TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 72: Zhao Heiyangyu
Tras unos silenciosos y tensos
segundos, Margaret y Layla dieron un paso al frente.
Tenemos cosas que hacer.-dijo la
sargento-Esta noche no hemos salido para jugar con vosotros.
¡Qué casualidad!-exclamó Yamiyuki
encogiéndose de hombros-Nosotros también tenemos cosas que hacer. Con vosotros,
concretamente.
Desconocemos cómo habéis podido
encontrarnos.-respondió la teniente Margaret-No obstante, creo que no estáis en
condiciones de plantarnos batalla. Ya está demostrado que Elizabeth es mucho
más fuerte que cualquiera de vosotros. Además, hoy podemos combatir todos. ¿Habéis
venido a por otra batalla campal?
¿Por qué os hacéis los afectados,
soldados?-preguntó Kuroageha sumándose a la conversación-Habláis como si os
persiguiéramos y acosásemos constantemente, cosa que hacéis vosotros con nosotros
desde que tengo memoria. Si nos tocáis los huevos, esperad que respondamos de
una manera acorde.
Así que os hemos molestado
haciendo nuestro trabajo, ¿eh?-se mofó Layla.
Eso también podríamos decirlo nosotros.-terció
Yamiyuki-Con más derecho que vosotros, además. Os recuerdo que sois vosotros
los que habéis renunciado a vuestra institucionalidad para uniros a una mafia,
no nosotros.
No voy a caer en vuestro
juego.-respondió la sargento-Sabemos que sois unos listillos tocapelotas y, por
tanto, cualquiera puede inferir que queréis que perdamos los nervios. ¿Crees
que una sargento con experiencia va a caer en tus piques pueriles? ¡No me hagas
reír! Vais a iros a la cama con el culo caliente esta noche…
¿Eso es una amenaza?-preguntó
Kuroageha-Lo siento si la pregunta te parece obvia, pero resulta que no dais
ningún miedo.
Aquel diálogo había quedado
completamente en manos de los líderes de cada equipo: Yamiyuki y Kuroageha
representando a los Taimanin y Layla y Margaret representando a los soldados de
Estados Unidos.
Precisamente TÚ eres quien tendría
que tener más miedo.-dijo Margaret secamente-Eres una traidora a la patria.
¿Esto es un encontronazo bélico o
un concurso de chistes?-se extrañó Kuroageha-¿Traidora a la patria? ¿Qué
demonios estás diciendo? ¿Se te ha olvidado la medicación esta noche?
Muy graciosa.-insistió
Margaret-Desde hace muchos años, China mantiene una relación de mutuo acuerdo
militar con Estados Unidos, trabajando codo con codo en muchos casos. El que
una china esté sirviendo a los Taimanin en lugar de servir a nuestro ejército
es… ¡impermisible!
Yo no soy china.-se limitó a
responder la Taimanin.
¿No?-preguntó Margaret-Tus ojos,
tus facciones, tu piel y hasta tu nombre, ZHAO –alzó la voz en el nombre de
familia- Kuroageha hablan en chino.
¿Y si antes de decir sandeces te
informas?-preguntó Kuroageha-Yo NO SOY CHINA. No creo que serlo sea malo, pero
simplemente no lo soy. Mi padre es chino y mi madre es japonesa. Me tuvieron
AQUÍ. Yo soy nacida y criada en Japón. Tengo sangre china en mis venas, se nota
en mi cuerpo, hablo chino y muchas cosas más, pero soy japonesa. ¿Es difícil de
entender? No me toquéis las narices: hay más de un Taimanin chino en nuestras
facciones. ¿Tanto os molesta?
Aoi pensó en Fang Bai Hua, una de
sus maestras de artes específicas, maestra del látigo y especialista en ataques
eléctricos. Por su parte, Seika recordó a Gong Zhou Sa, su segunda maestra de
artes específicas junto con Murasaki. Le enseñó a disparar con el arco.
No hay una regla escrita que diga
que los chinos no pueden ser Taimanin sin declararse nuestros enemigos por ello…oficialmente.-explicó
Margaret-Oficiosamente, nos parece un acto asqueroso, sucio y rastrero. Ya que
eres nuestra enemiga por ser Taimanin, nos parece que lo eres todavía más por
tu sangre.
