TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 67: Truncamiento
Grant apuntaba a Engel con su
bastón.
¡Escoria!-le espetó-¡Acabaré
contigo!
Permíteme que lo dude.-respondió
Engel con un tono burlón mientras chocaba sus puños entre sí.
Tus puños metálicos no me dan
miedo, sabandija.-amenazó Grant mientras se ajustaba las gafas con una mano.
¿No tratas de usted a un
soldado?-el desertor trataba de desestabilizar mentalmente a quien se iba a
enfrentar con él.
A un soldado siempre.-informó el
joven y estricto militar-A un criminal como tú, ¡JAMÁS! ¿Qué has hecho para
merecer respeto? ¡Canalla!
¿Canalla?-se burló Engel-¿No
tienes otro insulto más adaptado a este siglo? Eres un carca por dentro y por
fuera, por lo que veo.
¡A callar!-bramó Grant-Punishing Strike!
(¡Golpe castigador!)
¡JA!-Engel soltó una risotada
burlesca a la vez que paraba el bastón de Grant con uno de sus puños-¡Ridículo!
¡Y aún me queda un puño libre!
El joven alemán trató de lanzar un
puñetazo contra el militar estadounidense, pero éste se apartó saltando hacia
atrás, separando su bastón del otro puño de su contendiente.
Un puño que no te sirve de nada si
no puedes alcanzar con él a tu objetivo.-reparó Grant-¡Perdiste este combate
antes de empezarlo, desgraciado!
Grant giró sobre sí mismo y
aprovechó la inercia del movimiento para lanzar un golpe circular con su
bastón, impactando en el hombro derecho de Engel, quien se hincó de rodillas en
el suelo en medio de un chillido de dolor.
Duele, ¿eh?-preguntó el estratega
estadounidense con una expresión facial macabra-Nadie puede resistirse a mi
vara castigadora. ¡Es la hora de tu castigo, Engel Klage!
El chico lanzó un bastonazo
vertical hacia la cabeza de su enemigo, pero éste lo paró tensando unas tiras
de hilo metálico entre sus manos, amortiguando el golpe en mitad de su
recorrido y llegando a pararlo en seco.
La clave de tu estilo de lucha
está en la tecnología de tu bastón, no en tu propia fuerza.-apreció Engel-Eso
quiere decir que eres débil físicamente o, al menos, no tan fuerte como yo.
¡Ésa será la premisa que acabe contigo! ¿Qué harás contra mí sin tu bastón?
¡Intenta quitármelo!-lo provocó
Grant.
Con un agilísimo movimiento, el
militar retiró el bastón de encima de los hilos y lo pasó recto por debajo de
ellos, golpeando a su enemigo en la nariz con la punta del arma. El joven
alemán se llevó ambas manos a la cara mientras gritaba de dolor y se retorcía.
¡Es inútil!-dictó Grant-¡No puedes
vencerme! PUNISHING STRIKE!
(¡Golpe castigador!)
Grant hundió la punta de su bastón
en la rodilla izquierda de Engel, causándole un dolor muy agudo e intenso.
¡Cabrón!-gritaba Engel mientras se
retorcía-¡Te mataré! ¡Eres hombre muerto! ¡Acabaré contigo!
Desde el suelo, lanzó una patada
alta, sorprendiendo a Grant y lanzándolo hacia atrás. Con esto, ganó distancia
para ponerse en pie y, cojeando a causa del impacto, se acercó a su enemigo lo
más rápido que pudo y le propinó un feroz puñetazo en el esternón.
¡AGH!-gimió Grant.
¡Te pillé!-le espetó Engel-¡TOMA
ÉSTA!
El duro e implacable puño
americano de Engel pasó fugazmente por la cara de Grant en un violento golpe
que le provocó un doloroso tirón en el cuello.
Y esto no es nada…-amenazó el
alemán-… ¡VOY A TORTURARTE!
Giró sobre sí mismo y lanzó una
patada a gran velocidad contra Grant, pero éste la paró con otra patada.
¡Qué valiente!-apreció
Engel-¿Intentas enzarzarte conmigo en un mano a mano? ¡Eres muy lento y débil,
demasiado para lo que yo soy! ¡HAAAAAAAAAAH!
Engel se despegó de Grant y lanzó
otra patada, que también fue bloqueada por una patada en sentido contrario por
parte del último. Tras esto, el militar trató de lanzar una patada frontal,
pero el desertor fue más rápido y lo abatió con una patada giratoria en salto.
¡Las tornas han cambiado!-lo
amenazó Engel-¡Te voy a machacar los huevos de un puñetazo! ¡Despídete de tu
hombría!
Desde el suelo, Grant levantó su
bastón y lo agitó, golpeando la rodilla izquierda de su enemigo nuevamente.
No, no lo creo.-dijo-Voy a
machacar yo tu existencia.
Aprovechando que Engel se había
hincado de rodillas en el suelo nuevamente, Grant se agarró de sus hombros e
hizo fuerza para levantarse, tirándolo a él de paso. Desde esta posición, lo
agarró por la espalda, le hizo una llave y lo sometió en el suelo,
presionándole la nuez con el bastón.
Me…me…-tartamudeaba Engel-…falta
el…a…a…aire… ¿cómo ha… podido… pasar…?
Hasta nunca.-se despidió Grant.
¡NO!-bramó Engel empujando el
bastón con las palmas de las manos.
Al tener a Grant en su espalda y
sujetando el bastón por delante de él, Engel no pudo deshacer la sumisión, pero
sí logró apartarse el bastón lo suficiente como para dejar de padecer aquella
sensación tan atenazadora. Aprovechó para desplegar el hilo metálico que
llevaba oculto bajo las mangas para atarlo en las muñecas de su enemigo y
cortarle las manos, pero éste se dio cuenta y se apartó.
¿Me liberas al ver unos
centímetros de hilo?-se burló Engel-¡Cobarde!
No me acuses de cobarde cuando TÚ
deberías acusarte de idiota.-respondió Grant.
¿QUÉ?-gritó Engel al ver lo que su
contendiente estaba haciendo.
Grant había usado la punta de su
bastón para enroscar el hilo en ella y, con unos vehementes movimientos, hizo
que el resto de los metros de hilo que el enemigo llevaba ocultos fuesen
descubiertos. Con varios giros, hizo que este hilo estrangulase a su dueño.
Insisto: HASTA NUNCA.-repitió el
soldado.
Dio un bastonazo al aire,
provocando un tirón en las fibras del hilo metálico, que acabaron por decapitar
a Engel.
Menudo tirón…-comentó Grant en voz
alta mientras estiraba el cuello para reponerse del dolor muscular que le había
causado el puñetazo.
El resto de soldados miraron
sorprendidos al estratega.
¡No pongan esas caras!-ordenó-¡Sólo
he derrotado a un enemigo! ¡Hagan lo propio con los suyos!
Los demás soldados, que estaban
enfrentándose a Kaiya, a Remigio, a un ejército de esqueletos, a otro de
Taimanin y a otro de soldados de los Fuuma, se pusieron en marcha de nuevo.
. .
.
Esto del comité de bienvenida es
tan cliché...-se quejó Hagane mientras dejaba ver que estaba aburrido.
Dejádmelos a mí.-pidió
Yamiyuki-Lleváis mucho tiempo peleando y yo todavía no he luchado contra nadie.
Los cinco amigos se retiraron para
dejar a su líder hacer de las suyas. Con elegancia y rapidez, Yamiyuki
desenvainó la nodachi y cortó por la mitad a tres hombres en el trayecto.
¡Menudo dominio del Iaido!-comentó
Shirubei-Da gusto verlo.
Había bastantes más soldados allí.
Comenzaron a disparar, no sólo contra Yamiyuki, sino también contra los otros
chicos.
De eso nada.-siseó Yamiyuki.
Con un rápido gesto de sus manos,
se levantó un muro de fuego que protegió a sus compañeros, deshaciendo todos
los disparos de energía. Los disparos que iban dirigidos hacia el propio
Yamiyuki fueron esquivados con ágiles y elegantes piruetas. Al aterrizar de su
última voltereta, el chico agarró al soldado que más cerca tenía de un hombro
con una mano y le destrozó la placa abdominal de la armadura con un rodillazo,
llegando a su propio cuerpo, en el cual causó estragos: el casco del soldado se
tiñó por dentro de la sangre que había vomitado. No tardó en desplomarse.
