¡Saludos, mis queridos lectores!
Escribo esta pequeñísima entrada para informaros de lo siguiente: esta semana he sido contratado en una empresa y, por ello, mis horarios ahora serán mucho más restringidos. Eso no será un problema, pues, aunque publique episodios más lentamente (a un ritmo no diario, por ejemplo), seguiré trabajando en ellos con el mismo gusto. No obstante, mi trabajo requerirá viajar ocasionalmente y estos viajes implicarán estancias de varios días fuera de mi hogar. Mañana salgo de viaje, estaré fuera toda la semana y, tras el fin de semana, volveré a viajar, por lo que dudo muchísimo que pueda avanzar lo más mínimo con mis historias. No obstante, mientras no tenga que viajar, aprovecharé el horario nocturno para escribir lo mejor y lo más prontamente que pueda.
Gracias por vuestra comprensión. Espero que tengáis paciencia y que aprovechéis para leer el resto de mis obras (si no lo habéis hecho ya) hasta que pueda continuar con "Taimanin Yamiyuki".
¡Seguiremos en contacto!
domingo, 11 de octubre de 2015
martes, 6 de octubre de 2015
[TY] Episodio 73: El inicio de una debacle
TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 73: El inicio de una debacle
Enfurecidos, los Taimanin se
alzaron ante los militares. Todo apuntaba a que aquella noche iba a tener lugar
una batalla histórica.
¿Utilizáis vilmente a una mujer
con una enfermedad que podría matarla y, no contentos con eso, pretendéis
separar por la fuerza a una pareja de enamorados que se acaba de
reencontrar?-preguntó Rito-¡Sois unos monstruos y, casualmente, acabar con los
monstruos es nuestra especialidad!
Parece que no queda más
remedio.-se limitó a decir Layla-Contamos con un miembro menos ya que Yellow
Peacock ha desertado, pero aún podemos pelear. ¡A la carga!
Haznos un favor a todos y no
vuelvas a llamarme así.-pidió Kongqe-Bastante asco he pasado fingiendo ser uno
de los vuestros.
¡Insolente mocoso!-bramó la
sargento-¡Hombres, atacad!
¡Vosotros también!-ordenó Margaret
a los suyos.
¡SEÑORA, SÍ, SEÑORA!-gritaron
todos los soldados a coro antes de romper filas.
Cada soldado comenzó a chocar con
uno de los Taimanin, repartiéndose emparejados aunque de manera caótica.
Habéis hecho mal las cuentas.-dijo
Kuroageha en medio de la pelea-No habéis perdido a un miembro sino a dos.
Elizabeth no peleará contra nosotros.
Lo hará en cuanto la devolvamos a
su ser.-reparó Layla-¡Ingeniero de campo, reprográmala!
Christian sacó un pequeño
ordenador de mano de uno de sus bolsillos y tecleó una secuencia de botones.
Elizabeth comenzó a retorcerse de dolor entre chispas y calambres.
Estará lista en unos
minutos.-informó el joven autor de aquella acción sin estar muy a gusto con lo
que había hecho.
Cerca de él, Émile intercambiaba
patadas con Hagane. Sin darle tiempo a reaccionar, Aoi le saltó encima. Para
evitar ser golpeado, Christian retrocedió con un pequeño salto, quedando
espalda con espalda con su compañero Émile.
¿Sabías lo de la
leucemia?-pregunto Émile en un susurro.
No tenía ni idea…-respondió
Christian mientras trataba de repeler los latigazos de Aoi con sus yo-yos-…y me
parece horrible.
Ya te digo, tío…-respondió Émile
mientras seguía chocando sus piernas con las de Hagane como si fuera un combate
de espadas.
¡No hay tiempo para
cuchichear!-bramó Layla-¡Tenemos trabajo que hacer!
¡Deja de mandar y mueve el
culo!-le espetó Kuroageha-¿Es que no puedes hacer nada sola?
¡Te voy a despedazar!-la amenazó
la sargento-Kick and Knife!
(¡Patear y apuñalar!)
Layla lanzó varios cuchillos al
aire y los disparó contra Kuroageha con varias patadas. La Taimanin los esquivó
con ágiles maniobras evasivas y, acto seguido, se acercó a su oponente para
clavarle las hojas que iban acopladas a su flauta y a su cerbatana. Con la
velocidad del rayo, Margaret se interpuso entre ambas y bloqueó las cuchillas
con su regla.
No te creas tan importante.-le
espetó-La sargento tiene otras cosas que atender. ¿Por qué no juegas conmigo un
rato?
¡No hay problema si la apuñalo,
Margaret!-respondió Layla con jovialidad-¡Lo está deseando!
La militar volvió a lanzar
cuchillos contra Kuroageha empujándolos con certeras y potentes patadas.
Distraída por Margaret, la joven Taimanin se vio falta de tiempo para evadir
aquellas armas arrojadizas, pero unas flechas azuladas las desviaron.
Te dije que no me separaría de tu
lado, Kuroageha.-dijo Seika asiendo su arco con orgullo.
Veo que te has hecho muy fuerte,
Seika.-dijo la líder del equipo con una sonrisa-Gracias por estar ahí. Me has
salvado.
Y lo haré cuantas veces sea
necesario.-insistió la musculosa joven-No voy a permitir que vuelva a pasar lo
mismo. Dos contra dos es lo más justo.
Siempre tiene que entrometerse
gente.-se quejó Margaret-Qué cruz…
Oh, usted perdone, señora
digna.-se burló Kuroageha-Discúlpenos por interrumpir su RUIN Y RASTRERO dos
contra una. ¡Al infierno con vosotras!
Permíteme informarte de algo.-dijo
Margaret desatándose el lazo rojo de su camisa-En el ejército norteamericano no
nos andamos con tonterías.-se comenzó a desabrochar los botones de la camisa.
¡ASÍ las gastamos!
La teniente se abrió la camisa,
revelando un top deportivo negro. Sacó un brazo de la manga y lo dobló,
marcando su bíceps. Sus brazos eran musculosos y duros, como el resto de su
cuerpo. Se veía un abdomen cuadriculado, así como unos oblicuos muy marcados.
Los trapecios estaban hipertrofiados y, a juzgar por lo que se veía en el brazo
que tenía fuera, también tenía unos hombros grandes y entrenados.
Interesante.-dijo Kuroageha sin
inmutarse, observando cómo la teniente volvía a arreglarse la vestimenta-No
negaré que tienes un cuerpo fuerte y bien entrenado, pero no me da ningún
miedo. No necesito estar cuadrada para luchar contra ti. De todas formas, creo
que te lo pasarás mejor con otra persona antes que conmigo. ¿Seika, eres tan
amable?
La joven de cabello verde se
adelantó y se colocó frente a Margaret. Era un poco menos alta que ella, pero
mucho más musculosa.
Es una esmirriada en comparación
contigo.-dijo Kuroageha observando con complicidad el musculoso cuerpo de su
subordinada, compañera y amiga-Podrás con ella. ¡Quítame a esa zorra de en
medio y acaba con ella en un tiempo tal que te dé tiempo a aplaudirme cuando me
cargue a la cabrona de Layla! ¡ES UNA ORDEN!
Sí, capitana.-dijo Seika tras
convertir su arco de nuevo en una lanza, acoplársela a la espalda y crujirse los
nudillos-Así lo haré.
¿Te atreves a enfrentarte a una
teniente?-Margaret trató de intimidar a Seika.
Los Taimanin no distinguimos entre
rangos ni calificativos.-explicó la joven-Nos enfrentamos a nuestros enemigos y
punto.
Mientras Kuroageha se enzarzaba en
una pelea con Layla y Seika hacía lo propio con Margaret, por detrás de ellas
pasaron Veena y Shiena fingiendo huir de dos enemigos: trataban de separarlos
del resto de los soldados.
¿Demasiado rápido para vosotros, patanes
imperialistas?-los provocó Shiena.
¡La esquividad es la especialidad
de los Taimanin!-exclamó Veena con orgullo-Una de muchas, claro.
