TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 57: Choque
entre demonios
La familia Oswald vivía en
caseríos bastante amplios y acomodados. Eran una familia de luchadores y,
aunque no tenían un especial apego por los humanos, tampoco veían como algo
positivo el ser hostiles con ellos. Eran bastante neutrales en ese aspecto,
pero, puestos a elegir, preferían una integración social antes que una guerra,
lo cual les llevó a ganarse el odio de los antiguos Nómadas de Edwin Black y de
los actuales Neo-Nómadas de Tigres Black, su viuda. Los malvados criminales
Mazoku han tratado de hostigar a los Oswald durante años, pero éstos,
orgullosos guerreros, no se dejaron vencer, de tal forma que la pugna no llegó
a su fin en ningún momento.
La casa en la que vivía Uro no era
de las más grandes. Tras la mayoría de edad, se independizó y dejó la casa de
sus padres, mudándose a una cercana en la que se centraría en aprender a vivir
por su cuenta. Su hermana mayor, Kishiria, vivía cerca de él, y también sus
padres, pero solían gestionarse de manera independiente según cada casa. La
razón principal por la que Uro vivía solo era su noviazgo: estaba saliendo con
un hombre y, si en algún momento lo invitaba a su morada, le gustaba tener la
suficiente intimidad como para conversar y tener relaciones sexuales sin ningún
tipo de eufemismo…y aquél era uno de esos días. Necesitaba verse con Philell.
Debido a la naturaleza de su novio, Uro se mudó estratégicamente a una de las
viviendas más cercanas a un lago. Sabía que Philell podía disolverse en agua y
viajar a través de ella a una velocidad que jamás alcanzaría en la atmósfera
con pies, pseudópodos o tentáculos. También había aprendido a distinguir su
presencia a través de la observación de la superficie del lago. Ser novios los
había llevado a conocerse en profundidad. Aquel día había sucedido algo difícil
de tratar y que requería la atención del sabio con el que estaba saliendo.
Con esto en mente, Uro salió de su
vivienda y se acercó a la orilla del lago, que estaba realmente cerca. Así como
era capaz de distinguir la presencia o ausencia de su amado en el agua, Uro también
era capaz de llamarlo…y no dudó en hacerlo.
Philell…-pensó Uro-…tengo que
hablar contigo…ven, por favor, ven cuando puedas.
El chico procesaba mentalmente
todo lo que quería decirle a su novio con la mano derecha sumergida en el agua.
Su palma, totalmente extendida, recibía el abrazo del lago. Años atrás, cuando
empezaron su relación, Philell le explicó que poseía una capacidad de absorber
ideas circulando a través del agua, lo cual se traducía, en términos sencillos,
a que podía leer los pensamientos de cualquier criatura inteligente cuyo cuerpo
tocase una masa de agua que estuviese a menos de una cierta distancia umbral de
él.
El agua se agitó levemente.
Parecía que se había originado una corriente, pero eso no era lo típico de los
lagos. De pronto, una porción del agua se irguió hasta formar una ojiva de la
estatura de Philell.
¡Qué rápido has llegado!-se
sorprendió Uro.
La masa de agua se desbastó,
chorreando hacia el lago hasta tallar la figura del sabio Philell. Antes de
decir nada, besó a Uro en la boca y éste le devolvió el saludo con alegría.
Ha sido una coincidencia…-dijo
Philell-…venía a verte y, cuando estaba a punto de llegar, he escuchado tu
llamada. Por la forma en la que lucen tus ojos, creo que sé lo que quieres
hablar conmigo y, si no me equivoco en ello, será lo mismo que lo que venía a
comunicarte.
Vamos a casa y lo hablamos
cómodamente.-dijo Uro con cordialidad.
La pareja llegó hasta la vivienda
de Uro, donde se sentaron frente a frente en una mesa pequeña.
Tú me dirás…-dijo Uro.
Calumnias.-dijo Philell-Se están
extendiendo rumores entre los Mazoku neutrales de que soy un farsante, un topo
que trabaja para los Neo-Nómadas. ¿Era eso lo que querías decirme?
Joder…-dijo Uro con cierta
preocupación-…sí. Yo también me he enterado. No te preocupes, mi familia te
cree. Tienes el apoyo de los Oswald porque ya te conocemos. Estás en territorio
aliado.
Gracias.-respondió el demonio
acuático-Creo que van a perseguirme. Estaremos en problemas si eso pasa. Que me
linchen será lo de menos… ¿qué pasa si de verdad todos se creen esa mentira y,
por ese engaño, acaban cayendo en manos de Black?
¿Dices que es poco importante si
acabas apaleado?-preguntó Uro con un tono protector-¡Y un cuerno! La política a gran escala es más
controvertida que el porvenir de dos individuos, sí, pero no te tocarán ni una
gota mientras esté vivo, ¿me oyes? ¡Ni una gota!
Agradezco tus intenciones.-Philell
sonrió-De cualquier manera, ambos llevamos razón: vamos a tener que luchar. Sabes que en mis estrategias abogo por
soluciones no beligerantes, dejando el combate como última opción, pero no
tiene nada que ver con eso. No es una estrategia de combate lo que tengo en la
cabeza…es una realidad apremiante: hay una mano muy sucia detrás de esas
calumnias…una mano que quiere estrangularnos…y va a venir a por nosotros, estoy
seguro. Llegados a ese punto…será comer o ser comidos.
He oído algo similar.-dijo Uro-Es
un enemigo de todos los bandos, ¿verdad? Alguien que quiera atacar con el
escándalo…
Es Nioiko Fuuma.-dijo
Philell-Algunos aliados han hecho investigaciones por mí. No son los únicos que
tienen redes de inteligencia. Ese hombre es un peligro: quiere acabar con
absolutamente todos los bandos.
Nioiko Fuuma…-dijo Uro-… ¿no
estuvo presente en la batalla en los cuarteles generales de los Neo-Nómadas?
Así es.-respondió taimadamente el
demonio fluido-Es enemigo de los Taimanin, enemigo de los Neo-Nómadas, enemigo
de los militares y enemigo nuestro. Su objetivo, al parecer, es Tigres Black,
y, según he entendido, va a optar por acabar con todo el mundo para quedarse a
solas con ella…
¿Por qué es nuestro
enemigo?-preguntó Uro-Hay partes de esta historia que no sé…e,
independientemente de que lo entienda o no, si son enemigos de los Taimanin,
está claro que vamos a tener que vernos las caras con ellos por haber sido sus
aliados temporalmente…
No es difícil de
entender.-respondió el sabio-Simplemente, como tú mismo has dicho, hay un dato
que desconoces. Yo tampoco lo sabía hasta que me lo contaron mis amigos de las
aguas, pero lo explica todo y te permitirá comprender lo que está sucediendo.
Los Fuuma o, mejor dicho, lo que queda de ellos, actúan como una organización
militar si bien distan de serlo. El único oficial de alto rango que queda es
Nioiko, nuestro enemigo, si bien su hermana mayor, Tokiko, aún podría servir a
la causa si lograse salir de las prisiones de los Taimanin, hecho poco
probable. La cuestión es que los soldados rasos de los Fuuma empiezan a
escasear: debido a las innumerables batallas, muchos de ellos han muerto y una
fracción de los que siguen vivos han dimitido. De esta forma, Nioiko no puede
hacer gran cosa…por lo que ha optado por mentir a varios demonios para que se
unan a su causa. Les ha lavado el cerebro para que crean que su misión es
conseguir una integración social entre hombres y demonios cuando lo que
realmente desea hacer es matar a ambas razas indiscriminadamente. Con esto, su
objetivo prioritario, antes incluso de poner en práctica sus macabros planes,
es estigmatizarnos a los que de verdad luchamos por esa idea de integración: si
contamos la verdad, los demonios que ayudan a Nioiko descubrirán la traición y
le darán de lado o incluso lo matarán. Ahora que ha extendido calumnias y
mentiras, probablemente muchos Mazoku estén en nuestra contra y nos consideren
unos miembros de la red de espías de los Neo-Nómadas. Básicamente… los nuevos
secuaces de Nioiko no están cumpliendo ninguna misión de los Fuuma… están “luchando
por la integración social entre humanos y Mazoku “ y el primer paso para ello
es “eliminar a los farsantes”.
Claro que lo entiendo.-respondió Uro-Maldito
sea ese Fuuma…
Se oyó un golpe fuera de la casa:
dos aceros estaban chocando.
¡URO!-oyeron que exclamaba una voz-¡URO OSWALD! ¿DÓNDE ESTÁ?
¡Como si fuera a decírtelo!-respondió una voz femenina-¡Lárgate de nuestra ciudadela!
Esa voz…-dijo Uro-… ¡es mi hermana
mayor! ¡Está peleando con alguien ahí fuera! ¡Vienen a por mí!
No puede ser…-dijo Philell algo
preocupado-…han tardado menos de lo que pensábamos.
No puedo permitir que mi hermana
pague por mí…-dijo Uro-…espero que entiendas cómo me siento.
Y yo espero que tú entiendas que
no voy a dejarte solo protegiendo a tu hermana.-respondió Philell-Kishiria es
mi cuñada y la aprecio. No podré pelear como vosotros, pero hay muchas cosas
que puedo hacer…
¡Kishiria!-exclamó Uro-¡Ya voy!
. .
.
Inuhito y Shirubei se habían
encontrado al salir de clase y habían decidido ir a tomar algo juntos, pues los
otros cuatro llegaban mucho más tarde a casa ese día de la semana, cada uno por
sus motivos. De esa manera, ellos también llegarían más tarde y podrían pasar
un rato todos juntos. Su sentido de la amistad era muy grande, por lo que no
dudaron a la hora de elegir el sitio donde se relajarían: el Atarashii. Al
entrar, se sentaron frente a frente en una de las mesas más pequeñas y
rápidamente fueron atendidos por un camarero.
¡Hola, Inuhito, Shirubei!-saludó
el joven, que ya los conocía-¿Qué tal?
Muy bien, tío…-respondió Shirubei
con una sonrisa-…hasta las cejas de cosas que hacer, pero bueno…peor sería no
poder hacer nada.
Y que lo digas…-terció Inuhito-…
¡estamos hasta arriba! Haber podido venir hoy a sentarnos un rato es casi un
milagro…
Ya me lo imagino…-respondió el
camarero con una sonrisa-…pero ya sabéis lo que toca ahora, ¿verdad? ¡El
Atarashii es el lugar donde todo lo malo desaparece! ¡Pasarlo bien es tan
mandatario o más que el pago de las consumiciones! ¿Qué os pongo?
Granadina, por favor.-pidió
Inuhito-Un botellín normal y un vaso largo con hielo.
Yo quiero un San Francisco, por
favor.-añadió Shirubei-Si me lo puedes poner con una cereza sería un puntazo.
¡Marchando!-dijo el
chico-¡Enseguida os lo traigo!
Kuroageha no está…-dijo Shirubei
mirando a la barra-…ella y los suyos se están dando una gran paliza para que
nosotros podamos seguir adelante con lo nuestro…
Ya…-respondió Inuhito-…en esta
vida no dejamos de enfrentarnos a dificultades. Puede verse como una gran
putada, pero…sin eso, no tendríamos el orgullo de nuestros logros.
¡Aquí tenéis!-exclamó el camarero
con una sonrisa de oreja a oreja al llegar de nuevo a la mesa.
Dejó las bebidas en la mesa.
Inuhito le tendió un billete.
Cóbrate de aquí.-pidió-Hoy invito
yo.
¡Eh!-exclamó Shirubei-¡No es
justo! ¡Yo también tengo dinero para pagar!
Coge ese billete y escabúllete
como el Taimanin que eres.-susurró Inuhito guiñándole un ojo al camarero.
Entre risas, el camarero se excusó
y se fue a la caja registradora. Todos los trabajadores del Atarashii eran
Taimanin, por lo que se conocían muy bien entre ellos y a los clientes que
también lo eran.
Te empeñas y…-dijo Shirubei con
una fingida expresión de enfado.
