TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 3: Arco
iris en la oscuridad de la noche
El trabajo en el laboratorio parecía no tener fin. Pese a
que el oscuro amparo de la noche abrigaba la zona, en el interior de aquel
lugar parecían no pasar las horas: la carencia de ventanas y la total
dependencia de la luz eléctrica daban un ambiente bastante atemporal a aquel
habitáculo de aire enrarecido. La investigación científica que se llevaba a
cabo en el interior de aquel lugar parecía de vital importancia…y la
concentración personal que había se interrumpió momentáneamente cuando se abrió
la puerta para dejar paso a una mujer que despedazó el silencio de la incómoda
habitación con los sonoros pasos de sus zapatos de tacón alto.
Doctor Karistus…-dijo la mujer a modo de saludo-… ¿cómo van
las investigaciones?
Has llegado en el mejor momento.-respondió el científico-Si
esta fórmula magistral produce los resultados que en su día teoricé, podremos
aplicarla para las próximas campañas de expansión.
Así que estamos a pocos pasos de tener un arma nueva, ¿no es
cierto?-la visitante parecía satisfecha.
Estamos a pocos pasos de ser imparables.-respondió el
doctor-Tal vez los otros no puedan usarla directamente en el campo de batalla,
pero para Kazark puede venir bien…sus máquinas son excelentes para éste y
cualquier otro supuesto práctico. Por último, en tu caso…seamos sinceros, no
creo que necesites más poder del que ya tienes.
Me halagas, doctor Karistus.-contestó la mujer-Kazark vendrá
por aquí dentro de poco, así que podrás comentarlo con él. Me encantará ver las
caras de esos frígidos santurrones cuando les ataquemos cuando menos se lo
esperen… ¡JAJAJAJAJAJAJAJA!
El científico acompañó a la dama con su risa. Parecían muy
convencidos del éxito de sus planes de futuro.
El nuevo centro de operaciones nos dará la capacidad de dar
un golpe estratégico de gran calibre.-vaticinó el doctor-Quedan muy pocos días…y
el gerente está deseándolo.
Que el gerente sea uno de los miembros de esta élite es un
punto a nuestro favor.-concedió la mujer-Toda la élite más cercana a la
jefatura suprema está concentrada en los puntos clave…el control es nuestro…y,
con él, ganaremos la guerra definitivamente.
Espero sinceramente que así sea…-dijo amable y
caballerosamente el científico-…querida.
. . .
El Nishi era un bar muy amplio y bien acondicionado. Tenía
una zona con mesas y sillas, una tarima grande para actuaciones, una gran barra
con taburetes y una zona espaciosa para los que desearan bailar. Las paredes eran
negras y grises, con focos LED cuidadosamente distribuidos para garantizar una
iluminación tenue pero suficiente, agradable, acogedora e inocua para la vista
de los clientes. Además de los focos blancos corrientes, había algunos focos de
colores variados repartidos en hileras por el techo y los bordes del suelo
cuyos rayos se cruzaban asiduamente, formando mezclas de colores y efectos
luminosos tan logrados como la emulación de mariposas o peces flotando por el
ambiente. Lo que más llamaba la atención de aquel lugar era su manifiesto: era
un bar dedicado única y exclusivamente a las bebidas sin alcohol y, pese a
ello, siempre tenía mucha clientela.
Yamiyuki llegó al lugar y se lo encontró bastante animado,
con algunas mesas ocupadas y otros tantos grupos de personas bailando y
conversando de pie con sus bebidas en las manos. La música de aquel lugar le
gustaba mucho, y los camareros eran grandes maestros cocteleros capaces de
preparar bebidas deliciosas sin un solo miligramo de alcohol.
¡Yamiyuki!-saludó la chica que estaba en la barra-¡Buenas
noches! ¡Cuánto me alegro de verte!
