martes, 26 de mayo de 2015

[TY] Episodio 57: Choque entre demonios

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 57: Choque entre demonios

La familia Oswald vivía en caseríos bastante amplios y acomodados. Eran una familia de luchadores y, aunque no tenían un especial apego por los humanos, tampoco veían como algo positivo el ser hostiles con ellos. Eran bastante neutrales en ese aspecto, pero, puestos a elegir, preferían una integración social antes que una guerra, lo cual les llevó a ganarse el odio de los antiguos Nómadas de Edwin Black y de los actuales Neo-Nómadas de Tigres Black, su viuda. Los malvados criminales Mazoku han tratado de hostigar a los Oswald durante años, pero éstos, orgullosos guerreros, no se dejaron vencer, de tal forma que la pugna no llegó a su fin en ningún momento.

La casa en la que vivía Uro no era de las más grandes. Tras la mayoría de edad, se independizó y dejó la casa de sus padres, mudándose a una cercana en la que se centraría en aprender a vivir por su cuenta. Su hermana mayor, Kishiria, vivía cerca de él, y también sus padres, pero solían gestionarse de manera independiente según cada casa. La razón principal por la que Uro vivía solo era su noviazgo: estaba saliendo con un hombre y, si en algún momento lo invitaba a su morada, le gustaba tener la suficiente intimidad como para conversar y tener relaciones sexuales sin ningún tipo de eufemismo…y aquél era uno de esos días. Necesitaba verse con Philell. Debido a la naturaleza de su novio, Uro se mudó estratégicamente a una de las viviendas más cercanas a un lago. Sabía que Philell podía disolverse en agua y viajar a través de ella a una velocidad que jamás alcanzaría en la atmósfera con pies, pseudópodos o tentáculos. También había aprendido a distinguir su presencia a través de la observación de la superficie del lago. Ser novios los había llevado a conocerse en profundidad. Aquel día había sucedido algo difícil de tratar y que requería la atención del sabio con el que estaba saliendo.

Con esto en mente, Uro salió de su vivienda y se acercó a la orilla del lago, que estaba realmente cerca. Así como era capaz de distinguir la presencia o ausencia de su amado en el agua, Uro también era capaz de llamarlo…y no dudó en hacerlo.

Philell…-pensó Uro-…tengo que hablar contigo…ven, por favor, ven cuando puedas.

El chico procesaba mentalmente todo lo que quería decirle a su novio con la mano derecha sumergida en el agua. Su palma, totalmente extendida, recibía el abrazo del lago. Años atrás, cuando empezaron su relación, Philell le explicó que poseía una capacidad de absorber ideas circulando a través del agua, lo cual se traducía, en términos sencillos, a que podía leer los pensamientos de cualquier criatura inteligente cuyo cuerpo tocase una masa de agua que estuviese a menos de una cierta distancia umbral de él.

El agua se agitó levemente. Parecía que se había originado una corriente, pero eso no era lo típico de los lagos. De pronto, una porción del agua se irguió hasta formar una ojiva de la estatura de Philell.

¡Qué rápido has llegado!-se sorprendió Uro.

La masa de agua se desbastó, chorreando hacia el lago hasta tallar la figura del sabio Philell. Antes de decir nada, besó a Uro en la boca y éste le devolvió el saludo con alegría.

Ha sido una coincidencia…-dijo Philell-…venía a verte y, cuando estaba a punto de llegar, he escuchado tu llamada. Por la forma en la que lucen tus ojos, creo que sé lo que quieres hablar conmigo y, si no me equivoco en ello, será lo mismo que lo que venía a comunicarte.

Vamos a casa y lo hablamos cómodamente.-dijo Uro con cordialidad.

La pareja llegó hasta la vivienda de Uro, donde se sentaron frente a frente en una mesa pequeña.

Tú me dirás…-dijo Uro.

Calumnias.-dijo Philell-Se están extendiendo rumores entre los Mazoku neutrales de que soy un farsante, un topo que trabaja para los Neo-Nómadas. ¿Era eso lo que querías decirme?

Joder…-dijo Uro con cierta preocupación-…sí. Yo también me he enterado. No te preocupes, mi familia te cree. Tienes el apoyo de los Oswald porque ya te conocemos. Estás en territorio aliado.

Gracias.-respondió el demonio acuático-Creo que van a perseguirme. Estaremos en problemas si eso pasa. Que me linchen será lo de menos… ¿qué pasa si de verdad todos se creen esa mentira y, por ese engaño, acaban cayendo en manos de Black?

¿Dices que es poco importante si acabas apaleado?-preguntó Uro con un tono protector-¡Y  un cuerno! La política a gran escala es más controvertida que el porvenir de dos individuos, sí, pero no te tocarán ni una gota mientras esté vivo, ¿me oyes? ¡Ni una gota!

Agradezco tus intenciones.-Philell sonrió-De cualquier manera, ambos llevamos razón: vamos a tener que luchar.  Sabes que en mis estrategias abogo por soluciones no beligerantes, dejando el combate como última opción, pero no tiene nada que ver con eso. No es una estrategia de combate lo que tengo en la cabeza…es una realidad apremiante: hay una mano muy sucia detrás de esas calumnias…una mano que quiere estrangularnos…y va a venir a por nosotros, estoy seguro. Llegados a ese punto…será comer o ser comidos.

He oído algo similar.-dijo Uro-Es un enemigo de todos los bandos, ¿verdad? Alguien que quiera atacar con el escándalo…

Es Nioiko Fuuma.-dijo Philell-Algunos aliados han hecho investigaciones por mí. No son los únicos que tienen redes de inteligencia. Ese hombre es un peligro: quiere acabar con absolutamente todos los bandos.

Nioiko Fuuma…-dijo Uro-… ¿no estuvo presente en la batalla en los cuarteles generales de los Neo-Nómadas?

Así es.-respondió taimadamente el demonio fluido-Es enemigo de los Taimanin, enemigo de los Neo-Nómadas, enemigo de los militares y enemigo nuestro. Su objetivo, al parecer, es Tigres Black, y, según he entendido, va a optar por acabar con todo el mundo para quedarse a solas con ella…

¿Por qué es nuestro enemigo?-preguntó Uro-Hay partes de esta historia que no sé…e, independientemente de que lo entienda o no, si son enemigos de los Taimanin, está claro que vamos a tener que vernos las caras con ellos por haber sido sus aliados temporalmente…

No es difícil de entender.-respondió el sabio-Simplemente, como tú mismo has dicho, hay un dato que desconoces. Yo tampoco lo sabía hasta que me lo contaron mis amigos de las aguas, pero lo explica todo y te permitirá comprender lo que está sucediendo. Los Fuuma o, mejor dicho, lo que queda de ellos, actúan como una organización militar si bien distan de serlo. El único oficial de alto rango que queda es Nioiko, nuestro enemigo, si bien su hermana mayor, Tokiko, aún podría servir a la causa si lograse salir de las prisiones de los Taimanin, hecho poco probable. La cuestión es que los soldados rasos de los Fuuma empiezan a escasear: debido a las innumerables batallas, muchos de ellos han muerto y una fracción de los que siguen vivos han dimitido. De esta forma, Nioiko no puede hacer gran cosa…por lo que ha optado por mentir a varios demonios para que se unan a su causa. Les ha lavado el cerebro para que crean que su misión es conseguir una integración social entre hombres y demonios cuando lo que realmente desea hacer es matar a ambas razas indiscriminadamente. Con esto, su objetivo prioritario, antes incluso de poner en práctica sus macabros planes, es estigmatizarnos a los que de verdad luchamos por esa idea de integración: si contamos la verdad, los demonios que ayudan a Nioiko descubrirán la traición y le darán de lado o incluso lo matarán. Ahora que ha extendido calumnias y mentiras, probablemente muchos Mazoku estén en nuestra contra y nos consideren unos miembros de la red de espías de los Neo-Nómadas. Básicamente… los nuevos secuaces de Nioiko no están cumpliendo ninguna misión de los Fuuma… están “luchando por la integración social entre humanos y Mazoku “ y el primer paso para ello es “eliminar a los farsantes”.

Claro que lo entiendo.-respondió Uro-Maldito sea ese Fuuma…

Se oyó un golpe fuera de la casa: dos aceros estaban chocando.

¡URO!-oyeron que exclamaba una voz-¡URO OSWALD! ¿DÓNDE ESTÁ?

¡Como si fuera a decírtelo!-respondió una voz femenina-¡Lárgate de nuestra ciudadela!

Esa voz…-dijo Uro-… ¡es mi hermana mayor! ¡Está peleando con alguien ahí fuera! ¡Vienen a por mí!

No puede ser…-dijo Philell algo preocupado-…han tardado menos de lo que pensábamos.

No puedo permitir que mi hermana pague por mí…-dijo Uro-…espero que entiendas cómo me siento.

Y yo espero que tú entiendas que no voy a dejarte solo protegiendo a tu hermana.-respondió Philell-Kishiria es mi cuñada y la aprecio. No podré pelear como vosotros, pero hay muchas cosas que puedo hacer…

¡Kishiria!-exclamó Uro-¡Ya voy!

. . .

Inuhito y Shirubei se habían encontrado al salir de clase y habían decidido ir a tomar algo juntos, pues los otros cuatro llegaban mucho más tarde a casa ese día de la semana, cada uno por sus motivos. De esa manera, ellos también llegarían más tarde y podrían pasar un rato todos juntos. Su sentido de la amistad era muy grande, por lo que no dudaron a la hora de elegir el sitio donde se relajarían: el Atarashii. Al entrar, se sentaron frente a frente en una de las mesas más pequeñas y rápidamente fueron atendidos por un camarero.

¡Hola, Inuhito, Shirubei!-saludó el joven, que ya los conocía-¿Qué tal?

Muy bien, tío…-respondió Shirubei con una sonrisa-…hasta las cejas de cosas que hacer, pero bueno…peor sería no poder hacer nada.

Y que lo digas…-terció Inuhito-… ¡estamos hasta arriba! Haber podido venir hoy a sentarnos un rato es casi un milagro…

Ya me lo imagino…-respondió el camarero con una sonrisa-…pero ya sabéis lo que toca ahora, ¿verdad? ¡El Atarashii es el lugar donde todo lo malo desaparece! ¡Pasarlo bien es tan mandatario o más que el pago de las consumiciones! ¿Qué os pongo?

Granadina, por favor.-pidió Inuhito-Un botellín normal y un vaso largo con hielo.

Yo quiero un San Francisco, por favor.-añadió Shirubei-Si me lo puedes poner con una cereza sería un puntazo.

¡Marchando!-dijo el chico-¡Enseguida os lo traigo!

