TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 56: Estrategas
malevolentes
Iba a celebrarse la primera
reunión estratégica de los Neo-Nómadas desde su aceptación de los soldados de
Estados Unidos como colaboradores. Era cierto que se hacían favores mutuamente:
los militares estaban protegiendo a los Mazoku de la ONU y, a la vez, les
servían como miembros de primera línea de batalla. Por su parte, los demonios
estaban sirviendo a los estadounidenses como proveedores de cobijo, armas y
tecnología. Ambos eran enemigos de los Taimanin y de los Fuuma, por lo que, por
encima de lo que se concedían los unos a los otros, veían adecuada una
colaboración. Presidían la mesa Kuritöö, Benibatsu, Layla y Margaret. El resto
de los asistentes eran los soldados: James, Leon, Grant, Émile, Christian,
Gordon, Yellow Peacock, Andrei y Púrpura.
Vamos a hablar someramente de lo
que haremos a partir de ahora.-explicó Kuritöö-Cualquier decisión que tomemos
será comunicada por mí a Tigres y a Braulio, quienes son y en ningún momento
han dejado ni dejarán de ser nuestros líderes.
Tenemos dos enemigos fundamentales:
-enumeró Margaret- Los Taimanin y los Fuuma. Según la evaluación que hemos
estado haciendo, los Fuuma serían más fáciles de derrotar en estos momentos.
Los Taimanin siguen siendo muchos y están muy bien escondidos, pero los Fuuma
se están quedando sin gente y cada vez tienen menos lugares donde esconderse.
Es, por tanto, el tirar a los Fuuma fuera del campo de batalla, un objetivo que
consideramos prioritario.
¿Y hacerles un favor a los
Taimanin?-preguntó Benibatsu con cierto desdén.
Los Fuuma nos atacan tanto o más
que a ellos.-terció Layla-No tenemos estas ideas pensando en ellos, sino en
nosotros.
Tienes razón…-murmuró el antiguo
Taimanin-…aunque sigue sin hacerme ni puta gracia no acabar con los Taimanin
antes.
No siempre salen las cosas como
más deseamos.-intervino Kuritöö-Creo que los Fuuma son unos objetivos
asequibles ahora mismo. Además, ese Nioiko no es demasiado fuerte…
Christian pidió la palabra
educadamente.
¿Sí, soldado?-la científica le
concedió el turno con una sobreactuada amabilidad.
No estoy desconforme con la idea,
pero…-dijo el ingeniero de campo-…hay un pequeño matiz que tendríamos que tener
en cuenta. Nioiko Fuuma tiene a Elizabeth…y Elizabeth es nuestra. Si vamos a
pelear contra los Fuuma, que, por favor, sea llevándonos a Elizabeth de vuelta
antes de que todo se les vaya al traste.
Es una buena idea.-respondió
Kuritöö-Es más…la tal Elizabeth es fuerte, como ya he podido comprobar. Me
gusta. Creo que lo haremos así entonces. ¡Layla, tus chicos son listos!
No se formaron para lo
contrario.-respondió Layla con seriedad.
La sargento es implacable en todo momento…-pensó James algo
compungido.
Hagamos una pequeña cadena de
hipótesis.-propuso Kuritöö-Supongamos que logramos cumplir con el propósito que
acabamos de lanzar. Si, cumpliendo la inteligente petición del soldado Miller,
logramos recuperar a Elizabeth, sólo será cuestión de inmovilizarla el tiempo
justo para reprogramarla: en ese caso, tendríamos a la antigua Elizabeth de
vuelta…a la que vosotros conocíais. Tenerla de vuelta supondrá tener un arma
muy poderosa que podremos utilizar en batallas futuras…contra los Taimanin, por
ejemplo. En ese caso, tendríamos una probabilidad más alta de vencerlos. Dado
que está comprobado que las capacidades de la ETU Elizabeth son inabordables
para un humano normal, podríamos aislar y reducir a un miembro de importancia
estratégica de los Taimanin con ella y jugar al chantaje. A saber: Asagi Igawa,
Sakura Igawa, Murasaki Yatsu, Yamiyuki Kuroi o Zhao Kuroageha.
Asagi es capaz de reducir a
Elizabeth a polvo con sólo una mirada.-explicó Benibatsu-Sakura y Murasaki
tampoco tendrían problemas. Son leyendas vivas. Yamiyuki y Kuroageha serían los
objetivos más razonables…no porque sean menos fuertes, porque, para jodienda
nuestra, son muy poderosos, pero sí porque salen más de su territorio. Aun así,
tendría muchísimo cuidado con ellos en un uno contra uno. Yamiyuki casi puede
conmigo y, aunque no he probado a enfrentarme a Kuroageha, Belladonna, que en
paz descanse, sí…y no le fue muy bien.