Sirviendo en la barra se encontraba la dueña del local. Era
una mujer muy alta, esbelta, con curvas pronunciadas y sensuales, muy joven,
con una piel tremendamente pálida, una larga, tupida y lacia melena negra que
llegaba hasta la altura de sus codos y unos profundos ojos de color negro
azulado y forma bastante rasgada, parecida a la forma de los ojos de las
personas chinas. Lucía un vestido de color añil tornasolado que, pese a carecer
de escote, hacía notar sus enormes pechos. Bajo las atrevidas terminaciones en
pico del vestido llevaba unos leggings negros de cuero sintético y unas botas
de tacón de color azul marino.
Kuroageha…-dijo Yamiyuki sonriente mientras apoyaba un brazo
en la barra-…siempre es un placer. ¿Qué tal la noche? Veo que bien, ¿no es así?
¡Muy bien!-respondió la joven-Los viernes solemos hacer
buena caja…y, la verdad, cuando abrí el bar, pensé que me cansaría mucho de
trabajar en estos días, pero, a la hora de la verdad, me divierto tanto como
una clienta más. ¿Qué te voy a poner esta noche?
Ponme un Roy Rogers para ir atemperando el cuerpo.-pidió
Yamiyuki cortésmente-Esta noche vamos a divertirnos mucho…o eso espero.
¿No vienes solo?-preguntó la camarera, al parecer buena
amiga del chico, mientras preparaba el cóctel-¿Traes compañía? Sea quien sea,
espero que se divierta en mi bar.
Hemos quedado todos para pasar la noche fuera.-le comentó el
chico-Me han dicho después de comer que iban a venir en cuanto pudieran, así que
estarán al caer. Hacía mucho que no salíamos a dar una vuelta los seis juntos…y,
por fin, hemos conseguido que venga Seika con nosotros. Esa chica es genial,
pero necesita ser menos introvertida…
Ah…-suspiró Kuroageha-…Seika…nunca entenderé por qué una chica
como ella puede ser tan tímida, pero supongo que no deja de ser una muestra más
de la diversidad humana y hay que aceptar el hecho como tal.
Dices estas cosas como si tuvieras algo que envidiarle…-Yamiyuki
guiñó un ojo.
¡Por favor, Yamiyuki!-Kuroageha le sonrió como si estuviera
hablando con un loco-No me digas esas cosas, que me sonrojo y estoy trabajando.
Aquí tienes lo tuyo, ¡disfrútalo!
¡Muchísimas gracias!-exclamó Yamiyuki, tras lo cual tomó un
sorbo de su vaso-¡Qué delicia! ¡Eres genial, Kuroageha!
No hay de qué, chico.-Kuroageha se despidió con la mano para
atender a otro cliente.
Mientras esperaba a sus amigos, Yamiyuki observaba la zona
de actuaciones. Había dos chicos cantando. Lo hacían francamente bien y le
amenizaban la espera muy convenientemente. El Nishi era un bar muy variado en
cuanto a actuaciones…tanto hombres como mujeres de diversas edades participaban
cada noche en espectáculos de distinta naturaleza: algunos cantaban, otros
bailaban, otros tocaban música, también se recitaban poemas, se hacían
espectáculos cuasi circenses…era imposible aburrirse.
Tras la canción de los chicos, subió al escenario una chica
cuya actuación consistía en improvisar una danza para cada canción de fondo que
sonara en el local. Mientras embelesaba al público, las puertas del Nishi se
abrieron para dar paso a seis personas. Allí estaban Aoi, Hagane, Rito, Seika,
Shirubei e Inuhito. Saludaron a Yamiyuki con las manos antes de llegar a la
barra.
¡Buenas noches!-saludó Shirubei-¡Qué guapo estás, ligón!
Creo que te confundes…-Yamiyuki esbozó una media sonrisa
antes de tomar otro trago.
El chico vestía una chaqueta entallada de color negro con
correas en lugar de botones, así como unos pantalones rectos del mismo color
con varias cadenas colgando y unas botas muy altas con hebillas y suelas
gruesas. Encima llevaba una gabardina con cuello vuelto y adornos en forma de
cruces plateadas. Los recién llegados también vestían con estilos bastante
llamativos y heterogéneos.
Kuroageha se deslizó como una grácil mariposa desde la otra
punta de la barra hasta donde se encontraban los amigos. Apoyó ambas manos en
la superficie, adoptó una pose parecida a la de un animal cazando y miró a
Hagane enseñando los dientes con una sonrisa socarrona.
¡Diva!-le exclamó Kuroageha.
Hagane se giró hacia la dueña del local.
¿Buscas pelea, cabaretera de ojos felinos?-preguntó el chico
con rostro desafiante.
Kuroageha apuntó a Hagane con su puño. El chico hizo lo
mismo. Chocaron entonces sus puños a modo de saludo.
¡Qué guapísima estás esta noche!-la elogió Hagane-Tenía
ganas de verte de nuevo… ¡ponme un Shirley Temple!
Yo creo que necesito bailar antes de tomar nada.-dijo
Inuhito a modo de confesión-¿Alguien me acompaña?
Inuhito chasqueó los dedos y comenzó a moverse con
elegancia. Sus finas piernas estaban perfectamente enfundadas en unos leggings
de color rosa tornasolado. Calzaba unas botas blancas altas y, de cintura para
arriba, vestía una blusa blanca con bastante caída. Entre sus movimientos,
golpeó voluntariamente a Rito con la cadera.
¡Vamos, no estés tan quieto!-dijo Inuhito-¿Quiénes mejor que
un peso mosca y un peso pesado para demostrar ser la mejor pareja de baile del
Nishi esta noche? ¿Eh?
Rito, que también tenía ganas de moverse, comenzó a seguirle
el ritmo a su amigo. Había sustituido su trenza por una cola de caballo.
Ataviado con unos pantalones de campana de color negro, botas naranjas de
montaña con remaches negros y una sudadera ajustada y fina de color azul
oscuro, el chico imprimía sus movimientos impregnados de la sensualidad de su
musculada figura.
Ahora mismo no tengo mucha sed, Kuroageha…-comentaba Aoi
mientras veía bailar a sus amigos-…ponme una soda de melón…ya me irá
apeteciendo algo más elaborado conforme avance la noche.
¡Marchando!-Kuroageha buscó una lata de la cámara
frigorífica.
¿No bebes nada, Seika?-preguntó Aoi mientras tanto.
¡Claro que sí!-respondió Seika algo cohibida-Kuroageha, por
favor, ¡una limonada cuando puedas!
Kuroageha levantó el pulgar.
La noche fue avanzando. Después de bailar unas cuantas
canciones, el grupo se retiró a una mesa grande. Sentados los siete en círculo,
hablaban y disfrutaban de buenos refrescos y deliciosos cócteles.
¡Y me dijo que qué hacía allí!-Hagane contaba una
anécdota-¡No podía parar de reírme!
Entre las risas, Kuroageha se acercó a la mesa con una
bandeja.
La ronda que habéis pedido, chicos.-dijo con
cordialidad-Espero que estéis disfrutando de la noche.
¡Ya lo creo!-comentó Aoi a modo de elogio-Últimamente hemos
estado muy ocupados con la graduación y demás… ¡se agradece una noche de
descanso!
Pues disfrutadla.-Kuroageha sonrió-Por cierto, Hagane,
Shirubei, el público os pide un bis…quieren que repitáis esos movimientos de
contorsión con música en la tarima. ¿Os animáis? Sabéis que esas colaboraciones
las pago…
Shirubei y Hagane se miraron y asintieron.
¡Vamos allá!-exclamaron mientras se dirigían a la tarima
entre aplausos.
Siguieron así otro buen rato. Llegó un momento en el que el bar estaba
completamente masificado. Fue entonces cuando Kuroageha dejó al resto de
camareros encargándose de la barra y se colocó un micrófono inalámbrico en un
lateral de la cara.