Kuroageha no está…-dijo Shirubei mirando a la barra-…ella y los suyos se están dando una gran paliza para que nosotros podamos seguir adelante con lo nuestro…

Ya…-respondió Inuhito-…en esta vida no dejamos de enfrentarnos a dificultades. Puede verse como una gran putada, pero…sin eso, no tendríamos el orgullo de nuestros logros.

¡Aquí tenéis!-exclamó el camarero con una sonrisa de oreja a oreja al llegar de nuevo a la mesa.

Dejó las bebidas en la mesa. Inuhito le tendió un billete.

Cóbrate de aquí.-pidió-Hoy invito yo.

¡Eh!-exclamó Shirubei-¡No es justo! ¡Yo también tengo dinero para pagar!

Coge ese billete y escabúllete como el Taimanin que eres.-susurró Inuhito guiñándole un ojo al camarero.

Entre risas, el camarero se excusó y se fue a la caja registradora. Todos los trabajadores del Atarashii eran Taimanin, por lo que se conocían muy bien entre ellos y a los clientes que también lo eran.

Te empeñas y…-dijo Shirubei con una fingida expresión de enfado.

No pasa nada.-respondió Inuhito-Déjame que te invite. Es lo menos que puedo hacer para agradecerte lo de la noche de la inauguración…

Shirubei tomó un sorbo de su cóctel.

Sólo te comí un poco el rabo para que te animaras…-dijo el chico rubio-…no es nada del otro mundo. Sé que no es lo que necesitas, pero, cuando no tengo otra cosa para darte…que al menos sea algo que sé que te gusta, ¿no?

No es eso…-dijo Inuhito-…claro que fue placentero y divertido, pero lo que de verdad me llega al corazón es tener un amigo como tú…tener amigos como todos vosotros. Sabéis estar a mi lado incluso si resulto insoportable en esta etapa tan…turbulenta…de mi vida.

No hay nada que no podamos soportar.-respondió Shirubei de forma tajante-Y mucho menos si es para ayudarnos entre los hermanos que somos. Estás pasando por una etapa difícil, ya lo sé… pero no por ello te vamos a ver de manera diferente. Sigues siendo nuestro Inuhito de siempre y haremos lo que sea para devolverte la sonrisa. Yo también lo pasé fatal cuando los Mazoku dejaron a mi padre en una silla de ruedas para siempre…sé lo que es sufrir por la familia. No estás solo ni jamás lo estarás.

Shirubei puso su mano encima de la de su amigo. Llevaba su rubia melena recogida en una trenza. Vestía una camiseta negra de manga corta de un tejido parecido al neopreno con un chaleco de color verde caqui encima. En sus piernas llevaba unos pantalones estilo cargo de color gris, un cinturón naranja y unas botas de montaña de color rojo con remaches plateados y suelas granates.

Tengo mucho que agradeceros y palabras como éstas lo corroboran.-dijo Inuhito-Sería una desfachatez por tu parte que no me hubieras dejado invitarte…

Inuhito tomó la mano de Shirubei y la entrelazó con la suya. Se apretaron mutuamente como dos deportistas de un mismo equipo tras una buena jugada, como dos contrincantes después de enfrentarse, como dos caballeros en un acto de cortesía. El chico llevaba la mitad izquierda de su blanca melena suelta y la mitad derecha recogida en una coleta lateral baja. Vestía un ajustado chaleco de color rojo de un material elástico, gomoso y algo brillante, aparentemente sin nada debajo. Sus piernas iban cubiertas por unos pantalones muy ajustados de color azul ennegrecido y en sus pies calzaba unos botines negros con plataformas altas y rígidas.

Qué exagerado…-dijo Shirubei-…los amigos estamos para eso.

Siento si soy pesado con este tema…-interpuso Inuhito-…es que simplemente ahora mismo no me siento muy capaz de estar a la altura en ello…no sé si teniendo la cabeza como la tengo puedo hacer cosas por vosotros…

¡Claro que puedes!-respondió Shirubei-De hecho, lo estás haciendo. Me estás acompañando en algo que sería bastante aburrido si estuviera solo. Estás estudiando para convertirte en uno de nuestros mejores apoyos científicos. Estás peleando contra los demonios que nos amenazan. Estás viviendo en un hogar que te necesita. Estás siendo tú mismo. Estás siendo nuestro amigo. Estás siendo parte de lo que siempre hemos sido y de lo que nunca habríamos sido si no hubieras estado. Estás ganándote lo mejor de nosotros. Y, además…

Y, además, ¿qué?-preguntó Inuhito con curiosidad.

Shirubei se inclinó hacia su amigo.

Tu forma de darle a la polla es impresionante.-susurró-Repetiría eso contigo una y otra vez.

Inuhito estalló en carcajadas.

Mira que eres capullo…-dijo mientras se reía.

Sí, algo he oído al respecto.-comentó Shirubei con una sonrisa pícara-Sin embargo, me encantó compartir ese momento contigo. No es nada que tengas que agradecerme…tal vez nos lo tendríamos que agradecer mutuamente, pero… puestos a hacer cosas mutuas, que sean las de la otra vez.

Cuando quieras, hermano…-dijo Inuhito apretando un puño y apuntando a Shirubei.

Shirubei chocó su puño contra el de su amigo.

Tampoco me importaría probar con el resto…-dijo Shirubei.

A mí tampoco, la verdad…-respondió Inuhito de manera desinhibida-…seguro que lo pasaríamos bien.

Pues habría que organizarlo, ¿no crees?-preguntó Shirubei-Podríamos hacer quedadas para ello…

El camarero se acercó a darle el cambio a Inuhito.

¡Muchas gracias!-exclamó con una sonrisa.

¡Gracias a ti!-respondió Inuhito mientras recogía el cambio.

¡Sí, gracias!-añadió Shirubei-¡Buenísimo el San Francisco!

¡Me alegro!-exclamó el camarero-¡Te lo he hecho yo! La jefa tiene más maña, pero está trabajando…en su otro curro, ya sabes.

Ya hablaré con ella…-dijo Shirubei-…pero no te preocupes por tus habilidades con la coctelería, creo que son más que aceptables. ¡No hay duda de por qué Kuroageha te contrató!

. . .

Tengo un presentimiento horrible…-pensó Vega mientras buceaba.

Las nereidas podían respirar bajo el agua. La inteligente, poderosa y malhumorada guerrera de las aguas estaba siguiendo el rastro de Philell, con quien había hablado por la mañana temprano y le había comunicado que se dirigía a la ciudadela de los Oswald. Cuando por fin llegó a la orilla de la casa de Uro, emergió y abrió los ojos para ver qué estaba pasando. En ese momento, sólo vio a una mujer herida.

Maldición…-dijo la joven-…si al menos consigo lavarme las heridas en el lago… ¡UGH!

¡Eh!-exclamó Vega-¿Eres Kishiria? ¿Kishiria Oswald?

La joven herida apuntó a Vega con su espada.


¿Cómo lo sabes?-preguntó-¿Quién eres?

Lo sé porque eres idéntica a tu hermano, chica violenta.-respondió la nereida-Baja esa espada. Soy una buena amiga de tu cuñado…una guerrera de las aguas. Ayudo a Philell poniendo músculo donde él pone neuronas. Me llamo Vega…e insisto en que no me gusta que me apunten con un arma sin razón. No hagas que me cabree…

Ya veo…-dijo la tal Kishiria-…así que Vega…me han hablado de ti.

La hermana mayor de Uro dejó de apuntar a la nereida con su espada y se terminó de aproximar al lago, donde comenzó a lavarse las heridas. Para los Oswald ya era lo más normal del mundo ver a demonios acuáticos en la ciudadela. Desde que Uro tenía novio, habían comenzado a llevarse bien con ellos. Nunca se habían llevado mal, pero tampoco habían sido aliados hasta la unión de Philell y Uro.

No te veo muy en condiciones de hablar…-dijo Vega-…no te esfuerces demasiado. Veo que te han metido una paliza… pero he venido a enmendar todo esto o, al menos, a intentarlo. ¿Sabes? Me ha sentado como el culo que me hayas apuntado con esa espada, pero me pareces una buena tía… yo también hago artes marciales como vosotros y todo ese rollo… seguro que podríamos hablar de muchas cosas si tuviéramos tiempo. Sin embargo, sólo puedo quedarme a preguntar dónde están Philell y Uro.

Han venido a atacarnos unos demonios hostiles diciendo que Uro y Philell eran unos timadores…-explicó Kishiria-…obviamente, alguien les había lavado el cerebro. A mi hermano y a mí nos ha derrotado un elfo oscuro…y a mi cuñado lo ha atrapado un fuego fatuo. También había una mujer, una máquina con forma de mujer hecha con tecnología humana y…dos humanos. Uno de esos humanos tenía unos ojos similares a la electricidad…y ha hecho que todos los que recibieran su mirada desaparecieran de aquí…tras lo cual él también ha hecho lo mismo mirándose a un espejo de mano.

¿QUÉ?-preguntó Vega sin dar crédito a aquello.

miércoles, 20 de mayo de 2015

[TY] Episodio 56: Estrategas malevolentes

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 56: Estrategas malevolentes

Iba a celebrarse la primera reunión estratégica de los Neo-Nómadas desde su aceptación de los soldados de Estados Unidos como colaboradores. Era cierto que se hacían favores mutuamente: los militares estaban protegiendo a los Mazoku de la ONU y, a la vez, les servían como miembros de primera línea de batalla. Por su parte, los demonios estaban sirviendo a los estadounidenses como proveedores de cobijo, armas y tecnología. Ambos eran enemigos de los Taimanin y de los Fuuma, por lo que, por encima de lo que se concedían los unos a los otros, veían adecuada una colaboración. Presidían la mesa Kuritöö, Benibatsu, Layla y Margaret. El resto de los asistentes eran los soldados: James, Leon, Grant, Émile, Christian, Gordon, Yellow Peacock, Andrei y Púrpura.

Vamos a hablar someramente de lo que haremos a partir de ahora.-explicó Kuritöö-Cualquier decisión que tomemos será comunicada por mí a Tigres y a Braulio, quienes son y en ningún momento han dejado ni dejarán de ser nuestros líderes.

Tenemos dos enemigos fundamentales: -enumeró Margaret- Los Taimanin y los Fuuma. Según la evaluación que hemos estado haciendo, los Fuuma serían más fáciles de derrotar en estos momentos. Los Taimanin siguen siendo muchos y están muy bien escondidos, pero los Fuuma se están quedando sin gente y cada vez tienen menos lugares donde esconderse. Es, por tanto, el tirar a los Fuuma fuera del campo de batalla, un objetivo que consideramos prioritario.

¿Y hacerles un favor a los Taimanin?-preguntó Benibatsu con cierto desdén.