Incluso si estamos destinadas a
zurrarnos hasta matarnos, no puedo creerme que me estés soltando semejante
sermón sólo por la naturaleza, genética, procedencia y cultura de mi padre,
quien no tiene absolutamente nada que ver en esto.-Kuroageha no daba crédito a
aquello.
A lo mejor tratas de evadirte de
esta realidad para que tu cerebro no piense que eres una vendida hija de
vendidos.-respondió Margaret con dureza-Tu padre te tendría que haber educado
mejor, tendría que haberte enseñado la obediencia que China debe a los Estados
Unidos.
A lo mejor lo que pasa es que eres
una guarra.-se limitó a responder Kuroageha-¿Qué tal si no vuelves a hablar mal
de mi padre, vieja zorra?
Demostráis vuestra inferioridad,
Taimanin.-terció Layla-Os dejáis llevar por nuestras palabras. Tragáis vuestra
propia medicina.
Oh, no, para nada.-respondió
Kuroageha-Estoy la mar de tranquila. No he perdido los nervios ni voy a cometer
ningún error. Al fin y al cabo, cuando un médico pronuncia un diagnóstico, sus
emociones no se alteran y lo único que he hecho yo es diagnosticar a tu colega.
Estoy, repito, muy tranquila, y lo estoy porque sé que vamos a daros una
auténtica paliza esta noche. Nos hemos hecho muy fuertes desde la última
batalla, y tengo algo que devolverte… puta amargada.
Eres una maleducada.-respondió
Layla-¿Sólo sabes defenderte con insultos?
No soy maleducada, soy
objetiva.-la corrigió la Taimanin-Defino lo que veo y, además, soy de ese tipo
de personas que piensa que el respeto es para y sólo para quienes se lo
merecen. Si no os merecéis ninguno, puedo maldecir a toda vuestra maldita estirpe
de metomentodos opresores y quedarme tan tranquila. Sé defenderme con más
bazas, la retórica no es mi única arma. Es más, estoy deseando machacarte. Te
debo una muy gorda y te la voy a pagar con intereses.
Tendría que haberte matado esa
noche…-Layla recordó en voz alta.
Pero no lo hiciste, y ahora vas a
empezar a arrepentirte como nunca antes habías hecho.-dijo Kuroageha en tono
amenazante.
¡Ya es suficiente!-terció Margaret-¡Es
hora de que estos Taimanin escarmienten! ¡Elizabeth, ACABA CON ELLOS!
La mujer robótica se preparó para
saltar hacia los Taimanin. Como estaban todos separados y formando un corro
entre las azoteas, decidió lanzarse primero a por Kuroageha, desplegando sus
tentáculos para que alcanzaran a los adyacentes.
¡De eso nada!-exclamó
Yamiyuki-¡Maniobra de contención! ¡Rito! Esa arpía pesa demasiado…
¡Encargaos de ella entre
hermanos!-pidió Kuroageha-¡Seika!
Por órdenes de sus respectivos
líderes, Rito y Seika saltaron hacia Elizabeth, interceptándola y evitando que
Kuroageha tuviese que enfrentarse a ella.
¡Gracias, chicos!-la chica expresó
su agradecimiento-¡Es hora de la acción!
Kuroageha saltó hacia donde
estaban Layla y Margaret.
Qué ganas os tengo, malditas…-siseó.
¡Margaret!-exclamó Layla
levantando una pierna y apretando los puños-¡Nos preparamos para pelear!
La teniente agarró con una mano la
regla que siempre solía llevar encima y apoyó el extremo libre en su otra mano
a la vez que adelantaba una pierna: estaba preparada para luchar.
¡Déjenmela a mí, teniente,
sargento!-exclamó una voz de hombre.
Las dos mujeres se giraron hacia
los chicos que las acompañaban: Yellow Peacock se adelantó a sus colegas y se
preparó para interceptar a Kuroageha.
¿Tú?-preguntó Layla
extrañada-Jamás te he visto dar un solo puñetazo a un Taimanin.
Yo pelearé contra ella.-dijo
seriamente el espía del ejército-No pierdan el tiempo con esta enemiga,
señoras.
¡Acaba con ella si es lo que
quieres!-bramó Margaret.
Señora, sí, señora.-siseó Yellow
Peacock mientras se colocaba enfrente de Kuroageha.
Te lo advierto: no me caen nada
bien los aguafiestas.-dijo la Taimanin poniéndose en guardia-Desaparece rápido
de mi vista. Quiero destrozar a golpes a tus superiores.
