TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 63: Bajo
tierra
Yamiyuki y sus aliados habían
vivido una experiencia intensa y apresurada en el interior de aquellas
instalaciones. Era la segunda vez que sucedía y pensaban que no sería la
última. Gracias a los esfuerzos de Aoi por extraer información del terminal que
habían encontrado, el equipo contaba ahora con los planos del lugar. Éstos les
servirían para cumplir dos objetivos: salir de allí cuanto antes y, una vez a
salvo, planear para el futuro un posible asedio multidireccional por los puntos
más delicados de la estructura. Para ese hipotético asalto necesitarían hablar
con muchas personas, incluyendo a la líder suprema de los Taimanin, Asagi
Igawa, por lo que se centraron en analizar todas las posibles rutas de escape antes
de pensar en batallas futuras, concluyendo con la decisión de que la mejor
salida era a través de un túnel subterráneo hacia el cual tendrían que bajar
por una larga cadena de escaleras conectadas con ascensores. La altura de aquel
edificio era impresionante. No lo habían visto desde fuera con detenimiento,
pero, teniendo los planos, ya sabían las dimensiones del lugar en el que se
movían.
Por supuesto, tenían claro que
Tigres y sus secuaces estaban sobradamente provistos de medios para localizar a
cualquier intruso, razón por la cual en sus mentes estaba bien asentada la idea
de que bajar hasta el túnel que los conduciría al exterior no iba a ser tarea
fácil. Todavía no habían abandonado la estancia en la que se habían confinado
por seguridad, pues querían idear una estrategia de escape lo más rápida y
perfecta posible. Por mucho que intentaran evitar los combates innecesarios,
sabían que tendrían que enfrentarse, como mínimo, a mercenarios y demonios
menores. No les preocupaba en absoluto ese hecho, pero no deseaban invertir más
horas en pelear contra huesos duros de roer como Benibatsu, Kuritöö, Braulio o
la mismísima Tigres.
Bien…-dijo Yamiyuki-…está claro
que, por mucha prisa que deseemos darnos y por óptima que sea la ruta que
elijamos, vamos a tener que abrirnos paso a golpes. Con el vistazo que les
hemos echado a los planos, ya sabemos que combinan sistemas de vigilancia fruto
de la ingeniería humana, con sistemas de captación de imagen y sonido, y
sistemas de detección mágicos, de los cuales tenemos menos conocimientos. Nos
podrán estar viendo, escuchando o incluso leyendo la mente, por lo que dudo
profundamente que vayamos a tener una ruta limpia. No obstante, tenemos el
sistema hackeado. ¿Aoi?
El Taimanin de rostro pecoso se
aclaró la garganta para tomar la palabra.
Si miramos esta imagen en la
pantalla…-Aoi levantó ligeramente su tableta para que todos pudieran
verla-…vemos que hay una gran cantidad de puertas automáticas de accionamiento
remoto a lo largo de todo el camino. Este plano bidimensional es una vista en
planta del lugar en el que nos encontramos. Los segmentos que parpadean en
color rojo son las puertas que están cerradas, y forman un polígono dentro del
cual estamos nosotros, como podréis deducir si comparáis la línea poligonal que
se ve en el plano con la forma de las paredes que nos circundan. Ahora bien, si
desplegamos el arreglo tridimensional de cortes en planta y vamos bajando en
altura…-el chico mostró una serie de cortes horizontales que mostraban la vista
aérea de cada piso-…puede observarse que todos los segmentos que parpadean lo
hacen con un color verde, esto es, las únicas puertas que están cerradas y que
pertenecen a la ruta que queremos seguir son éstas, las que nos rodean. Voy a
tratar de establecer la ruta más rápida con esta aplicación de análisis métrico
que instalé en la tableta cuando la recibí. Marcamos esta ubicación… -el joven
utilizó un lápiz táctil para colocar un punto en el lugar donde se hallaban-…y
la boca del subterráneo en el que queremos entrar…-marcó otro punto muchos
pisos más abajo-…y, si todo va bien, el subprograma optimizador calculará la
ruta más corta respetando la geometría de los planos y la delineará.
Un pitido varios segundos después
le informó del fin de la operación. Una línea discontinua de color amarillo se
había dibujado entre todos los pisos implicados.
Ha tardado bastante…-comentó
Aoi-…casi medio minuto. Eso es mucho para la velocidad de cálculo de un
dispositivo electrónico de estas características. Esto ha pasado porque la
estructura del edificio es muy compleja y está vastamente ramificada. En
cualquier caso, el cálculo es el correcto. Observad…-con el lápiz táctil, hizo
continua y brillante la línea discontinua que el programa había marcado-…ésta
es la ruta que tenemos que seguir. Los puntos de corte con los segmentos verdes
indican las puertas por las que tenemos que pasar que están abiertas. Los
puntos de corte con los segmentos rojos indican las puertas cerradas que
bloquean nuestro camino. Ahora, trataré de acceder al sistema para abrir esas
puertas y cerrar todas las demás de todos los pisos, asegurándonos una ruta
estanca e inequívoca. Si dentro de la
misma hay enemigos o no es algo que no puedo saber desde aquí.
Qué fiera…-comentó Hagane-…así da
gusto trabajar.
Y aún trataba de meterse con él
ese puto ogro de mierda…-añadió Shirubei-…no sabía con qué clase de mente
prodigiosa se estaba enfrentando.
Lo mejor de todo es que “ese puto
ogro de mierda” murió de un golpe a manos de un Aoi recién aparecido de la
nada. Tuvo que dolerle más en su orgullo que en su cuerpo al morir... ¡que se
joda!-terció Inuhito.
Los chicos se rieron. Aoi no
respondió, pero dibujó en su rostro una sonrisa que los demás no vieron porque
estaba de espaldas a ellos mientras trabajaba. Desde que mató a Kazark, el
joven se sentía más unido y más cercano a sus amigos que nunca. Sabía que, como
Taimanin, matar se iba a convertir en una rutina, pero nunca antes había
disfrutado matando a un enemigo. Lo veía como una forma de justicia, como una
manera de preservar la paz y castigar el crimen, pero no como algo placentero.
Matar a Kazark abrió en él una vena sedienta de sangre. Entendía mejor a sus
amigos. No iba a convertirse en ellos de la noche a la mañana, pero comprendía
mucho más profundamente los sentimientos de un asesino sádico y sanguinario
como Shirubei, de un matarife narcisista y dominante como Hagane y de un
verdugo animalizado y cruel como Inuhito. Esta comprensión le hizo sentir más
cerca de ellos, por lo que su calor le era más cercano que nunca. Rito era el
más parecido a él en ese aspecto, pues disfrutaba más las peleas per se que las
matanzas. Por su parte, Yamiyuki era más parecido a Hagane, Inuhito y
Shirubei…salvando la diferencia de poder.
¿Cómo lo llevas?-preguntó Rito
tras un par de minutos.
Parece que lo voy a poder
conseguir.-respondió Aoi-Como era de esperar, los sistemas informáticos de este
edificio son muy robustos y cuentan con protecciones excepcionales, pero creo
que voy a poder con ellas sin problemas. No por nada soy el ingeniero de este
equipo Taimanin de élite.
No sabes cuánto me alegro de
ello.-añadió Yamiyuki.
Je…-Aoi se rió-…me alegra que
estés contento. Espero que podamos
celebrar esa alegría cuando salgamos de aquí… porque vamos a salir antes de que
nos demos cuenta…
Justo cuando Aoi terminó de decir
aquellas palabras, una de las puertas que los rodeaban se abrió. Los chicos se miraron entre ellos.
No os preocupéis…es la única que
necesitamos para la ruta óptima.-explicó el autor de aquella hazaña- ¡Vamos!
Aoi recogió su cable y su tableta,
los guardó en los bolsillos de su faldón y echó a andar junto con sus amigos.
¿Has puesto alguna medida de
seguridad por si las cosas se tuercen por el camino?-preguntó Yamiyuki.
He cargado un virus en el
conmutador principal, otro en cada uno de los concentradores de las subredes y
otro en el almacén general de memoria.-dijo Aoi-También he cambiado el mapeado
de memoria para que ningún programa funcione bien: todos los punteros estarán
trabajando sobre posiciones no previstas, por lo que los efectos serán
inesperados. Que lo arregle quien se atreva.
No esperaba menos de ti.-Yamiyuki
asintió con una bonita sonrisa-¡Chicos, ya lo habéis oído! ¡Nos largamos! Aoi,
¿vas tú delante?
Como queráis…-respondió-…aunque
seguro que habéis memorizado la ruta en un golpe de vista.
Los otros chicos asintieron con la
cabeza.
¡Lo sabía!-exclamó Aoi con una
sonrisa cómplice-¿Por qué no vamos todos juntos entonces? Los pasillos son lo
suficientemente anchos. Creo que mantenernos cerca los unos de los otros es una
táctica poderosa para la situación actual.
Sin mucho más diálogo, el equipo
se puso de acuerdo: recorrieron la ruta juntos, dejando relativamente poco
espacio entre ellos. El haber cerrado todas las puertas salvo las que
necesitaban atravesar probablemente les estaba dando algo de tiempo. No
obstante, como predijo el joven ingeniero, dentro de la propia ruta había
algunos enemigos: tuvieron varias escaramuzas con mercenarios y algunas
bestias, pero no era nada a lo que no estuviesen acostumbrados. Más de una vez
tuvieron que agarrar sus armas, pero no les impidió seguir avanzando y, lo que
era aún más importante, habían impedido a todos los grupos pedir refuerzos.
Menos mal que Aoi ha puesto
virus…-comentó Rito-…no quiero ni imaginarme cuántas hordas de enemigos
estarían pisándonos los talones ahora mismo si no lo hubiera hecho.
Joder, de verdad…-dijo Hagane-…si
los sistemas de detección funcionaran bien, ahora estaríamos jodidos…
Pero no creo que unos virus
informáticos hayan interferido con los sistemas de detección mágicos…-terció
Shirubei-…no lo digo por ser gafe, mas creo que tenemos que tener eso en
cuenta.
No creo que haya muchos problemas
ahora mismo con eso.-explicó Yamiyuki-Todos los combates que hemos librado por
el camino los hemos ganado sin utilizar los Ninpô.
Los despliegues de poder sobrenatural son los que más tocan la sensibilidad de
los detectores mágicos. La naturaleza Mazoku de las fieras y los mercenarios
también es detectable, pero, por supuesto, un sistema mágico de detección sabe
distinguir entre amigo y enemigo igual que una red de cámaras de vigilancia lo
haría. Por supuesto, hacéis bien en tenerlo en mente, pero estamos a punto de
salir de aquí, así que, con un último esfuerzo, podremos conseguirlo.
Tras un último paseo, los Taimanin
se encontraron ante la boca de un enorme túnel. Ya estaban bajo tierra: habían
empezado a estarlo varios pisos por encima del que los albergaba en aquel
momento. Según los planos, ese túnel se arquería hacia arriba tras varios
centenares de metros y, tras la subida, estaba el exterior, desde donde
confiaban en que podrían volver a Gokuruma después de aquella cadena de
batallas agotadoras e incesantes.
. .
.
Después de una larga subida, los
chicos llegaron a una escotilla que tenía un simple cierre manual. Pudieron
abrirlo sin problemas y, con él, también la propia escotilla. Los recibió la
luz solar. El túnel estaba muy bien provisto de iluminación eléctrica, por lo
que tenían los ojos acostumbrados y no se deslumbraron, pero sí se alegraron de
ver de nuevo el Sol. Uno a uno fueron encaramándose a los bordes de la
trampilla y, finalmente, sus pies pisaron de nuevo el suelo del campo, de la
calle o de lo que fuera aquello. Miraron a su alrededor con detenimiento,
dándose cuenta de que estaban en lo que parecían los vestigios de una ciudad
costera. A juzgar por la forma de los edificios y la distribución de las
infraestructuras, así como por la cercanía al sitio del que habían salido,
parecía que era una ciudad demoníaca que en su día tuvo actividad. La mayoría
de los edificios estaban derruidos, y no había ninguna señal de actividad
reciente. No se oían pasos, no podían percibir ninguna señal vital, no veían
nada de movimiento: se encontraban aparentemente solos.
Mientras comentaban entre ellos lo
extraño que les parecía aquel lugar, se dieron cuenta de que habían llegado en
su exploración a pie a una especie de plaza…o los restos de lo que en su día
fue una plaza. Podía verse una gran masa de agua rodeando la zona por un lateral
y, a lo lejos, a sus espaldas, se veía la cima de un rascacielos enorme que,
sin lugar a dudas, era el cuartel general de Tigres Black y los Neo-Nómadas. En
la plaza comenzaron a sentir una presencia, aunque estaba muy debilitada.
Tenemos compañía.-dijo Rito-O son
criaturas salvajes, o criaturas moribundas, pero es innegable que hay una
presencia, por débil que resulte.
¿Hueles algo, Inuhito?-preguntó
Shirubei.
Inuhito alzó la cabeza e inhaló
profundamente.
Es un olor familiar.-respondió
Inuhito-Quiero pensar que no tendremos que preocuparnos. Son tres: uno huele a
mar, otro huele a madera y otro huele a perfume de mujer.
¿Y los tres te resultan
familiares?-Hagane se sumó a la conversación.
Los tres olores están
debilitados.-explicó Inuhito-Huele a sudor, a aire enrarecido, a sangre… parece
que los tres han sido víctimas de un trato cruel… pero los olores propios de
cada uno sí me son familiares. El perfume lo he olido una vez, pero lo recuerdo
perfectamente. El olor a madera es demasiado natural para tratarse de un
perfume, pero tiene unas notas que he podido apreciar en un par de ocasiones…y
el olor a mar es inconfundible. Si mis sentidos no me han traicionado, el
pensador Mazoku con el que una vez trabajamos, Philell, su novio, Uro Oswald y
la nereida guerrera que participó en el asalto al Hotel Rakuen, Vega, están
cerca.
Parece que hay unas jaulas por
allí…-señaló Aoi-… ¿nos acercamos?
Si la orientación no me falla, la
dirección y sentido son las de acercamiento a Gokuruma.-dijo Yamiyuki-Podría ser
una trampa, pero, de todas formas, tendríamos que haber pasado por allí sí o
sí.
Asintieron y avanzaron. Al llegar
a las jaulas, vieron a unos exhaustos Mazoku que les resultaban familiares.
Parecían tener hambre y cansancio. Philell y Uro se agarraban de las manos
mientras suspiraban. Vega estaba colgada del techo, desprovista de su bañera,
con sólo un pequeño recipiente de agua mojando las puntas de su cola. Aquella
disposición tan seca la dejaba sin energías.
¡Vosotros!-exclamó Yamiyuki.
¡Yamiyuki Kuroi!-se sorprendió
Philell-¡Taimanin! ¡Dichosos los ojos! Me alegra veros a salvo…
Saludos…-dijo Uro con cierta
reserva.
Agua…-susurró Vega entre jadeos.
¿Qué ha pasado?-preguntó Yamiyuki
intentando mantener la diplomacia.
Ese cruel enemigo humano vuestro…-explicó
Philell-… Nioiko Fuuma… ha engañado a varios demonios que estaban en contra del
terrorismo contra los humanos y les ha hecho creer que el verdadero mesías de
la integración social es él. Y, por si fuera poco, nos ha pintado a nosotros
como a topos de Tigres Black… nos tomaron odio por ello y no tardaron en
buscarnos y golpearnos hasta la extenuación…
Tengo entendido que han herido a
mi hermana…-añadió Uro-… a mi querida hermana… ¡malditos!
¡Así que ellos!-exclamó
Shirubei-¡Esos majaderos contra los que nos hemos enfrentado antes!
¿Habéis establecido
contacto?-preguntó Philell.
Atacaron a Kuroageha, la mujer a
la que salvaste en la gruta, y a sus compañeros durante una misión.-explicó
Hagane-Fuimos en su ayuda y, cuando creíamos que los habíamos derrotado,
comenzaron a huir y, al final, Nioiko nos transportó a las instalaciones de
Tigres Black. Hemos librado muchos combates seguidos y arriesgado nuestras
vidas una vez tras otra…
Nioiko ha lavado el cerebro de
tres demonios y un humano…-comentó Philell-…y ha robado una máquina inventada
por vuestra raza.
Elizabeth…-susurró Inuhito entre
dientes.
Ellos no lo han visto…-continuó el
sabio-…pero Nioiko les ha puesto drogas en la comida y en la bebida. Están
siendo coaccionados y no se dan cuenta. Han salido a buscar algo, pero no
tardarán en volver…
Salieron para buscar a nuestros
amigos, seguro.-conjeturó Rito-Claro que tienen que volver: les hemos dado una
paliza, necesitarán recuperarse. No obstante, si nos encuentran por aquí,
podríamos acabar transportados de nuevo… ¡Nioiko tiene el poder de transportar
con la mirada!
Salieron hace muchas horas…-añadió
Uro-…es probable que fuera para interceptar a vuestros colegas Taimanin.
Philell…-dijo Yamiyuki-…la
experiencia me dijo que fue una buena decisión en su día, por lo que creo que
ahora también lo sería. ¿Estás de acuerdo en una segunda cooperación?
Me honra que confíes en mí,
Yamiyuki.-dijo Philell-Sería un placer hacer lo que estuviera en mis húmedas
manos para ayudaros.
Os pido entonces paciencia.-dijo
Yamiyuki.
¿Paciencia?-preguntó Philell-Será
fácil…no tenemos nada que hacer aquí dentro.
Por eso os la pido.-explicó el
líder Taimanin-Si os sacamos de aquí ahora, Nioiko sabrá que hemos escapado de
su trampa. Por tanto, os vamos a dejar aquí y vamos a volver a Gokuruma.
Tenemos un equipo especializado preparando una estrategia de ataque definitiva
contra los Fuuma, por lo que la pondremos en práctica tan pronto como sea
posible, vendremos aquí, arrasaremos este fuerte, acabaremos con los Fuuma, os
liberaremos y podréis marchar.
Joder…-comentó Vega-… ¿me vais a
dejar secándome hasta que me muera? Cabrones sin sentimientos…
¡Vega!-susurró Philell-¡Tenemos
que confiar en ellos! Ah, disculpad, hombres... entendedla, está muy débil,
lleva mucho tiempo fuera del agua. Y disculpad mi atrevimiento, pero no veo la
colaboración en ese planteamiento… ¿qué haremos nosotros por vosotros?
Debernos una.-respondió
Yamiyuki-Nos la cobraremos, no os preocupéis.
De acuerdo.-asintió Philell-Está
bien por mi parte.
Lo haremos así entonces.-coincidió
Uro.
Shirubei, por favor.-pidió
Yamiyuki abriendo una mano hacia Vega.
Con su poder acuático, Shirubei
mojó a Vega desde la cabeza hasta la punta de la cola, manteniéndola sumergida
en un pilar de agua durante varios minutos.
¡Joder, sí!-exclamó Vega
sacudiéndose la melena-¡Qué gustazo! Eso ha estado bien, chicos.
El Taimanin rubio sacó un trozo de
papel con una escritura en tinta azul y lo pegó en el recipiente que mojaba la
cola de la nereida.
El agua se levantará para mojar y
fortalecer tu cuerpo varias veces al día.-dijo Shirubei-No podemos traerte tu
bañera para que no se note que hemos estado aquí, pero es mejor que lo que
tenías. Y, sin más dilación, creo que tenemos que largarnos…
Volveremos con la llave de vuestra
libertad y un pase al infierno para los Fuuma.-dijo Yamiyuki-¡Taimanin,
retirada!
Los seis chicos se esfumaron de aquel
lugar.
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