TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 12: Intelecto
El servicio de habitaciones es más que mejorable, amigo…-dijo
Yamiyuki.
¡Deja de burlarte, desgraciado!-le espetó el orco que lo
custodiaba mientras le asestaba un puñetazo.
Se oyó un crujido. Entre lamentos, el orco se agarró la
mano, que se había roto por completo, y comenzó a maldecir a voz en grito.
¿Quieres dejar de intentarlo?-le aconsejó Yamiyuki, cuyo
cuerpo era tan fuerte que el puño del orco se había hecho astillas-Te vas a
hacer daño…ah, y dúchate.
Yamiyuki estaba atado a un pilar de base cuadrada. Unas
abrazaderas metálicas lo fijaban al mismo en las muñecas, en los tobillos, en
la cadera y en el cuello.
Quiero poner una reclamación.-dijo Yamiyuki de nuevo aunando
con sádico arte la serenidad y la sorna-Dile al botones que venga, porque está
claro que tú no llegas a tal cargo y el dueño del hotel tendrá cosas mejores
que hacer que verme a mí.
¡Te voy a cortar la cabeza!-bramó el orco agarrando un hacha
de doble filo con la mano que le quedaba sana.
Permíteme dudarlo.-dijo Yamiyuki negando con la cabeza-Vas a
acabar peor que como pudieras dejarme a mí si se te ocurre matarme. Me quieren
vivo…hasta un ser como tú es capaz de entenderlo.
Llevas razón.-dijo el orco-¡Pero no necesito matarte para
oírte gritar como a un perro abandonado!
¿El las tómbolas del asqueroso y poco aseado mundo de los
orcos os regalan carnets de verdugo?-preguntó Yamiyuki-Mi hijo de tres años
empuña mejor el hacha que tú… ¡Y NO TENGO HIJOS!
El orco lanzó furibundo el hacha. Se clavó medio metro por
encima de la cabeza de Yamiyuki, quien comenzó a reírse.
¡No te rías!-amenazó el orco-Cuando el hacha caiga de la
columna, ¡lo hará sobre tu cabeza!
¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!-Yamiyuki estalló en
risas-No saldrá de donde está sin una fuerza externa: se ha clavado bastante
bien. En cualquier caso, no voy a estar aquí atado mucho más.
Si tuvieras la fuerza suficiente como para romper tus
ataduras, ya lo habrías hecho.-una voz de mujer irrumpió en la sala-¿Me
equivoco?
No es una cuestión de fuerza, señorita Belladonna…-dijo el
chico, dejando claro que no le sorprendía ni le importaba lo más mínimo la
aparición de la Mazoku-…es mera lógica. Resulta tan obvio que hay algún
mecanismo que me impedirá romperlas que no voy a perder mi valioso tiempo en
intentarlo. Os consideramos menos inteligentes, pero no tan idiotas como
desearíamos.
Veo que la insolencia es una constante en vuestro
gremio.-dijo Belladonna con cara de asco-¡Rahk! ¡Explícame inmediatamente qué
ha sido este jaleo!
Ese hombre es…-balbució el orco.
Será lo que sea, pero tú eres un completo inútil.-le espetó
Belladonna.
Chasqueó los dedos y envolvió al lesionado orco en un manto
de fuego azul que le causó una muerte lenta y dolorosa.
¿El siguiente, por favor?-preguntó Belladonna mirando a
Yamiyuki.
No está, parece ser…-respondió Yamiyuki mirando al techo
como si le interesara algo que hubiera ahí.
¡Mírame a la cara cuando te hablo!-gritó Belladonna.
No pego a mujeres y temo que puedas salir disparada con sólo
mirarte.-respondió el chico como si estuviese en medio de una trivialidad.
Te voy a enseñar algo de disciplina…-dijo la mujer
demoníaca.
Se acercó a una mesa llena de instrumentos de tortura que
estaba al lado de la columna. Agarró una fusta y golpeó fuertemente con ella el
vientre del joven.
¿Ya?-preguntó éste con aburrimiento.
No voy a caer en tu juego.-dijo Belladonna-Esto te dolerá,
te lo aseguro…
Las paredes de la habitación se iluminaron. Cada placa
parecía una pantalla capaz de retransmitir imagen y sonido. Tras el fogonazo
inicial, mostraron a una gran cantidad de personas conocidas: alumnos de
Gokuruma…concretamente, todos los que habían secuestrado en la batalla.
Es lista…-pensó
Yamiyuki-…tal vez un poco más que los
orcos, al menos.
Las reglas son sencillas.-dijo Belladonna-Tus cinco parias
han salido de la sala donde los habíamos dejado. Si les das muerte antes de que
nos causen alguna molestia, liberaremos a los alumnos. Si no, los mataremos a
todos…después mataremos a tus amigos…y después te mataremos a ti.
¡Hija de puta!-pensó
Yamiyuki-¡Esto no va a quedar así!
. . .
Se colocaron a ambos lados de la puerta, que estaba abierta
de par en par. Entró entonces la bestia: un enorme perro infernal que emitía
fuego púrpura a través de su pútrida coraza de exoesqueleto. Shirubei se puso
enfrente de la criatura y atravesó su cabeza con la garra de su mano izquierda.
Acto seguido, desplegó las garras de sus pies, saltó y sometió al enorme
demonio a una combinación de patadas aéreas cortantes. Finalizó el asalto
desplegando la garra de la mano derecha y lanzando un tajo descendente mientras
caía del salto, cortando a la bestia hasta extremos mortales.
Débil.-resumió Shirubei.
¡Joder!-exclamó Inuhito-¿Cómo es que tienes las garras
contigo?
Bueno…-Shirubei sonrió con jactancia-…supongo que unas
garras retráctiles ocultas con un mecanismo diseñado, calculado y construido
por los grandiosos ingenieros Aoi Makihara y Yamiyuki Kuroi no es fácil de
quitar a su portador…hice bien en pedir que fuera así.
Así que no te han podido quitar las armas porque se hacen
pasar por partes de tu cuerpo…-dijo Hagane.
Sí, pero no pienses que llevo un solo shuriken o kunai.-dijo
Shirubei-Me lo han quitado todo…lo que me extraña es que no me hayan tocado
hasta el paquete…
Aoi se sonrió.
¿Qué pasa?-preguntó Shirubei arqueando una ceja con
complicidad.
Que me alegro mucho de que te guste tanto el arma que
Yamiyuki y yo hicimos para ti…-dijo Aoi con una sonrisa cómplice-…y que no te
preocupes por tener los bolsillos vacíos. Te dejo lo que quieras de los míos…incluso
puedes echar mano si los encuentras.
Lanzó un kunai al aire y lo atrapó al vuelo. Guiñó un ojo
acto seguido. Aoi era el mejor del grupo en ocultación de armas.
El látigo sí lo he perdido, pero aún tengo esto…-dijo Aoi-…
¿queréis?
Será mejor que ir desarmados.-concedió Inuhito-¿Un puñado de
agujas senbon, por favor?
. . .
¡El tiempo es oro!-gritó Belladonna-¡Decídete! ¿Decenas de
estudiantes o cinco amigos? ¡Vamos! ¡No se puede tener todo en esta vida!
Aguarda y verás…-dijo
Yamiyuki-…te arrepentirás de todo esto en
cuanto encuentre el punto flaco de tu estrategia.
¿Sabes?-Belladonna seguía intentando incomodar a
Yamiyuki-Esto también lo están viendo y escuchando los rehenes, pero no tus amigos.
De esta forma, te recordarán como un traidor a sus amigos si decides salvarlos
y te maldecirán en el infierno si los dejas morir. ¡JAJAJAJAJAJA!
¡Eso es!-pensó
Yamiyuki-¡Te pillé, bruja!
Yamiyuki dirigió los ojos a las pantallas. Buscó entre los
rehenes. Todos ellos le eran conocidos. No eran la totalidad de los estudiantes,
pero sí un grupo numeroso. Entre ellos reconoció a una de las alumnas que se
graduaría con Matrícula de Honor en la promoción inmediatamente posterior a la
suya.
Veena Idaiyar.-pensó
Yamiyuki-Inmigrante. Natural de la
República de la India. Estudiante modelo. Guerrera nata. Mejor amiga de Seika.