Sus persecutores eran Púrpura
Delgado y James Silver. Shiena, que era especialmente reconocido entre los
Taimanin por su velocidad, suponía una difícil prueba para dos soldados que
cargaban con equipamiento muy pesado, especialmente James debido a la
considerable masa de su caja de arpones. Por su parte, Veena también iba muy
rápida y, por algún extraño motivo, había atraído la atención de Púrpura, por
lo que ambos compañeros lo tuvieron fácil para separar a los soldados entre sí
una vez los hubieron alejado del resto del grupo.
¡Ven aquí, putita!-gritaba Púrpura
mientras perseguía a Veena.
¡Eh, tú!-bramó Veena parándose en
seco-Yo no te he insultado en ningún momento. ¿Qué tal si te portas bien por
una vez en tu vida?
Habrías empezado a hacerlo si no
hubiera dicho algo bonito yo primero.-supuso Púrpura mientras le enseñaba sus
peligrosas uñas a la chica.
Yo le digo a cada uno lo que se
merece.-se limitó a responder Veena.
El caso es que me da
verdaderamente igual.-respondió Púrpura-No soy muy hablador… ¡lo mío es la
acción!
El chico se lanzó a por Veena como
si fuera un felino cazador. La joven Taimanin rodó hacia atrás para evitar ser
atrapada y respondió con una patada baja, haciendo que el soldado se
tambaleara.
No cantes victoria, muñeca.-la
amenazó-Voy a arrancarte la piel a tiras. Nail Attack!
(¡Ataque de uñas!)
El chico activó sus uñas radiantes
y comenzó a lanzar arañazos contra la hermosa joven india. Ésta los esquivó con
unos elegantes y artísticos movimientos que combinaban la danza tradicional de
su país, la gimnasia artística y las artes ninja.
¡Hazlo mejor!-lo provocó Veena.
¡He dicho que no me gusta
hablar!-bramó Púrpura-¡Cállate o seré yo quien te cierre la boca!
Púrpura lanzó un potente zarpazo
contra Veena. Esta lo paró sacando su cimitarra e interponiéndola en la
trayectoria del ataque, pero se dio cuenta de que la fuerza de aquel soldado
psicópata era desproporcionada.
¡Veena!-exclamó Shiena mientras
forcejeaba con James-¡Cuidado! ¡Cuidado, por favor!
Estoy bien, tranquilo.-dijo Veena
incorporándose tras la caída que había sufrido por absorber la fuerza del
impacto de Púrpura-No me dejaré amedrentar por este hombre.
Cutting Wave!!!!-gritó Púrpura.
(¡Onda cortante!)
Un arco de energía de color morado
barrió la distancia que separaba a Púrpura de Veena, estando a punto de
cortarla por la mitad. La chica se salvó por los pelos, observando que un trozo
de su capa había sido cortado por aquel ataque.
¡Ya es suficiente!-gritó
Shiena-¡Me niego a seguir con esto! ¡Ese tío es peligrosísimo! ¡Vi cómo mató a
esa Mazoku, Kaiya, en la batalla final contra los Fuuma! ¡Perdóname, Veena,
pero no voy a dejarte que te enfrentes a él!
Shiena ignoró a James y corrió
hacia Púrpura, propinándole una patada lateral en el cuello con una gran
velocidad.
¡Enfréntate a mí!-lo provocó Shiena-¡Vamos!
¡Alto ahí!-exclamó James corriendo
hacia Shiena-¡No hemos terminado!
Para no quedarse quieta, Veena se
encaró hacia James y paró con su arma el ataque que lanzó con la tela especial
que pendía de sus pantalones.
Me lo estaba pasando muy bien con
esa jovencita.-se quejó Púrpura-¿Por qué quieres hacer este cambio de parejas?
¡PORQUE NO VOY A DEJARTE QUE
HIERAS A LA MUJER A LA QUE AMO, MALDITO PSICÓPATA!-le espetó Shiena.
Sintiendo cierta vergüenza por
haber gritado aquello delante de Veena y de dos enemigos, Shiena se limitó a
patear a Púrpura contra la fachada de un edificio. Atravesó la pared abriendo
un boquete y entró de golpe en el lugar. El Taimanin lo siguió corriendo y
saltando a través del boquete con objeto de aislarlo.
Es cierto que Púrpura es más
fuerte que yo.-dijo James-No obstante, no voy a ponértelo fácil, ni siquiera
por el hecho de ser una mujer.
No esperaba menos.-dijo Veena poniéndose
en guardia-¿Acaso seguimos en la época prehistórica en la que las mujeres
tenemos hándicap?
No pretendía decir eso…-se excusó
James-… ¡pero no tengo que justificarme ante el enemigo! ¡Prepárate!
James y Veena comenzaron a
intercambiar golpes. Justo encima de ellos, en la azotea de un edificio,
Shirubei jugaba a un peligroso y macabro juego de escondite. Leon había
conseguido seguirle la pista y le disparaba desde la distancia. El Taimanin se
escondía detrás de cada elemento que encontraba en la azotea con objeto de
eludir las balas y dificultarle la labor al francotirador. De pronto, un tercer
miembro apareció en aquel juego: aprovechando sus vestimentas oscuras para
confundirse con la oscuridad de la noche, Andrei apareció súbitamente delante
de Shirubei con un manojo de bisturíes en la mano, dispuesto a clavárselos.
¡Joder!-se quejó Shirubei.
Con un ágil movimiento de su
garra, el Taimanin rubio paró los bisturíes y se los quitó de la mano a su
enemigo.
¡Vaya!-se molestó Andrei-¡Con las
ganas que tenía de destriparte!
Creo que se me da mejor que a
ti.-se jactó Shirubei-Tienes cara de haber rajado a poca gente en tu vana
existencia.
Mi sed de sangre es insaciable.-respondió
Andrei con sus demoníacos ojos inyectados en sangre-Voy a beberme la tuya.
Precisamente porque tu sed de
sangre es insaciable he podido perseguirte por tu olor.-una voz familiar habló
desde las sombras-Hueles a sangre y a maldad.
Desde el costado derecho de
Andrei, Inuhito saltó como un animal cazador e interceptó al joven, apartándolo
del camino de Shirubei.
¡Encuentra a ese Leon y dale una
paliza!-pidió Inuhito-¡Yo te quito de en medio a este chalado!
¡Recibido, hermano!-respondió Shirubei
con una sonrisa.
Inuhito agarró a Andrei, lo lanzó
por los aires y saltó hacia él, cayéndole encima con una patada descendente en
diagonal que terminó por separar a ambos de la otra pareja de contendientes.
Solos de nuevo.-susurró Leon
saliendo de su escondrijo-¡Vamos a divertirnos!
Acércate si tienes cojones,
machote.-dijo Shirubei-Te voy a sacar las putas tripas.
Debajo de aquel enorme edificio,
en la calle opuesta a la que estaba presenciando el combate entre James y
Veena, Hagane, Aoi y Yamiyuki habían logrado agruparse.
¿Los separamos?-preguntó Aoi.
Será lo mejor.-respondió Yamiyuki.
De acuerdo.-asnitió Hagane-¡Vamos
a ello!
Los seguían de cerca Émile,
Christian y Gordon.
Dejadme a Powers.-pidió
Yamiyuki-Intuyo que puede salir algo bueno de un enfrentamiento entre él y yo.
Lo mandaré a la fábrica que está detrás de nosotros.
¡Dejad de murmurar!-ordenó
Gordon-¡Estamos en medio de un combate!
¿La princesita está asustada y le
pide ayuda a su príncipe negro?-preguntó Émile con sorna.
Vete al infierno.-se limitó a
responder Hagane.
Se refería a Yamiyuki como el
príncipe negro porque llevaba el traje especial que comenzó a utilizar en la
batalla contra los Fuuma. Por sus similitudes a la hora de elegir calzado, su
porte afeminado y su apariencia andrógina, Hagane y Émile sentían rivalidad
además de ser oficialmente enemigos. Ambos querían enfrentarse a solas.
No quiero irme al lugar al que te
voy a mandar.-respondió Émile con su marcado acento francés.
¡Ya lo veremos!-le rebatió Hagane
con estoicidad.
Se lanzaron el uno a por el otro.
Comenzaron a intercambiar patadas y puñetazos en aquel lugar.
Aoi, ya sabes lo que tenemos que
hacer.-susurró Yamiyuki-Encárgate de Christian Miller, por favor.