No puedo dejarte hacer
eso.-respondió el soldado adoptando una guardia similar a la de su
contendiente-Éste es el momento para el cual tanto he esperado. Después de
mucho tiempo… por fin ha llegado mi turno de pelear.
Yellow Peacock era un centímetro
menos alto que Kuroageha. A juzgar por las posturas que habían adoptado,
parecía que ambos iban a pelear utilizando artes marciales chinas.
Así que conoces los estilos de
lucha de la tierra de mi padre…-apreció la chica antes de comenzar a lanzar
golpes-… ¡qué bonito!
Tus estilos no podrán rivalizar
con los míos.-la amenazó el soldado-Aún estás a tiempo de retirarte.
Y una real mierda.-susurró la
chica.
No esperaba menos de ti.-respondió
el joven, también susurrando.
Detrás de ellos, el resto de los
Taimanin se batía contra Elizabeth y sus poderosos e insistentes tentáculos de
largo alcance. Haciendo caso omiso de esto, los dos combatientes comenzaron a
golpearse. Fue Kuroageha la primera en atacar: lanzó una fugaz y elegante
patada giratoria contra su enemigo, que adoptó una postura baja para evitar el
impacto y, desde esa posición, se lanzó a por ella con una voltereta que
pretendía ser una patada aérea.
Nada mal.-evaluó Kuroageha
mientras paraba el impacto con una mano-¡Pero no es suficiente!
La chica giró sobre sí misma y se
agachó, lanzando una patada baja a modo de barrido. Yellow Peacock trastabilló
varias veces hasta perder el equilibrio, pero se estabilizó apoyando las manos
en el suelo y pudo rodar hacia un lado, evitando el ataque descendente de la
Taimanin.
Esquivas muy bien.-insistió
Kuroageha-¿Sabes hacer algo más?
Invítame a mostrártelo.-pidió el
soldado.
Sin mediar palabra, la Taimanin se
preparó para atacar de nuevo. Saltó girando sobre sí misma y, antes de caer al
suelo, lanzó una patada baja, enganchando una de las corvas del joven y
tirándolo al suelo. Tras esto, le propinó un codazo en el pecho y le inmovilizó
las piernas entrelazándolas con las suyas.
Es una buena invitación…-evaluó
Yellow Peacock.
Me has invitado a que te parta las
piernas y he aceptado gustosamente.-respondió Kuroageha-No has podido ser rival
para mí.
¿Que no?-preguntó el
soldado-¿Estás segura?
En cuestión de una fracción de
segundo, el joven se había escapado de la presa de la Taimanin. Cuando la chica
quiso darse cuenta de su nueva posición, ya era demasiado tarde: descendía
desde el aire, preparado para lanzar una patada voladora que la derribó.
¿Cómo ha hecho eso?-pensó la joven mientras se incorporaba-Es demasiado veloz…
Sin dejarse amilanar, Kuroageha
lanzó de nuevo una patada contra su enemigo, quien la bloqueó con otra patada
prácticamente igual, del mismo estilo y
repitiendo las mismas maniobras.
No te burles de mí, te saldrá
caro.-susurró Kuroageha mientras giraba sobre sí misma para lanzar un codazo.
Yellow Peacock giró sobre sí mismo
y lanzó otro codazo. Ambos codos chocaron frontalmente.
¿Qué broma es ésta?-Kuroageha comenzó a extrañarse-Parece que puede leer mis movimientos. No me
había sentido así en un combate de artes marciales desde… ¡bah, da igual, no es
el momento!
¡He dicho que dejes de
jugar!-gritó Kuroageha-¡Esto no es ninguna broma! ¡HAAAAAAAAAAAAH!
¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-Yellow
Peacock profirió un agudo grito.
Ambos lanzaron un golpe de palma
con todas sus fuerzas. Las palmas de las manos de ambos se chocaron y mantenían
un forcejeo. Trataban de empujarse el uno al otro.
Maldito seas…-susurró Kuroageha.
No has visto nada.-respondió
Yellow Peacock en voz baja.
El espía se esfumó de la vista de
la Taimanin y apareció detrás de ella, agarrándola del cuello y haciéndole una
elegante pero peligrosa llave de estrangulación.
No importa cuánto tiempo pase…-le
reprochó Yellow Peacock-…siempre caes bajo el mismo truco… qué tierna eres…
Zhao Heiyangyu.
