artista.-dijo
James-Es una pena que tenga que acabar contigo.
¡Dejemos el arte a un
lado!-insistió Veena-¡Estamos aquí para combatir!
El chico no respondió verbalmente.
Se limitó a dar una voltereta hacia atrás y combinarla con una patada,
golpeando a Veena en el mentón y desestabilizándola el tiempo suficiente como
para golpearle en el estómago con uno de sus dos brazaletes enormes.
Ugh…-gimió la joven-… argh… ¡no me
rendiré!
Con gran agilidad, la chica se
subió al brazalete de James, poniéndose de pie encima de él. Sin darle tiempo a
su dueño a mover el brazo para tirarla, le pateó la cara varias veces, acto
tras el cual lo propulsó contra el suelo empujándole en la frente con la planta
del pie. Una vez estuvo en el suelo, Veena le levantó una pierna y le retorció
el tobillo con un movimiento de Aikido.
¡NGH!-James emitió un grito
ahogado-¡Atrás, Taimanin!
Con la pierna que tenía libre,
James se sacudió a Veena de una patada. Aprovechó para levantarse y girar sobre
sí mismo como si fuera un bailarín, preparando un peligroso y pesado latigazo
con todo su faldón de tela reforzada. Para evitar el impacto, la Taimanin
siguió el movimiento de la tela y, como si bailara con ella, se acabó
enroscando en su seno, quedando atrapada.
Al menos así no me he hecho daño…-pensó la chica-…y tengo las piernas libres.
¡Estás atada y pegada a
mí!-exclamó el militar-¿Pretendes suicidarte?
No exactamente.-respondió Veena
con sarcasmo.
Con un alarde de gran
flexibilidad, la chica pateó a su enemigo en varios puntos del cuerpo con la
misma pierna a la vez que creaba un charco de tinta haciendo un sello ninja con
las manos dentro de la tela. El soldado se tropezó por culpa de los golpes,
perdiendo el equilibrio y cayendo al suelo con las piernas abiertas 180 grados.
De esta forma, la tela se desenroscó y permitió la liberación de Veena, quien
se posó elegantemente delante de su enemigo.
Me has manchado las perneras de
tinta…-dijo James-… ¡esto se está convirtiendo en algo personal!
¡Un verdadero artista desarrolla
su actuación sin importar las adversidades que se vengan durante la
misma!-bramó la Taimanin-¿No querías ser un artista? ¡Aprende lo básico!
James se levantó y apuntó a su
enemiga con las dos manos. Decenas de arpones salieron disparados, esta vez de
color azul cobalto con puntas de color azul eléctrico.
¿Esa máquina escondía una galvanizadora interna para reforzar los
arpones al escindirse?-se preguntó Veena-¡Qué máquina más intrincada!
¡Siempre quise dedicarme
al circo!-gritó James mientras disparaba-¡Sólo
quería entretener a los niños!
La Taimanin
bailaba elegantemente con los arpones mientras los esquivaba. No hacía ningún
caso a las explicaciones de James.
¡Mis padres me
dijeron que si realmente quería a los niños, que me dedicara al ejército para
poder luchar por ellos y defender su futuro!-bramó el chico mientras movía
elegantemente sus manos, convirtiendo la trayectoria de los arpones en una
intrincada malla para atrapar a la Taimanin.
¡Maldita sea!-pensaba Veena mientras
trataba de esquivar todos los ataques-¡Está
más motivado por soltar la mierda que
lleva dentro que por su misión como militar! Así no será fácil plantarle cara.
¡Me dejé lavar
el cerebro!-gruñó James con lágrimas en los ojos mientras complicaba más el
patrón de los arpones-¡Sacrifiqué mis sueños por un trabajo! ¡Nunca podré
redimirme por el insulto al arte que hice en aquel momento!
¡Me importa una
mierda tu vida, maldito gilipollas impulsivo!-gritó Veena mientras creaba
látigos de tinta para contraatacar los arpones, que ya eran imposibles de
esquivar-Si quieres cambiar, ¡cambia de carrera! ¡Deja esta mierda de trabajo y
así tendremos a una persona menos tocándonos las narices!
¡NO!-gritó
James-¡Vivo condenado al régimen militar! ¡Es mi penitencia por insultar y
herir todo lo que un día amé!