El joven de cabello azul asintió.
¡Christian, es hora de atacar!-pidió
Gordon-¡A la carga!
El artillero comenzó a disparar
sus armas explosivas. Yamiyuki las interceptó en pleno vuelo con un ataque de
fuego, haciendo que explotaran sin dañar a nadie. Acto seguido, se acercó al
soldado y lo lanzó por detrás de su espalda con una hábil llave.
¡Ha estado cerca!-comentó Gordon
tras recuperarse en el aire y amortiguar la caída.
La próxima vez te lo pondré más
difícil.-siseó Yamiyuki mientras corría hacia Gordon.
Se perdieron entre la oscuridad:
Yamiyuki empujaba concienzudamente a Gordon hacia el lugar en el que quería
enfrentarse a él.
Estamos solos, Aoi Makihara.-se
limitó a decir Christian-Supongo que es hora de enfrentarnos.
Supones bien.-dijo Aoi-¡En
guardia!
Justo cuando los jóvenes iban a
enfrentarse, Christian escuchó un pitido. Su intercomunicador estaba recibiendo
una llamada.
¡Miller!-escuchó la voz de Grant al otro lado de la línea-¡Trate por todos los medios de evitar que
derrumben el tendido eléctrico que hay cerca de aquí! ¡Ya sabe lo que
perderemos si nos quedamos sin energía! Ellos tienen armas tradicionales, pero
las nuestras son de tecnología avanzada. Si no pincha la línea eléctrica y se
nos acaban las baterías o demás abastecimientos, lo pasaremos tan mal como lo
pasará usted si deja que eso suceda. ¡En marcha!
Parece que no puedo quedarme a
jugar contigo.-rectificó Christian-Tengo una tarea que cumplir.
El soldado corrió hacia el tendido
eléctrico que su compañero había mencionado. Aoi no dudó en seguirlo
sigilosamente para atacarle cuando menos se lo esperase.
Varias manzanas detrás de ellos,
Grant dio por perdido su intercomunicador. Había conseguido movilizar a
Christian, pero Rito había roto su máquina de un puñetazo.
¡Es de mala educación hablar por
teléfono u otro dispositivo electrónico en medio de un combate!-le
espetó-¿Vamos a jugar o no?
¡Conmigo no se juega!-bramó
Grant-¡Estoy aquí para darte una paliza! Un ejército de niñatos incircuncisos
jugando a ser héroes no será un bache en nuestro camino.
Rito agarró la cabeza de Grant con
una mano y se la estampó contra una pared.
Cállate, incompleto.-respondió el
Taimanin con una sonrisa de satisfacción-¿No tienes nada mejor por lo que
criticarnos?
¿Cómo me has llamado?-preguntó
Grant furibundo.
¡Incompleto!-repitió Rito-Aunque
tendría que llamarte “sordo”, pues veo que, además del prepucio, te falta oído.
Te arrepentirás de tus
palabras.-siseó el estratega militar mientras apuntaba a Rito con su bastón.
Tensos y en guardia, ambos hombres
estaban dispuestos a dar lo máximo de sí en combate.
lunes, 5 de octubre de 2015
[TY] Episodio 72: Zhao Heiyangyu
TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 72: Zhao Heiyangyu
Tras unos silenciosos y tensos
segundos, Margaret y Layla dieron un paso al frente.
Tenemos cosas que hacer.-dijo la
sargento-Esta noche no hemos salido para jugar con vosotros.
¡Qué casualidad!-exclamó Yamiyuki
encogiéndose de hombros-Nosotros también tenemos cosas que hacer. Con vosotros,
concretamente.
Desconocemos cómo habéis podido
encontrarnos.-respondió la teniente Margaret-No obstante, creo que no estáis en
condiciones de plantarnos batalla. Ya está demostrado que Elizabeth es mucho
más fuerte que cualquiera de vosotros. Además, hoy podemos combatir todos. ¿Habéis
venido a por otra batalla campal?
¿Por qué os hacéis los afectados,
soldados?-preguntó Kuroageha sumándose a la conversación-Habláis como si os
persiguiéramos y acosásemos constantemente, cosa que hacéis vosotros con nosotros
desde que tengo memoria. Si nos tocáis los huevos, esperad que respondamos de
una manera acorde.
Así que os hemos molestado
haciendo nuestro trabajo, ¿eh?-se mofó Layla.
Eso también podríamos decirlo nosotros.-terció
Yamiyuki-Con más derecho que vosotros, además. Os recuerdo que sois vosotros
los que habéis renunciado a vuestra institucionalidad para uniros a una mafia,
no nosotros.
No voy a caer en vuestro
juego.-respondió la sargento-Sabemos que sois unos listillos tocapelotas y, por
tanto, cualquiera puede inferir que queréis que perdamos los nervios. ¿Crees
que una sargento con experiencia va a caer en tus piques pueriles? ¡No me hagas
reír! Vais a iros a la cama con el culo caliente esta noche…
¿Eso es una amenaza?-preguntó
Kuroageha-Lo siento si la pregunta te parece obvia, pero resulta que no dais
ningún miedo.
Aquel diálogo había quedado
completamente en manos de los líderes de cada equipo: Yamiyuki y Kuroageha
representando a los Taimanin y Layla y Margaret representando a los soldados de
Estados Unidos.
Precisamente TÚ eres quien tendría
que tener más miedo.-dijo Margaret secamente-Eres una traidora a la patria.
¿Esto es un encontronazo bélico o
un concurso de chistes?-se extrañó Kuroageha-¿Traidora a la patria? ¿Qué
demonios estás diciendo? ¿Se te ha olvidado la medicación esta noche?
Muy graciosa.-insistió
Margaret-Desde hace muchos años, China mantiene una relación de mutuo acuerdo
militar con Estados Unidos, trabajando codo con codo en muchos casos. El que
una china esté sirviendo a los Taimanin en lugar de servir a nuestro ejército
es… ¡impermisible!
Yo no soy china.-se limitó a
responder la Taimanin.
¿No?-preguntó Margaret-Tus ojos,
tus facciones, tu piel y hasta tu nombre, ZHAO –alzó la voz en el nombre de
familia- Kuroageha hablan en chino.
¿Y si antes de decir sandeces te
informas?-preguntó Kuroageha-Yo NO SOY CHINA. No creo que serlo sea malo, pero
simplemente no lo soy. Mi padre es chino y mi madre es japonesa. Me tuvieron
AQUÍ. Yo soy nacida y criada en Japón. Tengo sangre china en mis venas, se nota
en mi cuerpo, hablo chino y muchas cosas más, pero soy japonesa. ¿Es difícil de
entender? No me toquéis las narices: hay más de un Taimanin chino en nuestras
facciones. ¿Tanto os molesta?
Aoi pensó en Fang Bai Hua, una de
sus maestras de artes específicas, maestra del látigo y especialista en ataques
eléctricos. Por su parte, Seika recordó a Gong Zhou Sa, su segunda maestra de
artes específicas junto con Murasaki. Le enseñó a disparar con el arco.
No hay una regla escrita que diga
que los chinos no pueden ser Taimanin sin declararse nuestros enemigos por ello…oficialmente.-explicó
Margaret-Oficiosamente, nos parece un acto asqueroso, sucio y rastrero. Ya que
eres nuestra enemiga por ser Taimanin, nos parece que lo eres todavía más por
tu sangre.
Incluso si estamos destinadas a
zurrarnos hasta matarnos, no puedo creerme que me estés soltando semejante
sermón sólo por la naturaleza, genética, procedencia y cultura de mi padre,
quien no tiene absolutamente nada que ver en esto.-Kuroageha no daba crédito a
aquello.
A lo mejor tratas de evadirte de
esta realidad para que tu cerebro no piense que eres una vendida hija de
vendidos.-respondió Margaret con dureza-Tu padre te tendría que haber educado
mejor, tendría que haberte enseñado la obediencia que China debe a los Estados
Unidos.
A lo mejor lo que pasa es que eres
una guarra.-se limitó a responder Kuroageha-¿Qué tal si no vuelves a hablar mal
de mi padre, vieja zorra?
Demostráis vuestra inferioridad,
Taimanin.-terció Layla-Os dejáis llevar por nuestras palabras. Tragáis vuestra
propia medicina.
