TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 73: El inicio de una debacle
Enfurecidos, los Taimanin se
alzaron ante los militares. Todo apuntaba a que aquella noche iba a tener lugar
una batalla histórica.
¿Utilizáis vilmente a una mujer
con una enfermedad que podría matarla y, no contentos con eso, pretendéis
separar por la fuerza a una pareja de enamorados que se acaba de
reencontrar?-preguntó Rito-¡Sois unos monstruos y, casualmente, acabar con los
monstruos es nuestra especialidad!
Parece que no queda más
remedio.-se limitó a decir Layla-Contamos con un miembro menos ya que Yellow
Peacock ha desertado, pero aún podemos pelear. ¡A la carga!
Haznos un favor a todos y no
vuelvas a llamarme así.-pidió Kongqe-Bastante asco he pasado fingiendo ser uno
de los vuestros.
¡Insolente mocoso!-bramó la
sargento-¡Hombres, atacad!
¡Vosotros también!-ordenó Margaret
a los suyos.
¡SEÑORA, SÍ, SEÑORA!-gritaron
todos los soldados a coro antes de romper filas.
Cada soldado comenzó a chocar con
uno de los Taimanin, repartiéndose emparejados aunque de manera caótica.
Habéis hecho mal las cuentas.-dijo
Kuroageha en medio de la pelea-No habéis perdido a un miembro sino a dos.
Elizabeth no peleará contra nosotros.
Lo hará en cuanto la devolvamos a
su ser.-reparó Layla-¡Ingeniero de campo, reprográmala!
Christian sacó un pequeño
ordenador de mano de uno de sus bolsillos y tecleó una secuencia de botones.
Elizabeth comenzó a retorcerse de dolor entre chispas y calambres.
Estará lista en unos
minutos.-informó el joven autor de aquella acción sin estar muy a gusto con lo
que había hecho.
Cerca de él, Émile intercambiaba
patadas con Hagane. Sin darle tiempo a reaccionar, Aoi le saltó encima. Para
evitar ser golpeado, Christian retrocedió con un pequeño salto, quedando
espalda con espalda con su compañero Émile.
¿Sabías lo de la
leucemia?-pregunto Émile en un susurro.
No tenía ni idea…-respondió
Christian mientras trataba de repeler los latigazos de Aoi con sus yo-yos-…y me
parece horrible.
Ya te digo, tío…-respondió Émile
mientras seguía chocando sus piernas con las de Hagane como si fuera un combate
de espadas.
¡No hay tiempo para
cuchichear!-bramó Layla-¡Tenemos trabajo que hacer!
¡Deja de mandar y mueve el
culo!-le espetó Kuroageha-¿Es que no puedes hacer nada sola?
¡Te voy a despedazar!-la amenazó
la sargento-Kick and Knife!
(¡Patear y apuñalar!)
Layla lanzó varios cuchillos al
aire y los disparó contra Kuroageha con varias patadas. La Taimanin los esquivó
con ágiles maniobras evasivas y, acto seguido, se acercó a su oponente para
clavarle las hojas que iban acopladas a su flauta y a su cerbatana. Con la
velocidad del rayo, Margaret se interpuso entre ambas y bloqueó las cuchillas
con su regla.
No te creas tan importante.-le
espetó-La sargento tiene otras cosas que atender. ¿Por qué no juegas conmigo un
rato?
¡No hay problema si la apuñalo,
Margaret!-respondió Layla con jovialidad-¡Lo está deseando!
La militar volvió a lanzar
cuchillos contra Kuroageha empujándolos con certeras y potentes patadas.
Distraída por Margaret, la joven Taimanin se vio falta de tiempo para evadir
aquellas armas arrojadizas, pero unas flechas azuladas las desviaron.
Te dije que no me separaría de tu
lado, Kuroageha.-dijo Seika asiendo su arco con orgullo.
Veo que te has hecho muy fuerte,
Seika.-dijo la líder del equipo con una sonrisa-Gracias por estar ahí. Me has
salvado.
Y lo haré cuantas veces sea
necesario.-insistió la musculosa joven-No voy a permitir que vuelva a pasar lo
mismo. Dos contra dos es lo más justo.
Siempre tiene que entrometerse
gente.-se quejó Margaret-Qué cruz…
Oh, usted perdone, señora
digna.-se burló Kuroageha-Discúlpenos por interrumpir su RUIN Y RASTRERO dos
contra una. ¡Al infierno con vosotras!
Permíteme informarte de algo.-dijo
Margaret desatándose el lazo rojo de su camisa-En el ejército norteamericano no
nos andamos con tonterías.-se comenzó a desabrochar los botones de la camisa.