Los ojos de Kuroageha se abrieron
por completo, reflejando una expresión de gran sorpresa. Unas enormes y pesadas
lágrimas comenzaron a fluir por su rostro sin cesar. Tal era su silencioso
llanto que no se dio cuenta de que sus camaradas habían dejado de luchar… ni de
que su oponente no le estaba apretando el cuello lo más mínimo.
¿Cómo la ha llamado?-preguntó
Yamiyuki muy sorprendido.
¡Lo ha dicho!-exclamó Hagane-¡Zhao
Heiyangyu!
Sólo una persona en este mundo
pronunciaba el nombre de Kuroageha completamente en chino…-comentó Shirubei
tratando de asimilar lo que acababa de pasar.
¿Es lo que me contaste aquel día,
Seika?-preguntó Veena algo angustiada.
Así es.-respondió Seika-El nombre
de familia, Zhao, lo hemos pronunciado siempre de la forma china, pero
Kuroageha es el nombre japonés que le pusieron sus padres y, por tanto, se lee
como tal. Sin embargo, hubo una vez una
persona que lo pronunciaba según las normas chinas, es decir, Heiyangyu. Y esa
persona era… efectivamente, quien te conté. Todavía no habías llegado de la
India cuando sucedió, pero creí importante el hacértelo saber como miembro del
equipo Kuroageha.
¡No puede ser!-Veena estaba
nerviosa-¿No había muerto?
Murió, sí.-respondio Shiena con un
nudo en la garganta.
No vuelvas…-susurró Kuroageha-…a
repetir… ese nombre… ¡nunca más!
Con violencia, Kuroageha se libró
de Yellow Peacock y volvió a darle la cara, mostrándole sus puños.
¿No me reconoces, Zhao
Heiyangyu?-insistió Yellow Peacock.
¡Cállate!-bramó la Taimanin entre
llantos-¡No uses ese nombre!
La joven lanzó una patada alta,
pero el soldado se apartó. Acto seguido, Kuroageha insistió con un golpe recto
con las puntas de los dedos, pero su contendiente lo paró con la palma de la
mano y amenazó con retorcerle fuertemente la muñeca.
Siempre acababa anotando puntos en
los entrenamientos por movimientos como éste, Zhao Heiyangyu.-el soldado seguía
insistiendo-¿De verdad que no has pulido tu estilo?
Pensé que había dejado de equivocarme en estas maniobras.-Kuroageha
hablaba consigo misma-¿Por qué fallo de
nuevo? ¡Maldita sea!
Zhao Heiyangyu, por favor, tienes
que reaccionar.-pidió el soldado.
Kuroageha lloraba más intensamente
cuanto más escuchaba ese nombre.
¡Deja de llamarme así!-gritó la
Taimanin-Seguro que has hecho de las tuyas y te has enterado de mi pasado…
¡estás usando ese nombre para torturarme! ¡Típico de un espía que no se quiere
manchar las manos!
Sabía que no me creerías.-asintió
el soldado-Sabía que te costaría aceptarlo. Deja atrás el dolor, Zhao
Heiyangyu, soy yo.
¡Mientes!-chilló Kuroageha.
¿Por qué si tanto miento puedo ver
en tus ojos la misma expresión que tenías antaño cuando escuchabas mi voz, Zhao
Heiyangyu?-preguntó Yellow Peacock-¿Por qué te niegas a reconocer que ésta es
la voz que siempre he tenido?
Ahora que lo dice…-comentó
Yamiyuki-…es cierto. Su voz es idéntica. Tal vez por eso nunca hablaba. Podría
ser un ataque sorpresa bien guardado.
¡Estoy harta!-exclamó
Kuroageha-¡Todos tenemos derecho a enterrar nuestros recuerdos amargos! ¡Deja
de torturarme, maldito espía! ¿Quieres que lo diga todo a voz en grito? ¿Que me
derrumbe entre lágrimas para poder darme el golpe de gracia fácilmente? Te lo
explicaré de tal manera que hasta un capullo como tú lo entenderá: Zhao
Heiyangyu, la pronunciación de mi nombre en chino, es como me llamaba el hombre
al que más he amado en mi vida, es más, ¡EL ÚNICO HOMBRE AL QUE HE AMADO! Él
era mi novio, la más bella de las flores, mi tesoro, mi fiel amigo, mi
compañero, mi apoyo, mi pilar, ¡mi vida! Estábamos prometidos y antes de poder
planear nuestra boda se lo llevaron los demonios. Esa historia estará en algún
lugar al que hayas podido acceder, así que entiendo que te la hayas guardado
para torturarme en el momento adecuado. ¡Llevo años luchando y todavía me duele
haber perdido al amor de mi vida! Desde entonces no he vuelto a amar y, aunque
he conseguido rehacer mi vida, mi corazón siempre ha estado incompleto. Fue la persona a la que le regalé mi
virginidad a la vez que él me regalaba la suya. Fue quien me ayudó a ser quien
soy. ¡Me niego a que utilices su legado para tus sucios fines! ¡Voy a acabar
contigo!-la chica no podía parar de llorar-Hay tres hombres entre los pilares
de mi vida: Zhao Xinhue, mi padre; Yamiyuki Kuroi, mi mejor amigo… y Ling Kongqe,
mi difunto prometido. ¡Te prohíbo que ensucies sus imágenes!
Llevaba años sin pronunciar el
nombre de su prometido.-dijo Aoi entre suspiros-No puedo creerme que se le haya
abierto la vieja herida…
Pobre Kuroageha…-susurró Inuhito.
¡Malditos militares
tramposos!-gruñó Rito.
¿Por qué no me crees, Zhao
Heiyangyu?-insistió Yellow Peacock-¡He vuelto! ¡He venido a explicártelo todo!
¿Cómo voy a creer a alguien que
oculta su rostro detrás de un antifaz gigantesco todo el rato?-le espetó
Kuroageha-Ya has hecho bastante daño… ¡es hora de que te oblitere del mapa!
¡Tienes toda la razón, Zhao
Heiyangyu, lo he hecho muy mal, pero no he podido hacerlo de otra
manera!-Yellow Peacock dejó de sonar inexpresivo-¡No habría cumplido mi
objetivo si no hubiera cubierto mi rostro! ¡Era la única manera!
¡Cierra la puta boca y quítate el
antifaz si tienes algo que enseñar!-gritó Kuroageha a punto de perder los
estribos.
Yellow Peacock se arrancó su
hermoso antifaz y lo lanzó por los aires. En su rostro podía apreciarse que era
chino. No tenía unos rasgos suavizados como los de Kuroageha fruto de su
mestizaje, sino que eran totalmente característicos de las personas chinas. Sus
rasgados ojos tenían un delicado color negro verdoso con un caprichoso reflejo
cyan. Sus pestañas eran largas y curvadas, y sus cejas eran finas y largas. Su
piel, pálida y brillante, era tal y como Kuroageha la recordaba. Al verlo con
la máscara no se había dado cuenta, pues había muchos hombres morenos con el
pelo largo en el mundo, pero aquella cabellera negra lacia era la de Ling Kongqe,
su novio y prometido, quien fue asesinado por los Mazoku en medio de una
guerra.
Tus habilidades de espionaje son
mejores de lo que pensaba.-lo felicitó Kuroageha entre lágrimas-Has imitado
perfectamente el cuerpo de mi difunto prometido… el cuerpo de Kongqe.
¿Ilusiones? ¿Fármacos alucinógenos en aerosol? ¿Cómo lo has hecho?
Entiendo que estés en shock, pero
soy yo, Ling Konqe, ¡tu hombre!-exclamó el recién desenmascarado soldado.
Los soldados no daban crédito a
aquello. Layla y Margaret observaban aquella escena mientras rechinaban los
dientes.
Si de verdad eres él, ¡dame una
prueba!-lo retó Kuroageha.
¡Estaba deseando poder
hacerlo!-exclamó el joven-¡Por fin puedo hacerlo! Este maldito programa ha tardado
en cargar…
¿Qué programa?-preguntó Kuroageha
extrañada.
¡Éste!-exclamó Yellow Peacock
apuntando a Elizabeth con la palma de la mano derecha.
La mujer robótica se quedó
paralizada, dejando en paz a los Taimanin.
¡Le ha lanzado un dispositivo USB
a modo de dardo!-exclamó Aoi-¡Esa puntería siempre ha sido típica de Kongqe!
He hackeado a Elizabeth.-dijo el
soldado girándose a sus antiguos camaradas-Tarea fácil para un espía.
¿Eres un traidor?-preguntó Layla
fuera de sus casillas-¿NO NOS HAS ESTADO SIRVIENDO?