No pasa nada.-respondió
Inuhito-Déjame que te invite. Es lo menos que puedo hacer para agradecerte lo
de la noche de la inauguración…
Shirubei tomó un sorbo de su
cóctel.
Sólo te comí un poco el rabo para
que te animaras…-dijo el chico rubio-…no es nada del otro mundo. Sé que no es
lo que necesitas, pero, cuando no tengo otra cosa para darte…que al menos sea
algo que sé que te gusta, ¿no?
No es eso…-dijo Inuhito-…claro que
fue placentero y divertido, pero lo que de verdad me llega al corazón es tener
un amigo como tú…tener amigos como todos vosotros. Sabéis estar a mi lado
incluso si resulto insoportable en esta etapa tan…turbulenta…de mi vida.
No hay nada que no podamos
soportar.-respondió Shirubei de forma tajante-Y mucho menos si es para
ayudarnos entre los hermanos que somos. Estás pasando por una etapa difícil, ya
lo sé… pero no por ello te vamos a ver de manera diferente. Sigues siendo
nuestro Inuhito de siempre y haremos lo que sea para devolverte la sonrisa. Yo
también lo pasé fatal cuando los Mazoku dejaron a mi padre en una silla de
ruedas para siempre…sé lo que es sufrir por la familia. No estás solo ni jamás
lo estarás.
Shirubei puso su mano encima de la
de su amigo. Llevaba su rubia melena recogida en una trenza. Vestía una
camiseta negra de manga corta de un tejido parecido al neopreno con un chaleco
de color verde caqui encima. En sus piernas llevaba unos pantalones estilo
cargo de color gris, un cinturón naranja y unas botas de montaña de color rojo
con remaches plateados y suelas granates.
Tengo mucho que agradeceros y
palabras como éstas lo corroboran.-dijo Inuhito-Sería una desfachatez por tu
parte que no me hubieras dejado invitarte…
Inuhito tomó la mano de Shirubei y
la entrelazó con la suya. Se apretaron mutuamente como dos deportistas de un
mismo equipo tras una buena jugada, como dos contrincantes después de
enfrentarse, como dos caballeros en un acto de cortesía. El chico llevaba la
mitad izquierda de su blanca melena suelta y la mitad derecha recogida en una
coleta lateral baja. Vestía un ajustado chaleco de color rojo de un material elástico,
gomoso y algo brillante, aparentemente sin nada debajo. Sus piernas iban
cubiertas por unos pantalones muy ajustados de color azul ennegrecido y en sus
pies calzaba unos botines negros con plataformas altas y rígidas.
Qué exagerado…-dijo Shirubei-…los
amigos estamos para eso.
Siento si soy pesado con este tema…-interpuso
Inuhito-…es que simplemente ahora mismo no me siento muy capaz de estar a la
altura en ello…no sé si teniendo la cabeza como la tengo puedo hacer cosas por
vosotros…
¡Claro que puedes!-respondió
Shirubei-De hecho, lo estás haciendo. Me estás acompañando en algo que sería
bastante aburrido si estuviera solo. Estás estudiando para convertirte en uno
de nuestros mejores apoyos científicos. Estás peleando contra los demonios que
nos amenazan. Estás viviendo en un hogar que te necesita. Estás siendo tú
mismo. Estás siendo nuestro amigo. Estás siendo parte de lo que siempre hemos
sido y de lo que nunca habríamos sido si no hubieras estado. Estás ganándote lo
mejor de nosotros. Y, además…
Y, además, ¿qué?-preguntó Inuhito
con curiosidad.
Shirubei se inclinó hacia su
amigo.
Tu forma de darle a la polla es
impresionante.-susurró-Repetiría eso contigo una y otra vez.
Inuhito estalló en carcajadas.
Mira que eres capullo…-dijo
mientras se reía.
Sí, algo he oído al
respecto.-comentó Shirubei con una sonrisa pícara-Sin embargo, me encantó
compartir ese momento contigo. No es nada que tengas que agradecerme…tal vez
nos lo tendríamos que agradecer mutuamente, pero… puestos a hacer cosas mutuas,
que sean las de la otra vez.