¡ASÍ las gastamos!
La teniente se abrió la camisa,
revelando un top deportivo negro. Sacó un brazo de la manga y lo dobló,
marcando su bíceps. Sus brazos eran musculosos y duros, como el resto de su
cuerpo. Se veía un abdomen cuadriculado, así como unos oblicuos muy marcados.
Los trapecios estaban hipertrofiados y, a juzgar por lo que se veía en el brazo
que tenía fuera, también tenía unos hombros grandes y entrenados.
Interesante.-dijo Kuroageha sin
inmutarse, observando cómo la teniente volvía a arreglarse la vestimenta-No
negaré que tienes un cuerpo fuerte y bien entrenado, pero no me da ningún
miedo. No necesito estar cuadrada para luchar contra ti. De todas formas, creo
que te lo pasarás mejor con otra persona antes que conmigo. ¿Seika, eres tan
amable?
La joven de cabello verde se
adelantó y se colocó frente a Margaret. Era un poco menos alta que ella, pero
mucho más musculosa.
Es una esmirriada en comparación
contigo.-dijo Kuroageha observando con complicidad el musculoso cuerpo de su
subordinada, compañera y amiga-Podrás con ella. ¡Quítame a esa zorra de en
medio y acaba con ella en un tiempo tal que te dé tiempo a aplaudirme cuando me
cargue a la cabrona de Layla! ¡ES UNA ORDEN!
Sí, capitana.-dijo Seika tras
convertir su arco de nuevo en una lanza, acoplársela a la espalda y crujirse los
nudillos-Así lo haré.
¿Te atreves a enfrentarte a una
teniente?-Margaret trató de intimidar a Seika.
Los Taimanin no distinguimos entre
rangos ni calificativos.-explicó la joven-Nos enfrentamos a nuestros enemigos y
punto.
Mientras Kuroageha se enzarzaba en
una pelea con Layla y Seika hacía lo propio con Margaret, por detrás de ellas
pasaron Veena y Shiena fingiendo huir de dos enemigos: trataban de separarlos
del resto de los soldados.
¿Demasiado rápido para vosotros, patanes
imperialistas?-los provocó Shiena.
¡La esquividad es la especialidad
de los Taimanin!-exclamó Veena con orgullo-Una de muchas, claro.
Sus persecutores eran Púrpura
Delgado y James Silver. Shiena, que era especialmente reconocido entre los
Taimanin por su velocidad, suponía una difícil prueba para dos soldados que
cargaban con equipamiento muy pesado, especialmente James debido a la
considerable masa de su caja de arpones. Por su parte, Veena también iba muy
rápida y, por algún extraño motivo, había atraído la atención de Púrpura, por
lo que ambos compañeros lo tuvieron fácil para separar a los soldados entre sí
una vez los hubieron alejado del resto del grupo.
¡Ven aquí, putita!-gritaba Púrpura
mientras perseguía a Veena.
¡Eh, tú!-bramó Veena parándose en
seco-Yo no te he insultado en ningún momento. ¿Qué tal si te portas bien por
una vez en tu vida?
Habrías empezado a hacerlo si no
hubiera dicho algo bonito yo primero.-supuso Púrpura mientras le enseñaba sus
peligrosas uñas a la chica.
Yo le digo a cada uno lo que se
merece.-se limitó a responder Veena.
El caso es que me da
verdaderamente igual.-respondió Púrpura-No soy muy hablador… ¡lo mío es la
acción!
El chico se lanzó a por Veena como
si fuera un felino cazador. La joven Taimanin rodó hacia atrás para evitar ser
atrapada y respondió con una patada baja, haciendo que el soldado se
tambaleara.
No cantes victoria, muñeca.-la
amenazó-Voy a arrancarte la piel a tiras. Nail Attack!
(¡Ataque de uñas!)
El chico activó sus uñas radiantes
y comenzó a lanzar arañazos contra la hermosa joven india. Ésta los esquivó con
unos elegantes y artísticos movimientos que combinaban la danza tradicional de
su país, la gimnasia artística y las artes ninja.
¡Hazlo mejor!-lo provocó Veena.
¡He dicho que no me gusta
hablar!-bramó Púrpura-¡Cállate o seré yo quien te cierre la boca!
Púrpura lanzó un potente zarpazo
contra Veena. Esta lo paró sacando su cimitarra e interponiéndola en la
trayectoria del ataque, pero se dio cuenta de que la fuerza de aquel soldado
psicópata era desproporcionada.
¡Veena!-exclamó Shiena mientras
forcejeaba con James-¡Cuidado! ¡Cuidado, por favor!