No quiero ser
racista ni caer en los estereotipos, pero espero sinceramente que no todos los
estadounidenses sean tan idiotas como tú, James.-dijo Veena mientras agotaba su
poder espiritual manteniendo los látigos de tinta.
¡Estoy siendo
un artista mientras peleo por mi patria!-se justificó James-¡No hay nada malo!
¡Al final lo tengo todo: ejército y circo!
¡Estás loco,
maldita sea!-gritó Veena-¡NO TIENES NADA! ¡Vives en una mentira! ¡Ahora es
cuando realmente estás insultando al arte! ¡Usándolo para hacer el mal! ¡Eres
lo peor!
Henchida de
rabia, Veena convirtió sus látigos de tinta en una enorme onda negra que
dispersó los arpones y barrió a James.
¡Abre los
ojos!-gritó la chica-¡No estás siguiendo el camino que quieres! Aunque no me
importa, porque voy a acabar contigo.
Sólo espero…-dijo
James-…que los niños norteamericanos sonrían al ver que un artista de circo ha
derrotado a sus enemigos…
¿Qué mierda va
a entender un niño pequeño e inocente sobre patrias, guerras y demás conceptos
similares?-insistió Veena-Estás chalado.
¡Seguiré
esforzándome por nuestros niños!-gritó James-¡POR LOS HIJOS DE TODOS! ¡CUMPLIRÉ
MI MISIÓN!
El chico corrió
de nuevo hacia Veena y ejecutó una elegante y vistosa pirueta, creando un
peligroso círculo con su faldón. La Taimanin trató de parar este movimiento,
pero la rueda cortante en la que se había convertido su oponente pudo flanquear
las defensas de su cimitarra y acabó por embestirla, causándole un sangrante y
profundo corte en las costillas.
¡AAAAAARGH!-chilló
la joven mientras instintivamente se quitaba de encima a su oponente de una
patada.
Ambos estaban
exhaustos. Se miraron jadeantes.
Es hora de
acabar con esto.-dijo James-¡Te tumbaré con mi número especial!
El chico se
colocó debajo de un poste muy alto que tenía un tramo horizontal. Disparó sus
arpones hacia arriba y los colgó de aquel tramo. Acto seguido, separó los
cables del arma y los unió con una barra metálica que se había sacado de un
bolsillo oculto, creando una especie de columpio. Se subió, quedando a mucha
altura por encima de Veena, y comenzó a columpiarse.
¡ENCAJA MI
PATADA DE TRAPECISTA Y CAE!-gritó James-¡POR LA SONRISA DE LOS NIÑOS DE MI
PATRIA!
Justo cuando el
columpio terminó de bajar y se disponía a subir en su movimiento pendular,
James saltó y, con una violenta voltereta, embistió a Veena estirándose
totalmente, impactando con una coz aérea en su cara que la lanzó por los aires
y la hizo rodar varios metros por el suelo hasta chocar de espaldas contra un
semáforo.
Eres un buen
hombre, James.-murmuró Veena.
¿Qué?-bramó el
soldado-¡No te oigo!
He dicho…-Veena
se incorporó clavando su cimitarra en el suelo y usándola como bastón-… que
eres un buen hombre. Te gusta hacer feliz a la gente y, aunque tienes el
patriotismo subido y apremiante propio de los estadounidenses, lo que realmente
te hace actuar mal es que estás muy dolido. Te has equivocado gravemente y no
has sido capaz de superar ese error y dejarlo atrás. Dejas que te queme por
dentro. Te resignas. Ser bueno no te exime de ser un auténtico gilipollas. Tu
vida no me importa y no pretendo solucionártela, pero no está de más reconocer
lo que has hecho bien igual que con gusto critico lo que has hecho mal. Me ha
encantado tu número de circo, lo bien que te mueves y lo gran bailarín que
puedes llegar a ser… aunque el utilizarlos para un propósito equivocado y para
golpearme a mí te van a llevar a la derrota. ¡La tinta será tu perdición!
