TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 53: Firma
y sello
Habían pasado seis días desde la
cruenta y encarnizada batalla en el cuartel de los Neo-Nómadas. Seis días desde
la muerte de Kazark. Seis días desde la llegada de Braulio Cromwell. Seis días
desde la apertura del Atarashii. Seis días desde una fecha que había supuesto
un cúmulo de acontecimientos para todos los bandos.
En las instalaciones de Margaret
Johnson se estaba llevando a cabo una reunión estratégica. En una mesa grande
estaban sentadas las dos mujeres militares de alto rango, la propia Margaret y
su compañera y amiga, Layla Phoenix, así como las tropas de ambas. Por parte de
Layla estaban James Silver, Leon Fitzgerald, Grant Steeler, Émile Delacroix y
Christian Miller. Del lado de Margaret se encontraban Gordon Powers, Andrei
Kagami-Volkov, Púrpura Delgado y Yellow Peacock. En un día vencía el plazo de
una semana que la doctora Kuritöö, científica demoníaca, les había dado para
formalizar su alianza.
Hemos hablado esto cientos de
veces durante estos seis días…-recapituló Margaret-…y sigo viéndolo
descabellado.
Margaret.-dijo Layla secamente-No
es nada que hubiera hecho en otras circunstancias. Era pactar o morir. Kuritöö
es mi amiga. Sí, he dicho “amiga”. Nos hemos relacionado en más ámbitos fuera
de lo profesional. La conozco. Nos dará apoyo.
¿En qué consisten las cláusulas
del contrato?-preguntó Margaret-Algo querrán de nosotros…
Se están quedando sin
combatientes.-dijo Layla-Los Taimanin son sus enemigos y apenas les quedan
luchadores para hacerles frente. Nosotros somos once personas…once personas de
algo rango y con gran cualificación militar. Tenemos que aceptar la palabra de
Kuritöö y unirnos a sus misiones. Además, también somos enemigos de los
Taimanin.
Los Taimanin son enemigos a los
que podemos vencer en combate.-dijo Margaret-Los Mazoku juegan sucio, ¿no es
así?
Nunca me fiaría de la palabra de
un demonio…-dijo Layla-…salvo de la suya. Si mañana no hemos hecho ningún
atisbo de acercamiento a sus filas en todo el día, puede que la diplomacia
cambie y nos consideren enemigos.
Supongamos que tienes razón.-dijo
Margaret-¿Qué hacemos?
Vamos de nuevo al sitio donde estuvimos
aquella noche.-dijo Layla-Allí encontraremos a mi contacto.
¿Qué hay de Belladonna
Rubidium?-preguntó la teniente-¿No era tu contacto inicial?
Murió.-dijo la sargento-Gajes del
oficio. No siempre se sale victorioso del campo de batalla…
Vaya…-dijo Margaret-…una lástima.
Parecía más fácil de burlar que esa tal Kuritöö…al menos por lo que he podido
leer en los informes.
Marg…-Layla intentó hablar, pero
se corrigió-… Teniente Johnson… si no confía en la doctora Kuritöö, confíe en
mí. Soy su sargento.
Margaret asintió.
Iremos.-dijo-Todos juntos, sin
separarnos ni medio metro y sin hacer tonterías. Ah, y preparados en todo
momento para entrar en combate. No confío en los demonios y no lo haré hasta
que me demuestren que puedo hacerlo…si es que son capaces.
Gracias.-dijo Layla-Seguro que
ambos bandos nos beneficiamos.
Eso espero.-respondió
Margaret-Hombres, es el turno de las preguntas, consultas, ruegos y
sugerencias.
. .
.
Nioiko se personó en las oficinas
de operaciones de los Fuuma. Cada vez le quedaban menos soldados. Había reunido
a muchos hombres y mujeres abnegados, valientes y cualificados, pero
susceptibles de morir como cualquier otro humano. Le dolía admitirlo, pero era
muy probable que él solo no pudiera llevar a cabo toda la misión. Su única
carta valiosa bajo la manga en aquel momento era Elizabeth, la mujer androide.
Aquella arma que había robado del ejército estadounidense había sido
inteligentemente reprogramada y le había salvado de un gran apuro.