Oh, no, para nada.-respondió
Kuroageha-Estoy la mar de tranquila. No he perdido los nervios ni voy a cometer
ningún error. Al fin y al cabo, cuando un médico pronuncia un diagnóstico, sus
emociones no se alteran y lo único que he hecho yo es diagnosticar a tu colega.
Estoy, repito, muy tranquila, y lo estoy porque sé que vamos a daros una
auténtica paliza esta noche. Nos hemos hecho muy fuertes desde la última
batalla, y tengo algo que devolverte… puta amargada.
Eres una maleducada.-respondió
Layla-¿Sólo sabes defenderte con insultos?
No soy maleducada, soy
objetiva.-la corrigió la Taimanin-Defino lo que veo y, además, soy de ese tipo
de personas que piensa que el respeto es para y sólo para quienes se lo
merecen. Si no os merecéis ninguno, puedo maldecir a toda vuestra maldita estirpe
de metomentodos opresores y quedarme tan tranquila. Sé defenderme con más
bazas, la retórica no es mi única arma. Es más, estoy deseando machacarte. Te
debo una muy gorda y te la voy a pagar con intereses.
Tendría que haberte matado esa
noche…-Layla recordó en voz alta.
Pero no lo hiciste, y ahora vas a
empezar a arrepentirte como nunca antes habías hecho.-dijo Kuroageha en tono
amenazante.
¡Ya es suficiente!-terció Margaret-¡Es
hora de que estos Taimanin escarmienten! ¡Elizabeth, ACABA CON ELLOS!
La mujer robótica se preparó para
saltar hacia los Taimanin. Como estaban todos separados y formando un corro
entre las azoteas, decidió lanzarse primero a por Kuroageha, desplegando sus
tentáculos para que alcanzaran a los adyacentes.
¡De eso nada!-exclamó
Yamiyuki-¡Maniobra de contención! ¡Rito! Esa arpía pesa demasiado…
¡Encargaos de ella entre
hermanos!-pidió Kuroageha-¡Seika!
Por órdenes de sus respectivos
líderes, Rito y Seika saltaron hacia Elizabeth, interceptándola y evitando que
Kuroageha tuviese que enfrentarse a ella.
¡Gracias, chicos!-la chica expresó
su agradecimiento-¡Es hora de la acción!
Kuroageha saltó hacia donde
estaban Layla y Margaret.
Qué ganas os tengo, malditas…-siseó.
¡Margaret!-exclamó Layla
levantando una pierna y apretando los puños-¡Nos preparamos para pelear!
La teniente agarró con una mano la
regla que siempre solía llevar encima y apoyó el extremo libre en su otra mano
a la vez que adelantaba una pierna: estaba preparada para luchar.
¡Déjenmela a mí, teniente,
sargento!-exclamó una voz de hombre.
Las dos mujeres se giraron hacia
los chicos que las acompañaban: Yellow Peacock se adelantó a sus colegas y se
preparó para interceptar a Kuroageha.
¿Tú?-preguntó Layla
extrañada-Jamás te he visto dar un solo puñetazo a un Taimanin.
Yo pelearé contra ella.-dijo
seriamente el espía del ejército-No pierdan el tiempo con esta enemiga,
señoras.
¡Acaba con ella si es lo que
quieres!-bramó Margaret.
Señora, sí, señora.-siseó Yellow
Peacock mientras se colocaba enfrente de Kuroageha.
Te lo advierto: no me caen nada
bien los aguafiestas.-dijo la Taimanin poniéndose en guardia-Desaparece rápido
de mi vista. Quiero destrozar a golpes a tus superiores.
No puedo dejarte hacer
eso.-respondió el soldado adoptando una guardia similar a la de su
contendiente-Éste es el momento para el cual tanto he esperado. Después de
mucho tiempo… por fin ha llegado mi turno de pelear.
Yellow Peacock era un centímetro
menos alto que Kuroageha. A juzgar por las posturas que habían adoptado,
parecía que ambos iban a pelear utilizando artes marciales chinas.
Así que conoces los estilos de
lucha de la tierra de mi padre…-apreció la chica antes de comenzar a lanzar
golpes-… ¡qué bonito!
Tus estilos no podrán rivalizar
con los míos.-la amenazó el soldado-Aún estás a tiempo de retirarte.
Y una real mierda.-susurró la
chica.
No esperaba menos de ti.-respondió
el joven, también susurrando.
Detrás de ellos, el resto de los
Taimanin se batía contra Elizabeth y sus poderosos e insistentes tentáculos de
largo alcance. Haciendo caso omiso de esto, los dos combatientes comenzaron a
golpearse. Fue Kuroageha la primera en atacar: lanzó una fugaz y elegante
patada giratoria contra su enemigo, que adoptó una postura baja para evitar el
impacto y, desde esa posición, se lanzó a por ella con una voltereta que
pretendía ser una patada aérea.
Nada mal.-evaluó Kuroageha
mientras paraba el impacto con una mano-¡Pero no es suficiente!
La chica giró sobre sí misma y se
agachó, lanzando una patada baja a modo de barrido. Yellow Peacock trastabilló
varias veces hasta perder el equilibrio, pero se estabilizó apoyando las manos
en el suelo y pudo rodar hacia un lado, evitando el ataque descendente de la
Taimanin.
Esquivas muy bien.-insistió
Kuroageha-¿Sabes hacer algo más?
Invítame a mostrártelo.-pidió el
soldado.
Sin mediar palabra, la Taimanin se
preparó para atacar de nuevo. Saltó girando sobre sí misma y, antes de caer al
suelo, lanzó una patada baja, enganchando una de las corvas del joven y
tirándolo al suelo. Tras esto, le propinó un codazo en el pecho y le inmovilizó
las piernas entrelazándolas con las suyas.
Es una buena invitación…-evaluó
Yellow Peacock.
Me has invitado a que te parta las
piernas y he aceptado gustosamente.-respondió Kuroageha-No has podido ser rival
para mí.
¿Que no?-preguntó el
soldado-¿Estás segura?
En cuestión de una fracción de
segundo, el joven se había escapado de la presa de la Taimanin. Cuando la chica
quiso darse cuenta de su nueva posición, ya era demasiado tarde: descendía
desde el aire, preparado para lanzar una patada voladora que la derribó.
¿Cómo ha hecho eso?-pensó la joven mientras se incorporaba-Es demasiado veloz…
Sin dejarse amilanar, Kuroageha
lanzó de nuevo una patada contra su enemigo, quien la bloqueó con otra patada
prácticamente igual, del mismo estilo y
repitiendo las mismas maniobras.
No te burles de mí, te saldrá
caro.-susurró Kuroageha mientras giraba sobre sí misma para lanzar un codazo.
Yellow Peacock giró sobre sí mismo
y lanzó otro codazo. Ambos codos chocaron frontalmente.
¿Qué broma es ésta?-Kuroageha comenzó a extrañarse-Parece que puede leer mis movimientos. No me
había sentido así en un combate de artes marciales desde… ¡bah, da igual, no es
el momento!
¡He dicho que dejes de
jugar!-gritó Kuroageha-¡Esto no es ninguna broma! ¡HAAAAAAAAAAAAH!
¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-Yellow
Peacock profirió un agudo grito.
Ambos lanzaron un golpe de palma
con todas sus fuerzas. Las palmas de las manos de ambos se chocaron y mantenían
un forcejeo. Trataban de empujarse el uno al otro.
Maldito seas…-susurró Kuroageha.
No has visto nada.-respondió
Yellow Peacock en voz baja.
El espía se esfumó de la vista de
la Taimanin y apareció detrás de ella, agarrándola del cuello y haciéndole una
elegante pero peligrosa llave de estrangulación.
No importa cuánto tiempo pase…-le
reprochó Yellow Peacock-…siempre caes bajo el mismo truco… qué tierna eres…
Zhao Heiyangyu.
Los ojos de Kuroageha se abrieron
por completo, reflejando una expresión de gran sorpresa. Unas enormes y pesadas
lágrimas comenzaron a fluir por su rostro sin cesar. Tal era su silencioso
llanto que no se dio cuenta de que sus camaradas habían dejado de luchar… ni de
que su oponente no le estaba apretando el cuello lo más mínimo.