¡Elegí estudiar esta rama de las artes ninja para complementarla con mis
habilidades artísticas! ¡Mi sangre es tinta y la tinta es mi sangre! Cuando te
derrote, cuando todo esto acabe… estudiaré Bellas Artes y me convertiré en una
artista de renombre. No cometeré tu error, seré más lista que tú. Yo soy
Taimanin por vocación, pero no dejaré de lado mi formación artística. ¿Decías
que lo tenías todo? ¡Soy YO quien lo tiene todo! ¡Nunca vuelvas a patear la
cara de una dama de esta manera, engreído! ¡NO TIENES NADA! No vas a impedir
que gane. Seguiré luchando, seguiré bailando, seguiré pintando, seguiré
dibujando, seguiré escribiendo… ¡HASTA QUE EL MUNDO ME CONOZCA COMO A LA
TAIMANIN DE LAS BELLAS ARTES! ¡TU FARSA ACABA AQUÍ! ¡SABOREA LA REALIDAD!
La chica se
levantó de nuevo, aún con las manos apoyadas en su cimitarra, que seguía
clavada en el suelo. De sus costillas brotaba sangre, pero pronto empezó a
convertirse en un líquido distinto: tinta roja.
Tenías la
visión oscurecida, las miras distorsionadas.-la Taimanin continuó con su
discurso-Lo veías todo negro como la tinta que te he lanzado, pero ahora te
mostraré que el mundo es de colores. ¡Llenaré de color tu última visión!
¡Encaja mi ataque especial!
La chica se
mojó los dedos con la tinta roja que brotaba de su herida. Acto seguido, hizo
un sello ninja con ambas manos.
Ninpô – Iro no
Jutsu! Suzaku Shôkan!-gritó solemnemente la joven Taimanin.
(¡Arte ninja de los colores! ¡Invocación del
Fénix Bermellón!)
La chica
comenzó a dibujar un ave fénix en el aire. Los trazados de la tinta roja se
mantenían ingrávidos a la vez que su autora bailaba elegantemente para llegar
con el brazo a los puntos que tenía que colorear para completar el dibujo. Una
vez estuvo terminado, el plano se convirtió en volumen y un enorme pájaro rojo
hecho de tinta voló hasta James, atropellándolo y quemándolo con la alta
temperatura de dicha tinta, que le dejó ardientes manchas en la ropa.
¡BUAAAAAAAAAAAAAAAAAGHHH!-gritó
James mientras se desplomaba en el suelo.
¿Sigues
queriendo levantarte y luchar por una gilipollez?-preguntó Veena-Has reconocido
que te han lavado el cerebro, así que no tienes que fingir más.
¡Aún no he
dicho mi última palabra!-bramó James incorporándose-¡Puedo seguir luchando!
Se preparó para
lanzar una combinación de golpes con movimientos de danza, pero Veena se
deshizo ante sus ojos en un charco de tinta negra. Acto seguido, apareció en el
cielo, cayendo hacia él como un meteorito. La patada voladora impactó en su
pecho, dejando una enorme mancha negra con forma de mariposa y poniendo fin a
la resistencia del soldado.
Se acabó para
ti.-dijo Veena mientras agarraba a su oponente del cuello.
¡No!-gritó el
chico-¡Apártate! ¡Te derrotaré! ¡Suéltame!
James pataleaba
para librarse de Veena, pero no podía conseguirlo.
Vamos,
desiste.-pidió Veena-No quiero romperte el cuello. Me basta con que te duermas
y me dejes trabajar.
¡Acabaré contigo!-gritó
James-¡Nunca dejaré que me humillen! ¡Ni tú ni nadie!
Deberías
agradecerme todo lo que te he explicado.-Veena no se molestaba ni en alzar la
voz-Vamos, duérmete. Ríndete. Deja de resistirte. Este combate está acabado y
tú también.
¡He dicho que
no!-gritaba James mientras la saliva salía a chorros de su boca por el
estrangulamiento-Agh…
La vista del
soldado empezaba a nublarse: la estrangulación de Veena le estaba quitando el
conocimiento.
Deja de patalear.-dijo Veena-No
quiero tener que matarte.
James dejó de gemir y se desplomó
en el suelo. Finalmente había caído inconsciente. Así, Veena lo soltó y le dio
una patada en el costado, haciéndolo rodar lejos de ella. Con su hermosa ropa
azul manchada de tintas negra y roja, el chico quedó totalmente derrotado,
física, psicológica y moralmente.
Lo has hecho bien en el último
momento.-suspiró la Taimanin-No quería tener que matar… a un buen hombre. Eso
no es lo que haría una aliada de la justicia.
Se cubrió la herida de las
costillas con tinta negra para ayudar a su cicatrización. Oyó entonces disparos
en algún lugar cerca de ella, probablemente a mucha altura por encima de donde
se situaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario