TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 6: Cese
Por la espaciosa entrada se introdujeron en el bar un hombre
y una mujer. La mujer era de tez morena y tenía un color parecido al del
chocolate, era alta, esbelta y voluptuosa. Vestía un traje de chaqueta y
pantalón de color violeta intenso y zapatos de tacón alto de color negro. Su
cabello era rubio y muy largo, recogido en una coleta alta peinada
elegantemente, y sus ojos eran de color verde oliva. Su acompañante vestía un
traje similar, pero con frac en lugar de chaqueta. Sus vestimentas negras se
veían contrastadas por una camisa blanca y una corbata roja debajo del frac. Su
cabello tenía la longitud de una media melena, y parecía lacio. Era de color
rosa y estaba recogido en una coleta. Sus ojos rojos y su expresión imponente
eran muy llamativos.
¡Queridos clientes, quiero presentaros a alguien!-exclamó
Delphine con entusiasmo-Estos invitados de honor son Belladonna Rubidium, una
noble entre los demonios, toda una fuerza política entre nosotros, y el doctor
Karistus, un científico sin igual. Quería que los conocierais, pues han
constituido el aval económico-financiero que ha sacado este negocio adelante.
Los asistentes empezaron a vitorear a los recién llegados.
Hagane y Shirubei memorizaron el nombre de Belladonna Rubidium, pues parecía
ser alguien importante y que podría dar pie a una investigación sustanciosa.
También tenían presentes los nombres de Delphine, a quien ya habían visto, y
del doctor Karistus, cuya cara acababan de conocer, pero del que ya habían visto
una puerta con su nombre.
. . .
Yamiyuki, Rito, Aoi e Inuhito ya se habían reunido. Estaban
en lo alto de un edificio al que todavía llegaban francotiradores de vez en
cuando.
Hagane y Shirubei no son impuntuales.-comentó Yamiyuki-Si no
han venido todavía, estoy seguro de que es porque han encontrado algo
importante.
Aoi sacó unos prismáticos de su equipamiento, pero una mano
le apretó el hombro.
Dime hacia dónde quieres observar…-dijo Inuhito-…y llegaré
más lejos que esos prismáticos.
Otea los alrededores del local.-pidió Aoi-No creo que estén
muy lejos…
Mientras hacía un sello ninja con las manos, Inuhito dirigió
sus ojos a las inmediaciones del local en torno al cual giraba la misión de
aquella noche.
Hay un vehículo.-dijo Inuhito-Un coche que parece ser de
gama muy alta. Tal vez haya entrado alguien importante al bar…
¿Shirubei?-escribió
Rito a través del canal de comunicación-Estamos
reunidos Inuhito, Aoi, Yamiyuki y yo…sólo faltáis Hagane y tú. Como Aoi nos ha
contado lo de las luces y Hagane, imagino que ahora estáis juntos. Estamos
observando el edificio desde lo alto, ¿estáis dentro?
Estamos dentro.-respondió
Shirubei-Los dos. Si estáis observando
desde las alturas, seguro que habréis visto el cochazo que hay estacionado
fuera, ¿verdad? Hemos entrado por eso, y hemos hecho muy bien…se han colado dos
peces gordos del panorama Mazoku actual. Apuntad estos nombres: Belladonna
Rubidium, supuesta noble demoníaca, doctor Karistus, demonio científico, y
Delphine, el dueño del bar. Puede que aún no lo sepan, pero son nuestros
enemigos ahora mismo.
Rito enseñó el mensaje al resto de los Taimanin.
Lo próximo será investigar sobre esto con ayuda del servicio
de inteligencia de Gokuruma.-dijo Yamiyuki-Vamos a retirarnos antes de que la
situación se complique.
Escucharon un golpe estruendoso.
¡Alguien ha volado la puerta en pedazos!-exclamó
Inuhito-¡Shirubei y Hagane pueden estar en peligro!
Yamiyuki se puso serio.
Vamos a mantenernos en las sombras mientras nos acercamos
progresivamente a ese sitio.-dijo-No podemos permitir que les pase nada a
nuestros compañeros.
Desde la oscuridad, los cuatro Taimanin comenzaron a
desplazarse ágilmente. Finalmente,
llegaron a la altura de la calle, escondidos cada uno en un punto. Mientras
bajaban desde la azotea, habían decidido estratégicamente que Inuhito se
escondería en el punto en el que su visibilidad hacia el interior del bar, cuya
puerta ya no existía, fuera máxima para aprovechar sus grandes capacidades
sensoriales. Así pues, el esbelto y estrambótico joven utilizó sus ojos
sobrehumanos para observar el interior. Había un individuo comandando a una
pequeña tropa, muchos clientes corriendo despavoridos y un demonio de piel gris
que se enfrentaba al líder de la tropa con una espada azul. También vio a Shirubei
y a Hagane vestidos como chicos normales y atados fuertemente espalda contra
espalda con unas boleadoras. Si eran los únicos “clientes” del bar que estaban
atados, estaba claro que el atacante desconocido sabía quiénes eran. Mientras
observaba, sintió la presencia de Aoi detrás de él.
Están metidos en un pequeño lío.-dijo Inuhito-Hay una pelea
ahí dentro y nuestros amigos son los únicos que están inmovilizados.
Yamiyuki y Rito, que parecían haber intuido lo que sucedía,
se acercaron de manera imperceptible.
He enviado los nombres de esos tres individuos a
Gokuruma.-dijo Yamiyuki-Inteligencia nos contactará en cuanto hayan sacado algo.
Shirubei y Hagane están en un aprieto, ¿verdad? He podido leer los impulsos
corporales de Inuhito desde aquí…entre que nos conocemos mucho y que he sido
meticulosamente entrenado para ello, lo he hecho casi inconscientemente. Está
claro que entrar y sacarlos de allí a golpes es abrumadoramente fácil, pero ya
no podríamos aprovecharnos de que no nos conocen.
¿Y si entramos por otro sitio?-preguntó Rito-No debe de ser
muy complicado para nosotros…
Según lo que he podido ver gracias a la cámara de Hagane,
hay ventanas laterales y traseras en esta planta.-explicó Aoi- Otra opción
sería colarnos por donde Shirubei y él hayan salido tras explorar el pasillo
secreto y sorprenderlos a todos por la espalda.
Esa opción nos podrá dar más ventajas.-dijo Yamiyuki-¡Vamos
a ponernos en marcha!
Según el rastreo de Hagane, el sitio para infiltrarnos por
la retaguardia está a nuestra izquierda.-dijo Aoi tras consultar su terminal.
Los cuatro comenzaron a moverse.
. . .
Un pelotón de hombres con trajes de combate militares de
alta tecnología mantenía quieta a la clientela del local apuntándoles con sus
amenazadoras armas de fuego. Delphine hizo caer a uno de ellos con un golpe de
su espada.
¡Largaos de mi local, saboteadores!-exclamó-¿Qué os he hecho
para que tengáis que venir a arruinar la inauguración del negocio que llevaba
años queriendo abrir? ¿Quiénes sois? ¿Unos Taimanin?
No.-terció Belladonna-Los Taimanin no tienen ese aspecto ni
usan ese tipo de armas. No sé quiénes son…
Uno de los hombres disparó contra Delphine. De su arma salió
un rayo de energía de color amarillo que el demonio esquivó. Vio entonces que
impactaba contra una pared y dejaba un boquete considerable.
¡Belladonna! ¡Karistus!-exclamó Delphine mientras lanzaba
una llave hacia las manos del científico-¡Poneos a salvo en la parte “reservada”!
¡Entrad por la trastienda!
Los elegantemente ataviados individuos se perdieron entre la
multitud, esquivando los disparos que les lanzaban.
¡Vuestro oponente soy yo!-exclamó Delphine-¡Dejad a mis
clientes en paz! Y, ¿por qué habéis atado a esos dos? … ¡Un momento! –se fijó
en Hagane y en Shirubei- ¡Tú eres la chica de antes!
Digamos que…-dijo Hagane-…tengo un pequeño… ¿secreto…entre
las piernas?
Delphine dio un pisotón en el suelo.
Ya ajustaré cuentas contigo.-dijo el enfurecido dueño del
local-De momento, tengo que echar a estos maleantes…
Anuladlo.-susurró el que parecía el comandante, que también
iba equipado con un traje especial que ocultaba toda seña de identidad.
¡Ya lo veremos!-bramó el gerente.
Agitó su espada en el aire. Se alargó y se curvó como si
fuera un látigo. Con esta habilidad, Delphine mantuvo alejados a los hombres a
base de latigazos y pudo desviar algunos disparos, revelando que su arma estaba
hecha de un material con unas propiedades energéticas muy peculiares.
Vamos, vamos…-inquirió el comandante-…no podemos perder
mucho más tiempo. Los otros dos demonios están escapando…voy a tener que
intervenir…
De la espalda del traje del comandante brotaron seis cañones
de pequeño tamaño que comenzaron a soltar descargas de energía de color naranja
que ascendían hasta casi el techo, rompiendo las lámparas, y llovían como si
fueran pequeños meteoritos.
Agh…-se quejó Shirubei-… ¡mierda!
La onda expansiva los había empujado hacia una dolorosa caída
contra el suelo, pero no había roto las boleadoras. Por su parte, Delphine fue
empujado contra una pared, quedando jadeante e indefenso.
Ahora.-ordenó el comandante-Matadlo.
Uno de los hombres se acercó mientras le apuntaba. Justo
cuando iba a dispararle a quemarropa, Delphine sonrió y dejó florecer su último
estertor: hizo que la espada atacase fieramente al hombre como si fuera una
serpiente cazadora. La punta atravesó el
traje especial y se clavó en el cuerpo de su portador, que comenzó a sufrir
espasmos.
Mátalos a todos…-susurró Delphine-…y te daré lo que ansías…
El hombre se giró, se desclavó el arma de Delphine y comenzó
a disparar a bocajarro contra sus compañeros. A pesar de que cayeron dos, los
demás no dudaron en acribillarlo. No obstante, el dueño del local había
recuperado las suficientes fuerzas como para alejarse hacia la trastienda.
No pasa nada.-dijo el comandante antes de que los demás lo
persiguieran-Tenemos a los Taimanin.
En ese momento, Shirubei y Hagane se habían quedado solos,
pues los clientes habían huido aprovechando la conmoción creada por Delphine.
¿Cómo narices sabe que somos Taimanin?-susurró Shirubei.
Ni idea…-respondió Hagane-…pero, por lo menos, no se ha
enterado ese demonio…
. . .
El cuarteto restante no podía saltar hacia el interior de la
ventana porque había dos personas en su zona de aterrizaje deseado: un hombre y
una mujer que vestían trajes elegantes.
¿Qué os jugáis a que esos dos son Belladonna Rubidium y el
doctor Karistus?-preguntó Rito.
No me extrañaría.-respondió Aoi-Hagane estuvo aquí hace un
rato y pude leer lo que ponía en esa puerta… “doctor Karistus”.
Espero que entren ya por la puerta y nos dejen vía libre…-suspiró
Inuhito-…tenemos que sacar de allí a Hagane y a Shirubei cuanto antes.
¡Saltad!-exclamó Yamiyuki.
Mientras los dos individuos trajeados cerraban la puerta
tras de sí, los cuatro Taimanin cayeron de pie sin ser vistos y sin hacer ruido
alguno. No tardaron en oír pasos apresurados.
¡Viene alguien más!-señaló Aoi-¡Al techo!
Los cuatro jóvenes se encaramaron al techo y, cuando el
desconocido pasó por debajo de ellos, se dejaron caer en sentido contrario para
llegar a la parte que constituía el bar propiamente dicho.
Tienen cosas muy bien montadas aquí dentro.-observó Rito-Merecerá
la pena que volvamos a investigarlas en otra ocasión…si es que el negocio sigue
abierto, cosa que dudo tras este desastre de inauguración.
. . .
¡Cabrones tramposos!-bramó Shirubei-¡Estas boleadoras
inhiben de alguna manera nuestros poderes! ¡Cobardes! ¿De qué están hechas? ¿De
tecnología Mazoku?
Os vais a enterar en cuanto nos libremos de las ataduras…-amenazó
Hagane.
Dejadlos inconscientes.-pidió el comandante en un susurro.
Uno de los hombres iba a disparar, pero algo flexible,
alargado y de color negro se enroscó a su cuello. Acto seguido, tiró de él y lo
lanzó por los aires hasta verse incrustado en el techo.
¡Vosotros!-bramó Aoi-¿Qué hacéis aquí en este día tan
señalado?
Aoi, Rito, Yamiyuki e Inuhito habían llegado. El primero se
había adelantado y tenía en sus manos un látigo negro de gran calidad y
longitud y rigidez variables, su arma personal.
Así que habéis decidido dejaros ver…-Yamiyuki arqueó una
ceja-…el lado positivo es que no necesitamos ocultarnos para pelear, pues ya
nos conocéis tanto como nosotros a vosotros...
Apretó los puños.
…por contraparte…-continuó-…no es de recibo tener que vernos
rodeados de…vestigios de los Fuuma, y menos esta noche.
No te permitiré que hables así de nuestro clan.-dijo el
comandante-Taimanin Yamiyuki, tu carrera va a ser corta y fugaz…
Ya lo veremos.-dijo Yamiyuki con una sonrisa socarrona.