¿Cómo la ha llamado?-preguntó
Yamiyuki muy sorprendido.
¡Lo ha dicho!-exclamó Hagane-¡Zhao
Heiyangyu!
Sólo una persona en este mundo
pronunciaba el nombre de Kuroageha completamente en chino…-comentó Shirubei
tratando de asimilar lo que acababa de pasar.
¿Es lo que me contaste aquel día,
Seika?-preguntó Veena algo angustiada.
Así es.-respondió Seika-El nombre
de familia, Zhao, lo hemos pronunciado siempre de la forma china, pero
Kuroageha es el nombre japonés que le pusieron sus padres y, por tanto, se lee
como tal. Sin embargo, hubo una vez una
persona que lo pronunciaba según las normas chinas, es decir, Heiyangyu. Y esa
persona era… efectivamente, quien te conté. Todavía no habías llegado de la
India cuando sucedió, pero creí importante el hacértelo saber como miembro del
equipo Kuroageha.
¡No puede ser!-Veena estaba
nerviosa-¿No había muerto?
Murió, sí.-respondio Shiena con un
nudo en la garganta.
No vuelvas…-susurró Kuroageha-…a
repetir… ese nombre… ¡nunca más!
Con violencia, Kuroageha se libró
de Yellow Peacock y volvió a darle la cara, mostrándole sus puños.
¿No me reconoces, Zhao
Heiyangyu?-insistió Yellow Peacock.
¡Cállate!-bramó la Taimanin entre
llantos-¡No uses ese nombre!
La joven lanzó una patada alta,
pero el soldado se apartó. Acto seguido, Kuroageha insistió con un golpe recto
con las puntas de los dedos, pero su contendiente lo paró con la palma de la
mano y amenazó con retorcerle fuertemente la muñeca.
Siempre acababa anotando puntos en
los entrenamientos por movimientos como éste, Zhao Heiyangyu.-el soldado seguía
insistiendo-¿De verdad que no has pulido tu estilo?
Pensé que había dejado de equivocarme en estas maniobras.-Kuroageha
hablaba consigo misma-¿Por qué fallo de
nuevo? ¡Maldita sea!
Zhao Heiyangyu, por favor, tienes
que reaccionar.-pidió el soldado.
Kuroageha lloraba más intensamente
cuanto más escuchaba ese nombre.
¡Deja de llamarme así!-gritó la
Taimanin-Seguro que has hecho de las tuyas y te has enterado de mi pasado…
¡estás usando ese nombre para torturarme! ¡Típico de un espía que no se quiere
manchar las manos!
Sabía que no me creerías.-asintió
el soldado-Sabía que te costaría aceptarlo. Deja atrás el dolor, Zhao
Heiyangyu, soy yo.
¡Mientes!-chilló Kuroageha.
¿Por qué si tanto miento puedo ver
en tus ojos la misma expresión que tenías antaño cuando escuchabas mi voz, Zhao
Heiyangyu?-preguntó Yellow Peacock-¿Por qué te niegas a reconocer que ésta es
la voz que siempre he tenido?
Ahora que lo dice…-comentó
Yamiyuki-…es cierto. Su voz es idéntica. Tal vez por eso nunca hablaba. Podría
ser un ataque sorpresa bien guardado.
¡Estoy harta!-exclamó
Kuroageha-¡Todos tenemos derecho a enterrar nuestros recuerdos amargos! ¡Deja
de torturarme, maldito espía! ¿Quieres que lo diga todo a voz en grito? ¿Que me
derrumbe entre lágrimas para poder darme el golpe de gracia fácilmente? Te lo
explicaré de tal manera que hasta un capullo como tú lo entenderá: Zhao
Heiyangyu, la pronunciación de mi nombre en chino, es como me llamaba el hombre
al que más he amado en mi vida, es más, ¡EL ÚNICO HOMBRE AL QUE HE AMADO! Él
era mi novio, la más bella de las flores, mi tesoro, mi fiel amigo, mi
compañero, mi apoyo, mi pilar, ¡mi vida! Estábamos prometidos y antes de poder
planear nuestra boda se lo llevaron los demonios. Esa historia estará en algún
lugar al que hayas podido acceder, así que entiendo que te la hayas guardado
para torturarme en el momento adecuado. ¡Llevo años luchando y todavía me duele
haber perdido al amor de mi vida! Desde entonces no he vuelto a amar y, aunque
he conseguido rehacer mi vida, mi corazón siempre ha estado incompleto. Fue la persona a la que le regalé mi
virginidad a la vez que él me regalaba la suya. Fue quien me ayudó a ser quien
soy. ¡Me niego a que utilices su legado para tus sucios fines! ¡Voy a acabar
contigo!-la chica no podía parar de llorar-Hay tres hombres entre los pilares
de mi vida: Zhao Xinhue, mi padre; Yamiyuki Kuroi, mi mejor amigo… y Ling Kongqe,
mi difunto prometido. ¡Te prohíbo que ensucies sus imágenes!
Llevaba años sin pronunciar el
nombre de su prometido.-dijo Aoi entre suspiros-No puedo creerme que se le haya
abierto la vieja herida…
Pobre Kuroageha…-susurró Inuhito.
¡Malditos militares
tramposos!-gruñó Rito.
¿Por qué no me crees, Zhao
Heiyangyu?-insistió Yellow Peacock-¡He vuelto! ¡He venido a explicártelo todo!
¿Cómo voy a creer a alguien que
oculta su rostro detrás de un antifaz gigantesco todo el rato?-le espetó
Kuroageha-Ya has hecho bastante daño… ¡es hora de que te oblitere del mapa!
¡Tienes toda la razón, Zhao
Heiyangyu, lo he hecho muy mal, pero no he podido hacerlo de otra
manera!-Yellow Peacock dejó de sonar inexpresivo-¡No habría cumplido mi
objetivo si no hubiera cubierto mi rostro! ¡Era la única manera!
¡Cierra la puta boca y quítate el
antifaz si tienes algo que enseñar!-gritó Kuroageha a punto de perder los
estribos.
Yellow Peacock se arrancó su
hermoso antifaz y lo lanzó por los aires. En su rostro podía apreciarse que era
chino. No tenía unos rasgos suavizados como los de Kuroageha fruto de su
mestizaje, sino que eran totalmente característicos de las personas chinas. Sus
rasgados ojos tenían un delicado color negro verdoso con un caprichoso reflejo
cyan. Sus pestañas eran largas y curvadas, y sus cejas eran finas y largas. Su
piel, pálida y brillante, era tal y como Kuroageha la recordaba. Al verlo con
la máscara no se había dado cuenta, pues había muchos hombres morenos con el
pelo largo en el mundo, pero aquella cabellera negra lacia era la de Ling Kongqe,
su novio y prometido, quien fue asesinado por los Mazoku en medio de una
guerra.
Tus habilidades de espionaje son
mejores de lo que pensaba.-lo felicitó Kuroageha entre lágrimas-Has imitado
perfectamente el cuerpo de mi difunto prometido… el cuerpo de Kongqe.
¿Ilusiones? ¿Fármacos alucinógenos en aerosol? ¿Cómo lo has hecho?
Entiendo que estés en shock, pero
soy yo, Ling Konqe, ¡tu hombre!-exclamó el recién desenmascarado soldado.
Los soldados no daban crédito a
aquello. Layla y Margaret observaban aquella escena mientras rechinaban los
dientes.
Si de verdad eres él, ¡dame una
prueba!-lo retó Kuroageha.
¡Estaba deseando poder
hacerlo!-exclamó el joven-¡Por fin puedo hacerlo! Este maldito programa ha tardado
en cargar…
¿Qué programa?-preguntó Kuroageha
extrañada.
¡Éste!-exclamó Yellow Peacock
apuntando a Elizabeth con la palma de la mano derecha.
La mujer robótica se quedó
paralizada, dejando en paz a los Taimanin.
¡Le ha lanzado un dispositivo USB
a modo de dardo!-exclamó Aoi-¡Esa puntería siempre ha sido típica de Kongqe!
He hackeado a Elizabeth.-dijo el
soldado girándose a sus antiguos camaradas-Tarea fácil para un espía.