Desde el principio he cumplido mi
labor como espía.-respondió el joven-El fallo es vuestro al no haberme
preguntado que para qué bando ejerzo como tal.
¿Estás con los Taimanin?-preguntó
Margaret con los ojos fuera de sus órbitas.
Desde que llegué a este
país.-respondió el chico-China necesita librarse de vosotros… ¡por eso los que
creemos en la justicia viajamos hasta Japón y nos convertimos en Taimanin,
vuestros enemigos naturales!
¡No puede ser!-insistió Kuroageha-¡Kongqe
murió!
No morí, Zhao Heiyangyu.-respondió
el hombre de dudosa identidad-Me lanzaron al portal de los deportados. Todos
asimilasteis mi muerte, pero sufrí el mismo destino que sufrió Braulio Cromwell
en el pasado… y, al igual que él, he podido librarme de todo eso. Tigres Black
trató de liberar a Braulio una vez antes de conseguirlo. Esa vez falló debido a
la radiación mágica del portal… y, por fortuna, me devolvió al mundo. No
aparecí ante ella, sino en Estados Unidos. Los portales son caprichosos.
Sabiendo que en Gokuruma ya no existía un Taimanin llamado Ling Kongqe y
conservando todas mis capacidades físicas y mis poderes, decidí enrolarme en el
ejército para robarles toda la información posible. Además, sabía que, si me
juntaba con las personas del ejército que más ganas tenían de enfrentarse a
nosotros, tarde o temprano me llevarían hasta vuestro lado sin esfuerzo. Por
eso he tenido que ocultar mi rostro y mi nombre. Por eso he tenido que callar,
para que no reconocierais mi voz y me dejarais actuar según mi plan de acción.
Ha sido difícil, pero lo he conseguido. Ya sabéis cuáles son mis artes ninja… y
puedo utilizarlas perfectamente para mis planes. Además, el ejército me dotó
con tecnología de camuflaje óptico, por lo cual he podido actuar siendo
invisible. Pensad en todos los combates que habéis librado contra los soldados.
En varios de ellos he estado yo… y en todos ellos el azar jugaba siempre a
vuestro favor. No fue suerte… ¡fui yo! ¡Os quiero como el primer día y he
estado luchando fervientemente para protegeros! ¡Soy Ling Kongqe! ¡Todo esto ha
sido una misión de infiltración! ¡Los Taimanin somos guerreros ninja y, como
tales, nos disfrazamos, nos colamos en las filas enemigas y atacamos desde
dentro!
¡Claro!-exclamó Yamiyuki-¡Cuando
comenzó toda la problemática del robo de Elizabeth por parte de los Fuuma! Por
un momento vi a uno de los soldados de Nioiko disparar a sus camaradas. También
vi a un mercenario Mazoku usando un arma de fuego, cosa extraña en ellos.
¡Gracias, Yamiyuki!-exclamó
Kongqe-Eso tiene sentido, ¿verdad?
¡Un momento!-gritó Gordon
Powers-¿Fuiste tú el que desvió mi cañonazo aquel día mientras nosotros
pensábamos que fue una alteración electromagnéntica?
Eso es cierto…-intervino Shirubei-…ese
día recibimos varias veces una ayuda divina.
Claro que fui yo.-respondió el
Taimanin disfrazado girándose hacia Gordon-¡Jamás cooperaría con unos
desgraciados como vosotros!
¡MATADLO!-bramó Layla.
Os habéis olvidado del arma
personal de Yellow Peacock…-dijo Kongqe.
El chico sacó dos enormes armas de
fuego negras recubiertas de cristales de colores.
No os mováis si no queréis ser
ametrallados.-el joven amenazó a los soldados.
¡Es el arma que llevabas cuando
disparaste a los soldados enemigos para favorecernos!-señaló Hagane-¡Yo también
me di cuenta!
¿Nos apuntas con las armas que te
dimos?-Margaret estaba muy furiosa.
Puedo disparar cristales
ionizantes a gran velocidad con estos cacharros.-le recordó Kongqe-No me hagáis
usarlos.
¡Baja las armas!-ordenó Margaret.
Dejadme hablar y puede que hasta
me entregue.-respondió el Taimanin-Al fin y al cabo, con esto ya puedo
considerar que he cumplido mi misión.
Habla.-dijo Margaret-¡Rápido!
