TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 62: Su
dueño
Los Taimanin se alejaron de la
sala de las torretas: aquella tormenta de fuego cruzado se encargaría de
entretener a los soldados para que los dejaran en paz.
Vamos, compañeros, no tenemos nada
más que hacer aquí.-comentó Yamiyuki mientras ayudaba a sus compañeros a salir
por el boquete sin recibir ninguna bala-Nuestro trabajo es matar demonios, no
personas. Esta gente es tan víctima de los Neo-Nómadas como mucha otra… sólo
necesitan más tiempo que la media para darse cuenta.
Uno a uno, los cinco jóvenes
salieron a la zona en la que habían estado peleando antes: estaba totalmente
destrozada.
¡Yamiyuki!-exclamó Shirubei-¡Tú
también!
El líder del equipo saltó por el
boquete y aterrizó con una ágil y hermosa pirueta al lado de sus amigos.
Tranquilo, hombre…-le dijo-… no
pensaba encerrarme a pelear con ellos yo solo. Quería salir el último para
asegurarme de que no os pasaba nada, pero no estaba entre mis planes montarme
semejante orgía de golpes y tiros.
¡QUE SE ESCAPAN!-oyeron que
gritaba Grant-¡TRAS ELLOS!
¡Steeler, por favor, ayúdanos a
apagar esta mierda!-escucharon a Émile-¡Acabo de llevarme un tiro en la pierna
y no os conviene quedaros sin médico EN UN MOMENTO COMO ÉSTE!
Ahora entiendo de dónde venía ese
grito de hiena castrada…-dijo Hagane.
¡Te he oído, retaco!-bramó Émile
desde el otro lado-¡Te la tengo guardada!
Adiós, princesita.-respondió
secamente el Taimanin.
Los seis chicos se alejaron del
lugar, dejando atrás a los soldados.
¿Puedes seguir el rastro de Tigres
o de los otros, Inuhito?-preguntó Aoi.
Lo intentaré.-respondió Inuhito-Y
lo que es más importante… ¿cómo estás?
Rito me ha cerrado la
herida.-explicó Aoi con una sonrisa-Ya estoy bien. La sangre ha reentrado en mi
cuerpo como cuando él se regenera. Las técnicas médicas que está estudiando son
muy útiles. Gracias otra vez, Rito.
No hay de qué.-comentó éste-Dada
la situación… ¿qué preferís que busquemos? ¿A Tigres o una salida?
Creo que una salida sería lo
mejor.-intervino Shirubei-No estaba entre nuestros planes venir aquí y esta
pelea la hemos librado porque ha dado la casualidad de que esos hombres estaban
por la zona…
Estoy de acuerdo.-añadió Hagane-No
creo que estar aquí nos dé muchos beneficios. Tal vez por aquí cerca haya algún
ascensor o algo…
Hay algo mejor.-comentó
Yamiyuki-Si no me falla la vista, eso que hay detrás de Shirubei es una especie
de ordenador o terminal de algún tipo…
Shirubei se dio la vuelta y se
fijó en un pilar de aproximadamente un metro de altura en cuya zona superior
había una pantalla y un teclado de pequeñas dimensiones.
No digáis más.-dijo Aoi-Esto es
cosa mía. Voy a sacar toda la información que pueda.
Aoi sacó de su faldón una tableta
electrónica de tipo industrial y, mediante un cable, la conectó a un puerto
libre que había en el terminal de la sala. Inmediatamente, todas las salidas se
bloquearon con persianas herméticas, incluida la que habían usado para entrar a
esa sala.
Así no podrán venir esos
energúmenos aunque se libren de las torretas…-comentó Aoi-… y, por supuesto,
después de acceder remotamente a los servidores de memoria centrales para
descargarme los planos de este sitio, abriré la salida que nos convenga para
escapar de este sitio y devolverle a Nioiko la piedra que nos ha tirado.
. .
.
Tras el asedio de las torretas,
los soldados se vieron obligados a retirarse. Las órdenes de Tigres fueron
claras: tenían que permanecer en el área de sus habitaciones a la espera de
nuevas órdenes. No sabían cómo iban a encargarse de los Taimanin, pero ya no
era asunto suyo, no al menos en lo que le quedaba a aquel día. Les habían
pedido que permanecieran en la zona de dormitorios, pero no que estuvieran
aislados cada uno en el suyo, por lo que algunos estaban en la habitación de
otro hablando de lo que había sucedido o ayudándose entre ellos con algún
problema, como era el caso de Émile, quien tenía en su habitación a Christian y
a James, para ayudarle con el disparo que había recibido.
Como si todo aquello fuera ajeno a
él, Andrei salió de su cuarto y se dirigió al de Gordon. Llamó a la puerta y
escuchó a su compañero preguntando que quién llamaba.
Soy yo…-dijo Andrei con una
sonrisa pícara.
Pa…-tartamudeó Gordon desde el
otro lado-…pasa…
Andrei abrió la puerta del cuarto
de Gordon y la cerró tras de sí, bloqueando incluso el cerrojo.
Bueno, me imagino que ya sabrás
por qué he venido…-dijo el soldado mitad ruso mitad japonés.
Oh, Andrei…-dijo Gordon llevándose
las manos a la cabeza-… ¿tiene que ser ahora? No… no me apetece…
¿Desde cuándo ha de importarme
eso?-preguntó Andrei con acidez-Eres mío. Soy tu dueño y hago contigo lo que me
da la gana.
Andrei, de verdad…-se opuso
Gordon-…ahora no, por favor…acabamos de pelear y estamos sudados, ni siquiera
nos ha dado tiempo de ir a las duchas, aparte de que no tengo ganas, iba a ser
un poco asqueroso…
El recién llegado a la habitación
aprovechó que Gordon estaba tirado en la cama para subirse encima de él y
rodear su cuerpo con las piernas.
¿Me estás llamando
asqueroso?-preguntó Andrei.
No a ti, joder…-dijo el otro
soldado con mucho apuro-…a la situación en sí. Los dos estamos sudando y
tenemos la ropa hecha un asco… estamos cansados y creo que no es el mejor
momento… nunca te he dicho que no, simplemente que prefiero otro momento… ¿no
puedes esperar?
No quiero, que es
distinto.-respondió Andrei-Nadie apoya a quien no paga sus facturas…
El joven de piel gris reptó por la
cama hasta pegar su entrepierna a la cara de Gordon.
Ugh…-gimoteó éste.
¿Tengo que recordarte por qué
hacemos esto?-preguntó Andrei-¿Tengo que explicarte lo que tienes a cambio de
ser mi juguete sexual?
Gordon cerró los ojos y recordó
uno de los días más destructivos pero importantes de su vida.
. .
.
Eran soldados recién graduados.
Gordon Powers y Andrei Kagami-Volkov no parecían llevarse demasiado bien, pero,
aunque no fueran amigos, eran buenos compañeros y trabajaban muy bien
juntos. Los dos eran hábiles, fuertes e
inteligentes. En su primera misión se les había ordenado escoltar a un hombre
que no conocían pero que, según las notas de la operación, era alguien que
llegaba desde muy lejos para firmar un negocio muy importante. Ninguno de los
dos sabía que se trataba de un Mazoku, de un demonio que adoptaba el aspecto de
un hombre con sus poderes mágicos. Aquellos dos jóvenes todavía no formaban un
equipo y, por tanto, no portaban sus uniformes de colores. Lo único que los unía era que tenían la misma
edad, que habían estudiado juntos, se habían graduado a la vez con notas
excelentes y habían sido destinados a trabajar bajo el mando del teniente Gerald
Taylor, cuya mano derecha, segunda al mando, mejor especialista de campo y
secretaria era Margaret Johnson, quien ascendería a teniente tras la muerte
del teniente Taylor en combate meses
después.
En aquellos tiempos, Andrei se
rapaba la cabeza con mucha frecuencia. Su brillante cabeza perfectamente
afeitada acentuaba la palidez de su cuerpo. Su piel era muy blanca, apenas se
notaba ninguna nota del color de la epidermis humana. El único pelo que tenía
en la cabeza eran dos mechones de su color natural, negros y brillantes, a
ambos lados de la cabeza, saliendo de la altura de los pteriones y bajando
hasta la altura de sus músculos pectorales. Sus ojos eran totalmente humanos y
de color muy oscuro, prácticamente negro. Para aquella misión, vestía con un
uniforme de chaqueta y pantalón de camuflaje negro, unas botas altas negras de
combate y una camiseta negra ajustada que se dejaba ver por dentro de su
chaqueta porque la llevaba abierta. El hombre al que tenían que escoltar acababa
de bajar de un coche y había sido puesto en custodia de los dos soldados.
Andrei y Gordon lo acompañarían por un camino secreto al que sólo se podía
acceder caminando. La probabilidad de emboscadas durante el trayecto era alta,
pues había muchos grupos que no querían que se celebrara la negociación que
ellos tenían que asegurar: terroristas, militares de otros países y algunos
demonios estaban radicalmente en contra. Para empezar la misión, el pálido
joven de cabeza rapada se acercó a Gordon, quien permanecía al lado del hombre
que acababa de llegar.
Mi nombre es Gordon Powers, y él
es mi compañero de misión Andrei Kagami-Volkov.-explicaba el
soldado-Aseguraremos su llegada al edificio donde se celebrarán los pactos de
alto secreto para los que ha sido llamado.
Saludos.-dijo Andrei con seriedad
y neutralidad-Comenzaremos a avanzar cuando usted lo indique.
Gordon, al igual que Andrei, había
cambiado bastante con los años. Su elevada estatura y su piel bronceada se
mantenían prístinas, pero su musculatura no estaba tan desarrollada. Ya tenía
un cuerpo bastante fuerte, pero sus músculos aún tendrían que crecer más fruto
de los siguientes años de duro entrenamiento. Su cabello aún tendría que crecer
mucho más, pues, aunque tenía una bonita y cuidada mata de pelo negro, sólo
llegaba hasta sus trapecios aproximadamente. Aún no se había dejado crecer el
flequillo y no tenía ninguna mecha verde en la melena. Vestía con unas ropas
idénticas a las de Andrei: al ser soldados rasos recién graduados, no llevaban
ningún distintivo.
El hombre al que tenían que
proteger asintió con la cabeza. Echaron a andar los tres. Durante casi una hora
estuvieron recorriendo pasillos y caminos enrevesados, estrechos y tortuosos
con un número de aperturas al exterior alarmante. Su recorrido alternaba partes
ocultas de edificios con tramos al aire libre. Aquellas áreas no podían
considerarse calles: estaban muy descuidadas y el mero hecho de caminar por
ellas ya era peligroso. En uno de los edificios en los que tuvieron que infiltrarse
se vieron obligados a circular por un pasillo muy angosto lleno de agujeros en
el techo. Al terminar, llegaron a una sala bastante amplia de planta cuadrada
en la que había una pizarra descolgada por tres de sus vértices en una de las
paredes y un amasijo de trozos de madera rota en el suelo. Parecía una especie
de aula o una sala de reuniones en la que habían roto todas las sillas y mesas
presentes.
Este sitio está poco transitado,
así que es normal que todo esté por los suelos…-comentó Gordon-…pero hay algo
extraño: huele como si esta madera hubiera sido quemada recientemente.
Puede que no estemos solos…-dijo
Andrei.
Sube la guardia, Andrei…-dijo
Gordon-…empiezo a pensar que llevas razón. ¿Oyes eso?
El silencio era arañado por el
fino y afilado sonido de una masa que reptaba por encima de ellos.
Sí…-asintió Andrei-…lo oigo
perfectamente… suena como un cuerpo arrastrándose… ¿hay alguna probabilidad de
que sea alguna culebra de campo que haya caído encima de esta sala parcialmente
soterrada?
Demasiado grande y pesado para ser
una culebra, me atrevería a decir.-respondió el otro soldado-Creo que es algo
peor… en cualquier caso, señor Nielson, no se preocupe, le protegeremos de
cualquier amenaza.
Disculpen si no me siento muy
protegido entre dos hombres que teorizan sobre una serpiente gigante…-el hombre
habló por primera vez, y fue serio, directo, cortante y despectivo.
Pase lo que pase, llegará sano y
salvo a su reunión.-terció Andrei-Es nuestro trabajo.
Se oyó un crujido estrepitoso: el
techo que había encima de ellos había sido atravesado por un enorme cuerpo
alargado.
¡ATRÁS, SEÑOR NIELSON!-exclamó
Gordon-¡ANDREI, A LAS ARMAS!
¡Por fin algo divertido!-exclamó
Andrei-No sé qué coño es esa cosa, pero nos la vamos a cargar…
Al observar a aquella criatura, se
dieron cuenta de que, en efecto, era una especie de reptil gigante. Su cuerpo
estaba cubierto por una coraza de escamas negras y sus ojos eran de un color
rojo muy brillante. Estaba preparándose para embestir a los tres hombres.
¡Se aproxima!-exclamó
Gordon-¡Señor Nielson, no se acerque!
¡Aléjate, Gordon!-pidió
Andrei-Ponte donde puedas dispararle un cañonazo en el entrecejo y déjame el
ataque cercano a mí… ¡vamos!
Gordon preparó una pistola pesada
y bastante grande de color verde. Tenía una mira láser que emitía un haz
amarillo para apuntar al objetivo. Se colocó lejos de aquel enorme monstruo y
se preparó para disparar mientras Andrei se relamía, listo para frenar la
embestida: el monstruo trató de atropellar al joven, pero éste lo detuvo
clavándole seis escalpelos en el hocico. El rugido de rabia y dolor que emitió
fue acompañado de un violento traqueteo. Ágilmente, el joven de cabeza rapada
se retiró y se acercó a su protegido para evitar que le sucediera nada. Gordon
aprovechó que su compañero ya no estaba cerca y, por tanto, no podía salir
damnificado por la onda expansiva para disparar con su pistola pesada. El tiro
no fue una bala normal, sino un explosivo ligero que tenía como objetivo
destrozar la cabeza de aquella bestia.
¡Buen tiro, Gordon!-exclamó Andrei
apretando un puño-¡Hoyo en uno!
Para sorpresa de ambos soldados,
aquella cosa todavía estaba viva, y se vengó del disparo de Gordon con un
fortísimo coletazo que estampó su musculoso cuerpo contra la pared, dejándolo a
merced de un nuevo ataque.
Ugh…-balbuceó el soldado.
El monstruo estalló en llamas. Su
cuerpo se recubrió de un salvaje fuego y se preparó para hacer a Gordon pasto
de él. Con una agilidad que resultó de la suma del propio entrenamiento del
soldado y del desesperante panorama, el potencial objetivo se desclavó de la
pared y saltó hacia el centro de la sala, rodando tras tocar el suelo para
alejarse todavía más de aquella criatura ardiente, cuyo placaje incendió una de
las paredes.
Señor Nielson, ¿qué le parece si
tomamos una ruta alternativa?-preguntó Andrei.
No.-respondió Gordon
tajantemente-Esta cosa nos perseguirá. Si tocan a este caballero, nuestra
misión habrá fracasado. Tenemos que acabar este combate.
Si le clavo algo ahora, se va a
fundir antes de llegar a su cuerpo…-dijo Andrei-…no es por no ayudarte, pues
sabes que me encanta zurrarme con los enemigos hasta que lloren llamando a su
mamá, pero creo que no tengo recursos ahora mismo… ¿no tendrás algún explosivo
que tenga más onda expansiva que llama?
Sí, lo tengo.-asintió el otro
soldado-Seguro que, si le disparo con él, podré crear un hueco entre sus
llamas… que supongo que aprovecharás para asestarle una puñalada.
¿Eres el artillero o el lector de
mentes?-preguntó el chico mestizo.
¡Manos a la obra!-bramó Gordon
mientras cargaba su proyectil de onda expansiva en la pistola especial que
llevaba en las manos.
Te seguiré desde cerca para poder
saltar al hueco nada más se genere…-dijo Andrei-… ¡corre!
Gordon se lanzó hacia la bestia y
disparó en medio de su lomo. El proyectil generó una explosión que movió una
gran cantidad de aire siguiendo un patrón circular. Se creó un vacío en el
punto del impacto que hizo que las llamas dejaran de existir. Este vacío se
agrandó como una burbuja inscrita en el aro de la onda expansiva y creó un
hueco en el que se veían las escamas negras y eran perfectamente alcanzables.
Sin necesidad de recibir ninguna orden, Andrei saltó hacia el hueco y clavó en
él un enorme machete. La criatura rugió de nuevo y se apagó. Trató de zarandear
al hombre que la había apuñalado, consiguiendo finalmente lanzarlo al suelo con
un cabezazo.
Es persistente…-dijo Andrei con
una sonrisa casi masoquista mientras se levantaba con la espalda dolorida.
La bestia ejecutó una nueva
acción: su corporeidad disminuyó de manera sobrenatural. Aquella cosa era en
ese momento semitransparente y estaba envuelta en una luz violeta de aspecto
amenazador. Creyéndose que había derrotado a Andrei, se lanzó a por Gordon como
si fuera una bala de luz. Por alguna extraña razón, tanto Gordon como Andrei
entendieron que aquella criatura no pretendía matar a nadie con ese impacto,
sino poseerlo como si de un fantasma se tratara.
¡GORDON!-exclamó
Andrei-¡GORDOOOOOOOOOOOOOOOON!
Andrei se levantó de un salto y corrió
para socorrer a su compañero. Apartaron la vista del señor Nielson por un
momento, no dándose cuenta de que, con una sonrisa, comandaba a aquella
serpiente gigante mediante gestos de su mano.
¡No vengas!-exclamó
Gordon-¡Apartémonos los dos!
¡No podrás!-exclamó Andrei-¡Va
demasiado rápido y yo siempre he sido más veloz que tú! ¡QUÍTATE DE AHÍ!
Como una flecha, Andrei llegó
hasta Gordon antes que el monstruo y lo empujó hacia un lugar seguro.
Desgraciadamente, no le quedó tiempo para evitar a la criatura y ésta se
introdujo en su cuerpo dolorosamente.
¡UAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGHHHH!-chilló
Andrei.
¡ANDREI!-exclamó Gordon-¡ANDREI,
RESISTE!
Gordon cogió en brazos a su
compañero, de cuyo cuerpo brotaban llamas violetas a chorros para luego volver
a introducirse en su cuerpo. La única respuesta que pudo darle fue escupir un
chorro de sangre sobre su cara.
No puede ser…-pensó Gordon-…acaba
de escupir sangre… no me digas que éste es su fin… ¡es demasiado joven! ¡No
puede estar muriendo por haberme salvado la vida!
¡Andrei, no te mueras!-exclamó
Gordon-¡Tenemos una misión que cumplir! ¡No puedes abandonarnos!
Tras varios segundos, las
convulsiones, las hemorragias internas y las erupciones llameantes del cuerpo
de Andrei cesaron. Quedó su figura inerte, su piel teñida de un color gris que
no era para nada natural. Sus ojos estaban cerrados y las comisuras de sus
labios apenas dejaban ver un hueco.
¿Andrei?-preguntó Gordon-¿Estás
bien?
Colocó a su compañero en el suelo
y le tomó el pulso. Estaba vivo. Acercó su cabeza al pecho del chico y notó los
latidos de su corazón. También lo escuchó respirar.
¿Puedes oírme?-Gordon rozaba la
desesperación.
Sí…-dijo Andrei con un hilo de
voz.
¡Gracias a Dios, Andrei!-Gordon
suspiró y sonrió-¿Y puedes abrir los ojos?
¿Cómo no iba a poder?-preguntó el
soldado mientras abría los ojos-¿Quién no puede?
Cuando Andrei abrió los ojos,
Gordon quedó horrorizado al ver su color negro y sus aros rojos.
¿Esa sangre que tienes en la cara
es mía?-Andrei emitió una tercera pregunta consecutiva.
Sí…-dijo Gordon-…lo siento.
Andrei, yo… no sé qué hacer… no sé qué decirte… me has salvado de un impacto
que podría haber sido fatal… me has protegido…
Andrei se levantó y se miró los
brazos. También tiró un poco del cuello de su camiseta y bajó la cabeza para
mirar su pecho y su abdomen. No cabía duda: era gris.
Mis ojos tienen que ser todavía
más dantescos que mi cuerpo para que me hayas puesto esa cara, ¿no?-preguntó
Andrei-¿No tendrás un espejo?
No, lo siento, no suelo llevar
ninguno encima…-dijo Gordon.
Señor Nielson, ¿está
bien?-preguntó Andrei-Perdone por este espectáculo tan desagradable.
Estoy bien…-dijo el
hombre-…gracias.
Bien, Gordon, me sienta genial que
me digas esas palabras tan bonitas y conmovedoras…-dijo Andrei-…pero sabes que
no soy altruista ni caballeroso, que no soy un soldado ejemplar como tú. Yo soy
un cabrón y esto no va a ser gratis.
¿Bromeas?-preguntó el soldado
musculoso apretando los puños-¡Me has salvado la vida! ¡Estoy en eterna deuda
contigo! Por mi culpa tu cuerpo es…así… ergo… pide lo que quieras.
Arrodíllate.-pidió Andrei-Ahora.
Gordon se hincó de rodillas en el
suelo. Andrei le agarró la nuca y le pegó la entrepierna a la cara.
Siente bien esta textura, este
calor, este aroma…-pidió-…memorízalos…porque… desde hoy… como cobro por lo que
he hecho por ti… ¡soy tu dueño! A partir de ahora eres mío, ¿me oyes? Tu cuerpo
me pertenecerá cuando lo necesite. Harás todo lo que te pida y me servirás
fielmente… incluso para aquello que no te imaginas…
Trabajaré para ti.-dijo Gordon sin
apartar la cabeza-Haré todos los papeles que no quieras hacer, tomaré parte en
todas las misiones que desees, limpiaré tu habitación si es necesario… todo eso
es más barato que una vida.
¿Harás todo lo que te diga cuando
te lo pida?-insistió Andrei.
Todo lo bien que esté en mi
mano…-respondió Gordon.
Te tomo la palabra.-dijo
Andrei-Tengo muchísimas ganas de follar día sí y día también. Paso de tener que
buscarme una novia para ello. Tener pareja es un coñazo y las mujeres en el
entorno de nuestra profesión escasean. Te utilizaré como si fueras una vagina
en lata, ¿de acuerdo? Serás mi juguete sexual, mi putita, mi guante de las
pajas… uno de tus trabajos será cubrir mis necesidades sexuales. La vida y el
entrenamiento de soldado me tienen la testosterona por las nubes y necesito
descargar periódicamente. Vas, te guste o no, a ser un esclavo de mi polla.
Firma chupando la cremallera, ¡YA!
Gordon cerró los ojos,
arrepintiéndose de lo que había dicho. Le debía su vida a Andrei, pero aquello
era demasiado. No obstante, el hecho de que le debía la vida era más importante
y, por tanto, su gran sentido de la justicia y la caballerosidad le llevaron a
obedecer. Lamió de abajo a arriba la cremallera del pantalón de Andrei. Jamás
en su vida se había planteado el tener sexo con otro hombre…
Buen chico…-dijo Andrei
acariciando el pelo de Gordon-…esta noche celebraremos el éxito de nuestra
misión iniciándote en tu trabajo más picante…
. .
.
Lo recuerdo perfectamente…-comentó
Gordon con el rostro ruborizado-…no es necesario que me lo repitas.
¿Qué se dice entonces?-Andrei
arqueó una ceja y sonrió con superioridad.
Lo siento, Andrei…-dijo Gordon-…se
hará como quieras…
¡Obviamente!-respondió el hombre
de piel gris cruzándose de brazos-Bueno, no se me va a poner dura sola… ¿a qué
estás esperando? ¡Prepárame!
Gordon cerró los ojos y suspiró.
Alargó sus brazos y puso sus manos sobre la entrepierna de su compañero.
Todavía por encima del pantalón, comenzó a masajear su bulto. Notó el pene
flácido de Andrei y sus dos testículos. Tanto el uno como los otros eran
bastante grandes. Al tacto podía inferirse que los testículos del joven no sólo
eran grandes, sino que también estaban algo hinchados, probablemente por una
necesidad apremiante de eyacular. Al musculoso y apurado combatiente no le
gustaba nada hacer eso, pero era el precio que tenía que pagar por el día en
que el hombre al que servía sexualmente en ese momento le salvó la vida. No le
gustaban los hombres, no le interesaba ningún pene que no fuera el suyo y, pese
a que habían repetido aquella práctica en innumerables ocasiones, seguía
resultándole desagradable y no se acostumbraba. Pese a que detestaba hacer eso
con otro chico, no podía darle la espalda a su salvador, por lo que trataba de
hacerlo con cuidado. Él nunca lo disfrutaría, pero disfrutaría todavía menos las
consecuencias de no hacer que Andrei lo disfrutase como él quería. Por esta
razón, su masaje era suave, lento y agradable, como si se lo estuviera dando a
él mismo en un momento de intimidad masturbatoria.
Poco a poco, el masaje genital fue
surtiendo efecto y el pene de Andrei fue endureciéndose.
Te voy a quitar esto para que no
te apriete, ¿de acuerdo?-se aventuró a decir Gordon mientras desabrochaba el
pantalón de su compañero.
Al separar bien las solapas del
pantalón, pudo ver unas mallas negras. Estaban bastante sudadas y adheridas a
la piel de su portador.
Quítamelas también.-dijo
Andrei-Aunque ya sabes de qué forman parte esas mallas, así que ten cuidado con
las manos…
Tirando con cuidado, el fornido
líder del escuadrón le bajó las mallas a Andrei, dejando al descubierto sus
calzoncillos. Ahora que la piel de sus piernas estaba al descubierto y asomaba
algo de su bajo abdomen, el olor a sudor se hizo todavía más notable.
Qué asco…-pensó Gordon-…otras
veces se ha molestado en venir limpio, pero lo de hoy ya es ir demasiado lejos…
No quiero preguntarme en qué estás
pensando.-dijo Andrei-Sigue poniéndomela dura, no me cortes el rollo.
Los calzoncillos de Andrei eran
unos bóxers negros con bandas elásticas grises en la cadera y en los muslos. Alrededor
de la zona que embolsaba los genitales había unas costuras decorativas con hilo
plateado que ayudaban a leer la forma de los grandes atributos masculinos de
aquel hombre de piel grisácea. Con suavidad y fingido mimo, Gordon sujetó el
pene de su compañero por su base con la mano izquierda mientras con la derecha
lo recorría desde la base hasta el extremo con los dedos pulgar e índice,
apretando muy suavemente, todo ello por encima de la ropa interior. Este masaje
era solidario a la dirección y el sentido del flujo de la sangre en el interior
del pene en el desarrollo de una erección, por lo cual la erección no tardó en
formarse. A medida que el pene de Andrei se llenaba de sangre, la tela de sus
calzoncillos se tensaba más y más, formando un bulto majestuoso y alto como una
tienda de campaña. Al tensarse la tela de los calzoncillos, los poros de ésta
se abrieron y permitieron la salida del aire caliente y húmedo concentrado en
el interior. Ya no olía tanto a sudor, sino a hormonas, a celo, a excitación.
Está como una moto…-pensó Gordon-…huele a tigre. Y encima tiene eso… qué asco…
Cuando Gordon notó con sus dedos
que el pene de Andrei ya estaba totalmente duro, lo dejó y pasó a masajear sus
testículos.
Lámelos por encima de la
tela.-dijo Andrei-Diviértete.
Sin rechistar, el otro chico se
recostó en la cama y acercó la cabeza a la altura de la bolsa escrotal del
joven que lo tenía esclavizado. Al acercar la boca a sus testículos, su nariz
se pegó inevitablemente al cuerpo esponjoso de su pene. El persistente olor de
sus calzoncillos sudados lo asqueaba completamente, pero, si no hacía lo que le
pedía, las consecuencias podrían ser graves. Así, Gordon estuvo estimulando los
testículos de Andrei con la lengua a través de una tela durante varios minutos.
Ya vale.-lo cortó Andrei-Quítame
los bóxers y prepárate para saborear el plato fuerte.
Gordon volvió a incorporarse y,
con ambas manos, tiró hacia debajo de los calzoncillos de Andrei, liberando su
nada modesto falo. Al igual que el resto de su cuerpo, era gris. Sus testículos
eran amplios y gruesos, y colgaban en buen grado. El pene en sí era un tronco
majestuoso, largo y fornido. Tenía el cuerpo esponjoso muy hinchado y
redondeado, sobresaliendo de entre los cuerpos cavernosos hasta el punto de
formar una leve sombra ennegrecida a ambos lados. Era largo y tenía una forma
optimista, curvado ligeramente hacia arriba de una forma similar a una línea de
tendencia exponencial. Como muchísimos hombres en el mundo, Andrei tenía la
base del pene más estrecha que el extremo, y se ensanchaba conforme subía. Lo
que hacía su gran falo algo más diferente era que justo debajo del glande
presentaba un ensanchamiento con forma de embudo que recogía la cabeza de aquel carnoso y vascularizado
cetro como si fuera una copa. A pesar de trabajar para el ejército de Estados
Unidos, no era estadounidense de nacimiento, causa principal del hecho de que
no estuviera circuncidado. Su prepucio, también gris y bastante brillante e
hidratado, tenía un aspecto bastante suelto, lo que daba a entender que
deslizaría con gran fluidez. El aro de piel que ponía fin a esta protección
natural era de un color rojizo oscuro y ennegrecido.
Nunca me acostumbraré a que tenga prepucio.-pensó Gordon-Por mucho que sepa y entienda que no todos
los países piensan como nosotros, me resulta algo tan asqueroso… ¿por qué no
puede estar operado como todos aquí? Qué mal se me da lidiar con esto… no me
quiero imaginar mi propio miembro con un trozo de piel así…
No pongas esas caras…-pidió
Andrei-…ya lo has visto muchas veces… y no creo que huela tan mal, ¿no? Bueno,
realmente me da igual lo que te parezca…
Cómo se nota que no te hueles a ti mismo…-pensaba Gordon-...qué asco…
Venga, vamos a divertirnos.-dijo
Andrei-Retírame el prepucio, que voy a hacerte una gastroscopia…
¡JAJAJAJAJAJAJA!
El otro soldado cerró los ojos y,
con los dedos pulgar e índice de la mano derecha, retrajo el prepucio de
Andrei, liberando su glande. Éste era de un color rojizo oscuro similar al del
vino tinto y con un deje ennegrecido. Pese al ennegrecimiento de la piel, que
había formado parte de su glande desde su transformación, la humedad y el
brillo eran muy naturales y similares a los de cualquier hombre no
circuncidado. El prepucio quedaba
plegado alrededor del borde del glande, formando un anillo algo ennegrecido que
acusaba aún más el aspecto de copa del ensanchamiento final de su pene. Su
frenillo era bastante largo y tenía también un color rojizo ennegrecido.
El sudor del pene es asqueroso, y más si lo cultivas teniendo prepucio…-pensó
Gordon-…no quiero meterme eso en la boca…
qué asquerosidad…
Mira qué preciosidad…-dijo Andrei
mientras agarraba con suavidad el cuello de Gordon para levantarle la cabeza.
Tiró de su prepucio para revelar
su interior, tensando el frenillo. Los alrededores estaban húmedos y tenían
también un ligero ennegrecimiento.
Abre la boquita…-insistió con una
sádica sonrisa el soldado mestizo.
Mierda…-maldijo Gordon en sus pensamientos mientras
irremediablemente abría la boca.
¡QUE APROVECHE!-gritó Andrei
mientras atravesaba la boca de su compañero con una brutal embestida.
Sujetando el cuello de su
compañero, Andrei le penetraba repetidamente la boca con vehementes movimientos
de cadera.
Ogh…-Gordon se estaba
atragantando.
¡No seas quejica!-exclamó
Andrei-¡Corta-rollos!
El soldado siguió embistiendo la
boca abierta de su camarada. Aquella brutal irrumación buscaba placer para el
autor mediante el roce con la indefensa lengua, el paladar y el interior de las
mejillas del pasivo.
¡Me ahogo!-Gordon pataleaba en su mente-¡Me está atragantando! ¡Va a dejarme sin respiración! Cada vez que
inhalo con la nariz lo tengo que hacer tan fuerte para no ahogarme que no puedo
evitar llevarme todo su olor asqueroso… joder…
A Gordon se le saltaban las
lágrimas por el atragantamiento. No paraba de tener arcadas que eran
inmediatamente enmascaradas por las risas y los chillidos agudos de Andrei. El
olor corporal de aquel hombre que lo dominaba era muy fuerte. No solía usar
ningún tipo de cosmético ni perfume más allá del jabón y el champú en la ducha,
por lo que los únicos olores posibles en él eran los de su jabón, el olor
natural de su piel limpia o el hedor de después de un ejercicio intenso. En
esos instantes estaba sufriendo la tercera opción. Sentía que su pituitaria se
iba a quemar.
¿Por qué todo ha tenido que ser así?-se preguntaba Gordon-¿Realmente me merece la pena seguir intacto
para tener que hacer esto? Un momento… ¡no puedo pensar así! ¡Sería echar
tierra sobre el sacrificio de Andrei! Aunque ahora mismo no me guste lo que
estamos haciendo… sigue siendo la persona que aseguró la continuidad de mi vida
como hombre sano…
Solía debatirse entre sus
pensamientos durante las prácticas sexuales con Andrei con objeto de prestar
menos atención a las sensaciones del momento. Nunca le había gustado el sabor
de su pene, y mucho menos ese día por estar teniendo sexo sin ducharse. Lo
menos negativo que veía en aquella deplorable situación era que Andrei era
lampiño en todo el cuerpo y los genitales se los depilaba, por lo que había
vello en el que se acumulase el sudor, lo que hacía la situación algo menos
antihigiénica.
Siempre ha sido un poco guarro…-pensaba el chico musculoso-…no en el sentido de descuidar su higiene,
pero sí en todo lo demás. No me extraña que haya dado este paso. Me estoy
muriendo del asco… tiene la polla enorme y me va a atravesar la faringe como
siga así… ni siquiera sé por qué no estoy vomitando… entre lo poco que me gusta
hacer esto, lo mal que sabe y lo cerca que está de reventarme con tantas
arcadas… Dios mío… o doy gracias al cielo por el hecho de que al menos se
limpia el esmegma o rompo a llorar… una de dos…
¡Menudo agujero tienes,
cabrón!-exclamó Andrei-No la chupas una mierda, pero, si me esfuerzo un poco,
es como si la chuparas. ¡Me gusta, tío, me gusta! ¡Cómete mi rabo hasta el
final! ¡HASTA EL PUTO FONDO! ¡VAMOS!
El sádico y dominante soldado
realmente estaba disfrutando aquella práctica. Tanto era así que su pene se
estaba humedeciendo con líquidos preseminales que se liberaban directamente en
la boca de Gordon.
Qué amargo…-pensó Gordon-…
¿qué mierda de dieta lleva este tío cuando nadie lo supervisa? No es normal que
tenga esta acidez… ¡da más asco que de costumbre! PUAJ…
La lubricación hizo que el pene de
Andrei deslizase más rápidamente, incrementando el ritmo de la irrumación.
Gordon estaba abrumado por el sabor, lo cual hacía que sus lágrimas cayeran aún
más fuertemente. De sus labios comenzaba a rezumar una mezcla entre su saliva y
los líquidos preseminales de su compañero que manchaba su propia ropa.
¡Vamos, vamos!-gritaba
Andrei-¡Esto es la polla, nunca mejor dicho! Oh, sí, Gordon, qué buena putita
me busqué hace años…
La mente de Gordon se había ido al
repetitivo sonido de los testículos de Andrei golpeando su mentón.
¿Escuchas eso?-preguntó
Andrei-¡Suena más fuerte que cuando golpeábamos el saco en los entrenamientos!
¡No te puedes imaginar la de lefa que tengo para ti hoy! Llevo sin pajearme
desde que entramos en este negocio demencial y esas cosas luego acaban pesando…
pero, oye, no me pongas esos ojos, aquí los dos ganamos algo… ¡hoy no te
acuestas con hambre! ¡JAJAJAJAJA!
Deja de pregonar y córrete ya…-Gordon seguía discutiendo con Andrei
mentalmente-…no puede decirse que quiera
tu semen, pero, si te corres, se te acabarán las ganas y me dejarás DARME UNA
MALDITA DUCHA Y TRATAR DE OLVIDAR ESTO.
Tras aproximadamente tres cuartos
de hora que para Gordon parecieron siglos, Andrei notó que su pene se
convulsionaba. Había demostrado no sólo un gran aguante sexual, sino también
una gran eficiencia en su cadera, pues había estado irrumando a Gordon sin
parar durante todo ese tiempo. Finalmente iba a eyacular. Las convulsiones y la
ardiente sensación de placer que recorría y transformaba su pene como una mecha
quemándose eran signos inequívocos de ello.
¡Tu comida!-exclamó Andrei-¡Para
ti! ¡Traga! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!
Los hombros de Andrei se
desplomaron pesadamente en señal de liberación. Sus testículos se estaban
vaciando. El semen salía de su meato a chorros. Gordon tosía y se convulsionaba
entre arcadas. Sus lágrimas se habían secado, pero sus ojos seguían abiertos
como platos. De sus labios chorreaba semen por ambos lados. Para el joven, el
sabor de la eyaculación era peor que un veneno. Le daba auténtico asco. El
semen de Andrei era fuerte y ácido, y tenía un olor muy duro, todo ello fruto
de los vicios del joven. Finalmente, el mestizo retiró su pene de la boca de su
líder, dejándolo boquiabierto y chorreando semen por todo. Gordon estaba en
trance.
Juro que no soporto esta asquerosidad…-pensaba-…no puedo ni moverme… qué guarrada…
Qué cara de foto se te ha
quedado…-comentó Andrei mientras se limpiaba el pene con un pañuelo de tela
recién lavado-… lástima que no tenga el móvil o una cámara de fotos a mano. En
fin, ya tengo las pelotas más vacías… ¿has visto cómo se han deshinchado? Creo
que ya sólo tengo la mitad de lo que quería descargar… así que ya sabes lo que
toca.
No puede ser…-pensó Gordon-…es
inagotable.
¡Enséñame la polla ahora
mismo!-exclamó Andrei-No puedo creerme que después de tanto tiempo y tanta
práctica esto siga así…
Gordon se limitó a obedecer. No
era la primera vez que le mostraba sus partes íntimas a Andrei ni sería la
última. Tras retirar todas las capas de ropa que lo cubrían, dejó ver un pene
que se adivinaba bastante grande y majestuoso. Estaba totalmente flácido, pero
podía verse que era ancho, vigoroso y largo. Al igual que el resto de su
cuerpo, tenía un tono algo bronceado y chocolateado, y estaba completa y
cuidadosamente depilado. Sus testículos eran muy grandes y con una caída
pesada. Estaba circuncidado, como la mayoría de los hombres nacidos en Estados
Unidos. Al ser su piel algo oscura, la cicatriz se notaba algo más que en otros
hombres más pálidos. Su glande tenía un color notablemente distinto al de su
pene, pero, debido a los años vividos sin prepucio, no brillaba y estaba
bastante cornificado. A pesar de eso, su pene parecía tener una gran belleza
masculina y parecía que en erección sería imponente.
¿Por qué?-preguntó Andrei
enfadado-¿Por qué no te excitas sirviéndome? ¡Tendría que parecerte el más
placentero de los honores! Te voy a enseñar lo que pasa con los que no se
empalman sirviendo al señor Andrei Kagami-Volkov…
Con agilidad, Andrei puso a Gordon
a cuatro patas en el suelo y le bajó los pantalones lo suficiente como para
dejar al descubierto sus glúteos, duros y musculosos. Observando la figura de
su compañero en posición de recibir una penetración, el sádico soldado de piel
gris comenzó a desnudarse. Su cuerpo gris y sudoroso se posicionó detrás de
Gordon, preparado para penetrarlo analmente. Antes de comenzar, se soltó la
coleta, dejando su larga y tupida melena negra cayendo al libre albedrío.
No te preocupes…-dijo Andrei-…la
tengo mojada. No va a rascar. Je…
Agarrando salvajemente a Gordon de
los trapecios, Andrei comenzó a penetrarlo de manera frenética, moviendo sus
caderas más aún que con la irrumación.
¡Voy a inflarte como a un balón de
rugby!-exclamó el soldado mestizo-¡Voy a follarte hasta que no puedas
levantarte!
El chico sentía un increíble
placer en su pene. El ano de Gordon apretaba su miembro con la suficiente
presión como para crear una fricción constante que, acompañada por la
lubricación natural, creaba un poderoso placer. Por su parte, el pasivo sentía
asco, dolor e incomodidad. Los dedos de Andrei se le clavaban como agujas y
sentía su pene como un ariete con la cabeza de un carnero poseído por el
demonio…lo cual no era una metáfora muy alejada teniendo en cuenta que en su
cuerpo había una importante parte demoníaca.
Te voy a hacer sufrir aquí abajo
también…-dijo Andrei-… ¡para que aprendas! ¡Te va a arder la polla, mala puta!
Con su mano derecha, Andrei agarró
el pene de Gordon y comenzó a masturbarlo de manera ágil y experta. Dado que
Gordon estaba en trance y apenas podía resistirse, su cuerpo se limitó a
responder, produciéndose una pronta erección. El pene erecto de Gordon era
inmenso, mucho más grande que el de Andrei. Dado que la erección se producía
únicamente por respuesta mecánica al estímulo de una mano y no por excitación
auténtica, Gordon no se estaba mojando en absoluto, razón por la cual Andrei no
llegaba con su masturbación a la altura de la cicatriz de la circuncisión.
La tienes caliente, pero más seca
que el ojo de un tuerto…-comentó el activo de aquel acto sexual-… ¿no te da
vergüenza? Así no te puedo frotar el capullo en condiciones…
Ngh…-suspiró Gordon.
A la mierda.-dijo Andrei algo
harto mientras continuaba con sus embestidas anales.
Dejó de masturbar un momento a
Gordon y lamió su mano con fruición.
Eh, no sabe nada mal.-comentó
Andrei-Tienes una polla rica parece ser… en fin, deléitate con el honor de que
mi saliva la toque.
Sustituyendo la lubricación del
pene por saliva, Andrei masajeó vigorosamente el glande de Gordon, haciendo que
se retorciera de placer.
¡Qué sensible eres a pesar del
aspecto de tío duro que tienes con tanto músculo y tanta testosterona!-exclamó
Andrei-¡Me encanta ese lado tuyo!
El pene de Gordon comenzaba a
convulsionarse. Andrei colocó sus dedos en el orificio para evitar la
eyaculación.
Ah, no.-dijo-Córrete y te corto el
cuello. Al fin y al cabo, tu vida es mía… voy a pajearte hasta que te salgan al
menos seis centímetros más de polla de pura hinchazón… y no pienso dejar que te
corras. ¡Yo también sé hacer explosivos! ¡Explosivos humanos! ¡JAJAJAJAJAJA!
Mientras masturbaba a su
compañero, el soldado de piel gris continuaba su vehemente penetración. Su
larga melena acariciaba la espalda y el cuello de Gordon por encima de su ropa.
Continuaron así durante al menos dos horas. Gordon gemía constantemente porque
le dolía el pene: se había hinchado muchísimo y sus testículos parecían otros.
Andrei tenía un gran dominio de la masturbación y, al parecer, podía usarlo
tanto para bien como para mal.
Tienes suerte, zorra.-dijo el
soldado-Voy a correrme ya. Ni se te ocurra correrte delante de mí. Haz lo que
quieras cuando me haya largado.
El poderoso grito de placer de
Andrei acompañó su torrencial eyaculación. Gordon sintió mucho asco. Le costaría
muchísimo limpiarse todo aquello. El activo no tardó en retirar su pene del
orificio anal, dejando que el semen brotara a chorros. El vencido Gordon cayó
al suelo con el pene a punto de explotar mientras Andrei se limpiaba el pene de
nuevo con una mano y se ponía la ropa con la otra.
De nada.-dijo como despedida.
Se fue de la habitación de Gordon
con una sonrisa de triunfo. No tardó en escucharlo gritar fieramente. Dentro
del cuarto, el chico había eyaculado irremediablemente, incluso si no quería
derramar ni una gota de sus fluidos con aquella práctica que le había resultado
tan asquerosa. Las lágrimas en sus ojos
eran una mezcla entre frustración, asco y liberación por la tensión en su pene.
El placer físico no lo reconfortó en absoluto, aunque lo sintió con gran
viveza.
Tras escuchar ese grito orgásmico,
Andrei se encerró en su cuarto con una sonrisa aún más acentuada.
Mierda…-pensó Gordon.