¿Eres un traidor?-preguntó Layla
fuera de sus casillas-¿NO NOS HAS ESTADO SIRVIENDO?
Desde el principio he cumplido mi
labor como espía.-respondió el joven-El fallo es vuestro al no haberme
preguntado que para qué bando ejerzo como tal.
¿Estás con los Taimanin?-preguntó
Margaret con los ojos fuera de sus órbitas.
Desde que llegué a este
país.-respondió el chico-China necesita librarse de vosotros… ¡por eso los que
creemos en la justicia viajamos hasta Japón y nos convertimos en Taimanin,
vuestros enemigos naturales!
¡No puede ser!-insistió Kuroageha-¡Kongqe
murió!
No morí, Zhao Heiyangyu.-respondió
el hombre de dudosa identidad-Me lanzaron al portal de los deportados. Todos
asimilasteis mi muerte, pero sufrí el mismo destino que sufrió Braulio Cromwell
en el pasado… y, al igual que él, he podido librarme de todo eso. Tigres Black
trató de liberar a Braulio una vez antes de conseguirlo. Esa vez falló debido a
la radiación mágica del portal… y, por fortuna, me devolvió al mundo. No
aparecí ante ella, sino en Estados Unidos. Los portales son caprichosos.
Sabiendo que en Gokuruma ya no existía un Taimanin llamado Ling Kongqe y
conservando todas mis capacidades físicas y mis poderes, decidí enrolarme en el
ejército para robarles toda la información posible. Además, sabía que, si me
juntaba con las personas del ejército que más ganas tenían de enfrentarse a
nosotros, tarde o temprano me llevarían hasta vuestro lado sin esfuerzo. Por
eso he tenido que ocultar mi rostro y mi nombre. Por eso he tenido que callar,
para que no reconocierais mi voz y me dejarais actuar según mi plan de acción.
Ha sido difícil, pero lo he conseguido. Ya sabéis cuáles son mis artes ninja… y
puedo utilizarlas perfectamente para mis planes. Además, el ejército me dotó
con tecnología de camuflaje óptico, por lo cual he podido actuar siendo
invisible. Pensad en todos los combates que habéis librado contra los soldados.
En varios de ellos he estado yo… y en todos ellos el azar jugaba siempre a
vuestro favor. No fue suerte… ¡fui yo! ¡Os quiero como el primer día y he
estado luchando fervientemente para protegeros! ¡Soy Ling Kongqe! ¡Todo esto ha
sido una misión de infiltración! ¡Los Taimanin somos guerreros ninja y, como
tales, nos disfrazamos, nos colamos en las filas enemigas y atacamos desde
dentro!
¡Claro!-exclamó Yamiyuki-¡Cuando
comenzó toda la problemática del robo de Elizabeth por parte de los Fuuma! Por
un momento vi a uno de los soldados de Nioiko disparar a sus camaradas. También
vi a un mercenario Mazoku usando un arma de fuego, cosa extraña en ellos.
¡Gracias, Yamiyuki!-exclamó
Kongqe-Eso tiene sentido, ¿verdad?
¡Un momento!-gritó Gordon
Powers-¿Fuiste tú el que desvió mi cañonazo aquel día mientras nosotros
pensábamos que fue una alteración electromagnéntica?
Eso es cierto…-intervino Shirubei-…ese
día recibimos varias veces una ayuda divina.
Claro que fui yo.-respondió el
Taimanin disfrazado girándose hacia Gordon-¡Jamás cooperaría con unos
desgraciados como vosotros!
¡MATADLO!-bramó Layla.
Os habéis olvidado del arma
personal de Yellow Peacock…-dijo Kongqe.
El chico sacó dos enormes armas de
fuego negras recubiertas de cristales de colores.
No os mováis si no queréis ser
ametrallados.-el joven amenazó a los soldados.
¡Es el arma que llevabas cuando
disparaste a los soldados enemigos para favorecernos!-señaló Hagane-¡Yo también
me di cuenta!
¿Nos apuntas con las armas que te
dimos?-Margaret estaba muy furiosa.
Puedo disparar cristales
ionizantes a gran velocidad con estos cacharros.-le recordó Kongqe-No me hagáis
usarlos.
¡Baja las armas!-ordenó Margaret.
Dejadme hablar y puede que hasta
me entregue.-respondió el Taimanin-Al fin y al cabo, con esto ya puedo
considerar que he cumplido mi misión.
Habla.-dijo Margaret-¡Rápido!
Camaradas…-dijo Kongqe girándose
hacia los Taimanin-… ¡traigo la prueba definitiva de que el ejército
estadounidense es una organización criminal! ¡He desbloqueado la memoria de
Elizabeth! ¡No es lo que parece! ¡Vais a verla con otros ojos! Elizabeth, por
favor, cuéntanos tu historia…
La mujer robótica comenzó a
tambalearse y a temblar. De su rostro comenzaron a brotar lágrimas.
¿Un robot que llora?-se extrañó
Shiena.
No puedo creer lo que este hombre
misericordioso ha conseguido…-dijo Elizabeth con una voz sorprendentemente
humana y cargada de tristeza.
¿Qué es esta voz?-preguntó
Inuhito-¿Quién es esta mujer?
La auténtica Elizabeth.-respondió
Kongqe.
¿Y mi cura?-preguntó la mujer-¿Qué
es todo esto? ¿En qué me he convertido?
La mujer se echó a llorar.
Lo siento mucho, Elizabeth.-dijo
Kongqe-Sé que no puedo tratar tu enfermedad, pero sí he podido explicarte todo
lo que ha pasado. Es una lástima que una mujer tan noble como tú tenga que
acabar así. No obstante, me alegra mucho que me consideres misericordioso. He
bloqueado todos los circuitos electrónicos que manipulan tu cerebro. Serás tú
misma a partir de ahora.
No entiendo nada y creo que voy a
marearme…-comentó Hagane.
¡Sargento Layla Phoenix!-chilló
Elizabeth-¡Me dijo que esto era un tratamiento médico! ¿De verdad me ha
convertido en un arma? ¿Así se aprovecha de la vida de una moribunda
desesperada? ¡Es usted deleznable!
¿QUÉ?-la sensación de sorpresa fue
compartida por todos.
Así es.-respondió Kongqe-Elizabeth
Goldmine, veintiocho años, enferma de leucemia en fase terminal. El ejército de
su país le ofreció un tratamiento médico con las máquinas de última generación
que existían en las instalaciones sanitarias militares. La engañaron vilmente
para convertirla en un prototipo experimental híbrido entre humano y robot. El
resultado es la robustez y la fuerza de un robot con un control ya establecido:
al partir de una humana bien formada, no fue necesario desarrollar sistemas de
percepción ni de acción. Dicho textualmente por Layla Phoenix en una
conversación telefónica, “si se va a morir de todas maneras, ¿qué mejor manera
de hacerlo que con honor?”.
Kongqe se giró hacia los soldados.
¡CRIMINALES!-les gritó-¡BASURA!
¿Cómo osáis, por muy importantes que sean vuestras guerras, utilizar a personas
inocentes para vuestros sádicos proyectos? ¡SOIS IGUALES QUE LOS MAZOKU! ¡OS MERECÉIS
LA MÁS APLASTANTE DE LAS DERROTAS! ¡Habéis jugado con las esperanzas y los
sentimientos de una enferma de leucemia! ¡Tendría que caérseos la cara de
vergüenza! ¡HIJOS DE LA GRAN PUTA!
Kuroageha reconoció a su prometido
finalmente.
Esa forma de hablar…-dijo la
chica-…ese ímpetu…esa capacidad de sacar a relucir la ira para defender el bien
de los inocentes… no hay duda de que eres tú… mi amado Kongqe.
Me alegro de que me hayas
reconocido…-respondió éste-…Zhao Heiyangyu.
Kuroageha se le acercó. El chico
bajó las armas y dejó que ella lo abrazara. Se besaron con mucha pasión.
El sabor de sus labios, el aroma de su piel, los movimientos de su
lengua, su temperatura corporal, el tacto de su cuello…-pensaba Kuroageha-…no hay duda de que es el auténtico Ling
Kongqe. No puedo creerme lo feliz que soy en este instante.