Su red de inteligencia había
topado con otra red: la de los Taimanin. Detrás de los más expertos ninja
recopiladores de información se encontraba una coordinadora que poco tenía que
ver con el tema…
Zhao Kuroageha.-dijo Nioiko de
mala gana mientras revisaba los papeles de su carpeta-Si ha vuelto a desplegar
al servicio de espionaje, eso quiere decir que se ha recuperado de su combate
contra Layla Phoenix. Además, me consta que los Mazoku y los soldados de Estados
Unidos van a pactar…de tres bandos enemigos paso a dos…dos mucho más fuertes
que los anteriores. Esto pinta mal…necesito capturar a Tigres Black para
revivir al Gran Señor y que los Fuuma resurjan para alzarse con la supremacía.
Sin embargo, he perdido gran parte de mis tropas en la última batalla y ya he
arriesgado mucho. Elizabeth es eficiente, pero no hace milagros. La única
posibilidad que tengo de mejorar mi situación es…rescatar a Tokiko-ane. Pero…
¿cómo? ¡Está encerrada en Gokuruma! ¿Arriesgarme a morir a manos de los
Taimanin para recuperar la presencia de mi hermana o arriesgarme a morir a
manos de los Mazoku para intentar atrapar a Tigres Black? Qué complicado es esto…
El joven, único legatario directo
de la sangre de los Fuuma que gozaba de libertad, pues todos los demás habían
muerto y su hermana fue capturada, se sumió en sus pensamientos. La red de los
Taimanin probablemente iba a recaudar información sobre el ejército
estadounidense. Sabía que podría ser fútil, pero mandó a sus propios espías a
seguir a los espías de Gokuruma: si, por un casual, encontrase una forma de
colarse en las tierras de los ADN, podría rescatar a Tokiko, su hermana mayor.
Todo lo que Nioiko sabía procedía de las enseñanzas de Tokiko: probablemente
ella podría llegar más lejos que él en aquella situación. Si el pacto entre los
demonios y los militares se cumplía, Tigres Black tendría automáticamente un
número muy elevado de guardaespaldas peligrosos, lo cual casi le empujaba a la
opción de intentar sacar a su hermana de su prisión.
Llamaron a la puerta.
Adelante.-dijo Nioiko con un tono
dejado.
¡Señor Nioiko!-exclamó una mujer
de la tropa de reconocimiento-¡Un dron de seguimiento acaba de confirmarnos que
los espías han sido aniquilados!
¡Mierda!-exclamó Nioiko golpeando
con el puño en la mesa-¿Se sabe en qué posición han perecido?
No han dejado muchas pistas…-dijo
la informadora-…pero pensamos que los Taimanin los han descubierto y han
acabado con ellos.
Fujieda, no es culpa tuya, pero…-dijo
Nioiko taimadamente-…quiero que escuches algo que estoy pensando.
La mujer se quedó de pie esperando
a escuchar las palabras de Nioiko.
Los estadounidenses han pactado
con los Neo-Nómadas.-dijo Nioiko-Esto aumenta los guardaespaldas por metro
cuadrado de Tigres Black, lo cual apunta a que la única salida posible es
rescatar a mi hermana mayor…cosa que no podemos hacer porque los espías, que
eran los únicos que podrían habernos revelado el camino a Gokuruma, han sido
eliminados del campo de batalla. ¿Qué hacemos ahora?
No se preocupe…-dijo la mujer-…encontraremos
una solución.
Tendremos que prepararnos para un
ataque estratégico pero arriesgado.-dijo Nioiko-Si no puedo poner mis manos en
Tigres ni en Tokiko, tendremos que atacar cuando el enemigo baje la guardia. No
será hoy…tampoco será mañana…nos llevará tiempo, pero…lograremos encontrar el
momento óptimo.
. .
.
Layla, Margaret y los hombres de
ambas se acercaron al edificio donde Kuritöö los había esperado durante seis
días.
¿Creéis que nos ayudarán a
recuperar a Elizabeth?-comentó Christian mientras caminaban-Estoy seguro de que
podré reprogramarla…
Sería un punto a nuestro
favor.-dijo James-No sé qué va a pasar, pero esto es lo que tenemos que hacer.
Son nuestras órdenes…
Por su lado, los cuatro soldados
de élite de Margaret mantenían otra conversación.