Los Fuuma nos atacan tanto o más que a ellos.-terció Layla-No tenemos estas ideas pensando en ellos, sino en nosotros.

Tienes razón…-murmuró el antiguo Taimanin-…aunque sigue sin hacerme ni puta gracia no acabar con los Taimanin antes.

No siempre salen las cosas como más deseamos.-intervino Kuritöö-Creo que los Fuuma son unos objetivos asequibles ahora mismo. Además, ese Nioiko no es demasiado fuerte…

Christian pidió la palabra educadamente.

¿Sí, soldado?-la científica le concedió el turno con una sobreactuada amabilidad.

No estoy desconforme con la idea, pero…-dijo el ingeniero de campo-…hay un pequeño matiz que tendríamos que tener en cuenta. Nioiko Fuuma tiene a Elizabeth…y Elizabeth es nuestra. Si vamos a pelear contra los Fuuma, que, por favor, sea llevándonos a Elizabeth de vuelta antes de que todo se les vaya al traste.

Es una buena idea.-respondió Kuritöö-Es más…la tal Elizabeth es fuerte, como ya he podido comprobar. Me gusta. Creo que lo haremos así entonces. ¡Layla, tus chicos son listos!

No se formaron para lo contrario.-respondió Layla con seriedad.

La sargento es implacable en todo momento…-pensó James algo compungido.

Hagamos una pequeña cadena de hipótesis.-propuso Kuritöö-Supongamos que logramos cumplir con el propósito que acabamos de lanzar. Si, cumpliendo la inteligente petición del soldado Miller, logramos recuperar a Elizabeth, sólo será cuestión de inmovilizarla el tiempo justo para reprogramarla: en ese caso, tendríamos a la antigua Elizabeth de vuelta…a la que vosotros conocíais. Tenerla de vuelta supondrá tener un arma muy poderosa que podremos utilizar en batallas futuras…contra los Taimanin, por ejemplo. En ese caso, tendríamos una probabilidad más alta de vencerlos. Dado que está comprobado que las capacidades de la ETU Elizabeth son inabordables para un humano normal, podríamos aislar y reducir a un miembro de importancia estratégica de los Taimanin con ella y jugar al chantaje. A saber: Asagi Igawa, Sakura Igawa, Murasaki Yatsu, Yamiyuki Kuroi o Zhao Kuroageha.

Asagi es capaz de reducir a Elizabeth a polvo con sólo una mirada.-explicó Benibatsu-Sakura y Murasaki tampoco tendrían problemas. Son leyendas vivas. Yamiyuki y Kuroageha serían los objetivos más razonables…no porque sean menos fuertes, porque, para jodienda nuestra, son muy poderosos, pero sí porque salen más de su territorio. Aun así, tendría muchísimo cuidado con ellos en un uno contra uno. Yamiyuki casi puede conmigo y, aunque no he probado a enfrentarme a Kuroageha, Belladonna, que en paz descanse, sí…y no le fue muy bien.

Por supuesto, ese uno contra uno está sujeto a reglas especiales de última hora.-comentó Kuritöö-No dejaríamos a Elizabeth sola…

En el amor y en la guerra…-comentó Benibatsu-…todo vale.

Exactamente.-respondió la científica con una sádica sonrisa.

Púrpura pidió la palabra, pero no esperó a que se la concedieran.

Me gustaría participar pronto en una masacre…-dijo-…hace mucho que no sacio mi sed de sangre.

Lo mismo digo…-comentó Andrei con un congelante susurro.

Margaret…-comentó Kuritöö-… ¡qué chicos tan entusiastas tienes!

Teniente Johnson, por favor.-pidió Margaret-No es nada personal, es sólo falta de costumbre con las apelaciones. Verá, doctora Kuritöö…mis soldados son unos jóvenes con ciertas peculiaridades. Pese a lo extraños que puedan parecer a veces, son excelentes en su trabajo. Lo lamento si la han importunado.

¡Para nada!-exclamó la científica-¡Llevan razón! Tenemos que pelear… y vamos a hacerlo pronto… ¡muy pronto!

. . .

Yamiyuki y Aoi estaban en un estudio de grabación. Ambos compartían el interés por un tema: la música. Algunos días de la semana, en sus ratos libres, les gustaba ir al estudio que pagaban por horas para dar rienda suelta a su imaginación y poner en práctica algunos proyectos que tenían en mente. Los dos eran aficionados a la música electrónica, tanto para escucharla como para componerla, pues tenían dominio de los instrumentos electrófonos. Además, Yamiyuki sabía tocar muchos instrumentos de otras familias más tradicionales. Intentaban grabar un tema combinado: con Aoi al sintetizador y Yamiyuki al arpa, su propósito era crear un tema rompedor que no dejara indiferente a nadie.

Y uno, dos, tres…-Aoi marcaba el ritmo-… ¡ahora!

Aoi manipulaba su aparato musical con la misma presteza y el mismo dominio con los que tecleaba en un ordenador a la hora de enfrentarse a sus tareas de ingeniero. Su ritmo sintético se asemejaba, dentro de una sinestesia, a una envolvente cortina con gradación de colores y formas onduladas que atraía y enfrascaba al público. Encima de ello, la melodía que Yamiyuki describía con su arpa desfilaba como un velo en escala de grises que se movía en sentido contrario a la anterior cortina, formando, en su superposición, una explosión de notas.

Los dos chicos se miraron y se sonrieron. Les estaba saliendo todo a la perfección: el tema sonaba tal y como ellos deseaban y se estaba grabando perfectamente. Esto los motivó todavía más, por lo que no tardaron en emocionarse y marcar un estribillo ardiente y arrasador en el último minuto de la canción. No podían evitar mover la cabeza, sacudiendo sus melenas al ritmo de la música, creando una corriente visual negra y azul que se realimentaba con los espejos de la sala. El aire que movían sus cabellos al agitarse les besaba suavemente la piel. Los profundos y ricos aromas de los productos con los que cuidaban sus cabellos se extendían en el aire a medida que la temperatura subía por la excitación de ambos chicos. La infinita melena de Yamiyuki olía a una rica mezcla de patchouli, pimienta, canela, jengibre y una tenue nota de flores suaves. Era un olor fuerte, masculino y profundo, como el de su perfume y el de su propia piel.  Por su parte, el cabello de Aoi emitía un aroma más fresco y ligero.  Combinaba las notas enfriadoras y algo fuertes de la hierbabuena y la albahaca con la suavidad y la frescura de una mezcla de cítricos a base de lima, mandarina y pomelo. Esta brillante mezcla era oscurecida por una firme pero lejana nota de sándalo, que le confería un toque muy masculino.

Entre aquella mezcla de sonidos, colores y aromas, los chicos terminaron la canción. Al terminar, se sonrieron radiantes y pletóricos.

¡Genial!-exclamó Aoi-¡Fabuloso!

¡Cómo lo hemos clavado, tío!-exclamó Yamiyuki-¡Muy bien!

Ambos alargaron sus brazos con ademán de chocar sus manos. Después de chocarlas, se las estrecharon fuertemente.

Me encanta tocar contigo.-comentó Yamiyuki-¿Estiramos las piernas un poco? Estar sentado al arpa todo el rato no es lo más cómodo del mundo…

¡Claro!-respondió Aoi contento-Yo también disfruto muchísimo cuando hacemos música juntos, aunque no creo que haga falta recalcarlo…a la vista está.

Los chicos se levantaron y se alejaron de sus instrumentos. Salieron un momento de la sala, cerrando con la llave que les habían dejado durante las horas que habían pagado, y se acercaron a la puerta de la calle para tomar el aire.

¡Qué buen tiempo hace hoy!-comentó Yamiyuki con una sonrisa-Me encantan los días soleados. ¿Bebemos algo?

Pues la verdad es que me apetece…-comentó Aoi.

Se acercaron a una máquina expendedora de bebidas. Sus estaturas muy superiores a la media y sus vestimentas hacían que destacaran. Yamiyuki llevaba una blusa negra muy ceñida con un marcado cuello de pico que dejaba ver una camiseta roja que llevaba debajo. También llevaba unos pantalones apretados de color negro, unas botas altas del mismo color con cremalleras laterales en lugar de cordones y un faldón rojo cayendo desde su cadera hasta sus corvas por la parte trasera de su cuerpo. En las mangas llevaba atados varios lazos rojos. A su lado iba Aoi, que, a diferencia de su amigo, que siempre llevaba el pelo suelto, ostentaba su habitual recogido con moño asimétrico. De cintura hacia arriba llevaba un chaleco de color azul grisáceo muy ceñido debajo del cual podía verse por el cuello de pico una camiseta negra. Las solapas del cuello y el pecho eran de color azul intenso. También vestía unos pantalones de color crema con un forro negro en los laterales exteriores de ambas piernas y unos botines plateados y azules con pequeños cristales brillantes espolvoreados.

Pago yo.-dijo Yamiyuki acercándose a la máquina-¿Qué quieres beber?

Un Pocari Sweat.-dijo Aoi.

¡Eso está hecho!-respondió Yamiyuki-Y una soda de melón para mí…

El chico le tendió la bebida a su amigo.

¡Gracias!-dijo Aoi sonriente.

Se sentaron en un banco cercano a la máquina y abrieron sus bebidas.

Ya casi está todo listo para que lo puedan escuchar los demás…-comentó Aoi tras tomar un sorbo de su botella.

Cierto…-respondió Yamiyuki-…espero que les guste mucho…y que nos sirva para animar a Inuhito. ¿A que estabas pensando en eso?

Me lees la mente…-comentó Aoi entre risas-…claro que lo pienso. ¿Tú no?

También.-respondió Yamiyuki-Haría cualquier cosa por verle sonreír…pero no podemos dejar que los problemas nos dobleguen, por grandes que sean. Inuhito descansará tranquilo por las noches cuando Benibatsu y Kuritöö estén muertos. Lo dije hace tiempo y lo vuelvo a repetir: la única manera de impedir que YO los mate será que el propio Inuhito me pida que le deje hacerlo a él.

Pronto volveremos a luchar, ¿verdad?-preguntó Aoi con un deje de hastío-No sé cómo, cuándo ni por qué, pero volveremos a presenciar un ataque Mazoku y tendremos que ir a la carga de nuevo. No me molesta hacer mi trabajo, pero me preocupa la salud y la seguridad de todos vosotros. La mía también, claro está, pero…creo que os he visto sufrir demasiado…más de lo que merecíais.

No te vengas abajo, Aoi.-pidió Yamiyuki-Sé fuerte. Te pido que seas fuerte porque sé que lo eres…porque estoy seguro de que puedes. Anímate… ¡tenemos unas grabaciones con las que continuar cuando terminemos con los refrescos!