El chico comenzó a llorar. Lloraba
de felicidad y de emoción. Por fin había podido volver con la mujer a la que
más amaba. Como acordaron, Margaret lanzó a los soldados a por él, pero los
Taimanin se congregaron frente a ellos y los bloquearon.
No os dejaremos que toquéis a
nuestro recién llegado camarada.-dijo Yamiyuki en tono amenazante-Nos ha
cabreado mucho esto que habéis hecho y creemos que os merecéis una paliza como
la del Hotel Rakuen.
jueves, 1 de octubre de 2015
[TY] Episodio 71: El anzuelo
TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 71: El anzuelo
Después de un importante esfuerzo
de planificación, finalmente los Taimanin desarrollaron la trampa que
consideraron idónea para atrapar a los militares estadounidenses sin que los
demonios se manifestaran junto a ellos. Gracias a las bazas del equipo Yamiyuki y a la información del
Servicio de Inteligencia, liderado por Kuroageha, en Gokuruma se terminó de
urdir un plan de guerra. Había llegado, por fin, el día en el que aquel plan se
daría a conocer y se comenzaría a llevar a cabo.
Era Yamiyuki el encargado de
realizar la exposición ante el resto de los compañeros Taimanin. Todos
aguardaban expectantes y se sentían llenos de fuerzas y optimismo: su reciente
victoria contra los Fuuma les había quitado un gran problema de encima y
apreciaban que cada vez les quedaba menos para ganar la guerra.
Gracias por vuestra asistencia,
compañeros y amigos.-dijo Yamiyuki a modo de saludo desde su estrado-Es mi
labor hoy presentar la estrategia de acción con la que pondremos en práctica
todo lo que mencionamos en anteriores reuniones. Gran parte del esfuerzo y de
los medios requeridos para este plan han venido del equipo Kuroageha y del
Servicio de Inteligencia, ambos dirigidos por la misma persona, nuestra
compañera, amiga, camarada, hermana y profesora Zhao Kuroageha, quien
perfectamente podría estar diciendo esto en mi lugar, pero que, por desgracia,
no ha podido estar con nosotros hoy por motivos profesionales. Partimos de
nuestro objetivo principal: separar a los soldados estadounidenses de los
demonios en la coalición que han formado. Es por esto que no nos sirve
cualquier invitación de guerra, pues entonces el bando completo se lanzaría
sobre nosotros. Puesto que la unión entre los Mazoku y Estados Unidos es
meramente de guerra, necesitamos tentar a la coalición con una baza que afecte
única y exclusivamente a los militares, y hemos determinado que la mejor para
este caso es la vertiente sociopolítica. Los Mazoku nunca han entendido, no
entienden ni jamás entenderán la dimensión social ni la política como nosotros:
si bien es cierto que, como ya nos han demostrado, hay Mazoku respetuosos, en
el caso de los Neo-Nómadas lo más cercano a una política que puede verse es un
gran afán de conquista y totalitarismo, mientras que en lo social son clasistas
y racistas, despreciando y deseando maltratar a todos los humanos. Por otra
parte, los inmigrantes estadounidenses que se enfrentan a nosotros ahora mismo,
si bien están peleando junto a los demonios, proceden de un país del Primer Mundo,
igual que nosotros, y tienen unas ideas sociales, políticas, económicas,
jurídicas, administrativas, etcétera, mucho más pulidas y evolucionadas que las
de nuestros enemigos los demonios. Claro que Estados Unidos y Japón tienen
muchas diferencias, pero no son tantas ni tan acusadas como las que tenemos los
humanos y los Mazoku, especialmente si pertenecen a los Neo-Nómadas. No
garantizamos que el plan tenga un éxito rotundo y carezca de complicaciones,
pero, tras muchas evaluaciones y comparaciones, creemos que será la mejor
manera de acometer el problema que quedó planteado en reuniones anteriores. Si
bien no todo el mundo sabe todo lo que hay detrás del panorama actual, lo
cierto es que el Reino de Tokyo se sabe en guerra. La prensa no es muda ni tampoco
es tonta. Los altercados con Estados Unidos son prácticamente una constante
histórica en nuestra sociedad y, por supuesto, se sabe que estamos en guerra.
De esta manera, a nadie le extrañaría que un grupo de ciudadanos desconformes
se manifestase en lugares públicos: he aquí la raíz de nuestro plan de acción.
Vamos a disfrazarnos de ciudadanos de a pie, de transeúntes, y vamos a realizar
manifestaciones de índole sociopolítica en diversos lugares del Reino. Lo
haremos de manera intensa, en varios sitios a la vez y durante varios días. La
clave de estas manifestaciones será protestar única y exclusivamente contra los
militares estadounidenses que se han asentado en nuestras tierras, no contra
Estados Unidos en general. De esta forma, es altamente probable que llamemos la
atención de los militares y que a los Mazoku no les importe demasiado. Creemos
que, en tal caso, sería posible provocar su salida a las calles de manera
independiente, es decir, que podríamos hacer que los soldados se acercaran a
nosotros sin la compañía de los demonios. Por supuesto, este plan tiene
lagunas, siendo la mayor de ellas la propia incertidumbre: por más sólido que
pueda ser nuestro optimismo y más nobles que puedan ser nuestros esfuerzos, no
tenemos forma de saber la voluntad de nuestros enemigos. Sí es cierto que, como
comentó Kuroageha la última vez, tenemos captadores y transmisores de
información instalados gracias a las acciones de la batalla que acabamos de
terminar. Éstos, según el Servicio de Inteligencia, son cada vez más imprecisos,
pues no estaban ideados para durar, sino para ofrecer una solución lo más
inmediata posible a los problemas que pudieran suceder después de la batalla.
Me refiero al hecho de que muchos de los dispositivos que introducimos en las
filas enemigas son fácilmente destruibles y que, incluso si ellos no se han
dado cuenta de que están ahí, han podido acabar con ellos, por ejemplo, con el
simple gesto de lavar la ropa. Teniendo esto en mente, queda claro que con esos
dispositivos no podremos adelantarnos al enemigo como hicimos la vez anterior,
en la que descubrimos los planes de Tigres Black y Braulio Cromwell y pudimos
dar pie al nacimiento de la estrategia que describo a continuación. Estos
transmisores de información gozan de una duración corta, pero nos han servido
bien. Lo que sí podremos hacer será sondear de manera sucinta las reacciones e
intenciones del enemigo. No será lo más nítido, pero podremos inferir de alguna
manera si las manifestaciones surten efecto o no. Con esto conseguimos quitar
gran parte de la incertidumbre, pero la idea no acaba aquí. Estamos colocando
unas barreras especiales con la colaboración del equipo de los místicos. Estas
barreras impedirán el paso de los demonios en la zona urbana, por lo que, en
caso de que la coalición entera viniese en respuesta a las manifestaciones,
sólo los militares podrían pasar. Si tuviésemos que pelear contra los militares
y pidiesen refuerzo a los Mazoku, tampoco podrían tenerlo. Gracias a este
sistema, eliminamos otra buena parte de la incertidumbre comentada. No
obstante, la incertidumbre nunca puede cortarse de raíz: queda una componente
de un tamaño tal vez variable, pero con casi total seguridad pequeño que se
traduce en el hecho de que no podemos conocer el futuro. Incluso si el enemigo
reacciona como nosotros esperamos, seguimos sin saber si nuestros planes
saldrán bien o mal. Pueden producirse multitud de desenlaces, pero, en
cualquier caso, lo mejor contra este imborrable componente de incertidumbre es
esforzarnos para que todo salga lo mejor posible y dar lo máximo de nosotros en
todo momento.
Tras aquel discurso, Yamiyuki tomó
un trago de una botella de agua que tenía encima de la mesa en la cual
realizaba su exposición. Sus camaradas aplaudieron y comenzaron a comentar
entre ellos el plan que acababa de salir a la luz.
. . .
Margaret estaba bebiendo una taza
de té con leche en una mesa de una de las salas de descanso de las
instalaciones. Se encontraba absorta en sus pensamientos mientras leía una
revista sobre tecnología militar. Estaba esperando la prensa del día para
leerla antes de terminar su descanso y volver a las labores administrativas que
tenía que realizar aquel día, pese a que seguía sin fiarse de los demonios.