¡Buenas noches, Nishi!-exclamó Kuroageha-¡Vuestra anfitriona
os quiere dar las gracias por haber venido a divertiros esta noche! ¡QUE
COMIENCE EL BAILE!
La chica saltó a la tarima y sonó su música, la que ella
misma había elegido para su actuación. Sus movimientos eran gráciles,
elegantes, sensuales y cautivadores. Tanto chicos como chicas no podían dejar
de mirarla. En la barra no paraban de pedir bebidas y dar generosas propinas.
La noche iba a resultar muy fructífera.
Aprovechando la expectación que reinaba en el local,
Yamiyuki se levantó y se dirigió a la puerta.
¡Yamiyuki!-lo llamó Rito mientras lo agarraba de un hombro-Yo
también lo he sentido…ha pasado algo ahí fuera.
Hagane, Aoi, Inuhito y Shirubei asentían desde la mesa:
también lo habían notado. Seika parecía haberse dado cuenta de que algo en la
calle no iba bien, pero parecía algo nerviosa.
Los siete salieron del bar por un momento y observaron la
fuente de los gritos que habían oído. No había nadie en la calle…sólo un orco y
una mujer que forcejeaban: el primero parecía querer someter sexualmente a la
segunda.
¡Eh!-gritó Yamiyuki-¿De dónde has salido? ¿Qué le haces a
esa chica?
¿Quiénes sois vosotros?-preguntó el orco con malas
formas-¡No tengo tiempo para niños!
No saben todavía quiénes somos…-dijo Aoi sonriendo con
picardía-…y es sólo uno…
Antes de que pudieran mediar más palabra, Inuhito se había
abalanzado sobre el orco y lo había lanzado por los aires de una patada. Cayó
de cabeza, rompiéndose el cuello y fracturándose varios huesos del cráneo.
Hagane corrió hacia la chica.
¿Estás bien?-preguntó Hagane-¿Necesitas que te llevemos a un
hospital?
La chica sonrió excesivamente.
Estoy bien…-dijo-… ¡MUY BIEN!
La cabeza de la chica se desfiguró hasta convertirse en un
apéndice con forma de cola puntiaguda que lanzó peligrosos latigazos contra
Hagane, que no tardó en apartarse con ágiles volteretas.
¡Ella también es un demonio!-advirtió Rito-¡Debe de ser
algún tipo de trampa!
Una pena que ni para salir de marcha venga desarmado…-dijo
Shirubei con una sonrisa.
Se puso frente a la amorfa criatura y hundió sus manos en
los bolsillos de su pantalón de campana con correas de color verde caqui. Sacó
dos shuriken y los lanzó contra el apéndice cortante, reduciendo su movilidad.
Acto seguido, lanzó un kunai contra lo que antes era el cuello de la mujer,
provocando la escisión del apéndice entre chorros de sangre. El chico rubio
sólo tuvo que ladearse para no ser salpicado, pues llevaba un chaleco blanco y
no quería recibir manchas.
¡Mirad!-exclamó Seika.
Los chicos se giraron. Una furgoneta se alejaba de ellos a
bastante velocidad.
¡Hay víctimas dentro!-exclamó Inuhito-¡Ha habido un
secuestro!
¿Estás seguro?-preguntó Aoi.
Mis ojos nunca mienten.-respondió Inuhito-¡Tenemos que parar
ese vehículo!
No hay más remedio…-suspiró Aoi-… ¡Shirubei, saca un puñado
de agujas senbon y tíralas al aire!
El chico obedeció con plena confianza en su amigo. Aoi saltó
y agarró el puñado de agujas a la vez que saltaba diagonalmente de pared en
pared entre los edificios cercanos mientras lanzaba agujas como una nube
soltando gotas de lluvia. Las ruedas del vehículo se vieron agujereadas,
impidiendo la continuación de la marcha. Antes de que el joven aterrizara tras
hacer alarde de su gran puntería, Yamiyuki ya había abierto las puertas del
conductor y del copiloto del vehículo. Dos mercenarios Mazoku lo esperaban en
su interior.