. . .

Llamaron a la puerta del despacho de Tigres. No tuvo problemas para identificar a quien lo había hecho.

Braulio…-dijo desde el otro lado de la puerta-…pasa, querido.

El dhampir entró y cerró la puerta tras de sí.

Hola, mi amada.-saludó-¿Cómo ha ido la reunión de nuestros subordinados?

La decisión que han tomado y que requiere nuestra aprobación para poder ponerse en práctica…-explicó Tigres-…es que el primer bando al que se derrocará será el de los Fuuma, previa sustracción de Elizabeth, un robot de combate…un aparato humano hecho por humanos…ellos sabrán el valor que le dan. Por supuesto, está aprobado por mi parte. No tenemos nada que perder, sólo podemos ganar. Los Fuuma están acabados.

Por la mía también lo está.-comentó Braulio-Les podremos transmitir las órdenes cuando sea  pertinente.

Me encargaré de que se enteren antes de mañana.-respondió Tigres-Y más les vale cumplir con lo que se ha estipulado si no quieren acabar como ese peón estúpido de Belladonna.

Una pena que nunca llegara a conocerla…-se lamentó Braulio-…decían que era una dama tan hermosa, carismática y noble…

Era hermosa, no voy a negarlo.-dijo Tigres con sorna-Tenía a quien parecerse…recuerda que es familia de Ingrid, quien ha sido considerada una de las mujeres más hermosas de nuestra organización…hasta que desertó. Qué lista fue…años y años enamorada de Edwin y, ahora que no está él para protegerla de mí, va y se larga. Hay que reconocer que siempre ha sido más inteligente que Belladonna…y más fuerte. La verdad, si me hubiera jurado lealtad, no la habría castigado por ponerle ojitos a Edwin…la habría atesorado. No me cae bien, pero Ingrid habría sido capaz de triunfar donde Belladonna fracasó. Una pena que esté en paradero desconocido. No sería un gran problema el buscarla, pero tenemos otros asuntos que atender. Respecto a lo de que Belladonna era carismática… digamos que quien te dijo eso te engañó vilmente…y noble era por su familia aristócrata, no por ningún otro motivo. De hecho, la razón por la que la convertimos en una ejecutiva de alta categoría de los Neo-Nómadas fue ésa. Belladonna tenía dinero, muchísimo dinero…dinero que no dudó en brindarnos para todo lo que necesitamos: las investigaciones de Karistus, Kazark y Kuritöö, el bar de Delphine, las armas que hemos ido adquiriendo, los mercenarios a los que hemos contratado… Belladonna era lo que necesitaba: una persona rica y tonta. Yo también tengo dinero, pero no voy a utilizarlo en planes que sabía que iban a fallar. Todo esto han sido sacrificios necesarios, mentiras piadosas, gambitos en una partida de ajedrez… la realidad más pura es el hecho de que los Taimanin han conseguido hacernos exactamente el daño que les he permitido que nos hagan. Los tiradores impecables sólo fallamos cuando lo hacemos a propósito. Fue tan bonito el hecho de que el doctor Karistus y la tonta de Belladonna estuviesen enamorándose…me permitió tener a esa estúpida inútil a los pies de la organización, convertirla en un bolsillo del que sacar dinero. Karistus era mucho más inteligente y sirvió más a nuestra causa…pero lo mataron. Como a Delphine, como a Virgo, como a Vrutha, como a Kazark…todos muertos a manos de los Taimanin… y se creerán que están logrando algo… ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! El día en el que me vea en la situación de necesitar mover un dedo hacia ellos…oh, cariño mío, ese día… ¡ese día será el día en el que el mundo entero conocerá el terror!

Cada día entiendo mejor por qué me enamoré de ti…-dijo Braulio con una sonrisa sádica-…eres tan inteligente, tan poderosa, tan altiva…lo tienes todo, eres perfecta, eres una diosa.

Lo sé.-respondió Tigres con orgullo-Y precisamente por el hecho de que sé que soy la mejor, no he parado hasta encontrar al mejor. Braulio, eres el hombre que llena mi vida. No fui infeliz con Edwin, pero no hay ni punto de comparación a la forma en la que me haces sentir.

La líder de los Neo-Nómadas se levantó de su silla, caminó hasta Braulio, que era igual de alto que ella, y lo besó en la boca. Cualquier desconfiado que viera a aquellos demonios pensaría que intentaban utilizarse mutuamente, pero se amaban de verdad. Que sus intereses fueran comunes y pudieran ayudarse mutuamente a conseguirlos no eclipsaba la realidad de su amor.

Esta noche nos haremos sentir como dioses mutuamente…-dijo la vampiresa acariciando el cuerpo de Braulio.

Será un placer…-susurró el dhampir mientras recorría uno de los senos de su prometida con un dedo-…literalmente.

martes, 19 de mayo de 2015

[TY] Episodio 55: Manos "amigas"

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 55: Manos “amigas”

Nioiko llegó a la oficina de un sorprendente buen humor.

¡Buenos días, Nioiko-sama!-saludó una de las administradoras del complejo al ver tan contento a su superior.

Buenos días, Fujieda.-dijo Nioiko-Parece mentira que no se me hubiera ocurrido antes la solución a nuestra falta de hombres…

¿De qué se trata?-preguntó la tal Fujieda con curiosidad.

Demonios.-dijo Nioiko-Mazoku. Ellos son la clave. ¿Cuántos demonios hay que no pertenecen a los Neo-Nómadas y que, además, no conocen a los Fuuma? Según sabemos, hay muchos Mazoku que abogan por la integración social con nosotros, los humanos. ¿Por qué no nos “aliamos” con ellos?-el joven hizo ademán de entrecomillar con los dedos índice y corazón de ambas manos-No dejarán de ser ignorantes soñadores a ojos de la familia más manipuladora y sagaz de la historia de los ninja: ¡LOS FUUMA! Tenéis trabajo esta mañana: buscad perfiles de todos los demonios que haya en la base de datos. Encontrad a aquellos que se la tengan jurada a los Nómadas de Edwin Black o a los Neo-Nómadas de Tigres Black. ¿Recuerdas el caso de Leini Kuu’ito? Esa demonio quería vengarse de Edwin Black porque éste mató a su familia… una pena que entre medias decidiera tocarle las narices al Gran Señor y acabara como acabó. Como esa mujer tiene que haber muchos más entre los Mazoku. Buscad a los más fuertes de entre ellos y acerquémonos de manera estratégica. Si quieren integración social, dudo mucho que quieran ayudarme a pelear contra los Taimanin, pero sí contra los Neo-Nómadas: al fin y al cabo, el objetivo de prioridad máxima, Tigres Black, pertenece a esa facción. Buscad también entre las redes del ejército de Estados Unidos. Reventad la seguridad si es necesario…y buscad a los desertores. Seguro que entre ellos hay alguien dispuesto a hacer correr la sangre en nuestro nombre. ¿Ha quedado claro?

¡Sí, señor!-respondió Fujieda.

Nioiko sonrió con satisfacción.

. . .

Gimnasio privado del Instituto de Gokuruma. A esas horas, no solía haber nadie entrenando. Todos los alumnos, profesores y egresados tenían acceso a las instalaciones y podían utilizarlas a conveniencia. Aprovechando la ausencia de gente, Rito y Hagane habían bajado juntos para entrenar.

¡Qué gozada tener el gimnasio para nosotros solos!-exclamó Hagane.

El chico entrenaba bastante ligero de ropa. Llevaba una camiseta blanca de manga corta muy ajustada y unos pantalones muy cortos y divididos, estilo corredor, de color rosa. Calzaba unas zapatillas deportivas, con un diseño y una forma similares a las de unas botas de fútbol, de color negro con adornos rosas y llevaba su pelo recogido en una cola de caballo baja.

Ya te digo…-comentó Rito-…no hay manera mejor de empezar la mañana. ¡Con un buen entrenamiento!

Rito vestía una camiseta de color amarillo fluorescente sin mangas con el cuello redondo y alto. Estaba muy ceñida y marcaba todos sus músculos. En las piernas llevaba unas mallas ajustadas de lycra de color negro con adornos de color verde neón que le llegaban casi hasta las rodillas. En sus pies llevaba unas zapatillas deportivas muy toscas cuyo diseño se asemejaba al calzado reglamentario del baloncesto. Eran verdes con cordones y suelas de color gris marengo con brillo. Su cabello iba recogido en una coleta alta que caía paralela a su espalda sin tocarla.

Ya…-comentó Hagane con complicidad-…y después del entrenamiento…una buena…

Rito arqueó una ceja.

¡Eso siempre!-exclamó Rito con una sonrisa-Vamos a calentar, ¿de acuerdo?

Hagane asintió. Comenzaron a hacer estiramientos y algunos ejercicios muy sencillos para aclimatar el cuerpo. Mientras hacían esto, hablaban entre ellos.

Es curioso…-comentó Rito-…con lo afines que sois Inuhito, Aoi y tú en complexión y lo especialmente fácil que os resultaría entrenar por parejas o entre los tres y siempre te vienes a entrenar conmigo… ¿tan bien te lo pasas?

Ahora es cuando me declaro aprovechando que estamos solos, ¿no?-preguntó Hagane mientras separaba las piernas en el suelo para estirar.

¿Qué cojones…?-preguntó Rito entre risas-Y… ¿era totalmente necesaria esa postura tan seductora para decirme eso?

Rito…-dijo Hagane con extrañeza-…estoy estirando los aductores, querido. ¿Qué postura seductora ni qué diablos? Te he pillado, ¿eh?

Los chicos se rieron.

Entrenar contigo es beneficioso en muchos aspectos.-explicó Hagane-Es cierto que tienes mucha más masa que yo y eso puede dificultar algunos ejercicios en los que yo tenga que ayudarte, pero creo que así doy más de mí mismo y me obligo a hacerlo mejor…o simplemente es por la costumbre que tenemos desde niños de bajar juntos al gimnasio. También es cierto que para algunos ejercicios en pareja te vendría bien alguien más fuerte, ¿no?

Ufff…-resopló Rito-…eso lo dejo para los días que vengo con Yamiyuki. ¡Madre mía! ¡Cómo le da! Cualquiera que no lo conozca podría decir que está loco…

Es una fiera.-comentó Hagane-Capitanea a los gimnastas de menos de 18 años de casi todos los clubes y organizaciones. Es el segundo mejor de todo el país en gimnasia artística. Veena tiene que fliparlo con él las pocas veces que coinciden en los entrenamientos.

Y detrás de ese cuerpo de bailarín se esconde un titán capaz de dejar por tirillas a cualquier culturista.-dijo Rito-Si no fuéramos como él, creo que nunca entenderíamos cómo lo hace.