Camaradas…-dijo Kongqe girándose
hacia los Taimanin-… ¡traigo la prueba definitiva de que el ejército
estadounidense es una organización criminal! ¡He desbloqueado la memoria de
Elizabeth! ¡No es lo que parece! ¡Vais a verla con otros ojos! Elizabeth, por
favor, cuéntanos tu historia…
La mujer robótica comenzó a
tambalearse y a temblar. De su rostro comenzaron a brotar lágrimas.
¿Un robot que llora?-se extrañó
Shiena.
No puedo creer lo que este hombre
misericordioso ha conseguido…-dijo Elizabeth con una voz sorprendentemente
humana y cargada de tristeza.
¿Qué es esta voz?-preguntó
Inuhito-¿Quién es esta mujer?
La auténtica Elizabeth.-respondió
Kongqe.
¿Y mi cura?-preguntó la mujer-¿Qué
es todo esto? ¿En qué me he convertido?
La mujer se echó a llorar.
Lo siento mucho, Elizabeth.-dijo
Kongqe-Sé que no puedo tratar tu enfermedad, pero sí he podido explicarte todo
lo que ha pasado. Es una lástima que una mujer tan noble como tú tenga que
acabar así. No obstante, me alegra mucho que me consideres misericordioso. He
bloqueado todos los circuitos electrónicos que manipulan tu cerebro. Serás tú
misma a partir de ahora.
No entiendo nada y creo que voy a
marearme…-comentó Hagane.
¡Sargento Layla Phoenix!-chilló
Elizabeth-¡Me dijo que esto era un tratamiento médico! ¿De verdad me ha
convertido en un arma? ¿Así se aprovecha de la vida de una moribunda
desesperada? ¡Es usted deleznable!
¿QUÉ?-la sensación de sorpresa fue
compartida por todos.
Así es.-respondió Kongqe-Elizabeth
Goldmine, veintiocho años, enferma de leucemia en fase terminal. El ejército de
su país le ofreció un tratamiento médico con las máquinas de última generación
que existían en las instalaciones sanitarias militares. La engañaron vilmente
para convertirla en un prototipo experimental híbrido entre humano y robot. El
resultado es la robustez y la fuerza de un robot con un control ya establecido:
al partir de una humana bien formada, no fue necesario desarrollar sistemas de
percepción ni de acción. Dicho textualmente por Layla Phoenix en una
conversación telefónica, “si se va a morir de todas maneras, ¿qué mejor manera
de hacerlo que con honor?”.
Kongqe se giró hacia los soldados.
¡CRIMINALES!-les gritó-¡BASURA!
¿Cómo osáis, por muy importantes que sean vuestras guerras, utilizar a personas
inocentes para vuestros sádicos proyectos? ¡SOIS IGUALES QUE LOS MAZOKU! ¡OS MERECÉIS
LA MÁS APLASTANTE DE LAS DERROTAS! ¡Habéis jugado con las esperanzas y los
sentimientos de una enferma de leucemia! ¡Tendría que caérseos la cara de
vergüenza! ¡HIJOS DE LA GRAN PUTA!
Kuroageha reconoció a su prometido
finalmente.
Esa forma de hablar…-dijo la
chica-…ese ímpetu…esa capacidad de sacar a relucir la ira para defender el bien
de los inocentes… no hay duda de que eres tú… mi amado Kongqe.
Me alegro de que me hayas
reconocido…-respondió éste-…Zhao Heiyangyu.
Kuroageha se le acercó. El chico
bajó las armas y dejó que ella lo abrazara. Se besaron con mucha pasión.
El sabor de sus labios, el aroma de su piel, los movimientos de su
lengua, su temperatura corporal, el tacto de su cuello…-pensaba Kuroageha-…no hay duda de que es el auténtico Ling
Kongqe. No puedo creerme lo feliz que soy en este instante.
El chico comenzó a llorar. Lloraba
de felicidad y de emoción. Por fin había podido volver con la mujer a la que
más amaba. Como acordaron, Margaret lanzó a los soldados a por él, pero los
Taimanin se congregaron frente a ellos y los bloquearon.
No os dejaremos que toquéis a
nuestro recién llegado camarada.-dijo Yamiyuki en tono amenazante-Nos ha
cabreado mucho esto que habéis hecho y creemos que os merecéis una paliza como
la del Hotel Rakuen.
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