¿Qué creéis que estáis haciendo?-preguntó Yamiyuki-¡Éste no
es ni jamás será vuestro territorio, escoria!
Vamos a tener que noquearlo.-le dijo uno de los mercenarios
al otro-Mientras las tías estén a buen recau… ¡EH!
Hagane y Rito habían evacuado a las cinco mujeres que había
en el interior de la parte trasera del vehículo. Mientras los demás prestaban
su ayuda para alejarlas de allí y tomarles declaración, Yamiyuki no tardó en
salir del vehículo, empujado por los mercenarios, quienes se dispusieron a
atacar a la vez.
¡HAAAAAAAH!-exclamó Rito.
Como una bala de cañón, su enorme cuerpo arrolló a uno de
los mercenarios en una potente patada voladora con ambas piernas, una dropkick, tras cuyo aterrizaje agarró al
objetivo de la cintura y lo estampó contra el suelo doblándose hacia atrás en
un suplex.
¡Dos contra uno nunca ha sido justo!-se justificó el chico
musculoso de ojos rosados.
¡Gracias, Rito!-Yamiyuki sonrió-Ahora me divertiré con el
que queda…
El mercenario se dispuso a atacar, pero Yamiyuki agarró su
brazo en medio de una llave y lo incrustó en el suelo tras romperle la
extremidad agarrada por varios puntos. Desde esta posición, le pisó la cabeza
con el talón y terminó con su vida.
Ya verás qué contentos van a estar todos mañana cuando se
enteren de que nos han intentado atacar los Mazoku en nuestro propio territorio…-dijo
Yamiyuki.
Si Kuroageha termina de bailar y no nos encuentra por allí,
pensará que ha pasado algo…-dijo Inuhito-… ¡vamos a limpiar esto y a volver! No
podemos hacer que cunda el pánico con toda la gente que hay dentro del Nishi…
La furgoneta tiene que quedarse aquí, aunque dejemos a todos
los cadáveres dentro.-dijo Shirubei-Además, estas mujeres no pueden quedarse
solas...
Seika le tendió a Shirubei algunos billetes.
¿Qué sucede?-preguntó Shirubei.
Mi parte de la cuenta.-dijo Seika-Para que le paguéis a
Kuroageha. Yo pondré a estas mujeres a salvo. Las Taimanin las protegerán.
¡Los cuerpos de los atacantes ya están cargados en la
furgoneta!-informó Hagane, haciendo una vez más alarde de lo rápido que
trabajaba el grupo-¡Necesito tomar muestras de los fluidos de ese demonio
extraño! ¡Encargaos del resto, por favor!
¡Mirad lo que había en la guantera!-señaló Aoi tras
investigar el vehículo por dentro-Este papel parece muy antiguo… debe de
tratarse de algún documento oficial… ah, y lleva otro grapado bastante más
reciente… ¡un momento!
¿Qué sucede, Aoi?-preguntó Yamiyuki.
Son un acta de matrimonio y un certificado de viudedad.-dijo
Aoi con el rostro desencajado.
¿Tan grave es eso?-preguntó Rito.
No lo sería si no se tratase de una realidad que
desconocíamos…-dijo Aoi tras tragar saliva-…y es que Edwin Black dejó viuda a
la que fue su esposa antes de morir. La presencia de esta nueva pieza en el
tablero podría explicar por qué está habiendo tanto desorden últimamente…
Mola y no sé que protagonismo le darás a Kuro (la chica) pero me gusta su estilo y su físico (además de su actitud)
ResponderEliminarEntiendo que los protas son los chicos pero seguiré leyendo a ver xD
Me encanta la ambientación de esta historia, lo de los clanes y demonios (es más mi rollo)
¿Te ha gustado Kuroageha? ¡Cómo me alegro! Tendrás que seguir leyendo para saber más...y habrá clanes, demonios y muchas cosas más... ¡PARA RATO!
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