Eso pienso yo…-comentó Hagane-…entre otras muchas cosas. ¿Sabes? No paro de darle vueltas a la cabeza con la depresión de Inuhito, la fimosis de Aoi, la incertidumbre amorosa de Shiena y Veena… es cierto que no todos los problemas están a la misma escala, pero todos sois mis amigos y me gustaría echaros un cable.

Creo que no eres el único.-dijo Rito mientras acompañaba a su amigo a por unas mancuernas-De todas maneras, estoy convencido de que lo estamos haciendo bien. Lo de Inuhito es muy duro, y más desde que esa arpía de Kuritöö reveló la historia… me da pena decirlo, pero creo que es el problema que más nos va a costar solucionar entre todo este embrollo. Por Aoi nos tenemos que preocupar, sí, pero me parece que lo está haciendo bien. Desde que lo animé para dejar atrás la inseguridad y tratar de afrontar el problema con sus manos, creo que está muy concienciado. En cualquier caso, puedes ir y preguntarle cuando quieras, seguro que te responde sin vergüenza ninguna. Y respecto a lo de mi primo con Veena…no he querido preguntarle mucho porque creo que últimamente está un poco nervioso, pero me parece que la cosa no va mal. Veena es una mujer con mucho carácter y con unas ideas muy bien forjadas. No es fácil para cualquier hombre el intentar enamorarla después de estar enamorada de otro.

Quiero que tanto tu primo como Veena estén bien.-dijo Hagane mientras  levantaba alternativamente las mancuernas que tenía en las manos, que eran sorprendentemente pesadas para lo que su delgadez daría a imaginar-No me gustaría verlos sufrir. Como decía antes, ambos son mis amigos y deseo lo mejor para ellos. Además, si uno de los dos estuviera mal, por efecto dominó acabaría afectándote a ti…y es otra cosa que tampoco quiero. No te mereces sufrir más…

Hagane, tío…-comentó Rito con una candorosa sonrisa-…no te flageles. Estoy bien. Podré soportar lo que venga al respecto. Piensa que un problema amoroso es algo que puede doler, sí, pero que se termina pasando. Hay cosas más graves. En cualquier caso, tanto para Shiena como para Veena, no estaré solo: tengo a Seika para lo que haga falta…y os tengo a vosotros.

Siempre es un gusto oír esas palabras.-respondió Hagane contento-Creo que voy a preguntarle a Aoi que cómo le va. En cuanto tengamos un rato hablaré con él, ¿de acuerdo? Los problemas de uno de nosotros son los problemas del grupo…tú ya pusiste tu grano de arena: ahora me toca a mí. Por cierto, a Inuhito se le ve un poco más relajado últimamente, ¿no crees?

Sí…-comentó Rito con una media sonrisa-…y me alegro por él.

. . .

Tres demonios llegaron a los vestigios de un barrio demoníaco que fue derruido años atrás. Tres presencias, tres individuos, tres caminos diferentes de llegada. Dos hombres y una mujer. Un hombre joven, un hombre que llamaba a las puertas de la vejez y una mujer joven. Parecían aproximarse a un punto de encuentro.

El primero en llegar fue el hombre joven. Era muy alto, tenía un cuerpo esbelto y su piel era gris. Su cabello era liso, blanco y largo hasta los hombros. Entre medias tenía mechones negros que llegaban hasta el suelo. Sus ojos eran de color verde, sus orejas eran puntiagudas y su escasa vestimenta consistía en un chaleco negro con ribetes dorados y unas mallas negras de media pierna con dos faldones laterales encima del mismo color y con ribetes dorados. En sus pies calzaba botas plateadas y en las muñecas llevaba brazaletes blancos. De su cabello colgaban algunas tiras metálicas articuladas.

Tras él llegó el hombre mayor. También tenía una estatura elevada y su cuerpo ostentaba algo de tono muscular. Su piel era azulada, sus orejas eran muy puntiagudas y sus ojos eran de color violeta. Lucía una larga, lacia y voluminosa cabellera blanca que llegaba hasta sus rodillas. Vestía con una coraza pectoral de color verde ennegrecido, unos pantalones de combate negros, botas altas plateadas y guanteletes del mismo color. Se veía la zona de sus brazos comprendida entre cada hombro y cada codo.

Finalmente, se les unió la mujer. Era también muy alta y tenía una ardiente y sensual figura. Sus pechos eran muy grandes, aunque tenían más talla que copa, sobresalían poco por los laterales y mucho por el frente. Su cintura era estrecha y su cadera era bastante ancha, con glúteos prominentes y piernas largas. Vestía un sensual qipao de color negro con ribetes rojos. En sus pies llevaba unas botas altas de tacón de color gris violáceo. Ostentaba una larguísima melena de color violeta intenso que llevaba totalmente suelta. Sus ojos eran de color violeta rosado y llevaba unas gafas redondas y grandes. El tono de su piel era similar al de un humano de etnia caucásica. Encima del vestido llevaba una bata blanca de laboratorio. Sus muñecas iban cubiertas por brazaletes llenos de herramientas y máquinas pequeñas.

Vaya, vaya…-comentó el  chico joven con cierta sorna-… ¿qué hacen aquí un elfo oscuro y una hermosa dama?

He sido llamado.-respondió secamente el otro hombre.

Podría preguntarte lo mismo.-contestó la chica cruzándose de brazos-¿Qué hace un fuego fatuo en el sitio en el que me han citado? Aunque no te lo voy a preguntar porque la respuesta está clara…nos ha llamado la misma mano, ¿verdad?

Verdad.-dijo una voz masculina salida de la nada.

Los tres demonios miraron a su alrededor. Pronto escucharon unos pasos…los pasos de Nioiko acercándose a ellos. Iba acompañado por Elizabeth.

Gracias por asistir.-dijo el recién llegado-Soy quien os ha llamado…Nioiko.

¡¿Un enclenque?!-gritó la chica-¿Es esto una broma?

No, no lo es.-dijo Nioiko-Soy un…defensor de la integración social entre humanos y Mazoku, tal y como vosotros. No obstante, los Neo-Nómadas son más fuertes que yo y necesito…ayuda. Tal y como has dicho, me falta fuerza. Todos queremos lo mismo…todos buscamos acabar con los Neo-Nómadas… ¿por qué no pactamos? En cualquier caso, dejadme presentaros.

Nioiko señaló al joven de piel gris.

Will…-nombró-…

A continuación, señaló al anciano.

…Remigio…-continuó.

Finalmente, señaló a la mujer.

…y la señorita Kaiya Minobe.-terminó-Espero que la cooperación entre nosotros sea exitosa.

Tienes que tener agallas para pactar con demonios como nosotros a plena luz del día y viniendo con sólo una mujer silenciosa como escolta…-comentó Remigio, el hombre mayor-…me gustan las personas valientes.

Gracias, Remigio.-Nioiko le hizo una reverencia-Sé que tenemos algo en común: a los cuatro nos han arrebatado algo importante los Neo-Nómadas.

Mi hermana…-bramó Kaiya.

Mi madre…-dijo Will.

Mi hija…-susurró Remigio.

Los fuegos fatuos sirven a un líder que no es de la casa Black.-recapituló Nioiko mentalmente-Han estado peleando entre ellos durante mucho tiempo y voy a beneficiarme de ello por el hecho de que una guerrera de los fuegos fatuos fue liquidada por los Neo-Nómadas. Eso enmascara el hecho de que el Gran Señor la violara, lo cual me beneficia mucho. Respecto a esta familia de elfos oscuros, ¿qué puedo decir? Están tan hartos del panorama Mazoku actual que hasta se han alistado en el ejército algunos de ellos… ¡DEMONIOS MILITARES! Una suerte penosa que a la hija de este buen hombre la atrapara la Baronesa Mazie, una de las mejores torturadoras de la camarilla… y, finalmente, tenemos a esta mujer demonio que sólo está aquí porque le hicieron una trastada al cuerpo de su hermana…y ahora mismo está en paradero desconocido. Parecen fuertes…

No os preocupéis.-dijo Nioiko-Vamos a luchar contra los Neo-Nómadas. No obstante, he de advertiros de un peligro más: vuestros congéneres. Hay demonios que dicen luchar contra la tiranía criminal de Tigres Black y su séquito cuando lo que realmente desean es hacerse con el control de todo cuanto alcancen sus manos.

Se oyen a muchos hipócritas últimamente…-dijo Remigio con precaución.

Como el “sabio” Philell…-dejó caer Nioiko con mucha malicia-… por cierto, tendremos un camarada más. Será otro humano. ¿Queréis venir a conocerlo?

. . .

¿Por qué me habrán obligado a venir a este sitio cochambroso con mi antiguo uniforme puesto?-se preguntó el hombre en voz alta con su marcado acento alemán.

Hablaba japonés, aunque no se sentía demasiado cómodo haciéndolo.  Era alto, delgado, de complexión atlética y de piel muy pálida. Su cabello era corto, rubio claro y muy brillante. Llevaba un tupido y lacio flequillo de medio lado hacia la derecha. Sus ojos eran de color azul claro e intenso. Vestía un uniforme militar de color marrón ennegrecido con ribetes amarillos. Los puños, los bajos de los pantalones y las hombreras eran de color rojo, así como también lo eran las solapas de la chaqueta. Llevaba las manos desnudas y calzaba unas botas altas de color marrón oscuro con cordones también marrones.

Disculpa el retraso, Engel.-escuchó una voz detrás de él.

Se giró y vio a Nioiko. Detrás de él iban Elizabeth, Will, Remigio y Kaiya.

¿Tú eres Nioiko Sakaguchi?-preguntó el hombre, dejando clara su procedencia con su acento.

En efecto.-dijo Nioiko sonriéndose-Engel Klage, ¿verdad? Es un placer.

Le tendió la mano. El joven rubio se la estrechó.

¿Qué quieres de un paria como yo?-preguntó Engel.

Te trasladaron desde Alemania a Estados Unidos para ayudar en una campaña internacional.-comentó Nioiko-Tu expediente dice que una conducta demasiado inapropiada te costó el puesto y, antes de aceptar tu despido, desertaste de forma violenta…

Eso dicen…-dijo el alemán con una sonrisa psicópata.

¿Qué sucedió?-preguntó Nioiko.

Mi mentora…-dijo Engel-…de nombre en clave Wood Root…quería tirármela. Me enseñó muchas de las cosas que sé, pero yo quería que me enseñara lo que tenía bajo la ropa. Intenté cortejarla, pero se negó…así que decidí violarla, por zorra.

Este hombre está loco…-pensó Remigio.

¿Con qué clase de basura se codea este contratista?-pensó Kaiya.

Will se encogió de hombros.