¿En serio tienen esa capacidad los
refuerzos metálicos del traje nuevo?-se sorprendió Inuhito.
La fuerza de Yamiyuki también
tiene mucho que ver.-respondió Rito-Por muy duro que sea el uniforme de
combate, si el rodillazo no hubiera sido bueno, no habría conseguido nada.
¡YAAAAAAAAAAH!-gritó el líder del
equipo Taimanin.
Girando sobre sí mismo, describió
un círculo con la nodachi, cortando a varios soldados más. Tres de los restantes
se acercaron a él por la espalda, pero fueron descubiertos rápidamente y
castigados con un lanzamiento de numerosos shuriken que atravesaron sus
armaduras.
Tenéis muy poca capacidad de
sigilo…-les espetó el chico.
Se giró a los soldados que quedaban.
Clavó la nodachi en el suelo y les quitó las armas con veloces y directos
impactos con las palmas de las manos. Tras ello, los derribó a patadas hasta
romper sus cascos para poder asestarles una herida letal en el cráneo.
Sigamos, chicos.-pidió Yamiyuki
mientras desclavaba su arma del suelo y la guardaba en la funda.
Tras avanzar unos metros,
comenzaron a ver una zona iluminada en la que pudieron distinguir la celda en
la que Philell y sus compañeros estaban encerrados. Justo cuando iban a
acercarse a ella, tres robots gigantescos con cañones en los brazos aparecieron
de entre las sombras y se posaron frente a ellos.
Sabía que tenían algo bajo la
manga…-dijo Yamiyuki con hastío.
Si tardamos demasiado en rescatar
a Philell, puede que nuestros planes no salgan tan bien como pensamos en su
momento.-observó Aoi.
Descuida, amigo mío.-respondió
Yamiyuki-Voy a acabar con ellos en un santiamén.
Aquellas enormes máquinas
parecieron escuchar las palabras del chico, pues comenzaron a disparar ráfagas
a gran velocidad. Los Taimanin se vieron obligados a dispersarse para evitar
ser alcanzados, pero los robots fueron más rápidos y acabaron por acertar con
sus disparos. El lugar se tiñó de gritos de dolor.
¡AAAAAAAAAAARGHHHH!-gritó
Hagane-¡Me ha dado en las piernas! ¡No puedo moverme!
¡MI CADERA!-aulló
Inuhito-¡JODEEEEEEEEEEEER!
¡Mierda!-gritó Shirubei mientras
veía salir la sangre de sus hombros-Estábamos tan cerca… no puedo creerme esto…
Ahhh…-Aoi no podía hablar, pues
tenía una bala en la garganta.
¡Aún no está todo perdido!-exclamó
Yamiyuki-¡Rito!
¡A la orden, capitán!-exclamó Rito
mientras las balas saltaban de su cuerpo por el efecto regenerador-¿Estás
herido?
No han podido darme.-dijo
Yamiyuki-Dime que puedes curarlos…
¡Claro que puedo!-respondió Rito
solemnemente-Sólo necesito que esos robots me dejen…
No volverán a disparar jamás.-dijo
Yamiyuki seriamente, tras lo cual se encaró a ellos-¡VOY A DESTROZAROS!
El chico sacó de su espalda dos
armas metálicas plegables. Al desplegarse, se revelaron como bastones plateados
con una hoja enorme en forma de cuarto de luna. Agitó ambos bastones y del
interior de ambos salieron disparadas sendas cadenas que condujeron las hojas
de los extremos hacia los enemigos. Con armónicos y sincronizados movimientos,
Yamiyuki hacía que las hojas fueran hacia donde él quería, golpeando repetidas
veces a todos los robots y causándoles cortes superficiales. Tras varios
segundos de combinación de golpes, el chico comenzó a desplazarse fugazmente de
un punto a otro del oscuro campo de batalla, haciendo que las trayectorias de
las cuchillas fueran mucho más complicadas y veloces. Los cortes eran cada vez
más fuertes, llegando a un punto en que los robots, incapaces de disparar,
comenzaron a caerse a trozos.
Nunca jodáis a mis amigos.-susurró
Yamiyuki tras plegar y recolocar sus armas.
¡Eso ha sido increíble!-exclamó
Aoi.
¡Aoi!-gritó Yamiyuki girándose
hacia él-¡Puedes hablar de nuevo! ¿Estás bien?
Vio que sus cinco amigos
levantaban los pulgares. Tenían algunas roturas en los uniformes, pero sus
cuerpos se habían regenerado completamente.
Todo gracias a Rito.-dijo
Shirubei-¡Te debemos una, tío grande!
El veros sanos y salvos es el
mejor regalo que podéis hacerme.-susurró Rito-La deuda queda saldada… pero
estoy muy agotado, he necesitado energía vital a raudales para curaros a todos…
No te cansarás mucho de aquí en
adelante.-le aseguró Yamiyuki-Ya hemos llegado a nuestro objetivo.
¡Taimanin!-exclamó Philell cuando
los chicos terminaron de acercársele-¡Habéis vuelto!
Así es, Philell.-respondió
Yamiyuki-Los Neo-Nómadas están atacando a Nioiko y a los suyos. Hemos
aprovechado que sabíamos todo sobre este asalto para unirnos y liberaros. Si
nos damos prisa, podréis acercaros a los Mazoku a los que ha engañado ese
desgraciado y abrirles los ojos. Se unirían a vosotros en tal caso.
¿Vais a liberarnos?-preguntó
Philell con alegría.
¡Nos debéis una muy gorda!-gruñó
Shirubei a modo de respuesta mientras destrozaba la puerta de la celda con sus
garras.
Eh, mocetón…-le dijo Vega con un
tono sensual-…muchas gracias por lo del agua… ¿puedo agradecértelo con un
polvo?
Rito, encuentra la bañera de esta
tiparraca y pégale un mazazo.-dijo Shirubei.
¡Oye!-Vega se molestó.
Estás muy buena, pero no estoy de
humor.-le explicó Shirubei-Casi nos matan por venir a salvaros. Más os vale que
os portéis ahí arriba.
Te entien…-intentó decir Philell.
¡No me vengas con el rollo de que
entiendes que no podamos veros como amigos!-pidió Shirubei-¡No tengo la mente
tan cerrada! ¡Entiendo que no todos los Mazoku sois malvados y entiendo que queráis
lo mismo que nosotros, pero no me pidáis que me muestre amable con vosotros
cuando he visto a mis amigos a punto de morir! ¡ES LO PEOR QUE HE VISTO DESDE
QUE UN DÍA, DE LA NOCHE A LA MAÑANA, MI PADRE PASÓ DE CORRER COMO UN GUEPARDO A
ESTAR EN UNA SILLA DE RUEDAS! ¡NO ES NADA PERSONAL!
¡Shirubei!-exclamó Hagane
abrazándose a él-Estamos bien...ha sido todo muy rápido, desagradable y
horripilante, pero ha pasado tal como llegó.
Rito se acercó a Shirubei y le
agarró un hombro, tras lo cual se acercó a su oído.
No te vengas abajo.-le pidió entre
susurros-Entiendo que estés nervioso por la situación, pero, si tanto crees que
me debes una, por favor, sonríe por mí.
Lo siento, chicos…-dijo Shirubei-…he
metido la pata, ¿verdad?
Todos nos equivocamos.-dijo
Yamiyuki-No te pediré que no estés iracundo, pero sí me gustaría que tu rabia
la lanzases contra los Fuuma, los verdaderos culpables de esta situación.
Tras unos minutos más de diálogo,
el grupo, ahora ampliado, volvió a ponerse en marcha. Necesitaban encontrar la
espada de Uro y la bañera de Vega para poder unirse al combate. Mientras los
buscaban, Inuhito se acercó a Shirubei.
Yo siento que tengo que darte las
gracias.-dijo Inuhito.
¿Por qué?-se extrañó Shirubei.
Por ser lo suficientemente
valiente como para admitir que no te encuentras en tu mejor momento después de
todo lo que ha pasado.-le explicó el otro chico-Me has dado el empujón que me
faltaba para poder admitir que estoy ardiendo por dentro porque sé que tarde o
temprano tendré que chocar aceros con mi hermano… o con el demonio que posee a
mi hermano.
Al terminar de hablar, se dieron
cuenta de que Uro ya tenía su espada. Por su parte, Vega ya se había instalado
en su bañera.
¡Por fin!-exclamó la nereida-¡Qué
gusto!