Por supuesto, ese uno contra uno
está sujeto a reglas especiales de última hora.-comentó Kuritöö-No dejaríamos a
Elizabeth sola…
En el amor y en la guerra…-comentó
Benibatsu-…todo vale.
Exactamente.-respondió la
científica con una sádica sonrisa.
Púrpura pidió la palabra, pero no
esperó a que se la concedieran.
Me gustaría participar pronto en
una masacre…-dijo-…hace mucho que no sacio mi sed de sangre.
Lo mismo digo…-comentó Andrei con
un congelante susurro.
Margaret…-comentó Kuritöö-… ¡qué
chicos tan entusiastas tienes!
Teniente Johnson, por favor.-pidió
Margaret-No es nada personal, es sólo falta de costumbre con las apelaciones.
Verá, doctora Kuritöö…mis soldados son unos jóvenes con ciertas peculiaridades.
Pese a lo extraños que puedan parecer a veces, son excelentes en su trabajo. Lo
lamento si la han importunado.
¡Para nada!-exclamó la
científica-¡Llevan razón! Tenemos que pelear… y vamos a hacerlo pronto… ¡muy
pronto!
. .
.
Yamiyuki y Aoi estaban en un
estudio de grabación. Ambos compartían el interés por un tema: la música.
Algunos días de la semana, en sus ratos libres, les gustaba ir al estudio que
pagaban por horas para dar rienda suelta a su imaginación y poner en práctica
algunos proyectos que tenían en mente. Los dos eran aficionados a la música
electrónica, tanto para escucharla como para componerla, pues tenían dominio de
los instrumentos electrófonos. Además, Yamiyuki sabía tocar muchos instrumentos
de otras familias más tradicionales. Intentaban grabar un tema combinado: con
Aoi al sintetizador y Yamiyuki al arpa, su propósito era crear un tema rompedor
que no dejara indiferente a nadie.
Y uno, dos, tres…-Aoi marcaba el
ritmo-… ¡ahora!
Aoi manipulaba su aparato musical
con la misma presteza y el mismo dominio con los que tecleaba en un ordenador a
la hora de enfrentarse a sus tareas de ingeniero. Su ritmo sintético se
asemejaba, dentro de una sinestesia, a una envolvente cortina con gradación de
colores y formas onduladas que atraía y enfrascaba al público. Encima de ello,
la melodía que Yamiyuki describía con su arpa desfilaba como un velo en escala
de grises que se movía en sentido contrario a la anterior cortina, formando, en
su superposición, una explosión de notas.
Los dos chicos se miraron y se
sonrieron. Les estaba saliendo todo a la perfección: el tema sonaba tal y como
ellos deseaban y se estaba grabando perfectamente. Esto los motivó todavía más,
por lo que no tardaron en emocionarse y marcar un estribillo ardiente y
arrasador en el último minuto de la canción. No podían evitar mover la cabeza,
sacudiendo sus melenas al ritmo de la música, creando una corriente visual
negra y azul que se realimentaba con los espejos de la sala. El aire que movían
sus cabellos al agitarse les besaba suavemente la piel. Los profundos y ricos
aromas de los productos con los que cuidaban sus cabellos se extendían en el
aire a medida que la temperatura subía por la excitación de ambos chicos. La
infinita melena de Yamiyuki olía a una rica mezcla de patchouli, pimienta,
canela, jengibre y una tenue nota de flores suaves. Era un olor fuerte,
masculino y profundo, como el de su perfume y el de su propia piel. Por su parte, el cabello de Aoi emitía un
aroma más fresco y ligero. Combinaba las
notas enfriadoras y algo fuertes de la hierbabuena y la albahaca con la
suavidad y la frescura de una mezcla de cítricos a base de lima, mandarina y
pomelo. Esta brillante mezcla era oscurecida por una firme pero lejana nota de
sándalo, que le confería un toque muy masculino.
Entre aquella mezcla de sonidos,
colores y aromas, los chicos terminaron la canción. Al terminar, se sonrieron
radiantes y pletóricos.
¡Genial!-exclamó Aoi-¡Fabuloso!
¡Cómo lo hemos clavado, tío!-exclamó
Yamiyuki-¡Muy bien!