Asintió con la cabeza. Rito lanzó un kunai que cortó las
boleadoras, permitiendo a Shirubei y a Hagane incorporarse. Con ágiles
movimientos, volvieron a cambiarse a sus ropas de Taimanin y, armados con sus
garras y sus abanicos respectivamente, cargaron contra los soldados que
parecían provenir del clan Fuuma. En pocos minutos se formó un intercambio de golpes colosal: los seis
Taimanin contra decenas de hombres bajo la atenta mirada de su comandante.
¡Hwoaaaaaaaaaaaaaaaaaaargh!-gruñó Inuhito.
Blandió su aro fuertemente, cortando a varios soldados a la
vez. A los pocos segundos , vio que sus compañeros se encontraban rodeados, así
que lanzó el aro como si fuera un disco volador y embistió con él a varios
hombres, descongestionando las inmediaciones de sus amigos. En agradecimiento,
Hagane avanzó hacia los enemigos y comenzó a darles patadas mientras Rito daba
buena cuenta de otros tantos con su mazo y sus puños. Desprovisto temporalmente
de su arma, Inuhito comenzó a atacar con técnicas cuerpo a cuerpo, pero pronto
fue agarrado e inmovilizado.
Parece que no eres tan bueno sin tu arma…-dijo el hombre que
lo asía mientras le ponía un cuchillo en la garganta.
¡Inuhito!-exclamó Rito haciendo ademán de ir tras su
amigo-¡AAAAAAAARGH!
Otro de los hombres le hizo un corte en un muslo con un
puñal.
¡Desgraciado!-bramó Rito intentando contener las
convulsiones de dolor.
Je…-rió Inuhito-…como si necesitara un arma para cortar…ilusos
aficionados…
Se hizo el silencio.
Ninpô – Kiba no Jutsu!-exclamó Inuhito.
(¡Arte ninja de los
colmillos!)
Inuhito dio un codazo hacia atrás y, lejos de empujar a su
oponente, lo cortó por la mitad como si su codo fuera una guillotina. Acto
seguido, recuperó su aro con una ágil maniobra y observó la herida de Rito: la
sangre comenzó a brillar y a volver al interior del cuerpo de su amigo a la vez
que la herida se cerraba sin dejar ningún vestigio ni ninguna cicatriz, ni
siquiera dolor, como si nunca hubiera sucedido.
Gracias a los Yatsu por ser de nuestra familia y legarnos
esta gran capacidad.-dijo Rito sonriendo-Y…ahora, tú…sí, tú, el valiente del
cuchillo…acércate.
El tipo soltó el arma y levantó las manos ante la imponente
y aterradora figura de Rito, quien no tuvo miramientos a la hora de agarrarlo
del casco y estampar su cabeza contra la barra del bar en repetidas ocasiones.
Tras romper el casco en varios trozos, dejó caer a su presa al suelo y le pisó
el estómago.
Ya está bien de juegos.-dijo el comandante con serenidad.
Los cañones de su espalda se cargaron hasta brillar con una
intensidad máxima. Liberó entonces una enorme e ininterrumpida ráfaga de
proyectiles energéticos que asolaron, quemaron y destrozaron todo el local.
¡Que alguien corte esa cortina, rápido!-pidió Aoi-¡Nos
freirán en caso contrario, confiad en mí!
Un kunai lanzado por Yamiyuki hizo caer la enorme cortina
con un corte tan recto que parecía hecho con tiralíneas. Shirubei y Hagane, que estaban cerca, la empujaron
hacia Aoi, pues preveían lo que iba a hacer.
Ninpô – Kata no Jutsu!-exclamó Aoi.
(¡Arte ninja de la
dureza!)
La cortina se convirtió en un muro tan sólido y duro como
una piedra. Los seis Taimanin se parapetaron tras este improvisado escudo y
evitaron la ráfaga. Por su parte, la mayoría de sus atacantes murieron en el
intento. Cuando el arma del comandante se hubo sobrecalentado, los jóvenes
salieron de detrás de la petrificada cortina, quedando prácticamente un combate
de seis contra uno.
Volveremos a vernos.-susurró el comandante.
Tiró una bomba de humo y se retiró del local. Sin perder un
segundo, los Taimanin volvieron a la puerta del doctor Karistus.
Ya ajustaremos cuentas con los Fuuma después.-dijo
Yamiyuki-Es hora de hablar con los demonios y ponerlos contra las cuerdas.
Rito destrozó la puerta de una patada. Los seis se ocultaron
a ambos lados de la misma antes de ser vistos.
¡Estáis arrestados!-exclamó Yamiyuki-¡Tenemos un certificado
de autoridad temporal sobre Yomihara! ¡Sabemos que esperabais un cargamento de
armas y drogas, sin mencionar que hay un laboratorio clandestino detrás de la
puerta! ¡Salid con las manos en alto y mirando al frente!
Escucharon los pasos de tres individuos. Delphine,
Belladonna y el doctor Karistus parecían estar contra las cuerdas. Yamiyuki
asintió y los seis cayeron del techo sobre ellos, rodeándolos.
¡Taimanin!-exclamó la mujer.
¡Lo sabía!-bramó Delphine.
No es el momento de discutir, Delphine, pero te digo que
éstos no tienen nada que ver con los de antes.-insistió Belladonna.
¿A qué habéis venido?-preguntó Karistus con cara de pocos
amigos.
A poner fin a lo que podría haber sido el inicio de vuestras
fechorías.-les espetó Shirubei-No queremos volver a la época de los Nómadas,
basura Mazoku, no queremos, gracias.
¿Basura?-Karistus se indignó-Todos los Taimanin necesitáis
una cura de humildad. Aunque seáis el doble en número, no creáis que podréis
con nosotros… ¿verdad, Belladonna?
No saben con quién se están metiendo…-la mujer sonrió
sádicamente.
Vosotros tampoco.-la provocó Hagane.
¡Tú otra vez!-se sorprendió Delphine-¿Cuántos disfraces te
quedan?
Los que hagan falta.-Hagane le cortó-¿Os entregáis y os
dejáis tomar declaración o vamos por las malas?
¿Entregarnos?-preguntó Karistus-¡JA! Vamos a hacerlo más
difícil…para vosotros, claro está. ¡Nos largamos de aquí! ¡Temed el día de
nuestro reencuentro, entrometidos y asquerosos Taimanin!
¡No vais a ir a ninguna parte!-saltó Yamiyuki-Es mi misión
contener vuestras acciones. Si os atrevéis a poner un pie fuera de este
edificio antes de que resolvamos todo lo que tenemos que resolver… ¡este
edificio será historia!
Maldita sea…-susurró Delphine.
¡Delphine, maldita sea!-bramó Karistus-¡No es momento de que
desfallezcas! ¡Es un farol!
Un farol es lo que va a parecer este edificio a kilómetros
de distancia.-los ojos de Yamiyuki se clavaron amenazadoramente en Karistus y
en Delphine-Vamos muy en serio.
Je…-Delphine se sonrió-… ¿sabéis qué ha fallado cuando han
volado la puerta?
Nadie habló.
¡El portero!-exclamó Delphine.
Escucharon golpes que iban acompañados de temblores. La
puerta por la que normalmente se accedía a ese lugar desde el pasillo secreto
se convirtió en astillas con un fulminante impacto. La figura que Hagane
reconoció como el portero de aquel lugar se manifestó.
La onda expansiva me ha noqueado temporalmente…-dijo,
revelando con su voz que tras la capucha se encontraba una mujer-…perdonadme.
Ajustaremos cuentas después.-dijo Belladonna-Supe desde el
principio que los Taimanin iban a meter las narices, así que podremos cerrar la
estrategia que dejé establecida para este caso en cuanto lleguemos a nuestra
guarida…si llegamos. ¿Nos proporcionas una vía de escape rápida?
La portera se quitó la capucha y dejó ver el cuerpo de una
mujer alta, robusta y corpulenta, vestida con un traje gris claro de chaqueta y
pantalón, camisa blanca y pajarita negra. En su cabeza había una ingente mata
de rastas de colores recogidas con un coletero. Su piel era pálida y sus ojos
parecían cambiar de color según sus expresiones faciales.
¡Como deseéis!-respondió la recién llegada.
Haciendo alarde de gran fuerza, agarró a sus tres compañeros
y los abarcó con un único brazo. Se dispuso entonces a saltar.
No era ninguna amenaza vacua.-recordó Yamiyuki-No dejaremos
piedra sobre piedra si os movéis…
Ignorándolo, la mujer del cabello de colores saltó tan alto
que destrozó el techo y se llevó a sus aliados como si volara.
Maldita basura…-dijo Yamiyuki-…se van a enterar. ¡Salgamos
de aquí!
Los seis chicos saltaron fuera del edificio. Desde el aire,
Aoi asintió y sacó un pulsador. Juntaron
sus manos de él y apretaron el botón a la vez. Se activaron unas cargas que
habían colocado durante su infiltración para rescatar a Shirubei y a Hagane,
viendo desde sus altos vuelos cómo el edificio se venía abajo entre explosiones
y abrazos de llamas.