No necesito hacer demasiados cálculos para inferir que puede ser perfectamente
la más fuerte de todos los rehenes…y, por lo poco que he hablado con ella, creo
que es una chica bastante inteligente…así que…
Clavó sus ojos en la chica. Ésta se dio cuenta y le devolvió
la mirada desde la distancia.
Sagaz.-pensó
Yamiyuki-Tal vez haya pensado lo mismo
que yo cuando Belladonna ha explicado que podemos vernos y oírnos mutuamente.
Ahora sólo queda…
Oteó la sala donde estaban los rehenes. No tenía ningún tipo
de puerta, pero sí una serie de porosidades en las paredes. El chico infirió
que gasearían a los estudiantes si no obedecía. No obstante, siguió mirando
fijamente a Veena mientras fingía observar el resto del lugar.
¿Y bien?-instó Belladonna.
¿Cómo sé que no me engañas?-preguntó Yamiyuki-¿Quién me
garantiza que dentro de esa sala no hay un…tigre de Bengala capaz de derrotar
fieramente a quien se le tercie?
¿Un tigre de Bengala?-preguntó Belladonna-Eso es un animal
de tu mundo, ¿no es así? En cualquier caso, tu única opción es fiarte de la
palabra de un demonio.
Está bien, me fiaré.-Yamiyuki se rindió.
Sigue creyéndotelo,
por favor.-pensó el chico con sadismo.
Al final va a resultar que eres sabio de verdad…-Belladonna
sonrió macabramente.
. . .
¿Qué está diciendo?-se preguntaban asustados los estudiantes
atrapados.
La mayoría de los rehenes estaban llenos de heridas y con
las ropas bastante malogradas.
Intenta decirme algo,
¿no es así?-pensó Veena-Pero… ¿qué?
Lo que está claro es que tiene algún tipo de plan…y que, por alguna razón,
confía en mí para que no nos pase nada. Estamos atrapados y nuestros poderes no
se activan, pero, aun así, un líder nato como él deposita en mí su confianza
sin más referencia que la de que soy amiga de la hermana de un amigo suyo. Es
motivo suficiente para sentirme halagada, pero me siento más preocupada por el
hecho de que tenemos pocas salidas…
Se abrió una puerta oculta. Por ella entraron dos
mercenarios.
Vuestro destino está en manos de ese Yamiyuki o como se llame.-dijo
uno de ellos-Si hace algo indebido, estas paredes porosas dejarán escapar un
gas que os paralizará por completo y nos permitirá cortaros en pedazos mientras
lo sentís corte a corte… ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA!
¿Y bien, Yamiyuki?-se
preguntó Veena-¿Cómo me calificarías
ahora mismo? ¿De valiente o de temeraria? Lo digo por lo que voy a hacer ahora
mismo…
Con una grácil maniobra, se colocó en el flanco izquierdo de
uno de los mercenarios, lo que le permitió darle una fuerte patada en el cuello
con tal suerte que lo lanzó contra su compañero. Antes de que la puerta se
cerrase de golpe, puso los cuerpos de los mercenarios entre medias, espalda con
espalda. Cada uno de los lados de la puerta oprimía el abdomen de uno de los
mercenarios. Comenzó a salir gas de las paredes.
¡Fuera todo el mundo!-gritó Veena-¡Rápido!
. . .
Belladonna acompañaba a Yamiyuki a la sala donde habían
guardado el armamento confiscado.
Necesitarás tus armas para cazar a esas sabandijas.-dijo
Belladonna-Puedes coger incluso las de ellos…no creo que les hagan falta en el
otro mundo.
Yo necesitaba que
quitaras la vista de los rehenes y lo he conseguido.-pensó Yamiyuki-Y, no conforme, te dignas a darme armas.
¿Eres una demonio bondadosa o algo así?
¿Crees que alejarme de
ellos va a salvarlos?-se preguntó Belladonna-Ahora eres incapaz de ver lo que les espera… ¡bendita ignorancia!
Llegaron a la sala donde habían guardado las armas. Una vez
dentro, Yamiyuki observó que tenía otra puerta en el extremo contrario.
Creo que están por el otro lado.-dijo Belladonna-Toma tus
armas y dales caza.
La mujer se fue por donde había entrado y cerró herméticamente la puerta tras de sí mediante
la activación de un mecanismo oculto. Se encendieron entonces cuatro pantallas
colocadas en los vértices del techo.