La vez que vimos a los Taimanin
dentro de ese edificio fue muy…-describía Púrpura-…excitante. Los hombres así
me ponen…y pensar en cómo puedo herirlos, torturarlos, destrozarlos y matarlos
me pone aún más. Ah…espero que los Mazoku compartan mis exquisitos gustos.
Llevo toda la puta noche afilando
los cacharros…-comentó Andrei con una sonrisa-…quiero enseñarles el arte de ser
un verdugo. ¡JAJAJAJAJAJAJAJA!
Si no fueran tan buenos compañeros
y unos soldados tan bien formados…-comentaba Gordon al lado de Yellow Peacock-…no
sé qué haría a veces. Tienen la cabeza muy ida. La función de un soldado no es
matar, es servir a la patria con lo que haga falta.
Una pena que el ejército se esté
corrompiendo…-dijo el espía enmascarado en un susurro.
Gordon se extrañó. Su compañero
rara vez hablaba. No terminó de entender bien a qué se estaba refiriendo.
Conocía los casos de abuso de poder y de corrupción política que se daban en
todo el mundo, pero algo le hizo pensar que se estaba refiriendo a un tema
mucho más cercano…
Compañeros, ¿os importa si nos
unimos a la conversación?-los sorprendió James-En la batalla de hace unos días
nos dimos cuenta de que tenemos mucho que aprender de vosotros…
¡Claro!-respondió Gordon en un
tono afable-Se supone que somos todos miembros del mismo equipo. Llevamos las
mismas chaquetas en distintos colores para probar este hecho…pero nos hemos
visto poco. Supongo que tendremos que luchar juntos más veces.
¡Lo estoy deseando,
hombretón!-exclamó Émile con su marcado acento francés-Quiero que me enseñes tu
forma de hacer explotar las cosas. Eres el artillero y yo el zapador… ¿no crees
que haríamos muy buen equipo?
El rubito me recuerda a mí cuando
tenía su edad…-comentó Púrpura-…gay como él solo, ¿verdad?
Y a mucha honra.-respondió Émile,
que lo había oído-Tanto como tú, ¿verdad?
Veo que nos entendemos.-dijo
Púrpura-Una pena que Gordon tenga dueño, pequeño ligón…
¡Oh!-exclamó Émile-¿Tienes novia,
Gordon?
No exactamente…-dijo el musculoso
artillero mientras se rascaba la barbilla.
Andrei se giró hacia ellos y les
dedicó una pérfida sonrisa.
¿Os lleváis bien con ese tío que
tiene la cara gris?-preguntó Émile susurrando-Da muy mal rollo…
¡Es mucho mejor persona de lo que
puede dar a entender!-respondió Gordon con entusiasmo-Andrei no es mal tipo,
sólo es…peculiar.
¿Qué tal llevas lo de
disparar?-Leon también se acercó a Gordon-Pareces un tipo confiable y que sabe
de todo…
Me enseñaron muy bien en la
escuela militar.-respondió el artillero-No obstante, no creo que supere tus
habilidades en ese campo. Al fin y al cabo, todos estamos especializados en un
rol.
Christian también quiso romper el
hielo y se acercó a Yellow Peacock.
Tú tienes que saber mucho de
ordenadores y de hacking, ¿verdad?-el ingeniero de campo se dirigió al espía.
Lo necesario para desempeñar mi
labor como espía.-dijo en tono enigmático el joven del antifaz de pavo
real-Ahora mismo podría estar exponiéndoos ante un subcontratista solvente…
Christian se quedó algo
compungido. Leon se le acercó y le puso una mano en el hombro.
Esta gente tiene más experiencia
que nosotros.-dijo el tirador-No le hagas caso, era una coña…
Ah, el humor…-suspiró James-…siento
que a nuestra profesión le falta un poco en muchas ocasiones.
Las bromas entre soldados son
normales…-comentó Andrei en un tono seco y macabro-… ¿no?
¡Claro!-exclamó Gordon esbozando
una sonrisa-No tendremos el trabajo más amistoso y dulce de todos, pero siempre
nos tenemos los unos a los otros.
Qué bonito.-comentó Púrpura-Tienes
una visión tan poética y tan rica de lo que supone ser un militar…
Lo que importa son los resultados.-comentó
Grant-Os lo podéis tomar con humor o sin él, pero hay que rendir. Nuestro
trabajo es dar la talla. Somos soldados.