Estoy bien, tranquilo.-dijo Veena
incorporándose tras la caída que había sufrido por absorber la fuerza del
impacto de Púrpura-No me dejaré amedrentar por este hombre.
Cutting Wave!!!!-gritó Púrpura.
(¡Onda cortante!)
Un arco de energía de color morado
barrió la distancia que separaba a Púrpura de Veena, estando a punto de
cortarla por la mitad. La chica se salvó por los pelos, observando que un trozo
de su capa había sido cortado por aquel ataque.
¡Ya es suficiente!-gritó
Shiena-¡Me niego a seguir con esto! ¡Ese tío es peligrosísimo! ¡Vi cómo mató a
esa Mazoku, Kaiya, en la batalla final contra los Fuuma! ¡Perdóname, Veena,
pero no voy a dejarte que te enfrentes a él!
Shiena ignoró a James y corrió
hacia Púrpura, propinándole una patada lateral en el cuello con una gran
velocidad.
¡Enfréntate a mí!-lo provocó Shiena-¡Vamos!
¡Alto ahí!-exclamó James corriendo
hacia Shiena-¡No hemos terminado!
Para no quedarse quieta, Veena se
encaró hacia James y paró con su arma el ataque que lanzó con la tela especial
que pendía de sus pantalones.
Me lo estaba pasando muy bien con
esa jovencita.-se quejó Púrpura-¿Por qué quieres hacer este cambio de parejas?
¡PORQUE NO VOY A DEJARTE QUE
HIERAS A LA MUJER A LA QUE AMO, MALDITO PSICÓPATA!-le espetó Shiena.
Sintiendo cierta vergüenza por
haber gritado aquello delante de Veena y de dos enemigos, Shiena se limitó a
patear a Púrpura contra la fachada de un edificio. Atravesó la pared abriendo
un boquete y entró de golpe en el lugar. El Taimanin lo siguió corriendo y
saltando a través del boquete con objeto de aislarlo.
Es cierto que Púrpura es más
fuerte que yo.-dijo James-No obstante, no voy a ponértelo fácil, ni siquiera
por el hecho de ser una mujer.
No esperaba menos.-dijo Veena poniéndose
en guardia-¿Acaso seguimos en la época prehistórica en la que las mujeres
tenemos hándicap?
No pretendía decir eso…-se excusó
James-… ¡pero no tengo que justificarme ante el enemigo! ¡Prepárate!
James y Veena comenzaron a
intercambiar golpes. Justo encima de ellos, en la azotea de un edificio,
Shirubei jugaba a un peligroso y macabro juego de escondite. Leon había
conseguido seguirle la pista y le disparaba desde la distancia. El Taimanin se
escondía detrás de cada elemento que encontraba en la azotea con objeto de
eludir las balas y dificultarle la labor al francotirador. De pronto, un tercer
miembro apareció en aquel juego: aprovechando sus vestimentas oscuras para
confundirse con la oscuridad de la noche, Andrei apareció súbitamente delante
de Shirubei con un manojo de bisturíes en la mano, dispuesto a clavárselos.
¡Joder!-se quejó Shirubei.
Con un ágil movimiento de su
garra, el Taimanin rubio paró los bisturíes y se los quitó de la mano a su
enemigo.
¡Vaya!-se molestó Andrei-¡Con las
ganas que tenía de destriparte!
Creo que se me da mejor que a
ti.-se jactó Shirubei-Tienes cara de haber rajado a poca gente en tu vana
existencia.
Mi sed de sangre es insaciable.-respondió
Andrei con sus demoníacos ojos inyectados en sangre-Voy a beberme la tuya.
Precisamente porque tu sed de
sangre es insaciable he podido perseguirte por tu olor.-una voz familiar habló
desde las sombras-Hueles a sangre y a maldad.
Desde el costado derecho de
Andrei, Inuhito saltó como un animal cazador e interceptó al joven, apartándolo
del camino de Shirubei.
¡Encuentra a ese Leon y dale una
paliza!-pidió Inuhito-¡Yo te quito de en medio a este chalado!
¡Recibido, hermano!-respondió Shirubei
con una sonrisa.
Inuhito agarró a Andrei, lo lanzó
por los aires y saltó hacia él, cayéndole encima con una patada descendente en
diagonal que terminó por separar a ambos de la otra pareja de contendientes.
Solos de nuevo.-susurró Leon
saliendo de su escondrijo-¡Vamos a divertirnos!
Acércate si tienes cojones,
machote.-dijo Shirubei-Te voy a sacar las putas tripas.
Debajo de aquel enorme edificio,
en la calle opuesta a la que estaba presenciando el combate entre James y
Veena, Hagane, Aoi y Yamiyuki habían logrado agruparse.