Mientras leía y tomaba su té, escuchó que se abría la puerta. Giró la cabeza
para mirar quién iba a entrar y vio a Layla con un periódico en una mano y un
vaso largo lleno de café en la otra.
No te vas a creer lo que está
pasando.-dijo Layla a modo de saludo.
¿Sucede algo?-preguntó
Margaret-¿Es el periódico de hoy?
Sí, así es.-respondió la otra
mujer-Iba a consultar las noticias a través de la red, pero nunca está de más
recordar las buenas costumbres.
Yo estoy muy harta de estar
delante de un ordenador, así que también prefiero mil veces un periódico ahora
mismo.-comentó Margaret-En fin, ¿qué ha pasado?
Mira esto, Margaret.-pidió Layla
colocando el periódico encima de la mesa-Desde hace casi una semana, han estado
produciéndose cientos de manifestaciones ciudadanas en contra de nuestra
presencia aquí. La ciudadanía está pidiendo que se expulse al ejército
estadounidense del Reino de Tokyo.
Es normal que no nos quieran
aquí.-razonó Margaret-No suele hacer mucha gracia que lleguen militares de otro
país a controlar situaciones que no se entienden. El pueblo no puede comprender
muchas de las ideas con las que nosotros estamos trabajando o, mejor dicho, no
es que no pueda comprenderlas, es que no tiene acceso a ellas y por tanto no
puede emitir un juicio que no esté orientado claramente. No pueden ser imparciales.
El lobo siempre será el malo si sólo se escucha a Caperucita.
No te lo niego, pero llevamos aquí
un tiempo… ¿por qué ahora?-se preguntó Layla.
Puede ser por muchos motivos, es
un tema complejo, como podrás comprender.-se limitó a responder Margaret-Tendremos
que pedir permiso a Tigres Black para poder tratar de solventar este problema
de manera independiente.
Yo estaba pensando lo
mismo.-asintió Layla-Deberíamos separarnos momentáneamente de los demonios e
investigar este asunto a fondo.
Todavía no sabemos cuál va a ser
la respuesta de arriba, pero se me ocurre una idea.-comentó la teniente-¿Qué te
parece si sobrevolamos las zonas donde se han producido las manifestaciones con
un avión? Podríamos hacerlo muy tarde, de madrugada, de tal forma que no haya
nadie y no se moleste a los ciudadanos. Tal vez encontremos algo, ¿no crees?
No me parece una mala
idea.-asintió la sargento-Acerquémonos después a preguntar.
. .
.
Aquella noche, un avión de
reconocimiento sobrevoló el Reino de Tokyo. Gracias al permiso que habían
obtenido de Tigres Black, Layla Phoenix y Margaret Johnson podían realizar una
investigación a fondo de los problemas que la ciudadanía podría comenzar a
causarles. En el avión viajaban las dos mujeres y los pelotones de ambas. Todos
los jóvenes soldados estaban preparados para posibles combates o situaciones
peliagudas. Los ciudadanos estaban acostumbrados al ruido de los aviones que
despegaban a lo largo de la noche, por lo que no causarían ningún alboroto,
pues el Reino de Tokyo gozaba de una gran situación de viajes fluidos. Pese a
toda su precaución, su buen hacer y su desplazamiento pacífico y casi de
incógnito, había algo que ignoraban: los Taimanin los vigilaban.
¡Bien!-se alegró Yamiyuki desde su
escondrijo-¡Han mordido el anzuelo! ¡Y encima vienen de madrugada! Una franja
horaria genial por si tenemos que pelear contra ellos.
Hemos tenido una suerte
tremenda.-comentó Kuroageha, también desde las sombras-Por lo que he podido
captar gracias a las máquinas de Aoi, la idea de viajar en avión a esta hora ha
sido de Layla Phoenix y Margaret Johnson. Como ellas no asistieron al combate
contra los Fuuma por motivos que ni sabemos ni nos importan, no estaban
contaminadas con los captadores, así que la suerte ha jugado en nuestro favor
en el momento en el que han decidido pedirle permiso a Tigres Black delante de
alguien a quien sí le quedaban captadores encima. La única mala noticia es que
nos hemos quedado definitivamente sin esos dispositivos. Han durado poco, pero
han funcionado muy bien.
El equipo Yamiyuki y el equipo
Kuroageha se encontraban juntos en aquella misión. Se escondían en los rincones
más oscuros de las calles y observaban los movimientos del avión, siguiéndolo
de manera subrepticia.
¡Mirad!-avisó Shiena-¡Se alejan de
aquí!
Estarán buscando carteles,
pancartas o algún tipo de indicio de la naturaleza de los
manifestantes.-conjeturó Rito-Menos mal que no hemos dejado nada tirado…
Es la nuestra, ¿verdad?-preguntó
Hagane-Se dirigen al extrarradio, a la zona industrial. No hay residentes y,
por tanto, sólo hay personas en horario de trabajo. En un sitio así podremos
resolver mejor cualquier tipo de conflicto sin crear ningún jaleo entre los
ciudadanos que ahora mismo duermen.
Yo pienso lo mismo.-Shirubei se
sumó a la conversación-¿Los seguimos?
Sí, vamos tras ellos.-asintió
Yamiyuki-Tratemos de no separarnos demasiado por el momento, ¿de acuerdo?
Los diez guerreros Taimanin se
movieron siguiendo la trayectoria del avión que se alejaba de ellos. Para su
sorpresa, cuando habían cruzado varios barrios y habían llegado por fin a una
zona vacía y sin residentes, el avión aterrizó en una azotea grande y de él
comenzaron a bajar los pasajeros. Distinguieron a Layla, a sus cinco jóvenes
soldados, a Margaret, a sus cuatro subordinados y a Elizabeth, la mujer
robótica. Tras apearse, el avión despegó y se alejó de la zona.
¿Qué demonios están
haciendo?-preguntó Inuhito-¡Acaban de aislarse ellos solos!
¡Mejor para nosotros!-le respondió
Veena-Podremos seguirlos más de cerca y con menos peligro, ¿no es así?
Tienes razón, Veena.-respondió Aoi
uniéndose a la conversación-Tal vez han pedido al piloto del avión que haga un
par de barridos por el Reino para buscar más pistas mientras ellos hacen algo
aquí.
Es hora de saltar a las
azoteas.-dijo Yamiyuki-Layla Phoenix es la máxima autoridad entre los
estadounidenses que han venido aquí por asuntos militares. Si logramos
atraparla, no necesitaremos más artificios.
Está bien protegida, ¿no
crees?-comentó Kuroageha.
Lo está.-asintió Yamiyuki-La vez
que nos enfrentamos a ellos en Amidahara fue una batalla campal. Esta vez vamos
a extrapolar nuestra estrategia sociopolítica al combate: vamos a separarlos para
que ninguno de ellos esté protegido más que por sí mismo.
Está bien.-respondió Kuroageha-Ya
sabes que quiero a la sargento, ¿verdad? Quiero pagarle la que le debo.
No hay problema.-asintió
Yamiyuki-¿Preparados para ascender?
Kuroageha…-dijo Seika antes del
gran momento.
¿Sucede algo?-respondió ésta.
¿Podría estar cerca de ti en esta
batalla?-preguntó-No estoy dispuesta a dejar que vuelva a pasarte lo mismo que
la otra vez.
No me pasará.-dijo Kuroageha con
una sonrisa-No obstante, claro que puedes quedarte a mi lado siempre y cuando
me dejes a mí a Layla Phoenix y te centres en partirle la cara a otra persona.
De acuerdo.-Seika se mostró más
tranquila-Perdonad por la interrupción.
¡Ahora!-exclamó Yamiyuki.
Los diez Taimanin saltaron hacia
las azoteas más cercanas, formando un anillo que rodeó a los militares.
¿Qué diantres está
sucediendo?-preguntó Margaret extrañada.
Pensaba que éste iba a ser un buen
lugar para descansar un momento, pero ya veo que no…-suspiró Layla-… ¿teníais
ganas de vernos, jodidos Taimanin?
Layla les dirigió una mirada de
asco y odio. Los diez Taimanin se limitaron a mirar a sus oponentes con
suficiencia.
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