Ambos alargaron sus brazos con
ademán de chocar sus manos. Después de chocarlas, se las estrecharon
fuertemente.
Me encanta tocar contigo.-comentó
Yamiyuki-¿Estiramos las piernas un poco? Estar sentado al arpa todo el rato no
es lo más cómodo del mundo…
¡Claro!-respondió Aoi contento-Yo
también disfruto muchísimo cuando hacemos música juntos, aunque no creo que
haga falta recalcarlo…a la vista está.
Los chicos se levantaron y se
alejaron de sus instrumentos. Salieron un momento de la sala, cerrando con la
llave que les habían dejado durante las horas que habían pagado, y se acercaron
a la puerta de la calle para tomar el aire.
¡Qué buen tiempo hace hoy!-comentó
Yamiyuki con una sonrisa-Me encantan los días soleados. ¿Bebemos algo?
Pues la verdad es que me
apetece…-comentó Aoi.
Se acercaron a una máquina
expendedora de bebidas. Sus estaturas muy superiores a la media y sus
vestimentas hacían que destacaran. Yamiyuki llevaba una blusa negra muy ceñida
con un marcado cuello de pico que dejaba ver una camiseta roja que llevaba
debajo. También llevaba unos pantalones apretados de color negro, unas botas
altas del mismo color con cremalleras laterales en lugar de cordones y un
faldón rojo cayendo desde su cadera hasta sus corvas por la parte trasera de su
cuerpo. En las mangas llevaba atados varios lazos rojos. A su lado iba Aoi,
que, a diferencia de su amigo, que siempre llevaba el pelo suelto, ostentaba su
habitual recogido con moño asimétrico. De cintura hacia arriba llevaba un chaleco
de color azul grisáceo muy ceñido debajo del cual podía verse por el cuello de
pico una camiseta negra. Las solapas del cuello y el pecho eran de color azul
intenso. También vestía unos pantalones de color crema con un forro negro en
los laterales exteriores de ambas piernas y unos botines plateados y azules con
pequeños cristales brillantes espolvoreados.
Pago yo.-dijo Yamiyuki acercándose
a la máquina-¿Qué quieres beber?
Un Pocari Sweat.-dijo Aoi.
¡Eso está hecho!-respondió
Yamiyuki-Y una soda de melón para mí…
El chico le tendió la bebida a su
amigo.
¡Gracias!-dijo Aoi sonriente.
Se sentaron en un banco cercano a
la máquina y abrieron sus bebidas.
Ya casi está todo listo para que
lo puedan escuchar los demás…-comentó Aoi tras tomar un sorbo de su botella.
Cierto…-respondió Yamiyuki-…espero
que les guste mucho…y que nos sirva para animar a Inuhito. ¿A que estabas
pensando en eso?
Me lees la mente…-comentó Aoi
entre risas-…claro que lo pienso. ¿Tú no?
También.-respondió Yamiyuki-Haría
cualquier cosa por verle sonreír…pero no podemos dejar que los problemas nos
dobleguen, por grandes que sean. Inuhito descansará tranquilo por las noches
cuando Benibatsu y Kuritöö estén muertos. Lo dije hace tiempo y lo vuelvo a
repetir: la única manera de impedir que YO los mate será que el propio Inuhito
me pida que le deje hacerlo a él.
Pronto volveremos a luchar,
¿verdad?-preguntó Aoi con un deje de hastío-No sé cómo, cuándo ni por qué, pero
volveremos a presenciar un ataque Mazoku y tendremos que ir a la carga de
nuevo. No me molesta hacer mi trabajo, pero me preocupa la salud y la seguridad
de todos vosotros. La mía también, claro está, pero…creo que os he visto sufrir
demasiado…más de lo que merecíais.
No te vengas abajo, Aoi.-pidió
Yamiyuki-Sé fuerte. Te pido que seas fuerte porque sé que lo eres…porque estoy
seguro de que puedes. Anímate… ¡tenemos unas grabaciones con las que continuar
cuando terminemos con los refrescos!
. .
.
Llamaron a la puerta del despacho
de Tigres. No tuvo problemas para identificar a quien lo había hecho.
Braulio…-dijo desde el otro lado
de la puerta-…pasa, querido.
El dhampir entró y cerró la puerta
tras de sí.
Hola, mi amada.-saludó-¿Cómo ha
ido la reunión de nuestros subordinados?