Lamentablemente…-continuó Engel-…no pude. Se defendió bien. Me costó los cojones y el puesto. La muy puta me reventó los testículos a patadas. Sádica de mierda…

Kaiya se dispuso a intervenir, pero Elizabeth la frenó poniéndole una mano en un hombro.

Me importan una mierda los Neo-Nómadas y todos esos monstruitos…-dijo Engel-…pero, desde que sé que se han aliado con mis antiguos camaradas, me encantaría hundirlos para vengarme por lo que le hicieron a mi carrera militar. ¿Podré acabar con ellos si me uno a tu estúpida misión suicida?

Bingo.-respondió Nioiko-De eso se trata.

Acepto.-contestó Engel con una sonrisa macabra.

No me gusta nada este hombre…-dijo Remigio en voz baja.

¡A mí menos!-respondió Kaiya-Como mujer, me da mucho más asco del que pueda daros a vosotros.

A mí me la pela…-terció Will.

Los fuegos fatuos siempre habéis sido unos herejes…-le espetó Kaiya-…normal que no te importe.

¿Te importa si jugamos a esto sin racismo?-preguntó Will.

No me alegro de lo que sucedió con tu madre, Will…-dijo Kaiya-…pero no me gusta tu actitud. Acabamos de conocernos…creo que deberíamos plantearnos esto de otra manera… con mejor pie…

No hay problema por mi parte.-dijo Will con una sonrisa.

La imprudencia de la juventud…-susurró Remigio.

Tras acabar el pequeño diálogo, volvieron a tomar el hilo de la conversación entre Engel y Nioiko.

…y éstos son tus nuevos compañeros: -decía Nioiko- Elizabeth, Remigio, Kaiya y Will. Espero que os llevéis bien.

Yo me llevo bien con todo el mundo…-dijo Engel con una sonrisa.

miércoles, 13 de mayo de 2015

[TY] Episodio 54: Poniendo en orden

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 54: Poniendo en orden
En Gokuruma ya estaban al tanto de los rifirrafes que habían tenido lugar en el Servicio de Inteligencia. En respuesta a los últimos problemas que sucedieron, esto es, cuando los Neo-Nómadas capturaron a Yamiyuki y a los suyos hacía ya bastante tiempo, la coordinación de este servicio cambió de manos. Kuroageha siempre había estado trabajando con esta rama de los Taimanin, pero no constaba como organizadora oficial, sino como operaria. Los últimos hechos habían cambiado esta situación: la reincorporación a la docencia, la asignación de un equipo de combate activo en misiones y las recientes batallas habían hecho que Kuroageha fuese digna de ostentar en sus manos la coordinación del Servicio de Inteligencia de Gokuruma. El espionaje y la filtración de información eran ahora algo que se hacía bajo sus órdenes si bien no siempre lo hacía ella misma de manera expresa. El equipo Kuroageha vio incrementado su prestigio gracias a esto, lo cual significaría, a la larga, un mayor número de misiones y un gran incremento en los sueldos. Además, debido a los lazos de amistad e incluso parentesco por parte de algunos miembros, el equipo Yamiyuki había pasado a estar muy cerca del Servicio de Inteligencia. Shirubei Anome, un experto economista que podía interpretar, manipular y comunicar cualquier movimiento de empresas y organizaciones. Aoi Makihara, un ingeniero más que capaz y con grandes dotes para el pirateo de sistemas. Yamiyuki Kuroi y Rito Sonozaki, dos de las mentes más brillantes de la historia de Gokuruma, capaces de usar su ingenio, su raciocinio y su intelecto para adelantarse a los enemigos. Hagane Kurobara e Inuhito Yonekura, especialistas más que cualificados para análisis en laboratorio. Con Kuroageha al mando del Servicio de Inteligencia, estaba claro a quién pediría ayuda si fuera necesaria.

Kuroageha se encontraba en su casa. Había citado a los seis chicos del equipo Yamiyuki y a los miembros de su propio equipo. Iban a tener una reunión informativa y estratégica. En el amplio salón se encontraban sentados todos los asistentes. La estancia estaba muy bien iluminada y había sido decorada y ordenada con muy buen gusto: todos y cada uno de los muebles, elementos decorativos y motivos en paredes, suelo y techo eran representaciones hermosas de la cultura y el arte chinos. La anfitriona se sentó presidiendo la mesa. En las manos llevaba una carpeta llena de papeles que comenzó a repartir entre sus camaradas.

Bienvenidos a todos y gracias por vuestra asistencia.-dijo cortésmente la joven-Os he reunido aquí para comentaros los primeros progresos que he hecho como coordinadora de Inteligencia. Ante la inminente amenaza de la unión entre los Mazoku y los soldados de Estados Unidos, he estado investigando en busca de posibles pistas, contramedidas y puntos flacos que podamos explotar. Dijisteis que en la última batalla visteis a nuevos soldados, ¿verdad?

Yamiyuki y sus compañeros asintieron.

¿Os suena esta mujer?-preguntó Kuroageha dejando un folio en medio de la mesa.

Aquel folio de papel tenía una fotografía y muchos datos de Margaret Johnson, la teniente que había volado hasta Japón junto con Layla Phoenix, la sargento, y su avanzadilla.

No la hemos visto.-negó Rito.

¿Y si os digo que éstos son sus hombres?-insistió Kuroageha guiñando un ojo y colocando cuatro folios más en el centro de la mesa.

Al igual que con Margaret, también había preparado los mismos perfiles de Púrpura Delgado, Andrei Kagami-Volkov, Gordon Powers y Yellow Peacock.

¡Ahora sí que nos entendemos!-terció Hagane-No sabemos cómo se llaman ni qué pintan aquí, pero los vimos de pasada en los cuarteles de los demonios…

Esta mujer rubia es Margaret Johnson, una teniente del ejército de Estados Unidos, subordinada de Layla Phoenix y encargada de apoyarla en esta misión.-explicó Kuroageha-Aquí están sus cuatro hombres: el de piel gris se llama Andrei Kagami-Volkov, y es un psicópata que ha estado varias veces en los calabozos militares por conductas violentas y sanguinarias. No sé por qué tiene la piel así, pero al menos es fácil de identificar. El hombre de cabello largo y morado se llama Púrpura Delgado, y es un experto en sigilo y asesinato, también con problemas por su conducta descructiva y sangrienta. El hombre enmascarado es un espía cuyo nombre no he podido averiguar, pero responde al nombre en clave de Yellow Peacock. Respecto a este soldado tan fornido, su nombre es Gordon Powers, es el mejor artillero joven del ejército ahora mismo y lidera al grupo.

Joder…-susurró Shirubei.

Parecen muy fuertes, ¿verdad?-preguntó Aoi.

Me temo que lo son.-dijo Kuroageha-Os voy a dar unas fotocopias de todo esto, pero, de todas formas, ya os adelanto que son unos huesos muy duros de roer. Creo que son mucho más poderosos que James Silver y los suyos.

Gracias a todo esto ya sabemos qué clase de habilidades tiene cada soldado.-comentó Veena-Es un gran avance, así podremos tomar las precauciones pertinentes en caso de encuentro…

Sí, y, además, no podrán acercarse a nosotros de incógnito porque los reconoceremos.-añadió Shiena.

Shiena tiene razón.-terció Inuhito-Si se les ocurre pasar cerca de nosotros…será…su fin.

Tarde o temprano tendremos que enfrentarnos a ellos…-dijo Yamiyuki-…así que…no sé si esta pregunta es mucho pedir, pero, ¿sabemos con qué tecnología y armamento cuentan ahora mismo?

No se les ha visto sacar un arma desde que han llegado, lo siento.-se lamentó Kuroageha-No obstante, por su rol militar puede imaginarse qué tipo de armamento y qué estilos de lucha utilizarán. Lo que me obnubila totalmente es este Yellow Peacock…hay algo en él que no termina de encajar.

Kuroageha…-dijo Seika con cierta reserva-… ¿qué tiene de especial?

No lo sé…no me lo explico ni yo misma.-dijo Kuroageha-Tal vez sean imaginaciones mías, tal vez sólo sea porque lleva un antifaz y no muestra su rostro, tal vez será porque no dice su nombre y sólo usa una clave, pero…algo me inquieta. Creo que oculta más cosas que cualquier otro espía.

Sólo la experiencia nos dará la respuesta, supongo…-respondió Seika.

Efectivamente.-corroboró Kuroageha-Disculpadme si es extraño que me sorprenda más el espía que un hombre con la piel gris. Tampoco lo entiendo…

Andrei Kagami-Volkov…-dijo Yamiyuki en voz alta mientras agarraba su perfil y lo ojeaba-… ¿mestizo?

Sobre eso sí que he podido recaudar información.-dijo Kuroageha-La verdad es que estos soldados presentan una gran variedad cultural…Andrei Kagami-Volkov es, en efecto, mestizo. Mitad ruso mitad japonés, pero nacionalizado estadounidense tras aproximadamente la pubertad. Otros miembros de este ejército también son de procedencias mezcladas o remotas: el médico de campo y zapador, Émile Delacroix, nace en Estados Unidos, aunque ha vivido su niñez en Francia porque toda su familia es francesa, de ahí que tenga el acento tan marcado. Por su parte, la teniente, Margaret Johnson, no es estadounidense, sino británica. Acometió su formación militar en Inglaterra y comenzó a servir a Estados Unidos por un traslado. Por último, tenemos el caso de Púrpura Delgado, que es español. Desciende de una familia española, nace en España y, por motivos que no he logrado averiguar, acaba nacionalizándose en Estados Unidos.

Qué equipo tan curioso…-dijo Rito-…seguro que hay una ingente amalgama de razones detrás de todo esto.

Ya te digo…-comentó Aoi-… por cierto, Kuroageha, ¿sabes algo de un arma robótica llamada Elizabeth?

No he podido averiguar mucho sobre su diseño o su historia…-dijo la anfitriona de la reunión-…pero he podido encontrar unas hojas de especificaciones técnicas. Tú las entenderás mejor que yo…

Aoi agarró los papeles que Kuroageha le tendió.

¡Madre mía!-exclamó.

Yamiyuki alargó el cuello para mirarlo. Ambos ingenieros se miraron.

¿Qué clase de tecnología han empleado para construir esta máquina?-preguntó Yamiyuki al aire.

¿Sucede algo?-preguntó Shiena con curiosidad.

Es…-dijo Yamiyuki-…una máquina brutal. Tiene unas prestaciones que jamás había visto en un robot. Parece casi una persona modificada genéticamente tal cual se retrata en numerosos videojuegos, libros y películas de acción futurista…

 El arma era del ejército, aunque la robaron los Fuuma.-dijo Kuroageha-Un bando que, por cierto, ha intentado perseguirnos. Mis espías han eliminado a los mandados de los Fuuma afortunadamente, pero parece que estamos en persecución.