¿Los separamos?-preguntó Aoi.
Será lo mejor.-respondió Yamiyuki.
De acuerdo.-asnitió Hagane-¡Vamos
a ello!
Los seguían de cerca Émile,
Christian y Gordon.
Dejadme a Powers.-pidió
Yamiyuki-Intuyo que puede salir algo bueno de un enfrentamiento entre él y yo.
Lo mandaré a la fábrica que está detrás de nosotros.
¡Dejad de murmurar!-ordenó
Gordon-¡Estamos en medio de un combate!
¿La princesita está asustada y le
pide ayuda a su príncipe negro?-preguntó Émile con sorna.
Vete al infierno.-se limitó a
responder Hagane.
Se refería a Yamiyuki como el
príncipe negro porque llevaba el traje especial que comenzó a utilizar en la
batalla contra los Fuuma. Por sus similitudes a la hora de elegir calzado, su
porte afeminado y su apariencia andrógina, Hagane y Émile sentían rivalidad
además de ser oficialmente enemigos. Ambos querían enfrentarse a solas.
No quiero irme al lugar al que te
voy a mandar.-respondió Émile con su marcado acento francés.
¡Ya lo veremos!-le rebatió Hagane
con estoicidad.
Se lanzaron el uno a por el otro.
Comenzaron a intercambiar patadas y puñetazos en aquel lugar.
Aoi, ya sabes lo que tenemos que
hacer.-susurró Yamiyuki-Encárgate de Christian Miller, por favor.
El joven de cabello azul asintió.
¡Christian, es hora de atacar!-pidió
Gordon-¡A la carga!
El artillero comenzó a disparar
sus armas explosivas. Yamiyuki las interceptó en pleno vuelo con un ataque de
fuego, haciendo que explotaran sin dañar a nadie. Acto seguido, se acercó al
soldado y lo lanzó por detrás de su espalda con una hábil llave.
¡Ha estado cerca!-comentó Gordon
tras recuperarse en el aire y amortiguar la caída.
La próxima vez te lo pondré más
difícil.-siseó Yamiyuki mientras corría hacia Gordon.
Se perdieron entre la oscuridad:
Yamiyuki empujaba concienzudamente a Gordon hacia el lugar en el que quería
enfrentarse a él.
Estamos solos, Aoi Makihara.-se
limitó a decir Christian-Supongo que es hora de enfrentarnos.
Supones bien.-dijo Aoi-¡En
guardia!
Justo cuando los jóvenes iban a
enfrentarse, Christian escuchó un pitido. Su intercomunicador estaba recibiendo
una llamada.
¡Miller!-escuchó la voz de Grant al otro lado de la línea-¡Trate por todos los medios de evitar que
derrumben el tendido eléctrico que hay cerca de aquí! ¡Ya sabe lo que
perderemos si nos quedamos sin energía! Ellos tienen armas tradicionales, pero
las nuestras son de tecnología avanzada. Si no pincha la línea eléctrica y se
nos acaban las baterías o demás abastecimientos, lo pasaremos tan mal como lo
pasará usted si deja que eso suceda. ¡En marcha!
Parece que no puedo quedarme a
jugar contigo.-rectificó Christian-Tengo una tarea que cumplir.
El soldado corrió hacia el tendido
eléctrico que su compañero había mencionado. Aoi no dudó en seguirlo
sigilosamente para atacarle cuando menos se lo esperase.
Varias manzanas detrás de ellos,
Grant dio por perdido su intercomunicador. Había conseguido movilizar a
Christian, pero Rito había roto su máquina de un puñetazo.
¡Es de mala educación hablar por
teléfono u otro dispositivo electrónico en medio de un combate!-le
espetó-¿Vamos a jugar o no?
¡Conmigo no se juega!-bramó
Grant-¡Estoy aquí para darte una paliza! Un ejército de niñatos incircuncisos
jugando a ser héroes no será un bache en nuestro camino.
Rito agarró la cabeza de Grant con
una mano y se la estampó contra una pared.
Cállate, incompleto.-respondió el
Taimanin con una sonrisa de satisfacción-¿No tienes nada mejor por lo que
criticarnos?
¿Cómo me has llamado?-preguntó
Grant furibundo.
¡Incompleto!-repitió Rito-Aunque
tendría que llamarte “sordo”, pues veo que, además del prepucio, te falta oído.
Te arrepentirás de tus
palabras.-siseó el estratega militar mientras apuntaba a Rito con su bastón.
Tensos y en guardia, ambos hombres
estaban dispuestos a dar lo máximo de sí en combate.
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