La decisión que han tomado y que
requiere nuestra aprobación para poder ponerse en práctica…-explicó Tigres-…es
que el primer bando al que se derrocará será el de los Fuuma, previa
sustracción de Elizabeth, un robot de combate…un aparato humano hecho por humanos…ellos
sabrán el valor que le dan. Por supuesto, está aprobado por mi parte. No
tenemos nada que perder, sólo podemos ganar. Los Fuuma están acabados.
Por la mía también lo
está.-comentó Braulio-Les podremos transmitir las órdenes cuando sea pertinente.
Me encargaré de que se enteren
antes de mañana.-respondió Tigres-Y más les vale cumplir con lo que se ha
estipulado si no quieren acabar como ese peón estúpido de Belladonna.
Una pena que nunca llegara a
conocerla…-se lamentó Braulio-…decían que era una dama tan hermosa, carismática
y noble…
Era hermosa, no voy a
negarlo.-dijo Tigres con sorna-Tenía a quien parecerse…recuerda que es familia
de Ingrid, quien ha sido considerada una de las mujeres más hermosas de nuestra
organización…hasta que desertó. Qué lista fue…años y años enamorada de Edwin y,
ahora que no está él para protegerla de mí, va y se larga. Hay que reconocer
que siempre ha sido más inteligente que Belladonna…y más fuerte. La verdad, si
me hubiera jurado lealtad, no la habría castigado por ponerle ojitos a Edwin…la
habría atesorado. No me cae bien, pero Ingrid habría sido capaz de triunfar
donde Belladonna fracasó. Una pena que esté en paradero desconocido. No sería
un gran problema el buscarla, pero tenemos otros asuntos que atender. Respecto
a lo de que Belladonna era carismática… digamos que quien te dijo eso te engañó
vilmente…y noble era por su familia aristócrata, no por ningún otro motivo. De
hecho, la razón por la que la convertimos en una ejecutiva de alta categoría de
los Neo-Nómadas fue ésa. Belladonna tenía dinero, muchísimo dinero…dinero que
no dudó en brindarnos para todo lo que necesitamos: las investigaciones de
Karistus, Kazark y Kuritöö, el bar de Delphine, las armas que hemos ido
adquiriendo, los mercenarios a los que hemos contratado… Belladonna era lo que
necesitaba: una persona rica y tonta. Yo también tengo dinero, pero no voy a
utilizarlo en planes que sabía que iban a fallar. Todo esto han sido
sacrificios necesarios, mentiras piadosas, gambitos en una partida de ajedrez…
la realidad más pura es el hecho de que los Taimanin han conseguido hacernos
exactamente el daño que les he permitido que nos hagan. Los tiradores
impecables sólo fallamos cuando lo hacemos a propósito. Fue tan bonito el hecho
de que el doctor Karistus y la tonta de Belladonna estuviesen enamorándose…me
permitió tener a esa estúpida inútil a los pies de la organización, convertirla
en un bolsillo del que sacar dinero. Karistus era mucho más inteligente y
sirvió más a nuestra causa…pero lo mataron. Como a Delphine, como a Virgo, como
a Vrutha, como a Kazark…todos muertos a manos de los Taimanin… y se creerán que
están logrando algo… ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! El día en el que me vea en la
situación de necesitar mover un dedo hacia ellos…oh, cariño mío, ese día… ¡ese
día será el día en el que el mundo entero conocerá el terror!
Cada día entiendo mejor por qué me
enamoré de ti…-dijo Braulio con una sonrisa sádica-…eres tan inteligente, tan
poderosa, tan altiva…lo tienes todo, eres perfecta, eres una diosa.
Lo sé.-respondió Tigres con
orgullo-Y precisamente por el hecho de que sé que soy la mejor, no he parado
hasta encontrar al mejor. Braulio, eres el hombre que llena mi vida. No fui
infeliz con Edwin, pero no hay ni punto de comparación a la forma en la que me
haces sentir.
La líder de los Neo-Nómadas se
levantó de su silla, caminó hasta Braulio, que era igual de alto que ella, y lo
besó en la boca. Cualquier desconfiado que viera a aquellos demonios pensaría
que intentaban utilizarse mutuamente, pero se amaban de verdad. Que sus
intereses fueran comunes y pudieran ayudarse mutuamente a conseguirlos no
eclipsaba la realidad de su amor.
Esta noche nos haremos sentir como
dioses mutuamente…-dijo la vampiresa acariciando el cuerpo de Braulio.
Será un placer…-susurró el dhampir
mientras recorría uno de los senos de su prometida con un dedo-…literalmente.
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