¿Tienes algo de los Fuuma?-preguntó Shirubei.

Poca cosa.-dijo Kuroageha-El hermano pequeño de Tokiko Fuuma, nuestra rehén, sigue suelto y tratando de hacernos la vida imposible. Ese Nioiko ha tratado de hacernos de todo y, por lo que sé, ahora mismo se ha quedado corto de tropas y de planes. Creo que van a tardar un poco en volver a dar la lata…incluso si ahora mismo Nioiko está trabajando en algo, los Fuuma van a tardar en lanzar un nuevo ataque. Como todo Fuuma, tiene un poder especial en los ojos. Creo que ya lo habéis experimentado, pero…no está demás que os recuerde que sus ojos pueden transportar a los objetivos de su mirada a lugares que él sea capaz de imaginar.

Es una habilidad muy peligrosa.-apreció Yamiyuki-Habrá que tener sumo cuidado…

En resumidas cuentas…-continuó la anfitriona-…nos enfrentamos a una coalición de militares y demonios. El que ahora cuenten como uno es una desventaja en cierto modo, porque se han hecho un grupo más fuerte y numeroso, pero, si lo pensamos con detenimiento, también tiene una ventaja: sólo tenemos que derrotar a un bando para que caigan todos…sin contar a los Fuuma. Por lo que me contasteis, por fin se han reunido Tigres Black y Braulio Cromwell…si lo que ese Philell contó es cierto y se van a casar para poder dominar tanto a humanos como a demonios, está claro que no podemos quedarnos quietos. No he podido averiguar cuándo es la boda, pero sí ha llegado a mis oídos algo de información sobre Braulio: ser un dhampir no lo hace más débil. Me han contado de todo acerca de su gran capacidad en el campo de batalla…

Nos va a doler la cabeza si seguimos así…-dijo Inuhito-…será mejor que solucionemos los problemas uno tras otro. ¿Qué es lo más cercano que tenemos?

El problema de las clases.-dijo Veena-En nombre del equipo Kuroageha, queríamos haceros una propuesta. Como estáis muy ocupados con el doctorado y la formación especial para convertiros en Taimanin aún más fuertes, hemos pensado que podríamos hacer nosotros más misiones de campo.

Lleváis muchas batallas seguidas.-dijo Seika-Si descuidáis vuestra formación, será en parte culpa de los camaradas que no estamos haciendo por ayudaros. Gokuruma confía en vosotros. El equipo Kuroageha confía en vosotros. Los Taimanin somos camaradas y tenemos que apoyarnos.

¡Dejadnos un poco de diversión, joder!-exclamó Shiena con una sonrisa animosa.

Esto ha sido una decisión de los cuatro, chicos.-dijo Kuroageha-Ha habido unanimidad. Estamos dispuestos a luchar por vosotros mientras termináis de entrenaros y doctoraros.

Aunque estemos estudiando…-dijo Shirubei-…seguimos siendo Taimanin operativos. Agradecemos vuestra intención, pero tampoco podemos escabullirnos de nuestro deber…

No queremos que os escabulláis.-dijo Kuroageha-Queremos que tengáis algo menos que hacer hasta que podáis volver a la lucha a tiempo completo. Si se os requiere para cualquier misión, claro que tendréis que hacerlo, pero no es a eso a lo que nos referimos. Haremos en vuestro lugar todas las misiones en las que podamos sustituiros sin que nos pongan pegas desde ninguno de los lados. ¿De acuerdo?

No queremos abusar de vuestra amabilidad…-dijo Rito-…aunque es cierto que sería un gran favor.

Estamos un poco hasta arriba de cosas que hacer, la verdad…-añadió Hagane-…pero me sentiría culpable si os pasa algo en combate por esta iniciativa. Yo aceptaría si y sólo si nos prometéis que nos llamaréis siempre que lo necesitéis.

Me parece una postura adecuada.-asintió Aoi.

Estoy de acuerdo con ellos también.-se sumó Inuhito-Si os empeñáis en ayudarnos, dejaos ayudar también, ¿vale? Seika lo ha explicado a la perfección: los Taimanin nos tenemos que ayudar entre nosotros.

Y yo no voy a ser menos.-finalizó Yamiyuki-Acepto encantado vuestra oferta y la considero un gesto precioso por vuestra parte, pero…decid “peligro” una única vez y sembraremos el terror entre quienes se atrevan a tocaros, ¿trato hecho?

Kuroageha sonrió.

Eres muy metódico.-dijo-Trato hecho.

La reunión prosiguió. Tigres Black y Braulio Cromwell amenazaban con dar muchos problemas aun antes de haberse manifestado como pareja. La inclusión de los soldados estadounidenses en las filas de los Neo-Nómadas había dado lugar al nacimiento de un equipo verdaderamente peligroso. Los Fuuma, a la deriva y con el don de la inoportunidad, estaban siempre al acecho. ¿Qué sucedería en aquella guerra llena de grandes estrategas que planificaban sus pasos al milímetro?



martes, 5 de mayo de 2015

[TY] Episodio 53: Firma y sello

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 53: Firma y sello

Habían pasado seis días desde la cruenta y encarnizada batalla en el cuartel de los Neo-Nómadas. Seis días desde la muerte de Kazark. Seis días desde la llegada de Braulio Cromwell. Seis días desde la apertura del Atarashii. Seis días desde una fecha que había supuesto un cúmulo de acontecimientos para todos los bandos.

En las instalaciones de Margaret Johnson se estaba llevando a cabo una reunión estratégica. En una mesa grande estaban sentadas las dos mujeres militares de alto rango, la propia Margaret y su compañera y amiga, Layla Phoenix, así como las tropas de ambas. Por parte de Layla estaban James Silver, Leon Fitzgerald, Grant Steeler, Émile Delacroix y Christian Miller. Del lado de Margaret se encontraban Gordon Powers, Andrei Kagami-Volkov, Púrpura Delgado y Yellow Peacock. En un día vencía el plazo de una semana que la doctora Kuritöö, científica demoníaca, les había dado para formalizar su alianza.

Hemos hablado esto cientos de veces durante estos seis días…-recapituló Margaret-…y sigo viéndolo descabellado.

Margaret.-dijo Layla secamente-No es nada que hubiera hecho en otras circunstancias. Era pactar o morir. Kuritöö es mi amiga. Sí, he dicho “amiga”. Nos hemos relacionado en más ámbitos fuera de lo profesional. La conozco. Nos dará apoyo.

¿En qué consisten las cláusulas del contrato?-preguntó Margaret-Algo querrán de nosotros…

Se están quedando sin combatientes.-dijo Layla-Los Taimanin son sus enemigos y apenas les quedan luchadores para hacerles frente. Nosotros somos once personas…once personas de algo rango y con gran cualificación militar. Tenemos que aceptar la palabra de Kuritöö y unirnos a sus misiones. Además, también somos enemigos de los Taimanin.

Los Taimanin son enemigos a los que podemos vencer en combate.-dijo Margaret-Los Mazoku juegan sucio, ¿no es así?

Nunca me fiaría de la palabra de un demonio…-dijo Layla-…salvo de la suya. Si mañana no hemos hecho ningún atisbo de acercamiento a sus filas en todo el día, puede que la diplomacia cambie y nos consideren enemigos.

Supongamos que tienes razón.-dijo Margaret-¿Qué hacemos?

Vamos de nuevo al sitio donde estuvimos aquella noche.-dijo Layla-Allí encontraremos a mi contacto.

¿Qué hay de Belladonna Rubidium?-preguntó la teniente-¿No era tu contacto inicial?

Murió.-dijo la sargento-Gajes del oficio. No siempre se sale victorioso del campo de batalla…

Vaya…-dijo Margaret-…una lástima. Parecía más fácil de burlar que esa tal Kuritöö…al menos por lo que he podido leer en los informes.

Marg…-Layla intentó hablar, pero se corrigió-… Teniente Johnson… si no confía en la doctora Kuritöö, confíe en mí. Soy su sargento.

Margaret asintió.

Iremos.-dijo-Todos juntos, sin separarnos ni medio metro y sin hacer tonterías. Ah, y preparados en todo momento para entrar en combate. No confío en los demonios y no lo haré hasta que me demuestren que puedo hacerlo…si es que son capaces.

Gracias.-dijo Layla-Seguro que ambos bandos nos beneficiamos.

Eso espero.-respondió Margaret-Hombres, es el turno de las preguntas, consultas, ruegos y sugerencias.

. . .

Nioiko se personó en las oficinas de operaciones de los Fuuma. Cada vez le quedaban menos soldados. Había reunido a muchos hombres y mujeres abnegados, valientes y cualificados, pero susceptibles de morir como cualquier otro humano. Le dolía admitirlo, pero era muy probable que él solo no pudiera llevar a cabo toda la misión. Su única carta valiosa bajo la manga en aquel momento era Elizabeth, la mujer androide. Aquella arma que había robado del ejército estadounidense había sido inteligentemente reprogramada y le había salvado de un gran apuro.

Su red de inteligencia había topado con otra red: la de los Taimanin. Detrás de los más expertos ninja recopiladores de información se encontraba una coordinadora que poco tenía que ver con el tema…

Zhao Kuroageha.-dijo Nioiko de mala gana mientras revisaba los papeles de su carpeta-Si ha vuelto a desplegar al servicio de espionaje, eso quiere decir que se ha recuperado de su combate contra Layla Phoenix. Además, me consta que los Mazoku y los soldados de Estados Unidos van a pactar…de tres bandos enemigos paso a dos…dos mucho más fuertes que los anteriores. Esto pinta mal…necesito capturar a Tigres Black para revivir al Gran Señor y que los Fuuma resurjan para alzarse con la supremacía. Sin embargo, he perdido gran parte de mis tropas en la última batalla y ya he arriesgado mucho. Elizabeth es eficiente, pero no hace milagros. La única posibilidad que tengo de mejorar mi situación es…rescatar a Tokiko-ane. Pero… ¿cómo? ¡Está encerrada en Gokuruma! ¿Arriesgarme a morir a manos de los Taimanin para recuperar la presencia de mi hermana o arriesgarme a morir a manos de los Mazoku para intentar atrapar a Tigres Black? Qué complicado es esto…

El joven, único legatario directo de la sangre de los Fuuma que gozaba de libertad, pues todos los demás habían muerto y su hermana fue capturada, se sumió en sus pensamientos. La red de los Taimanin probablemente iba a recaudar información sobre el ejército estadounidense. Sabía que podría ser fútil, pero mandó a sus propios espías a seguir a los espías de Gokuruma: si, por un casual, encontrase una forma de colarse en las tierras de los ADN, podría rescatar a Tokiko, su hermana mayor. Todo lo que Nioiko sabía procedía de las enseñanzas de Tokiko: probablemente ella podría llegar más lejos que él en aquella situación. Si el pacto entre los demonios y los militares se cumplía, Tigres Black tendría automáticamente un número muy elevado de guardaespaldas peligrosos, lo cual casi le empujaba a la opción de intentar sacar a su hermana de su prisión.