Es hora de volver al epicentro de
la batalla.-dijo Yamiyuki-Tenemos que ponerle fin a ella y a los Fuuma.
. .
.
En el campo de batalla, la
situación seguía siendo completamente caótica. Mientras comandaba a los
esqueletos, Will se batía en duelo con Kuroageha, quien no paraba de moverse y
ocultarse como una auténtica francotiradora.
Deja de invocar a esos putos esqueletos…-pensaba Kuroageha mientras
trataba de dejar a Will fuera de combate con sus dardos-…no me obligues a usar… ¡ESTO!
La chica dejó de lado su cerbatana
y, con la otra mano, con la que sujetaba la flauta, comenzó a tocar una melodía
especial. Un zumbido ultrasónico recorrió el campo de batalla. El cuerpo de los
Mazoku comenzó a vibrar y a inestabilizarse.
Inaudible e inocuo para humanos, mortífero para demonios.-Kuroageha
hablaba consigo misma mientras peleaba desde la distancia-La frecuencia óptima para la entrada en resonancia de los cuerpos de
los Mazoku.
Aprovechando el ataque de ondas
mecánicas de Kuroageha, los Taimanin se pusieron en marcha: tanto los que
atacaban cuerpo a cuerpo en el suelo como los que lanzaban asedios aéreos y
subterráneos aunaron esfuerzos para reducir el número de individuos vivos en el
campo de batalla.
¡Escuadrón incendiario,
avanzad!-ordenó Kuroageha dejando de tocar un instante-¡Es hora del ataque de
fuego!
Una armada de Taimanin vestidos de
rojo, naranja y plateado comenzó a dispersarse por el campo de batalla.
Conjurando unas técnicas especiales colectivas, comenzaron a extender las
llamas por todo el territorio. Terminada su orden verbal, Kuroageha había
vuelto a tocar, por lo que los Mazoku quedaban indefensos ante las llamas,
dejando que los demás Taimanin pudieran encargarse con más libertad de los
Fuuma y los militares.
¡Es el momento de alimentarnos de
las llamas, hermana!-exclamó Kaen desde las alturas-¡Causemos una explosión!
La joven saltó desde su posición
estratégica hacia el fuego. Kouen emergió del suelo y se lanzó al encuentro de
su hermana.
¡Es hora de causar el caos
absoluto!-gritó Kouen.
Ninpô!-gritaron a coro las dos
hermanas.
(¡Arte ninja…)
KATON NO JUTSU!-tres voces
terminaron la conjuración del ataque.
(…del fuego!)
Yamiyuki había aparecido ágil y
súbitamente entre sus dos hermanas y se había unido al ataque. Juntos, los tres
hermanos causaron una enorme explosión que sacudió a las fuerzas enemigas.
¡La caballería está aquí!-exclamó
Shiena contento mientras peleaba a patadas con un grupo de soldados.
¡Han liberado a los rehenes!-se
sorprendió Veena-¡Les llevamos ventaja ahora!
Los cinco miembros restantes del
equipo Yamiyuki se lanzaron al ataque. Se les unieron Uro y Vega, quienes sólo
atacaban a los soldados rasos de los Fuuma y a las fuerzas de Tigres Black,
pero no a Kaiya, ni a Will, ni a Remigio ni a los esqueletos. Por su parte,
Philell se dirigió al encuentro de Kuroageha, quien había bajado de los árboles
para recibirlo.
Hola, Taimanin Kuroageha.-saludó
Philell.
Hola.-respondió ésta-No dejaré que
te toquen en este combate… al fin y al cabo, si no hubiera sido por tu
intervención aquel día, yo habría muerto.
Me alegra enormemente contar con
tu protección.-prosiguió Philell educadamente-Necesito estar cerca de los
sicarios de Nioiko: es hora de contarles la verdad.
En medio del fuego cruzado,
Kuroageha escoltó a Philell hacia el emplazamiento de Kaiya y Remigio, quienes
seguían batiéndose contra los soldados. Por el camino necesitaron dar cuenta de
algunos enemigos, la joven con sus potentes ataques de ondas sonoras y el
demonio con sus débiles pero extensos ataques de tentáculos.
¡Remigio!-exclamó Philell al
llegar al lugar donde estaban los Mazoku con los que quería hablar-¡Kaiya
Minobe!
¿De nuevo el farsante que quiere
vendernos al mejor postor con el falso principio de la integración social entre
hombres y demonios?-preguntó Kaiya.
¡No!-negó Philell-¡El farsante es
Nioiko! ¡Nioiko Fuuma es el hermano menor de la mujer que ayudó al verdugo de
tu hermana a capturarla! ¡Nioiko Sakaguchi no existe, es una tapadera!
Mientes.-le espetó Kaiya.
No miento y lo sabes.-respondió
Philell-¿No lo sospecháis ya? ¿No sentís cosas extrañas? ¿No habéis empezado ya
a pensar que estáis siendo drogados? ¡Nioiko no sólo es un farsante y un
manipulador, sino que también os droga para hacer que sus artimañas sean más
creíbles!
¡Maldito…-Kaiya alzó su martillo.
Tenemos que dejar de engañarnos,
Kaiya.-dijo Remigio-Hemos hablado de esto varias veces. Es doloroso admitir que
nos hemos equivocado estrepitosamente, pero así ha sido.
Will irrumpió en el lugar seguido
de una horda de esqueletos.
Por fin te encuentro,
francotiradora.-dijo Will apuntando a Kuroageha con sus armas-Remigio, Kaiya,
no os fiéis de esta sabandija.
Los soldados, encabezados por
James y Gordon, reanudaron su ataque.
¡Muy bonito!-les dijo Gordon-¡Pero
no hemos venido aquí a ver una película! ¡Es nuestro deber acabar con todos
vosotros!
¡Y una mierda!-les espetó
Kuroageha acercándose una mano a la boca.
Con sus poderes de sonido, emitió
un silbido muy potente con la ayuda de sus dedos. Esto era una señal
estratégica del equipo Kuroageha que hizo que Veena, Shiena y Seika apareciesen
allí rápidamente.
¡A por los hombres!-exclamó
Kuroageha.
Seika, puro músculo, comenzó a
forcejear con Gordon, que era el más fuerte del pelotón. Shiena y Veena se
repartieron a los restantes con ágiles combinaciones de ataques, aunque seguían
siendo pocos en comparación con los soldados.
¡Will!-suplicaba Philell-¡Tienes
que creerme! ¡Os han estado engañando!
James, Grant, Émile, Christian, Púrpura,
Andrei y Leon eran demasiados para Shiena y Veena. Cuando todo apuntaba a que
iban a ser superados, una fuerza que nunca antes habían visto tumbó a James y a
Andrei de un golpe. Veena no podía creer lo que veía.
¿¡Doctora Himehagi!?-se
sorprendió.
Saki Himehagi, la médico de los
Taimanin, también estaba en el campo de batalla. Lideraba al equipo médico,
como no podía ser de otra manera. Su técnica había dejado fuera de combate a
dos soldados. Émile, Leon, Grant y Púrpura trataron de contraatacar lanzándose
hacia ella, pero fueron repelidos por unas jeringuillas que volaron hacia ellos
y se les clavaron, inyectándoles relajantes musculares. Detrás de la doctora
Himehagi apareció otra mujer.
¿¡Usted también, doctora
Noriden!?-esta vez fue Shiena el sorprendido.
Mitsuyo Noriden, enfermera,
científica y Taimanin, también formaba parte del equipo de Saki Himehagi. Sus
fármacos de combate la hacían famosa en el campo de batalla.
¡Sólo queda el tal Gordon
Powers!-exclamó Shiena motivado.
¡RAAAAAAAAAAAAAAGHHHH!-gritó Seika
en respuesta.
Liberando toda su fuerza interior
con un grito, Seika venció la fuerza de Gordon y lo estampó contra el suelo,
abriendo un boquete con su cuerpo.
Listo.-dijo Seika entre sudor y
jadeos.
¿Lo entendéis?-oyeron preguntar a
Philell.
Al parecer, mientras los Taimanin
se encargaban de los militares, Philell había terminado de demostrarles a Will,
Remigio y Kaiya que habían sido engañados.
Sus piezas encajan con las
nuestras.-dijo Remigio-Hemos sido utilizados. Es una deshonra, sí, pero todavía
podemos trabajar por la causa. Podemos vengarnos.
No puedo creerme que he estado
ayudando a un familiar del hombre que le hizo eso a mi hermana…-Kaiya se
llevaba las manos a la cabeza.
¡Me da igual todo ahora
mismo!-bramó Will enfurecido-¡QUIERO IR A POR NIOIKO!
Todos los esqueletos de Will se
dedicaron a buscar a Nioiko. No tardaron en sacarlo de su escondrijo.
¿Qué está pasando?-se extrañó
Nioiko mientras pataleaba para que los esqueletos lo soltaran.
¡NIOIKO FUUMA!-gritó Will-¡NOS
HEMOS ENTERADO DE TODO!
¡Mierda!-pensó Nioiko-¡Ahora
sí que estoy jodido!
Si de verdad habéis entendido mi
explicación…-dijo Philell-…me gustaría que me ayudaseis a atrapar a Nioiko.
Ya no es nuestro aliado.-dijo
Kaiya secamente-Tal vez te debamos una disculpa, pero no es el momento ni el
lugar. Ya hablaremos. Considera esto una tregua.
¿Vais a venderme, Kaiya?-preguntó
Nioiko sorprendido mientras los esqueletos lo llevaban hacia ellos.
Vamos a darte de tu propia
medicina, embustero.-respondió la mujer Mazoku.
Finalmente, los esqueletos dejaron
a Nioiko arrodillado ante Will. Lo acompañaban Kaiya, Remigio y Philell, todos
en guardia.
¡No lo soltéis, mis fieles
esbirros!-pidió Will a los esqueletos.
Por detrás de ellos peleaban
Kuritöö y Benibatsu. Al ver a los soldados abatidos por el fuerte ataque del
equipo médico, la científica se acercó a ellos.
¡No flojeéis!-les espetó-¡Tenéis
que levantaros y pelear!
La mujer demoníaca les administró
unos fármacos y los levantó del suelo con sus tentáculos.
¡En pie y a pelear en nombre de
Tigres-sama!-les ordenó.
¡Sí, doctora, gracias,
doctora!-exclamó James.
Parece que mientras estábamos en
el suelo, ese Nioiko se ha quedado sin amigos…-observó Púrpura.
El andrógino soldado apuntó al
lugar donde los esqueletos tenían agarrado a Nioiko, quien trataba
desesperadamente de librarse de aquello.
¡Soltadme!-pidió Nioiko-¡Esto es
un malentendido!
¡Das lástima y vergüenza, Nioiko!-bramó
Will-¿Un malentendido? ¡En los malentendidos nadie pone droga en la comida de
los demás! ¡Lo sospechábamos desde hacía tiempo y ahora nos lo han corroborado
todo!
En ese caso, tendré que tirar de
lo único que me queda.-susurró Nioiko-¡ELIZABETH, TE NECESITO! ¡RESCÁTAME!
La mujer robot saltó desde el
sitio estratégico en el que estaba escondida y acabó con los esqueletos con sus
tentáculos artificiales. Tras esto, se dispuso a pelear con Will, pero fue
interrumpida súbitamente por los soldados de Estados Unidos, quienes
irrumpieron en el lugar con toda su fuerza.
¡Es nuestra oportunidad!-gritó
James-¡Recuperemos a Elizabeth!
¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-gritó
Gordon mientras se abalanzaba hacia la robot.
El musculoso y forzudo joven
agarró a Elizabeth y la tiró al suelo.
¡La tengo!-bramó Gordon-¡Me está
atizando muy fuerte con sus patadas! ¡Apagadla! ¡Tenemos que llevárnosla
intacta! ¡Ingeniero de campo! ¡Christian, por favor!
Ágil y elegantemente, Christian
saltó hasta Elizabeth y conectó un ordenador de mano a su cuello con un cable.
Tras teclear varios comandos, la máquina de tentáculos electrónicos se apagó y
dejó de forcejear.
¡La tenemos!-exclamó Gordon
contento-¡Cargaré con su pesado cuerpo hacia un lugar donde puedan llevársela a
nuestras instalaciones! ¡Cubridme!
Mientras Gordon se retiraba, en
las mentes de todos los combatientes se dibujaba la misma idea. A partir de aquel
momento, absolutamente todos los allí presentes tenían un único objetivo:
Nioiko.