Cuando quieras, hermano…-dijo
Inuhito apretando un puño y apuntando a Shirubei.
Shirubei chocó su puño contra el
de su amigo.
Tampoco me importaría probar con
el resto…-dijo Shirubei.
A mí tampoco, la verdad…-respondió
Inuhito de manera desinhibida-…seguro que lo pasaríamos bien.
Pues habría que organizarlo, ¿no
crees?-preguntó Shirubei-Podríamos hacer quedadas para ello…
El camarero se acercó a darle el
cambio a Inuhito.
¡Muchas gracias!-exclamó con una
sonrisa.
¡Gracias a ti!-respondió Inuhito
mientras recogía el cambio.
¡Sí, gracias!-añadió
Shirubei-¡Buenísimo el San Francisco!
¡Me alegro!-exclamó el camarero-¡Te
lo he hecho yo! La jefa tiene más maña, pero está trabajando…en su otro curro,
ya sabes.
Ya hablaré con ella…-dijo
Shirubei-…pero no te preocupes por tus habilidades con la coctelería, creo que
son más que aceptables. ¡No hay duda de por qué Kuroageha te contrató!
. .
.
Tengo un presentimiento horrible…-pensó Vega mientras buceaba.
Las nereidas podían respirar bajo
el agua. La inteligente, poderosa y malhumorada guerrera de las aguas estaba
siguiendo el rastro de Philell, con quien había hablado por la mañana temprano
y le había comunicado que se dirigía a la ciudadela de los Oswald. Cuando por
fin llegó a la orilla de la casa de Uro, emergió y abrió los ojos para ver qué
estaba pasando. En ese momento, sólo vio a una mujer herida.
Maldición…-dijo la joven-…si al
menos consigo lavarme las heridas en el lago… ¡UGH!
¡Eh!-exclamó Vega-¿Eres Kishiria?
¿Kishiria Oswald?
La joven herida apuntó a Vega con su
espada.
¿Cómo lo sabes?-preguntó-¿Quién eres?
Lo sé porque eres idéntica a tu
hermano, chica violenta.-respondió la nereida-Baja esa espada. Soy una buena
amiga de tu cuñado…una guerrera de las aguas. Ayudo a Philell poniendo músculo
donde él pone neuronas. Me llamo Vega…e insisto en que no me gusta que me
apunten con un arma sin razón. No hagas que me cabree…
Ya veo…-dijo la tal Kishiria-…así
que Vega…me han hablado de ti.
La hermana mayor de Uro dejó de
apuntar a la nereida con su espada y se terminó de aproximar al lago, donde
comenzó a lavarse las heridas. Para los Oswald ya era lo más normal del mundo
ver a demonios acuáticos en la ciudadela. Desde que Uro tenía novio, habían
comenzado a llevarse bien con ellos. Nunca se habían llevado mal, pero tampoco
habían sido aliados hasta la unión de Philell y Uro.
No te veo muy en condiciones de
hablar…-dijo Vega-…no te esfuerces demasiado. Veo que te han metido una paliza…
pero he venido a enmendar todo esto o, al menos, a intentarlo. ¿Sabes? Me ha
sentado como el culo que me hayas apuntado con esa espada, pero me pareces una
buena tía… yo también hago artes marciales como vosotros y todo ese rollo…
seguro que podríamos hablar de muchas cosas si tuviéramos tiempo. Sin embargo,
sólo puedo quedarme a preguntar dónde están Philell y Uro.
Han venido a atacarnos unos
demonios hostiles diciendo que Uro y Philell eran unos timadores…-explicó
Kishiria-…obviamente, alguien les había lavado el cerebro. A mi hermano y a mí
nos ha derrotado un elfo oscuro…y a mi cuñado lo ha atrapado un fuego fatuo.
También había una mujer, una máquina con forma de mujer hecha con tecnología
humana y…dos humanos. Uno de esos humanos tenía unos ojos similares a la
electricidad…y ha hecho que todos los que recibieran su mirada desaparecieran
de aquí…tras lo cual él también ha hecho lo mismo mirándose a un espejo de mano.
¿QUÉ?-preguntó Vega sin dar
crédito a aquello.