Llamaron a la puerta.

Adelante.-dijo Nioiko con un tono dejado.

¡Señor Nioiko!-exclamó una mujer de la tropa de reconocimiento-¡Un dron de seguimiento acaba de confirmarnos que los espías han sido aniquilados!

¡Mierda!-exclamó Nioiko golpeando con el puño en la mesa-¿Se sabe en qué posición han perecido?

No han dejado muchas pistas…-dijo la informadora-…pero pensamos que los Taimanin los han descubierto y han acabado con ellos.

Fujieda, no es culpa tuya, pero…-dijo Nioiko taimadamente-…quiero que escuches algo que estoy pensando.

La mujer se quedó de pie esperando a escuchar las palabras de Nioiko.

Los estadounidenses han pactado con los Neo-Nómadas.-dijo Nioiko-Esto aumenta los guardaespaldas por metro cuadrado de Tigres Black, lo cual apunta a que la única salida posible es rescatar a mi hermana mayor…cosa que no podemos hacer porque los espías, que eran los únicos que podrían habernos revelado el camino a Gokuruma, han sido eliminados del campo de batalla. ¿Qué hacemos ahora?

No se preocupe…-dijo la mujer-…encontraremos una solución.

Tendremos que prepararnos para un ataque estratégico pero arriesgado.-dijo Nioiko-Si no puedo poner mis manos en Tigres ni en Tokiko, tendremos que atacar cuando el enemigo baje la guardia. No será hoy…tampoco será mañana…nos llevará tiempo, pero…lograremos encontrar el momento óptimo.

. . .

Layla, Margaret y los hombres de ambas se acercaron al edificio donde Kuritöö los había esperado durante seis días.

¿Creéis que nos ayudarán a recuperar a Elizabeth?-comentó Christian mientras caminaban-Estoy seguro de que podré reprogramarla…

Sería un punto a nuestro favor.-dijo James-No sé qué va a pasar, pero esto es lo que tenemos que hacer. Son nuestras órdenes…

Por su lado, los cuatro soldados de élite de Margaret mantenían otra conversación.

La vez que vimos a los Taimanin dentro de ese edificio fue muy…-describía Púrpura-…excitante. Los hombres así me ponen…y pensar en cómo puedo herirlos, torturarlos, destrozarlos y matarlos me pone aún más. Ah…espero que los Mazoku compartan mis exquisitos gustos.

Llevo toda la puta noche afilando los cacharros…-comentó Andrei con una sonrisa-…quiero enseñarles el arte de ser un verdugo. ¡JAJAJAJAJAJAJAJA!

Si no fueran tan buenos compañeros y unos soldados tan bien formados…-comentaba Gordon al lado de Yellow Peacock-…no sé qué haría a veces. Tienen la cabeza muy ida. La función de un soldado no es matar, es servir a la patria con lo que haga falta.

Una pena que el ejército se esté corrompiendo…-dijo el espía enmascarado en un susurro.

Gordon se extrañó. Su compañero rara vez hablaba. No terminó de entender bien a qué se estaba refiriendo. Conocía los casos de abuso de poder y de corrupción política que se daban en todo el mundo, pero algo le hizo pensar que se estaba refiriendo a un tema mucho más cercano…

Compañeros, ¿os importa si nos unimos a la conversación?-los sorprendió James-En la batalla de hace unos días nos dimos cuenta de que tenemos mucho que aprender de vosotros…

¡Claro!-respondió Gordon en un tono afable-Se supone que somos todos miembros del mismo equipo. Llevamos las mismas chaquetas en distintos colores para probar este hecho…pero nos hemos visto poco. Supongo que tendremos que luchar juntos más veces.

¡Lo estoy deseando, hombretón!-exclamó Émile con su marcado acento francés-Quiero que me enseñes tu forma de hacer explotar las cosas. Eres el artillero y yo el zapador… ¿no crees que haríamos muy buen equipo?

El rubito me recuerda a mí cuando tenía su edad…-comentó Púrpura-…gay como él solo, ¿verdad?

Y a mucha honra.-respondió Émile, que lo había oído-Tanto como tú, ¿verdad?

Veo que nos entendemos.-dijo Púrpura-Una pena que Gordon tenga dueño, pequeño ligón…

¡Oh!-exclamó Émile-¿Tienes novia, Gordon?

No exactamente…-dijo el musculoso artillero mientras se rascaba la barbilla.

Andrei se giró hacia ellos y les dedicó una pérfida sonrisa.

¿Os lleváis bien con ese tío que tiene la cara gris?-preguntó Émile susurrando-Da muy mal rollo…

¡Es mucho mejor persona de lo que puede dar a entender!-respondió Gordon con entusiasmo-Andrei no es mal tipo, sólo es…peculiar.

¿Qué tal llevas lo de disparar?-Leon también se acercó a Gordon-Pareces un tipo confiable y que sabe de todo…

Me enseñaron muy bien en la escuela militar.-respondió el artillero-No obstante, no creo que supere tus habilidades en ese campo. Al fin y al cabo, todos estamos especializados en un rol.

Christian también quiso romper el hielo y se acercó a Yellow Peacock.

Tú tienes que saber mucho de ordenadores y de hacking, ¿verdad?-el ingeniero de campo se dirigió al espía.

Lo necesario para desempeñar mi labor como espía.-dijo en tono enigmático el joven del antifaz de pavo real-Ahora mismo podría estar exponiéndoos ante un subcontratista solvente…

Christian se quedó algo compungido. Leon se le acercó y le puso una mano en el hombro.

Esta gente tiene más experiencia que nosotros.-dijo el tirador-No le hagas caso, era una coña…

Ah, el humor…-suspiró James-…siento que a nuestra profesión le falta un poco en muchas ocasiones.

Las bromas entre soldados son normales…-comentó Andrei en un tono seco y macabro-… ¿no?

¡Claro!-exclamó Gordon esbozando una sonrisa-No tendremos el trabajo más amistoso y dulce de todos, pero siempre nos tenemos los unos a los otros.

Qué bonito.-comentó Púrpura-Tienes una visión tan poética y tan rica de lo que supone ser un militar…

Lo que importa son los resultados.-comentó Grant-Os lo podéis tomar con humor o sin él, pero hay que rendir. Nuestro trabajo es dar la talla. Somos soldados.

¿Le pasa algo al soldado Steeler?-preguntó Púrpura con voz meliflua.

En absoluto.-respondió Grant-Estoy perfectamente, y espero que usted también, Delgado. Gracias.

La verdad es que está de especial buen humor hoy…-susurró James-…ha hablado sin que se lo pidamos, eso es mucho para lo que suele ser.

Soldado Silver, le oigo.-comentó Grant.

Perdón…-dijo James con pesadumbre.

Margaret y Layla iban algo más adelantadas y conversaban entre ellas.

El entusiasmo de la juventud…-comentó Margaret-…espero que sigan así mucho tiempo.

Nosotras ya somos viejas, se nos ha echado el humor a perder.-dijo Layla-La experiencia me ha enseñado que en esta profesión es mucho mejor no pasar ni una.

Tiene que ser muy duro ser sargento…-comentó Margaret.

Pagan una fortuna de miedo.-dijo Layla-Además, es un cargo con el que siento satisfecha mi vocación. Tengo que ponerme en mi sitio y no ceder ante nada ni nadie, pero creo que compensa. Luchar por la patria ha sido mi sueño siempre.  Aún recuerdo cuando nos conocimos…era teniente…

…y yo una especialista de campo.-dijo Margaret-¿Quién me iba a decir que acabaría en las oficinas técnicas trabajando como instructora, estratega y sancionadora? No me imaginaba el hecho de ascender a teniente siquiera…y ahora SOY teniente.

Tu trabajo le encantaría a Steeler.-dijo Layla.

¿Grant Steeler?-preguntó Margaret-¿El chico de gafas? Tiene pinta de ser muy bueno…

Idea los planes de acción y modera el comportamiento del grupo.-dijo Layla-Es inteligente y disciplinado, aunque su mejor cualidad es la mala hostia. Siendo lo capullo que es con sus compañeros, será un militar de gran calibre…es tu versión masculina e infantil…

Muy graciosa…-dijo Margaret mientras se crujía los dedos.

. . .

Kuritöö aguardaba en las instalaciones de los Neo-Nómadas. Llevaba todo el día trabajando en unos experimentos con demonios vivos y estaba tomándose un pequeño descanso. Le gustaba pasearse por el recibidor y mirar la calle desde las ventanas antes de volver al trabajo. Pronto distinguió a unas figuras familiares: los miembros del ejército de Estados Unidos.

¡Han venido!-pensó Kuritöö-Sabia elección: traicionar nuestro pacto habría supuesto problemas para ellos…aunque también para nosotros.

Como estaba ella en el recibidor, aprovechó para darles acceso sin necesidad de esperar a ningún guardia. Layla encabezó al grupo para mediar con la doctora en nombre de todos.

Layla…-dijo Kuritöö con una sonrisa-…me alegro de verte. ¿Vienes a darme una respuesta?

El hecho de que vengamos todos es nuestra respuesta.-dijo Layla-Vamos a trabajar con vosotros.

¡Bienvenidos a los Neo-Nómadas!-exclamó Kuritöö-Tenemos que tramitar ciertas cosillas, pero, en primera instancia, estáis con nosotros.

Por favor…-pidió la sargento-…nos gustaría que no nos nombrarais como si fuéramos de vuestra organización. Sólo es una cooperación entre dos organismos aliados, ¿verdad?

Oh, por supuesto.-dijo Kuritöö en tono complaciente-No te preocupes: las palabras tienen el significado que uno les quiera dar. No usaré ese nombre con vosotros si no queréis.

Soy Margaret Johnson.-se presentó la teniente-Tenemos dos enemigos en común: los Taimanin y los Fuuma. Espero que cooperemos adecuadamente para derrocar a ambos.

Eso es exactamente lo que pretendemos con esta alianza.-dijo Kuritöö-Disculpad que esto sea tan abrupto, pero…uno de los trámites que tenéis que pasar es…una audiencia con Tigres-sama. Le he hablado de la posibilidad de unión de nuestras fuerzas y, como es natural, está interesada en veros.


Los soldados tragaron saliva. Iban a encontrarse con la Mazoku más fuerte.