¿Le pasa algo al soldado
Steeler?-preguntó Púrpura con voz meliflua.
En absoluto.-respondió Grant-Estoy
perfectamente, y espero que usted también, Delgado. Gracias.
La verdad es que está de especial
buen humor hoy…-susurró James-…ha hablado sin que se lo pidamos, eso es mucho
para lo que suele ser.
Soldado Silver, le oigo.-comentó
Grant.
Perdón…-dijo James con pesadumbre.
Margaret y Layla iban algo más
adelantadas y conversaban entre ellas.
El entusiasmo de la juventud…-comentó
Margaret-…espero que sigan así mucho tiempo.
Nosotras ya somos viejas, se nos
ha echado el humor a perder.-dijo Layla-La experiencia me ha enseñado que en
esta profesión es mucho mejor no pasar ni una.
Tiene que ser muy duro ser sargento…-comentó
Margaret.
Pagan una fortuna de miedo.-dijo
Layla-Además, es un cargo con el que siento satisfecha mi vocación. Tengo que
ponerme en mi sitio y no ceder ante nada ni nadie, pero creo que compensa.
Luchar por la patria ha sido mi sueño siempre.
Aún recuerdo cuando nos conocimos…era teniente…
…y yo una especialista de
campo.-dijo Margaret-¿Quién me iba a decir que acabaría en las oficinas
técnicas trabajando como instructora, estratega y sancionadora? No me imaginaba
el hecho de ascender a teniente siquiera…y ahora SOY teniente.
Tu trabajo le encantaría a
Steeler.-dijo Layla.
¿Grant Steeler?-preguntó
Margaret-¿El chico de gafas? Tiene pinta de ser muy bueno…
Idea los planes de acción y modera
el comportamiento del grupo.-dijo Layla-Es inteligente y disciplinado, aunque
su mejor cualidad es la mala hostia. Siendo lo capullo que es con sus
compañeros, será un militar de gran calibre…es tu versión masculina e infantil…
Muy graciosa…-dijo Margaret
mientras se crujía los dedos.
. .
.
Kuritöö aguardaba en las
instalaciones de los Neo-Nómadas. Llevaba todo el día trabajando en unos
experimentos con demonios vivos y estaba tomándose un pequeño descanso. Le
gustaba pasearse por el recibidor y mirar la calle desde las ventanas antes de
volver al trabajo. Pronto distinguió a unas figuras familiares: los miembros
del ejército de Estados Unidos.
¡Han venido!-pensó Kuritöö-Sabia
elección: traicionar nuestro pacto habría supuesto problemas para ellos…aunque
también para nosotros.
Como estaba ella en el recibidor,
aprovechó para darles acceso sin necesidad de esperar a ningún guardia. Layla
encabezó al grupo para mediar con la doctora en nombre de todos.
Layla…-dijo Kuritöö con una
sonrisa-…me alegro de verte. ¿Vienes a darme una respuesta?
El hecho de que vengamos todos es
nuestra respuesta.-dijo Layla-Vamos a trabajar con vosotros.
¡Bienvenidos a los
Neo-Nómadas!-exclamó Kuritöö-Tenemos que tramitar ciertas cosillas, pero, en
primera instancia, estáis con nosotros.
Por favor…-pidió la sargento-…nos
gustaría que no nos nombrarais como si fuéramos de vuestra organización. Sólo
es una cooperación entre dos organismos aliados, ¿verdad?
Oh, por supuesto.-dijo Kuritöö en
tono complaciente-No te preocupes: las palabras tienen el significado que uno
les quiera dar. No usaré ese nombre con vosotros si no queréis.
Soy Margaret Johnson.-se presentó
la teniente-Tenemos dos enemigos en común: los Taimanin y los Fuuma. Espero que
cooperemos adecuadamente para derrocar a ambos.
Eso es exactamente lo que
pretendemos con esta alianza.-dijo Kuritöö-Disculpad que esto sea tan abrupto,
pero…uno de los trámites que tenéis que pasar es…una audiencia con Tigres-sama.
Le he hablado de la posibilidad de unión de nuestras fuerzas y, como es
natural, está interesada en veros.
Los soldados tragaron saliva. Iban
a encontrarse con la Mazoku más fuerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario