TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 82: Damas de hierro
Seika se había quedado sola frente
a frente con Margaret, la teniente de la división del ejército estadounidense
que estaba dándoles guerra en Japón.
Muy poco tiene que apreciarte tu
superior si te ha dejado sola contra una teniente.-dijo Margaret mientras asía
firmemente su larga regla-¿Crees que vas a poder hacer algo de provecho esta
noche?
Corta el rollo.-respondió Seika
secamente-En Gokuruma sabemos muy bien lo que tenemos que hacer.
La joven Taimanin se puso en
guardia de Karate. Margaret continuó inmóvil agarrando la regla en la misma
posición.
¿No vas a ponerte en
guardia?-preguntó la ninja-Estás siendo descortés.
No lo necesito.-respondió la
teniente-Atácame si lo deseas.
Sin mediar palabra, Seika cruzó
como un rayo la distancia que separaba a ambas y lanzó un puñetazo de frente.
La teniente lo paró en seco con la regla, pero ésta ni siquiera se dobló.
Je…-la soldado se sonrió.
Haciendo caso omiso a la
provocación de su contendiente, Seika lanzó una patada alta tratando de pasar
por encima de la regla y acertarle en la cabeza a su oponente, pero ella
levantó los brazos y enfrentó la regla al pie de la chica, parando el golpe.
¿Demasiado dura para ti?-preguntó
Margaret con jactancia-Creo que ha llegado mi turno.
La soldado se cruzó sensualmente
de piernas y lanzó dos golpes en abanico con la regla tratando de abofetear a
la Taimanin con ella, pero ésta se echó hacia atrás rápidamente con una ágil
maniobra y recuperó su guardia.
Eres rápida.-concedió
Margaret-Veamos cómo te las arreglas con esto…
Como si asiera un estoque,
Margaret comenzó a lanzar estocadas y punzadas con la regla contra Seika. Su
avance consistía en pasos cortos y bien medidos y coordinados, manteniendo casi
siempre su cadera perpendicular a la de su oponente para proteger siempre un
lado del cuerpo en caso de recibir un ataque. La Taimanin desviaba los golpes
palmeando la regla o simplemente los esquivaba: aquel utensilio podía tener
gran dureza, pero no le parecía muy peligroso.
Una guerrera bien entrenada, por
lo que veo.-la soldado le dio su aprobación-Se acabaron las pruebas: vamos a
ponernos serias, ¿te parece?
Margaret burló rápidamente la
guardia de Seika y la golpeó con la
regla en las costillas. Acto seguido, le dio otro golpe en la garganta y otro
debajo del ombligo, dejándola sin equilibrio. Cayó de rodillas en el suelo.
¿Demasiado rápida para
ti?-preguntó Margaret con tono provocativo.
Sin dejar tiempo a Seika para
levantarse, la teniente descargó el peso de una de sus piernas sobre ella con
un golpe de talón entre los hombros, tirándola al suelo.
¿Cómo lo hace?-pensó Seika-¡Es
muy veloz! Y esas botas son metálicas, como las mías, para aumentar el daño por
cada patada. Tendré que tener cuidado.
Justo cuando fue a levantarse,
notó una presión en su espalda: su enemiga le estaba apretando con un extremo
de la regla en el centro de la zona lumbar.
Te tengo bajo control,
Taimanin.-susurró la soldado.
Más quisieras.-siseó Seika.
La joven Taimanin se esfumó de la
vista de Margaret y apareció detrás de ella con presteza. La agarró del cuello
con los dos brazos, dispuesta a dejarla sin aire.
Como si fuera a caer con un truco
tan viejo…-dijo la teniente.
Con fuerza, lanzó una patada
trasera. Su potencia de golpeo y el daño añadido de su tacón de aguja parecían
la carta ganadora contra la presa de Seika, pero el abdomen de ésta era
extraordinariamente duro y no pudo vencer su fuerza.
¿De qué está hecha esta chica?-se preguntó la teniente
internamente-¿De diamante?
Para evitar que Margaret siguiera
haciéndole fuerza, Seika cambió su presa por un agarre de proyección,
lanzándola por los aires. La teniente se estabilizó en el aire con una
voltereta aérea y cayó elegantemente de pie, tras lo cual se ajustó las gafas con
una mano mientras con la otra asía su regla de manera impasible. Dirigió una
mirada penetrante a la Taimanin, a lo que ésta respondió recuperando su guardia
de Karate a la vez que le aguantaba la mirada. Con la mano que tenía adelantada
la instó para que le lanzara un ataque. La teniente no tardó en responder
lanzándose hacia ella girando sobre sí misma para culminar su giro con un golpe
de regla que la ninja paró agarrando el instrumento con la mano fuertemente.
Comenzaron a tirar entonces de la regla, Seika para intentar arrebatársela a su
dueña y Margaret para recuperarla.
Sin mediar palabra, la teniente
lanzó una patada frontal para apartar a Seika, pero ésta paró la patada con
otra patada, bloqueando el tacón de su enemiga con su amplia suela metálica
triangular, que actuaba como un escudo. Aburrida de aquello, Margaret puso
recta la mano que tenía libre y golpeó a Seika en la cara con el canto,
aprovechando el desequilibrio para volver a apoyar su pierna en el suelo y
recuperar la regla tirando de ella, tras lo cual dirigió un súbito ataque con
la misma, golpeando a la Taimanin en un hombro y evitando que pudiera
defenderse.
Es hora de derribarte.-dictaminó
Margaret-Discipline Strike!
(¡Golpe de disciplina!)
La militar desencadenó una
poderosa e inexorable combinación de golpes con su regla contra la adolescente,
dejándola indefensa y a merced de los dolorosos impactos. El último toque de
aquella fatídica combinación iba a ser una estocada frontal al esternón, pero
Seika se recuperó antes, se descolgó la lanza de la espalda y desvió la regla
de un lanzazo.
¿Te atreves a apuntarme con un
arma?-preguntó la soldado-Eso no cambiará mucho las cosas.
Margaret y Seika chocaron sus
armas: ambas eran muy duras y peligrosas, pero la ventaja en aquel caso era
para la Taimanin, pues la longitud de su arma le permitía mantener la
distancia, estando a salvo del alcance de la regla en todo momento, mientras
que la soldado tendría que acercarse para acertar un golpe, exponiéndose a la
peligrosa y enorme lanza. Para cambiar las tornas, la militar dejó de atacar y
esquivó el lanzazo que dejó sin corresponder con una voltereta, colocándose en
otro ángulo con respecto a Seika, aprovechando para atacarla por aquel
descubierto flanco. La ninja trató de parar el impacto, pero tardó demasiado en
interponer la lanza, que saltó por los aires al impacto, clavándose en el suelo
lejos de ella al caer, pero habiendo parado al menos el golpe con la regla.
Te has quedado sin arma.-apreció
Margaret-¡Veamos qué haces ahora!
Algo muy fácil,
realmente.-respondió Seika sin importarle demasiado haber perdido la lanza.
La militar lanzó otro elegante y
certero ataque, pero Seika la frenó con un rodillazo en el abdomen. El impacto
sorprendió y dañó a la mujer, quien abrió la mano instintivamente, soltando la
regla de manera momentánea, circunstancia que la otra chica aprovechó para
quitársela.
¿Quién se ha quedado sin arma
ahora?-preguntó la Taimanin.
Dame esa regla, Taimanin.-pidió
Margaret-Te arrepentirás si no lo haces.
La Taimanin puso los dedos índice
y corazón separados por encima de la regla y el pulgar entre ellos por debajo.
Haciendo un poco de presión, partió el instrumento por la mitad con su fuerte
mano.
¿Ha roto la regla con una mano?-Margaret estaba sorprendida-¿Cuánta fuerza tiene esta niña inexpresiva?
Lamentarás haber hecho
eso.-amenazó la teniente-Te voy a enseñar la disciplina a puñetazos.
Margaret alzó los puños. Lista
para boxear, comenzó a lanzar fuertes y potentes puñetazos contra la Taimanin,
quien los bloqueaba o los esquivaba como podía.
Boxeo…-pensó Seika-… muy útil
con su fuerza muscular, pero con muy poca técnica y un abanico de habilidades
muy reducido frente a las artes marciales japonesas.
Intencionadamente, la Taimanin se
dejó ganar terreno. Margaret comenzó a confiarse y trató de continuar con esa
ofensiva con objeto de empujar a su enemiga hacia el vacío desde la azotea en
la que se encontraban. Cuando verificó que su oponente estaba envalentonada,
Seika paró uno de los puñetazos y lo contraatacó con una llave de Aikido,
dejando a su agresora en el suelo.
¡YAAAAAAH!-gritó Seika.
Lanzó un puñetazo en vertical hacia
abajo, golpeando a Margaret y dejándola clavada en el suelo. Tras ello, se
levantó, agarró de nuevo su lanza y se la volvió a colocar a la espalda.
Vamos, levántate.-pidió-Sé que
tienes más que decir.
La teniente se incorporó apoyando
las manos en el suelo y posteriormente los pies. La rabia se reflejaba en su
rostro.
Voy a enseñarte a respetar a tus
mayores, jovencita.-dijo Margaret entre dientes-Esto no ha hecho más que
empezar.
La soldado se retiró la tira de
tela que llevaba cosida en el bajo de la falda, dejando ver bajo la misma un
ribete de cuchillas metálicas de aspecto pesado y amenazador.
¡Te haré pedazos!-exclamó la
teniente-Metal Skirt!
(¡Falda metálica!)
Con un porte elegante y
amenazador, Margaret se agarró la falda con las dos manos y se la levantó.
Debajo llevaba unos ajustados leggings con diseño de camuflaje que tapaban sus
piernas. Corrió hacia Seika mientras lanzaba la tela de su falda aprovechando
el volumen y el vuelo que tenía. También giraba sobre sí misma para darle
inercia y movimiento a la prenda.
Permíteme que lo dude…-susurró
Seika agarrando de nuevo su lanza.
Comenzó a parar las cuchillas de
la falda de su enemiga con la punta de la lanza. La tela era mucho más
envolvente y versátil que la rígida y recta regla, por lo que no pudo pararla
con tanta facilidad y pronto comenzó a recibir impactos y cortes por varias
zonas del cuerpo.
Ya no eres tan dura, ¿verdad?-se
jactó la teniente-¡Es tu fin!
Margaret clavó un tacón en una de
las heridas de Seika, dibujando al instante una mueca de dolor en su rostro.
No, ya no soy tan dura.-respondió
Seika-¡Ahora lo soy más!
Con una fuerza arrolladora, la
Taimanin agarró el pie de la soldado, se lo desclavó de la herida, se levantó y
lanzó a su enemiga por los aires.
Ninpô – Fushikakuzei!-exclamó la
ninja.
(¡Arte ninja! ¡Despertar del inmortal!)
La joven se curó de sus heridas
mientras su adversaria se recuperaba en el aire y caía en guardia frente a
ella.
Podrías haberme rematado en el
aire.-dijo Margaret en tono corrector.
No me interesaba.-se limitó a
responder Seika-Puedo hacerlo ahora.
Tu delgada lanza no puede parar un
arma con 360 grados de cobertura como mi falda.-se jactó la soldado-¡Lo siento
mucho!
La soldado volvió a lanzar sus
peligrosos a la par que seductores ataques giratorios, acercándose
amenazadoramente a la Taimanin con su falda.
Esta vez no voy a caer como la
anterior.-la advirtió Seika-Ninpô – Kinton no Jutsu! Busou Henshin!
(¡Arte ninja de los metales! ¡Transformación de Armamento!)
La joven convirtió su lanza en un
escudo y bloqueó todos los golpes de la falda. La anchura del escudo era tal
que impedía que la falda lo rodease para llegar hasta su cuerpo.
¡Sólo tengo que romper ese escudo
para dejarte indefensa!-bramó Margaret-¡Toma ESTO!
Lanzó un puñetazo contra el
escudo. Esperaba poder atravesarlo con su musculoso y potente brazo, pero se
sorprendió al verlo derretirse y metamorfosearse al contacto con su puño,
formando una pequeña y compacta cuchilla con forma de media luna con un asidero
recto que su dueña agarró para hacer un corte recto en la falda de su oponente.
¿Qué…-se sorprendió la teniente.
Tras ceñirse la pequeña costilla a
una correa de su uniforme, Seika agarró la falda por ambos lados del corte con
las dos manos y tiró de él con fuerza, agrandándolo y rajando la falda
totalmente, arrancándosela a su dueña y destrozándola con sus manos.
¡Ha burlado ya dos de mis armas con una facilidad pasmosa!-Margaret
comenzaba a ponerse nerviosa-¿Qué clase
de monstruo es esta Taimanin?
¡Te costará muy caro haberme roto
la falda!-chilló la teniente-¡HAAAAAAAAAAAAAAAH!
Saltó y se lanzó hacia la Taimanin
con una patada voladora. Le cruzó la cara con su bota metálica y la tiró al
suelo. Aprovechó el momento para patearla e impedir que se levantara. Cuando
hubo descargado suficientes patadas contra ella, le pisó la barriga con uno de
sus tacones de aguja y se limitó a mirarla con los brazos en jarras.
Voy a matarte lentamente, maldita
niñata insolente.-siseó.
Quiero verte
intentándolo.-respondió Seika con tranquilidad.
Agarró el pie de Margaret, venció
su fuerza sin problemas y la tiró de espaldas contra el suelo. Tras esto, se
levantó y se regeneró de sus magulladuras.
Maldita mocosa…-bramó la soldado
mientras se levantaba-… ¡voy a hacerte trizas!
Lanzó un fuerte puñetazo contra
Seika, quien lo esquivó y respondió con otro puñetazo, acertando de lleno en el
rostro de su oponente.
¡Me has roto las gafas!-gruñó la
soldado furibunda-¡Estúpida insubordinada! ¡Espero que seas consciente de la
suma que estás acumulando por todo lo que me has roto! ¡Te costará más caro de
lo que imaginas! Esto está pasando a mayores…
La teniente se desató el lazo
rojo, atándoselo en una mano. Acto seguido, se arrancó la camisa y se la ató en
la otra mano. Quedó entonces con su top deportivo negro, sus leggings de
camuflaje y sus botas metálicas como única vestimenta. Con aquellas vendas de
boxeadora improvisadas, Margaret corrió hacia Seika y comenzó una larga y veloz
sarta de puñetazos que no tardó en combinar con ágiles y potentes patadas. La
Taimanin respondió con golpes con sus extremidades para contrarrestar y
devolver la ofensiva de la soldado. Intercambiaron golpes durante varios
minutos.
¡Caerás!-amenazó Margaret-¡Tarde o
temprano caerás!
Imposible para ti.-respondió Seika
en voz baja-¡No puedes vencerme!
La ninja paró en seco a la
teniente con un golpe de palma en el estómago. Tras esto, la lanzó lejos con un
puñetazo en el esternón.
¡Ya estoy harta!-la militar se
cansó-Encajarás una de mis mejores técnicas. Punishing Kick!
(¡Patada castigadora!)
La teniente se lanzó hacia su
enemiga con una brutal patada voladora en la que había concentrado toda su
fuerza.
Ninpô – Kinton no Jutsu! Busou Henshin!-exclamó Seika.
La chica agarró la cuchilla
pequeña, la transformó en su arco y disparó una flecha contra la puntera
metálica de una de las botas de la militar. El choque de fuerzas hizo que la
bota se rompiera en pedazos.
¡Eres una ilusa si crees que mi
técnica no era más que eso!-amenazó Margaret.
Se giró en el aire y se preparó
para lanzar un golpe ascendente con la bota que le quedaba. Seika la paró con
el borde afilado del arco, haciendo presión para romperla también. La teniente
se vio descalza e indignada: su mejor patada había sido burlada por una
Taimanin recién graduada.
Ninpô – Kinton no Jutsu! Ya no
Arashi!-la joven y musculosa ninja continuó su asalto.
(¡Arte ninja de los metales! ¡Tormenta de flechas!)
Con su poder de conjurar metales,
Seika creó un gran número de flechas que comenzó a disparar a discreción.
Margaret necesitó muchas volteretas y piruetas para esquivarlas, pero algunas
le pasaron rozando, causándole arañazos y cortes. También le rasgaron los
leggings hasta dejarlos irrecuperables, por lo que optó por arrancárselos,
dejando al descubierto sus musculosas y largas piernas, cubiertas únicamente
por un pequeño pantalón negro corto muy ajustado.
¡Tendré que acabar contigo con el
combate cuerpo a cuerpo!-gruñó la soldado-¡Estoy lista!
Margaret se lanzó a por Seika, la
agarró y le hizo una llave contra el suelo. Tras esto, encadenó otra llave, y
otra más, y así sucesivamente hasta que vio que la Taimanin estaba sangrando
por varios sitios.
No te esperabas eso, ¿eh?-preguntó
la teniente-Boxeo, Sambo… las artes marciales también son mi especialidad. No
eres la única.
Pusilánime…-susurró Seika entre
jadeos.
¿QUÉ HAS DICHO?-Margaret no daba
crédito a lo que acababa de oír.
¡Pusilánime!-gritó la Taimanin-¡No
puedes contra mí! ¡Asúmelo!
Seika se levantó, volvió a
regenerarse y estampó a Margaret contra el suelo con una llave de lucha libre.
¡Zorra!-bramó Margaret-¡Te
astillaré el cráneo contra el pavimento!
Las dos mujeres siguieron
golpeándose e intercambiando llaves. Aquel frenético combate era muy
encarnizado: prácticamente se turnaban para golpearse la una a la otra contra
el suelo, retorcerse articulaciones y lanzarse golpes.
¿Qué te hace tan
impasible?-preguntó Margaret sorprendida tras mucho sangrar-Eres un bicho raro…
Kuroageha confía en mí.-respondió
Seika-No puedo defraudarla. Tengo que derrotarte en su nombre. Además,
técnicamente estoy fuera de tu alcance: soy más pesada, más musculosa, más
fuerte y conozco más artes marciales. Cuento con el arma que quiera tener entre
mis manos y tú estás casi desnuda. Eres más alta que yo, pero no más robusta.
Tus músculos no son nada frente a los míos y te estás agotando mientras yo me
regenero periódicamente. Admite tu derrota y tal vez no acabes muy malherida.
Me prometí a mí misma que no iba a volver a titubear ni a llorar en combate.
Soy la mujer que siempre quise ser, y no hay nada más fuerte que eso. ¡Nada!
Sí: el dolor de ver cómo matan a
tus padres en público.-respondió Margaret con una sonrisa sádica.
La teniente conocía la historia y
sabía que Seika aún era joven y acababa de madurar. Si conseguía
desestabilizarla, la derrotaría sin problemas.
No he visto nada más infantil y
rastrero en mi vida.-respondió Seika con sequedad-No sé cuántos años tienes,
pero los has negado todos con esa frase. ¿Tanto miedo me tienes que tratas de
jugar sucio? ¿Quieres que te dé razones para temer de verdad? ¿Las quieres?
¡Aquí las tienes! Ninpô – Kinton no Jutsu! Busou Henshin!
Seika transformó su arco en dos
gruesos y pesados puños americanos que se ciñeron perfectamente a sus manos.
Con ellos, arreció contra Margaret con una tempestuosa sarta de puñetazos,
causándole hematomas, magulladuras y sangrado por varias partes del cuerpo.
¡NGGGH!-la teniente se estaba
atragantando con su propia sangre.
¡Eres débil y tu sucio intento de
hacerme llorar con ese recuerdo tan doloroso lo corrobora públicamente!-gritó
Seika sin derramar una sola lágrima.
Padre, madre… os prometo que no lloraré.-pensaba Seika-Miradme y sentíos orgullosos. Maté a la
mujer Mazoku que intentó herir a mi
hermano antes de que vosotros nos dejaseis y ahora voy a derrotar a quien ha
osado reírse de vosotros, a una enemiga muy importante en nuestra guerra. Por
favor, cuidad de nosotros desde arriba. Os prometo que me convertiré en alguien
de quien podáis sentiros orgullosos eternamente. Dad mucho amor y protección a
Rito, que también está enfrentándose a un enemigo. ¡Os aseguro que la mujer que
en mí dormía despertó hace tiempo y que la niña ha quedado atrás! ¡Y MÍRAME TÚ
TAMBIÉN, KUROAGEHA! ¡CUMPLIRÉ TU ORDEN! ¡ESTO VA POR TI Y POR TODO EL EQUIPO!
Es una auténtica leona…-pensó Margaret-…no puede ser que tenga tantísima fuerza. Me ha vencido con una
facilidad impresionante. Se ha curtido muy bien. Ojalá hubiera sido… mi soldado…
en lugar de mi enemiga…
El último puñetazo de Seika pegó
la espalda de Margaret con la fachada del edificio contiguo, que estaba justo
al lado de la azotea en la que estaban, sin separación, y era más alto.
Y ahora…-dijo la Taimanin transformando
su arma de nuevo-… ¡ha llegado el final de este combate!
Sus puños americanos se
convirtieron en la maza doble tradicional del clan Sonozaki. Era idéntica a la
de Rito pero con el color azul característico del metal de su arma. Con ese
pesado instrumento de guerra, vapuleó violentamente a la militar, deshaciéndole el moño, dejándola
inconsciente y hundiendo finalmente su cuerpo contra la fachada de un pisotón,
abriendo un enorme boquete.
Y no vuelvas a hablar de mi
familia…-siseó la Taimanin-… ¡FURCIA!
¡MARGA!-oyó un grito de una mujer
cuya voz era familiar-¡MARGAAAAAAAAAAAAAA! ¿QUÉ TE HAN HECHO? ¿CÓMO HAS PODIDO
CAER ASÍ? ¡MARGA, NO! ¡RESISTE!
La voz era de la sargento Layla
Phoenix, que se encontraba en la azotea de un edificio cercano. Se estaba
enfrentando contra Kuroageha, quien aprovechó el descuido de su enemiga para
mostrarle su dedo pulgar a Seika.
¡BIEN HECHO, CAMPEONA!-gritó la
Taimanin para que Seika la oyera.
Orgullosa y abrumada, Seika se
limitó a levantar el puño en señal de victoria como respuesta.
¡SÓLO QUEDA ESTA ZORRA!-exclamó
Kuroageha-¡ME ENCARGARÉ DE LIQUIDARLA! ¡TÚ VE A BUSCAR AL RESTO!
Kuroageha lanzó una patada
giratoria contra Layla, sacándola de su conmoción y devolviéndola al combate.
Mientras tanto, Seika comenzó a
peinar las calles saltando de azotea en azotea para buscar a sus compañeros.
Lo he conseguido.-pensaba-Si
hubiera entrado en razón antes… las cosas habrían sido diferentes. He sido una
niña durante demasiado tiempo. Si me hubiera fijado más en la excelente
compañía que me rodea, si les hubiera hecho caso… habría aprendido lo
importante que es la autoestima y habría fortalecido mi determinación y mis
habilidades antes. No voy a lamentarme más, pero, ahora que lo he entendido…
¡no voy a parar de crecer hasta hacerme una mujer invencible! ¡Nunca nadie
volverá a mirarme por encima del hombro! Soy Seika Sonozaki y estoy orgullosa
de mi cuerpo, de mi mente y de mi apellido. Padre, madre… ¡observadnos crecer!
¡Honraremos vuestros nombres!
Seika, quien había sido durante
muchos años una persona tímida, introvertida y con poca fe en sí misma a pesar
de sus excelentes resultados, se estaba convirtiendo a gran velocidad en
alguien fuerte y sólido como un pilar. Había logrado derrotar a una temible
teniente del ejército de Estados Unidos casi sin pestañear. Entendió que no
habría podido hacerlo hacía un año o menos, pues su mentalidad no le habría
permitido ejecutar las habilidades que ya tenía pero no se atrevía a usar.
Había vencido de manera humillante y aplastante a alguien de mayor edad, con
más experiencia y, probablemente, más conocimientos. Le había dado la misma
lección que ella acababa de aprender: nunca hay que dejar de formarse y de
confiar en uno mismo. Nunca hay que dejar de sentirse orgulloso de cada paso
que se da para perseguir una meta, y nunca hay que subestimar a otros que
persiguen las suyas. Probablemente Margaret había perdido por exceso de
confianza y falta de valoración hacia su oponente. Seguramente le dolería más
el orgullo que el cuerpo al despertarse después de aquella paliza. En su
interior, la joven Seika rezaba por no cometer nunca el mismo error.