¡Estaré viendo y escuchando cada movimiento que hagas!-gritó
Belladonna desde las pantallas-¡Nada de negociar con tus amigos! ¡Todos
moriréis si explicas el trato que hemos hecho! Primero los rehenes, a quienes
no podrás salvar de ninguna manera a causa de la distancia…
Yamiyuki agarró sus armas de la mesa. Se dispuso a salir por
el otro lado, pero oyó unas voces conocidas.
¡Por fin!-era la voz de Inuhito-Según ese idiota que se dejó
torturar, las armas están en esta sala.
Mierda…-maldijo
Yamiyuki para sí.
¡Vamos a liarla una vez las volvamos a tener en las
manos!-exclamó Hagane mientras abría la puerta.
Se produjo el reencuentro. Los seis Taimanin se habían reunido
de nuevo.
¡Yamiyuki!-exclamó Aoi con una sonrisa.
El chico no respondió. Les dirigió una mirada que esperaba que
comprendieran.
. . .
Los alumnos lograron salir ilesos de aquella cámara de gas.
No contaban con armas, y sus poderes habían sido sellados. Lo único que tenían
era un teléfono móvil que habían sacado de los bolsillos de uno de los
mercenarios.
Oh, oh…-dijo uno de los malogrados alumnos.
Se encontraban en una sala redonda y que ascendía a grandes
alturas. Estaban rodeados por vidrio y podían ver a través de él la formación
de una jauría de bestias hambrientas. En aquel instante se encendieron unas
pantallas alrededor de la sala.
¡JAJAJAJAJAJAJA!-rió Belladonna-¡Vais a morir de todas
maneras! ¡Yamiyuki no es menos ingenuo que los demás Taimanin! Cuando se trata
de proteger a otros, perdéis el juicio y caéis por vuestra propia cuenta y
riesgo… ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA! Es cuestión de tiempo que esos monstruos rompan
las vitrinas y entren a mataros...
¿Qué hacemos ahora?-preguntó una estudiante con
preocupación.
Tengo muy buena
memoria...-pensó Veena-…especialmente
si es para los números.
. . .
¡Me da igual que digas que quieras detenernos!-Hagane apuntó
a Yamiyuki con sus abanicos- ¡Nos largamos de aquí!
Si y sólo si es a vuestro funeral…-susurró Yamiyuki.
No puedo creerme que un amigo como tú nos haga esto…-Inuhito
parecía muy enfadado mientras agarraba su aro, con el que acababa de
reencontrarse-…pensé que eras nuestro hermano, nuestro líder, nuestro modelo a
seguir…pero no…te has vendido a los Mazoku. ¡Traidor!
¡Cerrad la boca y aceptad vuestro destino!-bramó Yamiyuki
mientras se lanzaba a por ellos.
¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!-Belladonna
se reía para sus adentros desde la sala de monitorización-¿Esto es lo que ha durado la amistad? En el fondo, el orgullo de un
Taimanin sólo sirve para destruir al dueño… ¡JAJAJAJAJAJAJAJA!
Hola Yamiyuki,he empezado a leer este trabajo tuyo, y aunque no voy por este capitulo aun, me esta sorprendiendo mucho, la ambientación y la psicología de los personajes me esta impactando mucho. Gracias por estos ratos de lectura.
ResponderEliminar¡Vaya, un nuevo lector! ¡Cuánto me alegro de recibir este comentario! De verdad, significa mucho para mí que las personas que me leéis me pongáis de vez en cuando alguna opinión o comentario en mis escritos...me motiva mucho y me ayuda a mantener el entusiasmo, me anima a esforzarme y me convence para mejorarme día a día. ¡Gracias a ti por este comentario! Espero que te esté gustando la historia y que te siga sorprendiendo, de verdad. Me alegra mucho tenerte por aquí y espero que te sientas muy cómodo en el blog, que sabes que puedes comentar siempre todo lo que piensas al respecto de mis historias, tanto conmigo como con otros lectores. Me siento un poco más grande ahora. ¡Muchas gracias por comentar, espero que sigamos viéndonos por aquí y disfruta mucho de mis historias! ¡Un saludo!
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